#NiUnaMás
La luz de Lucía: nuevo juicio para el femicidio que sacudió al país
Lecciones de la lucha que logró anular el vergonzoso fallo que debajaba impune el femicidio de Lucía Pérez. De Mar del Plata al primer Paro Nacional de Mujeres, las movilizaciones siguieron frente a los Tribunales de Casación en La Plata, donde se dio vuelta la historia. Por qué sirve estar en la calle. Por Anabella Arrascaeta.

Marta Montero se despertó a las 5 de la madrugada para ir a trabajar como enfermera en el Hospital Interzonal de Mar del Plata. A la salida la pasó a buscar Matías, su hijo mayor, de 23 años. Llegó a su casa y fue directamente a bañarse, parte de trabajar en un hospital en medio de una pandemia. Escuchaba que su celular sonaba. Las llamadas perdidas eran del fiscal de Casación Carlos Altuve. “Salió la sentencia -me dijo-. El juicio se va a hacer de nuevo. Qué bien -le dije yo- la verdad que ante lo que usted me está diciendo no tengo reacción: ni enojo, ni gritar, ni alegría, no es que me da lo mismo, pero no me voy poner nunca feliz ni contenta porque no la tengo a Lucía. Es un paso más que hemos dado en la justicia”.
Mil cuatrocientos cuatro días después de que Lucía Pérez, 16 años, fuera abusada y asesinada, la Sala IV de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires resolvió anular el fallo que pretendía dejar impune su femicidio.
Foto: Romina Elvira
Juzgar a la víctima
El 8 de octubre de 2016 Marta volvió de trabajar a las 3 de la tarde. No había nadie en la casa. Guillermo, chapista, papá de Lucía, estaba en el taller mecánico de donde lo despidieron mientras pedía justicia por su hija. Las mascotas, cuatro perros y seis gatos, estaban adentro, no en el parque que la casa tiene al fondo. La computadora de Lucía estaba sobre la mesa. Su Whastapp decía que la última conexión había sido cinco horas atrás. El teléfono respondía con el contestador cuando Marta la llamaba. Matías estaba repartiendo agua; pasó por el taller del padre y, en el momento que estaba con él, recibió una llamada. Pasó a buscar a Marta, y fueron a la comisaria. “Lo lamento señora, su hija ha fallecido”, le dijo el comisario.
Matías Farías, 23 años, y Juan Pablo Offidani, 41 años, llevaron a Lucía a la sala de salud de Playa Serena. Llegó muerta. Un día después los apresaron en una camioneta Fiat Strada gris donde se encontraron 38 gramos de cocaína y 250 de marihuana. La causa fue caratulada como abuso sexual seguido de muerte. El tercer detenido fue Alejandro Maciel, 61 años, acusado de encubrimiento agravado por ayudar al lavado del cuerpo muerto.
Dos años después comenzó el juicio oral en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata. Los jueces Pablo Viñas, Facundo Gómez Urso y Aldo Carnevale hicieron un minucioso análisis de la vida de Lucía: qué le gustaba escuchar, qué profesión quería seguir, con quién y de qué chateaba, con quién se acostaba, qué le gustaba fumar. El tribunal condenó a Farías y Offidani a ocho años de prisión y multa de 135 mil pesos por el delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravado por ser en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de un establecimiento educativo”. A Maciel lo absolvió: el sitio marplatense 0223 informó que murió este año por un cáncer de pulmón. Ninguno de los tres fue condenado por el femicidio ni por el abuso sexual. Los argumentos: Lucía “no era sumisa” y “tenía carácter”.
“Esto no termina acá, esto acá empieza”, dijo Marta abrazada por cientos de mujeres que en la puerta de los Tribunales lloraban de bronca después de escuchar El Fallo de la Vergüenza.
Foto: Vero APe Foto: Martina Perosa
Estar en la calle
Marta prepara el ramo: tres crisantemos violetas, uno blanco, y un clavel blanco que la chica que trabaja en la florería le regaló. Son sus flores preferidas, a veces lleva también rosas rojas. Otras flores amarillas y verdes, para recordar que a Lucía le gustaba escuchar reggae. Suele ir los domingos después de trabajar pero el último fin de semana estuvo atravesado por la noticia de que anularon el fallo que dejaba impune el femicidio de su hija y el pensar cómo seguir. Entonces fue al cementerio el primer día que tuvo franco, antes pasó por la farmacia por unas gotas que no pudo comprar porque la receta llevaba más de cuatro meses vencida. “Hay cosas que vas dejando, no vas haciendo”. Llevó las flores con Matías. El día había amanecido soleado pero se fue nublando, estaba frío y húmedo. “Hoy me pasó ver el cementerio como un lugar de paz. No es un sacrificio ir, todo lo contrario: es un lugar de tranquilidad. Es con el cristal que uno mire las cosas. Voy, le llevo un ramito, rezo, y después me vengo tranquila a casa”.
Pasaron casi dos años entre la sentencia en primera instancia que la familia de Lucía apeló y la decisión del Tribunal de Casación de anularla. Durante veintiún meses la familia de Lucía y el colectivo que la acompaña en la Campaña Nacional Somos Lucía no se quedaron quietas. Desde el Primer Paro de Mujeres hubo movilizaciones multitudinarias y sentadas de un puñado de personas frente al Tribunal. Gritazos, carteles, videos, remeras, asambleas. Caminatas con bombos y otras en silencio. Familias sobrevivientes de femicidios que se agruparon en un colectivo para compartir estrategias y abrazos en Plaza de Mayo. Cartas al presidente. El Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez que registra y sistematiza las violencias y lo que el Estado no hace para dar respuesta, aun estando obligado. Festivales y cientos de tarros de mermeladas caseras que se vendieron para costear los kilómetros que hay que recorrer en búsqueda de justicia.
