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Poner el cuerpo

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Km29. Dirigidos por Juan Onofri Barbato presentaron Los Posibles, un éxito de público y entusiasmo. Ahora están preparando su próximo espectáculo, allí, en Gonzalez Catán, donde nadie jamás pensó que podía ponerse el movimiento el futuro de la danza.

Poner el cuerpoLa obra es todo movimiento. No hay diálogos ni discurso, no hay narración de la historia. El comienzo no es el que imaginabas. Los personajes te dan la espalda y por un gotero caen despacio las preguntas: ¿dónde está el relato, dónde la información que esperaba de antemano? La idea de que el enigma no está arriba sino en el subsuelo suspende de a poco el pensamiento, y recién entonces los personajes bailan, sugiriendo, en una nueva secuencia de poses, sus probables biografías. Así arranca Los Posibles.
“Es una obra que no termina de jerarquizar nada” cree Marina Sarmiento, corégrafa y asistente de dirección en Los Posibles, creación que ya se presentó el año pasado en el centro de experimentación del teatro de La Plata y que acaba de terminar su paso feliz por el teatro San Martín de Buenos Aires. “Es traer la fisicalidad al cuerpo y trabajar con el signo. Los pibes empiezan de espaldas al público en un primer balcón. Arman una fila, equidistantes entre ellos y miran al público. Creo que ese inicio presenta la totalidad de la obra”.
Los pibes son chicos de González Catán que se encontraron a principios de 2010 en un lugar que les cambiaría las posibilidades del presente y del futuro. El lugar es Casa Joven, una quinta muy cuidada que funciona como centro de día para personas de entre 12 y 21 años y que depende de los colegios La Salle. Ahí se dan talleres de huerta, de computación, de electricidad, de carpintería, y desde hace tres años, de danza. Fue Juan Onofri Barbato, hoy director de Los Posibles, el que se ofreció como tallerista en Casa Joven para terminar haciendo con chicos sin experiencia formal en baile, una obra de danza contemporánea que, sin buscarlo, cuestiona qué es la danza y qué es lo contemporáneo.
Sin límites
Para llegar a Casa Joven hay que pasar por el kilómetro 29 de la ruta 3, un punto de unión de la provincia de Buenos Aires con la capital, un espacio de paso donde circula tanta cantidad de micros y autos que parece una terminal de ómnibus, pero una suburbana, precaria, imprevisible, donde los negocios nocturnos no son los boletos sino el robo y la prostitución. Km29 es también el nombre que se le puso al proyecto fundado por Juan Onofri en 2010, por ser punto de encuentro y también resumen de la experiencia. “Km29 habla de límites en realidad, quién cruza la frontera y para qué lado” es lo que dice Matías Sendón, escenógrafo e iluminador de la obra. Lo dice porque en un principio los chicos viajaban a la Capital a entrenar en el teatro El Perro, pero el paso del tiempo hizo que los caminos se hicieran a la inversa: ahora son los profesores los que viajan de Capital a González Catán y a Casa Joven, donde gracias a un convenio con el Teatro San Martín –luego de que presentaran la obra en esa institución en mayo del año pasado– consiguieron construir un galpón con el piso especial que se necesita para ensayar e imaginar la danza.
Explican en su página web:
“Km29 considera al cuerpo como espacio de memoria y conciencia. Los cuerpos menos `adiestrados`, aquellos que son desobedientes, rebeldes y no conocen especulaciones ni convenciones propias de un intérprete formado, están más cerca de presentar y producir una verdad kinética que puede volverse una coreografía original o una improvisación verosímil. Dejar que la madurez adquirida por estas experiencias de vida opere sobre la escena, que el cuerpo se apodere de la imagen que desprende, que haga conciencia y uso de lo que produce en el espectador, deja ver la fragilidad de ambos. En esta búsqueda se intenta borrar la línea que separa la escena y platea, emancipando las interpretaciones y por sobre todo, las miradas.”
Estos cuerpos desobedientes son los de Alejandro Alvarenga, Alfonso Barón, Daniel Leguizamón, Jonathan Carrasco, Jonathan Da Rosa, Lucas Araujo y Pablo Kun Castro.
