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El arte del Orgullo: un ritual colectivo a puro canto y baile, para recordar a lxs que no están y abrazar a lxs que vienen

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El arte del Orgullo: un ritual colectivo a puro canto y baile, para recordar a lxs que no están y abrazar a lxs que vienen
Anikke abrió el escenario de la jornada del Orgullo organizada por travestis, trans, desobedientes y autoconvocades. Fotos: Lina Etchesuri

En el Día del Orgullo y sobre la plaza Congreso, un ritual colectivo se propuso recordar los travestidicios y transfemicidios para abrazar a una generación de jóvenes que no encajan en el cis-tema. Arte y abrazos desde la calle, para rendir homenaje, hacer memoria y celebrar, con una pregunta que es bandera: ¿Dónde está Tehuel?

Es una tarde en la que el frío no da tregua. Abrigos, guantes y gorros son las prendas en común de un numeroso grupo de personas que se van acercando a la Plaza de los Dos Congresos, con una motivación: hoy es el día del Orgullo LGBTIQ+. Y este 28 de junio tiene un sabor especial, no solo porque la convocatoria es distinta.

Hace nada más que cuatro días, se sancionó la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans y es tiempo, también, de festejar estas conquistas. El movimiento de Autoconvocades se propuso ocupar la plaza “liberades de etiquetas, unides por el dolor y el deseo de una vida sin violencia”, con la consigna de “Bailemos con nuestrxs muertxs”, para “rendir homenaje, hacer memoria y celebrar”.

Hacer comunidad

El camión de la cooperativa de reciclado Bella Flor, de José León Suarez –el mismo que en diciembre del año pasado trasladó a Susy Shock y sus canciones por distintos puntos de la ciudad- se ubica sobre la avenida Rivadavia, esta vez frente al Cine Gaumont. La tapa de la revista MU de mayo en tamaño gigante, con el rostro sonriente de Tehuel y la pregunta ¿Dónde está? ocupa la parte de atrás del vehículo devenido en escenario. Sigue la decoración con una bandera violeta con la frase “Cumbia, copeteo y rabia. Bailamos con nuestrxs muertxs” y, a los costados, una nueva versión de la bandera trans en fucsia y negro, diseñada por Alejandro Ros, diseñador gráfico de las mejores tapas de los discos del rock local. Dos micrófonos aguardaban que arranque el show.

¿Por qué estamos hoy? “Para recuperar esta fecha, que se fue modificando con el tema del clima y que desde el travesticidio de Diana, la muerte de Lohana y esa sensación de orfandad, venimos diciendo que necesitábamos recuperarla», cuenta la cantante, poeta y escritora Susy Shock a lavaca. ¿Por qué decimos basta? “Porque estamos hartas de que esta sociedad no cambie, porque seguimos buscando a Tehuel. Más allá de un día de festejo, es un día de reclamo, de reivindicarnos, inclusive esta incomodidad del clima para encontrarnos, porque todo es en contra, insistir en esta fecha es insistir en el reclamo. Hay un cartel enorme que dice ¿Dónde está Tehuel?, en un día en el que nos paramos frente a los travesticidios, a los transfemicidios, a los transhomicidios, honramos a nuestros muertos y muertas y nos celebramos desde lo gozoso, también. Por eso hay arte”. La activista, psicóloga social y escritora Marlene Wayar agrega: «Venimos a celebrar que nuestras ancestras hayan estado vivas y nos hayan dejado un país mejor y a celebrar que que estamos vives y a darnos el espacio de nuevos ritos que tienen que ver con  la alegría de estar vives, juntes, y saber que tenemos que  hacer comunidad”.

De Flor a Lulú

También hoy hay un motivo más para celabrar: es la primera vez que Luana –la primera niña trans en recibir el DNI con su nombre elegido- participa de una convocatoria pública, al aire libre. Su madre, Gabriela Mansilla, presidenta de la Asociación Infancias Libres, dice a este medio: “vinimos a acompañar a Susy, a Marlene, a Autoconvocades, en esta movida, con conciencia, además de festejo. Esta es la primera vez que Lulú participa de una movilización y para mí es una instancia de reflexión, de todo lo que nos falta también, y que las niñeces puedan ver toda la trayectoria de su comunidad. Las niñeces trans no exisiten porque sí; existen y se desprenden de la lucha colectiva de su comunidad. Y aquí estamos, apoyando a la comunidad”.

