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Juicio por el asesinato de Neuquén: Fuentealba, perpetua a Poblete

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El policía que mató al maestro Carlos Fuentealba fue condenado a prisión perpetua e inhabilitación perpetua por la Cámara Criminal de Neuquén. Quedó probado que fue Poblete quien disparó, por la espalda, con un arma lanzagases, contra ese docente que estaba en total estado de indefensión dentro de un auto. Detalles del juicio oral y público, la movilización social en torno al caso, y la posibilidad de otro juzgamiento, por las responsabilidades de quienes dieron las órdenes.

El cabo policial de Neuquén Darío Poblete fue condenado a prisión perpetua e inhabilitación perpetua como autor material del crimen del maestro Carlos Fuentealba. Poblete disparó con una escopeta lanzagases, a menos de 7 metros, contra el vidrio trasero del Fiat 147 en el que Fuentealba estaba indefenso. Fue el 4 de abril de 2007. Al día siguiente Fuentealba murió. El testimonio de algunos docentes que vieron a Poblete fue crucial, como en el caso de Marcela Roa. Lo vieron, además, porque Poblete levantó la visera de su casco, con la obvia intención de apuntar mejor. La sentencia fue recibida en la sala neuquina con un aplauso.
Lo que vino ocurriendo
Alberto Rodríguez es el cuñado de Carlos Fuentealba el docente asesinado en Neuquén. En medio de la represión, el 4 de abril de 2007, el cabo Darío Poblete le disparó por la espalda cuando Carlos estaba dentro de un automóvil. Al día siguiente Fuentealba murió.
Rodríguez, hermano de Sandra, la esposa de Fuentealba, es además uno de los integrantes de la Comisión Carlos Presente, que ha impulsado la movilización que fue capaz de garantizar que se hiciera el juicio y que a un año y tres meses del homicidio (velocidad casi inaudita para el sistema judicial argentino), pueda haber una sentencia.
Alberto conversó con lavaca un día antes de conocerse la sentencia, revelando detalles del juicio y del trasfondo económico que hay en derredor de todo debate sobre lo que ocurre en Neuquén. Estos son los principales tramos de esa entrevista.
-¿Por qué la comisión vino a Buenos Aires a tan poco de la sentencia?
-Para que se sepa lo que está pasando. Durante el juicio hubo una cobertura bastante pobre, salvo Canal 7. Estuvimos reunidos además con el Centro de Estudios Legales y Sociales, con el abogado Rodrigo Borda del Programa de Violencia Institucional y Seguridad Ciudadana.
Lo que surgió de la conversación es ver que se están abriendo muchas perspectivas al haberlo convocado a Jorge Sobisch (el ex gobernador neuquino) a raíz de los testimonios que explicaban cómo es el modo de proceder policial, siempre obedeciendo órdenes de arriba. Y cuando no hay órdenes claras, esos policías están formateados para reprimir como lo hicieron.
Sobisch tirando la pelota
Rodríguez cuenta que Sobisch, en su declaración ante el tribunal, reconoció que se había reunido con el jefe de la policía provincial, Carlos Salazar un día antes. “Salazar en cambio no declaró en este juicio porque está imputado en la causa Fuentealba II. Por eso pudo evitar declarar ahora, como un modo de evitar autoincriminarse frente a un futuro juicio por las responsabilidades políticas y policiales del crimen”. Sobisch no está imputado en ese posible futuro juicio, “pero además lo que hizo fue tirarle la pelota a la policía. Se la pasó diciendo que gobernó durante 12 años la provincia, pero justo en esto no tuvo nada que ver ”. Puede recordarse, además, la desairada salida del entonces gobernador ante las manifestaciones de indignación tras el asesinato, escapando de la casa de gobierno disfrazado de policía.
