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La muerte de Alberto Nisman y la AMIA: ¿A quién le importa la verdad?

El historiador Ezequiel Adamovsky preparó un artículo que resume y describe la situación producida alrededor de la muerte del fiscal Alberto Nisman, publicado en Telesur English. lavaca edita ese trabajo por primera vez en castellano y en un medio argentino, compartiendo la pregunta que formula Adamovsky: ¿A quién le importa la verdad?

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El historiador Ezequiel Adamovsky preparó un artículo que resume y describe la situación producida alrededor de la muerte del fiscal Alberto Nisman, publicado en Telesur English. lavaca edita ese trabajo por primera vez en castellano y en un medio argentino, compartiendo la pregunta que formula Adamovsky: ¿A quién le importa la verdad?

La muerte de Alberto Nisman y la AMIA: ¿A quién le importa la verdad?

La fiscal Fein. Foto: Télam


El 18 de enero el fiscal argentino Alberto Nisman fue encontrado muerto en su departamento en Buenos Aires. Días antes había regresado de sus vacaciones en Europa para presentar una impresionante e inesperada acusación. Aseguraba haber demostrado que la presidente Cristina Kirchner y el ministro de relaciones exteriores Héctor Timerman estaban orquestando un encubrimiento para dejar libre de cargos a Irán en la investigación del atentado de 1994 a la AMIA (el principal centro comunitario judío de Argentina) que dejó 85 muertos. Presentó sus pruebas (un reporte de 289 páginas de largo) a un juez federal, que no pudo revelar su contenido porque mencionaba nombres de agentes de inteligencia argentinos. La oposición convocó a Nisman al Congreso a presentar sus hallazgos. La reunión, programada para el 19 de enero, no se llevó a cabo, ya que Nisman murió horas antes.
En la polarizada vida política argentina, el caso fue utilizado inmediatamente con fines políticos. Los principales diarios y canales de televisión, enemigos del gobierno, sembraron dudas sobre las circunstancias de la muerte de Nisman, sugiriendo que fue asesinado o inducido al suicidio en un esfuerzo de último minuto para impedir su presentación en el Congreso. Políticos de la oposición inmediatamente echaron a andar teorías similares. Cientos de personas salieron a la calle con carteles diciendo “Yo soy Nisman” (o “Je suis Nisman”, como un eco de las manifestaciones por Charlie Hebdo), culpando al gobierno por la muerte de un hombre honesto que había destapado sus sucios secretos. “Yo soy Nisman” se volvió trending topic en las redes sociales, mientras que intelectuales y periodistas anti kirchneristas proclamaban que el asesinato/suicidio inducido de Nisman simbolizaba la muerte de la República bajo la administración de los Kirchner. Historias similares pronto se reprodujeron en la prensa internacional, que usó el caso como otro ejemplo de la amenaza fantasma del “populismo” latinoamericano y para otros propósitos (como atacar a Obama por su acercamiento a Irán).
Los representantes del gobierno respondieron torpemente, al principio apurándose a declarar que era un caso de suicidio (antes de contar con análisis forenses) y poco después alegando, sin ninguna prueba, que fue un homicidio ordenado por una oscura alianza entre agentes de inteligencia y los dueños de Clarín, el principal multimedios de Argentina. En esta explicación, el propósito del crimen era desestabilizar el gobierno de Cristina Kirchner: en un principio los asesinos impulsaron a Nisman a presentar una absurda acusación contra la presidente y luego lo mataron, para hacerlo parecer un homicidio político. Algunos de los intelectuales y periodistas oficialistas proclamaron que la muerte de Nisman era parte de un intento de golpe de Estado orquestado por Estados Unidos.
