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#NiUnaMás

Juntas, revueltas y hermanadas

Las mujeres tenían las palmas de las manos rojas de pintura, para expresarse en medio de la convocatoria más gigantesca, original, emocionante, justa y diversa de los últimos tiempos.

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Las mujeres tenían las palmas de las manos rojas de pintura, para expresarse en medio de la convocatoria más gigantesca, original, emocionante, justa y diversa de los últimos tiempos. Las mujeres, así, iban imprimiendo sus manos en rojo sobre papel blanco, una especie de “basta” que además incluía el nombre y la edad de miles de mujeres asesinadas. Cada palma de cada mano fue pegada a una enorme tela de 50 metros de largo, un mural que simboliza un mapa actualizado del crimen.

Juntas, revueltas y hermanadas
Las mujeres tenían las palmas de las manos rojas de pintura, para expresarse en medio de la convocatoria más gigantesca, original, emocionante, justa y diversa de los últimos tiempos. Las mujeres, así, iban imprimiendo sus manos en rojo sobre papel blanco, una especie de “basta” que además incluía el nombre y la edad de miles de mujeres asesinadas. Cada palma de cada mano fue pegada a una enorme tela de 50 metros de largo, un mural que simboliza un mapa actualizado del crimen.
La convocatoria Ni una menos se concretó durante la tarde del 3 de junio de 2015, que se instalará en la historia, no por lo que ocurrió o se dijo en el escenario montado en la plaza, sino por todo lo que se sacudió alrededor. Ocurrió en Congreso, se ramificó como una red por las calles y avenidas de la ciudad, saltó a otras ciudades del país (Rosario, Salta, Córdoba, Mar del Plata, Posadas, Mendoza, San Luis, Tucumán, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Esquel, entre al menos otras 70 localidades) y también al exterior (Chile y Uruguay, principalmente).
El acto fue consecuencia de una catarata social a la que, en días previos, se subieron cantidad de personas maquilladas para las cámaras, cosa que ciertos sectores suponen positiva porque suma, aunque otros suponen que tal aritmética es ilusoria. No fue posible detectar mujer alguna en Congreso que haya concurrido como consecuencia de las adhesiones políticas y faranduleras. Los mismos medios, momias y zombies que ridiculizan, estigmatizan, criminalizan (como en el caso de Melina Romero) y venden como carne fresca a las mujeres, se sumaron pomposamente al Ni una menos.
Pero la concentración mostró algo diferente. Fue conmovedor, por ejemplo, ver la cantidad de mujeres humildes llegadas con sus hijos, hermanas, amigas, desde Florencio Varela, San Fernando, Cañuelas, Avellaneda, para sumarse por las suyas al reclamo. Había infinitos diálogos, infinita predisposición a comunicarse, ganas de hacerlo, de salir de lo virtual y pasar al cara a cara, cuerpo a cuerpo, mirada a mirada.
La creatividad estuvo más en los carteles pintarrajeados a mano que en las prolijas pancartas. Sirven para entender la lógica que contagió la movida.

  • Queremos que se haga justicia, no costumbre.
  • La indiferencia es violencia.
  • Disculpe las molestias, pero nos están asesinando.
  • No quiero ser la próxima.

Una chica sub 20 de pelo anaranjado en medio de un grupo de amigas había escrito a mano su propia consigna sobre la vida cotidiana, aplicable a la política, la ética o la filosofía:

  • Si ser libre es ser puta, yo soy re puta pero no soy tuya.

