Sigamos en contacto

CABA

La década perdida: 10 años sin Luciano Arruga

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Símbolo de las violaciones a los derechos humanos en democracia, la desaparición y muerte del joven de 16 años cumplió una década. Sin grieta, la mano dura convertida en fuente del delito. La hermana de Luciano, Vanesa Orieta: las nuevas madres, el Estado, los barrios y la construcción colectiva de la condena social. POR LUCAS PEDULLA
en la habitación principal, después de entrar por una puerta de madera tras flanquear las rejas del chalet pintadas de colores, hay varios estantes con libros de poesía, de política y derechos humanos, pero Rocío ubica el tiempo y el espacio en menos de un segundo: “Estamos donde se recepcionaban las denuncias”. Hay novelas, cuentos y guitarras, un pasillo que conecta con un baño, otras dos habitaciones y una cocina donde se sale a un patio que ahora tiene pinturas, murales y una huerta comunitaria. Hace diez años este lugar era un destacamento policial donde se torturó a Luciano Arruga, joven de 16 años.
Es un chalet en un barrio residencial convertido en destacamento policial por pedido expreso de un grupo de vecinos que lindan con el barrio 12 de Octubre, de Lomas del Mirador, La Matanza, donde vivían Luciano y su familia. Según consta en denuncias que encontraron culpables a efectivos policiales, Luciano fue torturado allí tres meses antes de que lo vieran por última vez, en ese mismo lugar, luego que comenzara a ser hostigado porque se había negado a robar para la policía. El pedido vecinal de “mano dura” y “empoderamiento de la seguridad” y la realidad: una fuente de reclutamiento de menores para que roben para la policía.
Pero Luciano dijo no. El 31 de enero de 2009 Luciano desapareció, y el 17 de octubre de 2014, cinco años y ocho meses después, hallaron su cuerpo. Según la reconstrucción, Luciano había cruzado a las 3.21 de la madrugada del 31 de enero con ropa que no era de él por un lugar inaccesible de la General Paz “desesperado, como si estuviera escapando de algo”, según declararon testigos. Lo atropellaron, murió en el Hospital Santojanni -donde su familia fue a preguntar si había ingresado algún joven y le respondieron que no-, lo derivaron al Cuerpo Médico Forense y fue enterrado como NN en el Cementerio de Chacarita. El circuito revela cuál fue la trama de encubrimiento de uno de los hechos más resonantes de nuestra democracia, y cómo el Estado no está preparado para buscar a un joven desaparecido. Las prendas nunca aparecieron, y un testigo declaró ante el Juzgado Federal de Morón que vio desde la autopista una camioneta doble cabina de la Bonaerense con las luces bajas.
En el medio, una causa por desaparición forzada y un juez de garantías (Gustavo Banco) y dos fiscales (Roxana Castelli y Celia Cejas) con pedido de jury político por pinchar los teléfonos de la familia y desviar la investigación que apuntaba a la Bonaerense.
Ahora, en este lugar que fue recuperado con acampes, radios comunitarias y una expropiación de la Legislatura bonaerense, funcionan talleres de música, de teatro y apoyo escolar. Hoy es el Espacio Social y Cultural Luciano Arruga y aquí está su hermana, Vanesa Orieta, que junto a su mamá, Mónica Alegre, son dos de las voces más fuertes que denuncian las violaciones a los derechos humanos en democracia y el carácter sistémico de esa violencia estatal que no reconoce colores políticos ni grietas sociales.
Aquí están, también, Rocío, Laura, Natasha y Matías, algunxs de lxs integrantes de Familiares y Amigos, el colectivo que corporizó la búsqueda de verdad y justicia.