Los familiares rechazaban en principio que hubiera dos juicios. “En un primer momento tendría que haber sido una sola causa, porque el asesinato de Carlos fue en el marco de una movilización de una protesta social, dirigida por un sindicato, por un conflicto gremial salarial en el marco de un operativo y en ese marco fue asesinado Carlos. No fue un gatillo fácil en las barriadas, pero la justicia neuquina dividió las causas. En este contexto, ahora con la experiencia concreta del juicio, no se si fue malo ese contexto. ¿Por que? Porque hubiera sido un juicio de muchísimo tiempo, muy desgastante, los testimonios, hubo 67 testigos, la mayoría docentes: unos 50. Y esos docentes también fueron victimas, fueron gaseados, con simulacros de fusilamiento, reprimidos con balas de goma, perseguidos por el campo. Una verdadera cacería a lo largo de 5 kilómetros”.
El corte había ocurrido en el Puente de Arroyito, sobre la ruta 22. Fuentealba fue asesinado a 5 kilómetros de allí, cuando la represión ya había logrado que los manifestantes volviesen hacia Neuquén. “Sobisch era candidato presidencial y quería oponerse a la política de Kirchner. Quería mostrar más mano dura, aliado con (Mauricio) Macri y (Juan Carlos) Blumberg. Del otro lado el sindicato docente (ATEN, Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén) era y sigue siendo en la práctica una de las pocas organizaciones opositoras en la provincia, donde hay un partido como el Movimiento Popular Neuquino que gobierna hace décadas. Más que oposición, en Neuquén hay internas de un partido único”.
-¿Qué reclamaban los docentes?
-Aumento salarial, pase a planta de muchos trabajadores porteros que estaban con planes de 150 pesos, en condición de precariedad. Era una lucha unificadora. Creo que Sobisch quiso hacer el trabajo sucio de dejar la provincia ordenada para la continuidad del MPN, que ganó las elecciones con Jorge Sapag. Mientras trataba de proyectarse a nivel nacional, Sobisch dejaba la provincia disciplinada en manos de su propio partido, que tiene que haber sabido lo que tramaba. Jorge Sapag no se hubiese disgustado que descabezaran la lucha del sindicato docente con un hecho tan aleccionador y tan traumático, porque todos los años había conflicto apenas empezaban las clases, era el caso testigo para fijar los marcos salariales de otros sindicatos dado que el docente empieza en marzo y arrancaban los conflictos.
El juicio se realizó en la vieja legislatura de Neuquén: “Durante la era Sobisch se hizo una obra faraónica, una legislatura inmensa, algo que esta muy cuestionado, porque se gastó cualquier cantidad de plata. Para esas cosas aparece el dinero”. La vieja legislatura quedó como monumento histórico. Las salas judiciales donde se había propuesto al principio juzgar a Poblete fueron descartadas. “Ese lugar daba garantía de mayor presencia de público, fundamentalmente docentes, como una forma de lograr justamente la publicidad de todo lo que se dijera. Hay que recordar que la justicia neuquina esta hecha a imagen y semejanza de Sobisch, que fue un fenómeno bastante paralelo al menemismo”.
La Comisión convocó a diversas personalidades, “vinieron las Madres de Plaza de Mayo de las dos corrientes, el fiscal Hugo Cañón de Bahía Blanca que actuó en los juicios a los militares, estuvo Silvia Irigaray de las Madres del Dolor, la madre de Maxi de la Masacre de Floresta, cantantes, la Comunidad Mapuche de Neuquén. Para nosotros era una garantía de que se supiera lo que pasaba”
Cambio institucional o irse al Caribe
Otro elemento que Alberto considera crucial fue la marcha, a un año de la muerte de Fuentealba, que reunió unas 30.000 personas en Neuquén. “Vino gente de todo el país, sindicatos, organizaciones sociales, gente independiente, los obreros de Zanón. Fue una marcha tan contundente que logró algo impensado: dos meses antes del juicio hubo una serie de cambios políticos entre los cuales se empezó a enjuiciar y renovar el Tribunal Superior de justicia , que sería como Corte Suprema provincial, porque hubo un incidente con uno de los jueces, Eduardo Badano, sospechado de toda una maniobra para evitar que ATEN fuera querellante en esta causa. Badano le dio una licencia psiquiátrica a un camarista (Hëctor Rimaro) que iba a fallar a favor de ATEN, una maniobra muy turbia. Todo terminó con el pedido de juicio político a Badano”.
