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Vanesa Orieta, ocho años sin Luciano: “Nuestros pibes hoy no tienen derechos”

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Este sábado se conmemora un nuevo aniversario de la muerte y desaparición del joven de 16 años, símbolo de la brutalidad policial y judicial y las violaciones cometidas por el Estado en democracia. Será una movilización desde General Paz y Mosconi hasta el barrio 12 de Octubre. Vanesa Orieta, su hermana, sintetiza las principales consignas de la actividad: el “No a la baja” de la edad de imputabilidad, la construcción de una agenda propia y por qué hay que hablar de represión estatal y no de violencia institucional.
El 31 de enero se cumple el octavo aniversario de la muerte y desaparición de Luciano Arruga, el joven de 16 años que se ha convertido -a través de la organización y movilización de sus familiares y amigos- en símbolo contemporáneo de la brutalidad policial y judicial y las violaciones a los derechos humanos en democracia por parte del Estado argentino. Como cada enero, este sábado se convoca a una marcha desde General Paz y Mosconi hasta la plaza que lleva su nombre, en el barrio 12 de Octubre, en Lomas del Mirador, partido de La Matanza. La convocatoria es a las 15 horas y la movilización partirá a las 17. Habrá bandas de rap y el micrófono abierto para que cualquier familiar víctima de las violaciones del Estado pueda acercarse y hablar.
En diálogo con lavaca, Vanesa Orieta, hermana de Luciano, sintetiza la consigna principal de la jornada: “No es violencia institucional: es represión estatal. Por un lado pedimos saber toda la verdad sobre lo que ocurrió con Luciano: mantenemos la denuncia por su muerte y desaparición y la responsabilidad de la policía en este caso. Por otro lado, una de las cosas que plantearemos es no mezclar la represión estatal dentro de un gran marco de violencias institucionales que sufren los jóvenes a diario. Por eso nuestra consigna y es importante marcarla: desde el momento en que nacen, los niños, las niñas y los adolescentes sufren diferentes tipos de violencias. Pero también sabemos que hay una forma muy particular de violencia, bien planeada, desde los sectores de poder, que incluye a medios masivos de comunicación y funcionarios políticos y judiciales, que empezó hace mucho, instalando la idea del pibe peligroso, que son los pibes de nuestros barrios”.
La construcción de la impunidad
La movilización tendrá como destino la plaza Luciano Arruga, en el barrio 12 de Octubre. En ese barrio Luciano fue detenido ilegalmente y transportado en un patrullero hasta un destacamento que no podía retener personas, mucho menos un menor, a tan solo unas cuadras de su casa. Allí estuvo privado ilegalmente de su libertad desde las 11 hasta las 19 horas del 22 de septiembre de 2008, según dictaminó el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de La Matanza que en mayo del 2015, cuando condenó por torturas a 10 años de prisión a Julio Diego Torales, el oficial principal a cargo de la dependencia policial que convalidó esa detención arbitraria.
 La última vez que lo vieron con vida fue en ese mismo destacamento el 31 de enero de 2009.
Cinco años y ocho meses después la lucha de su familia -hábeas corpus mediante- logró encontrarlo. Se enfrentaron cara a cara con la ingeniería social de la impunidad: Luciano “cruzó” a las 3.21 de la madrugada del 31 de enero con ropa que no era de él por un lugar inaccesible de la General Paz “desesperado, como si estuviera escapando de algo”. Fue atropellado, murió en el Hospital Santojanni -donde su familia fue a preguntar si había ingresado un joven y le respondieron que no-, lo derivaron al Cuerpo Médico Forense y fue enterrado como NN en el Cementerio de Chacarita. El circuito revela cuál fue la trama de encubrimiento de uno de los casos más resonantes de nuestra democracia. Las prendas nunca aparecieron, y un testigo declaró ante el Juzgado Federal de Morón (donde se tramita la causa) que vio desde la autopista una camioneta doble cabina de la Bonaerense con las luces bajas. Estaba sobre la colectora de la General Paz. “No fue un accidente”, resalta Vanesa.
En el medio, y a lo largo de todos estos años, una fiscal que derivó la investigación en la propia Bonaerense denunciada (Roxana Castelli), otra fiscal que pidió “pinchar” los teléfonos de la propia familia (Celia Cejas) y un juez que lo convalidó (Gustavo Banco). Sobre estos tres funcionarios pesa un pedido de jury político.
Vanesa: “Seguimos esperando que avance”.
La agenda basura
Vanesa Orieta sabe que esta actividad llega en un contexto en el cual desde el Gobierno se impulsa la baja de punibilidad de los 16 a los 14 años. El debate es promovido desde las corporaciones mediáticas, pese al fuerte rechazo de organizaciones sociales y organismos de derechos humanos. Esa discusión será una de las consignas de la movilización. “Decir ´No a la baja´ tiene relación directa con la causa de Luciano: él se negó a salir a robar para la policía y se negó cuando tenía 16 años. Todo eso repercutió en su vida de tal manera que terminó en detenciones y su posterior desaparición. La sociedad tiene bien claro dónde está el delito concentrado. Saben que no lo manejan chiquilines de 14 o 16 años. El tema es que sería conmocionar a la sociedad decir que esos negocios son controlados por las fuerzas policiales, es decir, los que deberían generar la seguridad”.
Vanesa habla de pelear la agenda mediática.
