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Genocidas en el barrio: repudio al Nazi Wolk en Mar del Plata

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Convocadas por Abuelas de Plaza de Mayo, unas 300 personas marcharon en silencio por el Bosque Peralta Ramos e hicieron un acto de repudio frente a la casa del genocida Juan Miguel Wolk, responsable del Pozo de Banfield en dictadura, procesado por más de 300 torturas y por el robo de bebés, y hoy beneficiado con arresto domiciliario. 

Genocidas en el barrio: repudio al Nazi Wolk en Mar del Plata

Foto: Pablo González

La referente de la filial Mar del Plata de Abuelas de Plaza de Mayo, Ledda Barreiro, se enteró por teléfono que el juez federal Ernesto Kreplak había concedido en febrero la prisión domiciliaria a Juan Miguel Wolk, responsable del centro clandestino Pozo de Banfield, procesado por más de 300 torturas y por el robo de bebés durante la dictadura. “Este hombre sabe dónde está mi nieto: él nació en el Pozo de Banfield”, dijo Ledda a MU en la edición de septiembre.

Ledda es mamá de Silvia Muñoz, militante de la Juventud Universitaria Peronista, desaparecida el 22 de diciembre de 1976. En marzo, Abuelas Madres, Hijxs y vecinos organizaron un repudio frente a la casa de Wolk, a cuadras del Bosque Peralta Ramos, zona sur de Mar del Plata, donde también pretende retornar Miguel Etchecolatz.

    Este sábado organizaron otro.

   Juan Miguel Wolk, alias «El Nazi», es también uno de los responsables de la desaparición de jóvenes estudiantes secundarios en la Noche de Los Lápices. “Su tarea fue torturar a más de 300 personas, entre ellas 24 embarazadas, para luego apropiarse de sus niños, delito por el que también se encuentra imputado”, denunciaba Abuelas en un comunicado de cara al repudio organizado en febrero. “Al menos 18 bebés nacieron bajo la mirada asesina de Miguel Wolk; sin embargo nunca fue llevado a juicio por sus crímenes. Se fugó de la justicia y fingió su propia muerte presentando él mismo un certificado de defunción falso para evitar un proceso por delitos de lesa humanidad”.

    Wolk se hizo pasar por muerto, fue descubierto por la hermana de uno de los desaparecidos en la Noche de los Lápices, violó la prisión domiciliaria entre 2012 y 2013, fue preso y hoy está procesado por torturar a más de 300 personas y por el robo de bebés, a la espera del juicio oral que aún no tiene fecha. Esa información también fue compartida por los organismos y organizaciones sociales que repartieron y pegaron volantes y folletos en Mar del Plata para este segundo repudio.

Genocidas en el barrio: repudio al Nazi Wolk en Mar del Plata

Foto: Pablo González

El silencio como grito

Comenzó a las 10 de la mañana cuando los organismos empezaron a congregarse en la entrada del Bosque Peralta Ramos. Desde allí marcharon hasta la casa de Wolk, ubicada en Benedetto Croce y Lynch. Había colegios secundarios, organizaciones culturales, sociales, barriales, sociedades de fomento, Abuelas, Madres e Hijxs. “Fuimos caminando en silencio”, dice a lavaca Yamila Zavala Rodríguez, abogada de Abuelas, hija de Olga Irma Cañueto (detenida desaparecida el 22 de diciembre de 1976) y del diputado peronista Miguel Zavala Rodríguez (asesinado ese día). “El silencio fue como un grito. Era muy impactante, con dos banderas: una que decía ´Dónde están los nietos nacidos en el Pozo de Banfield´ y otra de los secundarios, que decía ´Los lápices siguen escribiendo´. Cuando llegamos había mucha policía. Y nos quedamos ahí, en silencio”.

    Había efectivos de la Policía Local, la Bonaerense y Prefectura.

   Zavala Rodríguez: “Se había convocado a una expresión simbólica con lápices. Todo fluyó naturalmente. Uno avanzó y dejó los lápices en la puerta, otros escribieron con esos mismos en la calle: ´¿Dónde están?´. Otro dejó pintado un stencil a los 40 años del golpe genocida que los lápices siguen escribiendo. Repartimos volantes en todos los lugares y hasta se los dimos a las fuerzas policiales”.

    Los lápices volaron sobre el cerco policial y cayeron en la puerta de la casa de Wolk.

Genocidas en el barrio: repudio al Nazi Wolk en Mar del Plata

Foto: Pablo González

El día a día

“El repudio es contra los arrestos domiciliarios”, dice Zavala Rodríguez. “También contra los sectores del poder judicial, que hoy parecen adormecidos, aunque se acomodan según los gobiernos. Están adormecidos porque no actúan en consecuencia ante un poder de Estado que no está a la altura de lo que siempre reclamaron los organismos, exigiendo con mucha contundencia y convicción que se haga justicia. Si después de 40 años tenemos un genocida en Mar del Plata, algo pasa”.

    -¿Cómo se puede entender eso que pasa?

    -La lucha de Memoria, Verdad y Justicia ha tenido diversas etapas. Cuando teníamos impunidad reclamábamos desde los escraches en los 90, se repudiaron las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, llegaron los Juicios por la Verdad, pero faltaba justicia porque no había condena. Luego, con la reapertura de causas nuevas y viejas, se lograron condenas a muchos genocidas, pero cuando hubo un intento de avance hacia la parte civil y a los grupos económicos, se sancionó una ley para crear una comisión bicameral para investigar a los grupos que se habían beneficiado, pero todavía hoy no se pudo conformar. Esa ley no fue votada por el partido que hoy nos gobierna, y ese es el poder real de los grupos económicos. Hay que seguir. La victoria nunca es definitiva: es día a día, lucha a lucha, reclamo a reclamo. Por eso hoy hicimos este repudio.

    En septiembre MU viajó a Mar del Plata y habló con Abuelas, Madres e Hijxs, para entender qué significa tener como vecino a un genocida y por qué la calle sigue siendo clave para defender los derechos humanos.

Aquí puede leerse la nota que salió publicada en la edición 103 de MU.

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Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

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Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.

Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Darío Santillán.

Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Maximiliano Kosteki

Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.

El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.

Siguen faltando los responsables políticos.

Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.   

Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

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Pablo Grillo
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83 días.

Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.

83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.

83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.

83 días y seis intervenciones quirúrgicas.

83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo. 

83 días hasta hoy. 

Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro. 

Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”. 

Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).

Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca. 

El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”. 

La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».

La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería. 

Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.

Esta es parte de la vida que no pudieron matar:

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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

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Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.

Por María del Carmen Varela.

La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen

La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia. 

La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.

Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.

La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional.  A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.

Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.

Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro. 

MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA

Viernes 30 de mayo, 20.30 hs

Entradas por Alternativa Teatral

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