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El Subcomandante Marcos anuncia su muerte: crónica desde La Realidad

El periodista Emmanuel Rozental fue uno de los pocos que estuvo presente durante el anuncio. Agradecemos a pueblosencamino.org la autorización para publicar su crónica.

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El periodista Emmanuel Rozental fue uno de los pocos que estuvo presente durante el anuncio. Agradecemos a pueblosencamino.org la autorización para publicar su crónica.

El Subcomandante Marcos anuncia su muerte: crónica desde La Realidad
La madrugada del 25 de Mayo de 2014, en la noche profunda de La Realidad, el Caracol zapatista Tojolabal en el corazón Zapatista de la selva de Chiapas, seguramente será recordada como un evento crucial, como un destello del tiempo otro de la historia siempre negada de los vencidos, de los de abajo.
Que hablen por sí mismas las últimas y hermosas palabras del Sub-Comandante Insurgente Marcos. Ya están circulando por todas partes mientras se prenden de su tronco aún húmedo, fresco, cálido, como la selva donde las pronunció, análisis, juicios, discursos, emociones, interpretaciones. Que hablen como expresión de un planteamiento que se teje al silencio que nos permite escuchar el ruido del mundo de opresión que se derrumba y a todos los hechos que recordó como parte del largo camino de resistencias de los de abajo del que hacen parte estos 20 años de guerra contra el olvido que se iniciara en Chiapas el 1 de enero de 1994, fecha en la que los olvidados irrumpieron en el calendario del despojo para aportar desde tierras indígenas Mayas al camino que requiere destrozar el propio calendario de hojas repetidas e interminables horas, minutos, segundos que sirven a la codicia, a la guerra permanente contra la vida: a la muerte. Por ahora, resulta indispensable compartir con quienes no estuvieron presentes personalmente en ese día excepcional de La Realidad, un retorno más a casa: a ese ámbito en recuperación y construcción donde, por difícil que sea, somos nosotras y nosotros con la Madre Tierra o se nos exige que lo seamos para defender y proteger la vida.
El Subcomandante Marcos anuncia su muerte: crónica desde La Realidad
Quienes sostienen el escenario, el discurso, el sentido y el camino, estaban allí. No todas ni todos, claro, pero si estaban. Siguen allí. Dormían a la intemperie o debajo de la tarima donde hablaron el Sub Moisés y el Sub Marcos, el Comandante Tacho, otros miembros del EZLN y de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de La Realidad. Desaparecían detrás, en medio, por ahí. Eran un silencio a gritos. Presencias como siempre encapuchadas, bocas detrás de paliacates y miradas, sobre todo, miles de miradas acostumbradas a observar, a observarnos, que es para saber y sentir: para estar siendo. Bajo el calor y la lluvia, protegiendo la cancha y la tarima, sin pedir nada. No había una ni unos solo pidiendo limosna como lo tienen que hacer en el lugar que les impusieron en la calles de San Cristóbal de las Casas como en el resto del mundo al que los condenaron. Muchas mujeres con bebés colgados o amamantando. Allá, en torno y detrás del escenario. Acá, en frente, separados por la cancha vigilada, los y las solidarias. Alrededor y del otro lado, ellas y ellos. Nos asignaron un espacio para presenciar, visitar, estar allí. Un espacio ajeno, prestado, de visita en casa. Desde allí esperamos.
La agenda era de ellas y ellos. En tres momentos se rompió la espera. Cada uno de ellos transformó la cancha protegida en ámbito de un ritual, de un mensaje. Entonces, desde atrás y alrededor, en silencio, con una rapidez enorme, salían de abajo y de atrás miles, con cintas de colores diversos en cada pasamontañas según el Caracol y una cinta negra todas y todos, por el dolor y la rabia de ese luto en particular que los tejió y nos llevó a La Realidad, el Compa Galeano. La cancha fue ocupada. Las miradas todas dirigidas al mismo lugar.

Primer Acto

Primer acto, milicianos tejidos en cadena, marchando como una sola fuerza hacia nosotras y nosotros. Desde allá. Una frontera. La de su mundo invencible, la de sus tierras, la de ese camino al que no se llega con discursos y solidaridades sino estando para ser parte de ese camino largo que por no caber en ninguna conquista, no puede ser conquistado. De este lado, nosotras y nosotros y nos queda claro. Cuando llegaron desde las columnas de las y los bases de apoyo-miradas hasta acá, marcando la frontera de tanto dolor, de tanto silencio, de toda la persistencia, de la fuerza que dijo no más y se establece, queda un corredor de tierra y un enorme silencio marcial y caluroso bajo el sol selvático del medio día.
Allí aparece el Sub Marcos en su caballo en un extremo y desde allí levanta la mano con el gesto de irreverencia y desprecio, de rebeldía y desobediencia hacia arriba, afuera y a la derecha.
Tiene además un parche sobre un ojo, lo mismo que los milicianos.
Del otro lado el Sub Moisés y otras y otros comandantes cabalgando y saludándose, saludando a sus bases, cabalgando allí en La Realidad de la que son.

