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Indígenas: sobre derechos y torcidos

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(Incluye el documento completo Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
¿Quién tiene razón? ¿Los indígenas con sus reclamos, o el Estado que parece considerar que no tienen derecho a reclamar nada? ¿Qué dicen las leyes sobre estos asuntos?
Indígenas: sobre derechos y torcidos
Las noticias son frescas, y violentas. Indígenas reprimidos y amenazados por reclamar tierras, o por querer evitar ser desalojados. Pueblos que acampan en las ciudades para intentar hacerse oír. Comunidades olvidadas, o tratadas de modo asistencialista en el mejor de los casos. Recursos naturales que los indígenas pretenden defender frente al avance de las multinacionales junto a la clase política, generando expulsión, empobrecimiento, contaminación, desempleo y otros hallazgos de moda.
¿A quién asiste la razón, y no sólo una razón ética, bienintencionada, o ecologista sino –además- jurídica y muy concreta? ¿Quién representa no sólo la legitimidad, sino además la legalidad? ¿Y quién la ilegalidad?
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos publicó su trabajo Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales, Normas y jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos que publicamos aquí, 148 páginas de lectura por momentos asombrosa e indispensable en estos días, sobre lo que dicen las leyes y tratados internacionales, a los que adhirió la Argentina, pero que muchos funcionarios, legisladores, políticos & afines parecen desconocer (lo cual indica ignorancia) o que omiten a sabiendas (lo cual indica otra cosa).
El derecho de propiedad
El documento plantea cuestiones cuya violación (como dice el título) representa un ataque a los derechos humanos.

  • Enumera las “obligaciones estatales frente a los pueblos indígenas y tribales y sus miembros” (pero pone el acento en que no sólo existan tales derechos, sino que ocurra algo bastante inédito: que se efectivicen y se concreten. Dice el documento: “Los Estados deben dar una implementación práctica efectiva a las normas constitucionales, legales y reglamentarias de su derecho interno que consagran derechos de los pueblos indígenas y tribales y sus miembros, para así asegurar el goce real y efectivo de tales derechos”.
  • Defiende los derechos de propiedad de los pueblos indígenas, planteando, por ejemplo: “La CIDH ha afirmado que “el artículo 21 de la Convención Americana reconoce el derecho de propiedad de los pueblos indígenas en el marco de la propiedad comunal”; y que el derecho a la propiedad bajo el artículo XXIII de la Declaración Americana “debe ser interpretado y aplicado en el contexto de las comunidades indígenas con la debida consideración por los principios que se relacionan con la protección de las formas tradicionales de propiedad y supervivencia cultural y de los derechos a la tierra, los territorios y los recursos”.
  • Enumera derechos como la necesidad de seguridad jurídica y de títulos de propiedad para los pueblos, el derecho a la restitución del territorio ancestral, la protección frente al desplazamiento forzado, y el alcance práctico del derecho a la vida, la salud, los derechos económicos y sociales, la integridad psíquica y moral y la libre determinación.
  • El documento además expresa el deber del Estado no sólo de “consultar” a los pueblos originarios sobre grandes proyectos extractivos, sino de obtener su “consentimiento”. El párrafo 333 lo dice así: “El requisito del consentimiento debe interpretarse como una salvaguarda reforzada de los derechos de los pueblos indígenas, dada su conexión directa con el derecho a la vida, a la identidad cultural y a otros derechos humanos esenciales, en relación con la ejecución de planes de desarrollo o inversión que afecten al contenido básico de dichos derechos”.

Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales, documento elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en formato .pdf).