Así, la movilización social (y acaso cierto ejercicio de aggiornamiento impulsado por parte del nuevo gobierno del viejo partido neuquino) precipitó otros juicios políticos contra el Tribunal Superior. “Eso derivó en un cambio institucional que nunca había ocurrido en la provincia”. Badano ha dicho que preferiría estar de viaje por el Caribe antes que ser víctima de un juicio político, compitiendo así para el libro Guiness de las obviedades.
El obrero maestro
Alberto relata que la Comisión Carlos Presente busca difundir la memoria de Fuentealba, “a través de los videos que hicieron sus alumnos, y también recordando su vida, su militancia ya en el sindicato de la construcción de Neuquén, o en política en el viejo MAS (Movimiento al socialismo) que se fracturó en los 90. Carlos estudió de grande para maestro, estaba sin trabajo, y tomó eso con pasión y como una nueva forma de participar por los derechos de las personas”.
Para Sandra, Alberto y los demás integrantes de la comisión, hay una línea divisoria en la represión, que implica pararse del lado de la vida o del lado de la muerte. “Durante una represión no andan preguntando de qué afiliación política es cada uno, sino que se busca aleccionar, atemorizar, dañar e incluso, asesinar. El paralelismo con el caso de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki es muy obvio
¿Quién te cuida?
Otro tema de comentario en la carpa que los familiares armaron frente a la Legislatura durante el juicio es el de quiénes son los encargados de protegerlos. “Hay que recordar que muchos testigos son policías de los GEOP (Grupo Especial de Operaciones) de Zapala, Cultral Co, y otros lugares, y que la misma policía que custodia ahí es la policía neuquina, y guardia cárceles de la Unidad 11. A fin de año hay un juicio muy resonante en Neuquén por casos de torturas y apremios ilegales en la U 11, donde están imputados 28 guardia cárceles y muchos de esos guardia cárceles que no están condenados todavía son los que nos están custodiando. Supuestamente. Así es la política”.
-¿Cuál es la diferencia entre Fuentealba l y Fuentealba II?
-En Fuentealba I se juzga al autor material, al que lo ejecutó y fusiló a Carlos y en Fuentealba II abarca las responsabilidades políticas. Hay que recordar que en estos testimonios de este primer juicio y en los videos lo que se vio fue realmente terrible por la continuidad de la represión, el método. Ahí se veían a los jefes de policía. Y se pudo reconstruir que también estuvo el entonces subsecretario de seguridad, Jorge Pascuareli. Varios lo conocían porque también fue docente. El único antecedente de tanta policía reunida allí había sido el de diciembre de 2001, en un marco de conmoción social nacional que obviamente no lo había en Neuquén de 2007, donde simplemente había un corte de ruta de un sindicato que hacia huelga.
Detalles del juicio
Se calcula que 100 efectivos para 700 manifestantes llevaban 400 kilos de gases lacrimógenos más toda la artillería de balas de goma, carros hidrantes y toda la parafernalia represiva usual en estos casos.
En el juicio se calculó también que el impacto del gasaso en la cabeza de Fuentealba fue equivalente a una caída de un 9º piso. El juicio también probó que Poblete es un experto tirador y disparó apuntándole a la cabeza. Los testigos contaron que se levantó la visera del casco, con toda intención de apuntar al blanco (el vidrio trasero de un Fiat 147) del modo más diáfano posible. “Para colmo, mientras estuvo en la sala siempre miraba a mi hermana Sandra de un modo desafiante”.
Curioso desafío, otro elemento que se supo es que Poblete venía de ser condenado en 2006 por vejaciones agravadas por el abuso de armas durante sus actividades policiales. “Una sospecha es que le lavarían esa condena, a cambio de hacer lo que hizo” dice Alberto. Sin necesidad de sospechas, lo inconcebible es que alguien con esa causa probada en su contra, siguiese operando en funciones policiales represivas. Quizás el drama sea que en Argentina esas cosas no son inconcebibles, sino cotidianas.
