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Adiós a Hebe, adiós a una época

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Murió Hebe de Bonafini. Exactamente dentro de dos semanas hubiera cumplido 94 años. Presidió la Asociación Madres de Plaza de Mayo y fue figura siempre relevante en distintos momentos del país. 

Es posible que cada persona ya tenga una posición totalmente formada -a favor o en contra- sobre una mujer rebelde, polémica, irritante y contradictoria. O entrañable, valiente y sincera, según quien la mire. Una de sus frases favoritas fue: «El otro soy yo». 

De las múltiples charlas y entrevistas de lavaca con Hebe, elegimos para homenajearla esta nota de abril de 2004, en la que explica su apoyo y su relación con Néstor Kirchner, a quien había tildado como fascista. Habla de la izquierda, los piqueteros, la política, los salvavidas de plomo. el ser ama de casa, la democracia. Los cartoneros y su miedo. El 19 y 20 de diciembre, su idea de la revolución, un accidente casero que la había dejado contusa. Un modo más de conocer de cerca una mente hiperactiva y frontal, y a una mujer que se supo ganar un lugar en la historia de la política y los derechos humanos. 

Hasta siempre, Hebe.

«La izquierda nunca entendió a las Madres»

Adiós a Hebe, adiós a una época

Dice que este es un momento lindo, distendido. Que siempre soñó que «uno de nuestros hijos iba a ser Presidente», pero nunca pensó que iba a suceder tan rápido. Que Kirchner es inteligente y tierno. Que los partidos de izquierda no saben ver el nuevo mundo político. Que los museos de la memoria y los juicios por la verdad son mentiras. Que pagar la deuda externa es violar los derechos humanos. Y que si no hay igualdad, la democracia no existe. Hebe, a los 75 años, sigue rompiendo paradigmas. «Las Madres siempre hicimos lo que quisimos». (Por Sergio Ciancaglini).

Hebe de Bonafini, rodeada de íconos del Che Guevara, Salvador Allende, retratos de desaparecidos y símbolos de diversas luchas antiimperialistas; después de haber homenajeado al presidente Néstor Kirchner con una alabanza que en su caso no tiene precedentes, sonríe con una placidez inédita cuando escucha la pregunta:

¿Alguna vez soñó que iba a ser oficialista?

-Me la pasé diciendo que Menem, Duhalde y Kirchner eran la misma mierda. Y después tuve que ir a decirle: «Señor presidente, me equivoqué, yo dije que usted es la misma mierda que los otros pero no: usted es totalmente distinto». Y se lo reconocí así, sinceramente. Las Madres somos muy libres para decir lo que pensamos. En un discurso, hace años, dije que alguna vez un hijo nuestro iba a cruzar la plaza, y se iba a sentar en el sillón para ser presidente. Y ahora él me contó que el 24 de marzo de 1976 ya empezó a pensar que quería llegar a presidente. Lo que no soñé es que algo así iba a ser tan rápido.

-Frente a este cambio suyo, la izquierda.

-(Interrumpe) Ah no, la izquierda nunca entendió nada. Y menos a las Madres. La izquierda tardó siete años en venir a las marchas y ahora no sé cuánto va a tardar en entender. Siempre vinieron a criticar y a querer cambiarnos el pensamiento. Y nunca les dimos bola.

¿Pero en las rondas siguen escuchando La Internacional?

-Muchas veces.

¿Cómo podría describirse entonces la posición de Madres? ¿Pragmática, al apoyar a Kirchner, o ideológica?

-Es ideológica. Las madres nos sentimos de izquierda. Pero no de los partidos de izquierda. A la vez al presidente lo veo como a alguien muy seguro, con mucha ternura, muy inteligente. Hace cosas muy fuertes. Casi utópicas. Aunque claro, tiene muchos salvavidas de plomo.

Hebe de Bonafini -la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo- camina despacio y rengueando. La más inesperada expresión de kirchnerismo explícito asegura que se sigue sintiendo revolucionaria, de izquierda, y un ama de casa.

Las amas de casa son personas que asumen tareas inhóspitas y riesgosas, que harían recular a más de un revolucionario. Por ejemplo, limpiar heladeras o enjabonar pisos. «Estaba ayudando a mi hija a limpiar la heladera, el piso estaba jabonoso, se me fue la pierna y me fracturé. Por suerte fue la tibia y no la cadera».

Ocurrió en septiembre del 2003.

Hebe -que el próximo diciembre cumplirá 76 años- comenzó a incorporar un extraño ritmo de vida a su extraño ritmo de vida.

-Atendía a la gente aquí, en la Casa de las Madres, boca arriba en una cama. A los actos iba en silla de ruedas y después, con bastones canadienses. Durante tres meses necesité asistencia permanente para todo: bañarme, mover el intestino, lavarme. De día me atendían acá las otras Madres. De noche, una enfermera. Los viernes me llevaban en ambulancia a La Plata y me quedaba con mi hija Alejandra hasta el lunes, y ahí volvía en ambulancia.

La Casa de las Madres queda en el edificio de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo, frente a la Plaza de los Dos Congresos. Se entra por el café literario Osvaldo Bayer. Hay un timbre. No es una puerta abierta a cualquiera en un lugar donde las amenazas ya son parte de la música cotidiana. En los últimos días se trató de un «Comando 24 de marzo». Cuenta Hebe: «Son los mismos de siempre. Lo hacen para jaquear al presidente. A él también lo han amenazado, y a los ex detenidos. De todos modos no quiero que me custodien, que cuiden mi casa, acá, ni nada. Porque yo puedo tener eso, ¿y los demás qué?»

Adiós a Hebe, adiós a una época
Hebe a los dos años de edad, con su padre. (Todas las imágenes fueron elegidas por la propia Hebe para la MU nº 21, del Archivo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo).
Adiós a Hebe, adiós a una época
La primera comunión de la futura presidenta de Madres.

El escritorio de Hebe está invadido y revuelto por la instalación de aire acondicionado en ese sector del edificio que es muy seguro, pero muy cerrado (los diarios balbucearían que se trata de un «bunker»). La conversación fluye fuera de esa oficina, pero de pronto la señora de Bonafini salta alarmada: «Me van a reventar al Che» dice cuando ve que mueven un escritorio con un busto sonriente de Ernesto Guevara, rescatado a tiempo.

