Nota
Chomsky: Los años pesados
En este artículo, preparado especialmente para presentar el Foro Social Mundial que se llevó a cabo en San Pablo el setiembre del 2000, traza un cuadro de situación sobre los conflictos económicos y sociales de nuestro tiempo, en perspectiva histórica: desde la Primer Guerra, pasando por Bretton Woods hasta esta era de las megacoporaciones.
(Por Noam Chomsky) Después de la Segunda Guerra (1939-45) la integración de la economía internacional -«globalización»- viene en aumento. Al final del siglo 20, el declive del período entre guerras se invirtió, llegando al nivel anterior a la Primera Guerra (1914-18) en números brutos -volumen del comercio relativo al tamaño de la economía global, por ejemplo. No obstante, la situación hoy es mucho más compleja.
En el período de la post-guerra, la integración pasó por dos fases:
- El período de Bretton Woods hasta el inicio de los años 70, cuando las tasas de cambio eran reguladas y había control sobre el movimiento del capital.
- El período desde el desmantelamiento del sistema Bretton Woods. Esas dos fases son totalmente diferentes.
Por buenos motivos, muchos economistas se refieren a la primera fase como los «años dorados» del capitalismo industrial y a la segunda como los «años pesados», cuando se verifica un nítido deterioro de los índices macroeconómicos en el mundo entero (tasas de crecimiento, productividad, inversión, etc.), además de una creciente desigualdad social.
La segunda fase es normalmente conocida como «globalización». Esa fase es asociada a las llamadas políticas neoliberales: ajuste estructural y «reformas», de acuerdo con el «Consenso de Washington». Esas políticas son aplicadas en la mayoría de los países del Tercer Mundo y, desde 1990, fueron también implementadas en las «economías en transición» del Este Europeo. Otra versión de esas mismas políticas se destina a los propios países industrialmente avanzados, más significativamente a los Estados Unidos y al Reino Unido.
Mercantilismo de las corporaciones
En los Estados Unidos, el país más rico del Globo, los salarios de la mayoría de los trabajadores se congelaron o cayeron, las horas de trabajo aumentaron drásticamente, mientras los beneficios y el sistema de seguridad fueron reducidos. Durante los «años dorados» los indicadores sociales seguían al PIB. A partir de la mitad de los años 70, esos indicadores vienen declinando regularmente, alcanzando índices de 40 años atrás.
La globalización contemporánea es descrita como una expansión del «libre comercio», mas tal denominación es engañosa. La mayor parte del comercio mundial es, de hecho, operada centralmente por medio de contratos entre grandes empresas. Más allá de eso hay una fuerte tendencia a la formación de oligopolios y de alianzas estratégicas entre grandes empresas en muchos sectores de la economía. Ese proceso normalmente cuenta con un amplio apoyo del Estado a fin de socializar los riesgos y los costos de las empresas. Esa característica ha marcado la economía estadounidense en las últimas décadas.
Los acuerdos internacionales de «libre comercio» envuelven una intrincada combinación de liberalización y proteccionismo en muchos sectores estratégicos, como en el caso de la industria farmacéutica, permitiendo que megacorporaciones recauden ganancias enormes con el monopolio de los precios de las medicinas que, a su vez, fueron desarrolladas con una substancial contribución del sector público. Otra característica importante de los llamados «años pesados» ha sido la enorme expansión del volumen de circulación del capital especulativo de corto plazo, lo que limita drásticamente las posibilidades de planificación de los gobiernos y, consecuentemente, restringe la soberanía popular dentro de los sistemas políticos democráticos.
Hoy, la configuración del «comercio» es muy diferente de aquella en el período anterior a la Primera Guerra. Gran parte de ese comercio consiste en flujos de manufacturas para los países ricos y es controlado por grandes empresas.
Esas prácticas, más allá de la constante amenaza de las empresas de transferir su producción de un país a otro, representan un arma poderosa contra los trabajadores y contra la propia democracia. El sistema emergente puede ser clasificado como «mercantilismo de las corporaciones», donde decisiones sobre relaciones sociales, económicas y políticas son cada vez más centradas en instituciones privadas, sin ningún mecanismo de control social. Esa concentración de poder hace recordar «las herramientas y los tiranos del gobierno», en la frase memorable de James Madison, alertando ante las amenazas a la democracia que él notó hace dos siglos.
Era de esperase que esa segunda fase del período post-guerra haya desencadenado protestas significativas y oposición pública de diversas formas en todo el mundo. El Foro Social Mundial proporciona una oportunidad sin precedentes para la unión de fuerzas populares de los más diversos sectores, en los países ricos y pobres, en el sentido de desarrollar alternativas constructivas en defensa de la aplastante mayoría de la población mundial que sufre constantes agresiones a los derechos humanos fundamentales. Esa es también una importante oportunidad para avanzar en el sentido de debilitar las concentraciones ilegítimas de poder y extender los dominios de la justicia y de la libertad.
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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