Nota
Mu sin kioscos y sin ley
Hoy Mu, el periódico de lavaca no está a los kioscos. Su salida fue afectada por el piquete que los canillitas porteños organizaron frente al Centro de Distribución como forma de reclamar a la Asociación de Editores de Revistas que cumplan con lo prometido: otorgarles una suma que compense la pérdida del histórico porcentaje que ellos obtenían por su labor. Vender revistas se transformó hoy en un conflicto de trama compleja que intentaremos aquí explicar. Pero lo histórico de este día es que por primera vez tres publicaciones formaron parte de esa medida de fuerza: La Garganta Poderosa, Barcelona y Mu. Es decir, participamos de un piquete que afectaba a nuestra propia publicación. Lo hicimos, paradójicamente, porque Mu es una de las fuentes de ingresos más importantes de nuestra cooperativa y exactamente de eso conversamos en la vereda con los más de 200 canillitas que estaban ahí manifestándose: nuestro medio es un medio para ganarnos dignamente la vida y lo vamos defender como se defiende el sustento cotidiano. Lo hicimos, también, porque lo que está en juego en estos días es, nada menos, que el destino de todo el circuito de distribución y comercialización de publicaciones. Quién lo va a controlar, quién va a participar de él y, por supuesto, quién no. Otra paradoja: ese es el tema de la tapa de esta edición de Mu que hoy no está en los kioscos.
El por qué estuvimos ahí se sintetiza en el texto que suscribimos las tres publicaciones. Cómo llegamos hasta allí es lo que intentaremos explicar a continuación.
La carta
“En un hecho inédito tres revistas participamos de un piquete que impedía la circulación de algunas de nuestras publicaciones. No es un disparate, sino la puesta en práctica de nuestra mirada sobre la crisis del circuito de distribución y comercialización de medios gráficos.
Canillitas y Editores Independientes constituimos algunas de las partes fundamentales de la cadena que nos posibilita llegar a miles de lectores. Es esa cadena la que quieren cortar y controlar algunos sectores corporativos que intervienen en el circuito.
Canillitas y Editores Independientes tratamos de vivir dignamente de las publicaciones que vendemos y eso es lo que hoy está en peligro, amenazado por aquellos que quieren convertir cada kiosco en una góndola donde sólo se acomoden los productos de esos “grandes” que cada vez venden menos ejemplares.
Canillitas y Editores Independientes sabemos que la crisis de los medios gráficos la desató la falta de credibilidad y la baja calidad de las publicaciones que ya no viven de las noticias que publican, sino de la información que ocultan.
Nuestras publicaciones representan apenas una muestra de una nueva forma de concebir medios gráficos: el medio como medio. Cada revista no es para nosotros un negocio que se negocia, ni una inversión que se especula. Nuestras publicaciones son una herramienta de cambio.
Por eso hoy fuimos, como siempre, a estar presentes, parándonos al lado de quienes consideramos nuestros aliados, para expresar lo que aprendimos: de estas crisis se sale desde abajo y construyendo desde el presente lo que queremos para nuestro futuro. Un futuro en donde el periodismo vuelva a ser periodismo, los kioscos lugares de encuentro con diferentes miradas sobre la realidad, donde unos y otros, Editores Independientes y Canillitas, podamos vivir dignamente de nuestro trabajo”.
La Garganta Poderosa
Revista Barcelona
Mu, el periódico de lavaca
11 de septiembre de 2012
El conflicto: de Moyano a Clarín
Desde siempre y hasta hace un mes el circuito de distribución y venta de publicaciones en la Capital Federal tenía cuatro actores: el editor, el distribuidor, los recorridos y los canillitas. Nunca fue fácil la relación entre estas partes y hay en la historia infinidad de enfrentamientos que pusieron de manifiesto el poder de este sistema: quien lo controla puede determinar el destino de una publicación. “Para nosotros tiene que ser un sistema solidario, donde las publicaciones más grandes soporten los mayores costos y permitan así el desarrollo de nuevos títulos”, explicaban hoy los canillitas en el piquete.
La primera mutación del esquema tradicional se puso de manifiesto cuando el gremio que conduce Hugo Moyano obligó, con bloqueos y paros, a reconocer a los trabajadores de los recorridos como afiliados a su gremio. El resultado fue una notable mejora en sus condiciones salariales que impactó en los costos del sector. Sin embargo, lo que puso de manifiesto este nuevo encuadre es el resultado de otra mutación: la mayoría de los diarios y revistas comerciales ya no vive de las publicaciones que venden sino de negocios que van desde la pauta publicitaria (que es negra tanto en su versión oficial como privada) hasta los lobbys que disfrazan como información. Necesitan, entonces, de los kioscos para lucirlos. Así, un circuito que era usado para la distribución y venta fue usurpado para el traslado y la exhibición. Moyano captó el cambio y reclamó para su gremio la reconversión del distribuidor en fletero. Los canillitas ahora resisten a que sus kioscos se transformen en góndolas.