Hebe habla a toda velocidad, casi nunca duda, y propone que la charla sea «cariñosita». Tiene una mirada de una inteligencia y un sentido del humor que no suelen emerger durante sus arengas públicas. Una curiosidad: jamás, en más de una hora de charla, mencionó a Kirchner por su nombre. Sólo habló de «él» o de «el presidente».

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El casamiento con Humberto «Toto» Bonafini. Contaba Hebe: «Una vecina me prestó el traje de novia».
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En San Clemente, con marido e hijos mayores. Jorge y Raúl, que años después serían desaparecidos.
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Hebe y el bautismo de la hija menor, Alejandra, junto a sus dos hijos.

-¿Quiénes son esos salvavidas de plomo del gobierno?

-Scioli, Lavagna, Duhalde, gobernadores como Solá o Romero. Nosotras creemos que es un tipo (Kirchner) que está muy bien, con gente que trabaja muy bien, pero estos otros son un desastre, el fascismo total, pero bueno, él tuvo que juntar aliados para llegar a donde llegó. Creemos que es muy inteligente y que está haciendo un muy buen trabajo.

¿Cómo analiza a la situación política?

-Tiene varias partes. En derechos humanos el presidente ha hecho cosas totalmente sorpresivas y nada demagógicas. Y por otro lado está el pago de la deuda, que para nosotras es una violación a los derechos humanos. Cada peso de deuda que se paga es un chico que no come, o alguien sin trabajo. Con Eduardo Barcesat tenemos hecho un trabajo que demuestra que la deuda ya fue pagada una vez y media. Vamos a llevárselo al presidente.

-A quien usted trataba como uno más de esos que llama fascistas.

-Sí, y por eso se lo reconocí personalmente. «Yo dije que usted es la misma mierda que los otros, pero por lo pronto aquí no vi a ningún policía». En la época de De la Rúa, además, en la Casa Rosada me amenazaron de muerte.

¿Cómo ocurrió?

-Había ido a llevar un pedido de audiencia y un tipo de civil me dice en voz baja: «¿No sabés que te vamos a reventar, hija de puta?» y yo le grité «¡Decímelo en voz alta!» pero se dio vuelta y se mandó a mudar. Y ahora estaba en la Casa Rosada con un presidente que nos atendía, estaba de acuerdo con nosotras y que, además, era distinto. Hizo cosas muy rápido. El documento de identidad gratuito para todos los chicos me pareció una cosa extraordinaria. Y el descabezamiento de las cúpulas militares y policiales. Hacía reuniones con los organismos de derechos humanos a las que nosotras no queríamos ir. Pero después me llamaba a mi casa y me contaba lo que habían hablado. Me dio un lugar que yo no me había imaginado. Llamarme a mi casa.

-Todo un romance político.

-Más que romance, es mutuo respeto. Me invitó, por ejemplo, al Salón Blanco cuando la hermana presentó unos planes sociales. Yo estaba atrás, sin querer llamar la atención porque soy una persona muy discreta.

-Hebe

-En serio. Fijate que me estaba yendo, cuando me llamaron diciendo «no te vayas que el presidente quiere verte» y él dio toda la vuelta al Salón Blanco para saludarme. Una gran gentileza. Y digo: si hay una cosa diferente, una pequeña puerta abierta, tenemos que mantenerla así, con una relación con el presidente. Yo le dije: nunca le voy a mentir, le guste o no le guste, y espero que usted no me mienta. Si me miente vengo y lo denuncio. Y él dijo: no voy a mentir.

Yo le cuento todo lo que hago. Que tenemos relación con algunos grupos piqueteros como para que nadie le diga «mirá lo que hacen las Madres». Le cuento también que la Universidad es ilegal.

¿Ilegal?

-Claro, no la tengo legalizada ni le pienso pedir un peso a nadie. Los títulos que damos no son oficiales. Son títulos de amor y de lucha, y por suerte a los que salen de aquí les dan trabajo. Ahora nos han ofrecido desde la Sorbona, de Paris, hacer algunas cosas con la Universidad, así que capaz que crece para otros lados. A veces pensamos legalizar una parte. Nos han ofrecido hacer una carrera de Derecho con Derecho Internacional Público, pero no podés recibirte de abogado sin un título válido. También nos ofrecieron una carrera paramédica. Pero es como cuando crías un hijo: no hay un libro que te explique todo. Esto es un hijo de cuatro años largos, tenés dudas, cosas que te andan mal, o bien, muchos que te dan consejos, o se quieren quedar con una parte, pero bueno: seguimos. Y el presidente sabe todo. Para mi es un momento muy lindo, distendido. Antes me agredían todo el tiempo y ahora, abren las vallas especialmente los jueves para que hagamos la ronda. Imaginate.

Adiós a Hebe, adiós a una época
Marchas de Madres en 1978. Se ve a Hebe, Juanita Pargament, Adelina Alaye y aparece alzando a un niño Nora Cortiñas, quien después integraría Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

-Si antes opinaba que Kirchner era lo mismo que Duhalde, ¿era por un prejuicio suyo? ¿O tenía razón, y Kirchner cambió?

-Era un prejuicio mío. Yo decía: peronismo es fascismo puro. No conocía a peronistas de izquierda. Sé que había muchos, pero los mataron a todos. No había visto resurgir a ninguno con las ideas como las del presidente, que reivindicó a los ‘70, a nuestros hijos y su lucha. Todo eso me parece increíble.

¿Nunca otro presidente intentó acercarse?

-Con Alfonsín estuvimos dos veces.

¿Pasó algo?

-No, un tipo muy mentiroso, Alfonsín. Nos dijo que había desaparecidos con vida y le dijimos que los recuperara. Después nos recibió de nuevo y nos mostró unos papelitos que parecían de supermercado. Eran del Ejército contestando que no tenían ningún desaparecido. ¿Y qué le iban a contestar? Era ridículo. Después, nos citó a las madres de todo el país. Vinimos de todas partes y él se había ido. No nos recibió. Ahí tomamos la casa de gobierno durante 24 horas.

Con Menem no estuvimos nunca, y con De la Rúa tampoco. Le pedimos, pero nunca nos atendió y encima, cuando fui a la Casa Rosada me amenazaron. Le sacamos fotos al tipo, pero el gobierno no hizo nada. Así que nunca nos reunimos con otros presidentes.