Dice Jonathan, durante una charla en Casa Joven: “Yo venía a los talleres de carpintería, panadería, de electricidad y huerta. Un día se presentó Juan (por Onofri, el director), supuestamente iba a hacer un taller de hip hop. Si decía ´danza contemporánea´, no le pasaba cabida, así que nos metimos por ese lado. Y nada… empezamos a hacer físico acá primero y después a viajar a Capital. Siempre hice deporte, pero bailar así, nunca”.
Sigue: “Este proyecto está re bueno porque saca un montón de pibes de la calle. Yo empecé a venir por problemas de familia y adicción. Y acá tengo al grupo que siempre me acompaña en todas. Significa mucho, porque hace tres años que estamos. Conocés mucha gente”.
Matías: “Los posibles es todo: el lugar, los pibes, el piso, la realización que tenemos, el trabajo artístico. Es una decisión grupal la del nombre. Los posibles acumulaba una cantidad de ideas en relación a lo que queríamos decir con la obra misma”.
Sigue: “Pero Km29 no es una oenegé que sale a entrenar gente de la calle para que se sienta bien. Nuestro objetivo es hacer obra, no trabajo social. Pero también se terminó dando vuelta y terminamos ocupando un lugar dentro de este espacio que está directamente vinculado a lo social. Y casi sin quererlo. Lo que sucedió y nos dimos cuenta puntualmente, sucedió durante este proceso del año pasado, de llevar a los chicos a Capital y luego, venir nosotros hasta acá. Nos dimos cuenta que como personas no tienen las mismas facilidades que nosotros para hacer lo que hacemos. O sea, nos enfrentamos a problemas y situaciones distintas y dispares. No tenían plata para viajar, para comer. Gente realmente pobre que no tenía recursos para moverse. Ahí tuvimos que generar los fondos de producción y salimos a conseguirlos para que los pibes puedan moverse”.
Lo lograron. Hoy los chicos cobran un sueldo porque el Teatro de La Plata les paga como intérpretes de la obra Los Posibles. Igualmente, para Marina, “lo social queda en un sub-texto, porque lo que nos convoca es esto: la tarea de reflexionar sobre qué es expresivo, la reflexión sobre la sensibilidad que te da la técnica, y no el virtuosismo o la tendencia que te genera la técnica. Eso es lo peligroso, porque a veces termina bloqueando en vez de dar más disponibilidad. Y debería darle más sensibilidad en vez de restarle. En la danza la herramienta es el propio cuerpo. Deconstruir el cuerpo es como la porosidad, la posibilidad de que todo esté disponible en el momento del movimiento, que esté listo para la acción. La deconstrucción no necesariamente tiene que ser cronológica. Uno puede en un ejercicio, en una improvisación, usar todos sus recursos históricos. Uno trabaja con un cuerpo que ya tiene un recorrido realizado, una historia. La deconstrucción tiene que ver con que eso esté disponible. Por eso me interesa más la deconstrucción del cuerpo que la construcción de algo. Ya hay demasiado que nos termina etiquetando. El pibe que usa gorrita es chorro. Si sos trabajadora social tenés que ir y hacer certificados de pobreza o trabajar para la política de turno. Y en nuestro ámbito tambén hay etiquetas: la bajada de línea es europea, que marca la tendencia y entonces vamos para ese lado. A través del movimiento todo eso se puede deconstruir”.
Sigue: “Lo que sí puedo decir como experiencia es que hay algo en relación a la presencia que tienen los chicos. Y eso es algo muy difícil lograr porque, en realidad, se consigue no haciendo nada. Con el simple estar: el ser y estar. Los pibes son. Están. Hay un despojo hasta de prejuicio te diría, muy particular, hasta una sutileza. Por eso en la obra no hay idea sino composición, presencia, la mirada, y sabiendo que de los desprendimientos de estos cuerpos emanan algo que el espectador lo va leer como quiera: con prejuicio, sin prejuicio, o vivenciando la experiencia estética como algo transformador, que te modifica, que es también lo que les pasa a los pibes adentro. Por eso hay una experiencia grupal que trasciende los significados.”
