Nota
Agrotóxicos: los datos que el INTA no quiere difundir

Hasta 18 plaguicidas fueron encontrados en sangre, orina y materia fecal de las personas estudiadas por el proyecto SPRINT, de la Agencia Ejecutiva de Investigación de la Unión Europea y cuya rama argentina tiene al INTA como referente (además intervienen 28 universidades e instituciones del exterior). Pero el INTA “pospuso” la difusión de los resultados, actitud que puede considerarse un ocultamiento de información relevante para la sociedad y para las personas investigadas. lavaca accedió a veintidós de los informes sobre personas participantes y a dos informes con datos sobre muestreos en animales, alimentos (contaminados con hasta 22 plaguicidas), alimento animal, granos, suelo y agua. Se detectaron además hasta 86 plaguicidas en polvo de hogares.
Los agrotóxicos encontrados fueron glifosato, su metabolito AMPA, Atrazina, Metolacloro, 2,4-D (Free), Clorpirifos (recientemente prohibido en el país). Insecticidas como Fipronil, Imidacloprid, Cipermetrina. Funguicidas como el Tebuconazol, entre otras peligrosas sustancias que representan un riesgo para la salud y el ambiente.
Las personas estudiadas fueron 73. lavaca habló con Iván Villarreal, que fue uno de los estudiados. “Nadie puede decirme qué efectos puede provocar esa mezcla de agrotóxicos que hay en mi cuerpo”. Sobre la actitud del INTA: “Las personas que nos prestamos voluntariamente a participar merecemos una explicación”. “Tenemos los informes, el INTA sabía hace dos años que se está haciendo esto y ahora, justo cuando están los datos, impide que nos expliquen qué significan”.
Por Anabel Pomar
La Unión Europea (UE) prevé reducir el uso general de plaguicidas en un 50%, así como la utilización de los plaguicidas más peligrosos también en ese porcentaje, para el 2030. Para reunir información de base y trabajar la transición hacia esa meta, financia el “Proyecto SPRINT” (Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global 2020/2025) () que busca identificar los residuos de los agrotóxicos y el peligro de la sinergia (la combinación o mezcla) entre los plaguicidas hallados. Esto último es algo jamás contemplado a la hora de aprobar esos peligrosos venenos en el mercado.
¿En qué involucra ese proyecto a la Argentina? En 2021 los muestreos además de realizarse en los países europeos participantes se ampliaron a la provincia de Buenos Aires.
¿Por qué se incluyó a nuestro país? Por ser el principal exportador de soja para alimentación animal hacia Europa.
La pata local del proyecto, que reúne un consorcio de 28 universidades e instituciones, es el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), que asegura la participación de Argentina en el proyecto (socio número 16 identificado como CSS11-Buenos Aires).
¿Es o era esa pata local? Por medio de una resolución, el organismo decidió “posponer las actividades comprometidas del INTA en el Proyecto SPRINT de la Agencia Ejecutiva de Investigación de la UNIÓN EUROPEA (UE) en el marco del Acuerdo de Subvención N° 862568- SPRINT, hasta tanto se cuente con los informes y antecedentes de los avances de las actividades efectuadas a la fecha de la presente medida”. La decisión no sorprendió ya que con anterioridad (ver apartado “Censura y Cancelación”), el INTA ya había impedido se realizara una reunión en la que se iban a contar cuáles eran los resultados de los agrotóxicos hallados en esos muestreos realizados en nuestro país.
Pese a ese intento del INTA en impedir que los resultados se conocieran, algunos participantes hicieron públicos sus estudios personales.
lavaca accedió a veintidós de los informes sobre personas participantes y a dos informes con datos sobre muestreos en animales, alimentos, alimento animal, granos, suelo y agua.
Las mediciones realizadas en nuestro país se realizaron en personas (sangre, orina y materia fecal), en matrices ambientales, en vegetales y animales. Las personas participantes además llevaron por siete días una pulsera que tiene la capacidad de registrar los agrotóxicos presentes en los lugares/ambientes por los que se mueven diariamente. En las muestras biológicas y en la pulsera de exposición se analizaron 208 plaguicidas.

Fragmento de la resolución del INTA. La importancia de los datos obtenidos sigue sin ser difundida de modo oficial, pese a los efectos para la salud y el medio ambiente.