-Pero sí con Rodríguez Sáa.

-Eso no fue un presidente, fue un aborto de la naturaleza.

¿Y cómo vive el cuestionamiento que le hace la izquierda?

-¡Tenés que ve los mails que me mandan! Una maravilla. Ni te hablo de los partidos trotskystas, dicen de todo de mí. Ya les tengo lástima, se la pasan discutiendo en los cafés, pero solamente pueden repetir lo que estudiaron en un libro porque no saben ver el nuevo mundo político.

Nos pasó siempre. Venían a decirnos lo que teníamos que hacer. Y siempre hicimos lo que quisimos. El PC (Partido Comunista) en una época decía: «Las madres no saben hacer política. Videla y Viola son democráticos». Yo no me olvido de eso. Pero ojo, estoy hablando de la izquierda organizada en partidos. No la otra, la cantidad de gente que es de izquierda como me siento yo, pero no está en ningún partido. ¿Y sabés por qué? Porque los partidos mienten. No entienden nada de política. Me acuerdo cuando dijeron que el 19 y 20 de diciembre hubo una revolución, y organizaron una gira diciendo que estaban juntando comida para mandar compañeros a luchar al monte. ¿A qué monte? ¡A Palermo! Me venían a preguntar de afuera, y me daba vergüenza. Todo una gran mentira.

¿Pero cree que el 19 y 20 fue un hecho revolucionario?

-Claro, fue un acto revolucionario, pero no una revolución. Y también era mentira lo de «piquete y cacerola, la lucha es una sola».

¿También?

-Claro, porque no era una sola lucha. Estaba el mismo enemigo, pero no es lo mismo que tengas nueve hijos que se te mueren de hambre, que tener 10.000 dólares en el corralito.

¿Cómo vivieron esos días?

-Terminamos en el hospital. Nos pegaron a lo bestia. Fuimos a la Plaza, nos pusimos brazo con brazo y empezaron a atacarnos con palos y los caballos. A mi me cruzaron la barriga a palazos. (En Crónica de un saqueo, película de Pino Solanas, toda esta situación puede verse maravillosamente filmada). Nosotras gritábamos: «La plaza es de las madres y no de los cobardes».

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Plaza de Mayo en 1983, inundada de Madres.
Adiós a Hebe, adiós a una época
Hebe en otra marcha, en los 80. La movilización permanente.

-Hablábamos de los piquetes, ¿qué opina de las agrupaciones piqueteras?-Hay algunos que son rescatables y respetables, que han aceptado la propuesta del presidente de hacer cooperativas, emprendimientos, huertas, todo eso. Y están los que piden de todo, pero no aceptan nada. Piden plata, aumento de los planes, bolsas de comida, pero después no aceptan nada de lo que el gobierno les propone. El problema es que los partidos políticos de izquierda armaron piqueteros. Me critican por haber dicho eso. No es que digo que el hambre la generaron los partidos políticos, sino que usaron a los piqueteros, agarraron esa idea como buena para conseguir votos. Encima les fue para el diablo. Nada de votos, y cada vez tienen menos.

-Pero Hebe, no todos los piqueteros son de ese tipo.

-Y por eso te decía que colaboramos con varios de ellos y con sus emprendimientos. Pero lo que digo es que los partidos políticos no pueden tener piqueteros. La CCC tiene unos, el PO tiene otros. Cada uno tiene uno, y así se desnaturaliza el piquete. Una cosa son los piqueteros reales que van a las marchas, y otra los dirigentes. No podés tener trabajo y casa, y dirigir un piquete.

Se distorsiona todo si hay dirigentes que se la pasan hablando por televisión y tienen casa, auto y trabajo. No está mal tener esas cosas, pero no sos un piquetero. Es lo mismo que si la dirigente de los desaparecidos fuese una madre sin hijos desaparecidos.

-Otro símbolo fuerte de la relación con Kirchner fue el hecho de haberlo visitado sin el pañuelo.

-Me han dicho de todo, que le entregué el pañuelo al presidente, que ya no era una Madre. Pero la verdad es que fue pura casualidad, totalmente inocente.

-Hebe

-Mirá, unas mujeres lo habían visto al presidente. Estaban muy acicaladas y cuando me vieron me empezaron a abrazar y a dar besos, y me llenaron de rouge el pañuelo. Me pareció una falta de respeto entrar con un pañuelo sucio, y me lo saqué por eso. Ahí se armó toda la bola. Se ocupan mucho de mí.

-Los gestos pueden interpretarse.

-Es como lo de los gobernadores. Todo el mundo cree que yo empecé el lío ese (por la concurrencia al acto en la ESMA, el 24 de marzo último). Yo dije lo que pensaba. Si ellos van, nosotras no. ¿Cómo vamos a ir con tipos que ahí se blanquean? ¿Los mismos que apoyaron a la dictadura ahora son luchadores de los derechos humanos?

-El mismo 24 ustedes marcharon con los demás organismos de derechos humanos, cosa que hace años no ocurría. ¿Hay algún acercamiento?

-No, lo que pasa es que los que llamaron a la marcha no fueron los organismos sino otras agrupaciones como detenidos (ex detenidos-desaparecidos) y la Liga por los Derechos del Hombre, con los que yo tengo más relación. En el documento propusimos dos correcciones, las aceptaron, y fuimos. Lo que no hice fue ir al frente. Nunca acepté participar con los otros organismos en el frente de la marcha, porque mi lugar está con las Madres. Y tampoco acepté el sorteo para ver en qué orden se organizaba la marcha. Están todos locos. Yo no hago esas cosas, y fuimos donde se nos antojó. El lugar en el que estás tiene que definirse por lo que hacés, y no porque te sortearon.

¿Y cuál es la relación con los organismos de derechos humanos?

-La que tenemos con la Liga, con exdetenidos, pero ni con Abuelas, Familiares ni Madres Línea Fundadora. Más que nada porque han sacado solicitadas en contra mía. Yo nunca haría eso. No tenemos nada que ver. Que cada uno haga lo que quiera. Tampoco participo en ninguna comisión con el gobierno. No acepté nada de la memoria, de esto o de lo otro.

-¿Pero qué opina del museo en la ESMA?

