#NiUnaMás
La luz de Lucía: nuevo juicio para el femicidio que sacudió al país
Lecciones de la lucha que logró anular el vergonzoso fallo que debajaba impune el femicidio de Lucía Pérez. De Mar del Plata al primer Paro Nacional de Mujeres, las movilizaciones siguieron frente a los Tribunales de Casación en La Plata, donde se dio vuelta la historia. Por qué sirve estar en la calle. Por Anabella Arrascaeta.
Marta Montero se despertó a las 5 de la madrugada para ir a trabajar como enfermera en el Hospital Interzonal de Mar del Plata. A la salida la pasó a buscar Matías, su hijo mayor, de 23 años. Llegó a su casa y fue directamente a bañarse, parte de trabajar en un hospital en medio de una pandemia. Escuchaba que su celular sonaba. Las llamadas perdidas eran del fiscal de Casación Carlos Altuve. “Salió la sentencia -me dijo-. El juicio se va a hacer de nuevo. Qué bien -le dije yo- la verdad que ante lo que usted me está diciendo no tengo reacción: ni enojo, ni gritar, ni alegría, no es que me da lo mismo, pero no me voy poner nunca feliz ni contenta porque no la tengo a Lucía. Es un paso más que hemos dado en la justicia”.
Mil cuatrocientos cuatro días después de que Lucía Pérez, 16 años, fuera abusada y asesinada, la Sala IV de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires resolvió anular el fallo que pretendía dejar impune su femicidio.
Juzgar a la víctima
El 8 de octubre de 2016 Marta volvió de trabajar a las 3 de la tarde. No había nadie en la casa. Guillermo, chapista, papá de Lucía, estaba en el taller mecánico de donde lo despidieron mientras pedía justicia por su hija. Las mascotas, cuatro perros y seis gatos, estaban adentro, no en el parque que la casa tiene al fondo. La computadora de Lucía estaba sobre la mesa. Su Whastapp decía que la última conexión había sido cinco horas atrás. El teléfono respondía con el contestador cuando Marta la llamaba. Matías estaba repartiendo agua; pasó por el taller del padre y, en el momento que estaba con él, recibió una llamada. Pasó a buscar a Marta, y fueron a la comisaria. “Lo lamento señora, su hija ha fallecido”, le dijo el comisario.
Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41 años, llevaron a Lucía a la sala de salud de Playa Serena. Llegó muerta. Un día después los apresaron en una camioneta Fiat Strada gris donde se encontraron 38 gramos de cocaína y 250 de marihuana. La causa fue caratulada como abuso sexual seguido de muerte. El tercer detenido fue Alejandro Maciel, 61 años, acusado de encubrimiento agravado por ayudar al lavado del cuerpo muerto.
Dos años después comenzó el juicio oral en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata. Los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale hicieron un minucioso análisis de la vida de Lucía: qué le gustaba escuchar, qué profesión quería seguir, con quién y de qué chateaba, con quién se acostaba, qué le gustaba fumar. El tribunal condenó a Farías y Offidani a ocho años de prisión y multa de 135 mil pesos por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. A Maciel lo absolvió: el sitio marplatense 0223 informó que murió este año por un cáncer de pulmón. Ninguno de los tres fue condenado por el femicidio ni por el abuso sexual. Los argumentos: Lucía “no era sumisa” y “tenía carácter”.
“Esto no termina acá, esto acá empieza”, dijo Marta abrazada por cientos de mujeres que en la puerta de los Tribunales lloraban de bronca después de escuchar El Fallo de la Vergüenza.