Del muestreo en Argentina participaron 73 personas. La tercera de estos, consumidores de alimentos. Otro tercio, habitantes de pueblos pequeños “vecinos de productores”. Y la otra tercera parte, productores agropecuarios: la mitad de este grupo usa plaguicidas y la otra mitad produce agroecológicamente. También se incluyó un monitoreo en 14 establecimientos rurales. Se tomaron pruebas en ambiente, alimentos, granos y muestras biológicas en animales.
Los resultados más relevantes se publican a continuación.
Se detectaron agrotóxicos
En personas: “El total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 13 plaguicidas en orina, un rango de 2 a 10 plaguicidas en sangre y un rango de 0 a 18 plaguicidas en materia fecal”.
En los ambientes en las que esas personas se mueven a diario, “el total de participantes argentinos presentó un rango de 7 a 53 plaguicidas en las pulseras” de detección.
En las consideraciones preliminares de esos estudios personales que trascendieron se consigna:“Las mezclas de residuos de plaguicidas están presentes en los cuerpos humanos. Las personas se exponen a los plaguicidas en su vida cotidiana (datos de pulseras). La mayoría de los residuos son peligrosos para el ecosistema y los humanos”.
En alimentos: “El total de participantes argentinos presentó un rango de 6 a 22 plaguicidas en la muestra de alimentos”.
Polvo de hogar: en “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 43 a 86 plaguicidas en polvo del hogar”.
Granos de cultivos, en “el total de muestras analizadas en Argentina presentó un rango de 0 a 8 plaguicidas en grano”.
En animales, en “el total de animales analizados en Argentina presentó un rango de 1 a 12 plaguicidas en orina, un rango de 0 a 16 plaguicidas en materia fecal”. (Los de sangre continúan pendientes)”.
En alimento para animales: en “un rango de 5 a 25 plaguicidas en alimento animal”.
En suelos: “el total de muestras analizados en Argentina presentó un rango de 0 a 12 plaguicidas en suelo”.
Agua superficial: (en la zona de trabajo de SPRINT) en “el total de muestras analizadas presentó un rango de 10 a 28 plaguicidas en agua superficial”.
Las concentraciones halladas no se publican aquí ya que sin tener el acceso al 100 por ciento de los datos y sin una interpretación adecuada, pueden dar lugar a una conclusión errónea. Por el mismo motivo tampoco se publican los nombres de las moléculas halladas con mayor frecuencia.
Sin embargo, en el material al que se accedió, los principales agrotóxicos coinciden con los más usados en el modelo químico-dependiente. Herbicidas como glifosato, su metabolito AMPA, Atrazina, Metolacloro, 2,4-D (Free), Clorpirifos (recientemente prohibido en el país). Insecticidas como Fipronil, Imidacloprid, Cipermetrina. Funguicidas como el Tebuconazol, entre otros venenos que representan un riesgo para la salud y el ambiente.
Censura y cancelación
Mediante la Resolución 2023-399-APN-CD#INTA, firmada por Mariano Garmendia, Presidente del Concejo Directivo del INTA, fecha 5 de julio, el organismo pospuso la participación del INTA en el proyecto.
“ARTÍCULO 1° – Posponer las actividades comprometidas del INTA en el Proyecto SPRINT de la Agencia Ejecutiva de Investigación de la UNIÓN EUROPEA (UE) en el marco del Acuerdo de Subvención N° 862568- SPRINT, hasta tanto se cuente con los informes y antecedentes de los avances de las actividades efectuadas a la fecha de la presente medida”.
¿Qué había ocurrido antes? El pasado 21 de junio debía realizarse una presentación general de los datos para todos los involucrados y personas interesadas en los avances del proyecto. La reunión fue suspendida por la dirección del INTA.
¿Los motivos esgrimidos? «Atento a que hemos tomado conocimiento de que posiblemente algunos procedimientos respecto a los estudios que involucran a personas han excedido la incumbencia institucional y considerado que, nuestro accionar está siendo analizado al respecto se instruye a que suspenda la Reunión de Presentación de Datos prevista, hasta tanto se tengan las respuestas asociadas en sentido amplio», dice la nota firmada por el director del INTA, Carlos Alberto Parera, y dirigida a la investigadora de ese organismo, Virginia Aparicio, Responsable de SPRINT (Argentina) del EEA INTA Balcarce.