La audiencia de apelación en La Plata fue días antes del inicio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. La respuesta tardó meses. Finalmente los jueces Carlos Natiello, Mario Eduardo Kohan y Fernando Luis María Mancini pidieron que un nuevo juicio se realice con “la premura que el caso amerita”, y en sus argumentos recordaron lo obvio: “No se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.
Los jueces recordaron que el Estado está comprometido en trabajar para prevenir y erradicar la violencia machista, y que quienes son parte del Poder Judicial tienen la obligación de “valorar la prueba con perspectiva de género”. Partiendo desde ahí calificaron como “un despropósito” la evaluación que en primera instancia hicieron sobre la vida de Lucía y consideraron que en ese accionar atentaron contra su intimidad y dignidad. “No nos pueden juzgar por lo que hacemos: queremos libertad”, había dicho en el Congreso de la Nación Marta Montero sobre el accionar de los jueces marplatenses después de conocerse la sentencia. Ahora también lo deja escrito el propio Poder Judicial.
¿Cómo interpretás, Marta, lo que pasó?
Como un paso fundamental, pero no un paso mío, es de todas, de todos y de todes. Hemos salido a pelear con lluvia, con frío, con el sol reventándonos la cabeza. Esto es tan grande que no queda solamente en esta familia. Es un tobogán: de acá saltamos para otro lado. Lucía va a tener justica y nosotros no vamos a parar más.
¿Por qué?
Porque es histórico. Marca un precedente. Lucía va a tener justicia, claro, pero va más allá. Esta sentencia es la herramienta para poder trabajar sobre otras cosas, por eso la imprimí y me la hice un módulo. La estoy resaltando, la leo, la aprendo: son herramientas. Los jueces de Mar del Plata se preocuparon más por echarle la culpa a Lucía, que lo que le hicieron. Eso es terrible y los jueces de Casación lo remarcan diciendo: “Esto no puede ser una prueba”.
¿Cuándo empezó a cambiar la perspectiva?
En la audiencia de apelación el fiscal Altuve les habló a los jueces y eso no fue gratuito. Se enfrentó a sus colegas, son sus superiores porque son jueces y él es fiscal, y a la vez son la misma maquinaria. No es fácil decírselos en la cara: el gran problema que nosotros tenemos se lo debemos a la justicia. Wow. No es gratuito. Se interpuso en la maquinaria y fue muy visionario en esa audiencia. Y muy directo: estuvo a la altura de la circunstancia.
Está pendiente el juicio político a los jueces, ¿qué expectativas hay?
Al tomar esta decisión el jury tiene que avanzar directo. Si Casación está diciendo que la sentencia está anulada, que está todo mal hecho, que trabajaron mal, esta gente se tiene que ir. Además está mal intencionalmente: no saber no te da derecho a culpar a la víctima. Eso es crueldad.
¿Se puede pensar en construir otra justicia?
Es un indicio, un empezar a pensar una justicia diferente. Creo que las personas, nosotros, tenemos las herramientas para poder hacerlo, solo tenemos que saber usarlas. Y nos tenemos que ocupar, que poner. Por ejemplo en Mar del Plata queremos una fiscalía para casos de violencia de género. Y vamos a luchar hasta que la vamos a conseguir, aunque parezca una locura. Cuando las Madres de Plaza de Mayo salían a caminar con todos esos milicos que mataban a los hijos también era una locura.
¿Cómo vinculás la lucha por el fin de la violencia machista con el legado de los derechos humanos?
En el fondo somos personas que salimos a luchar por los derechos de nuestros seres queridos. Somos los mismos, en otra época, en otro contexto político, pero luchamos por los derechos de nuestros seres queridos. Salimos a decir: nunca más puede pasar esto. Se juzgó a una criatura por un chat, porque Lucía era una criatura, el pecado fue comprar porro a esos tipos… Eso la llevó a la muerte. Ese derecho que tenía a la vida, a fumar, a ser lo que quería, la llevó a la muerte y eso no se veía, al contrario: hacía que alguien diga: “Ella tuvo la culpa, se lo busco, que tenía que hacer con esa gente”. Y que los jueces nos digan por disciplinamiento a todas: “vos te hacés la piola, te va a pasar esto.” Nunca más. Nosotros como familia escuchamos atrocidades sobre Lucía, podíamos entrar en un lugar de una tristeza tan grande que no te permita salir. Pero yo sé quién era mi hija. Y aunque hubiese sido la reventada más grande nadie tiene derecho a ponerle una mano encima sin su consentimiento.
¿Cómo se logró?
Cuando uno tiene una convicción y va, y va, y va, es como la gota que agujerea el piso. Yo creo que acá más que la masividad es el compromiso. Yo no tenía problema en ir, tomarme un micro seis horas y llegar aunque éramos cuatro. El hecho es ir, estar ahí molestando en ese lugar que es donde no te quieren ver. Necesitás firmeza y pedir claramente lo que querés. A nosotros nos funcionó estar en la calle. Por eso la sentencia tiene el sabor a la lucha que hemos hecho entre todas. Lucía unió, encendió una luz tan grande. Ahora viene un nuevo juicio y es volver a cero pero no somos los mismos: tenemos otra experiencia. Y no vamos a parar.
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Fallo histórico: confirman la condena a perpetua y por transhomicidio contra el asesino de Tehuel