Foto: Vero APe Foto: Martina Perosa
Estar en la calle
Marta prepara el ramo: tres crisantemos violetas, uno blanco, y un clavel blanco que la chica que trabaja en la florería le regaló. Son sus flores preferidas, a veces lleva también rosas rojas. Otras flores amarillas y verdes, para recordar que a Lucía le gustaba escuchar reggae. Suele ir los domingos después de trabajar pero el último fin de semana estuvo atravesado por la noticia de que anularon el fallo que dejaba impune el femicidio de su hija y el pensar cómo seguir. Entonces fue al cementerio el primer día que tuvo franco, antes pasó por la farmacia por unas gotas que no pudo comprar porque la receta llevaba más de cuatro meses vencida. “Hay cosas que vas dejando, no vas haciendo”. Llevó las flores con Matías. El día había amanecido soleado pero se fue nublando, estaba frío y húmedo. “Hoy me pasó ver el cementerio como un lugar de paz. No es un sacrificio ir, todo lo contrario: es un lugar de tranquilidad. Es con el cristal que uno mire las cosas. Voy, le llevo un ramito, rezo, y después me vengo tranquila a casa”.
Pasaron casi dos años entre la sentencia en primera instancia que la familia de Lucía apeló y la decisión del Tribunal de Casación de anularla. Durante veintiún meses la familia de Lucía y el colectivo que la acompaña en la Campaña Nacional Somos Lucía no se quedaron quietas. Desde el Primer Paro de Mujeres hubo movilizaciones multitudinarias y sentadas de un puñado de personas frente al Tribunal. Gritazos, carteles, videos, remeras, asambleas. Caminatas con bombos y otras en silencio. Familias sobrevivientes de femicidios que se agruparon en un colectivo para compartir estrategias y abrazos en Plaza de Mayo. Cartas al presidente. El Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez que registra y sistematiza las violencias y lo que el Estado no hace para dar respuesta, aun estando obligado. Festivales y cientos de tarros de mermeladas caseras que se vendieron para costear los kilómetros que hay que recorrer en búsqueda de justicia.
La audiencia de apelación en La Plata fue días antes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. La respuesta tardó meses. Finalmente los jueces Carlos Natiello, Mario Eduardo Kohan y Fernando Luis María Mancini pidieron que un nuevo juicio se realice con “la premura que el caso amerita”, y en sus argumentos recordaron lo obvio: “No se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.
Los jueces recordaron que el Estado está comprometido en trabajar para prevenir y erradicar la violencia machista, y que quienes son parte del Poder Judicial tienen la obligación de “valorar la prueba con perspectiva de género”. Partiendo desde ahí calificaron como “un despropósito” la evaluación que en primera instancia hicieron sobre la vida de Lucía y consideraron que en ese accionar atentaron contra su intimidad y dignidad. “No nos pueden juzgar por lo que hacemos: queremos libertad”, había dicho en el Congreso de la Nación Marta Montero sobre el accionar de los jueces marplatenses después de conocerse la sentencia. Ahora también lo deja escrito el propio Poder Judicial.
¿Cómo interpretás, Marta, lo que pasó?
Como un paso fundamental, pero no un paso mío, es de todas, de todos y de todes. Hemos salido a pelear con lluvia, con frío, con el sol reventándonos la cabeza. Esto es tan grande que no queda solamente en esta familia. Es un tobogán: de acá saltamos para otro lado. Lucía va a tener justica y nosotros no vamos a parar más.
¿Por qué?
Porque es histórico. Marca un precedente. Lucía va a tener justicia, claro, pero va más allá. Esta sentencia es la herramienta para poder trabajar sobre otras cosas, por eso la imprimí y me la hice un módulo. La estoy resaltando, la leo, la aprendo: son herramientas. Los jueces de Mar del Plata se preocuparon más por echarle la culpa a Lucía, que lo que le hicieron. Eso es terrible y los jueces de Casación lo remarcan diciendo: “Esto no puede ser una prueba”.
¿Cuándo empezó a cambiar la perspectiva?
En la audiencia de apelación el fiscal Altuve les habló a los jueces y eso no fue gratuito. Se enfrentó a sus colegas, son sus superiores porque son jueces y él es fiscal, y a la vez son la misma maquinaria. No es fácil decírselos en la cara: el gran problema que nosotros tenemos se lo debemos a la justicia. Wow. No es gratuito. Se interpuso en la maquinaria y fue muy visionario en esa audiencia. Y muy directo: estuvo a la altura de la circunstancia.