Segundo Acto (palabras del Sub Moises)

Un segundo tiempo, en el que la cancha vuelve a ser ocupada. Habla el Comandante Tacho, la palabra indígena…mejor, la ética, el decidir optando, no ya desobedeciendo a un orden que ya no es para ellas y ellos, sino a ese mandar obedeciendo que es el suyo de todas y todos de siempre en comunidad frente al odio y al desprecio.
En medio de las columnas de los Caracoles, nosotras y nosotros en el centro, mirando bajo el sol a la tarima donde el Sub Moisés, está en medio de toda la Comandancia, leyendo sus palabras.
Habrá que leerlas y re-leerlas. Baste por ahora contarles que estaba vestido de negro todo, hasta la gorra y que nos dijo que no sabía bien leer ni escribir. No sabía bien donde van los acentos ni entender muchas cosas que dicen los libros (pero hay muchos libros que confunden). Pero que eso sí, ellas y ellos sabían leer La Realidad. Y bueno, lo demás lo dice él nombrando a la gente que nos rodea, a la tierra que no alcanzamos a nombrar, a la historia que ha sido negada. Y hablando desde ese estar permanente que nunca cupo ni cabrá en el sistema que conquista y mata, puso en su lugar a los indígenas como ellos mismos, a los pobres como ellos mismos, de quienes se sirven como siempre los más poderosos, para que nos matemos entre nosotros y ellos ganen. O sea que hay que leerlo, porque el Sub Moisés nombró la autoridad de esas selvas y montañas y señaló con firmeza, más allá de los verdugos directos, al Gobernador de Chiapas, al Presidente de México, como culpables con evidencias, del crimen y linchamiento del Compa Galeano, al igual que de la larga lista de otros crímenes. Todo para establecer con absoluta firmeza y contundencia en nombre de todas y todos los que si saben y siempre han sabido leer, que hace falta justicia y que se hará y esta incluye venganza, claro, pero contra el sistema, no contra esos pobres que le estarán enseñando a sus hijas e hijos, iguales a quienes allí se nombran zapatistas, pero vendidos por unas monedas, a odiar y a matar. Es decir que señaló la vergüenza de los sicarios, pero estableció la conexión directa desde allí, hasta los malos gobiernos con nombres propios, hasta el Capital transnacional. O sea que allí al sol, rodeados de gente de la tierra, sentimos en voz del Sub-Moisés, precisamente y en silencio, la fuerza de este pueblo que hace su parte y conoce su camino. Esta segunda escena nos hizo sabernos rodeados, envueltos por el mundo que nunca ha dejado de ser y que viene. Todo lo que hemos despreciado, plantado como vida y autoridad. Nosotras y nosotros, entendiendo que el que no sabe leer como nosotros, es el que está leyendo con ellas y ellos en colectivo y desde la tierra y que ya se cansaron de no ser y están abriendo el camino. El Compa Galeano muere en medio de una guerra total contra la vida. Es el Capital el que lo lincha. Será el Capital quien pague y responda ante la justicia de las y los hijos e hijas del maíz. El Sub Moisés sabe ser palabra de la tierra. En su vida y presencia sub-comanda lo que manda el pueblos. En una fila de miles, marchamos en medio de las y los zapatistas, al rancho del Maestro Votán Galeano y honramos el lugar de flores y velas donde ha sido sembrado.
El Subcomandante Marcos anuncia su muerte: crónica desde La Realidad
Habrá que volver a leer al Sub Moisés. Varias veces. Porque a quienes no sabemos leer La Realidad como quienes saben en el dolor y el abuso lo que es el sistema, a quienes nos toca estudiar en libros para esclarecer y visitar para estar en casa, nos cuesta entender lo que se sabe a fuerza de humillaciones, muertes, injusticias, silencios, abusos a través de los cuales les enseñaron a no saber poner los acentos, leer palabras escritas y hacer discursos para poder despreciar como ignorancia el fruto podrido del desprecio de siempre. La vergüenza de la palabra que manda despojando nos ha sido devuelta de nuevo en esta segunda escena. Vamos en fila india a honrar en el Compa Galeano, a todas y todos los despreciados. Vamos en el camino, desenterrando la vergüenza que se nos hizo orgullo y vanidad. Vamos sabiendo que el Zapatismo ha sido siempre, pero siempre del color de la tierra, estamos, deberíamos estar listas, listos, para la tercera escena. Ahora sí, enterrados en La Realidad en medio de ojos que nos miran, madres que siguen pariendo indígenas y voces que, por no hablar nuestra lengua leen. Esto, que apenas empieza a aparecer como lección en la Primera Escuelita de la Libertad según Las y Los Zapatistas, es una fila de honor y honra frente al Compa Galeano, que esa tarden en la congoja del corazón son todas y todos los que nos duelen y nos acompañan muertos sin nombre en esta guerra permanente de la codicia contra la tierra y los pueblos.
La cancha se desocupa. Las milicias vuelven a su lugar. En la oscuridad de la noche, conversan, se balancean en las hamacas, se burlan y se ríen con nosotras y nosotros los y las compas. Tenemos que pasar en medio de ellas y ellos para ir al baño, lavarnos. Somos extraños, extranjeros, en La Realidad.
El Subcomandante Marcos anuncia su muerte: crónica desde La Realidad