La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires confirmó la condena a reclusión perpetua y transhomicidio contra el asesino de Tehuel de la Torre, joven trans asesinado y desaparecido desde el 11 de marzo de 2021 en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. Los jueces Daniel Carral y Ricardo Maidana rechazaron el pedido de la defensa y refrendaron el fallo contra Luis Alberto Ramos, quien había sido condenado el 30 de agosto de 2024 por el Tribunal Nº2 de La Plata en una sentencia histórica por reconocer el homicidio calificado del joven de 21 años por haber sido cometido por odio a la identidad de género. «La desaparición del cuerpo de Tehuel y la quema de sus pertenencias adquieren un carácter simbólico de negación de su identidad», señaló el fallo.
Familiares y Amigos de Tehuel celebraron la confirmación: «Esta decisión es muy importante y refleja el resultado de la lucha del movimiento social y de un trabajo en red muy importante, que nos fortalece para continuar el camino contra la impunidad y la violencia por prejuicio hacia las identidades travestis y trans». A su vez, exhortaron a la justicia bonaerense para que defina «de manera urgente» la fecha del juicio contra Oscar Montes, el segundo acusado por el crimen y la desaparición del joven. «Fue un crimen de odio», subraya la familia.
Compartimos la nota de MU que analiza los detalles del fallo histórico, junto a las pruebas que ahora Casación confirmó.
Y comparte la pregunta urgente de Norma Nahuelcura, la mamá del joven, que sigue sin saber dónde está el cuerpo de su hijo: «¿Dónde está Tehuel?».
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Acto trans por más democracia

