Nota
Tragate esta pila: denuncia de vecinos contra Klaukol
Una nueva amenaza contra Susana Aranda, vecina de Virrey del Pino que viene denunciando a la empresa Klaukol por contaminación, hace que compartamos esta nota publicada en la revista MU de octubre. Hace un mes, dos hombres le hicieron tragar dos pilas y, ahora, se presentaron en su casa para darle la tercera: “Una por cada punta de la estrella de Mercedes Benz”, le dijeron en referencia a que los agresores aseguran que la contaminación es por una planta de la automotriz. “La próxima es plomo”, agregaron. Encerrada en su casa, Susana y la asamblea siguen denunciando las muertes por cáncer, problemas respiratorios y casos de niños con plomo en sangre en Virrey del Pino, según avalan distintos estudios y desoyen las autoridades municipales y nacionales.
Veinticuatro horas después del Día de la Madre alguien tocó el timbre de la casa de Susana Aranda, en el barrio Las Mercedes, Virrey del Pino. Junto a un grupo de vecinos, Susana viene denunciando desde 2009 a la multinacional Parex-Klaukol por la contaminación del barrio, y hace un mes denunció que dos personas la interceptaron en plena calle y le intentaron hacer tragar tres pilas a punta de pistola: “Elegí vos: un plomo de 9 mm o tragarte esto”.
Una la escupió.
Las otras se pueden ver en la radiografía que Susana sostiene en la foto.
Cuando sonó el timbre, Susana salió. Pensó que era un vendedor. Dice hoy a lavaca: “Era un señor. Me dijo que había hecho trampa, porque pensó que me había tragado tres pilas, una por cada punta de la estrella de Mercedes Benz”. La referencia tiene que ver con que los dos agresores le habían dicho que la contaminación provenía de la multinacional automotriz. “Es la última pila. La próxima es plomo”.
El hombre se fue “como si nada”, dice Susana.
“Es muy cruel porque me hacen ver su impunidad y que nosotros, los vecinos, estamos solos”, dice la mujer. “Hoy no puedo ni salir a comprar. Estoy presa en mi propia casa”.
Ante estos hechos compartimos la nota publicada en la edición de septiembre de MU, que incluye una entrevista con Susana después de tragarse con dos pilas, la voz de la empresa y de dos , una crónica por el barrioautoridades municipales, y una crónica del barrio del terror.
Tragate esta pila
Sospechas de contaminación, vecinos con graves enfermedades y una causa judicial que no avanza. Ahora se suma una vecina a la que obligaron a tragar dos pilas. ¿Qué pasa en La Matanza con Klaukol? ▶ LUCAS PEDULLA
Son las nueve y media de la mañana del lunes 26 de septiembre en una galaxia llamada La Matanza, y desde la Unidad Funcional de Instrucción N° 8 un joven emerge de la maraña de expedientes a un pasillo blanco, con sólo dos sillas, donde conviven a una distancia de cinco metros una mujer que llegó a denunciar violencia machista y otra mujer que llegó a denunciar que dos hombres le hicieron tragar dos pilas.
-Susana Aranda -llama el joven.
La mujer de las pilas mira y es invitada a pasar. Susana Aranda, 58 años, costurera, se levantó temprano y sólo tomó dos mates para salir a las ocho de la mañana de su casa en el barrio Las Mercedes, en la localidad de Virrey del Pino, para cruzar de punta a punta el municipio más grande del país y llegar a la ampliación de la denuncia que tramita bajo la carátula de intento de homicidio en banda. “Ya vine más de 30 veces por distintas denuncias”, dice Susana. “Si alguna se hubiera investigado, nada de esto habría pasado”.
Lo que pasó es una denuncia por contaminación a Parex Klaukol SA.
Lo que pasó es que dos hombres el 15 de septiembre pararon a Susana en plena calle, en plena mañana, a punta de revólver: “Elegí vos: un plomo de 9 mm o tragarte esto”, y le metieron dos pilas en la boca, que tuvo que tragarse.
Lo que pasa ahora es que está declarando Susana desde hace más de dos horas en esta fiscalía.
Cuando el sol se apagó
Parex Klaukol S.A. es la empresa multinacional líder en la fabricación industrial y venta de productos para la construcción. Klaukol S.A. se inició en 1972, se integró al Grupo Lafarge en 1999, que fue reemplazado en 2006 por ParexGroup, holding de morteros industriales que opera en 48 plantas distribuidas en 18 países. Una de ellas está ubicada en la galaxia matancera, precisamente en el kilómetro 44 y medio de la Ruta N° 3, frente al pequeño barrio Las Mercedes, en el que viven 300 familias.
