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El verso del embrionismo: análisis literario de un poema de Esteban Bullrich

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Pablo Marchetti destaca en este artículo el nacimiento de un nuevo movimiento: el embrionismo. Y la foto ilustra a su indiscutible líder: el superembrión. Acto seguido, se realiza un análisis minucioso del poema YO TE AMO MAMÁ (COMO NADIE LO HARÁ), escrito por el poeta y senador Esteban Bullrich, para entender una obra clave de nuestro lenguaje contemporáneo.
Por Pablo Marchetti para lavaca.org
Son muchos los ismos que se han sucedido en la política argentina en los últimos años: kirchnerismo, macrismo, sciolismo, massismo, randazzismo, por nombrar sólo algunos. Más allá de las profundas diferencias ideológicas de todos ellos, hay algo que identifica a estos robustos corpus teóricos: son ismos que se construyen en torno a una persona.
En los últimos tiempos, han surgido también otros movimientos más ideologizados. Movimientos que, a diferencia de los personalismos mencionados anteriormente, aglutinan una ideología en torno a lo que realmente debería ser el motor de una ideología: una idea.
El debate en torno a la legalización del aborto provocó que una ideología que parecía dormida, pues se suponía infranqueable e incuestionable a la hora de volverse ley, se despertara de su letargo y volviera a mostrar sus garras. Fue así que el embrionismo (de eso estamos hablando) salió a las calles y logró convocar una buena cantidad de gente en manifestaciones en distintos lugares del país.
A diferencia del feminismo (que siempre acompaña sus reclamos con distintas performances artísticas) el embrionismo parecía más atado a formatos tradicionales. El masivo reclamo del 25 de marzo (oficialmente, Día del Niño por Nacer, fecha instaurada por Carlos Menem pues ese día es exactamente nueve meses antes del 25 de diciembre, con lo cual se habría consumado la cópula de la que iba a nacer Jesús) marca un antes y un después en la historia del embrionismo.
El 25 de marzo hubo no sólo una, sino dos manifestaciones artísticas embrionistas que produjeron obras de arte memorables. Una es una escultura de un feto de varios metros de largo que fue la gran estrella de la marcha en Buenos Aires. Este superembrión deja una incógnita: al personificarse de semejante manera el embrión, ¿no está el embrionismo personificando a su líder? ¿Podemos hablar pues de una versión populista del embrionismo? ¿O se trata de una variante norcoreana, donde el embrión podría ser equiparado a Kim Jong Un?
En todo caso, las preguntas en torno al superembrión podrían encuadrarse en las que suelen rodear a cualquier obra artística que interpela a una época. Pero esta escultura de grandes dimensiones no fue la única manifestación artística embrionista. Ese mismo 25 de marzo se publicó una obra poética que conecta con las vanguardias, es deudora por igual de la tradición popular como de lenguajes disruptivos, y lanza al embrionismo a un nuevo nivel de lectura y análisis discursivo.
El poema YO TE AMO MAMÁ (COMO NADIE LO HARÁ), escrito por el poeta y senador Esteban Bullrich debe ser analizado en profundidad para dar cuenta de la complejidad de una época y la necesidad del arte de fagocitarlo todo. Acá va el poema completo y un análisis minucioso para entender una obra clave de nuestro lenguaje contemporáneo.

YO TE AMO MAMÁ[i] COMO NADIE LO HARÁ[ii]

Indefensos silencios que callan[iii], adentro del castillo[iv] hecho panza[v].

Vulnerables ojitos que no ven[vi], la tormenta[vii] que le aproximan a su piel [viii].

Sonrisa muda de alegría[ix], pese a sentir que en breve se le irá su vida[x].

Manito tibia llena de amor[xi], que no se abrirá al sol[xii] y con dolor[xiii].

Mejillas suaves[xiv] hechas para besar[xv], no conocerán los labios de su mamá[xvi].

Esperará con tristeza su muerte[xvii], sin entender porque le corre esa suerte[xviii].

Tanto amor y deseos de abrazar[xix],serán mutilados[xx] y en sangre se ahogarán[xxi].

Te amo mami no me dejes[xxii], es mi amor el que quiero que te llene[xxiii].

Quiero beber de tu pecho la vida[xxiv] y no entiendo quien te dice que no es mía[xxv].