El monstruo y el agua caliente

Alejandra no quiso lavarse con agua las manos pintadas de rojo, y dijo emocionada: “Me las dejo así. Yo fui una mujer golpeada. Hasta que casi me mató. Cuando empezaron los golpes me puse a estudiar y me recibí de psicóloga. Tengo 53 años. Hablé con un juez y le dije que no quería morirme. Me empezó a pegar en el 92. Fueron 10 años de esa situación. Y recién este año, en noviembre, tendré juicio. Me decía mi propia mamá: ‘él trabaja, vos no, encima no te engaña, no es jugador’. Pero se enojaba cuando el agua caliente para el mate no estaba a punto. Entonces yo decía: ‘claro, hay que comprar un termo’. Nunca pensaba: ‘calentate vos el agua’. ¿Se entiende? Yo buscaba alternativas. En lugar de ‘no me tiene que pegar’, yo me preguntaba: “¿Cómo hago para que no me pegue”?
Sigue Alejandra, mientras más y más mujeres, y también algunos hombres, se acercaban a pintarse la manos en ese ritual propuesto por lavaca como parte del Ni una menos: “El monstruo lo crea una misma. Te enseñan a ser la princesa de la casa, pero propiedad de él. Si te portás mal te pego. Dicen: ‘La tengo como una reina, no sé de qué se queja’. Yo vivía con miedo de que él se enojara. Él decía: no me gusta esta comida. No te hagás problema pá, te hago otra cosa. Y el monstruo va creciendo. No sé si fue un mal marido, o un mal padre. Sé que no supo ser ni una cosa ni la otra. Yo hice una mala elección y tardé mucho en corregirla”.
Luego sintió la muerte en carne propia: “Me acuerdo que esa vez no le grité ‘no me pegues’, sino que grité ‘no me mates’. Ahí dije basta. Fui a una comisaría de la mujer, de ahí me mandaron chorreando sangre de la cara al médico forense. ‘Atiende hasta las 7’. Perome habían pegado a las 2 de la madrugada. ‘Vení mañana’, y yo chorreando sangre. Ese momento es la muerte misma. la gente dice ‘es un loco, un enfermo’. No: es malo. La ley no se cumple. Tipo que pega, tiene que estar preso. Un tipo viola a un chico como pasó ahora, y lo liberan porque el nene de 6 años ya había sido abusado (en referencia al caso del juez Piombo).
Una pancarta: “Sin feminismo no hay revolución posible”. Lo vienen diciendo hace años las Mujeres Creando de Bolivia, lucidez, rebeldía y ovarios para los que el título de esta crónica es un tributo.

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María Elina

Cato Fleitas está en Buenos Aires por unos días con su hija y su hijo. Son de Misiones, y los tres se pintaron las manos, junto a artistas como Susy Shock, Anahí, mientras el proyecto Estampidas estampaba remeras con la consigna Ni una menos tomada de la tapa de la última Mu: “Vine por una responsabilidad como papá, para explicarles e inculcarles y que sientan esto que es un golpe duro para toda la sociedad que no puede seguir existiendo. Yo respeto el amor del hogar”. Sabrina, la hija: “es un abuso sobre la mjer”. Justo, el hijo: “Para pegarle a una mujer el tipo tiene que estar re loco. ¿No sabe que a una mujer no se le pega?”
Rosa, peruana: “Soy ama de casa señor, trabajo por mi cuenta. Hay que tomar conciencia, parece mentira que se haga la vista gorda, matan a mujers cada vez más pequeñas que pueden ser nuestras hijas o hermanas. Yo tengo una nena de 14, otra de 11, no quiero que les pase esto. A mí no me pasó, pero indirectamente sí, a vecinas y amigas. La situación de las inmigrantes es complicada, porque si a las mismas argentinas no les toman las denuncias, la sociedad no les hace caso, y las autoridades no les prestan atención, imagínese a una inmigrante. Hace poco una chica que había desaparecida apareció como NN en un cementerio. Y nada de eso salió en los medios”. ¿Qué les enseña a sus hijas? “Que no las pueden atacar. Ni siquiera verbalmente”.
María Elina, jubilada como empleada de comercio, una joven en la séptima década de la vida: “Vine porque estoy cansada de la justicia que tenemos, y del machismo. A mi me tocó, pero pude salir. Pero es muy asfixiante. Mi marido me golpeaba, yo iba a hacer la denuncia, pero si no tenía marcas no me la tomaban. Al final pude salir. Pero hubo un tiempo en el que dormí con un revólver al lado de la cama, por si quería pegarme. Me lo banqué 6 años y tuve la oportunidad de escaparme. Literalmente. Me defendió un perro boxer que tenía. Ahí me di cuenta de lo que pasaba, cuando vi cómo el perro se le tiraba encima para que no me siguiera pegando´”. María Elina cuenta que su marido era odontólogo: “Se automedicaba, bah, se drogaba. Se hacía las recetitas. Los que se drogan acá no son los chicos de la esquina, son muchas personas como él. Yo sabía que tomaba las pastillitas, pero no entendía lo que entiendo hoy: que se estaba drogando. Por suerte me pude escapar, hacer otra pareja, tener hijos. Pero son momentos muy difíciles que a una le pasan. Hoy prefiero reírme”, dice, y cumple: ríe. Pero se pone seria: “En el momento, la vida se te hace imposible”.
¿Hay más casos o hay más difusión? “El periodismo es una porquería, es inmundo, muestran las cosas con morbo. ¿Te acordás con la mujer que quemó el baterista de Callejeros? Empezaron a quemar mujeres. Y eso fueron los medios”.

