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Día de los Derechos Humanos: el cuerpo del padre y del hijo

Carlos Gustavo Cortiñas sigue desaparecido. Es el padre de Damián, y el hijo de Nora, quienes presentaron juntos un hábeas corpus en el que solicita se convoque a declarar al jefe del Ejército, Gerardo del Corazón de Jesús Milani.

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Carlos Gustavo Cortiñas sigue desaparecido. Es el padre de Damián, y el hijo de Nora, quienes presentaron juntos un hábeas corpus en el que solicita se convoque a declarar al jefe del Ejército, Gerardo del Corazón de Jesús Milani. El militar actuó durante la dictadura en el Segundo Cuerpo de Inteligencia del Ejército, el mismo en el que operaba el fallecido Carlos Alberto Martínez, el único condenado por la desaparición de Gustavo.

 
Día de los Derechos Humanos: el cuerpo del padre y del hijo
Nora y Damián Cortiñas reclaman a través del hábeas corpus que el Poder Judicial y el Estado respondan qué pasó con Gustavo, desaparecido en 1977. Se solicita también que se convoque al actual Ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien recientemente entregó archivos de la dictadura a organismos de derechos humanos, en los cuales no hay noticias sobre Gustavo Cortiñas.
“Y también pido que se abran los archivos de la Iglesia Católica, que tiene enorme información sobre qué pasó con los desaparecidos”, dijo Nora Cortiñas a lavaca en la soledad silenciosa y amarronada del pasillo que da al Juzgado de Instrucción nº 23, a cargo del juez Roberto Oscar Ponce, donde se presentó el escrito. “La presentación de este nuevo hábeas corpus es un pasito más que damos para saber qué pasó con mi hijo.
Nora integra la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo. La acompañaban su nieto Damián, y los abogados Verónica Heredia y Eduardo Soares.
“No queremos molestar a nadie. Solamente que el Estado conteste lo que yo pregunto: qué pasó con Gustavo. Es lo que corresponde según el hábeas corpus y la Constitución. Y como este gobierno ha tenido logros con respecto al juzgamiento de las violaciones a los derechos humanos del pasado, bueno, todavía hay que terminar con el tema de la impunidad, y hay que saber la verdad de los archivos, que se conozca qué pasó en cada caso”.
El hábeas corpus (cuya versión completa publicamos aquí) plantea que “se realicen todas las diligencias necesarias a fin de cumplir con el objeto del presente, cual es, conocer el paradero de Gustavo, todo, en la audiencia prevista legalmente”.

Citación a Milani

El hábeas corpus recuerda que se presentó uno anteriormente, en 2012, dos veces archivado por el juez Ricardo Arturo Warley (cosa que demostraría que la justicia no es lenta, si se trata de archivar causas). La única noticia sobre Gustavo la aportó el juez Daniel Rafecas, al condenar a Carlos Alberto Martínez como responsable de la desaparición de Gustavo Cortiñas, casualmente una semana después de la presentación de aquel hábeas corpus. Martínez murió en abril de 2013. Nunca hubo noticias ni diligencias claras que indicaran qué pasó con Gustavo.
Otro párrafo del hábeas corpus: “Solicito que en el marco de la audiencia prevista en el art. 14 de la Ley 23.098 se convoque como representantes del Estado Nacional al Ing. Agustín Oscar Rossi, Ministro de Defensa de la Nación y al Teniente General César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, Jefe de Estado Mayor General del Ejército. El Ing. Rossi informó públicamente hace unos meses atrás que había recibo archivos de la dictadura que si bien entregó a los organismos de derechos humanos, no contienen los mismos ninguna información sobre el paradero de Carlos Gustavo. El Tte Gral Milani en la actualidad es el Jefe Mayor del Ejército y actúo durante la dictadura en el Segundo Cuerpo de Inteligencia del Ejército, mismo lugar en que actuó Martinez. Por la cuestión de que se trata, la audiencia en el marco del habeas corpus los funcionarios públicos deberán comparecer la audiencia en el marco del habeas corpus los funcionarios públicos deberán comparecer personalmente ante V.S.”.
La presentación del hábeas corpus se hizo ante el propio juez Ponce, que ahora deberá contestar qué decide hacer al respecto. Nora, cuando se iba del brazo con su nieto: “Estoy contenta, pude contar lo que quería contar, esperemos que esto sirva para saber qué pasó con mi hijo”.