-No estamos de acuerdo con el museo. Proponemos una escuela de arte popular, para hablar del pasado, el presente y el futuro, más que del horror. No tenemos nada que ver. Eso lo va a hacer el gobierno con los organismos. Pero yo no voy a llevar nada de mis hijos a exponer, porque te digo la verdad: no creo que vaya a ser un museo verdadero.

¿Por qué?

-Porque ya vi otros museos de los organismos, y ahí no van a estar los FAL (fusiles) que usaban nuestros hijos, ni las estrategias que usaban cuando ellos quisieron hacer la revolución. Siempre pensé en mis hijos como guerrilleros y revolucionarios, con un gran orgullo. Si en un museo no va a estar cómo fue la organización, las luchas que hubo, los hechos que realizaron, no sirve.

-Pero la mayoría de los desaparecidos eran militantes que no usaban FAL.

-No usarían FAL, pero trabajaban para la revolución, apoyaban la revolución armada. De mis dos hijos, uno alfabetizaba, y el otro estaba en la lucha armada. Pero los dos trabajaban para la revolución, y en el mismo partido.

¿Cuál era?

-Nunca lo dije ni lo voy a decir. Eran revolucionarios. El que alfabetizaba estaba abriéndole la cabeza a la gente para que piense, se comprometa, se haga revolucionaria. Y el que usó las armas es porque creía en la revolución. Un revolucionario nunca es terrorista. Es alguien que quiere el bien del pueblo para que otros vivan, coman y sean felices. El terrorista es el Estado que reprime, el otro es una respuesta prevista en la propia Constitución.

¿No cree que haya habido militantes y revolucionarios que no creían en la lucha armada?

-No, porque la revolución es siempre armada.

-Las Madres, entonces, no serían revolucionarias.

-Está bien, yo me siento revolucionaria sin haber usado nunca las armas, pero creo en la revolución armada. Hacemos actos revolucionarios. Abrir una universidad, por ejemplo.

-Buen ejemplo, y no hay armas.

-Pero eso tiene que ver con lo que uno piensa de la revolución. Con el paso a paso. Yo no sé si alguna vez habrá una revolución en este país, pero tenemos que tratar por todos los medios de ser lo más rebeldes posible. Y acá a la rebeldía se la quiere aplastar. Se habla de un chico rebelde como que es un mal pibe, y es al contrario.

Tenés a Chávez, en Venezuela, que hizo una revolución sin las armas, pero están armados por si los atacan. Fidel no anda tirando tiros. ¿Cómo se defienden sin armas?


-El argumento contrario es que la guerrilla se burocratiza y termina siendo un nuevo foco de poder concentrado y autoritario.

-Habría que probar. Lo que no se puede es copiar. Ni a Marcos, que también hizo lucha armada, ni a los cubanos, ni a Chávez, que convirtió a la policía en gente como la gente. Cada uno, cada país, hace algo diferente. Para mí hay que hacer lo más parecido a lo que querían nuestros hijos: amar el saber, decirle a la gente que se tiene que preparar para defenderse. (Hebe se adelanta mirando más de cerca, más fijamente, y en voz más baja) . Porque cuando sos ignorante, es terrible. A mi me pasó. Mi ignorancia me dejó dos soledades enormes. La de la falta de mis hijos, y la propia soledad de ser ignorante. No sabés cómo defenderte. Te avergonzás.

¿Cómo era esa ignorancia?

-Imaginate, las Madres me mandaron a un congreso en Ecuador en el 78. Yo no sabía qué era la palabra «evaluación». No sabía lo que era una «síntesis». Si escuchaba no escribía. Si escribía no escuchaba. Me habían regalado una agenda, y no sabía para qué carajo servía. Te lo juro, no te rías. Se la regalé a mi hija. En la perra vida había usado algo así. Y eso te da mucha soledad, te sentís indefenso.

-Me reía porque yo tampoco sé usar las agendas. En todo caso, usted era un ama de casa.

-Y sigo siendo. El otro día me tenían que hacer una nota por radio, querían llamarme al mediodía y yo dije: «pero si te atiendo a esa hora, se me puede quemar la comida». El tipo no entendía nada. Debía creer que yo vivo sentada en un sillón con un negro que me abanica.

-Al reivindicar la lucha armada se puede pensar que la está proponiendo como un programa para los jóvenes actuales. ¿Es así?

-No, para nada. Los chicos de hoy están lejos de eso. Y además hubo errores en aquella época. Pero como no están los que hicieron la revolución, yo no soy quién para decir que hubo cosas que no estaban bien. Había mucha ingenuidad. Qué sé yo: mi nuera andaba de acá para allá con una raqueta de tenis con un embute.

Adiós a Hebe, adiós a una época
Hebe en su casa de La Plata, eligiendo fotos de su vida para la revista MU 21.

-Embute.

-Claro, volantes y papeles que llevaba escondidos en la raqueta. Y salía a cada rato. Yo le decía: «María Elena, ¿quién te va a creer que vas a jugar un partido de tenis cada dos horas? Si te están mirando, saben que estás haciendo algo. Esto que te cuento es una pavada, si querés, pero te muestra la ingenuidad.

-En las cosas cotidianas se entiende mejor la realidad que en los discursos.

-Mirá, en la casa de mi hijo estaba la imprenta para los volantes y publicaciones del partido. Hicieron un pozo para ponerla. Sacaron tierra hasta matarse. Todos los vecinos sabían que algo pasaba porque había un tolderío y un lío que ni te cuento. Después le pidieron a mi marido que sacara la tierra. Mi marido no tenía auto, y consiguió que le prestaran uno. Era anaranjado. Mi hijo decía: «Papá, ¿no conseguiste otro color?» todo el mundo veía cómo cargaban bolsones de tierra en un auto anaranjado y entraban paquetes y bolsas con los materiales para la imprenta. Bueno, esa también es la historia. Y capaz que me equivoco, pero no creo que esa historia esté en el museo. (Hebe recuerda lo del museo, y se le frunce la nariz) Además: ¿cuántas veces vas a un museo? Una, y gracias. En cambio a una escuela de arte popular vas todo el tiempo porque siempre puede haber cosas distintas, bailes, música, pintura, teatro. Para museo ya es suficiente con nosotras, que somos viejas.