La cobardía

Entre las curiosidades pudo contarse el volante de apoyo al acto realizado por un gremio inesperado: Sindicato Unido de Trabajadores Custodios Argentinos. Una pancarta, más lejos, decía: «Varones y mujeres militares decimos Ni una menos». Varones primero, ojo.
Una chiqutita de 17 años, Milagros, llegó desde San Fernando con algo escrito a pulso: “Con short o pantalón, respetame cagón”.
¿Qué te llevó a escribir esto? “Cada una sufre violencia por el hecho de ser, de salir. Conozco muchos casos a los que le pasó esto. Puse la palabra cagón, porque siempre hay una cobardía, por más que lo quieran adornar”.
Cobardía, psicopatía, maldad. Eduardo Ponce, encargado de edificio, junto a la pancarta que reunía cientos y cientos de manos abiertas. “Yo soy papá de Yamila Celeste Ponce, la mató el propio primo que salía con ella, de cinco puñaladas. Fue hace 3 meses, el 26 de febrero”. ¿Cómo entender la mentalidad del varón que hace esto? “En el caso de mi hija, para mi el primo que la mató es por la droga. Y fue un familiar. Hay que tener pelotas para aguantar todo. Yamila tenía 26 años. Ramiro es mi hijo que tiene 25. Yo estoy de pie con él. El encontró a su hermana tirada, la alzó cuando la vio, y se dio cuenta al rato de que estaba muerta. Para mi hay cada vez más violencia contra las mujeres. Yo lo que busco es que haya justicia y que cambien las leyes. Nosotros tenemos miedo de que el que mató a mi hija salga en libertad. Usted vio cómo es la justicia. la familia vive a tres cuadras de donde vivía mi hija. ¿Como se vive así, cuando hay que compartir la panadería, la carnicería?”

