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Una banda que vuela
El Plan de la mariposa, define su música como rock libre y al grupo como una familia musical. Lograron crear un estilo propio, sensible y original.
Una familia musical. Una comunidad trashumante llena de canciones. Capaz de subirse a un viejo colectivo, salir a la ruta y llegar a cualquier pueblo como si de un circo se tratara. El Plan de la Mariposa es una banda oriunda de Necochea e instalada hace varios años en la Ciudad de Buenos Aires. El núcleo del grupo lo formaron los cinco hermanos Andersen: Sebastián en la voz, Valentín en guitarra y coros, Máximo en teclados y acordeón, Santiago en violín y Camila también en la voz. A ellos se sumaron Andrés Nör en el bajo, Julián Ropero en batería y percusión y Horacio Rodríguez, en flautas y percusión, para completar el octeto. Por estos días están presentando su más reciente disco, que lleva por título Danza de Antalgia.
El plan de esta mariposa es ambicioso: “Hacer canciones que le canten a la evolución personal. La idea es colaborar, aportar, sumar al crecimiento de conciencia de la humanidad”, deja en claro Sebastián ni bien comienza la entrevista, y suma un deseo: “No ser perecederos”.
¿Qué sería para una banda no ser perecederos? Valentín: “Ser creíble y poder sostenerse independientemente. Para eso la base está en la credibilidad. Y para que te crean lo único que tenemos que hacer es decir la verdad. Desde lo que nos pasa y hasta lo que sentimos”.
Desde abajo
Son ocho años de actividad y tres discos en su haber, El Plan de la Mariposa es una banda que procura no encasillarse en géneros ni etiquetas musicales. Definen lo que hacen como rock libre. Un concepto que les cuadra muy bien, ya que mientras la base de guitarras eléctricas, bajo y batería le da a sus canciones una impronta indudablemente rockera, el aporte de violín y flautas y los arreglos corales de las voces dejan volar a las canciones libremente hacia paisajes más abiertos. Canción rioplatense de aires folclóricos y psicodelia pampeana.
¿Por qué se mudaron a Buenos Aires?
Sebastián: “Desde el primer momento sabíamos que teníamos ganas de estar acá. Nos gusta tocar tres veces por semana, si podemos. Y en Necochea si tocás todos los fines de semanas molestás a cualquiera. Y al final no te va a ir a ver nadie. Acá nos fuimos metiendo en el circuito desde abajo, literalmente, porque hace 5 años comenzamos tocando en el sótano de El Imaginario Cultural. Ahora, salvo dos, el resto del grupo vivimos todos juntos. Fue la manera que encontramos para no tener que salir a buscar otro trabajo y poder inyectar la máxima energía en tocar.
Valentín: El año pasado hubo clausuras a centros culturales, eso es una porquería, pero aún así al circuito porteño lo vemos con muchas posibilidades si tenés capacidad de adaptación, cosa que una banda debería tener. Adaptación es, por ejemplo, si tenés que ir a tocar a un lugar que no tiene ningún tipo de sonido y está bueno ir, estar dispuesto a probar un formato que te lo permita. Ser flexible. Me parece que así ampliás las posibilidades de tocar y también, las de la banda. Hay lugares que te cobran para tocar, pero si te movés también hay lugares que no. Y son muchos”.
Los viajes en bondi
A principios de 2014, luego de un intenso trabajo durante el verano en la costa, la banda pudo comprar y acondicionar un viejo colectivo de los años 60. Le pusieron camas, baño, una cocina y lo bautizaron La Isoca, en honor al gusano blanco característico del campo y en vías de extinción por culpa del glifosato.
En abril iniciaron desde Necochea un viaje que los mantuvo durante tres meses en las rutas. Pasaron por Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Corrientes y Misiones, antes de cruzarse a Paraguay para tocar en Asunción y luego, al sur de Brasil. “En Florianópolis hicimos una semana de tocadas en la calle. Fue una experiencia alucinante”, recuerdan con un entusiasmo que roza la euforia.
Sebastián: “Cuando salimos eramos 18 personas arriba del bondi, con 1.500 pesos de presupuesto y 5 fechas pautadas. Arrancamos con eso y el viaje se autogestionó con los shows y la venta de CDs. El colectivo está pintado de muchos colores, así que llegábamos a un pueblo y llamábamos la atención en seguida. Eso nos ayudó a vincularnos. Era como un llamador que convocaba a las persona indicadas.”