Por María del Carmen Varela
Fotos Juan Valeiro
Desde las dos de la tarde comenzó a llegar gente a la plazoleta ubicada frente al Congreso de la Nación. Al amparo del sol, distintas banderas fueron colgadas sobre las rejas: Furia Travesti, Justicia por Sofía Fernández – nadie se suicida en una comisaría, Ley de Reparación Histórica Ya. Y también pancartas: Basta de Travesticidios, Femicidios y atropello a nuestras leyes, Más amor, menos odio, ¿Dónde está Tehuel? Caras pintadas con los colores rosa, celeste y blanco, espaldas con banderas multicolores, una foto de Diana Sacayán en blanco y negro y ampliada casi a tamaño natural. El aroma a guiso que apenas listo fue repartido en bandejitas de plástico, impregnó a la concurrencia que iba aumentando con el correr de los minutos.

La policía no permitió la colocación del escenario, sin embargo, el entusiasmo no decayó. El DJ Chezco Beats se encargó de musicalizar e hizo que el frío se esfumara de los cuerpos. Un gato amarillo gigante se ofendió al ser confundido: “No soy Gaturro, soy Garfield”. Cuando le preguntaron por qué vino a la plaza del Congreso, mostró una alcancía. “Te sacás una foto conmigo y colaborás”.
Bartolo viste un elegante saco azul y será unx de lxs presentadorxs del Festival.

Le cuenta a lavaca: “Vine a defender la Ley de Identidad de Género, la Ley de Cupo Trans, el matrimonio igualitario, la ESI. Es un contexto muy dificil y esos derechos nos quieren ser quitados”. Poeta, docente, activista, autor del libro Textosterona 4ML, una crónica poética de una masculinidad trans que está en preventa para lograr ser publicado. Se puede apoyar la edición ingresando a su IG: @escrituraautogestiva. “Estoy acá por el orgullo, por la resistencia, por las infancias trans, por todes les compañeres que ya no están y lucharon para que nuestras vidas sean validadas”.

Say Sacayán, hermanx de Diana, la recuerda a diez años de su travesticidio, que no fue avalado como tal por la Corte Suprema: “Ella fue una militante, luchadora, fue presa política, atravesó violencia en la calle, sabía qué derechos necesitábamos para tener una mejor calidad de vida. No vamos a bajar los brazos, vamos a resistir. Hace muchos años que estamos acá. Como país y como sociedad nos encontramos en un estado de crisis no solo económica. Tenemos un gobierno de derecha que viene a quitarnos los derechos, no solo a la población LGTBIQ+ sino al pueblo. Este es un espacio para encontrarnos, manifestar, abrazarnos y organizarnos”. Micaela Pérez, activista del colectivo Travesti Trans afirma: “Vine a pedir justicia por nuestras compañeras asesinadas en dictadura y post dictadura. Queremos repudiar a la Corte Nacional de Casación que decidió quitar como agravante el odio a la identidad de género, pedimos al Poder Judicial que garantice nuestras leyes”.