Por su parte, tanto algunas personas que fueron voluntarias en ese proyecto como organizaciones ambientales no dudaron en calificar públicamente esa suspensión como un hecho abierto de censura que negaba al público en general la posibilidad de acceder a información ambiental relevante para la salud pública y para conocer los impactos que produce el modelo de agronegocios basado en transgénicos y agrotóxicos. También manifestaron el apoyo público al trabajo realizado por la investigadora Virginia Aparicio.
La nueva resolución de suspensión de la participación en el proyecto indica que las alertas y denuncias tenían asidero.
Iván Villarreal, vecino de la Laguna Brava, en el municipio de Balcarce, es uno de los participantes como voluntario del SPRINT y conversó con lavaca. Su relato le pone rostro a estudios que no son solo resultados analíticos, dato que vale la pena evidenciar y recordar.
A Iván le informaron que tiene siete agrotóxicos en la sangre, 12 en orina, seis en materia fecal. “Los resultados no me sorprendieron porque sabemos que nos fumigan, y si bien en lo personal no suelo hacerme la cabeza, nadie puede decirme qué efectos puede provocar esa mezcla de agrotóxicos que hay en mi cuerpo. Hay muy poca información sobre eso, qué puede pasarnos con eso”.
Sobre la actitud del INTA opinó: “Las personas que nos prestamos voluntariamente a participar merecemos una explicación. ¿Qué significa eso que tenemos en el cuerpo? Y por dar otro ejemplo, en nuestro caso recibimos también en un informe de agua con presencia de agrotóxicos que necesitamos entender. Sin esa reunión nos niegan esa posibilidad y generan más paranoia. Tenemos los informes, el INTA sabía hace dos años que se está haciendo esto y ahora justo cuando están los datos impide nos expliquen que significan”.
“Considero que toda la ciudadanía debe conocer esos datos” agrega Iván y asegura que “el trabajo es evitar que las generaciones futuras tengan resultados como los míos, que se evite que tengan agrotóxicos en el cuerpo. Mi participación fue para eso, para que vean cómo frenar esto y construyan un futuro mejor”.
La coordinación general del SPRINT fue realizada por la Universidad de Wageningen (Países Bajos). lavaca se comunicó con la Prof. Dra. Violette Geissen , coordinadora general del proyecto, quién aseguró que “los resultados se publicarán en una revista internacional para septiembre y luego se harán públicos”.
También adelantó que los resultados europeos y argentinos presentan diferencias. “En Europa en general el número de plaguicidas identificado por matriz –respecto de nuestro país– es más alta y la concentración más baja”. Es decir: en Argentina se identificaron menos moléculas de plaguicidas pero en concentraciones más altas. La investigadora recalcó que ahora el trabajo que queda por realizar son pruebas eco-toxicológicas para analizar los efectos de las mezclas de agrotóxicos identificadas en cada sitio.
Al cierre de esta nota, el INTA sigue sin emitir una comunicación pública sobre lo sucedido.
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

Nota
La Ley del Cáncer: avanza un proyecto que permite fumigaciones con agrotóxicos a 10 metros de viviendas

Una Ley Nacional que proviene del sector del agronegocio avanza en la Cámara de Diputados, impulsada por la UCR y la Coalición Cívica. Se trata de la norma que regula, entre otras cosas, la aplicación de agrotóxicos. El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas. La primera reunión informativa contó solo con oradores promotores de la iniciativa y solo dos voces críticas; crónica de esa reunión y la opinión del médico Damián Verzeñassi, la enfermera del Garrahan Meche Méndez, el abogado Marcos Filardi y Sabrina Ortíz, vecina fumigada y abogada que acaba de presentar un escrito para convocar a audiencias públicas y foros de debate para evitar que se apruebe esta Ley que prioriza el negocio a la salud social y medioambiental. FRANCISCO PANDOLFI
Esta semana se presentó en la Cámara de Diputados el proyecto de ley nacional “de presupuestos mínimos de protección ambiental para la aplicación de productos fitosanitarios”. Es decir, de agrotóxicos.
El proyecto fue escrito por la Red de Buenas Prácticas Agrícolas, integrada por más de 80 instituciones públicas y privadas vinculadas con el agronegocio, y dentro del recinto encabezan la iniciativa los diputados Atilio Benedetti (UCR – Entre Ríos), presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica). La nueva norma ya cuenta con el acompañamiento de 32 legisladores, entre un abanico variopinto que engloba a La Libertad Avanza, Unión por la Patria, UCR, PRO, Coalición Cívica, Encuentro Federal, entre otros partidos.