Varias canciones de su último álbum surgieron durante este viaje.
Una vez finalizada la gira y de vuelta en Buenos Aires, entraron en el estudio con Luis Volcoff, productor con quien ya habían trabajado en Trance Habitante, su disco del 2013. También fueron de la partida en Danza de Antalgia dos Sebastianes: Enano Teysera y Cebolla Cebreiro, ambos cantantes de la banda montevideana La Vela Puerca. Edu Schmidt, ex cantante de Árbol, puso su guitarra en La Bisagra y Buenos Aires Fiebre. Hace poco se dieron un gusto: fueron invitados por Manu Chao para abrir su último concierto en Mar del Plata, en marzo pasado.
Hay una idea que sobrevuela el último disco, ya desde el título, que tiene que ver con la sanación y el liberarse del dolor…
Sebastián: Creemos que la música es un ritual de sanación. Es un momento sanador para el que hace la canción, para el que la escucha, para el que la baila. Creo que esto viene de tiempos inmemoriales. Hace 5 mil años los tipos estaban con tambores y cantando y eso les cambiaba el día. Creo que hoy un recital tiene también algo de eso. Lo que a nosotros más nos interesa es compartir esa energía de cantar todos juntos. Eso moviliza cosas más profundas y permite que todos hagamos un poco de catarsis. Y limpiemos nuestras zonas más oscuras. Cualquier liberación me parece muy sanadora. Y la música te da la posibilidad, a través de esa fuerza repetitiva que tiene el mantra, de poder poner la mente en grado cero. Es una de las formas de la meditación. Te oxigena y te da energía para nuevas ideas. Mejor sexualidad y mejor ánimo.
Valentín: Hace dos años murió nuestra madre. El disco está atravesado por esa energía, si bien tiene otras temáticas también. No es disco bajonero. Tiene la impronta de estar en esa situación del orto y poder transformarla en algo positivo. Sacarlo para afuera y hacerlo canción.
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Mal educados: los manuales censurados de Educación ambiental
Los ejemplares del manual “Educación Ambiental”, publicado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, fueron censurados y guardados en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios. Acá lo podés descargar completo, en formato PDF.
Como lo planteamos en la nota Mal educados publicado en el número de mayo de la revista Mu, difundimos aquí el PDF completo del censurado manual Educación Ambiental. Ideas y propuestas para docentes, realizado en 2011 por el Ministerio de Educación y la Secretaría de Medio Ambiente, presentado a la prensa el ministro Alberto Sileoni y el secretario Juan Mussi. Se imprimieron 350.000 ejemplares que tuvieron que ser guardados desde entonces en un galpón por presión de las corporaciones mineras y sojeras y de diversos funcionarios (ministros y gobernadores).
Se trata de un trabajo de calidad inédita, en forma y contenidos, cuya libre divulgación es relevante en momentos en que el debate sobre los bienes comunes es crucial para gran cantidad de comunidades afectadas por el modelo extractivo, pero inexistente en la llamada agenda política, pese (o por) el año electoral. Desde el punto de vista estrictamente educativo, es una herramienta más para que docentes y estudiantes puedan conocer y debatir estos temas.
En este link podés descargar el manual en formato .pdf (33Mb)
La nota de Mu 88
Por primera vez en la historia el Estado Argentino elaboró, bajo la órbita del Ministerio de Educación, manuales de alta calidad de forma y contenidos referidos a lo ambiental, titulados Educación Ambiental – Ideas y propuestas para docentes. Hay tres versiones para los niveles Inicial, Primario y Secundarios, han sido considerados “extraordinarios” por especialistas en el tema, y fueron presentados en conferencia de prensa por el propio ministro Alberto Sileoni y por el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable Juan José Mussi el 18 de abril de 2011. Informaron entonces que se imprimieron 350.000 ejemplares en total.
Agregó el ministro Sileoni: “El desafío que tenemos por delante, no es sólo que estos materiales lleguen a todas las escuelas del país, además tenemos que garantizar que en cada una de sus aulas transcurra esta transmisión de saberes para mejorar la sociedad en la que vivimos”.
