Nota
El restorán Lalo de Buenos Aires: Cubiertos en resistencia
Los trabajadores del restorán porteño Lalo de Buenos Aires se encuentran en estado de alerta y asamblea permanente por una orden de desalojo que, gracias al apoyo de vecinos, legisladores porteños y artistas, pudieron postergar.
Los trabajadores del emblemático restorán porteño Lalo de Buenos Aires se encuentran en estado de alerta y asamblea permanente dentro del local por una orden de desalojo que, gracias al apoyo de vecinos, legisladores porteños y artistas, pudieron postergar. La amenaza sigue latente. Denuncian el vaciamiento del local por parte de los dueños y el atraso del pago de sueldos y aportes patronales. El abogado presentó una denuncia penal por estafa. Aún esperan una respuesta satisfactoria a su propuesta de alquilar el local y hacer viable la empresa, vaciada por sus dueños.
Los trabajadores de Lalo de Buenos Aires -que desde fines de abril resisten dentro del restorán ubicado en Montevideo 355-, organizaron este lunes un festival para frenar una orden de desalojo y que motivó la entusiasta convocatoria de carros hidrantes y más de 100 efectivos de la Policía Metropolitana y Federal. La presencia de vecinos, legisladores porteños, artistas y periodistas dejó en claro que cualquier intento de avanzada sobre el restorán significaría un fuerte costo político, por lo que, pasada la medianoche, el desalojo fue postergado. “Nos avisaron que volverían en 24 horas”, afirman los trabajadores.
“Tenemos que se produzca un desalojo violento a los trabajadores y por eso los legisladores estamos para apoyarlos”, declaró el dirigente de Nuevo Encuentro, José Cruz Campagnoli, que acompañó la jornada cultural junto al diputado nacional Juan Carlos Junio (Partido Solidario), las legisladoras Lorena Pokoik y Paula Penacca (FpV), y el legislador Pablo Ferreyra (Izquierda Popular). También estuvieron el actor Alejandro Awada y la periodista Nora Lafont, entre otros.
Decir no
Los 14 trabajadores comenzaron a quedarse en el restorán un día después de que los dueños cambiaran la cerradura del local. El 24 de abril comenzó la resistencia. “Nosotros teníamos conocimiento de que el local se iba a entregar e iba a haber un desalojo de forma pacífica”, contextualiza Luciano García, mozo y actual presidente de la cooperativa formada por los exempleados. “Un mes antes nos habían dicho que estaban formando otro local en San Telmo y que nos iban a llevar para allá. Nos dijeron que a lo mejor no nos iban a reconocer la deuda que tenían, pero que tuviéramos confianza en ellos en que nos iban a pagar un 40 por ciento de la liquidación final de indemnización y que íbamos a cobrar hasta el último día trabajado”.
La deuda con los trabajadores era de tres meses. A pesar de la promesa, pronto se vislumbró la mentira. “A los 15 días hubo una reunión y nos dijeron que no nos iban a pagar ni a reconocer la antigüedad; que íbamos a ir para allá presentando la renuncia y a empezar de cero, con el agravante de que tendríamos que trabajar un jornal completo a cambio de que nos paguen medio jornal. Ahí decidimos que no íbamos a aceptarlo porque íbamos a vernos dañado en la jubilación. Ahí dijimos que no”, resume García.
Solidaridad al plato
Los trabajadores de Lalo remarcan la importancia de la presencia de los compañeros del Hotel Bauen y del restaurante recuperado Alé Alé. “Se acercaron para trasmitirnos su experiencia. Yo tengo 40 años de mozo, toda mi vida fui empleado y siempre trabajé bajo relación de dependencia”, dice García. “Si vos me preguntás si tengo idea de cómo es la administración de un comercio de este tipo, yo te digo que no, porque nunca fui ni siquiera encargado. Entonces lo de Alé Alé fue muy importante porque ellos ya estaban empapados en el tema. Eso es invalorable, y lo tenemos que tomar como ejemplo, porque a partir de ahora nos constituimos como cooperativa. Y así como nos ayudan a nosotros, seguro nosotros ayudaremos a otras. Está bueno porque uno va tomando conciencia de que no todo es malo y hay gente muy humana dispuesta a ayudar”.
La pata legal
Los trabajadores continúan en estado de alerta y convocan a una nueva jornada de apoyo este miércoles por la mañana, previendo un nuevo intento de desalojo. La causa se tramita en el juzgado civil 63, a cargo de Pablo Torterollo. “Suspendió la medida invitando a una negociación. Lo que a mí me llama la atención es que invite a la negociación sin fijar una audiencia entre las partes”, se cuestiona Hernán Bianchi, abogado de los trabajadores. “Por otro lado, tenemos un amparo en el juzgado N° 79. El fiscal se va a tener que expedir. Esperamos alguna novedad a las medidas que planteamos para frenar el desalojo y permitir a los trabajadores seguir trabajando”.
Bianchi presentó una denuncia penal contra el dueño del local, Juan Eduardo Costa González, y demás integrantes de la firma. “Es por las deudas con los trabajadores y el fraude que significó el vaciamiento que hizo”, explica. “Acá hubo un vaciamiento sistemático del restorán, que yo lo viví porque soy cliente hace 6 años. Yo fui viendo cómo, poco a poco, se fue desmantelando el local y cómo les dejó el problema a los muchachos. El dueño ha explotado el restorán a través de una interpósita persona (es decir, testaferro), que es la persona jurídica Sargento Cabral 2426 S.A. Además es dueño del 45 por ciento de otro restorán de esta cuadra, que lo tiene a nombre del contador”. Es decir, el abogado apunta a una maniobra fraudulenta cuyo objetivo es estafar a los trabajadores.
Por otro lado, los empresarios no concurrieron a la audiencia de conciliación que el Ministerio de Trabajo había dictado para el lunes y prometieron asistir a la que se realizará este viernes. “A mi criterio buscan dilatar las audiencias con el objetivo de negociar con la gente afuera, en la calle, para que estén en inferioridad de condiciones”, apunta Bianchi. “Es que, si no, ya podría haber acercado cualquier tipo de propuestas. Acá están abiertos. Acá hay gente que hace 4 meses está viviendo sin el sueldo, comiendo con lo que ganaban de propina. Los dueños están especulando con el desalojo, queriendo negociar con la necesidad de los trabajadores”.
La fortaleza
Otro de los trabajadores, Manuel Ruiz, 54 años, destaca la importancia de la familia como fuente y fuerte de contención de sus compañeros. “Hay que seguir luchando”, advierte Washington Pepe Soriano, mozo. García remata: “Si no estuviéramos haciendo esto, quizá estaríamos sin lucha y también sin conseguir trabajo. A la edad nuestra ya cuesta bastante”.
Fotos: Julieta Colomer
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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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