#NiUnaMás
Justicia por María Julieta en Paraná: una movilización de barbijos para que el femicidio no quede impune
El femicidio de María Julieta Riera en Paraná llevó a una movilización hasta los tribunales de la capital entrerriana, con barbijos y en plena cuarentena, para exigir justicia por la joven de 24 años. La Justicia detuvo a su pareja, Jorge Christe, acusado de arrojarla desde un octavo piso. La autopsia reveló que antes la había golpeado. La familia exigió un “proceso claro” para llegar a un “juicio justo”, y dejar así en claro que el vínculo del sospechoso no se convierta en un “blindaje” del caso: Christe es hijo de una excamarista de la ciudad. La mamá de María Julieta afirmó: “Pedimos justicia por ella, por la familia y por todas las demás, por todas las mujeres que atraviesan esta situación, no es solo Julieta: hay muchas más”.

En la puerta de los tribunales de Paraná, el primer sábado de mayo en plena cuarentena, con barbijos y a distancia, hubo una manifestación.
“Que nos escuchen y sepan que estamos acá”, se oye decir en un video
Entonces suenan los aplausos.
Así se pidió justicia por María Julieta Riera, 24 años, que el 30 de abril fue asesinada arrojada desde un octavo piso, a diecinueve metros de altura. Mientras la manifestación gritaba desde la calle, adentro de edificio, el juez Mauricio Mayer dictaba la prisión preventiva por sesenta días en la Unidad Penal de Paraná a Jorge Julián Christe, pareja de María Julieta, luego de que el fiscal Ignacio Aramberry lo imputara por “homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y violencia de género”.
Christe, de 31 años, hijo de la ex camarista de Paraná María Victoria Stagnaro, se abstuvo de declarar. Sus abogados solicitaron la prisión domiciliaria con una tobillera, a cumplir en la casa de su madre, pero el pedido fue rechazado. La noche del femicidio, Christe fue primero en su moto a lo de la ex jueza. Después, a la comisaría en el centro de la ciudad y denunció que su novia se había caído. En ese momento fue revisado por los médicos: su cuerpo tenía signos de pelea.
Aramberry presentó al juez Mayer los resultados de la autopsia que realizó el Cuerpo Médico Forense: María Julieta, entre las 2:20 y 2:50 de esa noche, sufrió maltrato físico y falleció por los golpes al caer. En la audiencia el fiscal relató: “Jorge Julián Christe le dio muerte a su pareja María Julieta Riera, con quien convivía en un vínculo caracterizado por la violencia de género, habiéndola sometido a maltrato físico, agresiones sexuales, daños a la propiedad y agresiones psicológicas. Para producir su muerte, Christe agredió físicamente a Riera y le comprimió manualmente el cuello hasta dejarla en estado de inconsciencia. Aprovechando ese estado, y sin ningún riesgo para sí, la arrojó con vida desde el balcón”.
La familia de María Julieta, que espera las pericias de celulares, computadoras y las psicológicas, exigió en diálogo con medios de comunicación que la justicia inicie “un proceso claro” y que ejecute “un juicio justo, que la pertenencia familiar del sospechoso de cometer este terrible hecho, no sea un blindaje”. En la puerta de tribunales Ana, la mamá de María Julieta, manifestó sin quitarse el barbijo: «Pedimos justicia por ella, por la familia y por todas las demás, por todas las mujeres que atraviesan esta situación, no es solo Julieta. Hay muchas más”.