Salir del gris

¿Cómo hay que dimensionar estos 10 años?
Vanesa: Los familiares vamos transitando procesos. Hay muchas cosas que las movilizamos desde el dolor más descarnado, pero hay algo que te da la posibilidad de organizarte y luchar con otros, que es ir formándote y tener un panorama más completo de lo que pasa. Quizás en algún momento me reconocía mucho más en el lugar de víctima. Ahora me planto desde otro lugar, despojándome, y aunque seguimos siendo víctimas de un proceso cruel que nos tortura sistemáticamente, nos afirmamos como sujetas, como madre o hermana, intentando poner una palabra desde ahí. No es una mirada como víctima sino como cualquier persona que salió de ese lugar gris y se presenta con nombre y apellido con una voz analizada, que ya no parte solo del dolor sino desde un proceso de formación. Pero son 10 años en los que cae la ficha de que no hemos podido avanzar en una causa judicial que necesita una resolución, porque los familiares necesitamos cerrar una etapa y que se condene a los responsables. Pero la Justicia es el lugar que más nos revictimiza, pone en peligro y genera impunidad.
¿Cómo se sale del lugar de víctima?
Vanesa: El grupo tiene una importancia fundamental, porque diferente hubiese sido si tanto mi mamá como yo nos quedábamos solas. Este grupo tiene un factor humano enorme que corrige, en buenos términos, muchas situaciones. No siempre los familiares nos movemos de la mejor manera, por lo que tener un grupo que pueda darte una palabra en una situación concreta, donde todo es poner el cuerpo, es formativo. Tener un colectivo que contenga y abrace es un salto de calidad. El factor humano no se puede dejar de lado. Es lo que nos permitió avanzar y relacionarnos, entender la problemática desde el barro más barro. Pero siempre volviendo a un grupo en donde lo volcamos todo. Y así vas saliendo del gris que te genera ser absolutamente víctima.
Rocío: Desde el inicio de la desaparición, se armó una coordinadora. No nos quedamos en dolor sino en avanzar en poder construir politicamente. El actor es siempre colectivo. Y la mirada fue más allá, de plantear que Luciano es un desaparecido en democracia, una figura que hasta el año pasado la seguían discutiendo. Luego pasó lo de Santiago Maldonado, y se pudo poner sobre la mesa. Pero por algo conseguimos más cosas desde lo político que desde lo judicial, porque allí sigue habiendo un nudo que no se puede romper.
Desde lo judicial lograron la condena a 10 años de prisión de Julio Torales, el oficial a cargo del destacamento, por las torturas a Luciano en 2008.
Vanesa: Esa causa no está volcada a la de desaparición forzada. Lo entendemos como un acto inteligente de parte de la Justicia para seguir generando impunidad, porque parcializa causas e investiga por separado hechos que tienen una relación directa. El daño que se hizo en la causa es tan irreparable que pueden seguir por esa vía para que no sigamos en el proceso de verdad. Han pasado cuatro jueces y tres fiscales diferentes y terminamos quedando en el rol de tener que confiar en cada nueva fiscalía que aparece. Pero ya no se puede. Porque hablamos de pruebas que se perdieron, datos que no podemos recuperar. Ya no nos queda en quién confiar. Podríamos haber encontrado un cuerpo que hablara, pero obtuvimos restos óseos. Y yo tuve que reconocer los restos de mi hermano por la paliza que le dieron en 2008. Fueron 10 años sin escuchar a la familia. Al revés: nos investigaban a nosotros. Pero nunca generar datos para ir hacia los culpables. Y en la medida en que esta información no aparezca en la causa principal, vamos a estar siempre recordando fechas, denunciando a la justicia y van a pasar 20 años y vamos a estar en la misma situación. Salvo que la justicia termine sacando un disparador inesperado.
Matías: Lo vemos en el juicio por los desaparecidos en La Tablada: militares ocultaron todo durante años, en el juicio se largaron a llorar y contaron todo. Hagan la prueba: sienten a los policías ahí. Los dos compañeros de Torales, en el juicio, se declararon presentes en el lugar del hecho mientras torturaban a un menor. La Justicia podría avanzar. Y el juicio dejó algo fundamental: más allá de las pericias sobre las lesiones de Luciano, se tomó la voz de la familia y de los testigos para que hablen por la víctima con peso probatorio y condenatorio. Ahí está el correlato: tres meses antes, policías de ese mismo destacamento habían torturaron a Luciano.
Vanesa: La condena sirve para que no se naturalicen los golpes que padecen los pibes. Parece normal que pibes villeros se encuentren con cachetazos, sin ver que ahí hay una relación de poder, y que hay una persona avalada de privarte de tu libertad y ponerte una mano encima sin que la sociedad se plante. Es una pequeña batalla ganada para poner en palabras: no son apremios ilegales, es tortura, física y psicológica, sobre un pibe de 16 años en una relación desigual de poder. Pero hoy los policías acusados por su desaparición siguen libres, seguramente pensando cómo poner más obstáculos para atravesarnos con el miedo, porque así buscan paralizarte. Hay que romper eso.