Cosmovisiones
La Comisión tiene entre sus miembros a Santiago A. Canton (Secretario Ejecutivo), Elizabeth Abi Mershed (Secretaria Adjunta) y la integran Luz Patricia Mejía Guerrero, Víctor Abramovich, Felipe González, Sir Clare Kamau Roberts, Paulo Sérgio Pinheiro, Florentín Meléndez y Paolo G. Carozza.
“Los pueblos indígenas y tribales tienen formas de vida únicas, y su cosmovisión se basa en su estrecha relación con la tierra. Las tierras tradicionalmente utilizadas y ocupadas por ellos son un factor primordial de su vitalidad física, cultural y espiritual”, son las primeras palabras de la Introducción.
Ese párrafo encara una reflexión que escapa a los valores sociales y políticos con que acostumbramos a comprender luchas y conflictos. La receta de este marco regulatorio parece incluir dos ingredientes: uno legal, que puede hasta condenar a los Estados por violar los derechos indígenas, y otro acaso más humano, a la luz de una ley que no requiere estar escrita porque es anterior, porque es otra ley. Leer este informe con el bisturí de la represión a la comunidad Qom en Formosa sirve para medir en ejemplos lo que los tramposos han hecho con la ley, y por qué.
Las leyes no alcanzan: visite Formosa
Lo cierto es que hay instrumentos legales que respaldan esos reclamos que muchos descartan por “espirituales”, “religiosos” o “atrasados”. El informe los enumera pero también advierte que no son suficientes esos moldes legales para atender derechos tan complejos como éstos. Dice el documento: “Un marco regulatorio favorable no es suficiente para la debida protección de sus derechos si no está acompañada de políticas y acciones estatales que velen por la aplicación y cumplimiento efectivo de las normas  a las que el propio Estado soberanamente se ha obligado”.
Pero así como le habla al Estado, exigiéndole, el informe es categórico al referirse a estos derechos de propiedad ancestrales: “La  jurisprudencia  interamericana  ha  caracterizado  la  propiedad  territorial  indígena  como  una forma  de  propiedad  que  se  fundamenta  no  en  el  reconocimiento  oficial  del  Estado,  sino  en  el  uso  y  posesión tradicionales de las tierras y recursos; los territorios de los pueblos indígenas les pertenecen por su uso u ocupación ancestral”. El informe ahonda sobre las maneras en detallar tiempos y espacios de estas ocupaciones, tarea que el gobierno formoseño no se ha tomado a la hora de edificar su Universidad y plantar cientos de hectáreas de soja transgénica.
Libre determinación
Los capítulos se completan con:

  • Derechos de propiedad indígenas y tribales: consideraciones generales
  • El contenido específico de los derechos de propiedad indígenas sobre los territorios
  • La falta de protección de los derechos de propiedad en tanto obstáculo para el goce efectivo de otros derechos humanos
  • Los derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre los derechos naturales
  • Derechos a la consulta y a la participación
  • Derechos a la protección estatal, al acceso a la justicia y a la reparación

Unos de los reclamos que menos resuena al hablar de pueblos indígenas y tribales y sus territorios es el de la «libre determinación», esto es, el poder de controlar instituciones propias, formas de vida y el desarrollo económico, a fin de garantizar una subsistencia propia. El círculo se cierra de este modo, dice el informe: «La falta de acceso al territorio ancestral impide el ejercicio del derecho de los pueblos indígenas y tribales a la libre determinación. Existe una relación directa entre la libre determinación y los derechos sobre la tierra y los recursos naturales». Es entonces responsabilidad del Estado garantizar condiciones de vida dignas (habla de resolver deficiencias en salud, alimentación, agua, vivienda, entre otras) mientras estén desplazados de sus territorios.
Si las responsabilidades son del Estado, ¿quién es capaz de juzgarlo por el incumplimiento de todos estos derechos enumerados? La Corte Interamericana, con sede en San José de Costa Rica, puede responder ante una denuncia y sancionar al Estado a que compense (en el caso de Moiwana, que el informe ejemplifica, la Corte consideró las afecciones emocionales, espirituales y culturales, además de las económicas, ante un desplazamiento de territorio) o repare en los casos de afectación de territorios o recursos naturales.
Así son las leyes. Los pueblos indígenas tienen la historia, el presente y la ley de su parte. En un país cuyo primer genocidio fue el de los indígenas, conocer y hacer cumplir estas leyes resulta una deuda frente a la cual el poder suele sufrir sordera o amnesia, mientras las comunidades siguen conectándose a sus más viejos recursos: la tierra, y la vida.

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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

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En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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