Nota
A un año del Occupy Wall Street: un balance
El español Amador Fernández Savater dialogó con cuatro activistas que participaron en la gestación del movimiento Occupy Wall Street, que cumplió el pasado 17 de setiembre un año y sigue conmoviendo la realidad política norteamericana. Las claves del cambio y los desafíos actuales. Cómo fue la mirada de los medios en las reseñas del aniversario y cómo es la realidad del movimiento hoy.
Educación, celebración y resistencia
Begoña, Luis, Susana y Vicente aterrizaron sus vidas en Nueva York hace ya algunos años. Sin apenas experiencia política a sus espaldas pero muy tocados por el 15-M, formaron parte del grupo que activó la convocatoria que lanzó la revista Adbusters para ocupar Wall Street el 17 de septiembre de 2011 y han participado activamente en Occupy Wall Street a lo largo de su primer año de vida.
Descontentos con las dinámicas más activistas del movimiento, crearon Making Worlds, un espacio desde donde habitar Occupy de manera diferente, con otras estéticas, preguntas y ritmos, trabajando en torno a la idea-fuerza de los «commons» (bienes comunes) como eje de diálogo e investigación (más allá de la alternativa público o privado, Estado o mercado).
Begoña Santa-Cecilia nació en Madrid y vive en Nueva York desde hace 17 años, es artista y profesora de arte en la Harlem School of the Arts y en el museo Metropolitan. Luis Moreno-Caballud nació en Fraga (Huesca) y vive en Nueva York desde 2003, imparte clases de literatura y cultura española contemporánea en la Universidad de Pennsylvania (Filadelfia). Susana Draper nació en Uruguay, llegó a Nueva York hace cinco años y es profesora de literatura latinoamericana en la Universidad de Princeton. Vicente Rubio nació y creció en Zaragoza, lleva viviendo seis años en Nueva York donde escribe su tesis doctoral sobre ideología y cultura española contemporánea en la universidad SUNY Stony Brook.
¿Qué impresiones les ha dejado el primer aniversario de Occupy?
Luis. Las sensaciones son diferentes y contradictorias porque ha habido varios momentos. El aniversario se ha planteado en tres días. El sábado, education: actividades de autoformación, charlas y debates. El domingo, celebration: concentración en un parque y fiesta. Y el lunes, resistance: regreso a Zuccoti Park y acciones de bloqueo en la zona de Wall Street.
Vicente. El imaginario en torno al aniversario es en principio muy pobre: una lógica del evento y no del proceso, como si en tres días fuera a ocurrir lo que no ha pasado en un año. No sé… Yo estuve sólo el sábado en Washington Square. Pero no pasó mucho. Fue algo muy interno, con formas de estar juntos ya ritualizadas: los puestos de información, las asambleas, etc. No había ninguna electricidad en el aire.
Begoña. A mi el relato de los tres días me parecía problemático porque todo parecía culminar en el tercer día con las acciones de protesta. Por eso el lunes fui a Zuccoti escéptica, pero volví muy contenta. Sólo pudimos concentrarnos en la plaza, porque un despliegue policial increíble nos impidió movernos (de hecho diría que había mucha más policía que el año pasado). Pero en la plaza se reunió mucha gente, gente nueva y distinta. No había tanta ansiedad como el año pasado.
Susana. Sí, el año pasado Zuccoti era como una droga. Ahora había mucha energía de contagio, pero más sutil, más serena, sin tantos aspavientos. Podías hablar de verdad con el otro. Los tambores sonaron al sur como siempre, pero no hipnotizaban como antes. Estábamos muy alegres por estar de nuevo allí juntos, demostrando que el movimiento no está muerto, que lo necesitamos, lo queremos y lo construimos en el día a día.
La mirada cínica
¿Cómo se ha recogido el aniversario en los medios de comunicación?
B. En resumen: «Occupy no ha muerto, pero ha decaído». No han podido matarlo, porque ha acudido bastante gente a las convocatorias. Pero eso es lo que dicen: se está difuminando y no se ha conseguido nada. Moraleja: sin estructuras permanentes, líderes visibles y reivindicaciones tradicionales, no vas a ningún sitio.
S. Es una mirada clínica: ¿vivo o muerto? Pero vivo o muerto ¿el qué? ¿A qué te refieres, de qué hablas? No han entendido de qué se trataba ya desde el principio.
L. De acuerdo, pero el problema es que nuestra atención está demasiado centrada en qué van a decir la televisión y el New York Times. Se notaba el sábado: había un clima de celebración pero al mismo tiempo también nos dábamos palmadas en la espalda como para convencernos de que seguimos vivos. La narrativa de los mainstream media pesa demasiado sobre el movimiento. Nos juzgamos a nosotros mismos desde esa mirada y nos esforzamos en demostrar que seguimos vivos y hacemos muchas cosas. Nos dejamos examinar.
