Nota
#MarchaFederalEducactiva: luche y que se escuche
Más de 280 mil docentes de todo el país se movilizaron a Plaza de Mayo en la segunda Marcha Federal Educativa que la Confederación de Trabajadores de la Educación de Argentina (CTERA) convocó junto a un paro nacional cuyo acatamiento estimó en un 90 por ciento. La apertura de la paritaria nacional, la Ley de Financiamiento Educativo y el rechazo a la Unicaba a los acuerdos con el FMI, entre los principales reclamos. Testimonios del sur, del norte, del noreste y noroeste argentino. Nuestra crónica y reportaje fotográfico.

Foto: Nacho Yuchark
Maguit Sandra Caballero está marchando desde el lunes. Salió desde Formosa con una delegación de la Asociación de Docentes Formoseños (ADF), pasó por Resistencia, luego por Corrientes, hizo escala en Paraná, siguió por Rosario, el martes a la noche llegó a la Ciudad de Buenos Aires y, ahora, está marchando por Rivadavia en dirección a Plaza de Mayo. “Hay que estar unidos en esta lucha”, dice Sandra, docente de la Escuela Especial N°12 de la capital formoseña, y esa lucha es esta segunda Marcha Federal Educativa que la Confederación de Trabajadores de la Educación de Argentina (CTERA) convocó en todo el país junto a un paro nacional cuyo acatamiento estimó en un 90 por ciento y que movilizó a 280 docentes del norte, del sur, del noroeste y del noreste argentino.
Esa, repite Sandra, es la lucha.
“Y es en beneficio de todos porque sin educación no existe sociedad. Es muy dificil ser docente”, dice a lavaca. “Un ejemplo: la primer medida del Gobierno en mi escuela fue sacar las pensiones a las personas con discapacidad. ¿Y sabés qué? Muchos padres votaron este Gobierno porque pensaron que, como teníamos una vicepresidenta con una discapacidad, iban a tomar medidas en beneficio de sus hijos. Hoy están arrepentidos. Tenemos comedor para 160 alumnos y nos mandan para 50. Para muchos es el único lugar donde comen, porque tienen una alimentación especial. Los chicos neumotores, por ejemplo, no pueden comer sólidos. Y también lo recortaron”.
Sandra tiene 43 años y, dice, ya pasó por muchas crisis para reconocer una. “Esto no lo hacen de improvisados. Tienen un plan y lo llevan a la perfección. Les pondría un 10 en ajuste”.

Foto: Nacho Yuchark
El alumno FMI
Analía del Rosario Monzón, secretaria adjunta de la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), era hace un año una de las entrevistadas de lavaca en primera Marcha Federal. Hoy –dice- el escenario se repite con un nuevo condimento que se visualiza en múltiples carteles que cruzan esta movilización: FMI. “Es un ajuste que viene directo al bolsillo bajo un Gobierno que gobierna para una clase social que no es la que sale a trabajar todos los días a defender a sus familias. Cada vez veo más pobreza e indigencia en escuelas. Se incrementan los pedidos de comida. Tenemos el Programa de Asistencia Integral que es el que manda alimentos: están aumentando porque hay más desocupados, lo que genera más pobreza y eso va directamente a los niños”.
«venimos a reclamar un cambio de rumbo de la política socioeconómica del Gobierno: nos mata la inflación y esta política tarifaria tan nociva”.
David Toledo, secretario general de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP), remarca que no es una movilización más. “Este año rememoramos también la histórica marcha docente de 1988, cuyos postulados eran prácticamente los mismos. En ese entonces no teníamos paritaria, que luego la conseguimos, pero ahora estamos reclamando por su vigencia. También pedimos que se eleve el presupuesto educativo del actual 6,5 por ciento. Pero, básicamente y de forma solidaria con todo el pueblo, venimos a reclamar un cambio de rumbo de la política socioeconómica del Gobierno: nos mata la inflación y esta política tarifaria tan nociva”.

Foto: Nacho Yuchark
Los vientos del sur
Alejandro Avilé es profesor de la escuela 132 de Neuquén capital. Viajó mucho durante la noche para llegar a Capital y lo hizo juntos a una delegación de compañeras y compañeros: “Vinimos para nacionalizar el conflicto de Neuquén. Desde hace 44 días estamos en huelga. La huelga es por las paritarias, pero también por el incremento de los fondos para los transportes en el sector más vulnerable de la educación, las escuelas rurales, y de la partida para comedores. Actualmente el gobierno de Omar Gutiérrez destina 2,53 pesos para desayuno y merienda de los alumnos de primaria y secundaria. Esto no alcanza nada”.
Alejandro denuncia el silencio de los medios nacionales alrededor de un conflicto que califica como “durísimo” y que tiene un apoyo popular masivo. “Denunciamos también que justo ahora, mientras nuestra delegación está marchando en Buenos Aires, el gobierno de Neuquén mandó la policía a golpear las maestras”.
Según Alejandro, el tema no es económico, sino de voluntad política. Y aporta números: “Toda la plata que hace falta para las escuelas públicas es utilizada para subsidiar las privadas. Estas abarcan sólo un 15% de la oferta educativa de la provincia de Neuquén. Sin embargo se sacan fondos públicos de 670 millones al año para financiar proyectos con fines lucrativos de los amigos del gobierno”.