Matías vuelve a hablar de límites, esta vez en relación a la iluminación: “Se plantearon dos objetos fuera de escala. Objetos redondos lumínicos. La escenografía de la obra era eso. Uno un tanque australiano, de cuatro metros de diámetro colgado, con luces, y otro un tambor. Las mismas lámparas estaban en esos objetos. Y cuando se encendían inundaban el espacio. Generalmente vos ves la platea oscura y el escenario iluminado. Pero la luz que utilizamos tiene una particularidad: cubre mucho espacio y produce un efecto al que nadie está acostumbrado a ver en un teatro. Ambos objetos tenían las luces del alumbrado público. Era como traer algo de la vida cotidiana y meterlo en ese lugar”.
Futuros posibles
Toda la propuesta del grupo Km29 surgió como una necesidad de escapar a la asfixia que les provocaba el modo tradicional de la danza contemporánea. “Llega un momento donde el lenguaje se agota y ves que estás siempre dando vuelta sobre lo mismo. Cuando veo el abanico hay cosas que se repiten, las mismas ideas. La propuesta fue salirse de ahí”, señala su director.
Toda la respuesta que cosechó surgió de otra necesidad de escape. Cuenta Johnny, después del ensayo: “Estoy en el proyecto desde el principio. Acá caí por quilombos, de drogas, de familia, la calle. Y para que no me agarre la gorra me vine para este lado. Hice el taller de huerta. Me enganché con esto. Al principio si decía algo, los amigos del barrio jodían, pero no les pasé cabida. Me fueron a ver y se quedaron con la boca abierta. Y ahora hay más pibes que se quieren enganchar.”
¿Qué es gritar?
En antigua frase dice: “Yo solamente creería en un dios que sepa bailar”. Pola, otro integrante de Los Posibles, podría estar de acuerdo. Su historia: “Llegué por parte de un cura, Sergio, vive en la casa quinta del kilómetro 35, en San Eugenio. Entré porque necesitaba para comer y esas cosas. Él habló con Juan para ver qué onda, si en Casa Joven yo podía bailar. Vine, nos mintió que era hip hop. Nosotros le decíamos ‘poné cumbia’. En los entrenamientos me fue gustando. Re piola estamos bailando ahora. Después fuimos a Recoleta. Y después nos dijeron que el Teatro de la Plata nos invitaba para hacer otra obra. Y después nos dijeron que hagamos otra más. Y otra función más. Hicimos 16 al final. Eso fue en 2011. Y después nos llamaron para el Teatro San Martín”.
Sigue: “Acá hacíamos carpintería y todas esas cosas que a mí ya me gustaba hacer. Ni me imaginé que se me iba a cruzar todo esto. Ahora estoy re contento, orgulloso, mis viejos están orgullosos de mí. Ojalá esto nunca se corte. Cuando bailo quiero explotar, quiero sacarme toda la furia, todo lo que tengo adentro. Es como que me ayuda un poco a encontrarme a mí mismo. Furia de lo que me pasa a veces, de lo que tengo en mi barrio, mi familia, cosas que se me presentan en la vida cada día. Es lo mismo gritar que hacer esta posición (y se pone como un ninja, se agacha, pone cara de loco) y ya estás gritando. Esa posición me hace encontrarme. Estoy mirando a la gente y quiero transmitir algo. Puede ser tristeza, puede ser ‘Mírennos: acá estamos.’ Para mí de eso habla la obra, de que acá estamos: somos los pibes del km29”.
Los cuerpos de Los Posibles hablan el lenguaje sin nombres, dicen la historia sin fechas, bailan el recuerdo de sí mismos, gritan el dato en los gestos. Pienso en ellos no solo como artistas, sino como personas que transportan en sus nervios información sobre nuevas formas de comunicarse, formas que permiten borronear los límites, veo en toda su experiencia alguna idea del futuro, imagino sus manos ayudándonos a dar vuelta la página.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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