En el juicio declaró también otro ex policía, Omar Hurtado, quien llegó con una valija llena de cartuchos de gases para explicar sus características intentando exculpar a Poblete. Dos detalles que revelan cómo funcionan las fuerzas de seguridad neuquinas.
1) Hurtado había sido dado de baja en la misma causa por vejaciones en la que se había condenado a Poblete.
2) Pese a eso, aún anda de aquí para allá, y se presenta en juicios, como perito en balística y portando valijas con cartuchos.
Actualmente Hurtado es jefe de seguridad en un casino, cosa que no debería tranquilizar a los apostadores.
Los testimonios de Marcela Roa y Alejandra Meravila fueron cruciales, ya que vieron lo que hizo Poblete y lo siguieron hasta que el cabo consiguió guarecerse tras una cortina de policías que lo cubrían, y encubrían. Esas declaraciones más las pericias balísticas que demostraron que el cartucho partió del arma de Poblete, dejan prácticamente en evidencia la posibilidad de concretar la pena a prisión perpetua que piden los querellantes y la fiscalía.
Alberto cree que hay algo más que ganar en esta instancia: “Que nos vayamos contactando personas y organizaciones sociales y de derechos humanos para que se haga un marco legislativo y jurídico, que determine que no puede resolverse el conflicto social de esta manera. No puede haber grupos especiales encargados de reprimir y matar, que no se puede reprimir con balas de gases, que ya esta probado que pueden tener un alto grado de letalidad, que antes se suponía muy tenue.
-Un dilema perpetuo en Neuquén: siempre hay un alto grado de movilización, pero a la vez siempre gana el MPN- ¿Cómo viven esa paradoja?
-El MPN es una cultura, hace cuarenta años que gobierna… Hace poco leí un libro de Ariel Petrucheli, profesor de la Universidad del Comahue, llamado Docentes y Piqueteros, donde hablaba de la experiencia en Neuquén, del Cultralcazo del 96′, piquetes, cortes de ruta, el asesinato de Teresa Rodríguez en 1997 en el marco de una huelga docente, la situación de ATEN, cómo es la movilización popular. El libro plantea que se ha dado tanta combatividad por la confluencia de exiliados políticos de Chile de otras épocas, la iglesia con Jaime De Nevares, las madres de Plaza de Mayo del Alto Valle, y el surgimiento de muchísimas experiencias como la de Zanón. Todo un rompecabezas, una cultura. Entonces hay dos culturas en pugna desde hace bastante tiempo, que es esta ligada a los derechos humanos y la otra ligada al MPN que es más patriarcal, asistencialista, ligada al peronismo pero luego al menemismo y al neoliberalismo, derivando a algo mucho mas represivo mas precarizado antes daba una casa, ahora te dan una bolsa de comida. En esa cultura entra todo el elemento represivo, y el miedo. Mucho más con Sobisch. Entre ese temor y la falta total de oposición, y que los que podemos pensar distinto andamos siempre separados, gana el MPN. Entonces, en este gran movimiento que se hizo por lo de Carlos está la gente mas progresista del kirchnerismo, se acerca también la gente de Zanon, los partidos de izquierda, hay tironeos, acusaciones, nosotros bancamos distintas cosas pero seguimos bregando por una consigna unificadora que eso va a abrir instancias para que se vaya resquebrajando este poder omnímodo del MPN sino es muy utópico todo lo demás, hacer una política de consignas acusadoras, y nada más.
El trasfondo del poder neuquino, según Alberto huele a petróleo. “El fondo de toda la pelea que pueda haber es por la caja. El MPN no quiere que entre ni el kirchnerismo ni nadie. Por eso Sobisch, que no lo votaba nadie, tenía empapelado el país y hacía las propagandas de televisión más caras. El gobierno de Sapag está más abierto, aprendió de Sobisch pero también de Kirchner. Dan cosas, dejan que algo cambie, para garantizar seguir gobernando”.
Más allá de estas descripciones, se conoció la sentencia. Se empezó a hacer justicia. Aunque en muchos sentidos esta historia seguirá escribiéndose a partir de esta condena.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