Foto: Nacho Yuchark
El hambre que se aprende
Ana es maestra de grado de la Escuela 618 de Salada, zona rural en Corrientes, una institución que cumplirá 100 años de vida en 2019: todavía no tiene agua potable. “Tenemos un tanque, pero da agua sucia. Venimos pidiendo hace años pero no nos dan respuesta”.
María Eugenia Mamani, docente de nivel primario en una escuela de Perico, Jujuy. “Venimos de una provincia que tuvo la recomposición salarial más baja: un 5 por ciento. No estamos bien. Y cuando la economía se destruye, los primero que la sufren son los más vulnerables. Piense en un padre con cinco niños: tiene que comprar útiles por cinco, también cinco calzados. La pobreza es un aspecto que deteriora toda nuestra organización social”.
«Piense en un padre con cinco niños: tiene que comprar útiles por cinco, también cinco calzados. La pobreza es un aspecto que deteriora toda nuestra organización social”.
Jorge Morales Ramos es director de la Escuela Hogar 601 de Catamarca. “Los recortes no sólo son en comida, se produjo en proyectos y planes nacionales que dejaron de sostenerse en el tiempo y sometieron a que los chicos no reciban mayor calidad educativa. El gasto presupuestario para capacitación de tecnología no llega a provincias. Tampoco internet. Así no se puede nada”.
Marisa es docente en esa escuela. Dice que la comida viene “medidita”. ¿Qué significa? “Nos dan 8 pesos por cabeza. Nos envían cualquier cosa y los chicos ya no pueden seguir comiendo fideo hervido, arroz hervido, huevito duro. Necesitamos otra alimentación más acorde al crecimiento de ellos y no se pasen, por ejemplo, comiendo a la noche sopa de carne picada o caldos simples con gelatina o un postre. Además, nos aumentó la población de chicos carenciados. Se ve mucho la pobreza. De 50 niños pasamos a 100. ¿Usted entiende lo que significa? ¡El doble!”.

Foto: Nacho Yuchark
El espejo federal
Juan y Estefanía son dos estudiantes del Normal 10, uno de los 29 terciarios de la Ciudad de Buenos Aires que está en riesgo con el proyecto de la Unicaba que busca instalar el Gobierno porteño. Tienen sus rostros cubiertos con dos máscaras de Salvador Dalí, simulando los personajes de La casa de papel. “Es que el proyecto es un gran robo, y no lo pueden ocultar”, explica Juan, estudiante de Primaria. “Por eso las máscaras: hay que visualizar el robo de toda esta movida, a la que se suma el FMI”.
Estefanía es estudiante de Educación Inicial y tiene un cartel que dice: “Un atraco a la historia”. Dice que, a pesar del proyecto, la organización entre los estudiantes está muy fuerte. “En el Normal 10 nos costaba mucho juntarnos, pero se están logrando muchas cosas. Estamos a fines de mayo y todavía están buscando por dónde meter el proyecto. Estamos hablando de la unidad de estudiantes con terciarios y rectores, lo cual no es poca cosa”.
Teresa Roura, que salió con el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación de Mendoza (SUTE) el martes a las 18:30 con un contingente de cinco micros, dice que el proyecto de Unicaba es un espejo de lo que puede pasar a nivel del país. “El gobernador Alfredo Cornejo presentó una idea que es un calco. El esquema que pretenden replicar es como Chile: buscarán un parámetro de excelencia en algunos terciarios para que la población se vaya mudando y así evitar un cierre abrupo. Juegan al desprestigio”.

