Nota
Rima judicial: procesar a los desprocesados para que no procesen al Estado
(Incluye la demanda completa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado Argentino por la desaparición de Iván Torres). Antes del 30 de enero de este año el Estado Argentino debía responder ante la Corte Interamericana por la causa que investiga la desaparición forzada de Iván Torres, ocurrida en 2003. El 19 de enero la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación requirió a la jueza del caso “información actualizada” sobre el tema. La feria judicial fue levantada. Al día siguiente, 20 de enero, se dictó el procesamiento contra 15 policías, ocho de los cuales habían ya sido sobreseídos en 2007 por la misma magistrada. Verónica Heredia, abogada del caso, aclara a lavaca: “Esto es simplemente un acto que realiza el Estado para tener con qué presentarse en la instancia internacional ante la que está demandado, pero que no significa que se haya comenzado la búsqueda por desaparición forzada de Iván”. La demanda de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos plantea (ver más abajo) lo contrario.
La recompensaIván Eladio Torres desapareció a los 26 años, el 2 de octubre de 2003. Las dos primeras medidas de la jueza a cargo de la causa, Eva Parcio de Seleme, fueron abrir un legajo de búsqueda (como si Iván se hubiese fugado) y tasar una recompensa de 100 mil pesos a quien aportase datos. Los teléfonos sonaron: Iván estaba en Chile, en Ciudad Oculta, vendiendo autos robados, consumiendo drogas… Iván no estaba. Nadie escuchó a María Millacura, la madre de Iván, cuando culpó a los policías de la seccional 1º por la desaparición de su hijo. Pero luego de 5 años de inactividad judicial, la Cámara Federal de Apelaciones ordenó cambiar la carátula de la causa a “desaparición forzada”.
¿Qué es una desaparición forzada?
En 2007 la misma jueza federal había dictado el sobreseimiento de ocho policías acusados, argumentando: “De comprobarse existencia de conducta tales, ciertamente se trataría de un caso de corrupción de miembros de la institución policial pero la responsabilidad de esos hechos, no podría ser trasladada sin más al Estado como si se tratara de su política”.
Sin embargo, ¿qué es una desaparición forzada? ¿Una corrupción policial o algo diferente? ¿Un “algo habrá hecho” versión siglo XXI? Dice el artículo II de la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas:
“Para los efectos de la presente Convención, se considera desaparición forzada la privación de la libertad a una o más personas, cualquiera que fuere su forma, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o de informar sobre el paradero de la persona, con lo cual se impide el ejercicio de los recursos legales y de las garantías procesales pertinentes”.
En el país de los desaparecidos, el delito continúa. Y en el caso de Iván, la desaparición sigue cometiéndose cada día en que sigue sin aclararse el caso.
Testigos asesinados
Mientras la jueza sobreseía policías, al menos cuatro testigos del caso perdieron la vida en circunstancias aun no esclarecidas. Dos de ellos habían denunciado haber visto con vida a Iván en la comisaría y haber sufrido ellos mismos golpes por parte de la policía. Habían revelado, además, que temían por sus vidas. Uno de esos testigos, Walter Mansilla, ya protegido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos desde el 6 de julio de 2006, fue asesinado en junio de 2007 y asentado en el Libro de la Morgue de Comodoro Rivadavia como ‘NN’. La Corte había extendido la protección a los familiares, testigos y abogadas del caso.
La denuncia contra el Estado
“Si el Estado Argentino no actualiza la información, si no hace nada frente al caso denunciado, la Comisión presenta una denuncia al Estado por no investigar seriamente”, explica la abogada Verónica Heredia a lavaca. Precisamente eso sucedió con la investigación de Iván: el 18 de abril del 2010 la Comisión presentó su denuncia contra el Estado argentino ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ordenando que se investigue “no solamente a los responsables materiales e intelectuales de la desaparición de Iván, sino a todas las personas adscriptas al Estado que la permitieron y permiten su impunidad”, en palabras de Heredia. También María Millacura presentó su demanda contra el Estado.