Salir a la calle
Nina Brugo, abogada, histórica referente feminista y “entrerriana hasta la médula”, como ella misma se define, expresó que “todo femicidio conmueve”, después de enterarse del asesinato de María Julieta Riera, a quien Nina llama Juli porque era la nieta de un primo hermano. Les habitantes paranaenses conocen a la perfección el edificio donde María Julieta fue asesinada, en plena calle peatonal, dice Nina que “uno de los más altos y antiguos” del centro de la ciudad.
La familia de Nina, por madre y padre, están hace varias generaciones en Paraná. La referente vive en Buenos Aires pero suele ir recurrentemente a su ciudad natal. Es la abuela de Juli, Carmen, con quien Nina habla conmovida para acompañarla al igual que lo hacen las organizaciones de su ciudad, “la familia se sintió muy acompañada por el movimiento de mujeres”, cuenta a lavaca. Y agrega que cada vez más “la sociedad en Entre Ríos sale a la calle”.
El sábado 2 de mayo, familiares, amigos y amigas de María Julieta, y organizaciones del movimiento feminista que conforman la Asamblea de mujeres, lesbianas, travestis y trans de Paraná esperaron desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde que la abogada saliera a contar qué había sucedido dentro de tribunales. La prensa no pudo ingresar y la audiencia tampoco fue transmitida por YouTube como suele hacerse: la explicación oficial fue que había poco personal.
“Nos enteramos – del femicidio de María Julieta- por los medios de comunicación el viernes a la mañana. Los titulares decían que se cayó y que su novio era el que había ido a dar aviso a la policía. Esa fue la acción que más nos hizo dudar porque no entendíamos cómo es posible que una persona pueda irse del lugar en moto y no llamar al 911 por ejemplo”, dice a lavaca Nadia Burgos, de la agrupación Juntas y a la izquierda, con la que participa de la Asamblea. “Fue muy duro acompañar en una situación de extremo dolor, y no poder dar un brazo, no poder sostener desde el cuerpo. Era muchísima la familia y los amigos y amigas de Julieta, de la familia, de los hermanos, que habían ido a acompañar. Había claridad absoluta de quienes estábamos. Ni la calle ni el reclamo pudieron esperar ni un segundo. Necesitábamos estar ahí. El tapaboca no nos silencia”. Cuando la abogada de la familia Riera salió de la audiencia, se enteraron de la imputación: homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y violencia de género. “Algo muy importante que los medios también destacaron tiene que ver con que su madre es ex jueza y fue la primera persona a quien vio luego de que la tirara por el balcón”, recalcó Nadia.
En medio del aislamiento por coronavirus, cuenta Nadia que salir a la calle para protestar lo pensaron desde el cuidado. “Hay algo que desde el movimiento feminista hacemos siempre: cuidarnos entre nosotras. Sabemos las medidas que hay que tomar para no ponernos en riesgo de ningún tipo, esas medidas las evaluamos, las llevamos delante de manera colectiva. No vamos a hacer algo que nos ponga en riesgo pero tampoco vamos a quedarnos en nuestras casas calladas porque esto no se tolera más”.
El quiebre
El último 9 de marzo Nina Brugo marchó en la Ciudad de Buenos Aires junto a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Antes de subir al escenario una mujer se acercó, le dijo que era de su provincia y le entregó un brazalete negro que llevaba inscripto “Fátima”. Nina no volvió a ver a esa mujer, pero en diálogo con lavaca recuerda que por eso se sentó muy conmovida junto a Nora Cortiñas. El día anterior, 8 de marzo, habían hallado el cuerpo de Fátima Acevedo, de 25 años, también en Paraná, que sufría violencia en manos de su ex pareja, Nicolás Martínez, de 35 años, que fue imputado por «homicidio agravado por vínculo». Fátima, que tenía con él un hijo pequeño, lo había denunciado a la policía y al juzgado cuando Martínez intentó quemarla con ácido. Nadie lo detuvo, el Estado no dispuso ninguna medida tajante para ayudarla. En un mensaje de texto Fátima les dijo a sus amigas que ya no sabía qué hacer y anticipó: “Cuando termine muerta, puede ser que la Policía y el juzgado hagan algo”. Desapareció el 1 de marzo y siete días después encontraron su cuerpo en un aljibe. Paraná se movilizó pidiendo justicia con una vigilia frente a los tribunales.
Cincuenta días después del hallazgo de Fátima, con aislamiento social obligatorio en todo el país, el 27 de abril, Jonathan Eduardo Rivero asesinó con un cuchillo a Romina Roda en esa misma provincia; lo hizo delante de una de sus tres hijas. Romina, al igual que Fátima, también había denunciado a su ex y la noche anterior a ser asesinada publicó en sus redes sociales el hostigamiento que sufría. Nadie la escuchó.
El 8 de febrero, Viviana Barreto también fue asesinada a puñaladas, delante de sus hijos, por su ex pareja Maximiliano Alejandro Delgado de 31 años, en la ciudad entrerriana Villaguay. La última hermana, nieta, amiga, hija, prima, compañera que mataron en esa provincia fue María Julieta Riera, tirada por el balcón luego de una golpiza el 30 de abril en Paraná.
En lo que va del año son cuarto los femicidios cometidos en Entre Ríos.
“En la provincia cuando sucedió lo de Fátima hubo un quiebre”, cuenta Nadia Burgos. “En ese momento estuvimos toda una noche de vigilia frente a tribunales. Un día después del hallazgo, el 9 de marzo, la movilización en Paraná del Paro Internacional de Mujeres tomó otra dimensión, históricamente la más grande del movimiento de mujeres. Fue impresionante. Mucha gente que iba por primera vez”.
Así, en la ciudad, se produjo un antes y un después: “Podrá haber cuarentena pero hay algo en la gente que se modifica con esas movilizaciones masivas que no tiene vuelta atrás. Entonces ante cada femicidio ahora algo de eso que va a volver a surgir. Esa es la presión que tiene el Gobierno y la Justicia de Entre Ríos en este momento: gran parte de la sociedad está atenta”.
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Femicidios en julio: la noticia es el horror

