Nota
Crónica: noticias con patrón sobre la precarización
El legendario diario Crónica, fundado por Héctor Ricardo García, se ha convertido en un símbolo de la precarización laboral en el periodismo. Las maniobras para eludir los derechos que amparan a este oficio y a la organización gremial de sus trabajadores. La llegada al mercado argentino de una nueva forma de plantear la producción de las noticias, que ya fracasó en el mundo entero.
El legendario diario Crónica, fundado por Héctor Ricardo García, se ha convertido en un símbolo de la precarización laboral en el periodismo. Las maniobras para eludir los derechos que amparan a este oficio y a la organización gremial de sus trabajadores. La llegada al mercado argentino de una nueva forma de plantear la producción de las noticias, que ya fracasó en el mundo entero.
Una alfombra gris se extiende a lo largo de toda la sala y salvo por el guardia de seguridad, que está ocupado con su celular, el orden de las cosas no parece estar como corresponde: donde debería haber ventanas hay televisores, donde debería haber personas hay sillas vacías e hileras de computadoras apagadas.
Al fondo aparecen por fin las primeras almas. Cuento: son siete en un lugar para setenta y cinco. Algunos se paran a saludar y aprovechan para hablar entre ellos, siempre en voz baja, con tono confidencial y mirando de refilón para verificar que nadie los está escuchando, aunque todo se escucha fuerte en este primer piso de la calle Bartolomé Mitre 760, donde aparentemente funciona un diario y donde siete periodistas, en medio del gris y del vacío, se preguntan a escondidas qué va a ser de su futuro.
Flashback
El 29 de julio de 1963, a las cuatro de la tarde, salió a la luz Crónica, el diario que en poco tiempo se convertiría en paradigma del periodismo gráfico popular, siendo el de mayor venta de habla hispana- más de 600.000 ejemplares por día- y el único en el país, al momento de su salida, que publicaba tres ediciones diarias. Crónica se distinguió de los diarios de la época gracias a un estilo propio y original, caracterizado por los títulos sensacionalistas, el impacto fotográfico y el lugar central que ocupaban los casos policiales y las noticias de espectáculos. Un formato criticado en su momento pero que luego la mayoría de los diarios terminó adoptando.
De todos modos, Crónica fue mucho más que eso: fue el primer diario argentino en contar con un avión propio, lo que le permitió hacer coberturas exclusivas en el interior del país y, sobre todo, en el exterior, algo que ningún medio de la época podía hacer. Dos veces superó el millón de ejemplares vendidos: en la edición vespertina del miércoles 30 de octubre de 1974, con el título de tapa “Monzón y Susana se fueron juntos” (1.023.478) y el 26 de julio de 1978, luego de que la Selección Argentina de fútbol ganara el Mundial (1.057.858).
Crónica era el YouTube de los sesenta.
Los malos de la película
Los picos de venta del diario ocurrieron entre el 68 y el 73, y se redujeron abruptamente luego de que dos de sus competidores, Clarín y La Nación, se apoderaran de Papel Prensa SA y monopolizaran de ese modo la distribución de papel, historia que merece un capítulo aparte.
Lo cierto es que Crónica se convirtió en el primer medio perjudicado por la monopolización de la distribución del insumo de papel: de las 1.500 toneladas que necesitaba para la tirada, Papel Prensa le entregaba solamente 300, lo que implicó que el diario redujera su tirada y saliera con menos páginas, perdiendo calidad y lectores. En menos de un año, Clarín pasó a vender 600.000 ejemplares y Crónica, 150.000.
Bonnie Tucker, redactor del Buenos Aires Herald, escribió en la edición del 27 de enero de 1969: “”Crónica” tiene éxito porque es un diario para el pueblo y se ocupa de cosas en las que el pueblo está interesado: deportes, carreras, crímenes, noticias gremiales y sensacionales. Tal es la confianza en el diario que tres asesinos fueron a la oficina de García a confesarle sus crímenes y luego se presentaron a la Policía. Ellos leían “Crónica” y García tiene un corto apellido español que es fácil de recordar”.