Está pendiente el juicio político a los jueces, ¿qué expectativas hay?
Al tomar esta decisión el jury tiene que avanzar directo. Si Casación está diciendo que la sentencia está anulada, que está todo mal hecho, que trabajaron mal, esta gente se tiene que ir. Además está mal intencionalmente: no saber no te da derecho a culpar a la víctima. Eso es crueldad.
¿Se puede pensar en construir otra justicia?
Es un indicio, un empezar a pensar una justicia diferente. Creo que las personas, nosotros, tenemos las herramientas para poder hacerlo, solo tenemos que saber usarlas. Y nos tenemos que ocupar, que poner. Por ejemplo en Mar del Plata queremos una fiscalía para casos de violencia de género. Y vamos a luchar hasta que la vamos a conseguir, aunque parezca una locura. Cuando las Madres de Plaza de Mayo salían a caminar con todos esos milicos que mataban a los hijos también era una locura.
¿Cómo vinculás la lucha por el fin de la violencia machista con el legado de los derechos humanos?
En el fondo somos personas que salimos a luchar por los derechos de nuestros seres queridos. Somos los mismos, en otra época, en otro contexto político, pero luchamos por los derechos de nuestros seres queridos. Salimos a decir: nunca más puede pasar esto. Se juzgó a una criatura por un chat, porque Lucía era una criatura, el pecado fue comprar porro a esos tipos… Eso la llevó a la muerte. Ese derecho que tenía a la vida, a fumar, a ser lo que quería, la llevó a la muerte y eso no se veía, al contrario: hacía que alguien diga: “Ella tuvo la culpa, se lo busco, que tenía que hacer con esa gente”. Y que los jueces nos digan por disciplinamiento a todas: “vos te hacés la piola, te va a pasar esto.” Nunca más. Nosotros como familia escuchamos atrocidades sobre Lucía, podíamos entrar en un lugar de una tristeza tan grande que no te permita salir. Pero yo sé quién era mi hija. Y aunque hubiese sido la reventada más grande nadie tiene derecho a ponerle una mano encima sin su consentimiento.
¿Cómo se logró?
Cuando uno tiene una convicción y va, y va, y va, es como la gota que agujerea el piso. Yo creo que acá más que la masividad es el compromiso. Yo no tenía problema en ir, tomarme un micro seis horas y llegar aunque éramos cuatro. El hecho es ir, estar ahí molestando en ese lugar que es donde no te quieren ver. Necesitás firmeza y pedir claramente lo que querés. A nosotros nos funcionó estar en la calle. Por eso la sentencia tiene el sabor a la lucha que hemos hecho entre todas. Lucía unió, encendió una luz tan grande. Ahora viene un nuevo juicio y es volver a cero pero no somos los mismos: tenemos otra experiencia. Y no vamos a parar.
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Octubre con 18 femicidios, 2 travesticidios y 20 intentos de asesinato: datos actualizados del Observatorio Lucía Pérez sobre la violencia patriarcal
Mientras se celebraba el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en San Salvador de Jujuy, la propia provincia se conmocionó ante la noticia del femicidio de Natividad Cañizares, de 68 años. Fue el 12 de octubre. Cuando la multitud se preparaba para marchar desde las afueras hacia el centro de San Salvador de Jujuy, llegó la noticia de que Natividad había sido apuñalada por su ex pareja, un ex policía que fue detenido por los propios vecinos. Natividad ya había denunciado sin éxito el peligro en el que se encontraba. Ella vivía a cuatro cuadras de Florencia la casa de Florencia Sayes, asesinada en ese mismo barrio el mes anterior por su pareja. Florencia tenía una hija.
El contexto del que el Estado no parece hacerse cargo a fondo: el Observatorio Lucía Pérez registró en lo que va del año 158 huerfanxs por femicidios.
En lo que va del año el Observatorio, primer padrón autogestionado y público de violencia patriarcal, registró 254 femicidios y travesticidios en todo el país. Es decir 254 crímenes en los 306 días que lleva este año transcurridos.
