Nota
Uno a favor y otra en contra: las revelaciones de dos senadores sobre la intimidad de la votación
La senadora Cristina López de San Juan, en contra del proyecto, y Julio Catalán Magni, por Tierra del Fuego y a favor de la despenalización, hablaron con lavaca acerca de la votación inminente, el ruido de la calle y el futuro político si no se aprueba el #AbortoLegal.
Cristina López, senadora por San Juan: «Hace seis meses que estoy»
La senadora Cristina López Valverde del PJ por la provincia de San Juan estuvo envuelta en una polémica en relación a si había leído o no el proyecto. Finalmente aseguró que lo que no leyó fueron las posiciones intermedias. La entrevista con lavaca en medio de la votación.
– Usted era la senadora que dijo que no había leído el proyecto.
– Yo no dije eso, cómo voy a decir semejante barbaridad.
– Aclaremos entonces.
– Está en mi canal de YouTube, puntualmente se hizo una entrevista, se me hicieron dos preguntas. Mi posición respecto a lo que hoy estaba consignado en la agenda, que no es ninguna novedad. Obviamente yo me he preparado, cada cual evaluará mi alocución, pero yo me he tomado el tiempo para preparar mi fundamentación. La segunda pregunta fue qué pasaría con mi posición si se trataran sobre tablas los proyectos de despenalización, ahí dije que sería una irresponsabilidad de mi parte expedirme cuando ese tema no ha sido estudiado aún.
– Entonces lo que no leyó fueron los proyectos como el del senador Perotti.
– Claro, otras posiciones intermedias. Conozco a grandes rasgos, pero no las he estudiado. Quise ser responsable y no emitir formalmente una opinión.
– No está presentado el proyecto, ¿no?
– Se estaban buscando firmas a la mañana. Pero como legisladora no puedo decir “más o menos”.
– ¿Qué mensaje podemos darle a gran parte de la sociedad que esperaba que salga algo del Senado sobre este tema a través de una legislación? No les podemos decir que de esto no se va a hablar en dos años.
– No sabemos si no se va a tratar en dos años. No podemos hacer futurismo.
– Bueno, pero hay gente que se niega a hablar de esto.
– Hay otras propuestas, se van a tratar en las comisiones respectivas, y puede ser un gran diálogo buscando posiciones intermedias.
– ¿Por qué creen que no se pudo encontrar esta noche ese punto intermedio?
– Las cosas necesitan su tiempo. Su madurez.
– Mientras mueren mujeres, senadora.
– Lo sé, lo sé. Se ha apelado mucho a lo de la constitucionalidad, no es un problema menor.
– ¿Ustedes no temen que alguien los demande por la muerte de una mujer por la irresponsabilidad de no haber logrado en todos estos años una legislación?
– No, justamente. Yo hace seis meses que estoy.
– Pero institucionalmente.
– Pero también es preocupante que salga un proyecto que traiga aparejados juicios, con un sistema de salud que no está preparado para hacerse cargo.
– Pero los ministros de salud dijeron que estaban en condiciones. ¿Qué otra autoridad hay sobre los ministros de salud?
– Pero depende de las provincias también.
– ¿En su provincia puntualmente cómo la ve?
– En mi provincia, he tratado de ser coherente con lo que se llama la ética de la representatividad. Un porcentaje altísimo de mi provincia está en contra de la legalización.
– Pero eso es más cálculo político que una cuestión de ministerio de salud.
– No estoy en situación de elección, no lo tomo como una especulación.
– ¿Su gobernador le dio algún tipo de instrucción?
– Nuestro gobernador es un gobernador muy joven. De una mentalidad muy abierta, y en esta oportunidad no nos ha dado instrucción. Y en cuanto al ministerio quiero recalcar que me he entrevistado con la ministra. Me ha dicho que dentro de unos días se va a presentar públicamente un programa más que interesante respecto del acompañamiento a la mujer.
– ¿Por qué no se hizo antes?
– ¿Y por qué no se educó en las escuelas antes?
– Porque llegaríamos a esta situación en otro clima social.
– Yo luché fervientemente para que se incluyera la educación sexual en las escuelas.
– Por eso sorprendió que no apoyara el proyecto.
– Como sociedad tenemos que tener un margen de tolerancia, seguir el diálogo y buscar una instancia superadora.
Julio Catalán Magni, senador por Tierra del Fuego: “Subestimaron la voz del pueblo”
– ¿Cómo asume este panorama?