Jaqueados por los nuevos costos, los recorridos encargaron a una empresa auditora que hiciera un diagnóstico sobre el impacto de la crisis en el sector distribución. “¿El resultado sabés cuál fue? Que el mayor gasto lo generaba Clarín, porque usa el circuito 5 ó 6 veces por cada edición con la cantidad de suplementos y cotillones que saca y del que el canillita no ve ni una moneda. Te doy un ejemplo concreto: hace 2 sábados la edición de Clarín tenía nada más que 40 páginas editoriales y el resto era publicidad. ¿Cómo hacemos para venderle un catálogo así a la gente? Por eso nadie compra Clarín un sábado”, nos explicaba hoy un canillita.
La conclusión de la auditoría originó, sin embargo, una medida diferente. A algunos editores se le presentó una factura emitida por un nuevo e inesperado actor: Rediaf. Una empresa desconocida hasta ese momento por todos los editores, pero con la que algunos habían contraído una deuda. Sin saberlo ni siquiera tener posibilidad de buscar otra opción para su distribución, fueron notificados de una deuda contraída en diciembre de 2011, fecha en la que el Centro de Distribución gerenciado por Rediaf, decidió prorratear sus costos de estructura entre aquellos que le generaban devolución de ejemplares no vendidos en los kioscos. ¿A qué editores les facturó esa deuda a quiénes no? A los más pequeños, a los independientes.
El control del circuito
Junto con la novedad de la deuda comenzaron a circular las versiones de la compra del Grupo Clarín de varios recorridos y, por lo tanto, de haber logrado tomar así el control del Centro de Distribución. «Clarín ya ha comprado distribuidoras. Ahora es una empresa de contenido y distribución. El 30% de los puntos de venta lo controla a través de testaferros, dicho por los propios distribuidores», afirma Omar Plaini, titular del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas y diputado nacional.
Esa es la mano negra que se intuye detrás de la arbitrariedad de las deudas inventadas por Rediaf. La mayoría de los editores abonaron esa primera factura fechada en diciembre bajo la amenaza de que si no lo hacían quedaban excluidos del sistema. Pero se encontraron con la sorpresa de una nueva facturación con un aumento del 130%. Y una noticia: la siguiente sería casi 300% mayor. Ninguno las abonó por dos motivos contundentes: las cifras eran impagables y su significado era evidente. “Se trata de una maniobra de exclusión y eso no puede aceptarse”, explicaban los canillitas en la calle. “Nadie gana si se achica el mercado, y muchas de las revistas que están queriendo dejar afuera con estas medidas arbitrarias son las que nos dan de comer porque son las que viven de las ventas y no de cosas raras”. Señalan, también, el efecto de otro cambio arbitrario en las reglas de juego que cambia todo el juego: por primera vez en el circuito alguien pretende cobrar por no vender. “Argumentan que estos costos los generan las devoluciones. Pero cobrar las devoluciones desfigura todo el negocio porque los editores pueden sospechar que no se reparten todos los ejemplares que entrega. Por ejemplo: a ustedes–le pregunta Plaini a la gente de La Garganta Poderosa– ¿cuántos ejemplares te cantan como devolución? Bueno: a mi kiosco no me llegó ninguna. Y te pueden decir acá los muchachos cuántos ni la recibieron”. Eso fue lo que pasó: el canillita de la estación Lacroze fue el primero que les pidió que anotaran su dirección.
Las deudas inventadas cobraron sus primeras víctimas. Rediaf sancionó la semana pasada a una editorial: se negó a repartir sus ediciones hasta tanto no saldara la deuda inventada. En ese contexto, estalló el conflicto de los canillitas: decidieron ir a un paro para reclamar un aumento en el porcentaje de las ventas, que los diarios aceptaron. Ahora reclaman que hagan lo mismo las revistas. Proponen que se les destine un aumento de 1 peso en aquellas publicaciones cuyo precio de tapa sea menor a 10 pesos, y de 2 pesos en las que superan los 10. De ese aumento, el 75% sería para los canillitas y el 25% para los recorridos. Y ese dinero sólo lo generarían los ejemplares efectivamente vendidos.
Algunas publicaciones comerciales remarcaron sus títulos con este aumento, pero no lo destinaron a los canillitas y así provocaron el piquete con el que bloquearon la salida de las nuevas ediciones, entre ellas las de MU.