Día de los Derechos Humanos

La espera fue de más de una hora, con funcionarias y funcionarios yendo y viniendo del juzgado al que se había presentado el hábeas corpus dos años atrás. En ese lapso Nora habló con lavaca sobre el significado del Día de los Derechos Humanos. Algunas de sus ideas, que representan una agenda del tema, conjugada en tiempo presente:

  • “Personalmente, para mí todos los días son el día de los derechos humanos, que implica luchar también por la igualdad y la justicia, así como hoy estoy aquí para saber la verdad”.
  • “Es un día que deja de respetarse en el mundo entero, donde se avasallan los derechos de los pueblos. Cada día hay que hacer más esfuerzo para defender los derechos humanos. Me preocupa, en Argentina, que se criminalice la protesta social, a las comunidades indígenas a las que intimidan y persiguen y allanan violando todos sus derechos. Los casos de gatillo fácil, persecución a los jóvenes, negación de justicia para los familiares”.
  • “Ese día de los Derechos Humanos no hay nada que celebrar, cuando hay tanta gente perseguida en el mundo, en Palestina, en Paraguay, en Colombia, en Honduras, las torturas de la CIA en Guantánamo, y lo que pasa en los propios Estados Unidos donde matan a integrantes de su población negra todos los días”.
    “Entonces siento que la palabra se va vaciando de contenido, ya no tiene tanto sentido. ¿Qué le van a decir a los niños en un colegio sobre derechos humanos si a lo mejor su padre y su madre pierden su trabajo y si salen a reclamar los reprimen con gases y palos?”
  • ¿Cómo les hacemos entender a los niños que los derechos humanos son inseparables unos de otros? El derecho a la vivienda, al territorio y al agua. Vos sabés que estuve leyendo las declaraciones de derechos humanos, y no está el derecho al agua. Hay que ponerlo. Porque para para extraer las riquezas de nuestro suelo se emplean millones de litros de agua que se le quitan al pueblo. Lo mismo que pasa con el fracking y con la minería, que está siendo investigada por las violaciones a los derechos humanos que ha provocado. El agua, el aire y la tierra valen mucho más que el oro, el petróleo y los diamantes. Eso también es entender los derechos humanos”.

Buitres y abrazos

Salían y entraban personas del juzgado, que miraban de reojo esa sorpresa matinal que deparaba la presencia de Nora, sentada en un banco de madera, esperando con una sonrisa. Una breve excepción, porque hay que reconocer que lo único que nunca ha hecho esta bajita y enorme dama de 84 años es esperar sentada. Nora continuó ante lavaca con sus reflexiones para comprender el presente:

  • “También es un tema de derechos humanos seguir pagando una deuda externa que nace de la dictadura cívico-militar-religiosa, que representó negocios impresionantes para empresarios mientras los militares torturaban y mataban a nuestros hijos. Y que hoy se refleja en los buitres. No tiene que haber más buitres: es toda una usura contra un pueblo entero”.

¿Y cuál es el lado positivo, los logros de todos estos años acompañando cada uno de esos conflictos? “Yo sonrío muchas veces por día, sonrío a la vid que me da fuerza, me da la familia que me ayuda y me protege. Sonrío porque Gustavo dejó una huella muy profunda, y cuando a nosotras nos dan un reconocimiento, es un reconocimiento a ellas y a ellos: los desaparecidos. Si fuéramos madres de asesinos no recibiríamos ese afecto, ese aprecio”.
Nora dice que durante casi 40 años, lo que hicieron las madres fue poner los principios delante del dolor y la desesperación. “El éxito es que el pueblo nos consideraba invisibles durante años y años, estábamos en la Plaza, pasaban al lado nuestro, pero éramos invisibles. Imaginate lo que es que ahora nos reconozcan toda esa lucha por la verdad, la justicia y la memoria. Que sepan que donde hay injusticia habrá un pañuelito. Y que donde haya una agresión, vamos a estar”.
Dice Nora: “Se siente el aprecio, el abrazo de la gente, de tantos jóvenes. Cada día transformamos el dolor en lucha, y hay otras madres, las de Cromañón, las del gatillo fácil, las que están contra la trata, el maltrato a los niños, todas estamos ligadas, nos apoyamos, y muchas tomaron nuestra lucha como un camino a seguir…” cuando la llamaron del juzgado para que, finalmente, presentara el hábeas corpus y, como siempre, dijera todo lo que tiene que decir.