El desafío salió mal: los libros jamás llegaron a las escuelas ni hubo transmisión de saberes para mejorar la sociedad, como resultado de la presión ejercida por el lobby sojero liderado por AAPRESID (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa), que incluyó el trastornado título Los chicos, rehenes de guerra, para el artículo del activista transgénico Héctor Huergo (editor del diario Clarín, que nunca explica cuál es la guerra ni por qué los chicos serían rehenes), y llamadas densas a las zonas centrales del Ejecutivo por parte del secretario de Minería, Jorge Mayoral, el ministro de Ciencia y Técnica Lino Baranhao, y de los gobernadores de San Juan (José Luis Gioja), La Rioja (Luis Beder Herrera) y Catamarca (Eduardo Brizuela del Moral en aquel entonces).
Ese ejercicio de lobbistas estatales y privados del modelo extractivo frenó inmediatamente la distribución de los libros y del proyecto de capacitación que, según había informado el propio gobierno, involucró una inversión de 7.900.000 pesos (de 2011). Desde entonces los ejemplares para los tres ciclos, en papel ilustración y a todo color, reposan en un galpón posiblemente de la zona de Barracas, por el cual se paga un alquiler del que no se obtuvieron cifras pero que parece ser lo suficientemente oneroso como para haberse convertido en un karma inexplicable con el que nadie sabe qué hacer.
En aquella conferencia se repartieron algunos ejemplares al periodismo, incluso la versión en CD, y el ministro Sileoni brindó otras definiciones significativas:
- “A los grandes nos cuesta mucho modificar conductas que tenemos arraigadas, mientras que si los chicos aprenden desde edades tempranas la importancia de cuidar el lugar donde vivimos, sin duda, van a incorporar mejores hábitos y una mayor conciencia”.
- “Se trata de tomar conciencia de que formamos parte de un colectivo, y desde ahí ver cómo hacemos para transformar el mundo cuidándolo. Este es el mensaje que tenemos que transmitir, empezando en la mesa familiar, para continuar en las 45 mil escuelas, con los 900 mil docentes del país, que constituyen un extraordinario escenario para que estos temas se transmitan”.
El entonces secretario Juan José Mussi agregó a ese cúmulo de buenas intenciones:
- “Los docentes y los alumnos son centrales para llevar adelante políticas de prevención. Así como para extender la idea de que es importante que haya desarrollo, pero es fundamental que éste se lleve adelante cuidando el medio ambiente. Y para ello es imprescindible brindarles a los chicos información seria y con propiedad, como la que proponen los nuevos materiales que preparamos”.
La información de prensa brindada por el propio gobierno aclaraba que los libros llegarían a 104.000 establecimientos de todos los niveles, como parte de un plan de capacitación para al menos 10.000 docentes de todo el país, con el objetivo de “facilitar e impulsar la inclusión de la Educación Ambiental en la currícula escolar”.
¿Qué dicen los libros?
El manual, cuyo PDF completo para el nivel Secundario (320 páginas) puede leerse, bajarse, copiarse y distribuirse desde www.lavaca.org, plantea que la Educación ambiental es política, social, multidisciplinaria, humanista y ética (destaca, por ejemplo, la ética del bien común, de la participación democrática, de la restauración y reconocimiento de la diversidad ecológica y cultural). En una lectura veloz puede verse “El árbol de los problemas ambientales”, en cuya raíz figuran la “alta producción industrial contaminante”, la “inequidad en la distribución de oportunidades y riqueza” y el “consumismo/ consumo irresponsable”.
Entre los problemas ambientalds globales menciona la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, el adelgazamiento de la capa de ozono, la desertificación y la escasez de agua. Aclara a los docentes: “Es importante recordar que el sentido crítico del lector debe conducirle a seguir profundizando en los temas tratados. Las siguientes páginas actúan simplemente como disparador”.
En la página 79 comienza el capítulo Problemas ambientales en nuestro país. Informa por ejemplo, con datos del Sistema de Indicadores de Desarrollo Sostenible, que el 20% de la población no tiene acceso a agua segura. En la página 88 se mencionan los Impactos de las actividades extractivas del subsuelo mencionando primero la minería, actividad a la que califica como “doblemente destructiva por su gran escala y por la tecnología que ha acrecentado su capacidad productiva”. Señala que “actualmente se están desarrollando en el país una gran cantidad de proyectos mineros, generándose amplios debates y movimientos por parte de pobladores locales y organizaciones de la sociedad civil que cuestionan este tipo de emprendimientos”.