Pese al frío, cada vez más gente se une al evento callejero.  Susy, Marlene, la actriz y cantante Sofía Dieguez y la actriz y conductora Flor de la V posan para las fotos. “Es una fecha que hay que celebrar –dice Flor de la V- sobre todo después de lo que pasó el jueves en el Senado. Hoy el orgullo transformó la desigualdad en un derecho, por eso estoy acá celebrando porque antes eran años de resistencia, de lucha y de protesta, hoy es una genuina celebración”.

El arte del orgullo

El show arrancó con Anikke , quien le puso ritmo al encuentro y los cuerpos comenzaron a entrar en movimiento. La agrupación Kouyen Tambor trajo la cadencia de los tambores chico, piano y repique, propios del candombe del Uruguay y fue el momento en que la enorme títere con el rostro de Lohana Berkins –confeccionada por el actor Giancarlo Scrocco- se alzó para moverse al compás de la música y multiplicar la alegría de los muchos pares de pies inquietos que ocupaban la plaza. Luego siguieron las canciones cumbieras de Gilda en la voz de Sofía Dieguez y la guitarra de Nito Carelli. Al bajar del escenario, le preguntamos a Sofía ¿por qué estás hoy acá?: “Por nuestra identidad, por nuestres compañeres que ya no están, por les que estamos, para que no siga pasando esto que nos desaparezcan y a nadie pareciera importarle. Acá estamos hermanades, para mostrar que estamos firmes y juntes”. Sofía reconoce entre la gente, se alegra y saluda al actor, docente, director y referente del teatro independiente Mosquito Sancineto. “Estamos por el orgullo de ser quienes somos, y lo digo en plural porque así considero a nuestro colectivo. Somos individualidades, con su propio mundo, formas, cuerpos, deseos y sentires, pero somos un gran cuerpo, con un gran corazón, que está manifestándose, por nosotres mismes y además por el amor, para que la sociedad sane”, ansía Mosquito.

El show continúa con Tomi Llancafil y Valen Bonetto, quienes, entre otros temas, cantaron una canción de cuna del cancionero “Nuestrans canciones: Brotecitos” y se la dedicaron a Tehuel “donde quiera que esté, ojalá algún día pueda escuchar esta canción”. El dúo Ópera Queer se sumó y les cuatro cantaron otro de los temas del cancionero: “Ya vienen las maricas cantando la tonada, ya vienen las mariposas derribando las miradas, diaguita, también trava y no me van a derribar sus insultos, sus maltratos, me van a respetar”.

Para les Tehuel

Al finalizar el espectáculo musical, Susy y Marlene suben al escenario para despedirse y agradecer. Susy: “Gracias por entender que hay otro camino, está bien retirarse de la violencia que dicen que es la única que podemos ejecutar y no es verdad. Ustedes con la mirada y los abrazos nos confirman que es así, hay otro camino, más colectivo, más redondito, sin tanta burocracia, que encima somos capaces de burocratizarnos para marcar  la diferencia y esa no es la idea. La idea es poder brillar con la propia aventura y bancarnos eso, sino ¿para qué somos disidentes?, si vamos a repetir el fracaso paki. La idea es bancarnos la amorosidad, también, de la diferencia. Yo no opino todo igual que le que está al lado, pero me lo banco porque somos parte de un territorio en lucha y hay un enemigo que no discrimina la coma de diferencia que hay entre vos, y vos y nosotras. Seamos astutes, son tiempos duros, también de celebraciones muy profundas que tienen que ver con todo ese camino recorrido. Que no nos falte memoria nunca y también proyectémonos a otra cosa nueva, amorosa, contundentemente amorosa que por eso no es flojita, ni ahí es flojita. No entienden que construimos otra cosa desde este abrazo.  Gracias por sumarse a esta ronda, que pensamos que íbamos a ser cinco piojas locas y mirá cuantas somos. No hay que llenar demasiado porque tenemos que insistir en esta micropolitica de saber que te conozco y te reconozco y sé de dónde venís y sé a dónde vas y nos vamos a volver a encontrar y a reconocer. Esa es la política, la de reconocernos, si no, no sirve, si no, somos datos que le llenan el bolsillo a otros, ajenos a nuestra lucha. Cuando dice hubo una plaza llena. No, ¿Sabés quién estuvo? Estuvo fulana, fulano  y fulane y nos encontramos porque hace un año que no nos vemos y ese es el verdadero éxito. Ese siempre va a ser el verdadero éxito: que nos reconozcamos”.