Tercer Acto (últimas palabras del Sub-Marcos)

Tercer escenario. Cae la noche y tres aguaceros. Hay unas filas de asientos cerca de la tarima iluminada. Pasamos muchas horas en silencio. En La Realidad, el tiempo, el ritmo, lo que habrá de suceder, es de ellas y ellos. Secreto, pulso, espera, paciencia. Estamos en casa y de visita. Se nos anuncia que el Compa Galeano va a ser desenterrado y esperamos. Ahora, en este tiempo, nos toca aprender a esperar, pero ya sabemos que acá, manda la tierra y se levanta frente al capital con rostro y piel de indígenas de maíz. No es poesía en palabras, lo es, como bien se dice acá: “de por sí”. Las sillas son para las y los mayores de edad adherentes a la sexta, solidarias y solidarios. La cancha se llena de nuevo hasta atrás. Miles de silencios esperando. Las tres lluvias limpiaron el aire. Allí es anunciado el Sub-Marcos. Se sienta y conversa leyendo. Pide, como ya se sabe, el favor de que escuchemos con cuidado e intentemos entender. Lo demás es su palabra. Al final, luego de 52 minutos y su salida por la parte de atrás del escenario, y las olas de aplausos en el que por fin ellas-ellos, nosotras y nosotros nos tejimos estando, algo como una alegría que es al tiempo ganas de llorar y reclamo por lo que falta a la vez que gratitud por lo recorrido, se sedimenta en su tiempo propio. No es de pensar aunque se requiera. Es mucho más. Llueve fuerte, recio, limpio, el resto de la noche hasta el amanecer de cantos de pájaros. Por ahora basta con decir que esos 20 años de la humanidad toda, desde Chiapas, tejidos a la tierra, contra el Capital y sus malos gobiernos, ese último asesinato del Compa Galeano, que se suma a los muchos otros de tanta gente en todas partes que ahora mismo y antes exterminan para la codicia del Capital, tuvieron un vocero para hacerse entender. Un puente para quienes quisieran escuchar. Un tema para zapatólogos expertos. Un mito, una actuación, un holograma. Mientras tanto, deslumbrados por esa palabra también de ellas y ellos, para nosotras y nosotros, nos entretuvieron 20 años de 5 siglos y desde muchos siglos antes, para trabajar en concreto vivir con la tierra desde Chiapas. Hoy, después del 25 de mayo de 2014, no hace falta Marcos, porque los y las que siempre están, son escuela en su voz y en sus actos. Habla La Realidad, no el Sub-Marcos. O mejor, es la última vez que él habla para que hable La Realidad que le dio su parte. En este tercer acto pasaron muchas cosas. Pero sobre todo pasó el gesto de una vida que, derrotada varias veces por quienes miran y no saben leer más que La Realidad y la codicia del asesino, supo ponerse al servicio de una palabra mayor que sirve a la paz y a la vida. Reconoció que tenía una parte asignada y aprendió a obedecer lo que le mandaron. Lo hizo, lo ha hecho con convicción y humor. Esa parte, ese papel que pudo hacer como mejor quiso y pudo, muy a su modo suyo, fue hasta la madrugada de La Realidad del 25 de mayo de 2014 en el tiempo que ha de acabarse del dolor y de la rabia, la del Sub Comandante Insurgente Marcos. Cumplida la tarea, vuelve la palabra a quienes la han sentido anegada, negada. Qué manera mayor de agradecerle el cumplir que darle la palabra para despedirse, así como se la dieron para ir construyendo el camino. Amanece en La Realidad. Una desesperación por tanto desprecio y derrota. Un grito ahogado pensando en alguien que está siendo llevado ahora mismo a una “casa de pique” a ser destrozado vivo con motosierras en Buenaventura y en otros lugares para que el Capital construya su puerto. Vuelve y retumba la larga lista que leyó el Sub, que nombró uno a uno, una a una, como Betty Cariño, como Pedro Leyva, como tantas y tantos en todas partes. Una lista que dolió tanto, tantísimo, que ahora mismo resuena. Un homenaje a las y los negados, desaparecidas, encarcelados, silenciados, exterminadas, violadas. Un rechazo a los caudillos que luego en coherencia cierra con su salida. Un instante para sentir como una asfixia tanta derrota, tantos vendidos, engañados, cansados que consiguieron su lugar en el régimen a nombre de la libertad. Una enorme soledad en buena compañía porque ahora queda claro que, este muerto, el Compa Galeano, no se lo robaron. El Sub-Marcos nombró esta oscuridad, esta misma que nos somete y nos agobia. Esta misma que viene ahora a cumplir con el exterminio que requiere para seguirse imponiendo. Pero lo que van matando, nos corresponde devolverlo a la vida y que se nombre a sí mismo en su palabra y rostro, desde sus tierras y territorios. Siempre fueron las y los zapatistas desde abajo. Nunca fue Marcos. Nos queda darle las gracias por cumplir su parte que le asignaron y sentirnos rodeados de La Realidad de quienes son capaces de inventarse un Marcos, o lo que haga falta para la Libertad según las y los Zapatistas…y bueno, que es verdad que no están solas y solos, no porque lo digamos o hayamos ido hasta allá, sino porque ustedes creían que íbamos allá a estar con ustedes pero la verdad es que ustedes están allá para que no estemos solas y solos los y las que también y sin que nos nombre directamente el Sub Marcos o los análisis que se hagan de su personaje, con nuestros fracasos y memorias, vamos por el mismo camino aprendiendo.
Ah, por si acaso, queda claro, seguramente, que se va Marcos, porque lo que es el Sub, guerrero, que puso al servicio de esos pueblos el cuerpo tejido a los demás, el que obedeciendo a la decisión de la muerte antes que la indignidad de ir muriendo podridos en silencio bajo el “Libre Comercio”, ayudó a organizar un levantamiento armado, ese que da la vida con todas y todos, se queda, llámese como se llame, en el EZLN, el ejército que hace la guerra para morir y si no se mueren, quienes quedan vivos, construyen escuelas, hospitales, autonomías y libertad con y desde la tierra. Se va la voz, se queda el compañero. Vale y salud.
Lo que queda, son las miradas, las voces, las madres con sus hijas e hijos, la selva, lo que levanta el escenario mientras haga falta hasta cuando no haga ya falta nunca más y quede eso, la vida digna, a la que se regresa el personaje que se vistió de Sub Marcos….nuestro lugar en la Tierra: Nuestra Casa.
La nota en pueblosencamino.org