El punto clave de este proyecto legislativo figura en el artículo 9, donde se establecen distancias mínimas para fumigar desde los 10 metros para aplicaciones terrestres y con drones, y 45 metros para aplicaciones aéreas.

Exposiciones sin consenso
El martes pasado se llevó a cabo una primera reunión informativa en la cual las y los oradores sólo fueron personas, organismos y corporaciones a favor de la iniciativa.
En la comisión conjunta realizada entre Agricultura y Ganadería y Recursos Naturales y Conservación de Ambiente Humano hubo entidades gubernamentales, de productores, de ingenieros agrónomos, de acopiadores, de empresas de tecnología agropecuaria y ONG a favor de la ley. Maximiliano Ferraro expresó que “el proyecto no tiene una mirada sectorial”. Y que “nace de un diálogo. Un diálogo y consenso, que podemos ampliar”.
Sin embargo, se dijo, no hubo invitaciones a voces disonantes.
Las únicas dos ponencias que no se alinearon al lobby de la producción con plaguicidas fueron el diputado Juan Carlos Giordano (Izquierda Socialista – FIT Unidad) y su par Blanca Osuna (Unión por la Patria). Dijo Giordano: “Deben darle espacio a quienes estamos en contra de esta ley. Hay una lista de un montón de organizaciones que quieren venir a exponer las barbaridades que ocurren por el uso de agrotóxicos. Fumigar a 10 metros de ninguna manera puede ser una buena práctica agropecuaria”. Dijo Osuna: “Es indispensable escuchar voces de otros sectores, estamos en falta si no. Los expertos científicos deben estar acá, están ausentes en este proyecto. Primero debe estar la salud, luego la producción”.
La evidencia del modelo
Tras el encuentro del martes, distintos actores se manifestaron en contra del proyecto. Damián Verzeñassi es médico generalista y es el director del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, desde donde se hicieron desde 2010 a 2019 más de 40 campamentos sanitarios en diversos pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba para relevar puerta a puerta la situación de la salud en localidades fumigadas. ¿Qué demostraron esos resultados? Que en las comunidades rurales se multiplicaban los trastornos endócrinos, los abortos espontáneos, las malformaciones y el cáncer. Opina Damián: “Si se aprueba esta ley permitiría que se fumigue a 10 metros con productos que pueden generar cáncer de mama, cáncer de tiroides, alteraciones endocrinas en las glándulas, disminución de la capacidad de nuestro sistema inmunológico de defendernos. Por ejemplo, el herbicida atrazina está prohibido en 37 países, pero en Argentina está autorizada. Este tipo de cosas avala la ley que quieren aprobar”.
Sin embargo, el diputado por la Libertad Avanza Pablo Ansaloni, que proviene de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) dijo en la reunión informativa: “Desde nuestra actividad, que la vengo ejerciendo durante 30 años, manipulamos el cereal y estamos en contacto todos los días con el fitosanitario. Podemos dar fe que no tenemos ningún enfermo”.
Meche Méndez es enfermera de Cuidados Paliativos del Hospital Garrahan y desde hace años viene dando una pelea (casi en soledad) para que exista una historia clínica ambiental que pueda demostrar la relación de los agrotóxicos con las enfermedades. Le dice a lavaca: “El sistema de salud sigue sin considerar el daño, en muchos casos irreparable, que los tóxicos utilizados desde hace décadas en el modelo extractivo están produciendo en el ambiente, los territorios y por ende en los cuerpos de quienes los habitamos, atendiendo los síntomas y/o la enfermedad una vez producida, pero sin asociarlo cómo posibles causa”.
Sobre el proyecto de ley, analiza Méndez: “Sólo puedo compartir mi absoluto rechazo. Ya está comprobadísimo por la ciencia sin conflicto de interés que la deriva (movimiento de plaguicidas en el aire) no tiene control, que los venenos enferman y matan. Necesitamos medidas aún más protectoras de las que tenemos actualmente y sobre todo dejar de usar esos tóxicos. Hago un llamado urgente a los profesionales de la salud, a las sociedades científicas supuestamente comprometidas con la salud y el ambiente a que se expidan y rechacen esta posibilidad criminal de echar venenos a 10 metros”. Remata: “Se sabe que produce cáncer, malformaciones, daños genéticos, un montón de enfermedades y síntomas. Esto no puede salir de la Cámara de Diputados”.