El arte del Orgullo: un ritual colectivo a puro canto y baile, para recordar a lxs que no están y abrazar a lxs que vienen
Marlene al micrófono, con Violeta Alegre y Susy Shock. Fotos: Lina Etchesuri

Marlene: “Aplausos para ustedes que se van a atrever a lo que llaman fracaso. El éxito de ser popular es barato, solo tenés que ser Tinelli y te hacés millonarie. No es lo que intentamos; estamos empujándoles a que hagan carne lo que vienen sintiendo, esa disconformidad, y queremos una comunidad para abrazarnos, porque después aplaudimos un montón de cosas y terminamos humillándonos con los de siempre, sosteniendo esa heterosexualidad barata, pedorra, mala onda, que nos viene lastimando. Les agradecemos a ustedes, al coraje de venir a bailar, a festejar. Una tiene muchas cosas en la cabeza. A mí se me junta la alegría de que esté presente Infancias Libres acá y la alegría de ser espectadora de tanta cosa bella que pasa en el escenario. Construyamos otras relaciones, basta de humillarnos, bastante trabajamos todos los días para que se hagan millonaries les otres. Trabajemos para nosotres, comprémonos entre nosotres, besémonos entre nosotres. Y disfrutemos. ¡Que siga la música!”.

Y tras las potentes palabras finales de Quimey Ramos, que arenga al público a no conformarse y a rebelarse, «porque de los disturbios venimos», la música sigue sonando. La activista trans y docente Violeta Alegre es la encargada de que les presentes continúen en movimiento.

Y de pronto, se arma una pista improvisada de baile en plena plaza, en la que varies mostraron sus conocimientos de vogue, un estilo de danza inspirada en las glamorosas poses que aparecían fotografiadas en la revista “Vogue”. Nacido en los 80, en Harlem, barrio marginado de Nueva York, es un movimiento cultural que persiste y resiste en comunidad.

La noche cae sobre la plaza, la música termina.

Siguen los abrazos y las risas debajo de los barbijos, la danza en tribu, tampoco para el reclamo por Tehuel.

Sobra la alegría de festejar juntes lo conquistado y seguir logrando todo lo que falta.

Por todo esto -como describió Susy- este día del Orgullo sí que fue un verdadero éxito.

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Fotos: Lina Etchesuri

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Arte contra la impunidad femicida

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«Hoy, en el día del cumpleaños de nuestra hija, nos enteramos por los medios de una nueva injusticia. Es otra violencia institucional más que sufre nuestra familia y el tercer fallo que pretenden imponer a un mismo crimen: el femicidio. Hoy inauguramos El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida. Durante mucho tiempo estuvimos preparando este momento. Queremos invitarlos a que nos acompañen. El camino de conseguir justicia es demasiado largo. Gracias por estar. Familia de Lucía Pérez».

Con ese comunicado Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía, respondieron desde Mar del Plata al fallo del Tribunal de Casación Penal que, el día en el que Lucia cumpliría 25 años, dieron a conocer (sin informar a la familia ni a sus abogados) su decisión de revocar el fallo por femicidio contra Matías Farias, dejándolo solo en el marco del abuso sexual.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

«Es el Estado narco cubriéndose» dijo Guillermo Pérez a lavaca. La referencia: los imputados son probadamente narcos que vendían droga a menores en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Pero al anular el delito de femicidio, la pena de perpetua se reduce de manera drástica. Todo esto, debería pasar por la decisión final de la Corte provincial.

«Es una provocación para afectar a la familia, el día del cumpleaños de su hija» sostuvo Gustavo Melmann, el padre de otra joven asesinada, Natalia, hace 24 años.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Sobreponiéndose a la sorpresa, la familia inauguró en Mar del Plata El Cuarto de Lucía, visitado por cientos de personas que quisieron conocerlo, interiorizándose con la situación general de violencia contra las mujeres. «No nos van a hacer callar» dijo Marta.

Así, la noche del viernes se llenó de arte para reencontrar lo que Marta llamo «luz»: capacidad para recordar a Lucía y a miles de mujeres asesinadas, y seguir transitando todos los caminos contra la impunidad. Participaron 20 grupos de música y danza.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Marta diálogó con lavaca.