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Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

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La Ronda de Madres de cada jueves como lugar de encuentro, denuncia y reflexión, desde los 12 hasta los 93 años. Elia Espen y lo que vienen pidiendo hace más de 40 años. Por Lucas Pedulla

Tiene 12 años, se llama Catalina y es la primera vez que viene. «Es hermoso», dice, con brillo en los ojos, después de tomarse un tren y un subte desde Lomas de Zamora, sur del conurbano, con su tía Daniela, para venir a la ronda de las Madres en Plaza de Mayo, segunda después del triunfo de Javier Milei en el balotaje presidencial.

La caminata la encabezan Nora Cortiñas y Elia Espen, Madres de Plaza de Mayo de la Línea Fundadora. Hay menos personas que la semana pasada, pero el movimiento sigue siendo vital para pensar esta época.

Catalina, por ejemplo, cuenta que en su colegio se discutió mucho durante las elecciones, y si bien fueron pocos los compañeros que apoyaban a Milei, lo hacían con argumentos que le parecían extraños: «Hablaban de la dolarización y pedían que vuelvan los militares».

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Zurda vas a correr

Daniela –31 años, preceptora– abre los ojos: «¿Por qué será que siendo tan jóvenes crean eso? Soy docente y he tenido problemas por tratar de frenar esos discursos. Tenía estudiantes que me chicaneaban, y aun si lo hacían para hacerme enojar, eran chicanas violentas: ‘Se te acaba la joda’, ‘viene el Falcon verde’. Mi otro sobrino, el hermano de ella, me dijo: ‘Zurda vas a correr’. Tiene 10 años».

¿Dónde vio eso? «En Tik Tok», dice. Catalina suma su visión: “Hay mucho Tik Tok y mucha violencia. Las redes sociales no ayudan para nada”. Daniela piensa que son necesarias nuevas formas de comunicar: “Trato de dar información, hablar con mi mejor tono, y enfatizar los ejemplos: los militares secuestraban personas y las tiraban vivas de los aviones. Pero no cala. En algo estamos fallando. Ahora todo son 10 segundos efímeros”.

De fondo, mientras caminamos, una voz lee nombres:

Lopez Ceferino.

López Bravo José María.

Lópes Calvo María Eugenia.

Son personas que siguen desaparecidas.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

El lugar donde se mira al mundo

Otro de los camina en ronda es Sergio Maldonado, hermano de Santiago, el joven de 28 años que desapareció el 1º de agosto de 2017 en medio de una brutal represión de Gendarmería a una comunidad mapuche en Esquel, provincia de Chubut. Su cadáver, sospechosamente aparecido meses después, fue señalado como efecto de un “accidente”. Eran tiempos de Mauricio Macri como presidente y Patricia Bullrich como ministra de Seguridad. Tiempos en que también fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel en la Patagonia. Maldonado está en Buenos Aires porque el 11 de diciembre iba a tener la audiencia de apelación por el intento del juez Gustavo Lleral de cerrar la causa, pero se la postergaron hasta el 28 de febrero.

Percibe, en general, un sentimiento de retroceso: “Todas las instituciones se rompen, como un desmoronamiento general. Ya no es un negacionismo, sino desidia. Hubo una disconformidad que se manifestó, pero también es irresponsabilidad: es triste ver cómo la tercera fuerza se mete ahora a manejar el gobierno, con el discurso de rebeldía, pero el ministro de Economía va a ser el mismo que nos endeudó por 100 años (Nicolás Caputo). Hay un grupo de gente que no votó con el bolsillo, sino de manera irracional”.