Foto: Nacho Yuchark
Sobre parripollos & desnutrición
Marcela Piñeiro enseña en una escuela de Lanús, vive en San Telmo y es madre de un niño que cursa en una escuela de la Capital Federal. Está convencida que “la educación es lo más importante para un país. Sobre todo para un país como Argentina, que aún sufre las imposiciones económicas y culturales del primer mundo”. Destaca: “En las escuelas vemos los reflejos de una situación social de crisis. Donde enseño hay niños que llegan con hambre, padres que pierden trabajo, estructuras escolares que se encuentra en situación ruinosa. Y todo esto incrementa cada vez más la dispersión escolar”. Según Marcela: “Este gobierno abandonó la escuela pública. Es necesario imponer un cambio de rumbo”.
Julia Toledo viene de la provincia de Santa Fe. Enseña en la escuela primaria de San Cristobal, de la cual también es directora. “Para nosotros esta es la culminación de una semana de lucha con asambleas en muchos lugares y escuelas abiertas en la calle. Nosotros en San Cristobal cortamos una calle e hicimos una sentada, dando una clase a la gente que quería asistir a la escuela abierta. Se están dejando sin financiamento las escuela técnicas y las infraestructuras edilicias. El material que antes se le envíaba a las provincias más pobres hoy no esta llegando. Aunque en Santa Fé estamos un poco mejor, hay que luchar para todas las provincias”.
Fernando viajó toda la noche con alrededor de 100 compañeros. “Un gran esfuerzo de tiempo, de energía y económico. Hay que garantizar transportes, comida, alojamiento. Es un recorrido largo. No es facil llegar hasta Capital para marchar”. Viene del Chaco, una de las provincias más pobres de Argentina. “Desgraciadamente, tenemos entre los salarios más bajos del país. Vemos nuevamente a los padres y a los hijos en situaciones desesperantes. Las alternativas que quedan para dar comida a las famillas son pocas. Los parripollos, por ejemplo. El trabajo informal, que vuelve a crecer. El trabajo en negro. Hay mucha gente que pide comida. Los colegios necesitan asistir a sus alumnos para darles comida para arrancar el día. No se puede estudiar historia o matemática sin haber comido nada”.
«Los colegios necesitan asistir a sus alumnos para darles comida para arrancar el día. No se puede estudiar historia o matemática sin haber comido nada”.
Claudio Puntel, maestro de primaria en Paraná y secretario adjunto de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), dice: “En Entre Rios, aparte el tema del salario, que la mayoría de docentes estamos por debajo de la linea de pobreza, hay muchos más problemas. Tenemos edificios escolares que se caen a pedazos. Después de una semana de lluvia tuvieron que cerrar varias escuelas porque entró agua en los muros. Tenemos cientos de compañeros que necesitan transporte de media distancia y lo que se les paga no alcanza: los docentes están pagando para ir a trabajar. Asi que estamos escribiendo un código de transporte de acuerdo con la necesidad de los trabajadores. Los docentes están pagando para ir a trabajar. El otro tema son los comedores escolares. Antes se descomponían los alumnos de primaria. Hoy son los alumnos de secundaría que se descomponen de hambre en las escuelas. Nos angustia mucho esta situación de desnutrición, de bajo crecimiento”.

Foto: Nacho Yuchark
Cómo no soltar la soga
Norma Papinuti no para de cantar. Llega a Plaza de Mayo sosteniendo la soga del cordón de seguridad de la cabecera de la marcha. A su lado, son todas mujeres. Cuenta que vino de Chaco, que trabaja en un jardín de infantes en Resistencia y que pasó 32 de sus 53 años de vida como docente pública.
Y que sí: todas las del cordón de seguridad son mujeres. “¿Sabés por qué? Porque somos mayoría. Y las que militamos día a día sabemos que podemos llevar un cartel, agarrar el cordón o dar un discurso”.
-¿Cómo está la situación en Chaco?
-Muy mal. La provincia está atravesando una situacion de cierre de programas sociales, y lo vemos en los jardines con chicos que piden el desayuno ni bien entran en la institución. La cena es un mate cocido y a la mañana necesitan reforzar esa cena líquida. Para nosotros ya no hay camperas, zapatillas, yoguins. Es muy preocupante. He visto desde los chicos que se duermen porque viven hacinados en familias que deberían ser 3 pero son 10. Chicos que duermen mal, que juegan mal. Chicos que no tienen espacio para estudiar y la situacion precaria de sus familias porque el padre migra para encontrar trabajo en otro lugar. Lo vemos todos los días. Y eso se suma a la situación de los docentes: tenemos un amplio sector debajo de la línea de la pobreza. Un salario de 9600 pesos lo demuestra.
-¿Cómo definiría lo que es ser docente hoy?
-Hoy es esto, es la calle, es luchar por lo que queremos. Creemos en los alumnos, en los padres. Creemos que la escuela es un organizador, una institución del Estado que esta en todos los rincones. En Chaco, en el paraje más alejado, hay un escuela. Puede no estar la policía, el centro de salud, pero sí la escuela. Es eso un proyecto de pueblo, de país. Es nuestra vida.
Norma se detiene y se friega los ojos con el puño de su guardapolvo.
Luego, vuelve a cantar.
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Campaña: Encontremos a las/los nietos de Oesterheld
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Cien

Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día.
La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán.
En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.
En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas.

En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica.

En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.
En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.
Más información en www.observatorioluciaperez.org
Nota
5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.
Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar
25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..
Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.
– Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.
Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.
–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.
Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.
La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:
Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género. Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.
El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.
Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.
Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como granaderos.

Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.
El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.
La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?
Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.
La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:
“Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.
Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.
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