Degollada

Romina llegó desde Máximo Paz, Cañuelas, tomando tren, colectivo y subte. Trabaja en la cooperativa de barrido y limpieza del municipio: “Vinimos varias vecinas, mi familia, mi cuñada, mi hija Anabella, amigas. Es una marcha sin partido político, raza, religión ni nada. Es unión de las mujeres. Creo que hay que tomar conciencia de tantas chicas que mataron en este país sus parejas, hermanos, padres. Tiene que haber leyes que escuchen a las mujeres. Acá culpan a las mujeres.
Solange: “Tengo 16 años, vinimos desde Monte Grande con mi mamá, mi cuñada, mi hermana y mi sobrina. Vinimos por violencia contra las mujeres. A mí no me pasó por suerte, pero sí a mis amigas. Y a mi mamá, por suerte ya no. Hace mucho que tendría que haber marchas como éstas”.
Elizabeth llegó con su hija Bárbara desde Hurlingham. “Vengo a apoyar. No quiero más de esto, ya basta. Pero la mujer se está animando más. Trabajo en la Policía Metropolitana, y veo muchas cosas. Y se ven más mujeres. Y cuanto más difusión, la mujer agarra más coraje, se animan entre todas”. Bárbara: “Hay muchos casos, no quiero estar con miedo de salir porque te puede pasar cualquier cosa. Los hombres no quieren que las mujeres hablen”.
Roxana llegó desde Haedo con dos amigas. Lleva una remera con la foto estampada de Cynthia Filippone. “Era la hermana de una de mis mejores amigas. Cynthia fue asesinada hace 8 meses. La degollaron delante de sus dos hijitos. La causa está abierta. Vinimos de Haedo, en algún momento hay que modificar las leyes para ver si el miedo al castigo frena un poco la violencia”.
Alejandra, 6 hijos, fundó Padres Unidos por el Dolor, con una bandera que denuncia que el hospital Alberto Eurnekián, de Ezeiza, tiene 30 bebés muertos por mala atención a embarazadas. “Todavía no tenemos respuestas de nadie en el Poder Judicial”.
Con buzo azul, mujeres de la Policía Local de Avellaneda. Yanina, Gisella: “Vinimos como mujeres, nos enteramos por Facebook. La institución también adhirió y por eso no hubo problemas para que vengamos. Hay machismo, celos, superioridad para que pase esta violencia. Además la mujer ahora cada vez es más independiente, sale a trabajar, se pone las pilas, y los roles están cambiando. La mujer toma otra posición que antes no tenía. Y el machismo eso no lo acepta”.
Un hombre se pintó las manos de rojo, y de pronto estalló en llanto, cuando vio que una de las manos llevaba el nombre de una chica de una familia conocida. Hubo bebés con las manos pintadas, y señoras con bastón. Todos contaban una historia, todos buscaban el diálogo.
Guadalupe llegó desde San Fernando, con amigas. “Yo fui víctima durante cuatro años. El límite fue el día que la tocó a mi hija. El buscaba la forma retorcida de anularme, amenazarme, aislarme Decía que iba a matar a mi familia. La cuestión: me lo saqué de encima hace 8 años, y soy feliz, inmensamente feliz. En el momento parece que no hay salida”. ¿Cuál es la explicación? “Yo era modelo viva en escuelas de arte, embarazada de él. Entonces dijo: sos una puta. Pero lo mío era la cultura, la belleza, pero todo eso terminó siendo una calamidad. Esta movida es maravillosa. Es otra cosa distinta a todo lo demás.
Hubo además una delegación llegada desde Moreno, de la escuela de gestión social Creciendo Juntos. O sea: una escuela de la comunidad educativa formada por estudiantes, padres y docentes. Eran 50 alumnos, 10 padres y un puñado de docentes. Juan Giménez: “Para nosotros este es un tema de toda la vida. Y ahora es extraordinario que exista un movimiento que haya nacido sin que se sepa bien cómo”. Cristina Devita: “Me da un poco de vergüenza decirlo, pero los que quisieron venir fueron los chicos, pese a la dificultad de moverse desde Moreno. ¿cómo no íbamos a estar y acompañar? Estamos en un barrio en el que el machismo está muy arraigado, así que para nosotros es un tema central, más todavía si los chicos lo piden”.
Desde Esquel, una de las ciudades movilizadas, escribió la docente y asambleísta contra las mineras, Corina Milán: “Me alegro de la masividad de las marchas en todo el país y en Esquel. Me alegro mucho por la ola de difusión sobre la violencia social y sobre las mujeres. Lamento las hipocresías, los oportunismos politiqueros-faranduleros y las miserias humanas que nunca faltan, pero no me asombran ni quitan la sonrisa”.
Durante la noche, la enorme bandera con manos era un centro de atracción de parejas, familias, grupos de amigos, que pasaban a fotografiarla, o fotografiarse con ella. Una mujer es asesinada cada 30 horas, aunque quizás los relevamientos empiecen a mostrar que las cosas son aún peores. El tiempo mostrará en qué medida Ni una menos ayuda a que la vida triunfe sobre el crimen.