Ley de medios para todos los medios
Ya en octubre de 2011 se había conocido la noticia de que el Grupo Clarín había adquirido Cúspide, la distribuidora y cadena de librerías. Pagó por ello más de 6 millones de pesos y desde que se hizo cargo dejó en claro su política de control: muchas editoriales independientes dejaron de ser aceptadas por esa cadena. Un ejemplo que podemos aportar: los títulos editados por lavaca vendían en el circuito de Cúspide la mitad de una edición. Del último título publicado por nuestra editorial, Argentina Originaria, no aceptaron ninguno.
¿Ahora el Grupo fortalece su control sobre la prensa gráfica para desde allí librar su batalla contra las restricciones que le impone a sus negocios la Ley de Servicios Audiovisuales? Que esta crisis se destape en las previas al 7 de diciembre, fecha en la que debe adecuar sus negocios a la ley y, por lo tanto, abandonar sus inversiones en Cablevisión, abonan esta teoría. En ese caso, Clarín aprovechó la debilidad de la nueva norma: la Ley de Medios no es para todos los medios. Dejó afuera a los gráficos y de Internet.
La Asociación de Revistas Culturales Independientes (AReCIA), integrada por más de 200 publicaciones de todo el país, elaboró un proyecto de ley de promoción y fomento de las publicaciones culturales gráficas y de Internet autogestivas que, justamente, intenta saldar esta deuda. Esta edición de MU que hoy no está en los kioscos se presenta la campaña con que AReCIA busca el consenso social para lograrlo. MU dice allí, junto a la foto de 22 revistas que posaron para esta nota:
“Hay que estar loco para hacer una revista cultural independiente nos dijeron a todas estas publicaciones alguna vez. Nos lo dijeron con palabras, con la mirada y, fundamentalmente, por ni mirarnos: no hay en ningún antro de formación académica una sola materia que enseñe o investigue cómo se gestiona una revista independiente. Sin patrón.
Nosotros sabemos que hay que estar muy cuerdo para ser una revista cultural independiente. Porque serlo durante largo tiempo, durante varias ediciones, significa que cada revista pudo construir aquello que la sostiene, financiera y socialmente. No un mercado, porque eso sí que es una locura que arrasó con miles de publicaciones, incluso con aquellas que se jactaban de contar con sólidas inversiones. Lo que encontró cada una de las más de 300 revistas que se publican hoy en forma independiente en cada rincón de Argentina son lectores dispuestos a bancarlas.
Algunas de estas publicaciones lograron, con este impulso, crecer y multiplicar sus lugares de encuentro con esos lectores. Llegamos a los kioscos, por ejemplo. En el circuito de Capital Federal y el conurbano hay 6.000 canillitas que sostienen el rito de entregar un ejemplar a cambio de dinero. Viven de eso, así como vivimos algunos de nosotros, un nosotros que alimenta de ese modo el latido de colectivos de periodistas, organizaciones sociales, proyectos y sueños.
Desde hace tiempo, entre los lectores, los canillitas y las publicaciones independientes se interpuso una corporación con modales patoteros, que ya no vive de la venta de ejemplares ni crece al ritmo de la calidad de la información que publica. Su negocio está en esa oscuridad que llaman pauta y que es negra, tanto en el territorio oficial como el privado. Son los que quieren convertir cada kiosco en una góndola en donde exhiben sus extorsivos negocios privados. Y los que imponen por la fuerza nuevas reglas a este juego, inventando costos que deben soportar lectores, kiosqueros y editores independientes. ¿Hasta cuándo?
Las revistas culturares independientes nacimos en los márgenes y estamos orgullosas de ese origen, que nos da sentido. Apostamos a la autogestión y por eso ni al Estado ni al mercado le rogamos nada. Exigimos, sí, vivir en una sociedad cuyas instituciones garanticen la democratización de la comunicación, fomenten la pluralidad de voces y les pongan freno a las mafias. Exigimos que Ley de Medios sea eso: de todos los medios”.
Nota
Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.
Por Claudia Acuña
Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.
Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.
Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.
A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Hasta lograrlo.
Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.
Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.
Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.
Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.
Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.
Quizá.
Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.
Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.
La presentación
Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.
Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.
Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».
El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.
Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Nota
La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.
Por Francisco Pandolfi
Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.
La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”.
Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».
Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.
Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.
Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”.
En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.
La causa, sin avances
Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.
Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”.
La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.
Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.
Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.
Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.
Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.
Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.
Nota
La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.
Por Franco Ciancaglini.
La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo.
En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso.
“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.
La que habla es una de sus hijas, Paula.
El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10.
Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.
El arma y la palabra
Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.
Es jubilada.
Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.
Tiene tres hijas.
Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.
Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.
Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.
La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.
Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.
El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.
Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.
Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.
Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.
“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.
Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.
Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.
Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.
Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.
La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”.
¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.
La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.
¿Necesitan algo? “Sí: paz”.