Nota
Un ataque y su contexto: lo que el fuego narco encendió en Florencio Varela
El jueves 30, a las 20, una banda de narcos del barrio Pico de Oro, de Florencia Varela, atacó la casa de dos referentes sociales, Neka Jara y Alberto Spagnolo. Le prendió fuego e intentó saquearla, pero la intervención de los vecinos impidió que terminen la tarea de destrucción, facilitada hasta ese momento por la zona liberada de policías y gendarmes.
El ataque fue precedido por otro intento: una falsa denuncia que fue desestimada por la fiscalía, pero con la que la banda de narcos intentó agitar el barrio en contra de estos referentes. Esta secuencia –denuncia para sembrar descrédito y ataque violento- forman parte de un menú conocido en otras periferias latinoamericanas saqueadas por el narcotráfico. “Te vamos a hacer pasar vergüenza social” fue la sofisticada amenaza que recibió el mes pasado una periodista que investiga la explotación sexual de mujeres dominicanas en Argentina, por ejemplo.
En el conurbano parece estar disputándose hoy una pelea por el control del territorio, a la que solo que le pone el pecho el tejido creado por las organizaciones sociales. Esta es la interpretación que hace el Movimiento de Colectivos, de los que Neka Jara y Alberto Spagnolo son referentes, según el texto difundido por La Fogata y que reproducimos a continuación:
“El ataque directo y personal a dos referentes de un movimiento social del barrio Pico de Oro de Florencio Varela, es una muestra de la disputa violenta por el control de los territorios del conurbano. El objetivo evidente es golpear la trama organizativa de base, hiriendo la confianza de los vecinos y las familias en las iniciativas colectivas.
En este caso se trató de una falsa acusación por parte de un grupo narco hacia Alberto Spagnolo y Neka Jara, integrantes del Movimiento de Colectivos, conocidos desde hace años por su actividad militante en la zona sur. Durante la noche del miércoles 29 una banda apedreó la casa de Alberto y Neka, amenazando con un linchamiento.
La rápida reacción de distintos vecinos y el aguante de los jóvenes permitieron desmontar la mentira y frustrar la acción destinada a expulsarlos del barrio, verdadero propósito de los atacantes. También influyeron dos antecedentes similares donde el mismo narco echó a dos familias del barrio, utilizando estrategias parecidas.
La intervención de la fiscalía demostró la inconsistencia de las calumnias. Sin embargo, el jueves 30 la misma banda siguió con el hostigamiento y a pesar de las denuncias realizadas, la policía en clara complicidad liberó la zona, para que a las 20 hs finalmente la casa de los compañeros fuera incendiada y destruida por completo.
Los narcos, al no lograr el apoyo del barrio, acudieron a miembros de su banda provenientes de otros lugares, e impidieron incluso el ingreso de los bomberos, amenazando con extender el fuego hacia otras casas. Durante todo este tiempo un grupo nutrido de vecinos y compañeros evaluó la posibilidad de resistir físicamente los ataques, pero primó el criterio de no dar lugar a un enfrentamiento en los términos tumberos y policiales planteados por los narcos (armas de fuego incluidas).
Ante la patente inacción de la policía (Comisaría Primera de Florencio Varela) y de las autoridades públicas del municipio, el Movimiento de Colectivos acudió a funcionarios del Área de Seguridad y Derechos Humanos del Gobierno Nacional. Sólo a partir de ese momento se hizo presente en la zona un par de patrulleros de la misma comisaría para custodiar las viviendas y se acaba de concretar un allanamiento en la casa del principal instigador. La tensión en el barrio sin embargo aún no desaparece, siguen las amenazas y no es claro cómo se desarrollarán los hechos.
Esta situación se viene reiterando en los últimos meses en distintos barrios y pone de manifiesto un nuevo tipo de conflictividad. En San Rudensindo, sobre la ruta 2, cinco viviendas fueron desalojadas por un capo narco que buscaba consolidar su control en la zona. En esta ocasión un grupo de vecinos paraguayos le hicieron frente y el saldo fue de varios muertos por ambos bandos, sin que eso haya impedido el desalojo de las viviendas.
Los narcos se articulan en los territorios con tramas de complicidad política y policial, lo cual los convierte en grupos de poder que son a la vez dealers, prostituyentes y buchones. El propósito es disputar y controlar esos territorios, pero es sobre todo una disputa por los jóvenes: para volverlos “consumidores” y ampliar así los mercados del paco. También para subordinarlos y usarlos como mano de obra tumbera. Estos grupos, que viven un proceso de degradación acelerada especialmente durante los últimos años, aseguran su poder expropiando vidas. Invierten de este modo la dinámica de los movimientos sociales.
Aunque seguimos insistiendo ante las autoridades para obtener protección para los vecinos, lo fundamental es la convocatoria y la organización barrial. Por eso los invitamos a juntar fuerzas, organizar una red y pensar cómo seguir”.
Contacto: José 1569013154
Nota
Proyecto Litio: un ojo de la cara (video)

En un video de 3,50 minutos filmado en Jujuy habla Joel Paredes, a quien las fuerzas de seguridad le arrancaron un ojo de un balazo mientras se manifestaba con miles de jujeños, en 2023. Aquella represión traza un hilo conductor entre la reforma (in) constitucional de Jujuy votada a espaldas del pueblo en 2023, y lo que pasó un año después a nivel nacional con la aprobación de la Ley Bases y la instauración del RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
Pero Joel habla de otras cuestiones: su pasión por la música como sostén. El ensayo artístico que no se concretó aquella vez. Lo que le pasa cada día al mirarse al espejo. La búsqueda de derechos por los hijos, y por quienes están siendo raleados de las tierras. Y la idea de seguir adelante, explicada en pocas palabas: “El miedo para mí no existe”.
Proyecto Litio es una plataforma (litio.lavaca.org) que incluye un teaser de 22 minutos, un documental de casi una hora de duración que amplía el registro sobre las comunidades de la cuenca de las Salinas Grandes y Laguna Guayatayoc, una de las siete maravillas naturales de Argentina, que a la par es zona de sequía y uno de los mayores reservorios de litio del mundo.
Además hay piezas audiovisuales como la que presentamos aquí. La semana pasada fue Proyecto Litio: el paisaje territorial, animal y humano cuando el agua empieza a desaparecer.
Esos eslabones se enfocan en la vida en las comunidades, la economía, la represión y la escasez del agua en la zona.
Litio está compuesto también por las noticias, crónicas y reportajes que venimos realizando desde lavaca.org y que reunimos en esta plataforma.
Un proyecto del que podés formar parte, apoyando y compartiendo.
El video de 3,50 minutos
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Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Nota
Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.

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