Menciona los impactos mineros.
- Flora y fauna: “Deforestación de los suelos con la consiguiente eliminación de la vegetación (esto es más grave en los casos de mineras a cielo abierto y en las megaminerías)”.
- Suelo: “Importantes modificacines del relieve por excavación, desgaste de la superficie por erosión, generación de montones de residuos de roca sin valor económico que suelen formar enormes montañas”.
- Agua: “Alto consumo de agua que, generalmente, reduce la napa freática del lugar (agua subterránea), llegando a secar pozos de agua y manantiales. El agua suele terminar contaminada por el drenaje ácido de las minas”.
- Aire “La contaminación del aire puede producirse por el polvo que genera la actividad minera, que constituye una causa grave de enfermedad, causante de trastornos respiratorios de las personas y de asfixia de plantas y árboles. También por emanaciones de gases y vapores tóxicos”.
Describe el uso de cianuro y derivados “que son muy tóxicos y perdurables en el tiempo”, de “productos químicos peligrosos” y se explica que la actividad genera “un vertido autoperpetuado de material tóxico ácido, que puede continuar durante cientos o incluso miles de años” (como lo sabe cualquier persona que haya visitado alguna vez minas abandonadas hace 100 años, que siguen drenando esos ácidos).
Sobre Transgénicos
El capítulo La transformación rural informa sobre el avance de la frontera agropecuaria. Este profundo proceso de cambio de uso de la tierra configura un verdadero reemplazo de ecosistemas naturales (pastizales, bosque y humedales) por agroecosistemas artificiales, simplificados y mantenidos por una intervención tecnológica intensiva y sostenida, con consecuencias para la estructura social de la población rural, cambios en la tenencia de la tierra y riesgos para la salud humana”. Agrega: “La soja transgénica, con una o dos siembras anuales, es en la actualida el cultivo predominante que impulsa el proceso de transformación agraria en Argentina”.
El manual describe qué es un organismo modificado genéticamente, comúnmente llamado transgénico, al que se le otorga la característica de “resistir al herbicida glifosato”.
Se explican las consecuencias sociales entre las cuales se señala la falta de compromiso de los pooles de siembra “con la planificación del uso de la tiera y su conservación”. También refiere “el endeudamiento y desaparición de amplios sectores de productores pequeños y medianos” con datos de los censos agropecuarios, y el éxodo de las poblaciones rurales, más evidente con el uso de las tecnologías intensivas “con la consecuente merma de la mano de obra necesaria”.
El manual plantea entre las consecuencias ambientales el “deterioro creciente del suelo y los acuíferos”, el “aumento poco controlado del consumo de pesticidas, herbicidas y otros agroquímicos que impactan en la fauna y la flora”, y los problemas y trastornos en la salud: “La absorción de pequeñas dosis de agroquímicos se traducen en afectaciones de la salud que van desde intoxicaciones a daños potenciales del material genético celular”.
Off the record
El trabajo es prologado por Mussi, Simeone, y Fernando Melillo, y figuran en la realización de contenidos la Secretaría de Ambiente, el Ministerio de Educación y la fundación Educambiente. Tan guardados como los libros parecen estarlo los funcionarios y funcionarias que podrían dar explicaciones sobre el tema, excepción hecha del clásico off the record que brindó a Mu una elevada y asombrada fuente oficial: “La verdad es que se hizo el trabajo, se mandó a todas las provincias para que las áreas de Educación estuvieran en cada caso al tanto de los contenidos, y nadie dijo nada. Para cuando se presentó yo creo que pasaron dos cosas: obviamente los altos funcionarios no lo habían leído, y de ahí para abajo todos los intermedios tampoco. O algunos lo leyeron, y nadie estuvo en desacuerdo, o no percibió el efecto que podían provocar”.
¿Qué pensar del universo de funcionarios que recibió el manual y no hizo ni una lectura superficial? Respuesta en off: “Chantas”. La pregunta sobre qué cosas más importantes habrán estado haciendo no recibe respuesta alguna. “No tengo dudas de que en algún momento esos ejemplares se rescatarán y finalmente se distribuirán” dice la fuente oficial, otra demostración de que entre los distintos funcionarios y niveles oficiales existen disputas, incompatibilidad de caracteres, o reacciones mutuamente alergénicas.