INTERPONE HABEAS CORPUS POR DESAPARICION FORZADA

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Señor Juez de Turno de Habeas Corpus:
Nora Irma MORALES de CORTIÑAS, D.N.I. 0.019.538, madre de Carlos Gustavo CORTIÑAS, detenido y desaparecido forzadamente desde el 15 de abril de 1977 y por ello invoco mi carácter de representante del mismo, con patrocinio letrado de Eduardo SOARES, Mat. T° 26, F° 756 CPACF y Verónica HEREDIA, Mat. T° 116 F° 943, ante V.S. me presento y respetuosamente digo:
I. OBJETO
1. En los términos de los Arts. 43 último párrafo y 75 (22) de la Constitución de la Nación Argentina [C.N.]; Art. 10 de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas [CIDFP] aprobada por Ley 24.556 y constitucionalizada por Ley 24.820; Art. 17.2.f) de la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas [CIPPDF] aprobada por Ley 26.298 y, Arts. 10 y 26 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre [DADDH]; Arts. 9 y 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos [DUDH]; Arts. 7.6, 8 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos [CADH] aprobada por Ley 23.054; Arts. 9.4 y 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos [PIDCyP] aprobada por Ley 23.313, instrumentos éstos constitucionalizados mediante el art. 75 (22) C.N. reformada en 1994, vengo a interponer habeas corpus por desaparición forzada a favor de Carlos Gustavo CORTIÑAS, quien se encuentra desaparecido forzadamente a partir del 15 de abril de 1977 contra el Poder Ejecutivo Nacional [art. 99 (1) C.N.]. Por ello solicito se dé trámite al presente habeas corpus de conformidad con la legislación vigente en la materia –Ley 23.098- y se ordene a la autoridad que cese su accionar y se realicen todas las diligencias necesarias a fin de cumplir con el objeto del presente, cual es, conocer el paradero de Gustavo, todo, en la audiencia prevista legalmente.
II. PROCEDENCIA DEL HABEAS CORPUS POR DESAPARICION FORZADA
2. El 10 de diciembre de 2012, hace 2 años, interpuse habeas corpus a favor de Gustavo. El juez de turno en esa oportunidad fue el Dr. Ricardo Arturo Warley, a cargo del Juzgado de Instrucción N° 12, Secretaria N° 137 a cargo de la Dra. Miriam Andrea Halata. Se inició allí el expediente N° 48.065/12 caratulada “Imputado NN, Damnificado CORTIÑAS CARLOS GUSTAVO”.
3. En dos oportunidades el juez archivó la citada causa. En la primera oportunidad, la Sala IV de la Cámara de Casación Penal ordenó al juez desarchivar el expediente y asegurar la efectiva adopción de todas las medidas posibles y la puesta a disposición de los recursos necesarios con el propósito de acceder al conocimiento de lo ocurrido a Carlos Gustavo Cortiñas [Sentencia de 17/04/2013, Registro 505/13].
4. La única noticia que obtuve en el marco del habeas corpus fue la aportada por el juez Daniel Rafecas a cargo del Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal N° 3, Secretaria N° 6, quien el 20 de diciembre de 2012 procesó a Carlos Alberto Martínez por encontrarlo responsable de la desaparición de Carlos Gustavo. En abril de 2013 tomé conocimiento que Carlos Alberto Martínez había fallecido. Surge del auto de procesamiento que Martínez fue Jefe del Segundo Cuerpo de Inteligencia del Ejército.
5. Sin embargo, sin obtener ninguna noticia sobre el paradero de mi hijo Carlos Gustavo, el señor juez volvió a archivar el habeas corpus.
6. Por ello vengo nuevamente ante la justicia argentina, como lo hice durante los años de dictadura y consta en los habeas corpus acordalados en la causa archivada ahora en democracia, a fin que V.S. adopte todas las medidas posibles y ponga a mi disposición los recursos necesarios con el propósito de conocer el paradero de Carlos Gustavo Cortiñas.
III. PRUEBAS
7. Ofrezco como prueba:
7.1. Informativa: Expediente N° 48.065/12 caratulada “Imputado NN, Damnificado CORTIÑAS CARLOS GUSTAVO” del Juzgado de Instrucción N° 12, Secretaria N° 137, con todos los expedientes acordalados y la prueba allí incorporada;