B. Lo único que los medios reconocen es que Occupy ha «cambiado la conversación» poniendo sobre la mesa el problema de la desigualdad económica. Pero yo me pregunto de qué conversación se trata. ¿Se refieren a que la agenda política y mediática amplía el repertorio de temas añadiendo otro «talking point» para sus debates o campañas electorales? Esa apropiación desactiva más que otra cosa. Lo interesante es que cambie la conversación cotidiana. Por ejemplo, que se piense la deuda personal como un problema político y colectivo. Eso está empezando a pasar.
V. No podemos limitarnos a echar la culpa a los medios. El problema es la obsesión por entenderlo todo en términos de identidad. Se ha coagulado una identidad-Occupy: la asamblea o la plaza son símbolos que se veneran y no herramientas que ayudan a trabajar y conseguir cosas. Son fetiches más que símbolos abiertos y en construcción permanente. En el momento en que fetichizamos las cosas nos volvemos también muy caricaturizables. Por su lado, los medios alternativos inflan el fenómeno Occupy para contrarrestar el desprecio de los grandes, pero siguen jugando en la misma lógica del espectáculo. Se infla un globo y se sigue codificando, caricaturizando aunque sea con buena intención.
L. La dificultad es que no tenemos nuestro propio lenguaje para hablar de lo que hacemos y nombrar un proceso político experimental y abierto que consiste en vivir de otro modo la vida cotidiana, pero sin separarse radicalmente de la sociedad.
S. Me pregunto por qué no podemos generar nuestra propia narrativa. En las reuniones previas al aniversario hablábamos todo el rato de la policía y los media, pero nunca de cómo contar nuestra propia historia. Una historia distinta, más incluyente (ir a Manhattan ya excluye a todos los inmigrantes que son inmediatamente deportados si son detenidos). Más imprevisible: ¿por qué no podemos generar un evento donde no se nos espera? ¿Por qué no podemos hacer de la invisibilidad una potencia? Estamos respondiendo una y otra vez a la mirada del Padre: el policía, el periodista, el Estado. Esforzándonos en responder a sus propios criterios de valoración, cuando en realidad el hecho de que no nos entiendan es muy buena señal porque significa que estamos creando otra historia y tenemos nuestros propios criterios.
Las semillas
Algunos usamos la metáfora del «clima» para pensar el 15-M como un movimiento que no se reduce a una estructura organizativa localizada, sino que afecta a la vida social de formas más difusas y descentralizadas. ¿Se podría hablar en el mismo sentido de Occupy?
V. Desde luego hay varios Occupy. El Occupy mediático se ha desinchado, la marca ha perdido atractivo para los medios. Por ejemplo, no juega ningún papel en relación con las elecciones. Ha desaparecido y yo no sé si eso es bueno o malo. Hay también un Occupy difuso que afecta a otras luchas y experiencias a la manera de un caldo de cultivo, por ejemplo en el caso de las luchas de profesores contra el empeoramiento de sus condiciones de trabajo que se desarrollan ahora en Chicago. Desde el núcleo más activo de Occupy se propone ahora una «huelga de deuda» (Debt Strike): se trata de trabajar políticamente en torno a este problema que determina la vida de millones de estadounidenses. Y luego están los proyectos salidos de Occupy que trabajan más a largo plazo y de forma continua. Es por ejemplo el caso en Nueva York de la Free University, del periódico Indig-nación, de Making Worlds y muchos más.
B. El tabú que se ha roto ahora es que muchos grupos renuncian al nombre de Occupy porque ya está muy codificado. E incluso se escuchan voces que proponen pensar un post-Occupy. No ya una siguiente fase de Occupy, sino otra cosa.
S. Nosotros mismos en Making Worlds ya no usamos la identidad Occupy. Llevamos con nosotros el clima, pero ya no usamos el nombre. Occupy son semillas que están en la gente que vivió la experiencia de la plaza y que en otros contextos se convertirán en otras cosas.
L. Occupy ha sido un momento necesario de separación del sistema de partidos. El inicio posible de una renovación a largo plazo de la cultura política de este país. Es una primera grieta que se puede profundizar más adelante. No afecta a la situación general tanto como el 15-M en España, pero también hay que decir que en EEUU la crisis no está golpeando tan fuerte. Hay sectores de la sociedad que viven en una situación dramática, pero han vivido así desde siempre. Esta es una sociedad muy heterogénea y fragmentada, es muy difícil que algo afecte a todos. El asunto que podría generar más resonancias es el de la deuda.
La deuda
Cuentenme cómo es el problema de la deuda en EEUU y qué se está tratando de hacer al respecto.
