CABA
Animales sueltos: inauguró La Rural
La feria de animales, máquinas y marcas quedó inaugurada el miércoles con distintas exposiciones y stands. Cuáles son los juegos propuestos para los niños, y con qué se entretienen los grandes. Cuál es el discurso oficial del Ministerio de Agroindustria. Quiénes son los especialistas invitados. Dónde (no) están los feed lot, los transgénicos y agroquímicos. Qué muestra y qué esconde la 131° feria anual de agricultura, ganadería e industria internacional.
La cola de entrada al predio de la Sociedad Rural sobre la Avenida Santa Fe es lo suficientemente larga como para que los niños pregunten muchas veces cuánto falta y dos hombres mayores pidan monedas.
Hasta ahí, cualquier salida de vacaciones de invierno en este país.
En la fila: abuelos, padres, jubilados y abonados al Club 2×1 de La Nación – con fila propia- esperan para comprar la entrada de la Expo Rural 2017.
Son cuatro filas de unas 10 personas cada una que se mantendrán constantes a lo largo del día pero que, según Jorge, no están lejos de cualquier otra exposición: “Es una feria como cualquiera”.
A primera vista no hay botas, ni pañuelos ni nada que indique la presencia de un gaucho, gaucha o gente de campo: quizás a eso se refiera el hombre. Luis, ejemplo, vino de Lomas de Zamora con sus dos nietas y Ariel, Daniel y Alfonso hicieron otra más insólita: “Nos bajamos del avión a las 8, dejamos las cosas en el hotel y vinimos para acá”. Son de Chaco. La primera parada de tour -que dura hasta el domingo y también incluye teatro de revista- es la Expo Rural.
Jorge la compara con la Feria del Libro, aunque advierte que estas fechas se la reserva la sociedad Rural para hacer su propio evento “porque es cuando los pibes están de vacaciones, entonces tienen más gente asegurada”. Él es dueño de uno de los puestos que en la puerta venden choris y es el dato es preciso: esta exposición se celebra siempre durante julio y ya lleva 130 ediciones.
Esta vez se presenta la muestra bajo el hasthag #MeGustaElCampo. La imagen que predomina la gigantografía es de una vaca robusta y con una estrella en su oreja, como las premiadas en los concursos.
Al entrar por avenida Santa Fe, lo primero que se ve son animales parecidos a esa vaca de la promoción, colocadas en un corral que está en medio de un galpón oscuro, con una reja que cada tanto es abierta por mujeres de boina para que los chicos toquen a los animales y los grandes los fotografíen.
Los chicos dicen “¡Hola, vaca!”.
Y las vacas no contestan.
Sara – una sesentona con pañuelo al cuello- aclara: “Son de las buenas”. Las de feed lot no son parte de lo expo.
En este galpón se verán vacas, ovejas y hasta llamas, muchas de ellas con una remera o una especie de sweater que, además de protegerlas del frío, indica la especie y el nombre de la empresa propietaria. Recuerdo entonces la sentencia que el gran Carlos Melone escribió en una contratapa de la MU: “Ponerle un sweater a un perro es como ponerle un traje de neoprene a un delfín”.
Sobre los costados de los corrales hay una fila de stands donde se comercializan tapados, sweaters, alfombras, pantuflas y peluches. No es muy difícil deducir, entonces, que esas
pieles son de esos animales. Cualquier comentario que se haga al respecto puede sonar tan obsceno como ese montaje ferial.
Si hay algo que no hay en el campo es culpa.
La Sociedad Argentina de Criadores de Hereford – y sus pieles- es atendida por dos veteranos amigables que cuentan: “Nos ofrecieron el puesto a último momento: se ve que no tenían tanta gente este año”. Otro de los stands sintetiza su presencia no por volumen de ventas ni pacto de negocios, sino por esa inercia llamada tradición que caracteriza a las costumbres rurales: “Hay que estar”.
Para los chicos, ya dijimos, abundan las propuestas: es hacía ahí que se propone un vínculo que intenta demostrar a los pequeños qué significa el modelo del agro. Una imagen clara la asume el guía gratuito que tiene la expo, un joven de 30 y pico que, chaleco y pelo al costado, relee el cartel que está frente a los chicos y sus padres: “Argentina produce alimentos para 418 millones de personas y nosotros somos 44 millones. Es decir que por un argentino, pueden comer otras diez personas en el mundo”.