–¿Por qué se inaugura hoy la Casa de Lucía?
–Porque hoy es el día que nació hace 25 años; a esta hora estaba con contracciones; ella nació a las 20. Fue tan lindo como padres; teníamos a Matías y tener una hija fue re lindo. Por eso hoy estamos festejando la luz, que es ella; la luz en la cual está ella. El festejo de hoy es la luz de Lucía.
Presentamos el cuarto de Lucía, donde vamos a trabajar desde todos los sentidos; todo lo que nos atraviesa como mujeres, como madres, como víctimas. El cuarto va a estar para eso. Se ha transformado en una obra de arte en donde trabajamos, hacemos los informes, donde ponemos el foco en lo mal que hace las cosas la Justicia.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–Hoy recibieron justamente una noticia de la Justicia con una nueva medida de impunidad.
–Sí, como ya estamos acostumbrados, y es triste decir eso porque después de 8 años deberíamos tener una condena como corresponde, y no seguir luchando de esta manera.Se le pierde el respeto totalmente a la vida del ser humano que se ha ido y a las familias que quedamos. Pero seguiremos trabajando y no bajaremos los brazos. Hoy más que nunca este lugar debe ser de abrazo de amor, de contención por todo esto que nos pasa también.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–¿Por qué creen que recibieron la noticia hoy?
–Porque la Justicia es perversa. Es tan grande la perversión que tienen, que también eligen con quién hacerlo. Porque también hay que acallar a estas víctimas, pero estas víctimas no se van a callar jamás. Jamás. Entonces, estoy segura que lo hacen para destruirnos, pero lejos de eso, estamos cada vez con más fortaleza, con más lucha y ayudándonos entre todos.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Guillermo Pérez agregó:

“En estos momentos tan crueles que estamos pasando no hay que dejar de hacer cosas humanas. Tenemos que hablar de las cosas que podemos hacer juntos”.

Marta: «Hay una industria judicial, donde te siguen haciendo ir para atrás, mientras la gente como nosotros tiene que seguir trabajando y pagando abogados, buscando justicia y que no haya impunidad. Por eso también es algo perverso lo que nos siguen haciendo».

El Cuarto de Lucía podrá ser visitado como parte de la actividad marplatense de la Campaña Somos Lucía, que incluye entre otras cosas, cursos, talleres, encuentros, y seminarios de capacitación a personal judicial.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

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Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

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Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

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Por Dolores Reyes y Camila Vautier. Este miércoles 5 a las 13.30 se conocerá la sentencia sobre el crimen de Otoño Uriarte en Cipolleti, Río Negro.Una vez más, una chica hermosa y bienamada descartada entre ramas y restos de basura” escriben Dolores y Camila sobre el caso de la menor asesinada en 2006: tenía 16 años.

Dolores Reyes es una de las más relevantes escritoras argentinas del momento y una mujer capaz de entender como pocas estos tiempos tormentosos. Fue además perseguida por el oficialismo y sus trolls por su tremendo y maravilloso libro Cometierra. Camila Vautier se define como periodista feminista, socorrista y sureña.

Ambas han trabajado juntas este artículo para lavaca. Los detalles de lo que pasó. La movilización y los testimonios. Los niveles de impunidad que suman en muchos casos más años que los que tenía la víctima. La expectativa sobre el tribunal (María Florencia Caruso Martin, Amorina Liliana Sánchez Merlo y Juan Pedro Puntel) y la posibilidad de lograr un bien siempre esquivo: justicia.   

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

Fotos desde Cipolletti: Silvina Ojeda.

Pasaron 18 navidades sin Otoño Uriarte

18 cumpleaños sin Otoño

18 años se cerraron sin Otoño e infinitos están por comenzar

18 años de impunidad es mucho tiempo, demasiado, y una constante que abruma: En nuestro país la impunidad es más larga que la vida de nuestras chicas muertas: 17 años Melina Romero, 9 años Nair Mustafá, 16 Lucía Pérez. La injusticia eterna para todas ellas se ha convertido en nuestra gran vergüenza nacional.

En la sala 6 de la Oficina Judicial de Cipolletti, el calor es agobiante. Son las 9:40 de la mañana del 26 de diciembre de 2024 y la audiencia lleva cuarenta minutos de demora por la ausencia de uno de los acusados. En esa sala se están por escuchar los alegatos finales del proceso judicial que debía sacar a la luz la verdad sobre el femicidio de Otoño Uriarte, desaparecida la noche del 23 de octubre de 2006 en Fernández Oro, hallada sin vida seis meses más tarde en el desarenador de un canal de riego. Una vez más, una chica hermosa y bienamada descartada entre ramas y restos de basura.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

Roberto Uriarte, el padre de Otoño, frente al Tribunal que este miércoles dictará sentencia sobre el crimen de la menor asesinada. Fotos desde Cipolletti: Silvina Ojeda

La tensión en el aire se siente al respirar. De un lado, espera sentado Roberto Uriarte, el papá de Otoño. Con su remera negra y el pelo largo y canoso, parece haberse vuelto un experto de la espera. Ya hace tiempo que no cree en la justicia, en ese poder judicial al que denuncia como parte del “entramado de complicidad y encubrimiento que hubo en estos 18 años”. Pero ahora en sus ojos hay un dejo de tristeza todavía más profundo: la verdad, esa esperanza última que es tanto su derecho como el de su hija, amenaza también diluirse.