Tomando solamente octubre, en el mes se registraron 18 femicidios en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Jujuy, Salta y Tucumán; y 2 travesticidios, ambos en la provincia de Buenos Aires. Y hubo 24 intentos de femicidio, lo que da cuenta de la violencia más que cotidiana que sufren las mujeres.
Pero los crímenes van más más allá: durante 2024 ya fueron asesinadas en el marco de esos femicidios, 20 infancias. En octubre, por ejemplo, fue asesinada Mía Morena Zapata, tenía 16 años, y vivía en González Catán, ciudad bonaerense. El dato eleva la cifra de muertes hasta hoy por estos crímenes a 274.
Otro dato estremecedor. Contando los 20 intentos de femicidio de octubre, el total anual hasta ahora se eleva a 213 tentativas de asesinato.
Un tema que no aparece en las agendas mediáticas, políticas, o judiciales: en 2024 se produjeron 84 desapariciones de mujeres en plena democracia, sin que el Estado, las policías o el poder judicial hayan logrado una respuesta sobre el destino de esas personas.
En el mes que culminó continuó la movilización social exigiendo justicia y un freno a laviolencia y la impunidad. Se organizaron 19 movilizaciones, lo que implica que durante el año ya hubo 268 marchas y reclamos en la calle contra la violencia patriarcal en todo el país.
Por otra parte, el número de funcionarios denunciados por distintas formas de violencia de género asciende a 568.
El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca. Toda la información producida es de público y libre acceso en www.observatorioluciaperez.org
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Cierre del Encuentro: la fiesta de la resistencia
(Desde Jujuy, en el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, por Anabella Arrascaeta/ Fotos: Lina Etchesuri).
“Hay una lucha ideológica y hay una lucha del sentir que no está solamente en la cabeza, no está solamente en el discurso. Nuestras abuelas dicen: ‘solamente luchamos por lo que amamos, y para amar tenemos que sentir’”, dice Avelina Rogel, autoridad espiritual de los pueblos indígenas del Ecuador, parada frente a la Casa de Gobierno en San Salvador de Jujuy. Avelina nos regala así una clave que atravesó el 37 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias: las luchas que se sienten.
Estas son algunas que se entrelazaron entre las más de 50.000 personas que habitaron el segundo día del Encuentro.
El agua
“Somos agua sagrada y el agua sagrada no se corrompe, las voces de las mujeres no se corrompen, el cuerpo de nuestras mujeres con toda la dignidad se levanta como cuerpo caminante”. Esa voz de mujer originaria irrumpió en la Plaza Belgrano, en el segundo día del Encuentro, cuando llegó la Marcha del Agua, que desde hacía doce días estaba caminando desde la Puna hasta la Casa de Gobierno jujeña.
Las mujeres que vinieron caminando tomaron el micrófono, después lo hicieron también los varones. Dijo una de ellas: “Para mí fue una sorpresa hoy llegar acá y que no se vea ningún policía, porque todos los años que llegamos caminando está plagado de policías, no nos dejan acercarnos a esta casa, que es nuestra casa del pueblo”.
Es que cada 12 de octubre de cada año las comunidades llegan hasta San Salvador de Jujuy para decir lo que debería ser obvio: “Necesitamos defender el agua, decir: abajo las mineras, abajo el litio”. Este año, su llegada se encontró con mujeres de todo el país que se reunieron para poner el cuerpo al espacio de convergencia más masivo de los feminismos. Además, se encontró con que esta misma semana en esta misma ciudad sucedió el “XIII Seminario Internacional: Litio en Sudamérica” con la presencia de los gobernadores del noroeste argentino, autoridades gubernamentales, y empresarios de la industria del litio.
Avelina y los abrazos: el encuentro de la vida.