-Ustedes se entusiasman con Kirchner, pero hasta hace poco planteaban que la democracia es poco menos que inservible. ¿Cambió esa noción?

-Es que no conocemos la democracia. Mirá, para mí la democracia es igualdad. Y mientras yo pase por una esquina y vea a los pibes comiendo las basuras que tiran de una casa o un restaurante, para mí la democracia no sirve para una mierda. (Hebe vuelve a adelantarse, como confesando algo) ¿Vos sabés que yo a los chicos de la calle, a los cartoneros, no les pregunto nada nunca? Pero no porque no me animo, sino porque le tengo miedo a la respuesta.

¿Qué imagina?

-Qué sé yo. A veces, a la noche, pasaba y los saludaba. La gente los esquiva, esconden la cartera. Pero los cartoneros son más buenos que nosotros. Entonces les decía: qué tal, buenas noches. Y uno un día me dijo: «buenas noches para usted que va a dormir en una cama, para mí no, porque me voy a cagar de frío». Me quedé dura. Por eso nunca les pregunto nada. Le tengo miedo a la respuesta.

Para mí, eso es lo peor. Es mucho más preocupante que un pibe se prostituya, que si sueltan a Etchecolatz o lo condenan. Me importa un culo eso (Miguel Etchecolatz, ex comisario de la bonaerense y mano de obra barata del general Ramón Camps, recientemente condenado a siete años de prisión por violaciones a los derechos humanos).

�Qué opina de esa condena?

-Lo que dije: me importa un culo. Pasaron muchos años, no voy a andar atrás de esos juicios. Lo que quiero es formación, trabajo, educación, he entregado lugares y apoyado a los piqueteros de Roca Negra (fábrica abandonada, en Lanús, ocupada principalmente por el MTD de Solano).
Yo no tengo que ir a esos juicios. Los juicios de la verdad son una mentira. Se burlan. Todo el mundo quedó deprimido con la condena a Etchecolatz porque fueron nada más que siete años. Yo entonces ni voy, porque lo que querría es agarrar un palo y pegarle en la cabeza. Los tipos encima te miran con sorna.

¿Pero decir que son una mentira?

-Son mentiras. Por eso se llaman de la verdad. Porque si fueran juicios de verdad, tendrían castigo. ¿Eso qué es? ¿Que el tipo que torturó a mi hijo diga «sí, lo torturé» y después se vaya a su casa, yo a la mía y el juez a la suya? ¡Por favor! No se puede hacer eso. Capaz que soy muy rígida, muy dura, por eso no me quieren.

-Salvo en el gobierno.

-Es que hay que reconocer la valentía del presidente cuando dijo «proceda» a Bendini (jefe del Ejército) para que descuelgue los cuadros de Videla y Bignogne en el Colegio Militar.

-Otra vez los símbolos.

-Pero ese es u símbolo de grandeza. No me da vergüenza decirlo.

¿Cuáles era sus ideas políticas, de joven?

-Nada. Mi papá era radical. Mi hermano peronista. Imaginate los almuerzos en casa, una masacre. Papá decía: ¡Callate y no me discutas! Tenía un primo montonero (guerrilla que se declaraba peronista), que mató la Triple A (grupo parapolicial peronista, gestado por el ex ministro de Juan Perón, José López Rega).

Pobre papá, cuando fuimos a ver a Balbín (Ricardo Balbín, jefe de la Unión Cívica Radical) con Azucena Villaflor (fundadora de Madres de Plaza de Mayo, luego desaparecida) por el tema de nuestros hijos desaparecidos, Balbín nos dijo: «Yo no voy a permitir que unas mujeres de mierda me digan qué es lo que tengo que hacer. Cuando se lo conté a mi papá, decía: «No hija, es un buen hombre, vos seguramente lo trataste mal». ¡Me lo defendía a Balbín! Mi marido no tenía partido y yo me casé muy jovencita, en una época donde las mujeres hablaban de cocina. Cuando había golpes de Estado, sabías que había que salir corriendo a comprar fideos y leche para los chicos. Los hombres hablaban de política, fútbol y básquet. Y las mujeres en otra mesa, hablando de otra cosa.

-Volvamos a la actualidad: ¿este es un gobierno fuerte, o débil?

-El presidente está todos los días diciendo «ayúdenme, ayúdenme». Lo necesita. Creo que tendría que abrirse más todavía para que toda la gente que lo quiere apoyar pueda hacerlo.

-Los editoriales llaman a eso «transversalidad».

-Ah, no sé qué es eso.

-Que Kirchner se alíe a no peronistas.

-Pero son palabrejas. Es como cuando hablaban de «transparencia». Te choreaban, te afanaban, y todos hablaban de transparencia, empezando por el Frente Grande. No sé qué es transversal, esas palabras no me interesan.

¿Vota?

-Nunca. Voté de jovencita, y nunca más.

¿Ahora votaría?

-(Se queda mirando la imagen de Salvador Allende) Por ahora no. Porque no voto esas listas sábanas. Son como las redes de los pescadores. Las tirás al agua para pescar pejerreyes, truchas, pescados ricos, y después te salen sábalos, pirañas que te comen la red. Las listas sábanas son así, llenas de pirañas que te comen la red y te comen a vos. Les tengo terror.

-Usted dice que defiende la idea del socialismo.

-Sí, es una forma de vida extraordinaria.

-Pero en muchos países fracasó. ¿qué opina de ese fracaso?

-Cuando me dicen eso yo planteo bueno, se hizo mal, pero hagámoslo bien.

En ese momento se cierra la charla. Es mediodía. En la vereda de Madres se escucha un grito:

-¡María, María!

María Gutman, una de las Madres, se había desplomado sobre la vereda. Otra Madre, Elisa Landín gritaba llamando a sus compañeras. Levantaron a María, le acercaron una silla y una sombrilla para cubrirla del sol, aplastante aún a fines de marzo.

-Veníamos de hacer gimnasia acuática -cuenta Elisa.

La gimnasia sirve para reponerse de dolores y achaques diversos.

-Es hermosa la libertad que te da el agua -dice Elisa, mientras a María le traen jamón crudo para restituirle la presión. Otra Madre se acerca y dice:

-¡María, si vos estás así, qué nos queda a las de 89!