En la demanda de la Comisión, hay párrafos de una claridad asombrosa para comprender el caso. El 191, por ejemplo:
“Las investigaciones realizadas por la desaparición forzada de Iván Eladio Torres, según se desprende de los elementos probatorios obrantes en el expediente de la Comisión, se han caracterizado por la negligencia de las autoridades judiciales en la recolección de la prueba, el encaminamiento del proceso y, especialmente, en la tardanza en la conclusión de aquél y el consecuente enjuiciamiento de los presuntos responsables intelectuales y materiales”.
O el párrafo 208:
“En tanto el sistema judicial se mantenga inactivo y encubridor mediante la omisión o falta de una investigación adecuada, los hechos permanecen en la impunidad. La jurisprudencia del sistema interamericano ya ha establecido que la falta de sanción permite la repetición de las violaciones investigadas. El juzgamiento y sanción de los autores responsables tiene una función preventiva para que hechos de esa misma naturaleza no vuelvan a suceder”.
La Corte Interamericana tiene la función de juzgar directamente a los Estados y dictar una reparación integral a las víctimas del caso, entre otras cosas. “Por un lado la reparación es pecuniaria, y por otro comprende todas aquellas medidas que garanticen la no repetición del hecho. Por ejemplo, modificar las leyes y las prácticas”.
Un ejemplo: semanas antes de la desaparición de Iván, el caso de Walter Bulacio (muerto por la policía en 1991) también había llegado a instancias internacionales. La Corte condenó al Estado argentino en esa oportunidad, “por contar con leyes y prácticas que permiten las detenciones arbitrarias por parte de la policía”. Heredia completa el círculo de (no) coincidencias: “Si el Estado hubiera cumplido algo de esa condena, semanas más tarde no hubiera pasado lo de Iván”.
Imparcial, efectiva y pronta
Los policías ahora procesados no sufren prisión, y sí un embargo de 200.000 pesos. Sus nombres: Fabián Alcides Tillería (39 años), Juan Sandro Montesino (35), Marcelo Miguel Alberto Chemín (33), José Luis Bahamonde (41), Pablo Miguel Ruiz (27), Mario Alberto Gómez (39), Herán Eliseo Leiva (46), Rosana Elizabet Soler (28), Nicolás Alfredo Fajardo (43), Sergio Omar Thiers (44), Sebastián Florentino Cifuentes (28), Santiago Antonio Rodríguez (28), Héctor Enrique Cocha (38), Roberto Damián Soto 35) y Jorge Alejandro Bahamande (39).
No se les dictó prisión preventiva con el argumento de que “aún mantienen su carácter de funcionarios públicos”. Heredia se inquieta: “Lo más preocupante de esta situación es que el argumento para no dictar la prisión preventiva sea que son funcionarios públicos cuando en realidad ese delito sólo puede cometerlo un funcionario público”. Para seguir eliminando conceptos técnicos, Heredia ejemplifica: “Hoy, por ejemplo, estuve en una audiencia donde se le dictó prisión preventiva a un muchachito que llegó descalzo a la audiencia, todo golpeado, y denunció que lo golpeó la policía. Pero lo acusaron a él, diciendo que podía entorpecer la investigación. ”.
Heredia concluye: “Este procesamiento de policías es simplemente un acto que realiza el Estado para tener con que presentarse en la instancia internacional, pero no significa que se haya comenzado la búsqueda por desaparición forzada de Iván. A lo mejor parece técnica la cuestión, pero es tan burdo y de sentido común que resulta increíble que lo haya firmado la jueza, y luego esto se presente a instancias internacionales”. Quizá sea éste un tiro por la culata: la propia Corte entenderá estas contradicciones, confía Heredia. “Nosotros entendemos que la Corte va a condenar al Estado argentino por la desaparición forzada de Iván”.
“Nosotras (por la propia Heredia y María, madre de Iván) vamos a seguir exigiendo una investigación imparcial, y por esto decimos que la jueza no puede continuar al frente del caso. Ahora veremos cómo continúa actuando el Ministerio Público Fiscal, ente del Estado. Si va a garantizar el proceso, cómo va a manejar las apelaciones de los policías (porque todos apelaron), y mientras tanto vamos a esperar qué pasa en el ámbito internacional. Y si el propio Estado garantiza esta investigación tal cual lo especificó la Corte Interamericana: completa, imparcial, efectiva y pronta”.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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