La manipulación de la información, que ya era epidémica en Argentina, alcanzó proporciones asombrosas, ya que muchos intentaron sacar su tajada política o personal. Los diarios publicaron información poco creíble o falsa (como la noticia de Clarín que indicaba que una fuente de la investigación forense había dicho que el arma que mató a Nisman fue disparada a 15cm de su cabeza y, por lo tanto, no podía ser un suicidio). El periodista del Buenos Aires Herald Damián Patcher se apresuró a dejar el país y se refugió en Tel Aviv –una ciudad a la que sin embargo llamó “su hogar”– luego de asegurar que su vida corría peligro por haber arruinado los planes del gobierno de ocultar la muerte de Nisman (fue el primer periodista que twiteó que había movimientos extraños en el departamento del fiscal, pero en realidad lo hizo a una hora en que la madre de Nisman y otras personas estaban adentro). La más que imaginativa historia de Patcher sobre espías argentinos que lo seguían mientras intentaba huir del país le dio notoriedad internacional, pero no fue respaldada siquiera por su propio diario, que la tomó con pinzas.
Varios políticos fueron rápidos para beneficiarse del destino de Nisman. Para dar algunos ejemplos, Sergio Massa (que tiene muchas chances de convertirse en el próximo presidente de Argentina), solicitó formalmente ser querellante en la investigación del atentado a la AMIA y/o de la denuncia de Nisman (no estaba seguro de sobre cuál de las dos estaba hablando), algo que es imposible legalmente, pero que le dio varios titulares positivos. El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri (otro fuerte candidato a ganar las elecciones) dijo en una conferencia de prensa que estaba profundamente preocupado por el futuro de la República y por el caso AMIA. Olvidó convenientemente que él mismo nombró a Jorge “Fino” Palacios como jefe de la nueva policía porteña que creó en 2009. Palacios actualmente está procesado por el juzgado que investiga el caso AMIA, como cómplice del encubrimiento, un rol que estaba perfectamente claro cuando Macri lo nombró. Macri mismo está procesado en otro caso por haber utilizado su nueva policía para realizar escuchas ilegales a, entre otros, Jorge Burstein, vocero de una de las asociaciones de familiares de las víctimas de la AMIA, que lideraba la campaña contra el nombramiento de Palacios. Ocho días antes de la muerte del fiscal, la versátil Patricia Bullrich, firme apoyo de Menem en la época del atentado a la AMIA y ahora aliada de Macri, de pronto recordó algo importante. Le dijo a los medios que había tenido una reunión con Nisman el día anterior a su muerte, en la que el fiscal le había contado que un espía vinculado a Irán lo había traicionado. Aunque no pudo brindar ningún nombre o información adicional, esto le dio una gran cobertura de prensa. Extrañamente, Bullrich no había mencionado ese hecho en las varias descripciones de esa misma reunión que había ofrecido a la prensa en los días previos.
Más allá de todas estas operaciones políticas y mediáticas ¿Qué es lo que realmente sabemos de este tema?