María comienza a reponerse. Hebe le arrima un trípode para apoyarse. Entra al edificio y camina muy lentamente y rodeada, hasta llegar a otra puerta tras la cual hay una cocina y una gran mesa. Ahí sientan a María.

Otras seis Madres ordenan vasos y cubiertos sobre el mantel. Hebe está preparando una ensalada. Elisa, más tranquila, cuenta:

-Acá almorzamos todos los días, nos desquitamos, hablamos, despotricamos. ¿Qué va a hacer? -dice con una sonrisa acuática-. Es nuestra vida.

Adiós a Hebe, adiós a una época

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos

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Este domingo a la madrugada murió María Teresa López, asambleísta contra la contaminación en su ciudad natal, Caleta Olivia, luego mudada a Capital Federal y parte del grupo Jubilados Insurgentes. Mary se enfermó de cáncer producto de la contaminación que ella misma denunciaba, y luego fue abandonada por el Estado en modo motosierra: el PAMI se negaba a entregarle medicamentos, pese a amparos judiciales a su favor. Una historia que genera bronca e impotencia, pero que a través del recuerdo de sus compañeras de lucha se revela como una lección de vida, en el más profundo sentido de la palabra: lo colectivo frente a lo personal, la idea de no perder el tiempo, la movilización permanente, la generosidad, la sabiduría, y qué es la muerte.

Por Franco Ciancaglini

Algunos dirán que Mary era bajita y otros que tenía el porte enorme de Nora Cortiñas.
Desde la pandemia solía esconder su sonrisa detrás de un barbijo, aunque sus motivos de alegría eran cada vez menos:

  • su salud era cada vez más delicada;
  • los medicamentos oncológicos no llegaban;
  • y la lucha que encaró desde siempre —primero en su Caleta Olivia natal contra la contaminación, luego contra el sistema de salud público y, al final, como parte del grupo Jubilados Insurgentes— cada vez implicaba poner más el cuerpo.

Fue su cuerpo lo que, este domingo 21 de julio, dijo basta.

Mary se convierte así en algo odioso: un símbolo. Un símbolo de la muerte sistemática que genera un sistema que enferma y abandona. Pero también en un símbolo de lucha por la vida, en el sentido más profundo de la palabra.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Mary junto a Nora Cortiñas.

Contaminada

María Teresa López nació en 1959 en Caleta Olivia, Santa Cruz. Falleció el domingo pasado a sus jóvenes 67 años, en un hotel de la calle La Rioja, en Once, ciudad de Buenos Aires. Sí: vivía en un hotel. Sola, producto del desarraigo que le produjo tener que trasladarse para atenderse de un cáncer de hígado.

Ese fue el diagnóstico médico: una metástasis que avanzó en el último tiempo al ritmo frenético de una motosierra.

La causa que no figura en su partida de defunción es aquella que ella misma denunció hasta el final: a Mary le negaban medicamentos oncológicos indispensables para su tratamiento.

Lo que tampoco figura en su partida es que Mary fue arrancada de su Caleta Olivia natal porque se enfermó, al igual que decenas de personas de esa localidad, producto de la contaminación del agua por actividades extractivas en la zona.

Contaminada

La vida de Mary fue la de una militante social de una estirpe rara: austera, firme, silenciosa, estudiosa, imparable.

Sus compañeros reconstruyen sus historias: que de chica le hicieron un test de inteligencia y un profesional le dijo a su madre que ella era más o menos superdotada; que seguramente podría hacer dos carreras universitarias a la vez; que terminó la secundaria antes de tiempo y luego cursó dos carreras; que se enganchó con el ambientalismo muy joven y empezó a investigar cuando las empresas petroleras negaban la contaminación de las napas de agua.

Formó parte de la Asamblea Ambiental de Caleta Olivia, desde donde luchó sin descanso contra la contaminación provocada por el fracking. Mucho antes de enfermarse, denunciaba que el agua que llegaba a las casas estaba contaminada con petróleo. Lo sabía por la evidencia científica más contundente que tiene una comunidad contaminada: que sus vecinos, familiares y amigos enfermen y mueran.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
En Plaza de Mayo, con una bandera contra la megaminería contaminente en Chubut.

Ante los medios Mary describía lo que vivía y veía alrededor: “La gente se muere o queda discapacitada”. En una entrevista para el programa Conciencia Solidaria, precisaba sobre su territorio:

  • “Caleta Olivia… tiene un problema grave: falta de agua potable, y encima está contaminada por la industria petrolera. Los muestreos de agua que hemos sacado y analizado han dado positivo: está contaminada el agua que estamos tomando.”
  • “La situación es muy grave, se está muriendo muchísima gente de esas 11 localidades, 9 están en terrible condición… además tuvimos un caso muy grande de gastroenteritis que afectó a 340 personas”.
    También contextualizó el vínculo entre agua contaminada y salud pública: “Los metales pesados son cancerígenos, mutagénicos, van mutando de una generación en otra… nacen chiquitos con problemas… o fallecen de cáncer».

Denunciaba en Caleta Olivia la presencia de hidrocarburos, arsénico y metales pesados en el agua, además de enfermedades poco frecuentes que, como decía ella, “no tienen cura” y crecen en esa región patagónica. Alertaba con claridad: “No es solamente cáncer, sino Enfermedades Raras o Poco Frecuentes. Muchos pacientes no están bien atendidos… La situación se agrava cuando se trata de estas patologías: solo se ofrecen tratamientos paliativos.”

Un mal día le tocó a ella, ya con la certeza profunda de que la contaminación ambiental fue parte del combustible de su cáncer de hígado.

En agosto de 2015, en un foro en defensa del agua organizado en Comodoro Rivadavia, otras asambleístas como Lidia Campos, de la asamblea contra el fracking de Allen (Río Negro), la conocieron personalmente luego de años de tramar resistencia contra el extractivismo: “En el Foro en Comodoro había gente de todos lados… Y estaba Mary, que ya tenía problemas, como un problema en la boca del estómago… No se sabía bien… Uno tapa esas cosas y habla de la lucha, la salud quedaba en segundo plano. Mary no era de hablar de lo personal; siempre se preocupaba más por lo colectivo».

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Lidia y Mary, durante el acampe del Malón de la Paz en Buenos Aires, hace dos años.

La describe así: “Era menuda, callada. Pasaba desapercibida. Pero cuando abría la boca, te dejaba con la boca abierta. Sabía muchísimo. Y tenía una convicción inquebrantable.”

