Nota
Nochixtlán: crimen del Estado mexicano en Oaxaca
Las policías federal y estatal de Oaxaca decidieron atacar Nochixtlán un domingo a la mañana, cuando se arma una gran feria que congrega a todos los pueblos de la región, aún más pequeños que el mencionado. Era el día del padre.
Las policías federal y estatal de Oaxaca decidieron atacar Nochixtlán un domingo a la mañana, cuando se arma una gran feria que congrega a todos los pueblos de la región, aún más pequeños que el mencionado. Era el día del padre. Crónica de Eliana Gilet para lavaca, desde México.

Oaxaca. Foto: Ernesto Álvarez
La entrada de la policía al pueblo empezó alrededor de las siete de la mañana y no fue para nada amable: vecinos de la colonia 20 de Noviembre relataron cómo de repente se despertaron envueltos en gas lacrimógeno y órdenes de hombres armados. La referente del Centro de Salud del lugar reunió a 31 niños durante el ataque y consiguió sacarlos hacia la población vecina, llamada Sinaxtla, en dónde se refugiaron, temblorosos y ahogados en llanto y gas.
A la carretera y al puente que da ingreso al pueblo llegaron pisando las ocho de la mañana, y el primer ataque fue con gases. Los helicópteros ponen a pelear el traqueteo de sus hélices con las campanadas de la Iglesia, que despiertan a todos en el pueblo. Así suele convocarse a la gente.
El panorama que encuentran les muestra a 800 policías distribuidos por el terreno. La represión comenzará en la carretera federal, frente al punto bloqueado por los maestros y la larga fila de trailers a los que se les impide el paso. Junto a la carretera federal hay un predio baldío, un barranco y el Panteón Municipal, ya sobre el pueblo. En medio, el puente que da entrada al pueblo – que cruza por encima de la carretera federal – y lo conecta por caminos de terracería con las localidades vecinas.
Cuando el operativo avance, la policía se meterá al Panteón y detendrá allí a 18 personas, muchas de las cuales estaban enterrando a un familiar esa mañana y ni siquiera habían pisado la ruta.
El ataque comienza desde la carretera federal, la policía desbanda a la gente con gases lacrimógenos. Toman control del descampado y se apostan tras una Vulcanizadora que es la única construcción en el terreno. De ese momento son las imágenes captadas por un Luis Alberto Cruz Hernández y publicadas por la Agencia AP, que prueban el uso de armas de fuego contra la gente.
Según los relatos de los vecinos, para las diez de la mañana ya había 5 personas heridas de muerte. A pesar de que la gente se organizó pronto para trasladar a los heridos, la atención médica estaba lejos de ser suficiente para lo que se les demandó. No había ni insumos ni médicos que dieran abasto.
Luego de las primeras muertes, llegan contingentes de los otros pueblos. Una maestra decía que el apoyo era natural, porque todos son pueblos mixtecos. Hermanos, pues.
La gente responde con palos, tubos, tablas, cuetes que les permiten arrojar a mayor distancia o apuntar hacia los helicópteros – que también disparan desde el aire – bombas molotov, piedras. La gente logra atravesar un tráiler sobre el ingreso al pueblo y prenderlo fuego. Con eso, resisten el avance de los uniformados.
Las cifras oficiales hablan de 9 muertos, pero los vecinos dicen que fueron 13 personas las asesinadas, y que dos de ellas siguen sin ser identificadas. Hay cientos de heridos.
A las dos de la tarde del domingo, prenden fuego el edificio del Palacio Municipal del pueblo. Cuando a las seis de la tarde de ese día la policía se retire de Nochixtlán, la carretera seguía bloqueada por la gente.

Oaxaca. Foto: Ernesto Álvarez
El contexto
El magisterio disidente lleva 3 años resistiendo a una Reforma Educativa, – que en realidad es laboral y administrativa – del sistema público. El 15 de mayo, se celebró el día del maestro y estalló el paro docente, que se mantiene. Hace un año que no hay diálogo entre la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE, organización que los nuclea) y la Secretaría de Gobernación, por decisión de esta última, que las canceló. La respuesta desde entonces ha sido la pura fuerza. La CNTE reclama una mesa de diálogo. Nuño dice que negocia sólo si aceptan la Reforma. La Reforma es el motivo del conflicto.
La Reforma fue diseñada en conjunto por la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y una corporación empresarial “Mexicanos Primero”, que es un grupo de cabildeo y de definición de políticas públicas promovido por algunos de los hombres más ricos del globo y Televisa, explica Luis Hernández Navarro, periodista que ha cubierto las luchas magisteriales durante los últimos años.
¿Por qué interesa a estos actores incursionar en el terreno educativo? “Quieren el negocio, que es multimillonario pero más quieren participar en la formación de la gente. La Escuela Pública y los maestros en general, siguen siendo un baluarte de la soberanía nacional, que educan en valores como la cooperación y la solidaridad. Lo que los otros promueven es una educación por competencia, una especie de darwinismo educativo. Está el asunto del negocio, claro, pero también el de los valores: la escuela como un aparato ideológico que buscan controlar.”
Hasta Nochixtlán, la represión al movimiento magisterial había asesinado a dos maestros, uno en Chiapas y otro en Guerrero y hay más de 10 en la cárcel. La SEP anunció que hay más de 5 mil maestros que serán despedidos de sus puestos.
Hernández Navarro señala que lo que está sucediendo, particularmente en la diadema de estados del Sur – Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán- es algo más grande. “Se está convirtiendo en un conflicto magisterial popular. Los maestros tienen el apoyo de los padres de familia y están articulando mucho del descontento social existente.”

