Sigamos en contacto

Nota

Las tres herencias que explican el fenómeno Bolsonaro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una sociedad empobrecida, una clase media con miedo y la corrupción de los partidos de izquierda. La esclavitud, el «coronelismo» y la dictadura: las claves para pensar la conformación de la oleada conservadora que llevó al ex capitán Jair Bolsonaro a ser presidente de Brasil.

Por Raúl Zibechi para El Salto


En la conformación del “bolsonarismo”, esa oleada ultra y conservadora que está aupando a un excapitán a la presidencia, pueden distinguirse causas coyunturales como la crisis económica y social, la tremenda sensación de inseguridad —en gran medida real— y las desviaciones del PT en el poder. Una población empobrecida, unas clases medias presas del miedo y la rampante corrupción de la izquierda en el Gobierno alfombraron el tsunami derechista.
No hubiera sido posible que creciera de forma exponencial si no existieran tradiciones que avalan la percepción de que los negros, los pobres y los que practican sexualidades diferentes son los verdaderos culpables del desastre brasileño. Propongo repasar algunas de esas tradiciones porque están muy presentes en la coyuntura actual: la esclavitud o un colonialismo nunca superado, el coronelismo como forma de control social en los pequeños pueblos y la continuidad de una dictadura que proyecta su sombra sobre la sociedad.

La herencia de la esclavitud

Formalmente, la esclavitud fue abolida el 1888 con la Ley Áurea, decretada por la princesa Isabel, entonces regente del Imperio en nombre de su padre el emperador Don Pedro II. Brasil consiguió la independencia de Portugal en 1822, pero el entonces príncipe regente fue proclamado emperador de un Imperio que se extiende hasta 1889 cuando un golpe militar instala la República Vieja. La abolición formal de la esclavitud se produce en plena crisis del Imperio, pero el trabajo obligatorio y el tráfico de personas continuaron durante décadas, incluso hasta la actualidad.
En contraste, en Uruguay la esclavitud fue abolida en 1837 y en lo que luego sería Argentina se decretó la “libertad de vientres” en 1813, por la cual los hijos de esclavos eran libres. Fue posible porque en el Río de la Plata se trataba de una esclavitud doméstica, con escasa incidencia económica, frente a la esclavitud de las plantaciones de azúcar que fue clave en las economías de la colonia portuguesa y del Brasil independiente. La temida Policía Militar se generaliza en Brasil en 1889, meses después de la abolición de la esclavitud.
Esa herencia colonial permanece viva en Brasil. La esclavitud formal duró medio siglo más que en otros países latinoamericanos y se continúa con la permanente agresión que sufre el 53% de los brasileños negros y mestizos, que ocupan los escalones más bajos de la pirámide social y económica. Esta semana donde se define el futuro presidente, pude conversar largamente con personas y compañeras en las favelas de Maré, como Timbau y Alemão, donde casi toda la población es negra y pobre, predominan los jóvenes y muy pocas las que tienen acceso a la universidad.
Sus actitudes políticas son bien diferentes a los barrios de clase media donde se afinca la izquierda. No sienten miedo por Bolsonaro, quizá porque nunca conocieron relaciones verdaderamente democráticas con sus patronas en el empleo doméstico o con los capataces en las empresas constructoras. Sus problemas son otros. Se desplazan cinco y seis horas diarias en autobuses atestados en los que viajan siempre de pie. Llegan molidos a sus casas sin otro deseo que tomarse una cerveza y escuchar música. Una buena parte están politizados, pero de otro modo: no emiten discursos y sus energías las dedican a la supervivencia y, cuando pueden, a que sus hijos accedan a la universidad.

La herencia del coronelismo

La segunda herencia es coronelismo. Se trata de una estructura de poder nacida en el ámbito municipal durante la República Vieja como forma de control del voto de la población, a través de la violencia o del intercambio de favores. El coronel de la Guardia Nacional era un título casi nobiliario, concedido por el poder central a los grandes terratenientes que financiaban campañas políticas para perpetuarse en el poder.
La cultura del coronelismo se expandió a todo el país y luego de 1930, cuando el golpe de Getúlio Vargas proclama la Primera República, se mantiene a través de un caudillismo que no apela a la violencia sino a los medios de comunicación para mantener la vigencia de la vetusta estructura de poder.
En el Brasil actual, luego de casi nueve décadas de república, el poder de las élites locales sigue intacto y se sigue renovando en cada consulta electoral. El partido que mejor representa esta tradición es el MDB (Movimiento Democrático de Brasileño) nacido bajo la dictadura. Es el partido del presidente Michel Temer, que cogobernó con el PT durante 13 años. Su principal objetivo es mantenerse en el poder y sus dirigentes tienen infinidad de acusaciones de corrupción.

La herencia de la dictadura

La tercera herencia es la dictadura que se instaló en 1964 y finalizó recién en 1985. Brasil es el único caso en la región en el que no hubo un Nunca Más, ni juicios a los militares y civiles del régimen. Para buena parte de la población la dictadura fue un buen momento económico, representó el modernización de Brasil y el ascenso social de los más pobres que migraron en masa a las ciudades a trabajar en la industria.
La dictadura realizó importantes inversiones en obras de infraestructura y consiguió un crecimiento económico sostenido en la década de 1960. Durante la dictadura el país se expandió por la región, a caballo de las tesis geopolíticas brasileña del general Golbery do Couto e Silva que llevó al país a tener una presencia determinante entre sus vecinos y convertirse en la principal potencia regional.
Hay quienes sostienen, como el filósofo Vladimir Safatle, que la dictadura se acomodó a la democracia formal pero permaneció de modo subterráneo, ya que no hubo ruptura y se conservó tanto al personal militar que participó en torturas como a los partidos de la dictadura. Por eso cuando aparece una crisis tan potente como la actual, tanto económica como del sentido de país, el imaginario de 1964 reaparece como el horizonte deseable.
Tal vez el lulismo haya sido el último proyecto de país capaz de entusiasmar a buena parte de la población. Pero el derrape del PT en el lodazal de la corrupción, se ha llevado por delante cualquier alternativa. La derecha ultra tiene el campo despejado, aunque de seguro tropezará con sus propios exabruptos en un tiempo imprevisible pero no lejano. Cuando esta derecha fracase, la izquierda social deberá estar en condiciones de generar una cultura que supere las tres herencias (racismo, machismo y militarismo) que se anudan en el bolsonarismo.

Nota

Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.

Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. 

Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.

Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.

Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.

Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.

El video de 3,50 minutos

Seguir leyendo

Nota

Orgullo

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Seguir leyendo

Nota

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 39.644