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Los Sin tierra: lecciones de comunicación social
Jovana Cestille es responsable del sector Comunicación del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil. Estuvo en Buenos Aires presentado su experiencia, interesante para entender la lógica de los movimientos sociales a la hora de diseñar sus proyectos de comunicación. Por qué priorizan la enseñanza de radio, editan una revista de debate político que tira 50 mil ejemplares y le dan la espalda a los medios comerciales. También explica porqué esos mismos medios son lo que ahora amplifican las diferencias del MST con Lula, para desprestigiarlo.
Jovana Cestille es brasileña, nació en el campo, tiene 29 años y todavía recuerda el dolor de su abuelo cuando perdió las tierras que cultivaba por una deuda bancaria. Fue entonces cuando tuvo que instalarse en la ciudad: aún allí aprovechaba cualquier parcela, por pequeña que fuera, para plantar algo. Hoy, Cestille es la responsable del sector Comunicación del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), cuyo principal reclamo es una reforma agraria en su país, que combata los latifundidos y entregue los campos para la producción. Invitada por la Universidad de Buenos Aires y la Fundación Centro
De Estudios Brasileros para dictar un seminario y presentar un ciclo documentales, la brasileña estuvo de paso por la Argentina y aceptó conversar con lavaca. Este es su único viaje en el año porque, para ser equitativos, cada integrante del MST solo puede salir al exterior una vez cada doce meses
La disyuntiva que enfrenta el MST es similar a la de cualquier movimiento que atraviesa una urgencia: el sector de comunicación fue uno de los primeros en ser creado, pero su organización y funcionamiento queda siempre relegado frente a cuestiones que no permiten demoradas como la comida, la salud o la educación. Sin embargo, sus integrantes entendieron desde el principio que necesitaban aceitar la comunicación interna tanto, entre los distintos campamentos y asentamientos del Movimiento, como con la sociedad. En cambio, afianzar la relación con los medios comerciales pasó a ser una meta secundaria, cuando comprobaron que no valía la pena gastar pólvora.
El MST cuenta hoy con 300 mil familias asentadas, que ya tienen la tenencia y el uso de las tierras, y otras 120 mil acampadas a la espera de conseguirlo. El movimiento fue fundado oficialmente en 1984 y prácticamente hasta el 97 no se hablaba de las tomas campesinas en ningún medio. Ese año se organizó una marcha desde San Pablo a Brasilia, donde los manifestantes fueron recibidos por 100 mil personas. A partir de entonces, los medios ya no los pudieron ignorar y cambiaron de estrategia: hicieran lo que hicieran, lo único que buscaban era criminalizarlos públicamente.
Al la revista Veja, por ejemplo, los campesinos dejaron de darle entrevistas desde que publicaron un fotomontaje de uno de los dirigentes transformado en agente 007 con una pistola en la mano. Otra vez le pusieron cuerpo de diablo.
Así fue como el Movimiento optó por valerse de sus propios medios de información. En 1992 fue creado el Instituto I Terra, en Río Grande Do sol, una escuela donde los integrantes estudian y también trabajan (en una fábrica de dulces, en una de pan) para poder mantenerlo. «Tenemos que capacitar a nuestros militantes para, que más allá de la colaboración de los técnicos de afuera, nosotros mismos podamos cubrir todas nuestras necesidades», agrega la brasileña.
A las clases que ya existían en el Instituto (desde magisterio hasta administración en cooperativas) en mayo del año pasado sumaron el Curso de Comunicadores Sociales al que asisten 47 personas de 16 provincias del Brasil. Dura tres años y la primera parte se dictan disciplinas generales (el equivalente a las de la escuela secundaria) y, en la segunda etapa, las especializadas, que se va a desarrollarse ahora por primera vez. En principio estaban incluidas áreas como la radio, el periodismo gráfico y lo audiovisual «Pero ahora estamos reflexionando si no nos conviene profundizar solo en la radio», explica Cestille. Por un lado, porque el Movimiento cuenta con 12 radios comunitarias a la mayoría de las cuales les cuesta completar una grilla informativa interesante y llenan con música los vacíos de programación. Por el otro, porque -según las estadísticas- el 80 por ciento de la población de Brasil escucha radio y solo una porción muy pequeña recurre a los medios gráficos.
De todas formas, el Movimiento publica también una revista mensual de discusión teórica y un periódico, Brasil de Fato, editado semanalmente junto al resto de la izquierda brasileña. Imprimen 50 mil ejemplares que se venden por suscripción o en los kioscos: la idea es duplicar la tirada y abrir agencias noticias en todas las provincias para que la información no se reduzca a lo que ocurre en Río de Janeiro o San Pablo.
Las filmaciones son otro de los recursos más explotados por los Sin Tierra porque les sirven como seguridad. El documental Arquitecto de la violencia se filmó con el material que un policía les entregó: era el encargado de registrar imágenes para la fuerza y no aguantó más; entregó las pruebas y se volvió testigo protegido del Estado. Su valentía tuvo sentido porque ese documental sirvió para amenguar la represión durante un tiempo.
La violencia sistemática contra el Movimiento recién se ha detenido con la asunción de Lula «Y ese solo hecho ya es mucho para nosotros. Nosotros esperamos que el nuevo gobierno habilite condiciones de producción a los campesinos, pero sabemos que Lula no va a poder hacer todos los cambios que nosotros queremos. La política neoliberal acabó con toda la estructura del Estado y eso es difícil de revertir. Además el gobierno cuenta dentro suyo con representantes de la derecha, porque el Partido Liberal le dio apoyo para llegar a la presidencia»
Los Sin Tierra, asegura Cestille, mantienen su apoyo -crítico- al gobierno. «La mejor forma de apoyarlo es continuar con las tomas y la movilización popular, hacer presión por la reforma agraria» Sin embargo, agrega, los medios, están empeñados en profundizar las diferencias «Durante la campaña electoral intentaban vincularlo a nosotros para restarle votos y luego de las elecciones hacen lo contrario, intentan enfrentarnos a toda cosa, para desprestigiarlo».
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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