Nota
Despidos de enero, primera parte: el análisis de sindicalistas
Hugo Godoy (secretario general de ATE Nacional) y Jorge Yabkowski (presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, FESPROSA) analizan el panorama que quedó después de los 6 mil despidos del mes pasado -más del 50% en el sector público- y las convocatorias a parar. Además del paro del 22, ATE Nacional convocó el 15 de febrero a un paro nacional. Dicen: «El impacto estructural de este ajuste es largo».
Según el último informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), hubo 6639 despidos durante el mes de enero. El 58 por ciento (3878 trabajadores) corresponde al ámbito público. La cifra significa el doble de despidos de diciembre y, también, duplica el número correspondiente a enero del 2017. ¿Qué ocurrió en la esfera pública? El informe desglosa:
- Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI): 260 despidos.
- Coros y Orquestas del Bicentenario: 240.
- Radio Nacional: 233.
- Televisión Pública: 170.
- Hospital Posadas: 122.
- Servicio Nacional de Seguridad Agroalimentaria (SENASA): 138.
- Ballet Nacional de Danza Clásica: 50.
- Superintendencia de Seguros de la Nación: 16.
CEPA también destaca los despidos en el ámbito municipal: suman 700. El podio lo integran municipios con gestión Cambiemos: Morón (500), Quilmes (400) y Tres de Febrero (400).
“Estamos ante una situación institucional grave y social gravísima”, dice a lavaca Hugo Cachorro Godoy, secretario general de ATE Nacional, que anunció un paro nacional para el 15 de febrero en la conferencia de prensa convocada por los 250 despedidos del INTI.
La Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA) es uno de los gremios que convoca al paro del 15 en todos los hospitales del país. Es una de las organizaciones que también viene denunciando los despidos en el Hospital Posadas. “Los hechos son contundentes”, dice Jorge Yabkowski, presidente de FESPROSA y secretario de Salud Laboral de la CTA Autónoma, a lavaca. “Hay 122 despidos. Incluyen a 17 de los 23 delegados de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP). El impacto, desde el punto de vista económico, es marginal: estos son despidos políticos. El Posadas tiene poco más de 4 mil trabajadores: 122 no le mueven el amperímetro. De hecho, movilizar 500 gendarmes y mantener una guardia permanente de policías es más caro que echar a 122 compañeros. Esto es un disciplinamiento a la sociedad y a los sindicatos en defensa de las corporaciones”.
Ni el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, ni las autoridades del hospital recibieron a las delegaciones gremiales y de derechos humanos que piden la reincorporación. Yabkowski: “No quieren hablar. A eso se suma que el viernes nos quitaron el código de descuento de la cuota sindical, que como gremio descontamos al 1 por ciento de los afiliados. Somos un gremio absolutamente austero y modesto, pero el Gobierno se tomó una revancha antisindical”.
El fin de una era
El informe de CEPA también revela que de los 2761 despidos en el ámbito privado, el 82 por ciento corresponde al sector industrial. Godoy: “Las empresas, a su vez, están haciendo lockout patronal. El Ingenio San Isidro en Salta cerró. Blaquier dice que no tiene plata para hacer funcionar Ingenio Ledesma. En realidad quieren destruir la organización sindical que hay allí. Y el Ministerio de Trabajo, al mirar para otro lado, convalida esas prácticas al permitir que, entre otras cosas, intervengan sindicatos para hacer que trabajen gratis funcionarios del Gobierno”.
-¿Qué evaluación hace de este panorama?
-El Gobierno no sólo terminó diciembre reprimiendo brutalmente y queriendo justificar lo injustificable con la aprobación de la reforma previsional, sino que comenzamos el año con un DNU que viola 147 decretos y 7 leyes existentes. Es anticonstitucional. Y, como anticipamos, los despidos en el sector público iban a ser la antesala en el sector privado: en enero hubo más de 6 mil despidos, y sólo en el Estado nacional nosotros tenemos 2500. Fabricaciones Militares comunicó el cierre de la fábrica Fanazul y el despido de 300 trabajadores. Es un emprendimiento industrial fundamental para el desarrollo de la industria minera en el centro de la provincia de Buenos Aires. No sólo eso: también despidieron a 500 personas de Río Turbio, paralizaron la mina y las obras de la usina al mismo tiempo que hay una crisis energética en el país.
-¿Qué implican los despidos en el sector público?
-Es un dato interesante. El Gobierno empezó su gestión con 15 mil despidos en el Estado nacional sumado a miles en el sector provincial y municipal. Si bien hoy hay menos despidos, a pesar de que siguen siendo brutales y masivos, hay más impacto estructural en el Estado. Cierran fábricas, áreas fundamentales de comunicación pública, sectores claves de control para transferirlos al sector privado, así como ocurrió con Ar-Sat y la paralización de la producción de satélites en Argentina. El impacto estructural de este ajuste es largo.
-¿Por ejemplo?
–En el INTI y el Senasa, dos áreas fundamentales para el control tecnológico y alimentario, está ocurriendo un vaciamiento de organismos del Estado para transferir decisiones de control al sector privado. Ni hablar lo que pasa con el Hospital Posadas, el más grande del país: buscan destruir los emprendimientos sanitarios. En Radio Nacional y la TV Pública cierran noticieros, reducen funcionamientos y quieren transferir la comunicación pública a las empresas amigas del Gobierno. Esto demuestra que ponerle freno a estas políticas no sólo significa unirnos por el espanto sino también discutir una propuesta alternativa de Estado y de políticas públicas, que no pueden ser las de años atrás porque son las que nos trajeron a este presente. Necesitamos una perspectiva diferente. Ese es el debate profundo que debe darse en las calles junto a una nueva construcción democrática y participativa del campo sindical.
-¿Esas discusiones se están llevando adelante hoy?
-Hay organizaciones con las que venimos discutiendo. Cuando cierran el noticiero de la TV Pública, articulan con organizaciones populares y ves que se hace un noticiero desde las veredas; entendés que es posible un Estado que no subordine a las organizaciones y respete su autonomía. Cuando las organizaciones sociales discuten la emergencia social y alimentaria, no están discutiendo solo un subsidio o bolsón de comida sino resolver el problema del país con un rol que respete esa autonomía. Desde los sindicatos no hay que discutir sólo el salario sino ampliar horarios para que todo el mundo pueda tener empleo, que se respeten los promedios de horas por día para detener el aumento de la explotación que limita el ingreso laboral. Es decir, somos organizaciones y sindicatos que nos animamos a discutir una perspectiva política pública distinta. Y eso, poco a poco, es lo que se va incorporando al debate.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
Nota
Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


Revista MuHace 2 semanasMu 208: Lara Brenda Morena

#NiUnaMásHace 2 semanasUn mes sin Brenda, Lara y Morena: lo que se sabe de la trama narcofemicida

Soberanía AlimentariaHace 2 semanasMiryam Gorban: hasta siempre, maestra

Derechos HumanosHace 2 semanasEstela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!

#NiUnaMásHace 3 semanasTransfemicidio en Neuquén: reclaman justicia por Azul, la trabajadora estatal por la que se declararon dos días de duelo
















