#NiUnaMás
La violencia habla
Femicidios, estado y sociedad. ¿Qué nos dice un femicidio? La socióloga Rita Segato es argentina, vive en Brasil e investigó hace varios años los crímenes de Ciudad de Juárez en clave geopolítica. El resultado aplica hoy a los dichos del intendente de Mar del Plata que equiparó la violencia contra las mujeres con una moda. Por Claudia Acuña.
1 Cuando todavía duele pensar en Lucía, el intendente de Mar del Plata elige un colegio primario del barrio dónde creció esa adolescente masacrada para decir que la violencia contra las mujeres es una moda. Quizá no haya síntesis más perversa, capaz de desnudar qué trama sostiene eso que llamamos femicidio, que la expresión de este intendente, parado en esa escuela, diciendo sin pudor: está de moda matar a las mujeres.
Está de moda.
2 Toda moda es una forma de usar las cosas en un tiempo determinado y en estos, esa forma tiene como condición algo que la socióloga Rita Segato definió como Pedagogía de la crueldad, ejercida sobre el cuerpo de las mujeres.
3 Rita Segato nos propone escuchar qué nos dice esta moda en un trabajo que escribió en 2006 sobre los femicidios de Ciudad de Juárez, en la frontera mexicana.
La clave de su trabajo es esa: escuchar el mensaje escrito con cada femicidio. Comprender que esa violencia es un lenguaje y que “la lengua del femicidio utiliza el significante del cuerpo femenino para indicar la posición de lo que puede ser sacrificado” es una tarea difícil y aterradora.
El intendente de Mar del Plata puso en palabras aquello que cada femicidio de Lucías nos proclama. Nos ha facilitado así respondernos las preguntas que propone hacernos Rita Segato ante cada femicidio.
¿Quién habla?
¿Qué dice?
¿Dónde lo dice?
¿Cuándo?
4 El intendente de Mar del Plata es el que habla y, por su boca habla un poder municipal, escenario de la desocupación, las mafias, la bonaerense, el menudeo narco en la puerta del colegio.
Segato tuvo que analizar un escenario más complejo como lo es Ciudad de Juárez, el municipio mexicano dominado por los carteles narcos que, en las sombras, controlan desde abajo al poder de arriba.
Su investigación la llevó a esbozar una teoría sobre la actualidad global latinoamerciana, atrapada en un brutal entramado de lo que Segato define como Primera y Segunda Realidad.
5 La Primera Realidad, postula Segato “está constituida por todo aquello regido por la esfera del Estado, visible en las cuentas de la Nación, en las páginas de Internet de la Transparencia de la Gestión Pública, los impuestos recaudados, los pagos en blanco, todo lo producido y comercializado, las propiedades compradas o heredadas, las empresas y sociedades, las oenegés, las fuerzas militares y policiales, las instituciones y políticas que protegen ese caudal legítimo”.
6 La Segunda Realidad vive en el subsuelo y Segato la describe en forma exhaustiva para dar una dimensión de su extensión, pero también para rescatarla de la oscuridad que la protege, como si su mera enumeración fuera un grito que permitiera conjurarla: “Contrabandos diversos, narcotráfico, el tráfico gigantesco de armas, de personas, de niños, de órganos, el tráfico también de una cantidad inmensa de bienes de consumo legal, incluyendo bebidas alcohólicas, drogas lícitas y partes de aparatos electrónicos, entre muchos otros productos que luego pasan a venderse en el comercio legal. También el contrabando de minerales estratégicos, piedras preciosas y hasta animales exóticos. Suma mucho dinero, también, la explotación de la prostitución en reductos concentratarios, donde se somete especialmente, pero no exclusivamente, a las mujeres. Las casas de juego, los casinos, el pago de varias formas de protección mafiosa, el trabajo esclavo o no pagado en la forma de salario declarado, las varias formas de la evasión de impuestos, las varias magnitudes de la coima, así como los dineros que circulan en el tráfico de influencia y la compra de voluntades políticas. Y la lista podría seguir”.
8 En la frontera o corredor intemediario entre estas dos realidades se encuentra la policía, que participa de ambas.
9 Estas dos realidades tienen sus propias formas de regular la producción de violencias. La Primera tiene un sistema jurídico que sanciona la violencia para preservar dos valores fundamentales: la propiedad y la vida de las personas, en ese orden y con diferentes intensidades, según sea la relación entre ambas variables. Se sabe: a más propiedades, mayor es la protección de la vida por parte del aparato jurídico.
10 En la Segunda Realidad, la violencia es impunidad. Las redes subterráneas instalan, así, “un verdadero totalitarismo de provincia” y pasan a demarcar y expresar, sin ambigüedades, el régimen de control vigente en ese territorio. “Los crímenes de mujeres de Ciudad de Juárez me parecen una forma de significar ese tipo de dominio territorial”, concluye Segato.
11 El intendente de Mar del Plata nos dice que el femicidio es una moda y esa afirmación representa un diagnóstico que Segato nos había advertido en su trabajo: “Se dijo que México se Juarizó y yo creo que Argentina se ha mexicanizado. En América Latina, desde Centroamérica hasta la Argentina, hay un proceso de mafialización de la nación”. Y en ese proceso el femicidio tiene un rol. Segato lo define así: “Si en el genocidio la construcción retórica del odio al otro conduce la acción de su eliminación, en el femicidio la misoginia por detrás del acto es un sentimiento más próximo al de los cazadores por su trofeo: se parece al desprecio por su vida o a la convicción de que el único valor de esa vida radica en su disponibilidad para la apropiación”.
12 Lo que nos dice, entonces, el intendente de Mar del Plata es que la moda del femicidio es accesible. Se mata a las mujeres porque se puede matarlas.
Él está allí, en ese colegio del barrio de Lucía, para afirmar esa disponibilidad como una oferta de temporada. Es el mensaje que le da a los niños y niñas que lo escuchan, a los padres y madres que lo escuchan, a las maestras y los directivos que lo escuchan, a la prensa que hace que sus palabras sean oídas incluso más allá de las fronteras municipales. Y así, con ese acto, las dos realidades postuladas por Segato se funden en una.
13 Decir en la ciudad en la que fue violada y empalada una niña de 16 años que el femicidio está de moda representa, nada menos, que la dualidad se acabó. Ya no hay que maquillar ningún discurso ni ocultar ninguna realidad bajo el subsuelo. Es entonces cuando la violencia ya no habla el lenguaje del marketing porque no tiene voluntad de consenso sino ánimo de terror. Se expresa así: brutal y a cielo abierto. Te guste o no.
14 Nos advierte Segato: “Los femicidios son mensajes emanados de un sujeto autor que sólo puede ser identificado, localizado, perfilado, mediante una escucha rigurosa de estos crímenes como actos de comunicación. En su discurso encontramos al sujeto que habla”. Descubrimos así, dirá Segato, que “son actos de violencia que se comportan como una lengua capaz de funcionar eficazmente para los entendidos, los avisados, los que la hablan, aun cuando no participen directamente en la acción enunciativa”.
15 ¿A quién le habla un femicida? Segato nos dice que los impunes femicidas de Ciudad de Juárez le hablan “a los otros hombres de la comarca, a los tutores o responsables de la víctima en su círculo doméstico y a quienes son responsables de su protección como representantes del Estado; le hablan a los hombres de las otras fratrías amigas y enemigas para demostrar los recursos de todo tipo con que cuentan y la vitalidad de su redes de sustentación; le confirman a sus aliados y socios en los negocios que la comunión y la lealtad del grupo continúa incólume. Le dicen que su control sobre el territorio es total, que su red de alianzas es cohesiva y confiable y que sus recursos y contactos son ilimitados”.
16 ¿A quiénes le hablaron los que violaron y empalaron a Lucía?
Al intendente.
Y el intendente los escuchó.
La afirmación de que los femicidas hablan con el poder parece un disparate, una exageración, una forma de forzar lo particular a lo institucional, pero todas estas suposiciones también aplican si se prefiere calificar los dichos del intendente como un mero error.
Todo femicida envia un mensaje al poder establecido.
Le dice algo.
Le dice “puedo”.
No es un pregunta. Es una afirmación.
17 Si con la frase que equiparó el femicidio a una moda el jefe comunal expresó su insensibilidad, la teoría de Segato es válida: el intendente de Mar del Plata se Juarizó.
En esa expresión brutal está implícito el lenguaje de los femicidas.
Habló con ellos y en su propia lengua.
Frivolizó el horror con una palabra que sacó a la violencia de su contexto penal para colocarla en otro ambiente más amable, banal si se quiere, exculpatorio por el sólo hecho de atribuirlo a un tiempo y un modo de ser que no es personal, biográfico ni moral.
Es cultural.
Se llama machismo y para el intendente de Mar del Plata está de moda.
Y mata.
#NiUnaMás
Lucía Pérez: la trama de la injusticia