Dice Avelina Rogel: “Además del encuentro de mujeres, es el encuentro de la vida, es el encuentro de la conciencia de entender que es momento de sumarnos, que todos y todas somos corresponsables de sostener la vida. Y me refiero a la vida diversa, porque también el sistema nos ha llevado siempre a pelearnos y a dividirnos. Por ejemplo: hoy entró la Marcha del Agua y nos preguntamos ¿dónde está toda la marea feminista?”. Aunque la plaza Belgrano estaba colmada no todas se acercaron a escuchar, pero Avelina y otras mujeres de distintas comunidades decidieron habitar el Encuentro: fueron a asambleas, sahumaron la Universidad tomada por las y los estudiantes, y marcharon por las calles de San Salvador. Cuando la noche llegó, bailaron en la misma plaza que a la mañana las recibió.
La educación
La Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy está tomada como respuesta al ahogo presupuestario que se concretó con el veto a la Ley de Financiamiento Educativo. Las estudiantes jujeñas decidieron en una asamblea de más de 200 personas convocar en el marco del Encuentro a una Asamblea Nacional de Estudiantes de todo el país. La respuesta fue masiva.
También frente a la Casa de Gobierno hicieron una lista con más de 25 oradoras de distintas provincias y organizaciones que compartieron qué pasaba en sus facultades, la mayoría tomadas. “El gobierno nos decretó la guerra y las tomas nos marcaron el camino de cómo hay que seguir y qué tenemos que discutir”, se dijo en el micrófono trazando así un horizonte hacia a dónde ir.
La asamblea bordó su lucha con su contexto. Pidió, por ejemplo, por una educación antiextractivista, por el sistema de salud público, por los salarios docentes, por las y los jubilados, por quienes se están quedando sin trabajo. También fue sumamente crítica con los partidos políticos que aportaron los votos para vetar la ley, desde el peronismo, el radicalismo, el PRO, hasta la Libertad Avanza. Hablaron también docentes que reconocieron a las y los estudiantes al frente de una lucha que ya está siendo histórica.
La primera moción que se hizo, y se repitió durante toda la tarde, fue la de convocar a una nueva marcha federal que se votó masivamente a mano alzada.
Después, cada una se fue con sus compañeras a marchar.
La vida
Mónica Cunchila, mamá de Iara Rueda, estaba lista para iniciar la marcha de cierre del Encuentro cuando alertó: “Mataron a otra”. En esta misma ciudad hoy asesinaron a Natividad Cañizares, una mujer de 68 años, apuñalada por su ex pareja, un ex policía que fue detenido por los propios vecinos. El femicidio fue a cuatro cuadras de donde vivía Florencia Sayes, asesinada el 28 de setiembre y cuyo nombre había marcado la ceremonia del primer día de este Encuentro. “Nos siguen matando, por eso seguimos exigiendo que la justicia trabaje, que exista presupuesto”, dijo Mónica entristecida, sosteniendo una foto de su hija.
La marcha, que arrancó desde la autopista hasta adentrarse en la ciudad, tuvo dos paradas simbólicas. La primera fue frente al mural que se realizó en la previa al Encuentro con los nombres de las mujeres asesinadas en la provincia. Ahí se gritó cada uno de esos nombres a los que la multitud acompañó con el grito de “Presente”.
La segunda fue frente al mural que recuerda a Marina Vilto, detenida-desaparecida durante la última dictadura cívico militar. Otro grito: “30.000 detenidos desaparecidos”. La misma multitudinaria respuesta: “Presentes”.
La risa
La marcha con más de 50.000 personas que cerró el 37 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en Jujuy, llegó a donde todo había arrancado: el lugar exacto donde hace un año reprimieron ferozmente para intentar aplastar el Jujeñazo. Nadie olvida en esta provincia lo que significaron esas jornadas: durante todo el recorrido las organizaciones jujeñas que marcharon con la marea se posicionaron radicalmente contra el gobierno de Javier Milei, contra el ex gobernador de Jujuy ,Gerardo Morales, y contra los funcionarios del actual gobernador, Carlos Sadir.
Cuando finalmente la marcha llegó a la plaza, en el escenario ya esperaban las músicas con sus instrumentos, y donde hubo violencia, se armó una fiesta masiva y a cielo abierto.
Como respuesta al extractivismo, al vaciamiento, a la violencia, a los asesinatos, a la represión, bailamos.
Juntas y hermanadas.
