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Los sospechosos de siempre: la barra brava de Boca, la comisaría 24 y Macri

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¿Quién propició el ataque a la Legislatura? La respuesta puede tenerla el encargado de la custodia de la puerta de Perú 160, jefe de La Doce, procesado por asociación ilícita en dos oportunidades y hombre vinculado al Enrique Nosiglia, en las causas que investigó el juez Mariano Bergés. Uno de los barras bravas arrepentidos contó cómo el ministro del Interior de Duhalde, Jorge Matzkin, les pagó 20.000 pesos para infiltrar una movilización por Brukman al día siguiente del desalojo. Y el juez Bergés habló en su fallo de la connivencia de La Doce con la comisaría 24 (sospechada por el asesinato del Oso Cisneros) y Mauricio Macri. Una trama de impunidad y complicidades que reconstruye esta investigación de lavaca.

Todos los que participaron de la protesta contra la reforma del Código Contravencional el viernes 16 de julio frente a la Legislatura porteña coinciden en describir a un grupo de sospechosos. Unos cuarenta hombres, que se sumaron a la multitud con la cara tapada y que, en los momentos claves, se comunicaban con «handys» con el interior del edificio.

Está claro que la participación de policías de civil fue parte de la estrategia que, junto al centenar de uniformados de infantería, se desplegó ese día. Está claro también que, esa estrategia incluyó la detención de 23 personas una vez que habían concluido los disturbios, ya que todos fueron interceptados en los alrededores: en el subte, algunos; en la parada del colectivo, otros. Todos después de las seis de la tarde. Está claro también que los 16 que continuan presos bajo el peligroso cargo de «coacción agravada e incitación a la violencia pública contra las instituciones» con el que decidió caratular la causa la jueza Silvia Ramond todavía esperan que la magistrada revise las grabaciones de televisión para justificar así los cargos que se le imputan. Marisa Bonini, subdelegada de un sector disidente del Sindicato de Vendedores Ambulantes, al que pertenecen seis de los detenidos ese día, lo sintetizó así al diario Página 12:

-«Pueden pasar todos los videos en crudo y no van a encontrar a ninguno de ellos rompiendo ni un vidrio. Estuvimos ahí tocando el bombo, pero nada más. Nosotros vimos venir a unos vándalos, sin banderas políticas, con la cara tapada, que fueron los que prendieron la chispa, los que empezaron a romper todo. Sin duda hubo infiltrados que produjeron los hechos más violentos».

Lo que aún no está claro es si la jueza Ramond tiene alguna intención de revelar este misterio.

No es tan difícil.

Solo tiene que citar a declarar a una persona clave. Su nombre es Santiago Horacio Lancry. Su DNI 12.961.920. Su trabajo: custodiar la puerta de Perú 160, centro de los ataques del viernes. Esa es la tarea que desempeña, desde hace varios años con el legajo 9.306 y por la que recibe un salario de 2.020 pesos, el hombre que ingresó al viejo Consejo Deliberante de la mano del fallecido dirigente radical Carlos Bello y al que hoy todos reconocen como puntero de Enrique Nosiglia y por sus alias: El Gitano o El Cabezón. La justicia, en cambio, lo conoce por otros motivos: es uno de los jefes de la barra brava de Boca Juniors, el equipo de fútbol que preside el impulsor de la represiva modificación del Código, Mauricio Macri.

Lancry, a quien el libro El Palacio de la Corrupción le dedica un capítulo completo, fue detenido por primera vez por el juez Mariano Bergés, en su puesto de trabajo de Perú 160, el 10 de octubre de 2003 y abandonó la cárcel y regresó a trabajar tras pasar 69 días en prisión, el 20 de diciembre, previo pago una fianza de 15.000 pesos y el procesamiento como «organizador» de una asociación ilícita. La segunda vez fue hace apenas dos meses, cuando el juez Bergés lo volvió a procesar en otro causa bajo los cargos de asociación ilícita y coacción, junto a otros cuatro integrantes de la barra (Guillermo Seisdedos, Sergio Rebequi, Raúl Sala y Guillermo Cerminaro) y el secretario general del Club Boca Juniors, Luis Buzio, en un fallo que desnuda una trama que puede explicar este misterio.