No sintió miedo, pero sí preocupación: “Bullrich está coqueteando con el Ministerio de Seguridad, aunque hoy también sonó para Trabajo. Representa dos épocas nefastas, porque como ministra de Trabajo en 2001 ya le recortó el 13% a los jubilados. Y ni que hablar que ahora, si asume en Seguridad, tiene como vicepresidenta a alguien que reivindica el genocidio”. 

¿Por qué, entonces, venir a la Plaza? “Quedan poquitas Madres y esto tiene que seguir. Nos encontramos con seres queridos en una misma línea. Capaz no sabés la fecha de cumpleaños, pero es un lugar de reencuentro. Desde acá se mira el mundo y también se interpela a la Casa Rosada. No hay que perder el vínculo con las Madres”.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Pensar todo otra vez

Lua tiene 16 años y Paloma 17. Son estudiantes de cuarto año del colegio porteño Carlos Pellegrini. Paloma viene por primera vez: “Estamos en una situación complicada y ahora, que se está reivindicando la dictadura, es súper importante cuidar la memoria”.

Lua ya vino varias veces: “Se cuestiona algo tan básico que siempre me pareció incuestionable. Y es importante venir para que en las casas se vuelva a hablar”. Percibió que Milei entró en el Pellegrini más silenciosamente, a diferencia de otros colegios donde el apoyo fue más colectivo, precisa: “La mayoría son por las familias; o lo toman como chiste, un meme, algo nuevo; o por la desconfianza en la política. Muchos descreen de lo político, entonces tampoco hablan, por lo general, con alguien que no piensa como ellos”.

¿Qué pudieron hablar post balotaje en el Pellegrini? “Siento que es un momento donde deberíamos hablar más que nunca, pero en mi colegio la juventud no se está pudiendo organizar lo suficiente para pensar estos cuatro años. Recién pasaron dos semanas, pero tuvimos una instancia para hablar y éramos nada más que 20 personas. Siendo un colegio tan politizado, es poco, y hay que replantearnos cosas básicas y volver a esquematizar todo”.

¿A qué te referís con esquematizar?

–Pensar cómo vamos a salir, cómo van a ser nuestras marchas, cómo nos vamos a cuidar. Probablemente a mucha gente no la dejen ir a las marchas, porque somos pibes de 16, 17, 18 años, incluso menos. Tenemos que ser un gran volumen.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

Me tienen podrida

Elia Espen tiene 93 años. El 18 de febrero de 1977, su hijo Hugo Orlando Miedan Espen fue secuestrado y llevado al centro clandestino de detención y tortura El Atlético. Sigue desaparecido. 

«Están diciendo pobrecitos los generales, que tienen que liberarlos, mientras nuestros hijos siguen desaparecidos, fueron tirados al mar –habla, micrófono en mano, una vez terminada la ronda–. Estamos como empezamos: me tienen podrida. ¿Qué más podemos decir? Seguimos pidiendo lo mismo que pedimos hace más de 40 años: verdad y justicia. Estoy escuchando cada cosa por la radio y televisión que me espanta. Todavía no sabemos nada de lo que pasó con nuestros familiares. Ojalá se unan, ustedes, todos. Lo único que tenemos que seguir haciendo es estar juntos».

Luego, le pasó el micrófono a Nora Cortiñas, 93 marzos. Su hijo Gustavo está desaparecido desde el 15 de abril de 1977. Nora habló y dejó frases para tomar apuntes:

  • “Todavía este pueblo no llegó a captar los horrores que vivimos durante el terrorismo de Estado porque, si no, las elecciones hubieran sido diferentes”. 
  • “Vamos a tener que seguir hablando”. 
  • “Como vienen días muy difíciles tratemos de estar juntas, juntos, y pensar que no queremos que se repita más lo que vivimos”. 
  • “Tenemos que estar en la calle todo lo que podamos”. 
  • «En vez de absorber el veneno que tienen les contestaremos con el amor que tenemos».
  • “Hay que salir y reivindicar lo que lucharon nuestros 30 mil”.
  • “Vengan acá, vengan a acompañarnos porque así vamos a demostrar que exigimos memoria y verdad hasta el final”.
  • “A seguir luchando. Vamos a vencer”.
  • “No pasarán”.

Voto cansancio

Rocío, 23 años, de Lomas de Zamora, estudiante de Periodismo en la Universidad Nacional de Avellaneda (UnDAV), militante del Movimiento Evita, la escucha con atención. También, es la primera vez que viene. “Me movilizó mucho venir ahora que Milei es gobierno, ver todo el sufrimiento de las Madres, pero que siguen acá. Vine por eso. Y seguro vuelva”.

Rocío es de las que piensa que no fue un voto negacionista sino un voto cansancio: “Venimos haciendo las cosas muy mal y hay reconocerlo: en los últimos cuatro años no hubo grandes políticas que le cambiaran la vida a la gente, que es por lo que el peronismo se identifica. Hay un cansancio: no creo que el 55% sea negacionista. Espero que no”.