¿Quién era Alberto Nisman?

Aunque se lo presenta como un hombre que murió buscando la verdad, Nisman estaba lejos de ser un héroe de la Justicia. Fue el fiscal a cargo de la investigación del atentado a la AMIA por muchos años y su rol allí fue más que oscuro.
Tiempo atrás, algunas personas que conocían los detalles de la investigación señalaron que en 1994, al día siguiente al bombardeo, antes de que se produjera cualquier tipo de evidencia, el presidente Carlos Menem ya había acordado con Estados Unidos e Israel culpar a Irán. Para Estados Unidos e Israel esto era de claro interés geopolítico. Para Menem, cuya política internacional estaba definida como una de las “relaciones carnales” con Estados Unidos, no era sólo un asunto de complacer a sus amigos, sino también de cubrirse a sí mismo. De hecho, como luego se supo, algunas de las pistas de la investigación inicial apuntaban al líder sirio Hafez al-Assad, quien había financiado la campaña presidencial de Menem (Carlos Menem proviene de una familia sirio libanesa) y que luego quedó profundamente decepcionado por la política exterior de Menem y por otras promesas que no había cumplido.
Aún no tenemos ni la menor idea acerca de quién ordenó volar la AMIA. Bien pudo haber sido Irán. Pero lo cierto es que la pista siria nunca se investigó y eso fue una decisión deliberada. La continuidad del interés de Israel por dejar a Siria fuera sospechas luego de los primeros momentos y en los últimos años no está bien documentada, pero sí lo está la de Estados Unidos. Más importante, hubo una conspiración para desviar la investigación de los cómplices locales, en la que Menem y Juan José Galeano, el primer juez a cargo del caso (luego removido y ahora bajo juicio), entre otros, estaban involucrados.
Alberto Nisman colaboró en ambas formas de manipulación judicial. Como el asunto de Wikileaks expuso, estaba prácticamente trabajando para la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, que a su vez intentaba dejar la pista siria en el olvido y cerrar el capítulo local de la investigación lo antes posible. Nisman tomaba como pruebas irrefutables toda la “información de inteligencia” que la embajada le daba, sin detenerse a examinarla. Informaba cada una de sus decisiones a la embajada antes de darlas a conocer al juez de la causa. Incluso llevó al menos uno de sus dictámenes a la embajada para que lo corrigieran antes de presentarlo. Sencillamente desoía al juez, quién repetidamente le pedía que investigue otras pistas además de la iraní y que chequee con otras fuentes la información que Estados Unidos le estaba dando.
Más importante aún, Nisman colaboró en la falsa acusación contra un grupo de policías argentinos que supuestamente habían ayudado a los iraníes en el atentado, con la que Menem y sus asociados estaban esperando cerrar la sección local de la investigación. La agencia de inteligencia argentina (SIDE, hoy SI) estuvo a cargo de esa operación, que continuó con los demás presidentes , incluyendo Fernando de la Rúa, de la Unión Cívica Radical y Eduardo Duhalde, cuyo secretario de Inteligencia, Miguel Ángel Toma, es hoy aliado de Massa. Como señaló recientemente Claudio Lifschitz, el hombre que denunció el encubrimiento de las conexiones locales, Nisman apoyó la acusación contra los policías aun sabiendo que ellos eran inocentes. Por suerte, la corte a cargo de ese caso desestimó toda la investigación y exigió una nueva.
Toda esta información sobre Nisman era totalmente conocida (por ejemplo, yo mismo señalé en un artículo de 2009 su responsabilidad en el fracaso de la causa AMIA). Poco antes de su muerte, dos de las asociaciones que representan a los familiares de las víctimas del atentado de 1994 decían abiertamente que Nisman era “parte de viejas maniobras de encubrimiento” (APEMIA) y que representaba “los intereses no de las víctimas, sino de aquellos que encubrieron” el atentado (Memoria Activa). Lo triste es que ninguno de los principales partidos políticos tuvo interés en cuestionar el comportamiento de Nisman antes de su acusación contra Cristina Kirchner.
Santiago O’Donnell, el periodista que investigó los cables de wikileaks relacionados con Argentina, incluyó largas secciones y todo un capítulo denunciando a Nisman en sus libros Argenleaks (2011) y Politileaks (2014). Como explicó recientemente en su blog, ningún diario, incluyendo el oficialista Página 12 (donde él aún trabaja), estuvo dispuesto a informar sobre este tema de las revelaciones de Wikileaks. Kirchneristas y opositores respaldaron a Nisman, sea porque no querían confrontar intereses estadounidenses o israelíes, o porque era reconfortante creerle a Nisman cuando decía que el caso AMIA estaba resuelto. Ahora que su muerte es útil por motivos políticos, la oposición sigue haciendo la vista gorda respecto de su oscuro comportamiento. Incluso periodistas e intelectuales que están totalmente al tanto del pasado de Nisman prefieren no mencionarlo estos días, incluyendo el principal columnista de Clarín Jorge Lanata, quien alguna vez escribió que la investigación del fiscal sobre la AMIA era totalmente ficcional.

¿Qué tan peligrosas son las acusaciones de Nisman contra el gobierno?