“Antes había un tambo”, cuenta Susana Aranda, ya en el auto de su marido, de regreso al barrio. “Cuando se vendió a Lafarge y pusieron la bandera francesa empezó el movimiento. Más de 100 camiones por día. En cada loma de burro los camiones saltaban y les salía un humo blanco que era urticante para los ojos. Yo no sabía qué eran metales pesados ni que había emisiones gaseosas en el aire: nada. Hasta que en 2009 explotó la tolva” (una especie de embudo gigante).
La palabra explosión es literal.
“Fue como a las 10 de la mañana, pero quedó todo oscuro: el sol no se veía por el material y el polvo que flotaba en el aire. La tapa de la tolva salió volando y partió de punta a punta el techo de chapa de una casa. Los bulones se incrustaban en los árboles, en las paredes. A los 5 minutos vinieron con grúas, ingenieros y arreglaron todo. Pensamos que lo hacían de buenos que eran”.
La impresión duró poco: “Una tarde una vecina me avisa: ‘Susy, vamos a la sociedad de fomento porque Klaukol va a dar 5 mil pesos y artículos de limpieza y te hace limpiar toda la casa’. Fui: era mucha plata. Te hacían firmar un papel, pero algo me llamó la atención. Me pedían todos mis datos y planteaban que yo renunciaba a todo reclamo por contaminación de Parex Klaukol. ¿Contaminación? ‘No, es una formalidad para justificar los gastos’. No firmé. Miré a mi vecina: ‘¿Qué está pasando? No quiero plata ni nada, porque acá hay algo grave”.
Nadie firmó. Y empezaron a investigar.
Nacer sin rostro
Estudiaron qué materiales utilizaba Klaukol en sus productos. Hicieron rifas para pagar análisis del agua: “Encontraron metales pesados como plomo y cromo trivalente”. Los casos de vecinos enfermos y muertos en el barrio corrían de boca en boca, y comenzaron a asociar cada vez más esos relatos al material particulado que las tolvas de Klaukol emanaban día y noche. Un video grabado por un vecino impresiona: el polvillo forma una neblina difusa. Comenzaron acampes frente a la fábrica e incluso delante de la Embajada de Francia.
Como las Madres de Ituzaingo en Córdoba o los vecinos de San Salvador en Entre Ríos –que denunciaban las fumigaciones con agrotóxicos-, Susana improvisó censos caseros. Recorrió casa por casa para anotar cómo se formaba cada familia, sus enfermedades, qué remedios usaban, dónde se atendían. “Lo más didáctico posible”.
¿Qué vio? “Que era la misma historia en cada manzana. Problemas respiratorios, oftalmológicos, en la piel, broncopespasmos continuos, PAF. Y en cada familia, un fallecido por cáncer. No existe familia que no tenga casos de cáncer. Y si no está muerto, está terminal. Los Copotelli fallecieron papá, mamá y dos hijos. Toditos. En la familia Acosta fallecieron mamá, papá, un hermanito malformado y queda una sola sobreviviente que nació sin rostro. Sólo ojitos. Se le veían las amígdalas. Fue operada. Se fue. Y eso me da bronca. Nadie hace nada. Son muertes silenciosas”.
Seis meses de Soledad
Soledad Muñoz vive frente a la fábrica. “A mi nene le sangraba la nariz, tenía hematomas, vivía enfermo. Recorrí todos los hospitales. Le hacían pruebas de alergia. Lo internaron por neumonía, le dieron el alta, le agarró una recaída, y me dijeron que tenía leucemia. ¿Entendés que había estado 2 o 3 semanas internado y no dijeron nada? Lo llevé al Hospital Militar. Me preguntaron si vivía cerca de una fábrica. Les dije que sí y llevé una carta a la empresa para saber con qué químicos trabaja. Nunca contestaron. Mi nene estuvo seis meses internado, cumplió 5 años, y al día siguiente falleció”.
El nene de Soledad se llamaba Jonathan Gallegos y es uno de los cien nombres de personas enfermas o fallecidas que el abogado Jorge Taiah presentó ante el doctor Juan Pablo Salas, del Juzgado Federal N°1 de Morón, que instruye la denuncia penal de los vecinos. “En la causa no hay avances”, resume Taiah.