El pacto de impunidad

El juez Bergés investigó las actividades ilícitas de la barra brava de Boca en dos ocasiones. La primera dio en el clavo: logró llevar a prisión al máximo responsable, Rafael Di Zeo, un hombre con una vida cinematográfica, en el sentido en que solo el clásico de Francis Coppola puede darle a esta palabra. «Rafael Di Zeo tiene dos caras. Por un lado es un tranquilo empleado municipal que hace años está de novio. Por otro, es jefe de la barra brava de Boca, maneja millones de dólares, tiene decenas de propiedades y vehículos y varias amantes». Así lo describía una crónica periodística que intentaba resumir lo que la policía «descubrió» el día que allanó su departamento en el barrio de Flores y de donde se escapó por el balcón, atando sábanas, según la versión oficial, o con la complicidad de la propia policía, según las otras. Lo cierto es que Di Zeo tenía allí una credencial de la municipalidad porteña, un revólver calibre 38, una pistola 22, municiones de todo tipo, cien mil pesos en efectivo (entre dólares, pesos y patacones; algunos falsos) y en un estacionamiento cercano un Mitsubichi Eclipse (con una pistola Bersa en la guantera) y un Peugeot 206. También, en el departamento, encontraron una foto de Di Zeo con Carlos Menem, recuerdo del encuentro en Anillaco, poco antes de la frustrada segunda vuelta electoral del 2003.

Di Zeo fue atrapado recién a principios de diciembre y liberado poco después, cuando la Cámara aceptó su apelación en un trámite que también apartó a Bergés de la causa.

«En el gobierno siguen con interés las investigaciones que lleva adelante el juez Mariano Bergés por la violencia en el fútbol y el contacto entre barrabravas, dirigentes políticos y sindicalistas -escribió Martín Piqué en Página 12, el 23 de octubre de 2003 – Por esa causa quedó detenido el vicepresidente de Chacarita, Amando Capriotti y fue citado a declarar el titular del Club, Luis Barrionuevo, por ahora protegido por sus fueros de senador. Mientras Bergés estudia los próximos pasos, en la Casa Rosada anticipan quién será el próximo afectado por la investigación: el dirigente radical Enrique «Coti» Nosigilia, quien fue vinculado con la barra brava de Boca por un miembro arrepentido de La Doce que declaró ante el juez. «Que se busque un buen abogado» sugería ayer un funcionario, hablando de Nosiglia, desde su despacho en el primer piso de la Casa Rosada. «Se acabaron los pactos espurios de impunidad».

Quien habría desnudado ante Berges la relación entre Nosiglia y Lancry era el barra brava Carlos Amenedo, alias Paleta. La nota continúa:

«Pero Nosiglia no es el único dirigente que podría quedar complicado en la investigación sobre el accionar de la barra brava de Boca Juniors. Las declaraciones de los barras bravas detenidos también podrían apuntar hacia el presidente del club, Mauricio Macri.»

Por supuesto, las cosas no llegaron a tanto y los espurios pactos de impunidad continuaron intactos.

La repentina y fugaz fama de Di Zeo permitió que llegara a las pantallas locales -a través del programa Estudio Fútbol, de TyC Sports- un informe de la BBC de Londres sobre las barras bravas de distintos países. En la Argentina, la emisora había estado en la Boca, acompañando durante una semana al jefe de La Doce. Ante las cámaras, Di Zeo -entre otras cosas- dijo:

-«Muchas veces fui utilizado junto a otros miembros de La Doce para cuestiones políticas».

Brukman: un ejemplo del trabajo de La Doce

A fines de octubre de 2003 la revista Gente entrevistó en la cárcel al barra brava arrepentido. Lo presentó bajo el seudónimo de «Gustavo» y entre otras cosas, le preguntó:

-¿Qué función cumplía Lancry en la hinchada?>

-Junto al Rafa (Di Zeo) eran los jefes de la hinchada. Y aunque no iba más a La Doce y veía los partidos desde la platea, igual seguía teniendo mucha incidencia en la hinchada. Como trabajaba en la Legislatura porteña y es el contacto con un importantísimo dirigente radical, trataba de mantenerse alejado. Aunque sus negocios los seguía teniendo…

-¿Cómo nació su relación con los políticos?

– Ellos son los que nos vienen a buscar cuando necesitan que le hagamos campaña o cuando tienen algún trabajo pesado para hacer.

– ¿Por ejemplo?

– Y… hace poco Di Zeo viajó al interior para reunirse con un candidato peronista y arreglar el tema de la campaña electoral. De esto hay testimonios, porque cuando le allanaron la casa se llevaron la foto del Rafa con el tipo. Ahí, en esa reunión, el Rafa le pidió un millón de pesos. Como no llegaron a un acuerdo, le mandaron 450 Planes Trabajar para que tampoco apoyemos a la contra. Y te puedo contar otra: cuando en abril fue el quilombo de Brukman, tomada por piqueteros, vino a la Bombonera un ministro y le dio a Di Zeo 20 mil pesos para que llevara cien hombres e hicieran lío en una marcha. Fuimos, y como los piqueteros nos reconocieron, la marcha se disolvió a las tres cuadras. Es decir, nos ganamos 40 pesos en un par de horas. Eso nos pagó el Rafa.