Brevemente, el argumento de Nisman es que Cristina Kirchner ideó un plan secreto para absolver a funcionarios iraníes acusados del atentado de 1994 a cambio de petróleo Iraní. Teniendo esa meta en mente, en 2013 ella obtuvo aprobación del Congreso para un tratado internacional con ese país, conocido como el Memorándum de Entendimiento, el cual establecía una especie de “Comisión de la Verdad” internacional con el supuesto propósito de interrogar a los sospechosos en Teherán. El propósito real, según este argumento, era conseguir que Interpol levantara las órdenes de arresto libradas a pedido de Argentina contra los iraníes, algo que el Ministro de Relaciones Exteriores Timerman intentó (pero no consiguió) hacer. La evidencia que Nisman presentó en su reporte se basa casi completamente en escuchas telefónicas de supuestos agentes de ambos lados: entre otros un representante de la comunidad musulmana en Argentina (que intervenía en nombre de los iraníes), el ex líder piquetero Luis D’Elía (el hombre de Cristina), y un agente de la agencia de inteligencia argentina (la SI). Ningún funcionario actual o vinculado formalmente al gobierno estaba incluido en esas grabaciones.
Por ahora, aquellos que hicieron el esfuerzo de leer las 289 páginas del reporte de Nisman concluyeron que no tiene solidez legal. Incluso el diario La Nación, tenaz enemigo del gobierno, tuvo que informar que la denuncia tenía poco sentido en términos legales. Y no era poco convincente sólo en cuestión de pruebas. Algunos de los juristas de mayor reputación dijeron que no podían discernir qué ley se habría quebrantado. Aún si tal plan existiera en la mente de la Presidente, no se dieron ninguno de los pasos concretos para su implementación (lo que convierte en abstracta la ofensa legal). El único paso tomado habría sido firmar el Memorándum. Pero un tratado internacional aprobado por ley en el Congreso, como explicaron, nunca puede constituir un crimen. Una ley puede ser una mala ley, puede ser estúpida o dañina, puede ser inconstitucional. Pero por definición, aprobar una ley nunca puede ser considerado en sí mismo un acto criminal.
Por otro lado, en cuanto a las pruebas, el informe de Nisman también era débil. Según afirmó el Buenos Aires Herald, “fracasa a la hora de animar las llamas conspirativas”. Inmediatamente después de la denuncia del fiscal, Ronald Noble, secretario general de la Interpol entre 2000 y 2014 y mencionado por Nisman como posible testigo, hizo una fuerte declaración diciendo que las afirmaciones del fiscal eran falsas y que Timerman no sólo nunca había intentado anular los pedidos de captura de los sospechosos iraníes, sino que solicitó “apasionadamente” su continuidad luego de que el Memorándum fuera firmado. Por otro lado, luego de que se conoció el nombre, el gobierno informó que el supuesto agente secreto grabado en las escuchas no era tal cosa, y que ya en el pasado la SI había interpuesto en sede judicial una demanda en su contra por hacerse pasar por uno.
En cuanto a Luis D’Elía, es un notorio miembro del movimiento kirchnerista. En 2003, Néstor Kirchner lo designó en un puesto menor de su gobierno, pero le pidió la renuncia en 2006 luego de que manifestó su apoyo por el controversial presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad. Desde 2006 no tuvo un lugar formal en el gobierno, aunque es cierto que se relaciona con importantes miembros del Estado. Un conocido vocero pro Irán, en las escuchas aparece promoviendo el fin de las sanciones contra los iraníes, prometiendo resultados y alardeando de sus buenos contactos con el gobierno. Un personaje notorio, a menudo acusado de antisemita (incluso por renombrados miembros del gobierno) y ridiculizado por la prensa a diario, el de D’Elía no parece ser el primer nombre que a uno le vendría a la mente si necesitara alguien para manejar los hilos secretos de una gran conspiración internacional… Incluso la CIA cree, según Clarín, que la denuncia de Nisman es inconsistente y que D’Elía no debería ser tomado en serio.
Finalmente, todo el propósito de la conspiración que Nisman denunció suena inverosímil. Tras varios años de apoyar públicamente el caso argentino contra Irán en todos los foros internacionales, en 2013 Cristina Kirchner súbitamente cambia de opinión y comienza a complotar un plan secreto para dejar a Irán fuera de sospechas. ¿Para qué? Por petróleo, argumentaba Nisman. Pero Argentina no necesita ni importa petróleo en cantidades relevantes y nunca lo ha hecho de Irán (ya que por razones técnicas el petróleo iraní no puede ser procesado en las refinerías argentinas). Cuando el país tuvo que importar petróleo lo hizo de otros lugares, tales como Bolivia, Nigeria o Angola. Argentina sí importa grandes cantidades de fueloil y gasoil de otros países, pero no de Irán, que ni siquiera tiene la capacidad de exportar esos productos.
A medida que estas inconsistencias se fueron conociendo, otras voces aparecieron para tratar de mantener a flote el planteo de Nisman. Por caso, un político de la oposición salió a decir que en verdad el negocio secreto no era el del petróleo, sino proveer tecnología nuclear a Teherán a través de Venezuela, ayudando a los iraníes a sortear los bloqueos de las Naciones Unidas. Las evidencias de este nuevo “plan” que ni siquiera Nisman habría conocido –y del que ciertamente sus escuchas nada dicen– son todavía más insustanciales que las que presentó el fiscal, lo que no impide que los medios contrarios al gobierno le den espacio.
El fiscal que quedó a cargo de la denuncia original de Nisman ha decidido ahora darle curso y pedir al juez que abra una investigación. Es el magistrado quien debe decidir si imputa o no a la presidenta, el Ministro Timerman y los demás acusados. A esta altura de los acontecimientos es posible que, por presión política, el juez acceda al pedido del fiscal, incluso si sabe que la denuncia no conducirá a un proceso judicial viable.