Te amo, te necesito[xxvi], yo te adoro[xxvii], y me entregan a la muerte aunque lloro[xxviii].

Quiero que sepas que soy tu hijo[xxix], ese mismo, que sin saberlo, tu corazón bendijo[xxx].

Ámame, abrázame[xxxi], ya me muero[xxxii], y mi vida se la llevan sin un duelo. Mi mamá no me mimará[xxxiii], aunque yo la amaré en su eternidad[xxxiv].

Te amo mami aunque no me veas[xxxv], mi vida seguirá con la tuya[xxxvi] aunque no creas[xxxvii].

Te amo mamá[xxxviii]. Tu hijito por siempre[xxxix].

[i] La afirmación del yo tiene un destino dual. El yo puede referir tanto al feto como a quien escribe. Hay una simbiosis entre el yo-poeta y el yo-feto que sirva para hacer carne la gesta. “Si tocan el embión me tocan a mí”, parece ser la consigna.
[ii] Un embrionismo absoluto, un embrionismo invencible porque invencible es ese vínculo con la causa. Un embrionismo resguardado por el amor hacia la madre. La madre del poeta y la madre del embrión.
[iii] “Silencios que callan”: el poeta se vale del pleonasmo para subrayar la soledad y la vulnerabilidad del feto. El embrionismo se transforma así en el único guardián fetal.
[iv] El vientre es visto como una fortaleza que no puede ser franqueada por el abortismo. El castillo donde vive el príncipe feto no puede ser vulnerado.
[v] Panza como elemento ameno. El coloquialismo es clave para llegar al alcance de mamus y papus que pueden conmoverse y difundir la obra embrionista en los grupos de whatsapp donde reina la emoción.
[vi] Nótese cómo el “vulnerables” acompaña al diminutivo “ojitos” para reforzar la idea de debilidad en torno al feto. El embrionismo apela a la conmoción de la debilidad para erigirse en cancerbero.
[vii] La imagen meteorológica es muy eficaz a la hora de mostrar devastación frente a lo inevitable.
[viii] Si bien el poeta publicó el poema en un solo cuerpo, aquí se lo ha dividido en versos de a dos por tratarse de pareados. Es decir, rimas de a pares. Y aunque en la mayoría de los casos se trata de endecasílabos, hay casos como este, en que la cantidad de versos es mayor. Pero en otras es menor. Las rimas son siempre entre dos versos y son asonantes, como ocurre por ejemplo en los romances.
[ix] Un verso extraño. ¿La sonrisa es muda porque se presiente el peligro? ¿O porque el embrionismo admite que, más allá de su defensa incondicional, es cierto que el feto aún no se ha transformado en una persona con todos sus signos vitales? Y si la sonrisa es muda por el peligro, ¿por qué es “de alegría”?
[x] Más confusión. ¿O sea que siente que se va la vida? ¿Entonces por qué la sonrisa es muda? Quizá se subraye la confusión como antesala de la tormenta anunciada anteriormente.
[xi] Otra vez el diminutivo pidiendo clemencia. A eso se le suma la tibieza. El embrionismo conecta con los sentimientos 2.0 y busca emociones en un lenguaje muy común en Facebook.
[xii] La manito no se abrirá al sol. La tormenta parece haber vencido.
[xiii] No se entiende a qué modifica sintácticamente este “y con dolor”. ¿Qué tiene que ver con el sol? La rima interna, sin embargo, fortalece rítmica y tímbricamente la idea. Parece más un recurso de la poesía fonética que del devenir lógico de un discurso.
[xiv] El embrionismo se despliega en un territorio de suavidad y confort.
[xv] Los besos superan cualquier barrera: la sangre, la placenta, el líquido amniótico. Los besos embrionistas no conocen barreras como la viscosidad o la náusea.
[xvi] Si los besos definen territorialidad, los besos de una madre se erigen como Tierra Santa. El embrionismo promueve la entrada a ese territorio sagrado de los besos de madre.
[xvii] Esperar la muerte es un acto que siempre conlleva tristeza. Lo que se quiere reforzar aquí es la idea de resignación ante lo inevitable: la muerte. No porque el embrionismo se resigne. Se subraya, una vez más, la vulnerabilidad del feto. Una vulnerabilidad que lleva al embrionismo a involucrarse, a tomar cartas en el asunto. En suma, a actuar.
[xviii] El terror está tan próximo que la rima esta vez se vuelve consonante. La idea es emitir fonemas que amplifiquen inminente terror.