L. Hay que entender primero la dimensión del problema. En Estados Unidos, la sostenibilidad de la vida no sólo pasa por acceder a un trabajo o a un salario, sino por poder acceder a préstamos. Cada uno vive pendiente de su «credit history», que registra si eres digno de crédito o no. Si quieres alquilar una casa o incluso comprar un teléfono móvil has de presentar tu «credit history«. Se convierte en una verdadera obsesión, la manera perfecta de convertir a las personas en números.
S. Para que se entienda mejor: tu «credit history» gana puntos si eres capaz de contraer y devolver deudas. Si te demuestras capaz de manejar tu deuda. Si pides préstamos y eres capaz de devolverlos con regularidad. Si eres un ciudadano predecible que pagas siempre a tiempo. Y mejor que sean deudas grandes, mejor que sean con una American Express que con otra tarjeta, claro.
V. Si no tienes visa y no pides créditos no tienes «credit history». Y no tener «credit history» es algo muy sospechoso aquí. Es decir, si no pides préstamos eres sospechoso. Te miran raro cuando vas a alquilar una casa, por ejemplo. Culturalmente es una diferencia radical. Tener deudas no es una disfunción ni una anomalía, sino lo más normal, lógico, natural. Todo el mundo vive endeudado. Deudas de estudios, deudas de consumo… Vivir en EEUU es vivir endeudado. Pareces rico, pero en realidad eres muy pobre.
B. El objetivo de Debt Strike es politizar el problema de la deuda. Es decir, cambiar la percepción: no se trata de un problema estrictamente personal, sino político y colectivo. Se ha elaborado un manual con información, se están pensando maneras colectivas de librarse de las deudas, etc. El eslógan de la campaña es muy bueno: » You’re not alone». Un juego con la similitud fonética de «alone» (solo) y «loan» (préstamo). La frase dice a la vez: no estás solo y no eres un préstamo.
L. La deuda se vive con mucha vergüenza. La gente de Strike Debt habla de que las «asambleas de deudores» que organizan ayudan a la gente a dejar de sentirse avergonzada por tener deuda. Porque no sólo está estigmatizado no pagarla, sino también acumular mucha, a pesar de que por todos lados nos llegan mensajes que nos impelen a endeudarnos (toneladas de cartas en el correo ofreciéndote tarjetas y demás).
S. La cuestión de la deuda toca e interpela a mucha gente distinta. Gente normal, no especialmente politizada. Eso es lo interesante. El problema son de nuevo las estéticas y las retóricas activistas, por lo general muy poco incluyentes. El manual de que hablamos se dirige a los «debt resistors» (los resistentes a la deuda) y tiene una estética muy guerrera. Ya es difícil poner el común el problema personal de la deuda como para encima tener que convertirse en un militante revolucionario. La misma consigna de Debt Strike me parece precipitada. Todavía habría que trabajar durante mucho tiempo en torno a la otra idea: «you’re not alone».
Las elecciones
Por último, quería preguntarles sobre el debate en Occupy en torno a las elecciones de noviembre 2012.
S. No es tema en Occupy. La gente siente que está más allá. Sólo se entra en el tema para decir que Obama está pagado por Wall Street, lo cual es verdad pero también un poco limitado. A mi desde luego me preocupa una victoria de los republicanos. Sería bueno tener más mirada hacia la macropolítica, incluso inventar una política desde abajo pero que sea capaz establecer relaciones con el Estado.
B. Estoy de acuerdo, pero es tanto ya el camino que hay que recorrer para descubrir que la política no es sólo la política de los partidos políticos… Mucha gente está descubriendo y celebrando eso, aún es pronto para dar ese otro giro de tuerca que es reinventar la relación con el Estado.
L. Es muy interesante lo que dijo Romney sin saber que estaba siendo grabado: “el 47% de los estadounidenses no son capaces de responsabilizarse de su propia vida y no los vamos a convencer nunca de que lo hagan porque su vida depende del Estado”. Es un discurso brutal. Me parece que en España esas cosas no han calado tanto: culpabilizar a las víctimas, estigmatizar la pobreza, esa idea tan americana de que si te va mal en la vida es porque eres un mierda: la figura del loser (perdedor).
V. En Chicago (la ciudad de Obama) se desarrolla estos días una huelga de profesores organizados autónomamente de los sindicatos. Romney utilizó el hecho enseguida para cargar contra Obama y la izquierda más tradicional se quejaba de que la huelga “daba razones a los republicanos”. En el tablero de ajedrez del bipartidismo se pierde la autonomía de la acción. Es un gran logro que se abra la idea de que podemos hacer cosas colectivamente sin la burocracia de los sindicatos y del Partido Demócrata. Esa es la grieta que ha abierto Occupy en la escena política.
Nota
Litio: nace un nuevo documental

Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.
“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.
Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…
Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco.
LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.
“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.
El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.
LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:
“Esta historia continuará
¿Dale?”.
Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

CABA
Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?
Por María del Carmen Varela
Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?
La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.
Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.
¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.
Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.
En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.
Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.
NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA
Miércoles 30 de julio, 21 hs
Próximas funciones: los viernes de octubre


CABA
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.
Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.
La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

¿Quién dijo que hace frío?
Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?
Las luces apagadas, las pizzerías vacías
Los artistas callejeros sin público
¡Esta peatonal es orgullo nacional!
Y eso es gracias a nuestro teatro
Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color
en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro
que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?
Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país
Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto
con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación
¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,
produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!
¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!
¡Defendámoslo!

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.
El teatro que habla y Pluto en marcha
Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.
¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Los besos vuelan.
Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:
- Ay, ay, ay, me duele todo
- Teatro, ¿qué pasa?
- ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
- ¿Por qué?
- ¡Quieren desmembrarme!
- ¿Quién?

- El teatro explicándo por megáfono la situación.
- El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
- ¿Al instituto que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
- Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
- ¡Cuidado el teatro se desmaya!

- Al teatro le da un soponcio.
- Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
- ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
- ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
- ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
- Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.
La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.
Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

- CABAHace 4 semanas
Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Femicidios en julio: la noticia es el horror
- ActualidadHace 3 semanas
Mendoza movilizada: sábado de caravanazo contra la minera San Jorge
- ActualidadHace 4 semanas
Marcha de jubilados: balas y bolitas
- ActualidadHace 3 semanas
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”