María Luisa Chomiak, de Chaco, es la única diputada de Unión por la Patria que acompañó con su firma este proyecto. Argumentó: “Lo suscribí porque se necesita tener esta discusión. Toda iniciativa es perfectible y no hay nada más importante que la salud. Si se prioriza esto, celebro que estemos discutiendo este tema”. Sin embargo, en el proyecto no figura que la reducción de las distancias va en sentido contrario al principio de «no regresión en materia ambiental» que establece la Ley General de Ambiente y tratados internacionales como el Acuerdo de Escazú. Ni tampoco informa las pruebas científicas ya demostradas sobre la consecuencia de los plaguicidas: desde los efectos letales del glifosato en embriones anfibios, constatado por el ex titular del Conicet Andrés Carrasco, hasta los estudios de Delia Aiassa en la Universidad de Río Cuarto sobre daño genético, que comprobaron el riesgo aumentado de contraer cáncer. A partir de estas investigaciones hubo fallos judiciales en distintos puntos del país prohibiendo las fumigaciones terrestres a menos de 1.095 metros y las aéreas a menos de 3.000.
Antecedentes que enferman
Una de esas localidades es Pergamino, al norte de la provincia de Buenos Aires. Allí vive Sabrina Ortiz, una de las tantas personas que se enfermó por agrotóxicos. Perdió un embarazo de casi 6 meses y tuvo dos ACV. Sabrina tiene una particularidad notable: como no encontraba abogados que la defendieran, estudió Derecho y se recibió. Fue amenazada; le mataron a su perro como amedrentamiento. Después de años de denuncias y estudios científicos, la Justicia federal confirmó que el 3 de diciembre de 2025 comenzará el juicio oral contra tres productores agroindustriales por delitos de contaminación ambiental, según la Ley de Residuos Peligrosos (N° 24.051). En la causa se documentaron daños a la salud vinculados a la exposición crónica a sustancias como glifosato, atrazina y clorpirifós.
Sabrina, junto a varios colegas, acaba de presentar un escrito colectivo de abogadas y abogados de Pueblos Fumigados en donde solicitaron a las presidencias de las comisiones de Agricultura y Ganadería y de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación que convoquen audiencias públicas, foros y videochats de debate antes de tratar el proyecto de ley.
Marco Filardi es abogado especialista en derechos humanos y temas ambientales y es parte de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Medicina de la UBA. Le dice a lavaca: “Esta norma manda un mensaje a todas las provincias de que este (10 metros fumigación terrestre y dron, y 45 metros aérea) es el estándar mínimo, el piso ambiental y eso no lo podemos aceptar. Gran parte de nuestra población está expuesta cotidiana, sistemática y estructuralmente a la aplicación de más de 7.000 formulados comerciales con autorización vigente por el Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) en una cantidad de más o menos 500, 600 millones de litros de agrotóxicos al año. Tenemos el triste privilegio de ser el país que más agrotóxicos por persona y por año usa en el mundo y los resultados están en los cuerpos, están en los territorios”.
Desde los impulsores de la iniciativa no contactaron a científicos, ni profesionales de la salud, ni abogados, ni a ninguna de las organizaciones ambientales. Como por ejemplo la coordinadora “Por una vida sin agrotóxicos Basta es Basta”, de Entre Ríos, que se moviliza todos los martes desde 2018 frente a la Casa de Gobierno en Paraná. “La ley nacional es un ‘copy-paste’ de la que ya tenemos acá, aprobada a finales de 2024 y en la que habilitan fumigar a 5 metros de los cuerpos de agua, a 10 de las plantas urbanas y a 15 de las escuelas rurales. Ellos se amparan en las buenas prácticas agrícolas sin basarse en ninguna evidencia científica, a diferencia de todos los trabajos publicados en Argentina y en el mundo donde se demuestra el impacto que tiene el uso de los venenos sobre la salud y los ecosistemas, más allá de la dosis y la distancia. Lo que genera el daño es la presencia del veneno y si hay evidencia científica ya está: no hay más que hablar”.


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