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¿Dónde está Luciano Arruga?

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A dos años de la desaparición de Luciano Arruga, familiares y amigos convocaron a una jornada cultural realizada el sábado 29 de enero en Lomas del Mirador. Duró todo el día y hubo talleres, ferias, teatro, recitales, charlas y la pregunta de siempre: ¿Dónde está Luciano Arruga?

¿Dónde está Luciano Arruga?Apenas se cruza la General Paz, sobre el puente que atraviesa la avenida Juan Manuel de Rosas aparece un mensaje prometedor: La Matanza. Capital de la esperanza. A cien metros de esta consigna un cartel indica que algo no anda bien. Una inscripción simulando ser un símbolo vial señala: Comisaría 8va. Ex centro clandestino de dentención y tortura (también conocida como Sheraton).
A media cuadra tres policías desvían el tráfico porque detrás del vallado se montó un escenario desde el cual se pide y exige por Luciano Nahuel Arruga, desaparecido desde el 31 de enero de 2009 por policías bonaerenses del destacamentoe de Lomas del Mirador, partido de La Matanza. Testigos y peritajes determinaron que Luciano estuvo en ese lugar y en la comisaría octava de la zona. Tenía 16 años. Desde aquel día no se supo qué sucedió con Luciano.
La inscripción en la remera de un muchacho que pasa caminando da una pista: La policía sabe qué le pasó.
La jornada
Un escenario en medio de la avenida, una seguidilla de puestos dan forma a la feria armada frente a la plaza Güemes de Lomas del Mirador, una carpa blanca construida para charlas, mucho espacio para bailar y debatir, chicos con handies en sus manos para comunicarse, organizarse y cuidarse dan marco a la jornada gestada por los dos años de la desaparición de Luciano Arruga.
Las murgas hacen de las suyas sobre la pista de baile que hasta hace unas horas fue calle, malabaristas manipulan y juegan con clavas, mientras en la carpa se preparan los abogados del caso Luciano Arruga que comentarán el estado de la causa (ver más abajo), algunos de los organizadores de la muestra itinerante Ningún pibe nace para chorro que contarán cómo fue esa experiencia y dos de los integrantes de la revista Barcelona que dialogarán sobre la absurda participación del Estado, los medios-periodistas comerciales y la policía en la búsqueda de Luciano Arruga.
Muchas familias y jóvenes pasean por el predio, toman mate, leen, se miran, charlan, y en el escenario van pasando las bandas que de tanto en tanto son interrumpidas por Vanesa Orieta, hermana de Luciano, para convocar a alguna actividad en la plaza, para alertar a las personas que tengan cuidado si salen del perímetro delimitado por las vallas porque la policía está parando a los chicos, o para sembrar la necesidad de recordar a Luciano con la alegría que lo caracterizó.
La causa
Pablo Pimentel, Juan Manuel Combi, Damián Piraino, Eva Asprella y Paula Livachky componen la mesa que contará en qué estado está el caso de Luciano Arruga. Eva y Paula son dos abogadas pertenecientes al CELS que hace unos meses se incorporaron a la causa.
Pablo Pimentel, presidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH), es el único que no es abogado de la mesa pero es el primero que toma el micrófono y de manera señala de manera contundente: «Cuando Vanesa nos contó que en septiembre de 2008 Luciano había sido invitado por un miembro de la policía de la provincia de Buenos Aires, concretamente del destacamento de Lomas del Mirador, a que robe para él y que Luciano se negó, ahí recordamos que meses antes varios vecinos de Lomas del Mirador nos habían venido a denunciar la misma problemática. Entendimos entonces que la desaparición de Luciano evidentemente tenía un montón de cosas para decir».
Pablo Pimentel habla claro y conciso. Y con bronca. Afirma que lo que le pasó a Luciano no es algo aislado. Es el hecho más grave que tiene la provincia de Buenos Aires y uno de los hechos más graves que tiene la república Argentina. Y agrega: «Ni el gobernador Daniel Scioli ni la presidenta Cristina Fernández de Kirchner han tomado conciencia de la gravedad de lo que significa tener a un joven desaparecido en manos de una Institución que tiene que ser conducida y controlada por el poder político».