Le cuento que recién, en otra entrevista, una docente hablaba de la necesidad de nuevas formas de comunicar. ¿Qué piensa una estudiante de periodismo? “Las empresas de medios siguen siendo funcionales al sistema. Yo me tiro del lado de los medios autogestivos, ahí se cuenta la realidad de los hechos. Soy mamá de una nena de cuatro años y no quiero que se malinforme por Tik Tok. Deberíamos volver a lo que hicieron las Madres y contar desde ahí. Por no querer confrontar, la juventud peronista fue tibia. Tenemos que perder el miedo y dejar de ser sumisos. El Nunca Más es Nunca Más en muchas cosas”.

-¿Qué destacás en las Madres como comunicación?

-La sensibilidad. Las Madres son un gran ejemplo de cómo enfrentaron la dictadura. Hubo estrategia ahí. Cuentan un hecho terrible que vivieron en carne propia, pero desde la sensibilidad con el otro, de entender al otro, de comunicar hacia el otro. Es por ahí y es lo que nos está faltando. 

Repite: “Es por ahí”.

El jueves que viene, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Madres de Plaza de Mayo: rondar el presente

Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org

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Crimen de Rafael Nahuel: condenan a los prefectos a 4 y 5 años de prisión; la familia apelará

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La condena por el asesinato de Rafael Nahuel llegó tarde y mal: el prefecto Sergio Guillermo Cavia, responsable del delito de homicidio agravado, fue condenado a 5 años de prisión. Sus cuatro compañeros, cómplices, a 4 años y 6 meses. Y hasta tanto no quede firme la condena, seguirán libres. La familia anunció que apelará el fallo, a las puertas de una nueva presunta asunción de Patricia Bullrich, la responsable política del asesinato. Crónica de la audiencia de un veredicto anunciado, en cobertura colaborativa con Perycia.

Por Ludmila Cabana Crozza. Fotos de Jaime Carriqueo

desde fiske menuco

El fiscal llegó antes que nadie. Al habilitarse la sala de audiencias era la única persona sentada en la sala, en su lugar. Por momentos cerraba los ojos, por momentos revisaba su teléfono celular. Cuando ingresó al Juzgado saludó a una de las decenas de policías federales que custodiaban el edificio del Tribunal Federal de la ciudad de General Roca adentro y afuera. Antes de iniciar la subida por la escalera recibió un buen deseo. Va a estar todo bien, doctor, le dijo un policía.

Desde las 7:25 am hasta que se habilitó el ingreso a la prensa, el fiscal Rafael Vehils Ruiz estuvo solo en la sala. Entraron la prensa y la familia de Nahuel. Se llamó a un breve cuarto intermedio y todos regresaron, junto al Tribunal, cerca de las 11 para presenciar la lectura de la decisión final. 

Este miércoles 29 de noviembre de 2023 en la sala de audiencias Alfredo C. Nielsen se leyó el veredicto que los jueces federales Alejandro Silva, Simón Bracco y Pablo Díaz Lacava entendieron como justicia por unanimidad: condenar a Sergio Guillermo Cavia por considerarlo autor material responsable del delito de homicidio agravado por haber sido cometido mediante la utilización de arma de fuego y con exceso de legítima defensa, a 5 años de prisión e inhabilitación especial por 8 años.

Eran cinco los prefectos procesados por la muerte de Rafael Nahuel en 2017 en Bariloche. Francisco Pinto, Juan Obregón, Carlos Sosa y Sergio García fueron condenados a 4 años y 6 meses de prisión e inhabilitación especial por 7 años por el tribunal oral criminal federal de General Roca ya que los consideraron partícipes necesarios del delito de homicidio agravado cometido por Cavia. Los 5 condenados no tendrán condena preventiva: serán detenidos cuando la sentencia quede firme. Hasta tanto no podrán abandonar el país ni retirarse de su domicilio por más de 24 horas salvo que avisen con anticipación. 

Pero antes de los 6 minutos que tardó la lectura del veredicto hecha por el presidente del tribunal, Alejandro Silva, los cinco procesados tuvieron un momento para decir las palabras finales. Todos hicieron uso de ese derecho y dijeron casi lo mismo: que obraron en cumplimiento del deber, conforme a derecho, sin cometer excesos y con una orden judicial que los legitimaba.

Cavia agregó que tenía fe en que se iba a hacer justicia; Obregón dijo que respetó la vida propia y la de terceros en cuanto se pudo. García dijo que actuó en este “lamentable hecho conforme a derecho”. Todo fue escuchado y visto en una pantalla, porque ninguno de los acusados pisó el Tribunal Federal en ninguna de las audiencias: siguieron el juicio desde sus casas, conectados a internet. Recibieron el veredicto en las mismas circunstancias.

Durante el debate oral hubo dos querellas: una por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación con el abogado Mariano Przybylski como representante, y otra por parte de los padres de Rafael Nahuel con los abogados Rubén Marigo y Ezequiel Palavecino. En los alegatos ambas querellas pidieron prisión perpetua para los 5 prefectos por homicidio agravado.

