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Lo que viene después

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Por Josefina Ludmer
Este texto fue leído por Ludmer en ocasión del otorgamiento del título Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires, el pasado noviembre. Es un análisis de la literatura después de los grandes (García Máquez, Rulfo, Onetti y Borges, por supuesto), pero también de otras cosas. El Nobel a Vargas Llosa, por ejemplo. Contiene, además, una cartografía de la literatura contemporánea que sirve a la vez de efusiva recomendación y el interrogante de qué viene tras la consagración del autor como objeto de mercado o los cambios en los modos de leer.
Lo que viene después
Una periodización literaria

Lo que viene despuésPor un acontecimiento histórico que sacó la nación a la calle,  el tema es candente.
Lo que viene después podría ser un  instrumento para pensar un presente porque recorre todas las divisiones (económicas, políticas, históricas, culturales, literarias: el después está en todas partes). Lo que viene después es como  un movimiento de historización del presente; un modo de periodizar y un modo de imaginar el cambio  porque traza una secuencia, se pone en un devenir e implica una concepción dinámica de la reflexión. Me gusta hablar de lo que viene después porque es también hablar de la moda donde se suceden los estilos.
También podría decirles que lo que viene después es un modo de vivir un presente que no puede ver del todo su futuro porque está abierto  e indecidido; a lo viene después le cuesta imaginar el después. No puede ver el futuro pero contiene entero   su pasado y lo sueña todo el tiempo; en cierto modo es el pasado con algo diferente.
Me pregunto si lo que viene después es lo mismo que  lo post, esa palabrita dudosa (si es que puede decirse eso de las palabras)  que  despierta pasiones negativas. Y que desde La condición posmoderna de Lyotard (1979) invadió el mundo: posmodernismo, posestructuralismo, poscolonial, posproducción, poscine, posliteratura, postapocalíptico, posmuseo,  poshumano y  posautonomía.
Lo que viene después forma series, como el «after post»  de los nocilla españoles y como dice alguien en Los topos de Félix Bruzzone (2008):
«Ya imaginaba al tipo […] hablando sobre los  neodesaparecidos o los postdesaparecidos. En realidad sobre los postpostdesaparecidos, es decir los desaparecidos que venían después de los  que habían desaparecido durante la dictadura y después de los desaparecidos sociales que vinieron más  adelante» (80).
Pero mi tema es la literatura  y  uso lo que viene después  para tratar de entender algunos cambios en las escrituras de los últimos años. Y sobre todo a partir de qué se producen los cambios, porque el problema  de lo que viene después es  dónde se pone el corte. Hoy nos situamos  literariamente después de los clásicos del siglo XX ,  estamos en lo que viene después de García Márquez, de Onetti, de Borges o de Puig o de Cortázar. Después de esa era que duró  más o menos entre 1940 y 1970, y coincidió con  la industria nacional del libro sobre todo en Argentina y en México, con  Emecé, Sudamericana, Fondo de Cultura, que exportaban libros a todo el mundo. El ciclo de los clásicos latinoamericanos es el mismo de las editoriales nacionales, y es uno de los ciclos de las naciones latinoamericanas.
Y desde este después, desde hoy, podemos ver   las formas dominantes de los clásicos, sus territorios y personajes nacionales y sociales.
Borges, Rulfo, García Márquez, pero también Cortázar y Puig mostraban  cierta experimentación temporal y narrativa: era dificil leerlos cuando aparecieron por primera vez, y hoy todavía es difícil leer Pedro Páramo de Rulfo o La ciudad y los perros de Vargas Llosa. También mostraban una idea precisa de ficción como tensión entre una realidad histórica y  algún tipo de personaje, subjetividad, mito o árbol genealógico. La historia, que era la realidad,  pasaba por unos personajes  que eran  encarnaciones o representantes de alguna nación, alguna clase, algún pueblo o algún opresor. La identidad territorial era local y al mismo tiempo nacional: la Comala de Rulfo, el Macondo de García Mårquez,  el Río de la Plata  con la Santa María de Onetti y  las orillas de Borges.   