Juan Manuel Combi, uno de los primeros abogados de la causa de Luciano junto a Damián Piraino, afirma que Pimentel no será abogado pero «fue el primero y único que logró cambiar de fiscalía la causa dado que la fiscal inicial (Roxana Castelli, fiscalía N° 7 de La Matanza) había derivado la investigación del caso a la policía. Y a modo de denuncia cuenta que en la causa se secuestraron libros de detención totalmente adulterados y suprimidos. Y agrega: «Esto es grave porque quiere decir que la policía maneja los libros policiales con mera arbitrariedad. Si pueden adulterar un libro, se pueden llevar a un pibe, no registrarlo y que ese pibe no aparezca por ningún lado. De esta causa me llevo la falta de interés por parte de la Justicia».
A dos años de la desaparición de Luciano no hubo avances en la causa. «Ni Luciano apareció con vida, ni los policías que nosotros creemos responsables están presos, ni el destacamento se cerró. Con el orden simbólico que encierra que una casa sea un lugar en el que se detiene a la gente. Y en la causa está demostrado que Luciano en septiembre de 2008 estuvo allí», se lamenta Combi.
Con la inclusión de Eva y Paula, las dos abogadas del CELS, se espera algún viraje en el caso.
Paula Livachky apunta a la indiferencia que demostró el Estado en todos sus niveles y describe como tortuosa la investigación. Paula considera al igual que Pablo que el caso de Luciano no es un caso aislado y «muestra lo que le sucede en el cuerpo, a la gente, cuando las políticas de seguridad están enfocadas en las lógicas de control territorial sobre jóvenes varones de barrios humildes y cuando la política deja que la policía trabaje en forma autónoma y tenga sus propios negocios».
Por su parte, la abogada del CELS Eva Asprella resumió: «Hablar de la causa es hablar de una situación en donde la justicia ha colaborado para llegar a un momento de impunidad. Donde la justicia puso a trabajar en la investigación en los momentos claves de la desaparición que son los primeros días, a quienes están sospechados de esa desaparición. El otro día el perito oficial dijo una frase que nos quedó grabada: ‘nos llevan dos años de ventaja’. Y es esa la sensación que tenemos todos».
Damián Piraino es más visceral y más directo. Sentencia: «Ser abogados en este país es una mierda. Es tener que enfrentarte todo el tiempo con un sistema de justicia que no permite que podamos avanzar en ninguna causa. Pero con Juan siempre supimos a lo que nos enfrentábamos y estamos en crisis porque nos dimos cuenta que no pudimos hacer nada. El pobre es el que mejor conoce la muerte, por eso estos festivales nos hacen más fuertes».
El periodismo, el Estado, la policía
Pablo Marchetti y Daniel Riera son dos de los periodistas que integran la revista Barcelona. En el marco de la jornada mantuvieron un diálogo sobre el absurdo papel que juegan los medios, el Estado y la policía en el caso de Luciano Arruga.
Aquí va un fragmento (escuchar audios):
-Ése es el problema. La culpa la tiene Luciano Arruga porque al no definir su caso como de inseguridad, o de Derechos Humanos, entonces después no tenemos cómo encuadrarlo.
-Vos decís que «algo habrá hecho Luciano Arruga». Claro, a veces es muy fácil poner la culpa en el otro, en la policía, en las autoridades y no mirar hacia adentro. Me resulta un poco confuso todo esto.
-Mirá es muy sencillo todo esto. Si el pibe se compraba un estéreo, ya era un caso de inseguridad. Si iba a una marcha, ya era un caso de Derechos Humanos. Pero se colgó y entonces…
-Entonces el Gobierno no debería lanzar un plan estéreo para todos. Y ahí sí, cualquier cosa que le pase a una persona es un episodio de inseguridad. Y ahí sí, lo tenemos a Lapegüe, a Andino, a Feinmann. No vinieron, ¿no?