Aun así, se aferrará a ella hasta el final y se lo verá siempre presente, exclamando ante quien preste un micrófono o un oído, que todos están esperando la verdad para Otoño, porque justicia sería que ella continuase entre los suyos invenciblemente viva.

Las audiencias son tan largas, densas y dolorosas que en cada una de ellas el tiempo parece detenerse. En la sala declararon los testigos –varios de ellos bajo amenazas–, los vecinos que la vieron por última vez, las amigas que estuvieron con ella el último día, su familia, los expertos, los peritos, el médico forense.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

Algunos de los acusados. Fotos desde Cipolletti: Silvina Ojeda

Algunos, pocos, policías. Como el comisario ahora retirado Ives Vallejos, jefe de la comisaría local en ese entonces, quien, pese a la relevancia del caso, dijo casi no recordar prácticamente nada de él. Vallejos no pudo explicar cómo supo la vestimenta que llevaba Otoño el día de su desaparición para describirla al detalle en el radiograma emitido minutos después de que el padre realizara la exposición policial. El papá de Otoño no se lo había dicho porque ese día se había ido a trabajar temprano, sin siquiera ver a su hija. 

O el actual ministro de Seguridad y Justicia de Río Negro, Daniel Jara, quien declaró luego de que Roberto Uriarte fuera a pedirle personalmente, durante el acto por el día de la Policía, que se presentara a declarar de manera presencial y no por escrito, como iba a hacerlo, amparado en una acordada del Superior Tribunal de Justicia. Jara encabezó la comisión policial investigadora del caso y sostuvo que “la evidencia siempre apuntó a los acusados como responsables del crimen”.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

También desfilaron por el juicio los cuatro imputados que se dijeron inocentes o se echaron culpas entre ellos e incluso hacia la cúpula policial, sombríos, llegando tarde o quedándose dormidos en pleno juicio. La abogada de la familia Uriarte, que hizo lo imposible por juntar testigos y pruebas, presentando los elementos que posibilitaron este juicio por Otoño un día antes de que el caso prescribiera para siempre,  y los abogados defensores, algunos ya con historial de representar acusados por violencia de género, con sus trajes y su indiferencia como escudo.

Afuera, en las puertas del juzgado, el amor y el deseo de que este feminicidio brutal se esclarezca de una vez juntaba a las amigas de Otoño, a sus hermanas, a su familia, a sus profesoras de la escuela. Se pasaban el mate en ronda mientras empapelaban las paredes con la cara de Otoño, con los ojos de Otoño, con las ilustraciones de Otoño que llevan casi dos décadas pidiendo verdad. También se pasaban consejos para soportar. La injusticia multiplica el daño y para todas ellas el juicio fue revivir todo eso que desde hace 18 años habían tratado de guardar muy adentro, hecho una bolita detrás del corazón, para de alguna manera poder seguir con sus vidas. Pero abajo de las montañas de bronca y de la tristeza que se vuelve insoportable, Otoño hecha carne en sus cuerpos sigue ahí. Algunas tomaban té de valeriana, tilo.  Otras llegaron hasta el clonazepam. Soportar es difícil y Otoño vuelve hasta hecha pesadillas.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

La abogada de la familia Gabriela Prokopiw. Fotos desde Cipolletti: Silvina Ojeda

En la sala a Roberto lo sigue Gabriela Prokopiw, abogada querellante, y en el otro extremo, la fiscal Teresa Giuffrida. Enfrente, con los rostros entre las manos, los cuatro acusados de secuestrar, ultrajar y torturar a Otoño hasta su muerte, parecen hacer envejecido por portar una maldad infinita, que niega no ya la vida a sus víctimas, sino el simple derecho a la verdad.

La audiencia de alegatos finales es la última oportunidad de la acusación para demostrar la responsabilidad penal de los cuatro: Néstor Ricardo Cau, su hermano José Iram Jaffri, Maximiliano Lagos y Germán Ángel Antilaf, como coautores de la “privación ilegítima de la libertad agravada por la duración, participación de más de tres personas, por ser la víctima menor y por el resultado muerte”, de Otoño Uriarte. No feminicidio porque en 2006 esa figura no existía en el Código Penal argentino –se incorporó recién en el 2012– y, además, porque la escasez de pruebas contundentes impediría una condena bajo esa calificación legal. Sólo hay indicios, dirá la fiscal.  

Y la justicia, una vez más, se nos escapa.