Tres chicos rubios de ojos celestes vestidos de riguroso negro llegaron a la plaza. Al ser consultados, responden que no hablan muy bien el idioma porque son rusos. El que mejor hablaba castellano dijo que se llamaba Davis —o simil— y que vinieron a vivir a la Argentina hace dos años. “Es muy peligroso vivir en Rusia. Allí somos terroristas, las personas LGBT somos extremistas y terroristas para la ley. Buscamos información y vinimos a Argentina”.
Pasadas las tres de la tarde, Bartolo dio inicio formal: “Bienvenides, bienvenidas y bienvenides al Festival Plurinacional Antirracista contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. Gracias a todas las personas que están acá hoy convocades en el Congreso”.

Una de las oradoras más lúcidas fue la activista Marlene Wayar.
- “Hay toda una sociedad que nos votó en contra por un sueldito que les prometieron, les prometieron que iban a cobrar en dólares y se cagaron en los derechos humanos. Así que hay que poner en jaque a toda esta sociedad pidiendo más democracia, que el Congreso y la Justicia funcionen. Si miramos la realidad, somos quienes estamos, entonces creo que hoy pretender que el mensaje penetre es un poco ilusorio”.
- “Estamos acá para abrazarnos entre nosotras, nosotros y nosotres. Honrar a nuestras muertas y estar juntes. Es una fecha de conmemoración de nuestra resistencia, de construcción, estando juntas, en comunidad, vamos a lograr esas otras luchas politicas, porque si no, las palabras son bonitas pero se las lleva el viento”.
- “Estemos con los pies en la tierra, no hay un político o política que nos esté mirando, no les interesa, están obnubilados en otra realidad, hay que traerlos a la tierra, hay que exigirles que respeten el ejercicio democrático de que las cosas son de todas, todos y todes y la nuestra es la más relegada así que es la primera a la que le tienen que dar prioridad y eso quizás sea con el proyecto de Ley de Reparación Histórica para las travestis mayores que está asegurando el futuro y que esta Argentina entienda que democracia es democracia y no se la puede bastardear”.
El Festival tuvo espacio para bailar chacarera, agitar banderas al grito de “para las travas reparación, es una deuda que nos debe la nación” y un final a todo ritmo con la banda Sudor Marika. Varias generaciones se dieron cita en la plaza del Congreso en el día internacional del Orgullo, se abrazaron, comieron, bailaron, defendieron consignas, exigieron la Ley de Reparación Histórica y como señaló Marlene, conmemoraron la resistencia de la mejor manera: juntxs.


#NiUnaMás
El 3J, diez años después: “El país está preso del Poder Judicial”

Un 3 de junio sin movilización en la ciudad de Buenos Aires (pasó para el 4) pero sí en el resto del país, encontró sin embargo a integrantes de Familias Víctimas de Femicidios y Desapariciones en la Plaza de Mayo con dos enormes pancartas que rodearon la Pirámide con los nombres escritos a mano de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y lo que va del 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otros lugares del país. Lo que dicen las familias sobre lo narco, el poder judicial, y de dónde se saca fuerza para seguir.

“Estamos otra vez acá. No es la primera vez ni va a ser la última, pero estamos acá visibilizando lo que nos pasa, como lo tratamos de hacer todos los años, todos los meses, todos los minutos de nuestras vidas” dijo en Plaza de Mayo Marta Montero, la madre de Lucía Pérez, junto a la Pirámide donde Familias Víctimas de Femicidios instalaron dos pancartas que rodearon totalmente ese monumento, con los nombres de las mujeres asesinadas en 2024 (317) y estos meses de 2025 (116). La actividad en Plaza de Mayo se sumó a los actos y marchas realizados en Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Salta, Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán, entre otras.