Nuestra venganza es ser felices.
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Arrancó el Encuentro en Jujuy: acá estamos nosotras
En la primera jornada del Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias pasó de todo: un fuerte acto frente a la Legislatura, con el recuerdo del Jujeñazo que ocurrió en ese lugar en 2023; una contundente marcha que recorrió el centro de la ciudad; una acción de familias víctimas de femicidios cuyas voces aparecen en esta nota; y un pañuelazo inmenso por el aborto legal. Desde hoy y por tres días habrá actividades, talleres, marchas, conversaciones y acciones en distintos lugares de la capital, donde se esperan más de 50.000 personas. Mientras, la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy se encuentra tomada contra el ahogo presupuestario. Y la Marcha del Agua llegará mañana para confluir en otra gran movilización.
Crónica y reportaje fotográfico desde San Salvador de Jujuy.
Por Anabella Arrascaeta.
Fotos Lina Etchesuri
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
En pleno centro de la ciudad de San Salvador de Jujuy, en un enorme playón que suele ser estacionamiento, frente a la Legislatura local y al borde del río que está seco, arrancó el 37º Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias. Desde hoy y por tres días habrá actividades, talleres, marchas, conversaciones y acciones en distintos lugares de la capital.
Y sobre todo habrá gente, mucha gente, aún cuando la crisis económica se hace sentir, y el dinero que cuesta llegar hasta acá impacta en los bolsillos de las personas y de las organizaciones: el cálculo es que se esperan más de 50.000 personas circulando todo el día en 20 cuadras a la redonda.
El epicentro es Plaza Belgrano, frente a la Casa de Gobierno, totalmente copada por una feria que no deja espacio vacío. Uno al lado del otro cientos de puestos -con gazebos, con mesas, con mesitas, con mantas, con tablón- venden comida, artesanías típicas, bombachas, corpiños, remeras, peluches, libros, y más. Un flujo constante recorre la plaza, y las calles de alrededor, donde también está la iglesia principal de la ciudad y el Cabildo recién estrenado. Como todo lugar turístico, hay también gente que pasea y se mezcla con la marea.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Desde la plaza la gente va y viene a las escuelas y espacios culturales de alrededor para debatir en cientos de talleres. Y entre el ir y venir, se encuentra.
Una de las definiciones de la palabra encuentro es justamente “acto de coincidir”.
Coinciden, entonces, las familias de víctimas de femicidios que se reconocen por las remeras, o los carteles con las fotos de sus hijas, madres, hermanas, sobrinas, y se abrazan y escuchan una a una contar sus historias.
Coinciden, también, los cientos de pañuelos verdes que estaban anudados en mochilas, carteras y muñecas, y frente a las familias hacen silencio conmovidas y acompañan su ceremonia. Y cuando termina, en un acto no de magia pero sí mágico, se vuelve a formar la marea verde que grita por aborto legal en cualquier lugar. Un grito profundo y urgente con personas de todas las edades y procedencias, porque en casi todos los territorios están faltando las pastillas que garantizan los procedimientos, porque, denuncian, el gobierno nacional dejó de comprarlas y muchas provincias todavía no se hicieron cargo de garantizar ese derecho..
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Es entonces cuando aparece el hit que se repite durante todo el día. La calle canta:
“Milei basura, vos sos la dictadura”.
Y así este acto de coincidencia masiva es también una marcada de cancha: acá estamos nosotras.