La nación, la historia, la ficción y la experimentación van juntas y dan forma a los clásicos del XX: Pedro Páramo, Cien años de soledad, Yo el Supremo, La casa verde o Conversación en la Catedral o  Historia de Mayta . Y para entrar en la actualidad con el premio Nobel, digamos que en la literatura de Vargas Llosa se ve esa forma clásica de los años 60 y 70, que es una conjunción entre  el experimentalismo moderno del XX (formas  y temporalidades narrativas) y la nación (a idea de nación, la representación de la nación, la alegoría de la nación). La realidad era la realidad histórica nacional y las escrituras diferenciaban esa realidad real (para decirlo de algun modo) de la ficción, encarnada en los relatos en sujetos y personajes. Para los clásicos del XX, la realidad es siempre la realidad histórica. Y en ese sentido se podría decir que el premio Nobel de este año fue para un escritor del siglo XX latinoamericano, un «modernizador» que representa, cuando aparece, la literatura urbana contra la literatura mitad indígena de Arguedas. Y también  representa la autonomía, que es una categoría que se maneja según convenga o no: contra la autonomía de la literatura, a Borges no le dieron el premio por sus ideas políticas, y a Vargas Llosa se lo dieron con el argumento de que la literatura es autónoma de toda idea política. Como sus modelos Sarmiento y Rómulo Gallegos, candidatos triunfantes ellos a las presidencias de sus naciones, el centro de la literatura de Vargas Llosa es la lucha entre civilización y barbarie.
Como se ve en el caso de la literatura de Vargas Llosa, este modo de representación de lo que se llama realidad histórica latinoamericana no se cierra porque la característica de lo que viene después es que no es anti ni contra, sino alter, que no hay un corte total y  que el pasado persiste  junto con los cambios.
La nación, la  experimentación y las editoriales nacionales  iban  juntas en la era de los clásicos latinoamericanos. Muchas de  las editoriales nacionales en que se publicaron (caso de Borges, Rulfo, Onetti, García Márquez]), fueron  absorbidas en los años 90 por los conglomerados, y la última noticia en esta dirección es que María Kodama firmó con Randon House-Mondadori por la obra completa de Borges por algo así como dos millones de euros.
Hoy pueden verse las diferencias literarias entre los clásicos del siglo XX y  lo que viene después. Porque es claro que  a fin del siglo, con  la aparición de la computadora, de internet, de las redes sociales, de los blogs y  del libro electrónico aparecen otras formas de representación y  de ficción  y también que cambia la industria del libro (que se inserta en la industria de la lengua con el juego entre grandes conglomerados y editoriales independientes). Estamos en otra organización de la literatura, con otras tecnologías de la escritura y otros modos de producción del libro. Y eso nos distancia de los clásicos latinoamericanos del siglo XX.
Pero el cambio en la producción de literatura aparece como una cadena compleja, con puntos claves  como la formación del escritor, su colocación (en una categoría nacional, de edad, de género, de orientación sexual, de raza y otras variables), los agentes, las editoriales, los premios, los medios, la universidad, los congresos y festivales, y otras posibles ubicaciones en el mercado.
Los cambios en las tecnologías de la escritura y  en la producción del libro cambian los modos de leer, y si cambian los modos de leer cambian las escrituras. Los cambios se superponen y no se sabe cuál es  primero o causa del otro. Y también cambian los modos de valoración porque muchas veces los aparatos de distribución deciden el valor de lo que se lee. Hoy las editoriales independientes dicen que la literatura de calidad o la auténtica literatura está allí con ellas  porque equiparan masividad, concentración del mercado del libro y baja calidad literaria. A los best sellers y las corporaciones oponen escrituras minoritarias.
Hay posibilidad de producir clásicos hoy en la era de los conglomerados?