27 femicidios en julio, 163 en 2025. Esos son los datos reunidos por el Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestivo de datos y análisis de la violencia patriarcal. Los números no alcanzan a dar cuenta sobre el punto de inflexión que expresa este mes para este tipo de violencias. Se trata de una consecuencia directa de la complicidad estatal (Poder Ejecutivo & Poder Judicial) al imponer una política negacionista a los crímenes de mujeres y trans cometidos en contextos narco territoriales. El resultado está ahora a la vista y es el horror: cuerpos descuartizados, que emulan el modelo instalado en Ciudad de Juárez por los carteles narcos que dominan la muerte en esa ciudad.
Este julio argentino fue en Córdoba, fue Brenda Torres (foto de portada) -de apenas 24 años- y fue cerca del estadio de fútbol donde apareció uno de sus muslos seccionados. Recién hoy 1º de agosto apareció el resto de su cuerpo destrozado. La fiscalía asegura que ya hay dos detenidos.

En agosto del año pasado también había sido detenido Juan Carlos Galarregui, el asesino de Rocío Fernández, de apenas 27 años. Fue en Mar del Plata y fue en un freezer donde encontraron su cuerpo, en el cual su femicida lo depositó esperando el mejor momento para descuartizarlo. La causa fue elevada este mayo a juicio oral, pero el fiscal Fernando Berlingeri solicitó resolver el procedimiento en un juicio abreviado. Para eso ofreció declinar la acusación de femicidio, ya que esa calificación legal impide estos procesos de resolución rápida y, por cierto, de menos pena. Es exactamente lo que hizo el Poder Judicial correntino en el caso de la periodista Griselda Blanco: homicidio simple, juicio abreviado, 12 años de prisión que no son de cumplimiento completo, ya que la carátula omite la violencia de género. Esta tendencia judicial negacionista se inició este año y en febrero cuando la Cámara de Casación bonaerense emitió el tercer fallo sobre un mismo crimen para justificar que Lucía Pérez había sido drogada y violada, pero decidió que su crimen no era un femicidio.
Así, al borrar las huellas de la violencia de género en el trámite judicial, el Estado argentino se jacta de haber bajado la tasa de este tipo de crímenes.
Así los dos poderes del Estado ganan impunidad, y la sociedad pierde.
¿Qué pierde?
Los femicidios en contexto de narcomenudeo territorial tienen característica atroces y también señales comunes: la diferencia de edad entre víctimas y asesinos, el consumo de cuerpos como intercambio de mercancías, la vulnerabilidad de las adictas y sobre todo, la diferencia de poder entre quien tiene la droga y quien, por situación de absoluta dependencia, la necesita. Estos rasgos, entre otros, son los que se omiten en los procedimientos judiciales y también en los análisis sociales, que tienden a asimilar estas políticas con las que se somete a las barriadas periféricas con las conductas recreativas de clases y barrios acomodados.
Situar la información en territorios específicos, con sus contextos particulares y sus vulnerabilidades sociales, es clave para analizar qué significan estos femicidios que, hay que repetirlo, sin la complicidad policial y judicial podrían evitarse.
Las consecuencias de la maquinaria de invisibilización estatal y académica tiene consecuencias brutales. Eso es lo que nos informa este mes de julio de 2025: los cuerpos de las mujeres ya son pedazos arrojados a nuestro paso.
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Fallo histórico: confirman la condena a perpetua y por transhomicidio contra el asesino de Tehuel