Por qué Jujuy
La jornada arrancó con una ceremonia protagonizada por mujeres pertenecientes a pueblos originarios, que sahumó el inicio desde el escenario. Después, la comisión organizadora, conformada por mujeres referenciadas en organizaciones de la provincia, tomó la palabra: Miriam Morales, Secretaria de Género de CTAA, fue la encargada de recordar que el escenario está ubicado en el mismo lugar en donde un año atrás se desató la feroz represión mientras cientos en las calles se manifestaban en contra de la Reforma Constitucional inconsulta que el gobierno conducido por Gerardo Morales impuso a la fuerza. “En el 2023 postulamos esta sede y ustedes nos apoyaron” recordó sobre por qué Jujuy. “En este lugar se desató la represión que fue parte del laboratorio que tenemos hoy en todo el país. En este lugar apresaron a más de 100 personas”. Días antes de que este Encuentro comenzara, fueron reactivadas varias de la causas judiciales abiertas contra personas que se manifestaron ese día, y el próximo lunes el juez definirá si las eleva a juicio. Desde la organización entienden esta provocación como un acto intimidatorio en la previa a la llegada de multitud a la provincia. “Sepan que resistimos y acá estamos”, desafiaron desde el escenario.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
La gente que escuchaba el relato respondió, primero, cantando contra el gobierno nacional.
Luego: “Paro general”.
Y por último: “Universidad de las trabajadoras, y al que no le gusta, que se joda”.
La reforma constitucional inconsulta como símbolo de la antidemocracia, la reivindicación de los pueblos originarios, el cuidado del ambiente, de la vida, el freno a la violencia machista y la defensa de la memoria, la verdad y la justicia: Jujuy es hoy el territorio donde se denuncias a viva voz todas estas violencias y confluyen sus resistencias.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Del dolor a la organización
Mónica Cunchila cerró el acto frente a la Gobernación. Ella es parte de la organización de este Encuentro y, fundamentalmente, mamá de Iara Rueda, la joven de 16 años asesinada en plena pandemia del coronavirus en Palpalá. Como indica la tradición de derechos humanos, Mónica llevó una foto de su hija en el pecho y relató con voz potente: “En 2020 cambió la provincia de Jujuy: en ese momento asesinaron a 5 mujeres en 40 días. Hace poco se cumplieron cuatro años de cada uno de esos femicidios”. Iara estuvo desaparecida durante una semana y su caso se convirtió en un símbolo de la violencia machista, la inacción judicial y la complicidad policial. La provincia entera compartió su búsqueda, comandada por la familia, mientras policía y justicia incumplieron los protocolos que se deberían haber activado para encontrarla: por eso hay siete policías que irán a juicio.
Cuando la encontraron estaba sin vida, con manos y pies atados. Su familia logró que por su femicidio fueran declarados culpables Raúl Cachizumba, Mauricio Abad y Tomas Fernández.
Mónica Cunchila mamá de Iara Rueda. Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Desde entonces, Mónica se organizó junto a las familias de víctimas de toda la provincia y creó una red que se acompaña en los pedidos de justicia. “Le hice un juramento a mi hija: hasta que no se haga justicia, no me voy a cansar, y no me voy a callar. Vamos a luchar por cada una de ellas”, gritó hoy desde el escenario.
Al lado de Mónica, otra mujer sostenía un cartel con la foto de Florencia Sayes, asesinada hace dos semanas en esta misma provincia. Tenía 31 años y una hija de 5. En sus últimos días había publicado en sus redes: “Nací para ser libre, no asesinada”. Su ex pareja, Lucas Fernando Farfán, de 34 años, fue detenido e imputado por el femicidio.
En lo que va del año, desde el Observatorio Lucía Pérez, se registraron 242 femicidios y travesticidios, cinco en Jujuy. Ese dolor es el que marca el primer día de este encuentro.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Matilde es docente y llega a la Plaza con su nieta Lara de 11 años. Es la única mamá que no lleva foto de su hija: su nieta se entristece al verla y ella prefiere ahorrarle la amargura a una niña que corre entre los puestos y abraza a quien la saluda. Matilde es la mamá de Camila Peñalva, de 25 años, asesinada en 2020 en la localidad de Huacalera. Tenía dos hijos: Lara y Aaron, que hoy tiene 5 años. Matilde hizo hoy más de 100 kilómetros con su nieta para encontrarse con otras familias.
La misma distancia recorrió Carlos, que llegó desde Ledesma con la foto de su hermana: Rosa Aliaga, asesinada hace nueve años. Su femicidio sigue impune.