“¿Por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles?” preguntó ayer el abogado Juan Pablo Gallego ante sucesivos cambios de carátulas, sospechosas reprogramaciones de fechas y maniobras que parecen revelar un entramado que busca la impunidad y la negación del femicidio de Lucía, que tenía 16 años. Ocurrió durante una audiencia en el que uno de los acusados pide salidas transitorias. El trasfondo de idas y venidas fue descripto por el abogado: “Lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad”.
Por Claudia Acuña
Hay que explicar lo inexplicable. Desde que el 8 de octubre de este año la Cámara de Casación modificó el segundo fallo por el crimen de Lucía Pérez para negar su femicidio se desató una catarata de maniobras –de alguna manera hay que llamarlas– para intentar liberar a sus femicidas.
El fallo de Casación confirmó la culpabilidad de Juan Pablo Offidani y Matías Farías y los condenó por los delitos de violación agravada por el uso de estupefacientes y por tratarse de una menor de edad, pero no por su crimen: Lucía simplemente se murió. Esta negación del femicidio tiene como consecuencia un disparate jurídico: por un lado, la familia apeló está decisión; pero al mismo tiempo esta apelación no puede avanzar hasta que no se determine el monto de la condena que le correspondería a Farías por esta nueva tipificación. Si es complicado de comprender, imagínense lo que significa para esta familia soportar lo que la obliga a padecer el Poder Judicial. A saber:
- Para poder determinar el monto de la pena que le correspondería a Farías –que en el segundo fallo y luego del juicio anulado había sido condenado por femicidio y por lo tanto a prisión perpetua– podría corresponderle entonces entre 8 y 20 años de prisión. Para establecer exactamente cuánto, de acuerdo a la evaluación de atenuantes y agravantes, se inventó un tribunal compuesto por tres jueces de diferentes juzgados. Serán los responsables de la audiencia de Cesura que, según dictaminó luego de una audiencia donde acordó con las partes –querella y defensa– cómo sería el procedimiento, se realizará el 29 de abril de 2026 y durante tres días.