La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires confirmó la condena a reclusión perpetua y transhomicidio contra el asesino de Tehuel de la Torre, joven trans asesinado y desaparecido desde el 11 de marzo de 2021 en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. Los jueces Daniel Carral y Ricardo Maidana rechazaron el pedido de la defensa y refrendaron el fallo contra Luis Alberto Ramos, quien había sido condenado el 30 de agosto de 2024 por el Tribunal Nº2 de La Plata en una sentencia histórica por reconocer el homicidio calificado del joven de 21 años por haber sido cometido por odio a la identidad de género. «La desaparición del cuerpo de Tehuel y la quema de sus pertenencias adquieren un carácter simbólico de negación de su identidad», señaló el fallo.
Familiares y Amigos de Tehuel celebraron la confirmación: «Esta decisión es muy importante y refleja el resultado de la lucha del movimiento social y de un trabajo en red muy importante, que nos fortalece para continuar el camino contra la impunidad y la violencia por prejuicio hacia las identidades travestis y trans». A su vez, exhortaron a la justicia bonaerense para que defina «de manera urgente» la fecha del juicio contra Oscar Montes, el segundo acusado por el crimen y la desaparición del joven. «Fue un crimen de odio», subraya la familia.
Compartimos la nota de MU que analiza los detalles del fallo histórico, junto a las pruebas que ahora Casación confirmó.
Y comparte la pregunta urgente de Norma Nahuelcura, la mamá del joven, que sigue sin saber dónde está el cuerpo de su hijo: «¿Dónde está Tehuel?».
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Acto trans por más democracia

Por María del Carmen Varela
Fotos Juan Valeiro
Desde las dos de la tarde comenzó a llegar gente a la plazoleta ubicada frente al Congreso de la Nación. Al amparo del sol, distintas banderas fueron colgadas sobre las rejas: Furia Travesti, Justicia por Sofía Fernández – nadie se suicida en una comisaría, Ley de Reparación Histórica Ya. Y también pancartas: Basta de Travesticidios, Femicidios y atropello a nuestras leyes, Más amor, menos odio, ¿Dónde está Tehuel? Caras pintadas con los colores rosa, celeste y blanco, espaldas con banderas multicolores, una foto de Diana Sacayán en blanco y negro y ampliada casi a tamaño natural. El aroma a guiso que apenas listo fue repartido en bandejitas de plástico, impregnó a la concurrencia que iba aumentando con el correr de los minutos.

La policía no permitió la colocación del escenario, sin embargo, el entusiasmo no decayó. El DJ Chezco Beats se encargó de musicalizar e hizo que el frío se esfumara de los cuerpos. Un gato amarillo gigante se ofendió al ser confundido: “No soy Gaturro, soy Garfield”. Cuando le preguntaron por qué vino a la plaza del Congreso, mostró una alcancía. “Te sacás una foto conmigo y colaborás”.
Bartolo viste un elegante saco azul y será unx de lxs presentadorxs del Festival.