Salas emitió el sobreseimiento del único imputado en la causa (Jorge Daniel Hernández, director y vicepresidente de Parex Klaukol), pero la Cámara Federal lo rechazó ya que lo consideró “prematuro” porque aún hay líneas investigativas que no se han explorado.
Taiah y los vecinos exigen la recusación del juez Salas.
La investigación que falta
Una de esas líneas que impulsa la querella consiste en identificar insumos y materias primas que utiliza Klaukol, las hojas de seguridad de los materiales, indicar si se importaron insumos tóxicos y acreditar la presencia de fungicidas, pigmentos, antiespumantes y aditivos antihongos. También busca determinar el tratamiento de los residuos peligrosos: los vecinos afirman que son quemados y enterrados. La Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) y el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS) dieron cuenta de al menos 70 insumos utilizados por Klaukol, entre ellos sílice, cuarzo y fly ash (o ceniza volante). La querella adjuntó dos hojas de seguridad confeccionadas por Lafarge North America Inc, que advierten de su peligrosidad.
- Irritación o inflamación ocular.
- Irritación y quemaduras en nariz, garganta, pulmones e incluso asfixia.
- “La inhalación prolongada o repetida de la sílice cristalina respirable de este producto puede causar silicosis, una enfermedad pulmonar gravemente in capacitante y mortal”.
- “Las cenizas no figuran como cancerígenas en las listas de IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) y NTP (Programa Nacional de Toxicología); no obstante, las cenizas contienen vestigios de sílice cristalina, que está clasificada por IARC y NTP como cancerígeno humano”.
- Enfermedad renal.
Taiah: “Son todas enfermedades que denuncian los vecinos”.
Aranda completa la lista con un informe de la Acumar de 2014, que constató a partir de historias clínicas casos de dermatitis, conjuntivitis, bronquitis, broncoespasmo, rinitis, disnea. También relevaron anemia en embarazadas, trastornos de desarrollo psicomotor en niños y niñas. Todos –todos- los chicos y chicas presentaron plomo en sangre, pero en 7 casos los valores superan lo permitido. Aranda: “Acumar nunca nos dijo quiénes eran. No los tenemos identificados”.
Estado mediático
En la foja 1.976 del cuerpo 10 de la causa (son 14 cuerpos), Parex Klaukol dice que “utiliza para su producción simple arena proveniente del río”.
MU pidió una entrevista con algún vocero de la empresa, pero el Gerente Institucional, Daniel Muñiz, la rechazó: “Nuestra voz es el juzgado”. ¿El juzgado? “La causa”, corrigió.
Dijo que los estudios de Acumar y OPDS sostienen que los valores están dentro de los parámetros establecidos y que la producción no tiene ningún secreto: “Es cemento, arena y cal. Ningún material pesa do. No hay un producto que tenga plomo”.
Muñiz rechazó por “maliciosas” las denuncias de los vecinos y destacó la “buena relación” que tienen con el barrio: “Si tuviéramos emisiones peligrosas estaríamos clausurados”.
El juez Salas tampoco aceptó una entrevista.
El secretario de Salud de La Matanza es el doctor Alejandro Collia, ex ministro provincial durante el gobierno de Daniel Scioli. Pese a los años del conflicto, no conocía el caso: anotó en un papel el nombre del barrio, el kilómetro, los reclamos y se comprometió a enviar un equipo epidemiológico para realizar un relevamiento.
Un piso más arriba, la secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Karina Rocca, dice sobre Klaukol: “No hay ningún expediente que haya ingresado con una denuncia formal” y agrega que, sin desligar responsabilidades, la fiscalización del funcionamiento de la empresa corre por cuenta de la OPDS, al tratarse de una empresa de tercera categoría (es decir, peligrosa y de riesgo para la población) según la Ley de Industrias.
-¿Qué puede hacer la Secretaría?
-Intervenir en caso de que, como en esta situación, tome estado mediático la gravedad del tema. Uno puede actuar, como si dijera de oficio. Ahora pedimos la intervención de OPDS de manera urgente.
Rocca aclara que ha intervenido con clausuras de empresas de tercera categoría por contaminación. ¿Y si este caso se comprueba? “Puedo ir y clausurar”.
Rocca explica que Medio Ambiente aún no funciona mancomunadamente con el área de Industrias.
-¿El informe de impacto ambiental de Klaukol pasó por la Secretaría?
-No. Y por eso aparece una situación como esta, con vecinos que son a quienes te debés. Hay que asistirlos, escucharlos, dar respuestas.
