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Autogestión Nac&Pop

Dos locales de la popular cadena de comida rápida porteña fueron tomados por sus trabajadoras y trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo. Sueldos atrasados, vaciamiento de locales y maltrato patronal fueron los empujones que posibilitaron que hoy estén a punto de conformar cooperativas.

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Dos locales de la popular cadena de comida rápida porteña fueron tomados por sus trabajadoras y trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo. Sueldos atrasados, vaciamiento de locales y maltrato patronal fueron los empujones que posibilitaron que hoy estén a punto de conformar cooperativas.

Autogestión Nac&Pop

Cómo conspirar

Mostrador, sillas altas, y caricaturas de Soda Stereo, Indio Solari, Virus, La Renga, Charly García, Diego Capusotto, el Che Guevara, Evita y Arturo Jauretche custodian las palabras de Laura Rúfolo, 26 años, con un embarazo de 5 meses (va a ser un varón) y una energía que contagia, que dice a lavaca: “Vamos a aprender entre todos lo que es ganarse el plato de comida”. Comenzó a trabajar hace siete meses en la cadena Nac&Pop, pero desde hace tres que no le pagan. “Cuando conté y certifiqué que estaba embarazada fue justo cuando me dejaron de pagar”.
Laura cuenta que, entre diciembre y enero, cambió la razón social de la firma. De Pop & Nac, dirigida por el empresario uruguayo Alex Gordon, y la cadena pasó a manos de Samin S.A.
Jairo Rengifo Arana aclara que a él no lo echaron. Sí le debían tres meses, aguinaldo, aportes patronales. Es peruano, tiene 24 años, y dice que la razón por la que desde el lunes 22 de septiembre está las 24 horas en el local de Congreso haciendo choripanes, hamburguesas, panchos, bondiolas, cobrando, dando vuelto, sacando cuentas para pagar el gas, la luz, el alquiler, soportando amenazas, – le dijeron que le iban a pegar un tiro-y durmiendo junto a otros 9 trabajadores y trabajadoras en el fondo del comercio, es una sola: “ no me gustan las injusticias”.
Según afirma Jairo, la economía de los locales ondulaba, pero era una cuestión que los ya les habían advertido: “En la entrevista laboral, te decían: ´Mirá, tenemos atraso en los pagos, quizá te pagamos con un mes de atraso; el sueldo es de 5 mil, pero puedes ganar un poco más, un poco menos. Mientras aprendas más rápido, mejor´”, rememora.
Laura subraya que presentían que las cosas no venían bien. Los rumores comenzaron a correr y organizaron una reunión para organizarse e intercambiar información. Jairo sintetiza: “En la primera éramos 3, en la segunda éramos 2, a la cuarta éramos 10, a la quinta éramos 1 de nuevo, hasta que llegamos acá, estuvimos las personas correctas en el día correcto, fuimos, marchamos, nos reunimos. Nos sacamos esa bronca. Era lo único que podíamos hacer. Solamente queríamos salvar el lugar de trabajo. Después, tomamos la decisión”.

El desafío

En los días previos a la toma hicieron una movilización para escrachar a la responsable de recursos humanos de la firma. Ahí se comenzó a gestar la toma. “Necesitábamos ponernos a laburar, necesitábamos comer. Necesitábamos resolver el tema de nuestra dignidad como empleado y como persona”, explica Laura. Dice Jairo: “Es que era un desafío: sabíamos que íbamos a tener que dormir acá, dejar algunas cosas. Yo en particular dejé la Universidad. Estudio para traductor de idiomas en una sede de la UBA . Tuve que dejar porque justo tenía clases los días en los que estábamos aguantando acá. Y si tenés cuatro faltas, te sacan del curso”.
El lunes 22 de septiembre a las 7 de la mañana llegaron al local de Congreso, ubicado en la estratégica zona de Avenida Rivadavia y Callao. Algunos no trabajaban allí sino en otras sucursales, otros era parte del personal de rotación que cubre francos y feriados. “Cuando llegamos les pedimos permiso a los compañeros y les preguntamos si se querían quedar o no”, dice Laura, que trabajaba en la sucursal de Palermo. Algunos optaron por irse a otros locales, otros apoyan, pero no de forma abierta. Hoy son 10 personas las que están autogestionando esa sucursal. . La sucursal de Pellegrini y Perón está en el mismo estado de asamblea permanente.
Laura aclara: “Estamos recibiendo al que quiera venir con ansias de trabajar y de luchar: es bienvenido. Y también estamos tratando de ayudar a otros compañeros para que se vaya haciendo lo mismo en otras sucursales”. La razón : no cobran sus sueldos desde hace meses y no tienen ninguna noticia sobre los dueños de Nac&Pop.