¿Quién es ese hombre de corto apellido español a quien los asesinos se acercaban para confesarle sus crímenes?
Detrás del fenómeno periodístico de “Crónica” está la historia de quien fuera su dueño y fundador, el fotógrafo y periodista Héctor Ricardo García: nuestro Citizen Kane.
Un fenómeno: García
“Muchachos: vamos a sacar un diario. Si en 29 días no camina, lo cierro; ustedes cobrarán su sueldo”.
Héctor Ricardo García
Autoproclamado miembro del “Partido Periodista”, García tuvo su primer contacto con el oficio a la edad de diez años como canillita, y hasta el día de hoy, con 81 años, se mantiene al frente de Crónica TV, aunque la señal ahora pertenece, como veremos más adelante, al Grupo Olmos.
Como empresario fue apoderado de:
- Editorial Sarmiento SA. Editora de diario crónica Crónica, Así, Flash y Así es Boca
- Señal LS83, Canal 11 (Teleonce)
- Radio Colonia
- El diario El Atlántico de Mar del Plata
- El multiteatro “Estrellas”.
No mucho más puedo decir sobre su vida que no esté narrado con rigurosa precisión y sencillez en sus dos autobiografías: «Cien veces me quisieron matar» (Planeta, 1993) y «La culpa la tuve yo» (Planeta, 2012). En la primera, García despliega a lo largo de 326 páginas un recorrido por su vida con anécdotas y aventuras desde los años cincuenta, pasando por la dictadura, hasta la presidencia de Menem.
El 23 de enero de 1964 García voló a Madrid para entrevistar a un recién operado de próstata Juan Domingo Perón, sin saber si el General accedería a atenderlo. “Entendí que era la gran noticia, a la que la prensa nacional le asignaba insignificante espacio y decidí viajar”, dice García, que luego narra su encuentro ocurrido tres días después: “Llegué al tercer piso del sanatorio “Conesa” en la calle General Mola 88, me franqueó la puerta de la habitación 301 y enfrenté a la pareja: Perón lucía una bata marrón, zapatillas y tenía signos de cansancio; Isabel lo acicalaba para que apareciera lo mejor posible en las fotografías, que yo mismo obtuve”. Así es: el dueño de un diario cruzando el océano con una cámara de fotos en busca de esa noticia que nadie informaba.
Crónica, se jactaba García, era un diario hecho por auténticos periodistas.
Del mismo modo, García cuenta la historia detrás de uno de los títulos más emblemáticos de Crónica, que alguna vez Borges consideró de perfección literaria. El jefe de redacción del diario Democracia, Luís María Albamonte, luego de la muerte de Eva Perón había evitado durante dos semanas utilizar la palabra “muerte” en los títulos del diario. “Para mí Eva Perón nunca moriría, y por eso titulé siempre sin usar la palabra “muerte”, le decía Albamonte a García. “Esa idea quedó en mi memoria- cuenta García- y el día que murió Juan Perón, Crónica tituló su edición matutina con una sola palabra: “Murió”, sin nombrar al Presidente”.
Dedicada a Mickey Mouse, “el ratón que mantiene un imperio”, «La culpa la tuve yo» es una versión corregida y aumentada de «Cien veces…». García retoma en este volumen las aventuras más espectaculares de su vida: su secuestro por parte del ERP, su cobertura a bordo del “Operativo Cóndor”, en el cual un grupo de militares nacionalistas secuestró un avión y desembarcó en las Malvinas para reclamar su soberanía. García narra también su incursión en Bolivia en busca del Che Guevara, la persecución que sufrió el diario y los canales de televisión por parte de López Rega y finalmente, su última gran derrota, que no es glamorosa y mucho menos épica, contra la AFIP.
La historia no tiene final feliz: en 2005 Héctor Ricardo García fue condenado a prisión domiciliaria en una causa por evasión fiscal y vendió todos sus medios, salvo Crónica TV. La condena la cumplió durante ocho meses en su casa, rodeado de su colección de muñecos de Mickey.