- Imagen de la audiencia. A la izquierda, el abogado Juan Pablo Gallego. Arriba, la foto principal, la movilización que acompañó a la familia.
- Unos días después la familia recibió una notificación que le comunicaba que esa audiencia se adelantaba a septiembre. Como su abogado, Juan Pablo Gallego, no estaba ni enterado de esta anticipación –y además se encontraba en España para la fecha pautada– se presentó un escrito denunciado esta irregularidad y solicitando se mantenga lo debidamente acordado: 29 de abril de 2026. Así será.
- Un mes después hubo otra novedad: el nuevo fiscal –cuyo rol se supone que es acusatorio– pidió el cese de la prisión de Farías, aun cuando las instancias de apelación y de establecimiento del nuevo monto de pena estaban pendientes de resolución.
- Unos días después llegó el turno de Offidani: solicitó salidas transitorias. La audiencia que se realizó este miércoles en los tribunales de Mar del Plata fue para decidir si las otorgaban o no.
En esa audiencia el doctor Gallego sintetizó lo que todo este proceder judicial despierta como duda “¿por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles? ¿Hay algo más detrás de esta causa que permite forzar tanto los procedimientos judiciales? Si nosotros, como parte querellante, no renunciamos a que se le aplique a ambos la figura de femicidio y eso está todavía en trámite, ¿qué se busca con esto? ¿Qué se fuguen antes de que se resuelva la cuestión central?”
Como respuesta la doctora Romina Merino, abogada defensora de Offidani, propuso: “Miremos para adelante”.
El doctor Gallego replicó:
“Nosotros no vamos a dejar de mirar lo que pasó porque lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad y eso implica una doble responsabilidad del Estado: por tratarse de una menor y por estar frente a una banda que vendía drogas en la puerta de un colegio, delito por el que cumplen una condena ratificada”.
El juez de garantías que debe evaluar el pedido de Offidani tiene ahora cinco días para determinar si cumple o no con los procedimientos necesarios para obtener los beneficios de la libertad transitoria.
En tanto la familia de Lucía sigue esperando justicia.

Matías, el hermano de Lucía y sus padres Guillermo y Marta.
#NiUnaMás
Adiós a Claudia Rodríguez: la Trans andina que propuso politizar el amor

Referente del movimiento trans latinoamericano, activista, poeta, escritora y tanto más, escribió sobre su infancia, la militancia trans, la vida sexual y se autoproclamó Miss Sida en 2007. Claudia Falleció este 29 de Noviembre. Su pelea incluyó al pueblo mapuche, la educación pública, los sin techo, y planteó siempre una filosa crítica al neoliberalismo, que quita posibilidades de vida y las transforma solo en posibilidad de consumo. En uno de sus viajes a la Argentina compartió con la revista MU sus ideas sobre el orgasmo, el feminismo sin resentimiento, la creación, y por qué hay que politizar el amor. Un modo de homenajearla, de recordarla, y a la vez de volver a estar en contacto con un pensamiento y una acción que dejan una sensible huella cultural, artística y política.
Por María del Carmen Varela
Foto: Lina Etchesuri
#NiUnaMás
38º Encuentro Plurinacional: el regreso

Por Claudia Acuña
Fotos Line Bankel
A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.
Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.
Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?
Consultar a una amiga.
Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.
Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.
El mío:
“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.


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