En ocho horas el juicio por Otoño llegará a su fin, Un proceso que parece no juzgar solo a sus asesinos, sino desdoblarse sobre sí mismo para demostrar cómo funciona en nuestro país la justicia para las mujeres.

O cómo no funciona…

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Otoño tenía 16 años cuando fue desaparecida mientras volvía a su casa en la zona de chacras de Fernández Oro, un pequeño pueblo del Alto Valle de Río Negro que en ese entonces no tenía más de 6.000 habitantes y en el que sus vecinos decían conocerse “todos con todos”. 

Tras su desaparición, gran parte de la comunidad se movilizó para encontrarla. Marcharon todos los días durante seis meses, empapelaron el pueblo y las ciudades cercanas con un cartel que decía “se busca” y la cara de una Otoño sonriente, desbordante de posibilidades de futuro, absolutamente viva. Rastrillaron cada chacra, cada pastizal y cada descampado. Dieron vuelta cielo y tierra en busca de cualquier indicio que les dijera que esa pesadilla no podía ser cierta, que Otoño tenía que volver.

En la parroquia del padre Pancho se organizaba la logística y se reunían a rezar. El polideportivo del pueblo era el punto de encuentro tras la jornada de búsqueda para escuchar el parte policial. “Sin novedad”, era la respuesta. “Sin novedad”, como se repite un mantra indiferente que adora a algún dios que hace tiempo nos ha abandonado.

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La fiscal Teresa Giuffrida viste un blazer color crema y una pollera tubo, es la primera en hablar. “El paso del tiempo conspira para que tengamos detalles certeros de todo lo que ocurrió en este hecho entre el 23 de octubre de 2006, que es cuando desaparece Otoño, hasta el 24 de abril de 2007 que es cuando se encuentran sus restos”. Así comienza su alegato y continúa: “Pero más allá de que no podamos tener todo por acreditado, detalles certeros de lo que ha ocurrido, hemos podido acreditar circunstancias que permiten establecer la responsabilidad penal de cada uno de los imputados que ha llegado a este juicio”.

Algo importante, dice: “El día 23 de octubre de 2006, cuando Otoño sale de su casa para ir a la escuela, no pasaba por su cabeza que no iba a regresar”.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

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Ese lunes Otoño se sentó donde lo hacía siempre: sobre la ventana, tercera fila de su aula, la primera que se ve al entrar. Había salido de su casa temprano, había dejado a su hermano menor en la parada del colectivo,  se había encontrado con su amiga Leire –quien la esperaba para ir juntas a la escuela–, había dejado la bicicleta en lo de su compañera Ercilia para seguir caminando rumbo al CEM 14, donde cursaba el tercer año de secundaria.

Después se quedó contraturno a la clase informática, fue a educación física, asistió a la clase de voley y a eso de las nueve de la noche pasadas, se encontró con Federico Saavedra en la Plaza María Elena Walsh. Caminaron juntos por la avenida Cipolletti, llegaron hasta la rotonda y siguieron por la ciclovía paralela al ferrocarril.

“Cruza la vereda. La veo cruzar de una vereda a la otra y seguir caminando como a una cortada a la calle Libertad. No veo si ella sigue o dobla. En la pista había chicos jugando a la pelota, se viene la pelota a los pies de mi marido. Me doy vuelta riéndome. Camino para atrás, levanto la cabeza y veo a una persona. Iba cruzando el puente. Es lo último que veo: ella caminando con su colita alta” declaró Silvina Troncoso, una de las últimas personas en verla desde la pista de atletismo.

Esa noche, Federico Saavedra volvió a su casa, pero Otoño nunca regresó.

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Desde un principio, se pensó que la desaparición podía estar ligada a la trata de personas para la explotación sexual. El 9 de abril de 2007 esa conjetura cobró fuerzas cuando el diario Río Negro publicó unas escuchas telefónicas, halladas en el marco de la investigación por el paradero de Otoño, que dejaban al descubierto la connivencia entre efectivos policiales de la Comisaría 8° de Choele Choel y proxenetas.

Recién en ese momento la jueza a cargo del caso, María del Carmen García García, tomó la decisión de cambiar la carátula de la causa de “averiguación de paradero” a “privación ilegítima de la libertad”, una medida que era reclamada desde siempre por la familia.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

En ese momento comenzaron a llegar llamadas anónimas que indicaban haber visto a Otoño en prostíbulos de distintos puntos del país. Dijeron que estaba en la Triple Frontera, en Posadas, Concordia, Córdoba, Tucumán, Córdoba. El 24 de abril de 2007, día que el cuerpo de Otoño fue hallado sin vida dentro del canal de El Treinta, en Cipolletti, Roberto Uriarte se encontraba en Santa Cruz siguiendo una de estas pistas. Hay quienes dudan de que ese llamado, que resultó contener información falsa, haya sido una casualidad.