Una nueva causa contra García y seis integrantes de dos empresas subsidiaras de Sarmiento SA, Roppic y Servintsa, fue iniciada en abril de 2011. El fiscal Marcelo Agüero Vera pidió cinco años y ocho meses de prisión para García por evasión de 18 millones de pesos y por no realizar el pago de aportes previsionales a empleados de Crónica TV. El 27 de marzo de 2012 García y sus socios fueron absueltos.
La culpa, en fin, no la tuvo García.
Patrones
En 2005, Editorial Sarmiento S.A. -que tiene en su haber a Crónica y El Atlántico de Mar del Plata- fue comprada en un millón de dólares por el Grupo Olmos, dirigido por los hermanos mendocinos Alejandro y Raúl Olmos.
Los Olmos comenzaron a armar su imperio empresarial como gerenciadores de Forjar Salud, la obra social de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) a través de la firma Donignton S.A,y se hicieron fuertes al crear el fideicomiso que sirvió para afrontar el concurso de acreedores que sufría la obra social. Quedaron en sus manos más de 10 clínicas y sanatorios en todo el país.
Poseen también la prepaga BASA Salud, que funciona como servicio de otros sindicatos como empleados de la AFIP y del Ministerio de Economía.
Editorial Sarmiento fue el primer paso de su desembarco en el mundo de los medios. Hoy en día, ya tienen en su poder:
- Diario BAE
- Revista Democracia
- Un tercio de Underground (productora que dirige Sebastián Ortega)
- TVI (Televisión Interactiva), un sistema informativo en pantallas leds en las estaciones de trenes.
- Participan de la gestión de Crónica TV, si bien oficialmente aún pertenece a García.
Algunos medios resaltan que los Olmos ya tienen las negociaciones cerradas para quedarse con Ámbito Financiero, aunque la operación no está confirmada.
La primera jugada de la gestión Olmos en Crónica fue en 2005, cuando decidieron hacer un ajuste de cuentas cerrando la edición vespertina del diario y echando repentinamente a 75 periodistas. Frente al reclamo de los trabajadores, veinte patovicas vestidos de negro y con borcegos intentaron frenar una asamblea dentro del diario y terminaron dándole una golpiza los asistentes.
Andrea Salmani, delegada suplente de la comisión interna del diario y ex secretaria general, trabaja hace veinte años como diagramadora de suplementos. Nos encontramos en una confitería de Avenida de Mayo al 600.
“En el año 2005 el diario entró en quiebra e hicimos una gran movilización al ministerio de Trabajo para que alguien se hiciera cargo de las 400 familias que dependían de esto. Ahí aparecieron los Olmos y se presentaron como la UOM. Enseguida empezaron con sus ajustes”, cuenta Andrea. (Pregunta aparte: ¿Qué hubiera pasado si los trabajadores de Crónica en vez de reclamar para que alguien se hiciera cargo del diario hubieran hecho lo que alguna vez se le ocurrió a obreros, empleados de hoteles, mozos o cocineros: hacerse cargo de la producción?).
Andrea: “Desde que llegaron hicieron lo mismo que ahora: se autotercerizan para pagar menos salarios. Te pagaban un tercio por trabajar en una tercerizada a nombre de ellos mismos. Con la golpiza de 2005 empezaron a mostrar su veta más peligrosa: una relación profunda con el aparato represivo, con la policía. Luego de la golpiza hicimos la denuncia y ellos ya habían hecho la denuncia por la agresión a patovicas. Se habían cortado a sí mismos para decir que estaban heridos”.