– Es un paso atrás enorme. Hicimos todo para que fuera ley. Después, obviamente, debemos ser respetuosos de la democracia. Ahí creo que todos tenemos un porcentaje de responsabilidad de generar, más allá del resultado, el resultado paz social.
– ¿No sienten que hay un compromiso con la gente que está reclamando?
– En esto, debemos ser objetivos y responsables. Los que no están a favor de la despenalización, si hubiesen tenido la decisión de que esto fuera ley, le hubieran dado más lugar al plenario de comisiones de la Cámara Alta. No quisieron abordar nada: era sí o no. No les interesó debatirlo. Si termina la votación y no se convierte en ley, pierde estado parlamentario y hay que esperar a agosto del año que viene. En un año electoral, tenemos que ser sinceros, es muy difícil que vuelva a estar en el debate en el Parlamento. Debemos llamar a la reflexión, a los que no están de acuerdo, a ver cómo se paran frente a la sociedad.
– ¿Por qué no lo discutieron?
– No lo quieren discutir. No les interesa discutirlo. En el plenario, todas las diferencias se zanjaron. Los que defendemos la legalización cedimos en lo que nos pidieron. Ellos no. Vamos a discutir lo que viene de la Cámara Baja. Así y todo, se está poniendo en debate eso. El espíritu de los que no están a favor es no discutirlo y dilatarlo. Ellos deberían hablar con la verdad con la sociedad. Fui a caminar. Hay muchísima gente: con pañuelos celeste, con pañuelos verde. Cuando sea la votación, es la responsabilidad de todos que nos vayamos tranquilos a casa. Que entendamos que la democracia funciona así e intentar volver a ponerlo en agenda.
– ¿Cómo se construye?
– En la urna, se construye. Yo creo que hay un sector claro de la política anclado en el siglo XVIII. Hoy estamos en el siglo XXI.
– Entonces, va a llegar un que se vayan todos.
– Tampoco creo que haya que llegar a eso. Cuando en la Cámara Baja ganó el avanzar, los que perdieron se corrieron. Hoy la realidad es diferente. Lo más probable es que lleguemos voto a voto y, con franqueza, perdamos.
– ¿Siente que escucharon a la sociedad?
– Subestimaron claramente la voz del pueblo. Cuando termina la votación, hay exposiciones en la Cámara Baja. Después de esa votación, la iglesia y parte de la política salieron a marcar su posición fuertemente. Y ahí quedó la situación en la que estamos hoy. Los que estamos a favor somos los mismos, pero los que no están a favor aparecieron todos.
– ¿Cómo definieron los votos los senadores?
– Para no personalizarlo, lo que no podemos permitir es que una encuesta o un focus group termine modificando la mirada personal. Mi provincia es mucho más conservadora, pero yo no entiendo que sea así. Tengo cuatro hijo y los cuatro me piden: “Papá, que sea ley”. Yo fui monaguillo, pero sí entiendo que hoy Julio no es Julio. Julio es un legislador nacional que no debe actuar por él.
¿Se cuestiona no tener largo plazo?
La política cada vez se aleja más de la gente. No entendemos lo que la gente pide. Y ahí el durambarbismo en su máxima expresión está haciendo un daño enorme a la política, a la justicia y a la sociedad. Está alejado el termómetro social que nos pide lo que tenemos que hacer acá.
¿Le vas a tener que explicar lo que dijo Urtubey a tu hija?
A Rodolfo lo conozco y él hablo como juez. Planteó una posición médica-jurídica y no midió el impacto político. Yo lo conozco y es una persona de bien. Sin duda, fue una expresión desacertada pero…
Sí, las mujeres conocemos la mirada de los jueces.
Sí, sí, es tristísimo. La mujer tiene que tomar esa decisón tan dura. El Estado debe estar en lo anterior, en el momento y en lo posterior ayudándote. La decisión es tuya. Lo que no puede estar es ausente. En el ILE hay nueve provincias adheridas. En mi provincia se hicieron seis por ILE y 160 por fallos judiciales. Tenemos que discutir responsablemente hasta dónde estamos comprometidos y hasta dónde somos hipócritas. Lo que se está discutiendo hoy es esto: aborto legal o aborto ilegal. Nadie está discutiendo la vida. Estamos hablando de dar más derechos y ayudar a que el Estado esté en el momento que debe estar.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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