El pedido de pena máxima se desprende de lo que el abogado Marigo entiende es un delito político, un delito de violencia institucional pero fundamentalmente una deuda de la democracia: no haber terminado con prácticas que vienen de la dictadura militar. Se refiere a usar el aparato estatal (en este caso las fuerzas de seguridad) en contra de ciudadanos comunes. 

La defensa fue por la absolución, no reconoció ningún delito pese al resultado de una persona muerta y dos heridos de bala del mismo lado. El fiscal Vehils Ruiz, por su parte, pidió 5 años de prisión para los acusados. No consideró quitar el atenuante en la acusación original de homicidio en exceso de legítima defensa y fue por la idea de un enfrentamiento entre las partes. Esta posición, pese al pedido de las querellas, limitó la decisión del Tribunal en cuanto a la pena dictada: la más alta fue la que pidió el Ministerio Público Fiscal. 

Rafael Nahuel fue alcanzado por un disparo por la espalda y murió el 25 de noviembre de 2017, tenía 22 años. Quienes lo acompañaban también fueron heridos y oficiaron de testigos en una de las jornadas del juicio que ayer terminó, no estaban armados. 

El miércoles 29 de noviembre, día del veredicto, la mamá de Rafael Nahuel cumplió años. Se llama Graciela, es una mujer bajita, lleva zapatillas negras de caña alta, medias de color rosa, un pantalón animal print y una remera mangas largas con otra blanca encima con la cara de su hijo asesinado. La misma remera llevan Alejandro, el padre y Ezequiel, el hermano. Graciela tiene, en el día de su cumpleaños, que estar lejos de su casa en Bariloche, a 481 kilómetros, porque le falta un hijo y busca justicia.

Lleva dos hebillas con brillos en el pelo, tiene una bolsa de tela de Unelen que revisa buscando alguna cosa, hace un gesto como de revolver algo en la boca mientras escucha y mira lo que dicen los jueces sobre los acusados de la muerte de su hijo, que son culpables y están en sus casas -¿qué mastica Graciela? ¿bronca?-.

Afuera, al sol, dijo frente a un micrófono que no está conforme, que esperaba más, que está desilusionada. El abogado Marigo aseguró que apelarán, Horacio Pietragalla Corti, titular de la Secretaría de Derechos humanos de la Nación que acompañó la jornada dijo que, a pesar del cambio de gestión que se acerca, esa también es la intención de la Secretaría. 

El 29 de Diciembre de 2023 a las 11 hs. es el día fijado para dar a conocer los motivos del hecho en el que se funda el veredicto conocido hoy. «Que tengan un excelente día, cuídense», fueron las palabras del juez antes de dejar el recinto.

En 2017, el año del hecho juzgado hoy, la poeta neuquina Silvia Mellado escribió:

Rafael Nahuel

han soltado los albatros

en el medio del bosque

donde dice tierra ancestral

leen coto de caza los perdigueros que olisquean

gustosos un pedazo de tu muerte 

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La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

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(Desde Mar del Plata/lavaca.org) Guillermo Pérez se quedó mirando absorto unos pupitres escolares que había enviado el cura Héctor Díaz, muchísimo más conocido como Chobi. Los pupitres estaban siendo acomodados por toda la gente de la Campaña Somos Lucía en el patio de una casa ubicada en la calle Alvarado al 4500.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Las mujeres y luchas en el acto. Fotos: Lina Etchesuri.

En medio del vértigo de la inminente inauguración Guillermo (mecánico de automóviles) le habló a su esposa, la enfermera Marta Montero:

–Acá hay un mensaje. Acá empezó todo– dijo señalando los pupitres garabateados en algunos casos, un símbolo de la escuela pública a la que iba Lucía cuando fue captada como tantas otras adolescentes por narcos que vendían lo suyo a la salida de las clases. En el caso de Lucía, el negocio terminó en el femicidio de esa chica que iba a 4º año del secundario, en octubre de 2016, caso que provocó el primer Paro Nacional de Mujeres.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

La ministra Mazzina, Marta, Guillermo, Raquel Vivanco, Yamila Rodríguez. Fotos: Lina Etchesuri.

Guillermo completó su idea:

–Y acá puede continuar todo ahora: a esto vamos con todo lo que estamos haciendo–  dijo señalando los pupitres, porque el proyecto de la Casa de Lucía es que sea un lugar para capacitaciones, talleres, para compartir ideas, acciones y la contención de las familias víctimas. Un punto de encuentro crucial para el trazado de estrategias de vida frente a la violencia contra las mujeres en la ciudad, y la impunidad que suele acompañarla desde siempre.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

La mamá de Candela, la mamá de Iaria. El sentido de tener un lugar de encuentro. Fotos: Lina Etchesuri.