Partidos en dos
La última jugada de los Olmos empezó el lunes 17 de marzo de este año. Con la excusa de un corte de luz y una pretendida mudanza, la empresa separó la redacción en dos, enviando a la mitad de los trabajadores al nuevo edificio de la calle Combate de los Pozos 639 e impidiendo la entrada de la Comisión Interna. “La medida de los Olmos, además de una obvia práctica antisindical, encierra otros riesgos: los trabajadores fueron ‘invitados’ a firmar un traspaso de empresa y si no lo hacían, volvían a la redacción de Mitre 760. El plan es que el personal de Crónica ya no pertenezca a Editorial Sarmiento SA sino a una nueva firma llamada Aconcagua SA, de la que poco y nada se sabe”, informan los delegados.
Lo mismo ocurrió con el periódico BAE, también propiedad de los Olmos: el 70% de la redacción fue mudada a este nuevo edificio.
Queda entonces el siguiente panorama: Crónica está dividido en dos redacciones. Una, en Bartolomé Mitre 760, donde quedan solamente 35 trabajadores, entre los cuales están todos los miembros de la Comisión Interna. La otra, en Combate de los Pozos 639, en donde los unieron con periodistas de BAE y fueron incitados a firmar un nuevo contrato para formar parte de Aconcagua, empresa que legalmente no pertenece a los hermanos Olmos aunque figura como socio fundador Antonio Ciaffa, un hombre cercano a ellos.
¿Por qué un cambio de redacción? ¿Por qué un cambio de razón social?
Ana Laura Tornaquindici, delegada de Diario Bae, explica el por qué de esta curiosa maniobra: ”Esto es una especie de autotercerización, porque las otras dos empresas que antes manejaban Crónica y BAE siguen funcionando. Es, también, una maniobra antisindical, porque ninguna de las comisiones internas ni los delegados estamos en esta nueva razón social, pertenecemos a las dos anteriores. Por lo tanto los trabajadores de Aconcagua S.A no tienen representación gremial”.
Andrea: “A eso le suman el intento de montar una comisión interna pro patronal, si bien algunos se resistieron, lograron cooptar a un sector de trabajadores que se convirtieron en voceros de la empresa”.
Lo cierto es que la mudanza y el cambio de razón social son el velo de una jugada aún más osada: el plan de Convergencia.
La convergencia
La convergencia es un modo de organización de la producción y el trabajo en el cual, a nivel tecnológico, confluyen diferentes plataformas y sistemas de comunicación y, a nivel laboral, genera la figura del “trabajador multitarea”. Este modelo de trabajo ya se había aplicado durante el neoliberalismo y si bien es cierto que el periodismo debe reinventarse a través de las nuevas tecnologías, la convergencia implica un proceso de precarización laboral y recorte de personal en pos de “maximizar ganancias y optimizar recursos”. El diario Clarín ya inició esta reestructuración del trabajo y posiblemente todos los diarios comerciales sigan el mismo camino.
Si antes un periodista escribía en un diario, otro escribía para la web y otro sacaba fotos, con el plan de convergencia un solo trabajador realizará los tres trabajos para los tres soportes sin saberlo de antemano.
Andrea: “Ya no te golpean con patovicas, ahora son más sutiles. Lograron cooptar a un sector de jefes, diciéndole que hay crecer y que para eso hace falta cambiar la modalidad de trabajo. Los jefes te dicen que el estatuto y el convenio son muy viejos, que no los cumple nadie, y que la comisión interna es una traba a todo esto».
«Mientras tanto, unos pocos quedamos en la vieja redacción, donde no hay ningún jefe. No nos van a echar porque saben que se generaría un conflicto muy grande. Lo que hacen es congelarnos y darnos el mínimo trabajo. Apuestan al desgaste”.
Llamé a la nueva redacción de Crónica para hablar con algún allegado a la empresa sobre el proceso de convergencia. Me atendió uno de los jefes. “Tengo que hablar con alguien de arriba a ver si estoy autorizado”, respondió. Finalmente, luego de insistir, pudimos hablar con una persona cercana a la empresa. Pidió que no aparecieran su nombre ni su cargo.
-¿Puede explicarnos qué es la convergencia?