El subjefe de la Policía de Río Negro en ese entonces era Víctor Ángel “Tito” Cufré, quien fue el primero en declarar ante los medios estar “convencido de que Otoño se fue de su casa por su propia voluntad”. Cuatro años después, el gobernador Saiz lo ascendió a secretario de Seguridad y Justicia de la Provincia. Actualmente, Cufré se encuentra con prisión domiciliaria por las muertes de Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco, de 29 y 16 años respectivamente, ocurridas durante la represión policial del 17 de junio de 2010 en Bariloche, tras el asesinato, también en manos de la Policía, de Diego Bonefoi.

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En este juicio, no se juzgó ningún tipo de complicidad, mal desempeño o responsabilidades de policías y funcionarios judiciales sino que se focalizó únicamente en los cuatro imputados. Para ampliar responsabilidades habría que esperar a un segundo juicio y el cansancio de los 18 años se hace sentir.

Mientras tanto, los restos de Otoño, finalmente en manos de quienes la amaban, volverán a las montañas, las playas y los lugares que ella conoció y supo querer, libres de las sombra putrefacta de sus asesinos y libres también de la impunidad exasperante de una justicia lenta e inficaz: [1] de más de veinte feminicidios en Cipolletti solo el de Agustina Fernández obtuvo una condena ejemplar.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

“No hay prueba directa pero sí hay indicios”, dijo la fiscal. “Y el valor que se le tiene que dar, pido que sea el que dice el Superior Tribunal de Justicia: los indicios, de manera concatenada y ordenados entre sí en base a los principios de la lógica, la experiencia y el sentido común permiten afirmar responsabilidad penal. No debe haber un análisis de los indicios por separado, el análisis es global”.

¿Cuáles son esos indicios? “Primero, el acoso, los imputados la estaban acosando”, aseguró la querellante Gabriela Prokopiw. Luego, la desaparición de la bicicleta de la casa de Ercilia y posterior aparición en casa de los hermanos Cau-Jafri, las pericias odorológicas que indicaron la presencia de olor de Cau, Jaffri y Lagos en el nylon hallado en cercanías a la usina donde fue encontrado el cuerpo, la presencia de perfil genético de Jaffri en la bombacha de Otoño. La declaración de Héctor Candia, ex amigo y compadre de Maximiliano Lagos, quien contó que este en una cena le confesó “que su tío el Cacha Pelada y su tía la Turca le habían pagado para ir a buscar a Otoño a un lugar especificado y que él la había llevado a la casa de unos hermanos, que ahí la habían tenido a la chica forzada unos días hasta que el Cacha Pelada le dijo que tenía que deshacerse de ella porque se le había complicado todo”. El nombre real del “Cacha Pelada” es Luis Miguel Ayala, uno de los narcotraficantes más conocidos de Allen, asesinado en 2011.

Otoño Uriarte: cuando el tiempo que pasa es la verdad que huye

Roberto Uriarte durante el juicio. Fotos desde Cipolletti: Silvina Ojeda

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A las seis de la tarde de un día extenso hasta la crueldad, en las puertas de la Oficina Judicial de Cipolletti, se descuelgan las banderas en donde la imagen de Otoño se reproduce como un mantra. Familiares y amistades se abrazan, se consuelan, se dan fuerzas para el día siguiente. En las paredes quedará el rastro de estos días de espera y lucha. Ahora, la suerte está en manos de los jueces María Florencia Caruso Martin, Amorina Liliana Sánchez Merlo y Juan Pedro Puntel.

El 5 de febrero a las 13:30 darán su veredicto y en él, quizás resida la última oportunidad de que la justicia salve para sí misma algunas migajas de credibilidad.

Para los imputados esperamos la cárcel que los aleje de las calles y de las otras pibas.

Para Otoño, memoria viva en los corazones y las paredes de Fernández Oro, su verdad. 


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Una marcha que hace Historia

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Por Claudia Acuña y María del Carmen Varela

Hay algo de revolución en este día que hará Historia y es una de las clásicas, que deja al mismo tiempo perplejas a las bibliotecas, sacude las cabezas, cuestiona a la política partidaria y enciende los sentimientos sociales. Es, además, de aquellas alegres y rabiosas, pero sobre todo, poética. Es lógico: si hay alguien a quien atribuirle la primera puntada que hizo posible esta jornada imposible es a una bordadora de esas bellas artes. Susy Shock fue quien comenzó a señalar el horizonte de esta utopía con precisión: un frente antifascista. Lo repitió tanto y en tantos lados y durante tanto tiempo, que cuando llegó el momento de escoger una palabra para esta convocatoria brotó ese término, como una flor que nace con el riego de los tiempos urgentes.