Julia, la tía de Alejandra Nahir Alvarez lleva su cara en una remera fluor que resalta la sonrisa. Su ahijada fue asesinada en 2020, dos días atrás se cumplieron cuatro años. Julia se estremece, pero las lágrimas se le caen cuando habla del hijo de Alejandra, que en el momento del crimen tenía 6 meses y hoy cuando ve una foto dice: mamá te amo.
Como el asesino de Alejandra fue condenado a perpetua, al igual que el de Iara y el de Camila; Julia dice que ahora todos los familiares quieren luchar por que Carlos y su familia puedan conseguir justicia para Rosa.
Esa frase es la síntesis de lo que este grupo de familias que cuelgan sus banderas en la reja de la gobernación y nombran a cada una de las asesinadas significa: justicia y lucha por y para todas.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Facultad tomada
A una cuadra de la Plaza Belgrano está la Facultad de Humanidades de la Universidad de Jujuy, donde suceden una decena de carreras. Al entrar, los bancos y mesas de clases están en el patio. Y alrededor cuelgan banderas que gritan: no al veto. Cuando la Ley de Financiamiento Universitario fue finalmente vetada, quienes estudian en la facultad, junto a docentes y no docentes, decidieron la continuidad de la toma que había arrancado un día atrás.
Melina tiene 27 años y estudia Trabajo Social. Sintetiza así lo que está pasando: “En la Facultad de Humanidades hace mucho que venimos peleando, es una lucha constante y viene creciendo. Empezamos con el comedor, que estuvo cerrado porque decían que no había presupuesto. Logramos la apertura, pero no alcanza. Luchamos también por el boleto estudiantil gratuito y universal que este gobierno lo quería sacar; y ahora en la asamblea que se armó pedimos por el presupuesto universitario que no alcanza, por el aumento del salario de los docentes y los no docentes, por las aulas en las que no hay ni bancos, y porque cuando llueve, llueve más adentro que afuera”.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Bianca, de 27 años, abre el foco: “Acá en la provincia hay un montón de reclamos: el problema habitacional estuvo siempre: muchas personas no pueden acceder a una casa; la inseguridad; también que una mujer va a denunciar un hecho de violencia y no quieren tomar la denuncia; se suma el recorte en salud a nivel provincial; y últimamente, lo que estamos sufriendo, son los desalojos en las comunidades del interior”.
Este sábado, a las 15 horas en Plaza Belgrano, las Facultades de Jujuy convocan a una asamblea con estudiantes de todo el país que hayan venido al Encuentro.
En esa misma plaza, a la misma hora, también este sábado, estarán llegando las comunidades de la Marcha del Agua, que desde hace días caminan desde la puna en defensa de los territorios y la vida.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
La mirada trava
El día terminó con la Marcha contra los Travesticidios, Transfemicidios, Transhomicidios y Lesbicidios que avanzó cantando:
“Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travas en la cara de la gente”.
Mientras se avanzaba se pidió justicia por Ana Paula Costas, una mujer trans de 43 años, que volvía a su casa en el barrio Alto Comedero cuando fue atacada a golpes. Estuvo doce días internadas antes de morir, el último 9 de septiembre.
“Es necesario estar acá”, dice la activista y pensadora Marlene Wayar. ¿Por qué?. “Porque es super necesario hacer la red travesti-trans para la reparación histórica y para la junta de todas las luchas en momentos en que nos quieren disgregar, dispersar y mantenernos quietas en casa. Es super importante que afinemos las redes, sepamos bajar algunas diferencias, y pongamos todo el empeño en un enemigo común que se está llevando el país por delante”.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Y sigue: “La violencia hacia la comunidad travesti trans es un continuo siempre, pero lo que está creciendo radicalmente son las violencias pasivas, las que dejan que nuestras viejas sigan paradas en espacios de prostitución sin hacer un peso, que sigan sin comer, que sigan sin asistencia sanitaria, sin ser incluidas en en el PAMI. Esas violencias han crecido exponencialmente, y las otras continúan, son parte de una sociedad que todavía, en ese sentido, no la ve”.
En este encuentro aún queda mucho por ver.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
Fotos: Lina Etchesuri para lavaca.
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