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Machismo digital: qué pasa en las redes

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Desde los videos íntimos que salen a luz a la ausencia de mujeres en los Premio Nobel: insultos, amenazas y culpabilización de víctimas según una máxima: «Siempre que hay un auge del feminismo, lo hay del machismo». Las redes sociales como un terreno abonado para las agresiones contra las mujeres, y a la vez para elaborar respuestas y desmontar machismos. Un artículo de Periódico Diagonal de España que hace juego con la realidad argentina.

Por José Durán Rodríguez para Periódico Diagonal

La frase, clara y directa, fue pronunciada desde el dolor pero sin dejar que las lágrimas nublaran el juicio: «Mi sobrina ha sido asesinada por la web y por la indiferencia de muchos». La sentencia, emitida por una de sus tías durante el funeral de Tiziana Cantone, apunta sin dudas al papel jugado por internet y las redes sociales en un nuevo episodio de violencia machista.
Cantone se suicidó el 13 de septiembre en Mugnano (Nápoles, Italia) tras soportar unaño de pesadilla en el que su imagen manteniendo relaciones sexuales circuló por todo el país sin su consentimiento. La difusión de vídeos que ella había grabado y compartido con su exnovio se convirtió en un lugar común en el que la falta de respeto, los insultos, las bromas pesadas, la indefensión y la utilización de su imagen acabaron por destrozarla.
El vídeo íntimo se publicó en páginas web porno, se crearon perfiles falsos de Cantone en redes sociales como Facebook utilizando capturas de pantalla de la grabación y una de las frases que ella pronunciaba terminó siendo carne de memes. Dos futbolistas famosos –Paolo Cannavaro y Antonio Floro Flores– llegaron a realizar su propia versión del vídeo. Todo sin el permiso de ella.
Cantone, de 31 años, recurrió a la justicia para exigir que se retirasen los vídeos de las páginas web en las que estaban publicados. Una semana antes de suicidarse obtuvo unasentencia favorable, aunque contradictoria. La resolución ordenaba suprimir estos vídeos y los comentarios de los usuarios, además de condenar a varias web que los habían difundido al pago de costas por valor de 320 euros. Sin embargo, en el mismo fallo también se consideró que Cantone consintió las grabaciones, por lo que fue condenada a pagar 20.000 euros de costas a otras cinco páginas web.
Las investigaciones policiales y del fiscal Francesco Greco están encaminadas a encontrar a las partes que, según creen, fueron responsables de «incitar» a Cantone al suicidio. A través de un enlace en la embajada estadounidense en Roma, Greco ha solicitado la intervención del Departamento de Justicia para que obligue a Apple a darle acceso al iPhone bloqueado de Cantone, que podría aportar «las causas que la llevaron al suicidio».
Cantone ha sido una víctima más del mal llamado ‘porno de la venganza’, una práctica machista consistente en difundir en redes sociales contenidos íntimos sin el consentimiento de la otra persona implicada. «Se hace para humillar a las mujeres, tanto en el contexto de la pareja como en el de la expareja, por ejemplo el exnovio que difunde fotos eróticas como una forma de dañar la reputación de ella», explica aDiagonal June Fernández, coordinadora de la revista Pikara y autora de Ingobernables(Libros del K.O., 2016).
Para ella, la violencia sobre las mujeres ejercida desde –y mediada por– internet y las redes sociales comparte muchos rasgos del machismo ya existente, con la novedad de una amplificación enorme. «Es como el bullying o la utilización de rumores para hacer daño… Un tío en el instituto que decía que se había enrollado con una amiga y ella se la había chupado, y el resto se reía de ella y la llamaba puta. Ahora es lo mismo, pero con un factor que alimenta más la victimización, que es la difusión de la foto o del vídeo, con lo que supone para la mujer», valora.
Así, las redes sociales, como canales comunicativos por los que circula ingente cantidad de información personal, son terreno abonado para ejercer poder y agredir desde unaposición privilegiada, alimentada por el anonimato. Pero esas dinámicas delinchamiento y contra la libertad sexual de las mujeres, recuerda Fernández, existíanmucho antes de las redes sociales. «O en el caso de la violencia machista en la pareja, utilizar las redes sociales como instrumento de control puede parecer nuevo, pero antes se controlaban las llamadas o las cartas», analiza.
«Es mucho más fácil que alguien se suicide ahora porque un vídeo erótico suyo lo ha visto un millón de usuarios que antes, cuando se reían de ti 30 personas de tu clase», dice June Fernández
En su opinión, el control, la humillación y las estrategias del miedo «han estado siempre presentes» y lo que cambia son las herramientas concretas. «Lo que ocurre es que las de hoy en día tienen tal nivel multiplicador que resultan mucho más apabullantes. Es mucho más fácil que alguien se suicide ahora porque un vídeo erótico suyo lo ha visto un millón de usuarios que antes, cuando se reían de ti 30 personas de tu clase», resume.
Para Irene R., autora de Feministas Ácidas, página de reflexiones personales feministas y artículos sobre diversos temas en torno a cuestiones de género, el problema se da «cuando se difunde una situación o material explícito sin consentimiento, lo que resulta una forma de agresión en sí misma en la que se vulnera la integridad de la mujer o de la persona agredida».