7.2. Testimoniales: Solicito que en el marco de la audiencia prevista en el art. 14 de la Ley 23.098 se convoque como representantes del Estado Nacional al Ing. Agustín Oscar Rossi, Ministro de Defensa de la Nación y al Teniente General César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, Jefe de Estado Mayor General del Ejército. El Ing. Rossi informó públicamente hace unos meses atrás que había recibo archivos de la dictadura que si bien entregó a los organismos de derechos humanos, no contienen los mismos ninguna información sobre el paradero de Carlos Gustavo. El Tte Gral Milani en la actualidad es el Jefe Mayor del Ejército y actúo durante la dictadura en el Segundo Cuerpo de Inteligencia del Ejército, mismo lugar en que actuó Martinez. Por la cuestión de que se trata, la audiencia en el marco del habeas corpus los funcionarios públicos deberán comparecer personalmente ante V.S.
VI. RESERVAS
8. Conforme Acordada 4/2007 CSJN, vengo a formular tempestiva reserva de acudir ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, invocando el remedio extraordinario federal previsto en el art. 14 Ley 48, por estar en juego los derechos fundamentales de Carlos Gustavo Cotirñas, a saber: Arts. 18 y 75 (22) y (23) C.N.; Arts. 1 (Derechos a la vida, a la libertad, a la seguridad e integridad de la persona) y 18 (Derecho de justicia) DADDH; Arts. 3 y 8 DUDH; Arts. 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos), 2 (Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno), 4 (Derecho a la vida), 5.1 y 5.4 (Derecho a la Integridad Personal), 7.6 (Derecho a la Libertad Personal), 8 (Garantías Judiciales), 25 (Protección Judicial) CADH; Arts. 9.3 y 9.4, 10.2.a) y 14 PIDCyP; CIDFP y CIPPDF, derechos que se encuentran garantizados mediante el habeas corpus por desaparición forzada, hago expresa reserva de acudir ante la Corte Suprema de Justicia mediante el recurso previsto en el art. 14 Ley 48, denunciando cuestión federal suficiente en caso de rechazarse esta petición. Inclusive, por la doctrina de la arbitrariedad.
9. Por resultar el habeas corpus por desaparición forzada el recurso rápido y efectivo previsto en los tratados internacionales de derechos humanos a favor de Carlos Gustavo, hago expresa reserva de acudir ante los organismos internacionales competentes en caso de rechazar el presente recurso convencional.
VII. PETICION
10. Por lo expuesto, solicito a V.S.:
1. Me tenga por presentada, parte en mi carácter de denunciante y representante de mi hijo Carlos Gustavo Cortiñas;
2. Tenga por presentado habeas corpus por desaparición forzada y ordene de manera inmediata a la autoridad denunciada brinde toda la información a fin de conocer el paradero de Carlos Gustavo Cortiñas;
3. Disponga la audiencia con las autoridades denunciadas y arbitre todas las medidas necesarias a fin de conocer el paradero de Carlos Gustavo Cortiñas;
4. Tenga presente las reservas formuladas.
Proveer de conformidad que
SERA JUSTICIA
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Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

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Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.

Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.

Por Sergio Ciancaglini

A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org

Sonrisas junto al paraíso

Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
 

Madre de la bombacha roja

Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
 
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
 
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
 
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
 

El día que se distanciaron

Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
  

La hora del secreto

Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
 
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
 
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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