Un año y medio después, cuando los hechos en la Legislatura porteña reactualizaban estas prácticas, lavaca investigó lo dicho en esta entrevista. Dos fuentes narraron esta semana el mismo episodio, pero aportando más datos.

  • La infiltración se concretó el 22 de abril de 2003, el día después del desalojo de la fábrica Brukman, en ocasión de la marcha de apoyo convocada por diferentes agrupaciones y que reunió a más de 25.000 personas que partieron desde Plaza Once.
  • Esa misma mañana, el entonces ministro del Interior Jorge Matzkin fue el encargado de concretar el contacto con Di Zeo. Fue hasta el garage de la Casa Amarilla, en la calle Balcarce, y sin bajarse nunca del auto, le entregó a Di Zeo el efectivo.
  • La «idea» fue del entonces subsecretario de Inteligencia del Estado (SIDE) Oscar Rodríguez. El mismo que ya había puesto en práctica los montados «enfrentamientos entre manifestantes» en ocasión de la asunción de Eduardo Duhalde a la presidencia, tal como denuncia el libro Darío y Maxi, dignidad piquetero.

La pregunta del millón es ¿por qué?

La respuesta:

-Duhalde tenía mucho miedo que ese día le pase lo mismo que a De la Rua.

El eje del mal

Desde entonces hasta ahora, Di Zeo y el juez Berges jugaron al gato y al ratón en varias oportunidades. Hasta que en mayo de este año encontró una nueva oportunidad para continuar la cacería. La excusa fue la reventa de entradas, una investigación que le permitió tomarse revancha. Contaba a su favor con filmaciones y un operativo en el propio estadio que montó con los fiscales y empleados del juzgado. En ese operativa Di Zeo se escapa, dicen que disfrazado de cocacolero. En el noticiero del mediodía de Telefé pudieron verse las imágenes de Rafael Di Zeo en el partido Boca-River, tomadas por la cámara «51 de la Norte Baja», a las 17.36 de ese domingo 16 de mayo. Se ve claramente cuando Di Zeo recibe un llamado, momento en el que le estarían avisando que el juez Mariano Bergés estaba dando la orden de detenerlo. Tras cortar la llamada, el video muestra cómo Di Zeo levanta su mirada -probablemente hacia algún palco bajo- y hace un evidente gesto de «¿Qué hacemos?». Acto seguido, se logra leer en sus labios ¿»Adónde? ¿Abajo?» y levanta el pulgar derecho en actitud de OK. Esa fue la última imagen de Di Zeo, a quien el juez le denegó el pedido de excarcelación de prisión que presentó su abogado. Ese día, en cambio, el juez logró apresar en la puerta del estadio, en plena faena de controlar las entradas «truchas» a Santiago Lancry.

La causa llegó hasta el mismo límite de siempre: las excarcelaciones fueron concedidas por la Cámara el 3 de junio de 2004. Y hasta ahí parece haber llegado también la paciencia de Bergés: presentó la renuncia a la justicia el 1 de julio de este año.

Sin embargo, esta segunda investigación encontró no solo pruebas, sino testimonios más sólidos, producto de algunos pactos rotos entre la propia dirigencia del club. El peronista Roberto Digón, ex vicepresidente de Boca, fue uno de los que prestó colaboración al juez, alegando que antes no había hablado «por miedo». Digón, cuya mujer es integrante de la Legislatura porteña, declaró ante Bergés que «existió una idea previa» al partido que el equipo de Boca disputó con Chacarita el 31 de agosto de 2003 para «provocar hechos de violencia». «La agresividad estuvo preparada», dijo Digón y especuló que los incidentes pudieron haber sido organizados para perjudicar al director del Programa de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, Javier Castrilli o al ministro de Justicia, Gustavo Beliz, según publicó el diario Crónica el 15 de mayo de 2004.

Esta semana, sentado en el living de su casa, a las diez y media de la noche, el hombre que más conoce esta investigación confirmó a lavaca alguna de sus convicciones:

– «Sé que las declaraciones del barra brava arrepentido son en un 90 por ciento ciertas. Las pudimos comprobar. Digón también parecía convincente».