Espejo de desigualdades

La instauración de internet como medio ambiente en el que nos relacionamos a muchos niveles ha conllevado que la red sea, entre otras cosas, un espejo que reproduce las desigualdades existentes fuera de la pantalla. «Los contenidos que se comparten pueden mostrar esa desigualdad en diferentes grados», considera Beatriz Bonete, presidenta de Stop Violencia Sexual (Federación de Asistencia a Víctimas de Violencia Sexual y de Género).
Ella sitúa en el grado máximo a «las web de pornografía en las que, directamente, se agrede físicamente a mujeres –porque se supone que esta violencia ‘excita’ a ciertos hombres– hasta un grado más sutil, pero no menos peligroso, como los medios publicitarios que siguen apostando por ser virales tirando de la objetivización del cuerpo de las mujeres».
La articulista feminista Barbijaputa incide en el rol variable que desempeña internet con respecto a la visibilización de casos de violencias machistas. Por un lado, observa, «ayuda a la difusión y a la concienciación» pero, por el otro, añade, «siempre que hay un auge del feminismo, lo hay del machismo. Gente que hasta hace pocos años no se veía cuestionada por ningún tipo de discurso feminista, ahora presenta un discurso muy reaccionario y machista. Muchos se revuelven y sacan a relucir el machismo que antes no les hacía falta defender: insultan, culpan a las víctimas».
Como aspectos positivos, el ciberfeminismo –la intervención en la esfera virtual desde posiciones y agendas feministas– ha resultado importante en la visibilización y denuncia de prácticas como el acoso callejero, facilitando un reconocimiento colectivo de hechos que no son aislados sino que obedecen a patrones sociales establecidos.

El vídeo y la culpa

Los cinco detenidos en Pamplona por la violación de una mujer de 18 años el 7 de julio compartían un grupo de mensajes de WhatsApp llamado ‘Manada’ en el que dieron cuenta al resto de lo que estaban haciendo. «Follándonos a una entre cinco» o «Puta pasada de viaje» son algunos de los mensajes que envió uno de ellos una hora después de la violación. También otro significativo que decía «Hay vídeo».
Posteriormente se ha conocido que el juez instructor ha encontrado «claros indicios» de que cuatro de los cinco acusados violaron en mayo a otra mujer, drogándola y grabando también un vídeo que compartieron en otro grupo de WhatsApp. La existencia devídeos y su difusión sin consentimiento son elementos que se repiten en estas agresiones machistas.
A principios de octubre, la difusión viral de un vídeo de carácter sexual de los futbolistas del Eibar Antonio Luna y Sergi Enrich hizo que los dos utilizaran Twitter para pedir disculpas y asegurar que las escenas se grabaron en un ámbito «íntimo y privado» y con pleno consentimiento de las personas que aparecen. Añadían que ellos no permitieron la difusión del vídeo. Sin embargo, la mujer que sale en las imágenes les ha denunciado por varios delitos relacionados con el derecho a la intimidad, por la difusión sin su consentimiento de este material audiovisual. El vídeo circuló con profusión.
«¿Cómo puedes recibirlo y no contestar a quien te lo manda que está cometiendo un delito al difundir algo sin el consentimiento de la persona?», se pregunta Fernández. Lo que sí sucedió, especialmente en redes sociales pero no sólo, fue un cuestionamientodel papel de ella, una búsqueda de los motivos por los que se habría merecido el escarnio público, pese a que parece poco probable que ella diera permiso a la difusión del vídeo. Se siembra la duda y se hace responsable a la víctima de lo que le pasó.
«El cuestionamiento del relato de la denuncia es una constante patriarcal que de forma continua se hace presente», dice la creadora de Feministas Ácidas
«El cuestionamiento del relato de la denuncia es una constante patriarcal que de forma continua se hace presente. En redes sociales podemos leer comentarios como ‘No tendría que haber ido así vestida’ o ‘¿Qué hacía una chica sola a esas horas?’, pero estas frases no son nuevas para ninguna», recuerda Irene R., quien también señala que las agresiones machistas son «mecanismos sofisticados a través de los cuales el patriarcado mantiene el orden de dominación. Para que se puedan perpetuar –explica– es necesario incluir en el proceso el resorte de la culpa hacia la persona agredida».