Pensamiento único
Pablo Sessano fue de los primeros que denunció la decisión de no distribuir los libros. Es educador ambiental, especialista en Planificación del Medio Ambiente y reúne la condición de trabajar en ese rol técnico tanto para el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, como para el programa Escuelas de Innovación de Conectar Igualdad (Anses), además de asesorar a la Comisión de Cambio Climático en la Legislatura Porteña. “Esos manuales constituían una política pública que se suspendió de hecho por presión de las corporaciones a través de los propios ministerios, que no quieren una mirada crítica frente a estos procesos. Son manuales de absoluta calidad, extraordinarios, es la primera vez en la historia del país que el Estado genera un material de educación ambiental de este nivel. Lo que llama la atención es cómo el Estado se subordina de inmediato a la presión de los intereses corporativos”.
Otra idea: “No hay que olvidar que es material para los docentes, y plantea dudas, preguntas, para motivar la investigación y el aprendizaje. Si no hay ese debate, en las escuelas caemos en un pensamiento único que plantea que el agronegocio o el modelo de minería a cielo abierto son sustentables o los únicos posibles. Y ese pensamiento único que oculta los problemas, más allá de lo que cada uno opine, no sirve para educar sino para adoctrinar”.
Otra duda que se genera: se dice que frente a estos modelos productivos el rol de control lo tiene el Estado. “¿Quién puede creerle a un ministerio que va a controlar a la minería o las fumigaciones, cuando el propio Estado suspende sus políticas públicas en educación por presión corporativa?” se pregunta Sessano sobre este caso que es difícil definir si se trata de censura, autocensura, o silencio por conveniencia mutua, del que ni medios oficiales ni hegemónicos volvieron a hacerse cargo luego de que los manuales desaparecieron del mapa.
Otro peligro
La vicepresidenta de AAPRESID, María Beatriz “Pilu” Giraudo habló en 2013 en el programa Hombres de campo, entrevista que puede escucharse en la propia página de AAPRESID. Allí relata que su entidad activó también a AEA (Asociación Empresas Argentinas, que reúne a las principales corporaciones). Y que antes de estos manuales oficiales, habían entrado en contacto con editoriales educativas privadas (gracias a la gestión de la ex ministra bonaerense Silvina Gvirtz) y con la Cámara Argentina de Publicaciones, cuestionando citas en los manuales escolares sobre el tema del modelo sojero. Mencionó especialmente el caso de Ediciones Santillana, por uno de sus manuales para 5º grado al que adjudica “un abordaje totalmente basado en el desconocimiento, se habla de fumigaciones cuando en el campo y en la agricultura se hacen pulverizaciones”. La declaración demuestra las maniobras de estos grupos para controlar no sólo la información, sino los procesos educativos.
Santillana, a través de su gerente editorial Mónica Pavicich, tuvo la gentileza de enviar a Mu las páginas cuestionadas de aquel manual de 5º grado que ya ha quedado relegado por versiones más actualizadas. Se muestra, por ejemplo, un dibujo de un avión fumigando un campo, y un corte terrestre del subsuelo: “El producto que utiliza se introduce en la capa subterránea de agua, Después, el agua contaminada llega a un río y afecta a los peces que viven allí, y luego esa misma agua sale al mar. Así es como una acción en un lugar determinado puede afectar a zonas muy alejadas de donde se originó el problema”. En la página 56 explica qué significa la degradación de los suelos: “El uso prolongado de pesticidas y fertilizantes químicos provoca la contaminación de los suelos y las capas de agua subterránea. A ese tipo de contaminación se la conoce como contaminación por agroquímicos”.
Pavicich reconoce que recibieron llamadas de organizaciones como ACSOJA (Asociación de la Cadena de la Soja Argentina) con la que no tienen ningún inconveniente en intercambiar materiales y posturas acerca de distintos temas. “Pero los libros son solo herramientas para la tarea que realiza el maestro/a; es el docente el que, con su trabajo en el aula, promueve en sus alumnos el desarrollo de su pensamiento crítico”. Santillana sigue editando lo suyo, mientras 350.000 ejemplares guardados en un galpón muestran cómo puede intentar congelarse tras la enfermedad del silencio a esa sana intención de que exista pensamiento crítico.
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