Un abrazo contra la motosierra

Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

Un abrazo contra la motosierra

La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

Un abrazo contra la motosierra

Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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Nota

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo: -No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

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Una muela, zapatos blancos y un charco. Un edificio llamado Máquina de escribir. Flores amarillas frente al mar, un dibujo de puño y letra. Lo narco las drogas. Su paso por Buenos Aires y la señora que venía de la verdulería. La memoria, lo real, las mujeres, el ambiente, el fin de la humanidad. El Nobel, los diluvios, las pestes, las guerras eternas. Las respuestas de la vida frente a los sordos poderes de la muerte. La cordialidad, la generosidad, el humor. Hace diez años murió Gabriel García Márquez, dicen. Lavaca publicó esta nota -estos recuerdos- aquel día, cuando se conoció la última noticia sobre ese escritor que nunca dejó de sentirse cronista, y decía que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

Texto: Sergio Ciancaglini, lavaca.org
El señor Gabriel García Márquez había abierto mis ojos, neuronas y corazón sin proponérselo con sus libros y sus artículos, pero cuando por una carambola yo estaba por cumplir una especie de sueño despabilado, el de poder entrevistarlo ahí, en Cartagena de Indias, hace exactamente 30 años, me dijo:
-No estoy aceptando entrevistas, porque debo escribir. Pero además, me duele una muela.

Yo sabía que García Márquez había rechazado contactos con un enviado de Times, con periodistas de la televisión japonesa, y con suecos indescifrables. Un humilde cronista argentino quedaba naturalmente fuera de juego. Le respondí que lo compadecía, y que frente a un dolor de muelas no había argumento, clemencia, ni ruego que esgrimir de mi parte. Cuando me estaba despidiendo desolado, me detuvo:
-Pero a las 3 de la tarde puede ser. Voy antes al dentista, a ver si lo soluciona.
Esa historia revolotea en mi cabeza desde hoy, cuando estaba con Osvaldo Bayer grabando el programa de radio Decí Mu, y nos interrumpió el teléfono. Osvaldo atendió, dio media vuelta, anunció: “Murió García Márquez”, y me dejó alborotados los ojos, las neuronas y el corazón.
Revolotea la historia porque aquella tarde me encontré con un escritor que cambió la historia de la literatura, que había ganado el Nobel, pero que fue capaz de decirme: “Todo eso está muy bien, pero yo me siento periodista”. Quisiera contar lo que aún no he olvidado de aquel encuentro para mí inolvidable.
García Márquez volvió efectivamente a las 3 de la tarde, bajó de su Mercedes, y miró preocupado el charco oceánico que un aguacero de Cartagena de Indias, Colombia, le había instalado en la playa de estacionamiento. Llevaba zapatos blancos, pantalones blancos y guayabera blanca, como cantante de sábado televisivo. Cruzó el charco apoyándose en los tacos. Al llegar a la otra orilla nos dijo “pasen por favor” a mí y al fotógrafo, enviados por una de las autodenominadas “revistas de actualidad” a cubrir las noticias sobre un asunto entonces llamativo, letal para los colombianos e incomprensible para nosotros: el narcotráfico.
No existían los celulares ni Internet, o sea que todo esto se ubica en la prehistoria de 1984, con la carambola de estar en el charco correcto, y de que un dentista providencial había rescatado del dolor a su paciente. García Márquez nos hizo subir. El edificio tenía balcones escalonados hacia la playa: lo llamaban Máquina de escribir. El departamento tenía dos ambientes, con vista al mar, una verdadera máquina de escribir (¿Olivetti, Remington, dónde estará la revista donde publiqué la nota?). El escritorio miraba al mar. Y había flores amarillas que siempre conviene tener a mano, explicó, para ahuyentar a la mala suerte.
Me planteó que no aceptaba hablar si lo grababa o si tomaba notas. Me dijo algo más o menos así: “No me gustan los grabadores, prefiero que conversemos con libertad, y que todo dependa de tu atención. Luego tú escribirás lo que te parezca, y eso es un beneficio para mí: los periodistas me mejoran. La memoria mejora a la realidad”.