Nobel al machismo

El 13 de octubre, Ángela Bernardo, redactora de ciencia en Hipertextual, publicó un tuit señalando el evidente sesgo machista de los Premios Nobel. De los once galardones concedidos en 2016 ninguno ha recaído sobre una mujer.


Las respuestas que recibió forman un catálogo del machismo más explícito que se pueda encontrar. «Nunca me había visto en una situación así pero sí conocía que este tipo de acoso con mensajes machistas, homófobos, con amenazas de muerte o de violación son habituales en Twitter», reconoce Bernardo a Diagonal. Para ella, la plataforma de microblogging «hace poco por solucionar este problema».
Sin embargo, la tormenta machista que desató su comentario no descargó sobre otras personas que publicaron tuits con una idea similar. «No fui la única en señalar este tema de la falta de visibilidad de las mujeres en los Nobel, que es general en la ciencia, en la cultura, pero este caso es paradigmático porque otras personas como el politólogo Jorge Galindo o el periodista Manuel Ansede pusieron mensajes similares al mío y no les atacaron con esta violencia ni con esta agresividad», comenta Bernardo.
«La Fiscalía podría actuar de oficio perfectamente pero no lo hace porque también tienen muy inculcado eso de que ‘ellas se lo están buscando’, ‘ellas provocan'», opina Barbijaputa
La respuesta de las autoridades al acoso machista en redes sociales, como el sufrido por Bernardo, es tibia. Barbijaputa echa de menos la contundencia con que se suelen conducir en otros casos: «La Fiscalía podría actuar de oficio perfectamente pero no lo hace porque también tienen muy inculcado eso de que ‘ellas se lo están buscando’, ‘ellas provocan’. Solamente lo hacen cuando es un torero o un político, pero parece que feministas, rojos y demás estamos abandonados por las instituciones en este sentido».
Las empresas tampoco están muy por la labor y se puede decir que guardan más celo en combatir las expresiones feministas que en evitar los ataques machistas. A Irene R. Facebook le cerró la página de Feministas Ácidas tras «un año de persecución y la única alternativa que me dieron fue que podía reclamarlo en unas oficinas de Irlanda si me personaba allí».
Fernández señala la paradoja de que en Facebook «se tolere el acoso cibernético y al mismo tiempo censure un pezón» y vaticina que es «más probable que Twitter empiece a censurar tuits feministas, argumentando que es un discurso del odio contra los hombres, que realmente empiece a proteger en serio a las víctimas del machismo y la lgtbfobia».
Ella recuerda también lo que sucedió con los vídeos de Alicia Murillo: «YouTube dio la razón a los acosadores y censuró sus vídeos, cuando no había censurado los comentarios en los que la insultaban y la amenazaban».