Otras madres

Si existe una condena social respecto de estos casos, ¿es porque hubo una organización que de manera colectiva politizó este tipo de hechos?
Vanesa: Nosotros aparecemos en un momento determinado, pero antes hubo madres que denunciaron hechos represivos que vincularon a distintas fuerzas. Todos tenemos a Rosa Bru, la mamá de Miguel, denunciando la desaparecion de su hijo en la mesa de Mirtha Legrand, en un contexto democrático. O los familiares de Darío Santillán y su sentido de constancia en la lucha. De María Millacura, la mamá de Iván Torres, que se plantó en una comisaría en Comodoro Rivadavia para saber dónde estaba su hijo. Luciano también trae algo puntual: discute la figura de pibe chorro. Él se negó a robar para la policía, pero si hubiese sido un pibe chorro, nos hubiéramos plantado de igual manera, porque el hecho violento es la desaparición forzada de un joven de 16 años en democracia. Todo lo demás lo tenemos que discutir en una problemática que es la pobreza, el lugar del que se sirven estos actores con poder para seguir explotando la vida de nuestros jóvenes. Necesitamos discutir qué pasa con estos pobres, porque hay un control, y ya no sirve ocultar la problemática o suavizar palabras, hablar de “violencia institucional”: es represión estatal. Discutamos el concepto. Y también qué esta pasando en la vida de nuestros pibes y pibas. Sin embargo, del otro lado tenemos al poder que va a intentar suavizarlo para dejar de lado responsabilidades, y empezar a hablar de gobiernos un poco más buenos que otros. Lo que hay que decir es que el tema represivo atraviesa a todos.