“Siempre estamos corriendo atrás para tratar de explicar que lo que los medios intentan instalar no es más que una mentira y que la realidad es pensar profundamente cuáles son las situaciones que sufren nuestros jóvenes con anterioridad a un episodio violento, cuyo porcentaje es ínfimo. Desde hace tiempo en nuestras actividades proponemos un lazo bien fuerte entre familiares en lucha y medios comunitarios. Ahí tenemos que empezar a creernos todos el rol que ocupamos, y también la capacidad y la fuerza que tiene nuestra palabra. Nosotros no hablamos de odio, no balbuceamos palabras sin sentido. Somos responsables y nuestro mensaje tiene que ver con defender la vida. Ante eso me parece que hay que dejar de correr detrás de la agenda basura que proponen los medios comerciales, distinguir los objetivos que queremos cumplir y, en función de eso, generar nuestra propia agenda comunicacional”.
Las palabras y las cosas
Vanesa aclara que la alianza Cambiemos no es el primer gobierno que intenta instalar este debate. “Es un círculo que conocemos: después viene la criminalización de los barrios, el control por parte de diversas fuerzas policiales y el aumento de casos de gatillo fácil y de pobres encerrados en todo el país. Hoy tenemos decenas de miles de pobres encerrados, más de 5 mil casos de gatillo fácil y más de 200 desapariciones forzadas. Estas cifras son las que hablan de un plan estratégico. Hoy es este sector, pero mañana va a comenzar a atacar a otros. Ya estamos viendo que ocurre. Puede ser de forma indirecta o directa, como cuando reprimen a trabajadores por defender sus fuentes de trabajo. Pero la represión está instalada”.
Por eso, subraya Vanesa, hay que hablar con otras palabras.
“Me molesta la suavización de los términos. No es lo mismo hablar de violencia institucional y que todo quede en una misma bolsa de diferentes violencias, que hablar de represión estatal. Tampoco es lo mismo en causas judiciales. Porque cuando decís represión estatal, cuando hablás de gatillo fácil y desaparición forzada, hablás de responsabilidades, no sólo materiales, sino también políticas y judiciales. Entonces nos perdemos el foco del asunto, nos perdemos la gravedad de denunciar la represión estatal y la empezamos a mezclar en un combo de violencias, que también hay que denunciarlas. Pero hay que entender que nuestros pibes hoy no tienen derechos. Y si estamos hablando de que los pibes no comen ni acceden a la educación, que es un derecho fundamental que consta en la Constitución, tenemos que ver qué forma de responsabilidad le cabe a cada uno de los gobiernos. Nadie piensa en llevar al banquillo a los funcionarios porque los pibes no comen”.
Avanzar con los pies
¿Cómo está hoy la causa que investiga la desaparición y muerte de Luciano? Responde Vanesa: “La causa está en proceso de instrucción. No hay ningún procesado, y tiene el mismo curso que tienen todas las causas donde se responsabilizan a las fuerzas de seguridad. La realidad es que uno no tiene claridad para saber dónde va dirigida. Uno le pone la fuerza que tiene, pero estos procesos son muy lentos y tortuosos. Necesitamos que no se siga pensando siempre que sea la familia o los amigos los que tengan siempre que declarar, hay que empezar a jugarse más en la investigación judicial. Pedir la presencia de quien era intendente de La Matanza en ese momento, Fernando Espinoza, y que cuente cómo se inauguró el destacamento, qué control había. Lo mismo con Daniel Scioli, entonces gobernador de la provincia. Para mantener una desaparición existen responsabilidades de diversas instituciones del Estado. Sí: hay responsables materiales. Son los policías, y hay que investigar su accionar esa madrugada, cómo llega Luciano a la colectora de la General Paz, con qué métodos lo obligan a cruzar por ese lugar para que pierda la vida, pero siempre estamos ubicando los mismos sujetos y no nos corremos de ahí. Hay un montón de accionares, como los del Hospital Santojanni, la morgue; es una causa muy compleja que requiere de un análisis en términos de cómo se logra la desaparición forzada de una persona. Y ahí hay una clara metodología: la policía ha visto la posibilidad de que ese cuerpo tenga un recorrido sin ninguna alarma y pueda quedar bien definida la desaparición. Eso nos desgasta. Esto es la impunidad, lo que mantiene las desapariciones forzadas, las injusticias. Y marchar tiene que ver con todo esto. Es decir: ‘Ustedes sigan generando la impunidad, nosotros seguimos avanzando en nuestra organización y lucha´”.
Vanesa Orieta, ocho años sin Luciano: “Nuestros pibes hoy no tienen derechos”

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

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Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.

Por María del Carmen Varela

La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.

La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro
Gabriela Pastor en escena. Detrás, Juan Zuberman interpreta a un ciego que toca la guitarra.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario.  Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.

El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.

Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.

Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.

La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.

Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA

Domingos 18 y 25 de mayo, 20  hs

Más info y entradas en @perlaguarani

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