A su lado estaba Susana Reyes, la madre de Cecilia Basaldúa, que agregó: “Yo estoy acá para que paren de matarnos y para que se haga justicia por todas las que nos faltan. No queremos que haya más mueres, hay mucha complicidad policial, judicial, política y estamos cansadas, pero vamos a seguir peleando y reclamando para que esto cambie en algún momento.
Mónica Ferreyra es la madre de otra joven asesinada, Araceli Fulles: “Ojalá nadie tenga que sentir el dolor que sentimos nosotras. Lo único que queremos es justicia. Pero te encontrás con un Poder Judicial y encima con una política de dejar que los narcotraficantes entren al país. Cada vez hay más narcos en la calle, que venden más droga, y usan a las chicas que se las entregan por drogas, y después las descartan. En el caso de mi hija todos los que la mataron están sueltos, y eso que a tres les dieron perpetua. Pero no cumplieron ni un año y los soltaron. El que la mató es narcotraficante. Ahí te das cuenta de cómo es que funciona el Poder Judicial”.

Guillermo Pérez, el padre de Lucía Pérez: “Uno ve lo de Maradona y la jueza, y la justicia parece un chiste. En el caso nuestro van a hacer otro juicio, ya van como seis. Cada vez que pueden le degradan la pena a los que también fueron narcos que vendía droga en la puerta del colegio al que iba mi hija. Pero hubo un juicio, tuvieron que anularlo, hicieron otro, también lo mandan para atrás. Un jury (juicio político) que fue un escándalo. Y casi nunca se logra justicia. Somos un país que está preso del Poder Judicial. Un país sin justicia, o con una justicia que sigue siendo un chiste”.
Susana: “Es cierto, el caso de Cecilia está impune hace cinco años porque metieron preso a un perejil, un chico que pasó dos años en la cárcel y era evidente que no tenía nada que ver. Lo tuvieron que liberar porque la fiscal Paula Kelm no tenía una sola prueba en su contra, fue vergonzoso, todo armado por la fiscal, por la policía, o sea que es una violencia permanente de la justicia contra la gente”.

Marta saludó a personas y familias que se acercaron al ver los carteles, incluso familiares de otra mujer asesinada en 2017 que terminaron participando del encuentro. Dijo Marta: “No queremos ni una más, ni una mujer muerta más. Las cifras son espantosas y vamos a seguir luchando aunque a veces parezca una utopía. Pero creemos que algún día lo vamos a lograr”.
Susana comentó que hasta la figura de femicidio pretende ser eliminada. Marta: “Claro, es lo que están haciendo en el nuevo juicio por lo de mi hija. Quieren romper todos los derechos, y el Estado no se quiere hacer cargo de nada. Lo que busca es la impunidad en estos casos, y así tenemos casi 450 mujeres muertas en menos de un año y medio, que los nombres de cada una están en estos carteles. Yo decía que creo en la utopía, pero también sé que nuestra lucha será infinita”.

En esa especie de infierno al que son sometidas las familias, ¿de dónde se saca fuerzas para seguir?
Susana: “Del amor que nos dejaron nuestras hijas, de la gente que nos acompaña y de nosotras mismas que nos contenemos para estar juntas y poder seguir adelante”.
Mónica: “Aparte del amor que nos dejaron, también es el amor por hacer justicia. Es como que la impotencia y el dolor, en lugar de frenarnos, nos dan fuerza para seguir pensando que queremos justicia para nuestras hijas”.
Guillermo: “Si no hay justicia, seguiremos en la lucha. Esa es la respuesta que tenemos que dar, pase lo que pase”.
Marta: “Nunca se las vamos a hacer fácil. Nunca nos vamos a dar por vencidos. Que nunca crean que nos han ganado. Es cierto, la fuerza la tenemos del amor y de seguir adelante siempre por la memoria de nuestras hijas”.


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