Tres datos para sintetizar la historia   

  • El femicidio de Lucía provocó un cimbronazo social que derivó en aquel primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de 2016. La familia llevó el caso a un juicio (2018) que resultó vergonzoso, con jueces dedicados a sembrar sospechas sobre la víctima menor de edad y a exculpar a los narcos acusados, Matías Gabriel Farías (29) y Juan Pablo Offidani (48). El tercero, Alejandro Maciel, había fallecido en 2020.
  • Marta y Guillermo se propusieron entonces lo que parecía impensable: la anulación de esa vergüenza, y la realización de un nuevo juicio que se realizó finalmente en febrero de este año, en el que sí se pudo lograr la condena a perpetua por femicidio de Farías, y a 15 años a Offidani como “partícipe secundario”, tema que está apelado.
  • La familia además impulsó un jury aún pendiente, que juzgue a los jueces del primero de esos juicios, Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas (el tercer juez, Alejandro Carnevale, eludió el proceso al jubilarse antes).
  • Ahora la Campaña Somos Lucía obtuvo algo más: recibió del Estado, a través de la AABE (Agencia de Administración de Bienes del Estado) una casa abandonada y derruida que en apenas dos meses lograron acondicionar a pulmón y corazón, y que fue inaugurada este martes 28 de noviembre junto a otras familias de víctimas de femicidios que se acercaron a compartir ese momento acaso histórico.   
  • Lugar de encuentro y aprendizaje   
  • Así contado todo parece veloz, pero en la práctica significó años, meses, días y cada segundo de energía, de lágrimas, de insomnios, de amenazas, que Guillermo y Marta, y también su otro hijo Matías Pérez, lograron superar.

No lo hicieron dedicados solo al caso de Lucía sino también buscando acompañar y reunir a otras familias que pasaron por infiernos similares. Así fue que inspiraron otra organización clave: Familias Victimas de Femicidios, Transfemicidios y Desparecidas.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Madres que no bajan los brazos, y el sacerdote Héctor Díaz, Chobi, siempre acompañando las luchas marplatenses. Fotos: Lina Etchesuri.

Entre los familiares estuvieron Gustavo Mellman, papá de Natalia (asesinada en febrero de 2001). Los policías condenados están presionando para obtener su libertad. Estaba también Mariela Quintanilla, la mamá de Iara Nardelli (sus huesos aparecieron este año, pero el caso sigue sin investigarse como femicidio), Carola Labrador, madre de Candela Rodríguez (asesinada por una banda narcopolicial en 2011, cuando ella tenía 11 años),  Marisa, la madre de Luna Ortiz (asesinada en 2017 a los 19 años). Participaron también integrantes de la Asamblea por un mar libre de petroleras, y de la multisectorial Ni un hundimiento más, creada por familiares del barco pesquero El Repunte, hundido en 2017.  

Estuvieron además las hijas de Evangelina Sánchez, asesinada el 20 de noviembre pasado. Por el lado oficial se hizo presente la ministra nacional de Mujeres, Igualdad y Género, Ayelén Mazzina. El presidente Alberto Fernández no pudo asistir, y fue representado en el acto por una de sus asesoras, Raquel Vivanco, así como Yamila Zavala Rodríguez representó a Estela Díaz, ministra provincial de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual.  

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Marta, Guillermo, y una idea: “No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla». Fotos: Lina Etchesuri.

“Lucía está acá” dijo Marta durante su intervención, junto a la gigantografía con los ojos de su hija. “La perversidad de la justicia fue de tal magnitud… pero no pudieron con nosotros, que somos gente de la calle, y eso muestra que nadie nunca debe bajar los brazos”. Marta nombró y presentó a quienes fueron a compartir la inauguración formal de la casa y destacó que en los casos de femicidios no alcanza con la condena: “Siguen las vidas de quienes quedan, pero el Estado tiene que estar presente como tiene que ser. Que las hijas de Evangelina, por ejemplo, puedan tener comida, educación, que puedan cubrir sus necesidades básicas porque quedaron solas, criaturas enfrenando un mundo perverso de adultos. No es una dádiva, es un derecho el que hay que darles. Y organizados vamos a hacerlo” dijo mirando a dos de las hijas de Evangelina Sánchez.

Dijo también: “Esto va a ser un lugar de encuentro, de aprendizaje. Acá no terminó nada. Acá seguimos sin bajar los brazos para que crezca una esperanza de vida, de respeto y de derechos. Esto hay que hacerlo porque en el fondo lo que se quiere es que estemos desunidos. Si estamos desunidos, ganan ellos”.

La casa de Lucía: inauguración en Mar del Plata de un centro de capacitación y encuentro, símbolo de una epopeya

Familiares de un pesquero hundido, El Repunte. Fotos: Lina Etchesuri.

“No nos podemos quedar en el dolor, el sufrimiento y que todo termine así. Nuestras hijas son la semilla. Jamás nos van a convencer de que somos unos negros de mierda. Somos mujeres y hombres trabajadores, que no son egoístas, gente que piensa que no somos el ombligo del mundo, sino que necesitamos comunidad para trabajar”.   

Después fue el tiempo de las fotos, los abrazos y las lágrimas de tantos familiares, que por esta vez no fueron de tristeza sino que simbolizaron una puerta al futuro.  

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Fotos: Lina Etchesuri.

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