Recuerda Lidia que, en 2019, Mary pasó de la denuncia mediática a la judicial: presentó un amparo colectivo ante la Corte Suprema contra la contaminación del agua con hidrocarburos, arsénico y metales pesados. Denunciaba así, ante el máximo tribunal argentino, el abandono del sistema cloacal, basurales a cielo abierto, y exigía la puesta en marcha de una planta de ósmosis inversa paralizada (actualidadjuridicaambiental.com). En ese expediente Mary detallaba:

  • “Frecuentes interrupciones en el suministro… agua contaminada con hidrocarburos totales y arsénico… napas freáticas contaminadas por fracking…”.
  • Solicitaba medidas cautelares urgentes: provisión gratuita de agua apta, saneamiento cloacal, cierre de basurales y puesta en funcionamiento de la planta de ósmosis inversa.

Esa presentación inédita, que firmó ella misma, reflejaba años de trabajo comunitario, denuncias y… enfermedades. Pero su denuncia fue ignorada, archivada y judicialmente ninguneada: tras seis años, la Corte se declaró “incompetente” y desestimó el recurso, sin resolver la situación de fondo.

Mary no se rindió: en 2020 fue caminando hasta Balcarce 50 para presentar a través de Mesa de Entradas de la Casa Rosada una carta firmada por una red de organizaciones en defensa del agua dirigida a Alberto Fernández, denunciando la contaminación del agua y relacionándola lúcidamente con argumentos que el ex Presidente daba como recomendaciones durante la pandemia.

Lidia Campos es la que recupera y comparte a lavaca este documento, y la que como asambleísta define su legado: “Lo que ella hizo fue histórico. Vale la pena hablarlo para las próximas generaciones… En esta época hemos perdido tanta humanidad que a nadie le importa. Pero acá hay alguien que dio su vida. Dio, literalmente, su vida.”

El último recuerdo que Lidia conserva data del 14 de julio de 2023, durante una jornada de lucha contra Mekorot, la empresa nacional de agua israelí que intentaba desembarcar en Argentina con intenciones sospechosas. Relata Lidia: “Ella estaba afuera del Anexo del Congreso con los Jubilados Insurgentes para protestar… Después fuimos a una confitería. Le pregunté si había comido al mediodía… no había comido nada. Le sugerí unos tostados o medialunas con queso. Pidió un té. Cuando llegó lo que pedimos, no lo pudo comer”. Igual, se sacaron esta hermosa foto compartiendo. Y ese mismo día, antes de despedirse, Mary le regaló una pashmina rosa a Lidia para protegerla del frío.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Carlos Ponce, Mary y Lidia Campos: una amistad atravesada por la lucha ambiental del sur del país.

Abandonada

Cuando se enfermó y vio que su asamblea se desarmaba –entre otras cosas precisamente porque muchos enfermaban- Mary se trasladó a Buenos Aires. Pretendía resistir y atenderse bien, cosa que logró durante muchos años: su lucha logró que PAMI le asignara el Hospital Italiano para su tratamiento.

Tuvo un cáncer controlado que se descontroló al ritmo del deterioro del sistema de salud: primero Macri, luego Fernández, la pandemia y finalmente Milei como garrotazo final.

Desde 2023 su situación empeoró drásticamente. Su compañera Zulema, de Jubilados Insurgentes, relata: “El PAMI decía que tenían medicamentos para esa patología, pero no eran los que había indicado su médica… entonces no los aprobaban. A veces los recursos judiciales salían favorables, pero el PAMI tampoco los entregaba. La impotencia era terrible».

Sino miren este video.

María Teresa López dice claramente: “El mecanismo es simple: es eliminarnos, gastando menos… llegar al déficit cero… matándonos.”

El video la muestra junto a sus compañeros de Jubilados Insurgentes en un reclamo frente al PAMI por sus medicamentos.

Sigue: “Es más fácil eliminarnos de manera nefasta e inhumana… Para mí ustedes son asesinos, y les importa un bledo”.

Hoy, un año y mes después, Mary tenía razón.

Zulema continúa: “Ella no podía hacer la quimio porque la droga fundamental no estaba… íbamos al PAMI con compañeros, hacíamos reclamos, pero no facilitaban nada. Cuando le autorizaban un tratamiento de ocho sesiones, solo le entregaban dos dosis. Nos confesaron que no se molestaban en dar el tratamiento completo porque muchos morían antes… Pero Mary resistía, resistía… llegó un momento en que el cuerpo no resistió más».”

Una de las últimas veces de manifestación ante el PAMI, sin Mary, el personal de seguridad preguntó por ella en la puerta: “¿Cómo está Mary?”

La respuesta era obvia: mal.

Insurgente

Pese al deterioro físico, Mary se unió a los Jubilados Insurgentes. Entendió que el sistema no solo descarta a quienes enferma, sino también a los que ya no pueden “producir”.
Zulema recuerda: “¡Tenía un carácter! Ese carácter es el que la hizo resistir cuando muchos se daban por vencidos”.

Llegó a ese espacio dos años atrás, íntimamente vinculada con su enfermedad. “Se metió en todo lo legal… recursos, fiscalías, Comodoro Py… sabía de litigio ambiental”, dice Zulema.

El 12 de junio de 2024, durante la lucha contra la Ley de Bases, estuvo firme en Plaza los Dos Congresos. “Nosotros la cuidábamos porque estaba débil, pero se escapaba, quería seguir.” Conocía a todos. “Era muy luchadora. Y hablaba con energía. Siempre nos pedía que unamos las luchas».

Lo que posiblemente sea su último legado lúcido: unir las luchas del ambientalismo con las banderas de los jubilados.

Sobre su convicción, Zulema dice: “Cualquier cosita que ella hacía la asumía con total responsabilidad… vino con cartulina, se traía el cartel… Cuando asumió Milei hizo un cartel que decía ‘Toda la clase política es responsable de la debacle del país’, lo diseñó ella misma”.

La muerte ocurre en vida: se fue Mary, jubilada que no recibía medicamentos oncológicos
Un cartelito que le hicieron tras su muerte, Clarisa y Agus, que lo dice todo: «Se lo hicimos porque ella era doña cartelitos, y lo dejamos con ella».