[audio:https:///media.lavaca.org/audios/2011/lucianoarruga-jornada-barcelona.mp3]
Pablo Marchetti y Daniel Riera, de Revista Barcelona, en la Jornada Cultural por Luciano Arruga

Ningún pibe nace para chorro
Una vez acomodados en ronda entre la sombra de unos árboles y la carpa, se dispone a comenzar la charla sobre la muestra itinerante Ningún pibe nace para chorro a cargo de Julieta Colomer, Sasa Guadalupe y Néstor Saracho, tres de los muchos organizadores que tuvo la iniciativa lanzada por lavaca. Sasa, Néstor y Juli cuentan cómo fue que nació la idea:  el caso de Penélope Lauman, baleada en mayo de 2010 en su barrio cuando llegaba de trabajar, como motor primero . Lo que se persiguió con la idea de crear algo sin tener nada. La única herramienta disponible que se puso en juego fueron las ganas de escuchar a los chicos para entenderlos. Lo que liberó la palabra de ellos, lo que se creció con esa experiencia. Lo que se creó juntos a ellos: fotos, grafitis, poesías, hip hop, obras de teatro. Y lo que se logró:
-Que en la escuela los llamen por su nombre y no «negro» o «mapu» (por mapuche).
-Que en las escuela tengan amigos.
-Que el chico que antes no veía su futuro, hoy quiera ser rapero.
-Que recuperen la autoestima.
Los participantes escuchan atentos. Se abre el debate. El primero en tomar la palabra es un adolescente que levanta la mano, abre la boca y calla a todos:
-¿Qué policía queremos? ¿Institucional o ciudadana?
No tiene más de 14 años ese niño y sin embargo en esas pocas palabras pone toda la complejidad del asunto. Nadie contesta. El niño entonces la mira a Sasa y le pregunta asombrado:
-¿Está bien lo que pregunté o dije una boludez?
Un señor entonces trata de justificar su cantidad de años más que aquel niño y agrega:
-¿Para qué queremos policía? Si nos mata por ser negros. Si nos mata por ser pobres. Si los mata por ser jóvenes.
«El caso de Luciano se repite permanentemente en todas la comisarías y lo vamos a revertir con un fuerte compromiso de cada ciudadano», afirmó Pablo Pimentel .
Apenas algunos ejemplos de la afirmación:
Matías Pena – Apareció ahorcado el 04/03/2010 en una celda a los 40 minutos de ser detenido – Lanús.
Luciano Arruga – Desaparecido el 31/01/2009 – Lomas del Mirador
Atahualpa Martínez Vinaya – Asesinado el 15/06/2008 – Viedma
Iván Torres – Desaparecido el 02/10/2003 – Comodoro Rivadavia
Miguel Bru – Desaparecido el 17/08/1993 – La Plata

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Cien

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Desde que se inició este año desde el Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez registramos 100 femicidios, casi 1 por día. 

La víctimas fueron desde mujeres de 83 años, como Ana Angélica Gareri, en Córdoba, a una adolescente como Pamela Romero, de 16, en Chaco; y una bebé de 3 años en González Catán. 

En este 2025 ya registramos 85 tentativas de femicidio.

En el 2025 registramos en todo el país 77 marchas y movilizaciones que se organizaron para exigir justicia por crímenes femicidas. 

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En nuestro padrón de funcionarios denunciados por violencia de género, podés encontrar el registro clasificado por institución estatal y provincia. Hasta la fecha, tenemos contabilizados 161 funcionarios del Poder Ejecutivo, 120 del Poder Judicial, 72 del Poder Legislativo, 71 de las fuerzas de seguridad y 71 de la Iglesia Católica. 

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En el padrón que compila datos oficiales sobre denuncias de violencia de género, podés encontrar datos sobre cantidad de denuncias por localidad y la frecuencia con que la recibimos. Un ejemplo: este mes la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de la Nación informó que durante el primer trimestre de este año recibió un promedio de 11 denuncias por día de violencia contra las infancias.

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Otro: el Ministerio Público Fiscal de Salta informó que no alcanzan al 1% las denuncias por violencia de género que son falsas.

En nuestro padrón de desaparecidas ya registramos 49 denuncias.

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Lo que revela toda esta información sistematizada y actualizada es el resultado que hoy se hace notorio con una cifra: 100.

Más información en www.observatorioluciaperez.org

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

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Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

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Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

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Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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