Gabo en Argentina
La publicación original de Cien años de soledad ocurrió en Argentina gracias a una editorial llamada Sudamericana, que ya no existe. Fue en mayo de 1967, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, y el lanzamiento fue acompañado por una entrevista realizada por Ernesto Schóo, editada por Tomás Eloy Martínez y publicada en tapa por la revista Primera Plana que dirigía Jacobo Timerman.
García Márquez me contó que el éxito del libro fue inmediato. “Ahí, en Buenos Aires, empezó todo”, me dijo. Sudamericana había dispuesto editar 5.000 ejemplares, lo que para Gabo era un despropósito y el augurio de un fracaso para el libro de un desconocido escritor colombiano. Pero esa primera edición se vendió en 15 días, y la segunda fue de 10.000 ejemplares. En junio Gabo llegó a Buenos Aires. Me contó que viajó con Mercedes Barcha, su esposa: “Estábamos en un café y vimos pasar a una mujer que llevaba la bolsa de sus compras, con lechugas y tomates y Cien años de soledad”. La pareja fue al Instituto Di Tella a ver una obra de Griselda Gambaro, y el público los ovacionó de pie. Mientras él me lo contaba, todavía asombrado, yo recordaba que eran tiempos de The Beatles, revolución cubana, hippies, peronismo clandestino, rebeliones nacientes y todos los embriones de cambio, desventuras y utopías que se desplegarían en los años siguientes.
Cien años de soledad fue el libro de la época, y de varias generaciones. Tengo las dos ediciones que mis padres compraron para poder leerlo en simultáneo. Macondo era una patria. Entre la feria y la intelectualidad, miles de libros seguían vendiéndose y además se exportaban. El éxito se contagió en Europa, esto avivó el interés por otros autores (Juan Rulfo, Mario Vargas Llosa) y estalló el llamado boom de la literatura latinoamericana. “Buenos Aires fue generosa conmigo. Nunca volví. No sé por qué. Tal vez por una superstición: a un lugar donde todo fue tan perfecto, quizás convenga no volver” me dijo, o creo que me dijo, mirando el Caribe.

Periodismo, droga y entusiasmo
Aquel día de 1984 García Márquez me contó una novela que estaba intentando escribir. No tenía título. Al año siguiente la reconocí ya publicada: me había anticipado El amor en los tiempos del cólera. Pero me dijo que pese a todo se seguía sintiendo fundamentalmente un periodista. “Escribo literatura como periodismo, con método. Todos los días intento tener dos páginas listas” me dijo sobre algo que hoy habría que traducir a unos 5.000 caracteres. “Tienen que estar impecables, sin tachaduras. Y tengo un truco: siempre dejo escrito el comienzo de lo que pienso escribir al día siguiente, para que me resulte más fácil comenzar”. Pero varias veces explicó esa idea de no diferenciar ambos oficios. “La crónica es como un cuento o una novela sobre algo real”. Algo más: “Tanto en la literatura como en el periodismo hay que ganarse al lector, capturarle el interés para que se quede leyendo”.
Planteó una teoría sobre las redacciones de periódicos y revistas: para él están puestas de cabeza, invertidas. El staff de las publicaciones ubica en el rol principal a directores y jefes que engordan junto a un escritorio y editorialistas que monologan desde su propia jaula.
“Pero ese esquema debería ser exactamente a la inversa. Los cronistas son quienes cumplen la labor principal porque son los que están afuera, donde las cosas ocurren”. En vista del contexto colombiano le pregunté si alguna vez se había drogado para escribir y me contestó: “No me hace falta. Yo nací drogado”.
Un detalle: fue la única vez en mi vida que pedí un autógrafo. En Cartagena sólo conseguí un ejemplar de El coronel no tiene quien le escriba. Le expliqué que no era para mí sino para mi novia. “¿Se llama la señorita?” Se lo dije. Dibujó un tallo, cinco pétalos, y escribió: “Para Claudia, con una flor. Gabo 84”.

Gabriel García Márquez: periodismo, ambiente, el nudo de la soledad, y las victorias sobre la muerte

Aquel día, además, me regaló los seis tomos de su obra periodística, publicados por la editorial Oveja Negra. Y organizó todo para que, una vez en Bogotá, un auto con su chofer fuera a buscarnos al hotel para llevarnos al aeropuerto. “Así van más tranquilos” dijo, y nunca supe si se le había cruzado alguna sombra para disponer ese viaje. Nunca pude evitar recordarlo como una persona amable, entusiasta, alegre, generosa.
Con el tiempo entendí que esa cordialidad, ese entusiasmo, ese interés por el otro, era un modo ético y hasta político de pararse frente a la vida.