[xix] Ahora el feto desea. Y no desea cualquier cosa: desea abrazos. Desea amor.
[xx] La mutilación del deseo: el embrionismo apela a la castración. Eros se hace presente para hacer más evidente el triunfo de Tanatos.
[xxi] Será finalmente la propia sangre la que acabe con el feto. El embrionismo es un salvavidas de vísceras que evita el ahogo en un mar sin coagulación.
[xxii] El feto reclama a la madre. Pero el poeta es consciente de que el embrionismo debe actuar más allá de la madre. Porque la vida la garantiza el embrionismo. Siempre y bajo cualquier circunstancia.
[xxiii] El cruce de la madre con el verbo “llenar” propone una digresión soez que no se condice con el tono del resto del poema. Remite a aquella rima de trazo grueso que consistía en decirle a alguna persona que le mandaba saludos Esteche. Y cuando la otra persona preguntaba: “¿Qué Arteche?”, se recurría al factor sorpresa y sin aguardar un instante se respondía: “El que te llenó el culo de leche”. Es probable que el poeta haya acudido aquí, una vez más, a un elemento del lenguaje popular, para universalizar la prédica embrionista.
[xxiv] Otra vez el trazo grueso, el coqueteo con lo soez. Si bien es cierto que es el bebé (y, por lo tanto, el feto-bebé, según la superstición embrionista) quien bebe del pecho, el verso puede dar lugar a equívocos. Excepto que, una vez más, sea el acercamiento a un lenguaje masivo lo que mueve al poeta embrionista a expresarse así.
[xxv] El yo-feto se vuelve omnipresente al mismo tiempo que se disuelve la presencia de la madre y del poeta
[xxvi] El pedido de amor es desesperado. Un amor vinculado a la necesidad. Y la necesitad, a la existencia más primaria.
[xxvii] El yo-feto adora en su doble acepción: amor y deidad.
[xxviii] Si bien la vulnerabilidad del feto se mantiene inalterada, el peligro lo ha convertido casi en un ser adulto. El embrionismo celebra la madurez del feto, siempre que no se transforme en pibe chorro.
[xxix] El yo-feto recuerda el vínculo filial que para el embrionismo es su razón de ser. Se devela lo que está a la vista de todos. Se le otorga ciudadanía a quien no la tiene sólo porque el embrionismo no ha triunfado aún.
[xxx] Otra vez la rima consonante, otra vez la métrica que se rompe. Nuevos gestos vanguardistas para dejar en claro que el embrionismo tiene tradición, pero también tiene futuro.
[xxxi] El embrionismo, a través de su poeta, tiene claro que el ruego de amor es el más desesperado en el imaginario de un combate dialéctico.
[xxxii] El fin se acerca. La razón de ser del embrionismo clama piedad. O ni siquiera: no tiene fuerzas para evitar la muerte, pero sí la lucidez para visualizarla.
[xxxiii] Como antes se apeló al lenguaje popular y hasta soez, en esta ocasión la tensión se sostiene con una de las primeras frases que aprendemos a escribir. O con una variante cruel de esa frase. No es ya “mi mamá me mima”. Por el contrario, se asume que los mimos de la madre forman parte de aquello la desterritorialización.
[xxxiv] El yo-feto es capaz de perdonarlo todo. El embrionismo es misericordioso aún con quien pretende aniquilarlo.
[xxxv] El embrionismo perdona la ceguera, tanto lineal como metafórica.
[xxxvi] Los valores embrionistas están por delante de todo. La madre es fe embrionista y todo está consagrado a ese valor supremo. El destino del yo-embrionista está atado a la madre. Y la madre es embrionista siempre, aunque no lo sepa.
[xxxvii] Ni siquera abjurar de esa fe puede volver a la madre-embrionista (o a la madre-madre, razón de ser del embrionista) un alma sin fe.
[xxxviii] Todo el pensamiento embrionista se resume en esta simple y poderoso sintagma.
[xxxix] El poema se cierra con esta coda de un solo verso, sin rima obviamente. El final es casi una firma, pero hecha con la tinta indeleble de la eternidad. La mejor síntesis de la proyección infinita del yo-feto en el imaginario embrionista.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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