Oaxaca. Foto: Ernesto Álvarez
Lo que desata
Cuatro días después de la represión y la huida del Presidente Municipal del pueblo, la gente de Nochixtlán acordó en asamblea comenzar un proceso organizativo autónomo, que arme un consejo municipal integrado por los vecinos. Además de promover acciones legales para solicitar la desaparición de los poderes públicos, tanto del presidente como del cabildo, ya que acusan en ellos una responsabilidad directa sobre los hechos.
No es algo demente el proceso al que recurren. El 60 por ciento de los municipios del estado de Oaxaca se rigen por usos y costumbres, es decir, conforman sus propias autoridades y definen internamente la manera en que son electas. No votan. Están por fuera del régimen eleccionario de los partidos. Quemaron el Palacio, no les interesó tomarlo.
No sólo Nochixtlán está efervescente y organizado. Durante la semana siguiente a la masacre, llegaron a reportarse 29 bloqueos carreteros, que impiden el paso a la distribución de trailers de productos de multinacionales o grandes empresas. Sí pasan los autos particulares y algunos transportes colectivos pequeños.
En los medios oficiales se presiona con el desabasto que se vive en distintas ciudades oaxaqueñas, pero los locales saben que es falso, ya que los únicos desabastecidos son los supermercados. Los mercados y los tianguis florecen de color con los productos de la zona. Hasta eso ha estimulado el bloqueo, un consumo local. A pesar de que las dificultades para movilizarse son manifiestas, la gente parece tomárselo con calma y aprovecha las opciones que surgen. Las empresas de transporte grandes cortaron sus servicios, pero hay un par de colectivos “de los profes” que hacen el servicio a menor precio. Decenas de camionetas cubren ciudades cercanas con la capital del estado. La gente se organiza y se mueve en taxis colectivos por veinte o cincuenta pesos cada uno, dependiendo de la distancia. El apoyo a la revuelta magisterial es manifiesto.
Nashieli es originaria de Ciudad Ixtepec e integra la articulación de pueblos originarios del istmo de Tehuantepec por la defensa de la tierra y el territorio: “Este movimiento que empezó siendo magisterial ha dado salida a toda la frustración, crisis y carencias hacia donde han llevado el país con la política económica y las reformas que traen. Ya estamos en un país en crisis, aún sin que las reformas se estén aplicando. Ha venido a dar posibilidad de salida a problemas sociales que se arrastran desde hace muchísimo tiempo, por eso han tenido el apoyo de la ciudadanía y las organizaciones, que no se había dado con esta magnitud. Ha permeado a todo el estado. Sí considero que de perderse este conflicto, puede significar la total entrega del país a los proyectos extractivos y trasnacionales, por medio de las reformas estructurales, sin importar la gente y las comunidades.”
Lo mismo opina el Raymundo de la comunitaria Radio Totopo, que transmite desde Juchitán: “El magisterio es el sindicado más grande que el gobierno no ha podido desmembrar y que ha funcionado como el reducto de mucha gente para reclamar por sus derechos que de perderse, el poder político entregará las tierras mexicanas a manos del gran capital y las empresas trasnacionales, y regirá un estado de excepción en todo México”
Ante la represión, la Secretaría de Gobernación habilitó el diálogo con los maestros. El gobierno ofreció la reparación para las víctimas de Nochixtlán. También pidió “estabilidad y tranquilidad” en Oaxaca y Chiapas, los estados más alterados socialmente.
Vuelve Nashieli: “si la población tiene la fuerza suficiente para tumbar una reforma, o al menos, lograr transformarla como viene, entonces ¿qué podemos hacer con las otras? Las reformas vienen juntas, no es sólo educativa y laboral, por eso han implicado a toda la sociedad. Es una lectura que, según entiendo, también están haciendo desde arriba y que explica su reacción tan cerrada y violenta. Es también un compromiso para el magisterio, del que tiene que darse cuenta. Si en una mesa de negociación cede y acuerda simplemente en relación a sus demandas gremiales, dejando de lado al resto de la gente que lo apoyó, el magisterio se queda solo. Más bien, todos nos quedamos solos, porque si la sociedad ya no se suma, ya no cree, el Estado habrá logrado un objetivo hasta más grande del que pensaba originalmente”.

Nochixtlan. Foto: Ernesto Álvarez
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Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
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