– ¿Y cúal es el diez por ciento que no se pudo investigar?

– La red política. Hasta allí no llegamos. Un ex barra brava mencionó elípticamente a Nosiglia, pero no lo constatamos. No tenemos pruebas de la relación de Lancry con Nosiglia, pero es verdad que toda La Boca rumorea sobre eso. De todas formas, el vínculo del fútbol y la política es notable, pero en el único lugar donde quedó efectivamente probado es en Chacarita.

Quizá por eso, lo más interesante de la causa es la trama que revela de complicidad de la barra brava de Boca con la policía. Dice el hombre que más la conoce:

– En la primera causa, procesamos a dos dirigentes y detectamos la connivencia entre ellos, la barra y la policía. En la segunda causa ya pudimos ir más allá.

Más allá es un lugar del que todos hablan desde el pasado 26 de junio, cuando los vecinos de La Boca, indignados por el crimen del dirigente Martín Oso Cisneros, tomaron la comisaría 24 en reclamo de justicia. Solo así lograron que la policía detenga a quienes lo vecinos señalaban como autor del homicidio, Juan Carlos Duarte, a quien reconocían como un traficante que trabaja amparado por esa comisaría.

La comisaría 24 es, justamente, la investigada por el juez Bergés en la causa por la entradas truchas. Su comisario, Cayetano Grecco -relevado después del homicidio de Cisneros- es reconocido por el hombre que mejor conoce esta causa de la siguiente manera:

– Grecco tenía predilección especial por la barra de Boca. La relación de La Doce con la 24 es histórica.

El fallo del juez Bergés, fechado el 27 de mayo de 2004, se expresa directamente sobre la actuación de esa comisaría en estos términos: «salvo muy puntales excepciones -que justifican la regla- la Policía Federal por acción u omisión, tienen concretas responsabilidades en la materia. De hecho se ha procesado personal policial de alta jerarquía (…) y ha de analizarse el comportamiento policial de los funcionarios de jerarquía por la actividad desempeñada en los hechos que se investigan». También avanza sobre la situación de Mauricio Macri. «Los directivos, conforme se acreditó en este y otros expedientes, tienen especial responsabilidad en lo que sucede. Y como anillo al dedo se encaja aquí la exposición brindada por el señor presidente del club Vélez Sarfield, Raúl Gómez: » todos los directivos tienen contacto con la hinchada, todos los directivos sabemos que existen esos grupos de delincuentes, no se pueden hacer los distraídos». Recuérdase que luego de esas afirmaciones, el presidente del club Boca Juniors, Mauricio Macri, negó esas apuntaciones, que se prueban día a día en el legajo. El estado de sospecha a su respecto, se da en esta causa y la declaración indagatoria debiera ser rendida a la brevedad».

Así quedó esta causa hace menos de dos meses. Con el dedo acusador del juez Bergés apuntando a la barra brava de Boca, a la comisaría 24 y a Mauricio Macri.

Una de las fuentes consultadas esta semana por lavaca asegura que a Rafael Di Zeo se lo puede ver ahora acompañado por ocho guardaespaldas. Dos, se presentan como pertenecientes a la comisaría 24.

Otra de las fuentes asegura que la semana pasada había visto, como todos los días, a Santiago Lancry en su puesto de trabajo: custodiando la puerta de Perú 160.

Por su parte, el hombre que más conoce la causa, dijo haber visto la revuelta en la puerta de la Legislatura desde la televisión en su casa.

-¿Puede haber actuado allí la barra brava de Boca?

-No lo sé, pero no me parece descabellado. Le doy un dato: en la investigación comprobamos que La Doce tiene un sistema de comunicación Nextel, esos celulares que sirven como handy. Por uno de esos es que le avisan a Di Zeo que lo estábamos buscando.

La cuarta fuente, ante la misma pregunta, señala la pantalla del televisor:

-Mire bien: hoy ahí hay cien muchachos trabajando. Los contrataron por si se arma lío. Para que peguen ellos y no la policía, así no se arma todo ese lío con los derechos humanos.

Es jueves y la pantalla muestra la movilización que se organizó para exigir la liberación de los presos.

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Orgullo

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Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.

Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.

Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.

Eso es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.

Y no es Orgullo.

Orgullo

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

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Orgullo

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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

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(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los  libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?

El podcast completo:

Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

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Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.

Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro

El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.

Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.

Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.

Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.

La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”. 

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
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Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:

  1. “Que no te vendan gato por león”.
  2. “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”. 

Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:

Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.

Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.  

Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.

Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.

Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.

La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

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Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.

Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.

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