Nota
Ni lágrimas, ni fiesta: Miguel Benasayag despide a Fidel
Otra mirada sobre el significado político de la muerte de Fidel y otra nota que intenta alimentar el debate sobre el presente político latinoamericano. Miguel Benasayag, científico argentino radicado en París, escribió esta reflexión que publica lavaca.org y el diario Le Monde, de Francia.
Miguel Benasayag para lavaca.org / Las reacciones ante la muerte de Fidel parecen una caricatura de La Divina Comedia: la risa y las lágrimas se producen casi en el mismo rostro. Más allá de esta nueva muestra de maniqueísmo, que siempre ha acompañado al excesivamente largo reinado de Fidel Castro, existe en América Latina otro punto de vista sobre la muerte del « líder máximo ». Y esa otra mirada es la que se ahora se pregunta : ¿qué es lo que la izquierda puede guardar de la historia y la obra de Fidel?
En primer lugar, algunos hechos.
Debemos recordar que la revolución de Castro fue la primera y la única que no fue aplastada por Estados Unidos. Hoy en día ya se nos olvidó la innumerable lista de democracias progresistas sacrificadas durante 30 años por el gobierno de Estados Unidos. Para aplastarlas, además de la « ayuda » de los USA, contó con la asistencia «técnica» y económica de Francia democrática, que envió a sus especialistas: a la lucha contra la insurgencia latinoamericana la entrenaron los generales que habian reprimido en Argelia. La Escuela de las Américas, en Panamá, fue entre 1960 y 1970, el lugar de paso para los oficiales latinoamericanos para ser entrenados en los métodos de la represión y la guerra “anti-subversiva”.
Sin embargo, no podemos olvidar que los cincuenta años de la era de Castro fueron también los de autoritarismo, la represión contra los disidentes y los homosexuales (aún cuando no sea comparable con la tremenda escala de la represión soviética). Fueron años de un igualitarismo salarial que originó la socializacion de la pobreza y el dominio de la mediocridad burocrática en cada barrio, con los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) organizando la vida comunitaria a través de un sistema de informantes y vigilancia.
La experiencia cubana en su multiplicidad no puede, en ningún caso, ser objeto de análisis en términos de juez: a favor y en contra.
No podemos entender la doble cara del castrismo y su estatus, sin tener en cuenta que en América Latina, a lo largo del siglo, hubo al menos 20 intentos democráticos que terminaron en matanzas cada vez más trágicas para las personas que se atrevieron a afirmar su soberanía frente a la disciplina y el orden norteamericano.
¿Se puede decir ahora que otra alternativa era posible?
¿Era posible derrocar a la dictadura de Batista y el establecimiento de un programa político y social progresista sin el autoritarismo de Fidel?
Se argumenta que entre sus parientes sus ideas fueron abandonadas y se machaca que Camilo Cienfuegos murió «demasiado pronto», o que al Che se lo abandonó en la selva boliviana, o que, más recientemente, los comandantes Arnoldo Ochoa y Antonio de la Guardia -supervivientes del ala Guevarista- se los fusiló en 1989 para cubrir los acuerdos de Fidel con la mafia de la cocaína, y hay quienes incluso resaltan que estos acuerdos fueron para costar la intervención en Angola y no para enriquecimiento personal.
Pero la pregunta es otra: si las rutas alternativas, que evitaran el autoritarismo, habrían evitado también la desestabilización y la represión estadounidenses.
Soy guevarista, muy crítico respecto al régimen de Castro, y mi respuesta es: lo dudo…
El contexto histórico ha cambiado.
Es difícil de comprender en profundidad -es decir, en la interioridad- un período histórico cerrado durante dos décadas. Sin embargo, es posible entender que ni las lágrimas ni las fiestas son necesarias hoy.
Lo que necesitamos hoy es pensar -en nuestro actual contexto- cómo es posible luchar contra el nuevo orden mundial represivo – ese que hoy y en democracia daña a las personas y pone en peligro la vida de nuestro planeta – sin caer en la confrontación de tipo « Cuba si, Cuba no », especialmente en Argentina, país donde ese « a favor o contra » es moneda corriente dentro de un pensamieto tonto y peligroso.
Más que nunca, tenemos que aferrarnos a la alternativa parida en América Latina de asumir múltiples y conflictivas dinámicas. Esa sigue siendo la mejor manera de evitar caer en la trampa de un choque fatal para nuestras democracias.
A la hora de la despedida de Fidel, hay que pensar en las figuras de los dos grandes liberadores de America Latina .
Hay que pensar en Simon Bolivar, admirado por Castro, quien deseaba devenir emperador.
Y hay que pensar en San Martin, admirado por el Che, quien eligió exiliarse porque «el sable del libertador se transforma en el sable del tirano si este no se retira ».
Entre estos dos pliegues de la Historia, sin lágrimas, ni fiestas gusanas, digamos: chau Fidel.
En francés, en Le Monde : https://www.lemonde.fr/idees/article/2016/11/28/mort-de-fidel-castro-ni-larmes-ni-fetes-ciao-fidel_5039463_3232.html
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Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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