Reitera que en el caso de Klaukol no hay expediente interno: “Pero esto está complicándose mucho, afectando aparentemente la salud. No tengo formalmente nada, porque si no sería la primera que iría a clausurar. Yo estoy del lado de los vecinos”.
Tragarse las pilas
Gisela Spinetta habla con su hija de tres años en brazos: “Tengo otro hijo de seis, y empezaron con sangrado en la nariz, vista irritada. Ya no me gusta nada. A ella la mandaba a un jardicinto acá cerca, pero no la mando más: salía siempre con diarrea, vómitos. Supuestamente tomaba el agua de la canilla. Está todo contaminado. Hace unos meses los de la empresa tiraron al costado de mi casa una camionada con la porquería que hacen ellos. No podía ni abrir las ventanas porque era terrible el olor. Mi hijo mayor, de 11 años, es asmático, vive con el padre en Capital. Prefiero que no venga porque cada vez que viene se me descompone”.
El abogado Taiah cuenta que uno de los argumentos de Klaukol sobre la contaminación del barrio es un supuesto entierro de baterías que Mercedes Benz hizo en los setenta. Algo de eso le mencionaron durante el atentado que sufrió Susana el 15 de septiembre.
Ese día había salido a ver si las tolvas de Klaukol estaban funcionando. Sacó algunas fotos. La interceptaron dos hombres.
La pesadilla: “Alguien me agarra del hombro, me abraza y me dice: ‘Hola, señora Aranda. Otra vez nos volvemos a ver. Me parece que le cuesta entender las cosas’. Era una persona que había visto una vez en el ascensor de la OPDS. Hablaba con tranquilidad. El otro le dice: ‘Cortala, apurate, dale’. Siento que me apoyan algo en el estómago. Me dijeron: ‘Elegí vos. Un plomo de la 9 mm que tenés en tu estómago o tragar esto’. Eran pilas de computadora, de esas redondas, como monedas de 2 pesos. Me las puso en la boca. Mordí una, sentí un gusto feo y me dieron arcadas. Me agarraron fuerte la cara para que no me moviera. Cuando se fueron me dijeron: ‘Ahora espero que sepas a quién pertenece lo que tenés en tu organismo’”. Le querían insinuar, piensa Susana, que la contaminación es por las baterías de Mercedes Benz. Cuando tragó las pilas le dieron un beso en la frente, y se fueron.
Ocurrió un jueves. “En el Hospital Posadas me dijeron que si evacuaba estaba todo bien, o tendrían que operarme. Estuve hasta el lunes con esto en mi estómago. Evacué a la madrugada. Mi hijo me dijo que me tendrían que haber puesto la antitetánica, porque si bien las pilas están bien selladas, corría el riesgo de una infección generalizada si mis jugos gástricos las oxidaban. En el PAMI no me creían: pensaban que había sido un intento de suicidio”.
Dice Susana:
“No puedo caminar sola, miro para atrás, tengo miedo a caerme, alguien se me acerca y siento que es sospechoso, me sobresalto. Paranoia, viste. Y no puede ser, yo quiero hacer las compras, mis cosas, pero tengo que estar dependiendo de los familiares. Tampoco quiero un guardia en mi portón. Quiero una vida normal: no hice nada malo. Yo al juez Salas le dije: ‘Métame presa, pero demuéstreme bien probado que yo estoy equivocada, y que usted hace bien su trabajo’. Me dolió salir a denunciar lo que me pasó. Si se hubiera investigado, nada de esto tenía que pasar. Si después de seis años estamos donde empezamos, algo está muy mal”.
Unos días después de esta charla con MU, Susana recibió una carta documento de Kaukol S.A. La empresa, a través de su apoderado, el abogado Gabriel Macchiavello, la intimó a que “ratifique o rectifique sus denuncias”. El mensaje no es claro, ya que Susana realizó las denuncias en sedes judiciales y gubernamentales, pero al menos sirvió para identificar al mensajero: es también asesor de Monsanto.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
- Revista MuHace 3 días
Mu 204: Creer o reventar
- Derechos HumanosHace 3 semanas
Memoria, verdad, justicia y Norita
- MúsicasHace 2 semanas
Susy Shock y Liliana Herrero: un escudo contra la crueldad
- #NiUnaMásHace 4 semanas
Caso Lucía Pérez: matar al femicidio
- Mu202Hace 4 semanas
Comunicación, manipulación & poder: política del caos