Manifestación en Madrid contra las violencias machistas el 7 de noviembre de 2015. / David Fernández

Ni están ni se les espera

La falta de perspectiva de género en las líneas editoriales y en el diseño de contenidos de los medios generalistas y convencionales, sumada a la ambición por atraer tráfico hacia las páginas web de las cabeceras, provoca titulares que rozan la justificación de una violación, enfoques que colocan bajo sospecha a la víctima y tratamientos de la información más comprensivos con el agresor y sus circunstancias que con la asesinada, como sucedió con la cobertura del juicio al atleta sudafricano Oscar Pistorius, condenado en julio a seis años de cárcel por el asesinato de su novia, Reeva Steenkamp, en febrero de 2013.
La presentación en los medios de comunicación de los casos de violencia machista como sucesos aislados, obra de un monstruo asocial o de un accidente meteorológico imprevisible e inevitable, obviando la posición estructural de dominación y la situación de privilegio de los hombres –esa impunidad que permite que José Manuel Castelao, entonces presidente del Consejo General de la Ciudadanía en el Exterior, dijese en 2012 que «las leyes son como las mujeres, están para violarlas»– es muy criticada.
«Los medios la están cagando estrepitosamente. Son muy soberbios, se creen en posesión de la verdad y piensan que no tienen nada que cambiar. Pese a que reciben muchas quejas cuando después de un feminicidio titulan con ‘una mujer muerta’ en lugar de ‘una asesinada’, lo siguen haciendo. No tienen interés en cambiar», opina Barbijaputa.
Para Irene R., «los medios tradicionales no van a cuestionar un sistema de opresión sobre el cual se asientan los culos de los señores que los dirigen»
Fernández considera que la ciberviolencia machista «ha suscitado interesantes reportajes en los medios, realizados por gente sensibilizada en el tema y recurriendo a fuentes especializadas, lo que ocurre es que luego quien cubre las noticias no es alguien necesariamente especializado en estos temas y se hace sin unos mínimos de respeto, sensibilidad y compromiso con la igualdad y la erradicación de la violencia».
Para Irene R., «los medios tradicionales no van a cuestionar un sistema de opresión sobre el cual se asientan los culos de los señores que los dirigen». La investigación sobre igualdad de género y comunicación en 2015 Global Media Monitoring Project aporta algunos datos que le dan la razón.
No llegan al 11% del total las mujeres que ocupan cargos de dirección en los medios impresos, un 3,9% en el caso de responsables de contenidos en medios digitales
Entre 2010 y 2015 el número de mujeres periodistas en España ha crecido un 10% y las universitarias matriculadas en Ciencias de la Información suponen el 60% del alumnado. Sin embargo, no llegan al 11% del total las que ocupan cargos de dirección en los medios impresos, un 3,9% en el caso de responsables de contenidos en medios digitales.
La creadora de Feministas Ácidas recuerda la reciente denuncia en el plató de una agresión sexual realizada por una concursante del programa de televisión Mujeres y hombres y viceversa y la respuesta del agresor: «Yo soy una persona que si tú me das a entender una cosa, y yo… me acelero, luego no me digas ‘Hasta aquí, ahora ya no, me voy’ porque sinceramente Emma, yo ya no razono».
En su opinión, «la misma lógica de la cultura de la violación impregna todos los espacios de la televisión y de los diferentes medios de comunicación, desde la mal llamada ‘telebasura’ hasta los informativos».
Bonete, por su parte, apunta que «afortunadamente existen medios que contrarrestan estos contenidos y ofrecen perspectivas que cuestionan el que éstos sean hegemónicos en lo digital, criticando este enfoque que perpetúa la violencia de género y planteando alternativas».
Ella destaca que «cada vez hay más mujeres feministas que escriben, critican y cuestionan contenidos digitales. También hay más medios feministas que crean sus propios contenidos y se convierten en fuentes de información especializadas a las que acudir para obtener contenidos sobre cuestiones diversas relacionadas con la desigualdad de género que se comparten y se visibilizan en las redes sociales».
Irene R. entiende que si hay algún motivo de celebración es ver «cómo, poco a poco, se van colando cada vez más voces disidentes en estos medios», como la de la actriz porno Amarna Miller o la humorista Patricia Sornosa.

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La Estela: tierra guaraní en escena

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Las actrices Casandra Velázquez e Ivana Zacharski crearon un unipersonal sobre una niña litoraleña que descubre aventuras al amparo del monte misionero. El calor agobiante, la siesta obligatoria, los árboles de yerba mate y las leyendas de ese territorio se cruzan con la inspiración de Clarice Lispector como punto de partida.