Otra anécdota: “Una vez vino a una reunión, con anotador en mano, ya predispuesta. Algunos comenzaron a hablar de su vida personal, y se enojó. Se levantó, juntó sus notas y se fue. Dijo: ‘acá se pierde tiempo, no van a llegar a nada’. Pero volvió. Con dramas y todo, no quería perder el tiempo: estaba alerta. Era consciente de que la tarea era enorme, y le ponía ímpetu”.

Mary sabía que no le quedaba mucho tiempo y por eso nunca bajó la guardia.

Siguió yendo cada miércoles a las rondas frente al Congreso, siempre con barbijo, para cuidarse y cuidar. Participó del Malón de la Paz, llevó agua, militó con grupos ambientalistas, jubilados y religiosos. Organizó actos, escribió cartas, e insistía en que el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, había que salir a las calles. Siempre. Aunque lloviera, aunque doliera.

Porque Mary enseló que la muerte no es algo que ocurre al final: es eso que va sucediendo en vida ante la indiferencia, el silencio de los tribunales, el apagón de las protestas, la descomposición del cuidado, la impunidad de los contaminadores y la complicidad del silencio.

La muerte es el abandono.

La muerte es el olvido.

Y en ese sentido, Mary sigue más viva que nunca.

odas las agrupaciones de jubilados que se juntan los miércoles a protestar en Congreso, preparan un homenaje a Mary y, a través de ella, “a todas las víctimas del sistema y de este plan siniestro de exterminio de los más vulnerables”.

Será mañana, después de la marcha, en un acto en Plaza de Mayo.

Mary: gracias.

Hasta mañana.

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Pablo Grillo: llaman a indagatoria al gendarme Guerrero a seis meses de un disparo criminal

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El 2 de septiembre el gendarme que disparó una granada de gas lacrimógeno por fuera de todos los protocolos de la fuerza deberá comparecer ante la justicia. La decisión la tomó la jueza María Servini de Cubría más de cuatro meses después del hecho. Pablo Grillo luchó por su vida, perdió masa encefálica y hoy se encuentra en plena rehabilitación. Todo lo que deberá explicar Héctor Guerrero y que implica a su principal defensora y la responsable de la violencia estatal: Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cuatro meses y una semana pasaron desde el miércoles 12 de marzo. Ese día, durante otra violenta represión a la marcha de jubilados y jubiladas, el Gendarme Héctor Guerrero le disparó fuera de toda legalidad una granada de gas lacrimógeno al reportero gráfico Pablo Grillo, cuyo impacto casi lo mata, y por el que perdió parte de la masa encefálica, estuvo casi tres meses internado en terapia intensiva en el Hospital Ramos Mejía y por el que hoy continúa en proceso de rehabilitación. Cuatro meses y una semana pasaron hasta hoy, lunes 21 de julio, en el que la jueza María Servini citó a indagatoria al gendarme, autor material de lanzamiento, para el próximo 2 de septiembre.

Es decir: entre la ejecución y la audiencia habrán pasado 131 días, casi seis meses, casi medio año. 

El camino de la in-justicia

En un primer momento, la jueza había rechazado el expediente y el caso había pasado al Juzgado Federal N° 12, donde tramitaba otra denuncia por los mismos hechos. Como ese juzgado estaba vacante y subrogado por Ariel Lijo, quien también se declaró incompetente y declinó la competencia, el expediente regresó al Juzgado N° 1 el 28 de marzo y la jueza Servini lo tiene en sus manos desde el 10 de abril, a la vuelta de una licencia. 

La cronología detalla el tiempo que una familia debe atravesar para exigir justicia por un hecho de violencia estatal: desde el 21 de marzo en que el papá, la mamá y el hermano de Pablo se presentaron en la causa como querellantes, solicitaron se llame a Guerrero a declarar “en calidad de imputado, por tentativa de homicidio agravado por abuso funcional, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Pero no hubo respuesta. Por eso, el 6 de junio, reiteraron el pedido con estos argumentos: “Desde el inicio de la investigación, todas y cada una de las pruebas recabadas por el Juzgado corroboran lo que planteamos en nuestra querella del 21 de marzo: el cabo primero Héctor Jesús Guerrero de la Gendarmería Nacional Argentina fue el autor del disparo de la pistola lanzagases que hirió de gravedad a Pablo Grillo el 12 de marzo a las 17.18hs”. Y agregaron: “En el pedido que presentamos ante la jueza Servini ofrecemos una descripción de los hechos y un análisis pormenorizado de los elementos de prueba existentes hasta el momento”.

Y no hubo dos sin tres: el 15 de julio se le volvió a exigir al Juzgado que lo cite a Guerrero. 

Y la tercera fue la vencida: este lunes, Servini citó a prestar declaración indagatoria al cabo Guerrero como autor del disparo con cartucho de gas lacrimógeno calibre 38mm que impactó en la cabeza de Pablo Grillo. La audiencia será el 2 de septiembre a las 10. 

Guerrero es el primer efectivo formalmente imputado en la causa por el operativo policial del 12 de marzo. 

Desde la querella informaron: “El juzgado ordenó la realización de una pericia balística a cargo de la División Balística de la Policía de la Ciudad para reconstruir con el mayor nivel de precisión técnica posible el disparo que hirió de gravedad a Pablo. Si bien la jueza consideró que ya existen elementos de prueba contundentes respecto de la responsabilidad de Guerrero para esta instancia, sostuvo que la pericia es necesaria para afianzar la reconstrucción de la dinámica del hecho”.

 La pericia tendrá como objetivos precisar:

-La trayectoria y velocidad del proyectil que impactó en la cabeza de Pablo Grillo;

-La posición del arma al momento de efectuarse el disparo y el ángulo de salida del proyectil; 

-Analizar si el proyectil impactó previamente contra otra superficie, y si eso alteró su dirección o energía.

-Las ubicaciones de Grillo y de Guerrero al momento del disparo.

El juzgado también ordenó, previo a la pericia, una inspección en el lugar del hecho (la esquina de Hipólito Yrigoyen y Solís) que incluirá un relevamiento fotográfico terrestre y aéreo y la elaboración de un croquis detallado de la escena. 

Además, le prohibió a Guerrero la salida del país.

Compartimos el perfil de Pablo que realizamos en la edición 203 de MU.

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