Los clásicos se estudian y los que vienen después se leen como se ve una pelicula.

Yo creo que hoy,  que todavía estamos viviendo el pasaje de una cultura de la biblioteca a una cultura de los medios (el pasaje entre Borges y Puig si se quiere), asistimos a un cambio en los modos de leer. Yo misma noto que leo menos y de otro modo, que no tengo   la paciencia  y el tiempo de antes, que leo más cortado, que me aburro  con más frecuencia y paso a otro medio. Y otros modos de leer, más cortados y breves son otros modos de escribir, por eso las  formas narrativas hechas de fragmentos son cada vez más frecuentes.
El libro deja de ser solo el libro impreso, que marcó una era en la historia de la lectura. Se generaliza la lectura en pantalla. Y junto con esto lo que viene después en la literatura: otro regimen de ficción, otros personajes,  otros modos de narrar,   otro lenguaje y  otro regimen de sentido.
Cambio en los regímenes de ficción. Es posible  que  el desarrollo de las tecnologías de la imagen y de los medios de reproducción haya liberado una forma de imaginario donde  la ficción se confunde con la realidad. En lo que viene después,  en muchas escrituras, se  borra  la separación entre realidad y ficción: no se sabe si lo que se cuenta ocurrió o no, si los personajes son reales o no. Y esa fusión (que amplía el concepto de literatura] se ve en muchos de los libros de los que están aquí hoy: en El eco de mi madre de Tamara Kamenszain, y en Desarticulaciones de Sylvia Molloy, textos sobre la pérdida de la memoria en la era de la memoria .
Muchas de las escrituras actuales no quieren ser solamente literatura; aparecen como literatura pero quieren ser  pura realidad (y la realidad ya no es solamente la realidad histórica sino experiencias opacas, como dice Florencia Garramuño): crónicas como Desubicados de María Sonia Cristoff o Banco a la sombra de María Moreno; testimonios como Historia del llanto. Un testimonio de Alan Pauls;  biografías como la Biografía de Osvaldo Lamborghini de Ricardo Straface; un diario como Intemperie de Gabriela Massuh.
Junto con este regimen de ficción que es la realidad aparecen también otros territorios y otros personajes, diferentes de los  de la era de los clásicos nacionales. Las identidades de hoy son territoriales pero provisorias y diaspóricas, y por eso no pueden ser identidades nacionales.  Aparece un tipo de territorio dominante, la isla urbana, que podría ser pensado como diferente de la nación. La imagen es la de un territorio con límites y con un subsuelo, que contiene todo su pasado,  y está habitado por personajes que forman otras comunidades, diferentes de las nacionales (migrantes, freaks, travestis y muchos más).
Aparece también un tipo de sujeto transversal a las divisiones y clasificaciones nacionales y sociales,  que se define por su condición exterior-interior respecto de alguna esfera: la ciudad, la nación,  la sociedad, el trabajo, la ley o la razón. Se ve claro en la literatura de Daniel Link. Están afuera y adentro al mismo tiempo: afuera y atrapados simbólicamente en el interior. O no están afuera del todo porque ya no hay afueras.
Estos sujetos transversales, adentroafuera, casi siempre plurales, provisorios y diaspóricos de las islas literarias marcan nítidamente la diferencia (y la relación) con los sujetos nacionales, vanguardistas y experimentales, de  las narraciones clásicas del siglo XX latinoamericano. Con los personajes que representaban nítidamente la nación y la clase social.
Otros modos de narrar. Otro regimen de ficción (y también otro regimen histórico) es otro regimen narrativo:   una forma que parece más simple y tradicional   que la de los textos nacionales de los clásicos latinoamericanos del siglo XX. Ahora el pasado está puesto en el presente, y la temporalidad toma la forma de una serie de bloques con interrupciones,  fracturas y repeticiones. Los fragmentos narrativos fluyen en sucesión en una serie que no se unifica ni se totaliza. Esa temporalidad (que parece ser  una de las formas narrativas dominantes) es el tiempo del ahora y para algunos el puro presente y la realidad. También es la temporalidad  y la forma narrativa de los medios y del melodrama:  un presente puro (denso de  imágenes de  diferentes velocidades y grados) que expropia todos los pasados en forma de nostalgia, memoria o duelo (como en El pasado de Alan Pauls).
Junto con las narraciones de la nación y sus sujetos, hoy parece borrarse la experimentación narrativa. Ahora leer es más fácil, leer es como ver.
Otro lenguaje. La literatura es  un  medio puramente verbal sin imagen pero que se imaginariza en las escrituras territoriales de ahora: el lenguaje se hace visual, más transparente y  sin metáforas como dice Tamara Kamenszain en La boca del testimonio. La escritura  trata de hacer imagen visual  y la imaginarización del  lenguaje produce un sentido transparente, rápido y accesible a todos, a veces engañosamente simple. El sentido es lo que se da a ver en el tiempo de bloques de la vida : un sentido directo  pero totalmente ambivalente.
La comunicación transparente y el sentido ambivalente aparecen como  características de lo que viene después en las escrituras latinoamericanas.
Aunque a lo que viene  después le cuesta ver el futuro, imaginemos lo que viene después: todas las bibliotecas están digitalizadas; todas las literaturas están en la red; hay  otra propiedad y  otra juridicidad para la literatura; los libros electrónicos (diez veces más baratos que los de papel) me dejan insertar intervenciones y textos: me dejan intervenir lo escrito y por lo tanto  ser escritora. El escritor es solo un proveedor de contenidos que por lo general  le dan otros o que encuentra en otros medios. El autor, cuya muerte  anunciaron Barthes y Foucault  en los años 60, se transforma en un personaje mediático, un instrumento de promoción de sus libros en los medios. Sus ganancias proceden de sus actuaciones y performances en conferencias, ferias literarias y otros eventos.
¿Cómo será la literatura que viene después?
Josefina Ludmer
Noviembre de 2010
(Texto leído en ocasión del otorgamiento del título de  doctor honoris causa de la Universidad de Buenos Aires)

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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