Notas relacionadas

 
Después de la marcha, fiesta en Mu Punto de Encuentro, con la música de El Plan de la Mariposa y Paloma del Cerro.

Fotos: Lina M. Etchesuri

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Lucía Pérez: la trama de la injusticia

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“¿Por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles?” preguntó ayer el abogado Juan Pablo Gallego ante sucesivos cambios de carátulas, sospechosas reprogramaciones de fechas y maniobras que parecen revelar un entramado que busca la impunidad y la negación del femicidio de Lucía, que tenía 16 años. Ocurrió durante una audiencia en el que uno de los acusados pide salidas transitorias. El trasfondo de idas y venidas fue descripto por el abogado: “Lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad”.

Por Claudia Acuña

Hay que explicar lo inexplicable. Desde que el 8 de octubre de este año la Cámara de Casación modificó el segundo fallo por el crimen de Lucía Pérez para negar su femicidio se desató una catarata de maniobras –de alguna manera hay que llamarlas– para intentar liberar a sus femicidas.

El fallo de Casación confirmó la culpabilidad de Juan Pablo Offidani y Matías Farías y los condenó por los delitos de violación agravada por el uso de estupefacientes y por tratarse de una menor de edad, pero no por su crimen: Lucía simplemente se murió. Esta negación del femicidio tiene como consecuencia un disparate jurídico: por un lado, la familia apeló está decisión; pero al mismo tiempo esta apelación no puede avanzar hasta que no se determine el monto de la condena que le correspondería a Farías por esta nueva tipificación. Si es complicado de comprender, imagínense lo que significa para esta familia soportar lo que la obliga a padecer el Poder Judicial. A saber:

  1. Para poder determinar el monto de la pena que le correspondería a Farías –que en el segundo fallo y luego del juicio anulado había sido condenado por femicidio y por lo tanto a prisión perpetua– podría corresponderle entonces entre 8 y 20 años de prisión. Para establecer exactamente cuánto, de acuerdo a la evaluación de atenuantes y agravantes, se inventó un tribunal compuesto por tres jueces de diferentes juzgados. Serán los responsables de la audiencia de Cesura que, según dictaminó luego de una audiencia donde acordó con las partes –querella y defensa– cómo sería el procedimiento, se realizará el 29 de abril de 2026 y durante tres días.
Lucía Pérez: la trama de la injusticia
  1. Imagen de la audiencia. A la izquierda, el abogado Juan Pablo Gallego. Arriba, la foto principal, la movilización que acompañó a la familia.
  2. Unos días después la familia recibió una notificación que le comunicaba que esa audiencia se adelantaba a septiembre. Como su abogado, Juan Pablo Gallego, no estaba ni enterado de esta anticipación –y además se encontraba en España para la fecha pautada– se presentó un escrito denunciado esta irregularidad y solicitando se mantenga lo debidamente acordado: 29 de abril de 2026. Así será.
  3. Un mes después hubo otra novedad: el nuevo fiscal –cuyo rol se supone que es acusatorio– pidió el cese de la prisión de Farías, aun cuando las instancias de apelación y de establecimiento del nuevo monto de pena estaban pendientes de resolución.
  4. Unos días después llegó el turno de Offidani: solicitó salidas transitorias. La audiencia que se realizó este miércoles en los tribunales de Mar del Plata fue para decidir si las otorgaban o no.

En esa audiencia el doctor Gallego sintetizó lo que todo este proceder judicial despierta como duda “¿por qué se procede de esta manera tan irregular y que revictimiza a esta familia una y otra vez para salvar a personas que se supone que son dos perejiles? ¿Hay algo más detrás de esta causa que permite forzar tanto los procedimientos judiciales? Si nosotros, como parte querellante, no renunciamos a que se le aplique a ambos la figura de femicidio y eso está todavía en trámite, ¿qué se busca con esto? ¿Qué se fuguen antes de que se resuelva la cuestión central?”