– Es algo que se da dentro de un proceso de transformación del periodismo a nivel mundial . Tenemos que tener periodistas que escriban en la web, en las redes sociales y que participen en TV. Mientras se respete el horario de trabajo y las características de su trabajo, no debería haber problemas. No creemos que el negocio del papel vaya a morir, pero sí que se va a reducir, entonces tenemos que adaptarnos a otras plataformas.
El Estatuto del Periodista ha quedado desactualizado, es del ’75. Yo no quiero que el periodista pierda sus posiciones de trabajo, las seis horas diarias, vacaciones y otros beneficios. Pero hay que aggiornarse. No puede ser que solo escriba en papel. No existe más. El mundo cambió y va hacia otro lado. Estamos convencidos de que esto es el futuro y se va a aplicar en todos los medios. Es inevitable.
– ¿Por qué la mudanza y el cambio de razón social se dio de un modo tan repentino?
– Fue fortuito: hubo un corte de luz y nos fuimos a la nueva redacción que todavía no estaba terminada. De paso, aceleramos el proceso de mudanza y fuimos traspasando al personal. Lo que notamos es que hay una resistencia de un grupo, conformado básicamente por la gente de la Comisión Interna. Y como la empresa decidió llevar adelante este proyecto, todos aquellos que no tienen problema en la convergencia pasaron a una nueva razón social y los que no, siguen haciendo productos en la redacción de Mitre.
– Los trabajadores denuncian que esta es una maniobra antisindical.
– No hay conflicto ni persecución porque no hay despidos. No hay nada raro ni oscuro. La empresa decidió adoptar este modo de trabajo y para los que no están de acuerdo, optamos porque sigan trabajando con la vieja modalidad. No está bueno que si se aplica la convergencia haya periodistas que no estén de acuerdo. Que se queden allá. La idea es mantener la doble redacción, generando productos desde las dos.
– Los trabajadores denuncian que fueron agredidos e intimidados por patovicas ligados a los Olmos.
– Eso que denuncian de los patovicas y aprietes no lo vi. Sé que dijeron que estaban pegando carteles en la zona de Palermo, alejada a las redacciones, pero no tengo idea.
-¿Vos estabas cuando ocurrió algo similar en 2005?
-Sí, pero no tengo nada para decir y es un episodio que prefiero dejar atrás. Además, ellos son los que insultan, agreden en las redes sociales, y después se quejan de los patovas. Se la pasan agrediendo. Al que piensa distinto a ellos lo agreden. Esta gente cuestiona mucho a los dueños porque en realidad se resiste a los cambios. Todavía hay algunos que siguen hablando de “la patronal” ¿Podés creer?. En realidad el patrón es el dueño que te contrata y te da trabajo, no conviene no tener buena relación. Y como trabajador, no entiendo a la gente que cree que tiene asegurado su puesto de trabajo in eterno. ¿El dueño no lo puede echar o decirle que trabaja mal? El dueño también tiene la potestad de pedirte que te vayas. Acá se confunden y se creen que hay que defender puestos de trabajo para siempre. El empresario y el dueño no es mi enemigo, me da trabajo y me paga el sueldo. ¿Cómo va a ser mi enemigo si a él le pido aumentos y mejores condiciones de trabajo? Entonces: en vez de insultar a los Olmos, mejor que se vayan. Si no estás conforme, mejor que te vayas. Si decís que los Olmos son unos hijos de puta, mejor que te vayas. Es lo mismo que tengas una señora que te limpie la casa y que esa señora te ande puteando en los pasillos. Obviamente, no la vas a querer más.
Andrea: “Hay un modelo de gestión que tiene que ver con un fórmula: yo no tengo periodistas, tengo soldados, los soldados defienden a la empresa y los que no hacen los que yo digo, se quedan afuera. Es muy difícil que en lugares donde existen este tipo de presiones y amenazas, un periodista pueda ejercer con tranquilidad su oficio”.
Andrea toma el último trago de su café, mira a la gente que camina por Avenida de Mayo y se hace la pregunta que posiblemente ustedes se estén haciendo: “¿Cómo vamos a hacer para seguir haciendo periodismo, aunque sea un poquito?”.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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