Entonces, ¿cómo murió Nisman?

La investigación judicial aún no concluyó, así que básicamente nadie sabe nada fehacientemente. La evidencia analizada hasta ahora concluyó que Nisman murió de un balazo disparado a menos de 1cm de su cabeza, y que provino del arma encontrada bajo su cuerpo, en el baño donde murió. El resto de la evidencia analizada sugiere que Nisman se suicidó. La puerta del baño estaba cerrada y bloqueada por el cuerpo del fiscal y no hay evidencia de que el cuerpo haya sido movido ahí desde otro lugar. No se halló ADN de nadie más en el baño y no se presentó ninguna prueba relevante que apunte a un asesinato. Si fue suicidio, entonces los investigadores deberán averiguar si fue inducido de alguna manera o si, como se ha argumentado, fue la reacción de un hombre desesperado que entendió que la denuncia que había hecho no iba a convencer a nadie y que su carrera se hundía (la declaración de Ronald Noble desacreditándolo y las críticas de APEMIA y Memoria Activa fueron emitidas justo antes de su muerte).
Si fue inducido al suicido, la persona clave para resolver el misterio pareciera ser Diego Lagomarsino, el hombre que llevó el arma al departamento del fiscal horas antes de su muerte. Lagomarsino era uno de los asociados más cercanos a Nisman y asegura que le prestó el arma por pedido del fiscal, quién le había dicho que era en caso “de que algún loquito me ataque en la calle”. Nadie sabe quién es Lagomarsino realmente, pero dos informantes han dicho que trabajaba en el negocio de inteligencia.
Por supuesto, no se puede descartar un homicidio como hipótesis. Después de todo, Nisman estaba trabajando en un caso en el que la inteligencia argentina y la CIA estaban involucrados y tenían grandes intereses propios. Los suicidios “sospechosos” son conocidos en Argentina tanto como en otros países, como Estados Unidos o el Reino Unido (por ejemplo los casos recientes de Theodore S. Westhusing y David Kelly, ambos relacionados con asuntos en Medio Oriente). Aunque asesinar es una práctica habitual de la CIA, no hay pistas que indiquen que Estados Unidos haya estado involucrado en esta ocasión (al menos no directamente).
En cuanto a la SI, está fuera de control desde hace mucho tiempo. Un mes antes de la muerte de Nisman, el gobierno decidió purgarla, removiendo varios agentes, incluido su jefe en las sombras Antonio “Jaime” Stiusso. Stiusso trabajaba allí desde 1972 y era altamente apreciado por la CIA y el Mossad (la agencia de inteligencia israelí). Además, fue la principal fuente de información de Nisman en el caso AMIA durante los últimos diez años, como el propio fiscal dio a conocer públicamente muchas veces, y también en su reciente denuncia contra Cristina Kirchner. El gobierno ahora está apuntando a Stiusso como la mano oculta detrás de la muerte de Nisman y ha decidido disolver la SI y crear una nueva central de inteligencia bajo la supervisión del Congreso. Voces no kircheristas también apuntaron a Stiusso e incluso la CIA supuestamente cree que la muerte de Nisman está relacionada con disputas internas dentro de la SI.