Como respuesta la doctora Romina Merino, abogada defensora de Offidani, propuso: “Miremos para adelante”.

El doctor Gallego replicó:

“Nosotros no vamos a dejar de mirar lo que pasó porque lo que pasó es un hecho aberrante, que implicó la muerte atroz de una adolescente de 16 años en circunstancias probadas de narco criminalidad y eso implica una doble responsabilidad del Estado: por tratarse de una menor y por estar frente a una banda que vendía drogas en la puerta de un colegio, delito por el que cumplen una condena ratificada”.

El juez de garantías que debe evaluar el pedido de Offidani tiene ahora cinco días para determinar si cumple o no con los procedimientos necesarios para obtener los beneficios de la libertad transitoria.

En tanto la familia de Lucía sigue esperando justicia.

Lucía Pérez: la trama de la injusticia

Matías, el hermano de Lucía y sus padres Guillermo y Marta.

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Adiós a Claudia Rodríguez: la Trans andina que propuso politizar el amor

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Referente del movimiento trans latinoamericano, activista, poeta, escritora y tanto más, escribió sobre su infancia, la militancia trans, la vida sexual y se autoproclamó Miss Sida en 2007. Claudia Falleció este 29 de Noviembre. Su pelea incluyó al pueblo mapuche, la educación pública, los sin techo, y planteó siempre una filosa crítica al neoliberalismo, que quita posibilidades de vida y las transforma solo en posibilidad de consumo. En uno de sus viajes a la Argentina compartió con la revista MU sus ideas sobre el orgasmo, el feminismo sin resentimiento, la creación, y por qué hay que politizar el amor. Un modo de homenajearla, de recordarla, y a la vez de volver a estar en contacto con un pensamiento y una acción que dejan una sensible huella cultural, artística y política.  

Por María del Carmen Varela

Foto: Lina Etchesuri

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38º Encuentro Plurinacional: el regreso

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Por Claudia Acuña

Fotos Line Bankel

A las doce de la noche parte el micro que nos trae de regreso a Buenos Aires con el grupo de mujeres que lucen imborrables sonrisas y cachetes decorados con purpurina. La noche es para soñar y la mañana para compartir la transmisión de la asamblea que decide en qué ciudad se realizará el próximo encuentro: Córdoba.

Con el festejo llega la ceremonia que preparó la Comisión de Mística.

Estamos todas sentadas en el piso superior del micro mientras una voz encantadora nos cuenta el cuento La cabeza en la bolsa, mientras recorre el angosto pasillo mostrando las ilustraciones que dan vida a esta historia que escribió Marjorie Pouchet: la de una chica rabiosamente tímida que siempre sale a la calle con una bolsa en la cabeza, hasta que un día, regado por sus lágrimas, crece allí un jardín. ¿Qué hará entonces con esa timidez y con esas flores?

Consultar a una amiga.

Algunas compartirán en voz alta lo que ese cuento les resuena; otras sus lágrimas.

Luego, las organizadoras de la colecta para el viaje nos darán dos regalos. Cada una recibirá así una de las serigrafías creadas por el grupo de arte Vivas Nos Queremos y un pedido: que sean expuestas en lugares colectivos. El otro regalo está guardado en un sobre hecho a mano con papel reciclado. Contiene stickers, calcomanías y un papel amarillo donde nos piden que escribamos un deseo que acompañe a nuestras amigas de viaje hasta el próximo Encuentro. Una cajita de cartón recoge los mensajes y de allí cada una extraerá el suyo.

El mío:

“Seguí tus sueños, abrazá tu intuición, aferrate a tus compañeras: todo es posible”. Llegamos.

38º Encuentro Plurinacional: el regreso

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