Sin grieta

En 10 años, sólo en la provincia de Buenos Aires, pasamos de Scioli a Vidal.
Vanesa: Lo que nos parece injusto al querer discutir es que nos planteen mirar particularidades de los gobiernos. Nos corren desde un lugar en el que si me decís que estoy poniendo en mismo lugar un gobierno que el otro, me estás cagando. Los familiares tenemos la necesidad de discutir la problemática represiva. Y, ahí, las lógicas son similares. Claro: pasa que yo pido condena para personas que otros quizá deban amar. El tema es que, en esto, somos los familiares de un pibe que no está. Y buscamos responsabilidades. Ahora, si hay que discutir, hagámoslo en serio y pensemos qué puntos en común atraviesan a todos los gobiernos en la era democrática. Algo han alimentado gobiernos anteriores para que hoy tengamos funcionarios que se declaren públicamente a favor de que la policía tire y mate. La doctrina Chocobar no se construye de la noche a la mañana: hay un recorrido histórico.
Desde esa noción de cómo conmover a la sociedad, ¿cómo perciben el barrio?
Vanesa: Me cuesta mucho pensar si cambió o no. Quisiera que la gente tenga acceso a todos sus derechos. Que una niña y un niño puedan crecer felices. Que tengan la posibilidad de elegir, aun atravesados por muchas cuestiones culturales que influencian ese deseo, pero que lo puedan hacer en la mayor libertad posible. Ese cambio nos gustaría, donde la gente deja de pedir limosnas que le sobran a un Estado. Para evitar que se sigan formando culturalmente futuros hombres machistas y violentos, pibes que salgan a chorear o pibas que terminen rehenes de diferentes formas de explotación. Como organizaciones podemos hacer cosas, pero otras nos exceden. Acá tiene que aparecer el Estado. Y fuerte: acompañando procesos de las familias que sufren estos hechos, políticas de proteción, de promoción. No basta con familias que politicen esto si después no hay un acompañamiento real. Y eso cuesta dinero: en lugar de poner recursos allí se los pone en función de más patrulleros. El 12 de Octubre es un barrio chiquito, pero la Santos Vega es más grande, con muchos pibes asesinados y muchísimas problemáticas. La pasta base está arrasando la vida de los pibes. Hay que ser cuidadoso en no criminalizar a los barrios, pero tenemos que hablar de lo que pasa: hay una reproducción de la violencia que hace que muchas vidas se pierdan. Y eso no se resuelve con un grupo de militantes, sino con una política de Estado bien clara.
En la Marcha contra el Gatillo Fácil del año pasado, fue muy impactante ver a todas las mamás marchando, entre ellas Mónica. ¿Qué se está urdiendo ahí?
Vanesa: Las familias nos terminamos convirtiendo en receptores de muchas denuncias. Se nos pone en un lugar que a veces lo relaciono con el Estado: nos preguntan qué hacer en la causa, conseguir un abogado, y la desesperacion es muy grande porque querés encontrar que el organismo se acercque, pero hay limitaciones muy grandes que se tienen que discutir al interior de cada grupo. No sólo estamos atravesados por el dolor de haber perdido un familiar sino que, al mismo tiempo, somos atavesados por el dolor de otros familiares. Ahí nos ponemos una exigencia más: formarnos. En lo juridico, para ver que hacer en las primeras instancias. Se está construyendo un movimiento de madres que es muy interesante. Es un momento de acompañarlas fuerte. Es un grupo de mujeres que, en este contexto, viene a discutir los derechos violentados pero también los que queremos conquistar. Además, no son la mujer hegemonica: son la villera, la pobre, la negra, la india. Están discutiendo un montón de cosas. No sólo tenemos que hablar quienes terminamos colocados como “referentes”, sino todas las mamás y papás, porque incluso desde el dolor más absoluto te están hablando de una problemática y una lógica.
Hay organizaciones, hay palabras, hay demandas. ¿Es necesario pensar en canalizarlas en nuevos organismos o alguna otra forma específica?
Vanesa: Hay una verdad: la mayoría de los familiares que sufren estos hechos no tienen resuelto nada. Mientras denuncian al Estado, tienen un hijo con un problema de adicción, otro está encerrado; están apretados por la policía, con quilombos con el transa, y viven 10 hacinados en una casa, sin un trabajo fijo. Cuando hablamos de lo humano, hablamos de ver esto en la vida de todos los familiares. Eso hace más difícil armar una práctica cotidiana, y ahí nos detenemos en el cómo. Cómo hacemos para acompañar, si estamos hechos mierda. Aprendimos mucho de las agrupaciones de familiares, de las Madres y de las Abuelas. De Nora Cortiñas, siempre presente. De Pablo Pimentel, de la APDH de La Matanza, la primera persona que nos acompañó.
prendimos de la historia de lucha de esos organismos de derechos humanos. Hay que discutir la independencia de los organismos pero también pensar organizaciones de familiares entendiendo que es una realidad diferente a otras lógicas y otros momentos de la historia donde estábamos en otra situación económica y social. Acá ocurre que a una madre le matan a un pibe, pero en esa familia está todo detonado.
Matías: Al haber una ausencia total del Estado, y más allá del proceso interno nuestro, fuimos acompañados y acompañamos a un montón de familias con las que empezamos a pensar otra manera de hacer las cosas, de hablar. Desde ahí, ¿estaría bueno otro tipo de organismo? Sí, pero no sé si para construir algo téorica o físicamente superador, sino para cambiar las formas y no reproducir estructuras verticalistas donde no hay lugar para lo humano. Cuando te encontrás con un familiar, hallás una paz y comprensión que en otro lugar no hay. Y en las estructuras que existen hay pocos lugares que permitan una cuestión genuina. A veces se le exige a un familiar estar presente en tal escenario, con tal bandera y con tal “compañero de militancia”, cuando no se resolvió si ese familiar tiene para parar la olla a la noche. Y ni hablemos del abogado o cuestiones de salud. Ahí está la clave: el cómo. Eso sería lo fundacional de alguna nueva forma de acompañar estos procesos.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Seguir leyendo

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.090