Abandonados

Alfredo Lezana Santillán es de Santiago del Estero, tiene 24 años y es el marido de Laura Rúfolo. Llegó a Buenos Aires hace seis años. Es maestro nacional de danza folklórica y se conoció con su compañera en una clase. Durante un tiempo se ganaron la vida haciendo un duo: él tocaba la guitarra y ella vendía comida en el tren San Martín, que une Retiro y Pilar. Entraron juntos a trabajar en Nac&Pop. Hoy viven en Caseros, localidad de Tres de Febrero, municipio del oeste del conurbano bonaerense. “Con mucha bronca vivimos todo lo que pasó, porque uno se aguantó montones de cosas y de golpe no dan la cara, no responden ante nada, desaparecen y no te dan respuesta. Nos abandonaron, prácticamente. Tampoco nos cabe mucho estar acá las 24 horas, pelear por conseguir proveedores, que te quieran cortar la luz, clausurar, pero tenemos que hacerlo porque hoy en día es la fuente de trabajo que tenemos para subsistir, más allá de que ahora no estemos ganando un peso porque arrancamos de cero. Con lo que ganamos por día estamos comprando el pan, las gaseosas, los productos para cocinar. Hoy fuimos a pagar el gas. Este local estaba vaciado, no había nada. Mal que mal, lo pusimos a andar”.
Laura sostiene que ya no es un motivo económico lo que los impulsa a seguir. “Si fuera eso, no podríamos estar armando todo lo que estamos armando. Cuando es solamente la guita lo que se pretende, se busca otro laburo. Desde que estamos acá no sacamos un peso. Por suerte comemos, la yerba y el azúcar lo compramos entre todos. Todo se está colectivizando. Creo que eso es lo que pasó en este local, y espero que pase en todos. Es una cuestión de dignidad. Hemos trabajado días enteros, 16 horas todos los días, o sin franco, no me puedo ir agachando la cabeza diciendo ‘Sí señor, gracias por haberme maltratado’”.
Laura apunta que hay personas que, a pesar de reconocer el maltrato que sufren, lo toleran. Ella no puede. Dice que no le puede enseñar eso a su hijo.

Deudas, amigos y policías

El menú de Nac&Pop es verdaderamente nac & pop. Incluso los precios bajaron con la autogestión del local. Desde el clásico choripán hasta el especial Choripunk (viene con doble queso), pasando por los platos La Cumbiera, La Callejera y La Cheta, hasta llegar a El Indio o un Luca (una genial bondiola con morrón y muzzarella). El clásico es el lomito Coca Sarli.
Jairo cuenta que hace unas noches una 4×4 paró en la puerta del local. Un hombre abrió la guantera, sacó algo (“no llegué a ver qué”, dice) y se lo guardó en el cinturón, con el clásico gesto de alguien que se enfunda un arma. Según interpreta, no pasó nada porque había muchas personas a esa hora de la madrugada como parte de la guardia de la toma. Un detalle: no pueden cerrar el local porque no tienen rejas, ya que fueron pensados para que estén abiertos las 24 horas. Laura señala que su compañero ya había sufrido una amenaza en ese local. “A vos y a todos los giles que están rompiendo las pelotas les vamos a pegar un tiro”, les dijeron.
Los trabajadores señalan que algunos de los locales quedaron en manos de efectivos de la Policía Federal. Ornella Nociti, su abogada, lo confirma. Y señala tres sucursales: Santa Fe y Humboldt; avenida Córdoba y Salguero; Corrientes y Uriburu. La abogada también cuenta que se contactó con ella un acreedor de la cadena, de nombre Miguel Sbaglia, y le contó que le habían propuesta saldar la deuda entregándole sucursales. La persona que le ofreció realizar este negocio fue el abogado de Gordon, Osvaldo Bernardi. “Es el artífice del vaciamiento que está haciendo Gordon, y explota el local de Montevideo y Corrientes”, denuncia la abogada. Nociti también representó a los trabajadores de Alé Alé, otro restaurante recuperado, cuando tomaron el local.
Por su parte, Semin S.A, la sociedad que se hizo cargo de los locales a principio de año, está a punto de quebrar.

En camino

El local de Congreso tiene algunas frases en las paredes que decoran junto a las caricaturas. “No corras más. Tu tiempo es hoy”, dice una, citando al eterno Luis Alberto Spinetta en “Muchacha ojos de papel”. Otra: “El mundo será de los pueblos”. La autora: Evita. Las trabajadores y los trabajadores de Nac&Pop no quieren quedarse atrás: su deseo es conformar una cooperativa. La toma empezó hace poco, aún están brindando algunas batallas relativas al local, pero dicen que dentro de poco comenzarán a tramitar la matrícula. “La autogestión es el camino”, considera Laura. “Hay compañeros que se unen, no hay egos. Es todo mucha voluntad y mucho amor”.
¿De dónde sacás fuerzas?
-Yo creo que de acá -dice, y se toca la panza-.
Fotos: M.A.ƒ.I.A

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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