De nuevo en este caso, políticos de todos los partidos parecen enterarse recién ahora de que la SI está fuera de control (con la excepción de Miguel Ángel Toma, que salió a apoyar a Stiusso, lo que parece confirmar especulaciones anteriores de que el agente estaría trabajando para Sergio Massa). Pero muchos de ellos se beneficiaron de sus servicios todos estos años e hicieron la vista gorda (tanto los kirchneristas como la mayoría de los opositores) cuando Gustavo Béliz, uno de los ministros de Néstor Kirchner, denunció a Stiusso en 2004 por usar escuchas ilegales para chantajear a magistrados y políticos (tras este episodio Kirchner le pidió la renuncia y Béliz sintió que necesitaba vivir afuera del país por una década).
En los últimos años la comisión bicameral del Congreso a cargo de monitorear las actividades y el presupuesto de la SI estuvo prácticamente inactiva. Esa comisión está compuesta por diputados y senadores de varios partidos políticos; a partir del 2010 estuvo presidida por anti-kirchneristas. En fin, antes de diciembre de 2014 ninguna de las fuerzas políticas principales estaba demasiado preocupada por lo que hacían los agentes de inteligencia.
Al cierre de esta nota se prepara una gran manifestación convocada por un grupo de fiscales opositores al gobierno para “honrar la memoria de Nisman”. A la marcha ya han adherido casi todos los partidos y candidatos opositores del arco que va del centro a la derecha: Massa, Macri, la UCR, el FAP, junto con algunos personajes de ultraderecha y notorios corruptos de tiempos de Menem. (Las diversas organizaciones de izquierda que se oponen al gobierno han anunciado que no participarán, lo mismo que muchas figuras y asociaciones de todo tipo, incluyendo algunas de las que representan a las víctimas de la AMIA). Tanto los convocantes como los medios e intelectuales antikirchneristas que alientan a participar mezquinan a la población toda información acerca de Nisman y de su papel en la causa AMIA. De hecho, mucho antes de todos estos acontecimientos, algunos de los fiscales que hoy convocan a la marcha fueron denunciados por los familiares de la víctimas de la AMIA por haber entorpecido deliberadamente el avance de la causa, mientras que otros suman otras denuncias por mal desempeño y por connivencia con poderes económicos y personajes del hampa. Se trata, en fin, de una convocatoria motorizada por lo peor del Poder Judicial, en homenaje a alguien que no lo merece y para capitalización política de la derecha. Un insulto más a la memoria de las víctimas del atentado de 1994.
Estas son algunas de las realidades incómodas detrás de una historia en la que distinguir entre buenos y malos es bastante más complicado de lo que parece. Desafortunadamente, la mayoría de las voces locales e internacionales que se escucharon hasta ahora en verdad están más interesadas en el resultado de las próximas elecciones presidenciales y/o en el futuro de Medio Oriente. Encontrar la verdad sobre las dos cuestiones más importantes en juego –la voladura de la AMIA y las circunstancias de la muerte de Nisman– no es el punto principal en sus agendas.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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