Una marcha que hace Historia

A las trabajadoras sexuales de Constitución, en general, y en la voz de Georgina Orellano en particular –a quien días antes vimos azotada por las botas policiales– les debemos la  puntada que  la unió con la siguiente: antirracista.

Una marcha que hace Historia

Susy Shock . Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

A las travas históricas, el coraje y la memoria, que sonó como advertencia o como reto y que sintetizó la voz disonante expresada por Marlene Wayar: “Estamos cansadas de luchar porque sus manos son débiles”. 

El reloj, en cambio, lo marcaron las infancias y adolescencias: el sufrimiento concreto con el que castigaron sus vidas esas palabras crueles infringidas desde lo más alto del poder institucional.

Una marcha que hace Historia

Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

Dirá hoy la actriz trans Flor de la V: “Ese es el límite. Desde que asumió este gobierno hace un año y meses, no paran de agredirnos, de decirnos cosas horribles sobre nuestras identidades y lo que sucedió en Davos fue la gota que rebalsó el vaso. Hasta ahí llegamos. Tenemos una ley de género que deben respetar y una de matrimonio igualitario que no pueden ignorar. La verdad es que hace décadas que nos bancamos el maltrato y el desprecio de una sociedad, pero hoy con leyes que nos reconocen, no lo vamos a permitir más”.

Una marcha que hace Historia

Flor de la V Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

Juana y Agos, de El Teje –una organización autogestiva dedicada al cuidado de las infancias trans y no binarias– lo sintetizan así: “Había que decir basta para demostrar que la calle nos pertenece, que la palabra libertad nos pertenece, por sobre todas las cosas, para demostrar que las personas a quienes no quieren dejarnos existir somos aquellas que más unimos a esta sociedad”.

Poetas, putas, travas, infancias, adolescencias y juventudes trans y no binarias, las más empobrecidas, las más castigadas, las últimas de la fila se pusieron al frente y convocaron a mover este mundo horrible al que nos quieren condenar.

Lo siguiente fue la marea que emerge, brava y colorida, para desafiar las violencias. Ese tesoro social que tiene la Argentina y que nadie, nada, nunca, puede ni predecir ni controlar.

Una vez más el Nunca Más.

Una marcha que hace Historia

Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

El plan

Otra vez Juana: “Este ataque es parte de un plan económico que impone quién accede al capital y quién no, quién accede al trabajo y quién no, quiénes acceden a qué tipo de trabajo y quiénes no. Quiénes tienen que hacerlo en la prostitución, quiénes tienen que empobrecerse para que unos pocos puedan tener mucho acceso al capital”.

Agos: “Para frenar el fascismo y estos discursos de odio poner el cuerpo es una estrategia eficaz, por eso estamos todes acá, pero formar parte de El Teje me hizo darme cuenta de que una buena forma de enfrentarlo es parar la bola, escuchar y bajar el ego”.

Una marcha que hace Historia

Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

Juana: “Y armar red. Lo que propone el fascismo, lo propone desde la individualidad. Si logramos combatir este plan económico que nos obliga a tener dos, tres trabajos que nos sostengan, es a partir de preguntarle a la persona que tenemos al lado –no importa si es de nuestra comunidad o no– cómo  estás, qué necesitas, en qué te puedo ayudar”.

En la calle, los obreros de la UOCRA saludan eufóricamente a las columnas y los bancarios sacuden abanicos con los colores de la diversidad. Los jubilados y jubiladas bailan. Las parejas con canas sostienen carteles hechos con cartón que proclaman “Basta de fascismo” y un joven alza su cartulina escrita con marcador azul para recordar: “El pedófilo no era gay: era tu diputado”, en referencia a Germán Kiczka, el legislador de la oficialista La Libertad Avanza, cuya causa por abuso infantil fue elevada a juicio el 21 de enero.

Una marcha que hace Historia

Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

El balcón es para dos estrellas, María Becerra y Lali Espósito, que saludan a la multitud mientras le cantan “¿Quiénes son?”, una complicidad espontánea y profunda, que sólo se comprende con el resto de la letra:

“Yo tiro flores, bebé.

No tengo tiempo pa`nada,

menos para atajar tu agresividad”.

Una marcha que hace Historia

Fotos Lina Etchesuri y Nacho Yuchark para lavaca.

Una marcha que hace Historia

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