Por María del Carmen Varela

A la hora de la siesta el pueblo entra en una pausa obligatoria barnizada por un calor agobiante. Ni el sueño ni el sofoco detienen a la niña, que abandona su cama con sigilo y logra escapar al amparo del monte. Encuentra en la intemperie el abrigo que no es costumbre en su casa. Cada día la espera una aventura distinta, aunque no siempre hay juego y risas. Rebelde, divertida, decidida, busca compañía para sus andanzas y si no la encuentra, transita en soledad.  La salvación a cielo abierto, la naturaleza como sostén y una fascinación: “La Estela”.

La actriz y bailarina Casandra Velázquez y la actriz y directora de teatro Ivana Zacharski dieron luz a esta niña litoraleña sumergida en la vastedad de un paisaje indómito y deslumbrada por Estela, la joven esquiva con mirada de pantera. Ivana y Casandra se conocieron a sus 18 años tomando clases de actuación con Pompeyo Audivert en el Teatro Estudio El Cuervo, poco tiempo después de que cada una viniera a estudiar teatro a la Capital. Casandra nació en Rosario y creció en Venado Tuerto (Santa Fe), Ivana es de Apóstoles, Misiones, donde se desarrolla esta historia que juntas llevaron a escena. Este universo, recorrido por Ivana, de tierras guaraníes surcadas por árboles de yerba mate y leyendas de peligros a la hora de la siesta, fue la inspiración para La Estela.

Ivana tenía ganas de dirigir un unipersonal y eligió a su amiga Casandra para actuarlo. El punto de partida fue un cuento de Clarice Lispector: La relación de la cosa. Casandra: “Los primeros encuentros fueron sin texto, nos acercamos a la obra desde el cuerpo, la respiración y la carne. En los primeros ensayos bailé un montón, unas danzas extrañas, medio butohkas, transpire, canté, corrí, toqué el bajo. Ivana empezó a escribir y yo a probar y actuar todos esos textos e hipótesis, el insomnio estaba presente, la obsesión con el tiempo, los fantasmas del futuro, algo vinculado a la materialidad del agua y el devenir del río. Aparecieron unos cuentos protagonizados por distintas niñas en paisajes litoraleños. Nuestro personaje de ese momento: una mujer en medio del insomnio, se contaba esos cuentos a ella misma para poder dormir”.

La Estela: tierra guaraní en escena

Foto: Gentileza La Estela.

Después de que Ivana hiciera un taller de escritura con Santiago Loza y Andrés Gallina, la historia fue tomando fuerza. Cuenta Casandra que algo se abrió y comenzó a aparecer la trama: “La obra apareció y nos empezó a hablar. Nos metimos adentro de esos cuentos, de esos paisajes y de esas niñas y dejamos de lado todo lo demás. Apareció algo muy mágico entre nosotras, algo de eso que las obras permiten, que es crear un universo común, descubrir conexiones y relaciones nuevas. Sentía que la obra estaba apareciendo y tenía voz propia, apareció el cuerpo de la obra y una forma de narrar”. Casandra recorre el escenario y su fuerza expresiva invita a adentrarse en la historia de esta niña llena de vitalidad y asombro. La vemos en su habitación, presa del calor de la tarde, en busca de libertad y juego, invocando protección divina cuando algo se le escapa de las manos, trabajando en el puesto rutero, pateando una pelota, como se patea a la injusticia, hipnotizada al descubrir la mirada felina de “la Estela”.

El entusiasmo de la juventud, las tragedias inesperadas, las súplicas, el goce de la novedad caben en ese cuerpo palpitante de sueños. Ivana y Casandra apelaron a sus propias vivencias para hilar la narración. Casandra: “Las dos pasamos nuestras infancias y adolescencias medio punkis en distintos paisajes litoraleños, lejos de esta ciudad, sus ritmos y velocidades. Había algo de ese universo común, de elegir siendo muy chicas irnos de las ciudades donde crecimos, que empezó a operar, casi telepáticamente. El ejercicio de revisitar esos paisajes y poblarlos de ficción fue fascinante, mirar el mundo con ojos de infancia nos abrió mucho permiso y nos devolvió mucha vitalidad, nos permitió vincularnos con la violencia, el dolor y la crudeza de crecer desde un lugar de mucho delirio y mucho juego. La obra es bastante impune en ese sentido, el relato no pide permiso, ni da explicaciones, sólo sucede. Justicia poética, decimos, un conjuro de liberación”.