Ideas
En sus obras periodísticas pude leer las primeras crónicas que publicó en El Universal, de mayo de 1948, cuando era un chiquilín de 21 años. La primera celebra que se suspendió el toque de queda militar, al que define como símbolo de una decadencia. “Con este mundo materializado donde los peces de colores tienen que abrirle agua a los submarinos, con esta civilización de pólvora y clarines, ¿cómo se nos puede pedir que seamos hombres de buena voluntad?” y plantea que quizás ahora la gente pueda ir a dormir mansamente “antes de que los relojes doblen la esquina de la medianoche”. Luego escribe sobre indios, negras, retratos de la ciudad y de la época. Escribió sobre cine, sobre deportes, sobre todo. La pasión por conocer y por contar lo que el mundo estaba desplegando ante sus ojos.
A fines de los 50 García Márquez participó en Cuba con los argentinos Jorge Massetti, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo en los primeros pasos de Prensa Latina, idea que puso en marcha Ernesto Guevara, hasta que el lado soviético de la vida isleña desplazó a este elenco por otro más dócil.
García Márquez nunca perdió la afinidad con el propio Fidel Castro. El director argentino Eduardo Mignogna contaba que cierta vez, invitado a La Habana, estaba comiendo con García Márquez cuando el propio Fidel cayó de improviso y comenzó a hablar con sabiduría de crítico sobre la historia del cine argentino, mientras Gabo se quedaba irremediablemente dormido en un rincón. Pero más allá del sueño o de los discursos de Fidel, García Márquez se plantó en defensa de Cuba como una cuestión cultural y estratégica frente a los Estados Unidos y la densa idea de controlar vida y obra del resto del continente.

Las ventajas de la vida
Cuando me contó la noticia, le pregunté al propio Osvaldo Bayer sobre Gabo: “Tenía mi edad, pero yo aprendí de él. Es el mejor escritor que ha tenido Latinoamérica. Aprendí con él a amar la literatura, ver las cosas que se pueden hacer y crear. Para mí fue un hombre que luchó por la libertad, o sea un libertario, y cumplió la misión que tiene un intelectual: escribir para todos, para mejorar la sociedad, y para seguir soñando”.
De todas las ideas y escritos de Gabo, frecuentemente abominados por las academias, no resulta demasiado conocida su exposición al recibir el Nobel de Literatura en 1982, llamado La soledad de América Latina, que resulta un manifiesto por la descolonialidad, para usar términos actuales. “La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” dijo ante la academia sueca. Repasa los golpes de Estado, crímenes y matanzas ocurridos en el continente. “Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad”.
Al recibir el Nobel de Literatura, García Márquez hacía periodismo sobre la realidad del continente, incluyendo la situación argentina: “Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi 120 mil, que es como si hoy no se supiera donde están todos los habitantes de la cuidad de Upsala. Numerosas mujeres encintas fueron arrestadas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aun se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 muertes violentas en cuatro años”.
Otro concepto: “La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.
Y otro: “Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”.
Se preguntó por qué le habrían dado a él semejante distinción, y postuló que se trató de un homenaje a la poesía: “En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”.

Mujeres, aborto y ambiente
Cuando le preguntaron sobre las prioridades de la humanidad para las próximas décadas, propuso que las mujeres asuman el manejo del mundo. “Alguien dijo: ‘si los hombres pudieran embarazarse, el aborto sería casi un sacramento’. Ese aforismo genial revela toda una moral, y es esa moral lo que tenemos que invertir. Sería, por primera vez en la historia, una mutación esencial del género humano, que haga prevalecer el sentido común –que los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina- sobre la razón –que es el comodín con que los hombres hemos legitimado nuestras ideologías, casi todas absurdas o abominables”.
Y luego plantea: “La humanidad está condenada a desaparecer en el siglo XXI por la degradación del medio ambiente. El poder masculino ha demostrado que no podrá impedirlo por su incapacidad de sobreponerse a sus intereses. Para la mujer, en cambio, la preservación del medio ambiente es una vocación genética. Es apenas un ejemplo. Pero aunque sólo fuera por eso la inversión de poderes es de vida o muerte”.
Son solo ideas sueltas para pensar, discutir, y leer, ahora que el reloj dobló no sé qué esquina, tras la malparida noticia sobre la muerte de Gabriel José de la Concordia García Márquez, hace unas cuantas horas de soledad.  

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