Le cuenta a lavaca: “Vine a defender la Ley de Identidad de Género, la Ley de Cupo Trans, el matrimonio igualitario, la ESI. Es un contexto muy dificil y esos derechos nos quieren ser quitados”. Poeta, docente, activista, autor del libro Textosterona 4ML, una crónica poética de una masculinidad trans que está en preventa para lograr ser publicado. Se puede apoyar la edición ingresando a su IG: @escrituraautogestiva. “Estoy acá por el orgullo, por la resistencia, por las infancias trans, por todes les compañeres que ya no están y lucharon para que nuestras vidas sean validadas”.

Say Sacayán, hermanx de Diana, la recuerda a diez años de su travesticidio, que no fue avalado como tal por la Corte Suprema: “Ella fue una militante, luchadora, fue presa política, atravesó violencia en la calle, sabía qué derechos necesitábamos para tener una mejor calidad de vida. No vamos a bajar los brazos, vamos a resistir. Hace muchos años que estamos acá. Como país y como sociedad nos encontramos en un estado de crisis no solo económica. Tenemos un gobierno de derecha que viene a quitarnos los derechos, no solo a la población LGTBIQ+ sino al pueblo. Este es un espacio para encontrarnos, manifestar, abrazarnos y organizarnos”. Micaela Pérez, activista del colectivo Travesti Trans afirma: “Vine a pedir justicia por nuestras compañeras asesinadas en dictadura y post dictadura. Queremos repudiar a la Corte Nacional de Casación que decidió quitar como agravante el odio a la identidad de género, pedimos al Poder Judicial que garantice nuestras leyes”.

Tres chicos rubios de ojos celestes vestidos de riguroso negro llegaron a la plaza. Al ser consultados, responden que no hablan muy bien el idioma porque son rusos. El que mejor hablaba castellano dijo que se llamaba Davis —o simil— y que vinieron a vivir a la Argentina hace dos años. “Es muy peligroso vivir en Rusia. Allí somos terroristas, las personas LGBT somos extremistas y terroristas para la ley. Buscamos información y vinimos a Argentina”.
Pasadas las tres de la tarde, Bartolo dio inicio formal: “Bienvenides, bienvenidas y bienvenides al Festival Plurinacional Antirracista contra los travesticidios, transfemicidios y transhomicidios. Gracias a todas las personas que están acá hoy convocades en el Congreso”.

Una de las oradoras más lúcidas fue la activista Marlene Wayar.
- “Hay toda una sociedad que nos votó en contra por un sueldito que les prometieron, les prometieron que iban a cobrar en dólares y se cagaron en los derechos humanos. Así que hay que poner en jaque a toda esta sociedad pidiendo más democracia, que el Congreso y la Justicia funcionen. Si miramos la realidad, somos quienes estamos, entonces creo que hoy pretender que el mensaje penetre es un poco ilusorio”.
- “Estamos acá para abrazarnos entre nosotras, nosotros y nosotres. Honrar a nuestras muertas y estar juntes. Es una fecha de conmemoración de nuestra resistencia, de construcción, estando juntas, en comunidad, vamos a lograr esas otras luchas politicas, porque si no, las palabras son bonitas pero se las lleva el viento”.
- “Estemos con los pies en la tierra, no hay un político o política que nos esté mirando, no les interesa, están obnubilados en otra realidad, hay que traerlos a la tierra, hay que exigirles que respeten el ejercicio democrático de que las cosas son de todas, todos y todes y la nuestra es la más relegada así que es la primera a la que le tienen que dar prioridad y eso quizás sea con el proyecto de Ley de Reparación Histórica para las travestis mayores que está asegurando el futuro y que esta Argentina entienda que democracia es democracia y no se la puede bastardear”.
El Festival tuvo espacio para bailar chacarera, agitar banderas al grito de “para las travas reparación, es una deuda que nos debe la nación” y un final a todo ritmo con la banda Sudor Marika. Varias generaciones se dieron cita en la plaza del Congreso en el día internacional del Orgullo, se abrazaron, comieron, bailaron, defendieron consignas, exigieron la Ley de Reparación Histórica y como señaló Marlene, conmemoraron la resistencia de la mejor manera: juntxs.


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