Al cabo de dias de ensayo, la voz de la niña litoraleña comenzó a asomar y Casandra hizo un trabajo específico con la coach vocal Mariana García Guerreiro. El actor Iván Moschner también se sumó a pulir el fluir de la voz. Escuchar radios misioneras, discos y entrevistas a Ramón Ayala y otrxs artistas misionerxs colaboró con esa tarea. La niña que sube el escalón hacia la adolescencia, la que se enfrenta al monte y sus amenazas, se abre paso en la oscuridad con la lumbre de su irreverencia. Salvar y ser salvada, desafiar la imposición de la siesta, para correr a soñar despierta.

La Estela

El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA

Sábados a las 18  hs, hasta el 27 de septiembre

@laestela.obra

@casandravelazqz

@ivanazacharski

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Litio: nace un nuevo documental

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Este viernes 29 de agosto se presentará un nuevo contenido de Cooperativa de trabajo lavaca: Litio. Un documental dirigido junto a Patricio Escobar que refleja la lucha de las comunidades originarias y el paralelismo entre la reforma (in)constitucional de Jujuy, como experimento hacia la Ley Bases votada a nivel nacional.

“Te cuento esta historia, si me prometés hacer algo. ¿Dale?”.

Así arranca el documental Litio, una historia de saqueo y resistencias, que continúa…

Un documental independiente y autogestivo de cooperativa lavaca y dirigido en conjunto con Patricio Escobar, que traza un hilo conductor entre la reforma (in)constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).

Este proyecto tiene algunas particularidades: por un lado, no se trata de una única pieza audiovisual, sino de varias. Una más larga, de 22 minutos; y otras más cortas, de menos de 6 minutos. Por otro lado, se propone un documental en construcción permanente, al que se le irán agregando nuevas piezas de una cadena extractivista que parece no tener fin. Para esto, creamos una página web (que también estrenaremos el viernes 29) en la que iremos agregando los nuevos eslabones que surjan a futuro relacionados al oro blanco. 

LITIO muestra cómo viven las comunidades de la puna jujeña en la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, y a la par, zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo. Dato insoslayable: para obtener un kilo de carbonato de litio se utilizan hasta dos millones de litros de agua. Las imágenes se entrelazan con los ostentosos congresos mineros, la represión policial a las manifestaciones por la reforma (in)constitucional y la resistencia de un pueblo que no otorga la licencia social a la explotación minera.

“¿Cuánto cuesta, cuánto vale… nuestra Pacha?”, cantan las comunidades originarias. Esa bandera hecha canción – y esa pregunta- se construye a través de distintas entrevistas a las comunidades Santuario de Tres Pozos, Lipán, El Moreno, Tres Morros, Potrero de la Puna, así como a otros actores. También evidencia el silencio de las autoridades, que no quisieron hacer declaraciones públicas. “Todas las Salinas están cuadriculadas de pedimentos mineros. Allí viven las comunidades y debajo, en el subsuelo, están las minas”, cuenta Alicia Chalabe, abogada de las comunidades.

El documental plantea una premisa: la reforma (in)constitucional de Jujuy en 2023 impuesta por el entonces gobernador Gerardo Morales –a merced de la explotación del litio, ya que modificó el régimen de agua, de tierras fiscales y de la propiedad privada, y ratificó la propiedad exclusiva de la provincia sobre los recursos naturales, entre los que incluye el subsuelo y el mineral de litio– fue el experimento que sirvió de antesala a la Ley Bases aprobada en 2024. Esta profundizó no sólo la matriz extractivista mediante enormes beneficios fiscales a empresas mineras, petroleras y del agronegocio, sino también las relaciones carnales con Estados Unidos y particularmente con Elon Musk, dueño de la empresa Tesla que construye autos eléctricos, para lo cual el litio es fundamental.

LITIO termina con tres palabras, y se erige como punto de partida:

“Esta historia continuará

¿Dale?”.

Te invitamos a seguir construyendo esta historia, este viernes 29 de agosto a las 20, en MU Trinchera (Riobamba 143, CABA).

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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