La leyenda que eligió poner el ministerio de Agroindustria en su panel avala este discurso oficial: “Producimos para el mundo”.
El guía sigue leyendo el cartel: “Lo que más producimos es soja y trigo. ¿Ustedes comen trigo? Es la harina. ¿Qué comen que tenga harina harina?” Los niños enumeran: pizzas, empanadas… y fideos, sopla una madre. Tartas, suma otra. “Y de soja, ¿qué comen?” Los niños miran a sus madres. Las madres miran al guía. El guía repone: “Leche, aceite, milanesas…”.
Producimos para el mundo.
Nadie informa que la mayor parte de la tierra cultivada en Argentina es para producir comida para chanchos chinos.
En la expo Rural no hay referencias al agro negocio transgénico, a la sojización del país y a la privatización de las semillas. Los carteles prefieren sus neologismos: “Biodesarrollo” “Bioeconomía”. Y exponer en lugar central a sus responsables: Bio Génesis o Baghó, cuyo sugerente lema es “fronterizate”.
Además de una sede del INTA -en el que se huele un clima de negocios- el stand del Ministerio está rodeado de chicos y chicas que juegan al tiro al blanco. Según qué dardo ensarten, apuntan a una pregunta. Por ejemplo: “¿Qué alimentos se comen con soja?”.
A quienes responden bien o más o menos se les regala un cuadradito de cartón con una semilla de trigo adentro. “Es lo más fácil de que crezca”, resume la explicación la promotora. Los niños salen corriendo, contentos por haber ganado, sin entender muy bien qué representa el premio.
Otro juego está en el stand de la Policía de la Ciudad. Allí distintos promotores vestidos de celeste – no policías- promueven dos tipos de juegos: uno con un lente 3D que mira en 360 grados (en sintonía con la onda tecnológica que intenta demostrar la Ciudad); y otro que imita a un memotest. Los chicos deben introducir sus datos personales (DNI, nombre y mail: ¿pór qué? ¿qué hacen con esos datos?) y luego tienen que recordar las patentes que les muestran y después, les esconden. Es decir: jugar a ser policía.
Las propuestas infantiles siguen con Coca Cola gratis – hay media cola de cuadra-, y en el Pabellón de los Chicos los esperan las fast food, una muestra de “Nacimiento de pajaritos”, peluches de animales y, de nuevo, otro stand de Coca Cola.
La Rural parece un gran shopping a cielo abierto de marcas asociadas a lo agro, si se lo expone como mercado. Animales, tractores, autos, camionetas y Coca Cola por todos lados.
Uno de los atractivos es un parque con pendientes pronunciadas donde hay camionetas demostrando la capacidad de sus ruedas y el rendimiento de sus motores. Aquí también hay una cola para subirse a la camioneta y hacer ese paseo semi-extremo desde adentro. Una especie de montaña rusa rural.
Ya entre los pasillos del predio, fuera de los galpones, empieza a verse “gente de campo”, aunque no el gaucho tal cual lo pinta el folklore. “Ahora las plumas las usan en la campera”, bromea un vendedor de Coca Cola para señalar que están de moda esas camperas que se hacen bollitos. Un cartel dentro de uno de los predios resume el concepto de los tiempos transgénicos: “TecnoGaucho”. El vendedor de Coca Cola describe: “Usan Apple, tienen termo Stanley, camionetas Ford o Toyota, toman en café Martínez”. Lo suyo – además de un estudio sociológico preciso- es una enumeración de las empresas que tienen stand dentro de la feria.
Entre los carritos de comida, la reina es la empresa Swift. Las vendedoras que te dan el ticket a cambio de la comida tienen la remera roja de Swift. La hamburguesa que entregan los cocineros es Swift. Al lado de las vacas venden comida… de Sfwit.
Los puestos de embutidos que presumen ser familiares arrojan otro tipo de productos: por 250 pesos uno puede llevarse un salamín, un queso, un chorizo picado fino, otro picado grueso y algo más. Allí se ofrecen pinchos de embutidos para degustar, al igual que las bodegas sus vinos: ““Hay muchos que prueban, prueban, pero no compran. Cada vez más. Antes había más respeto”, sintetiza un enfadado productor regional.
A un costado del parque de comidas hay otro menú gratuito: el centro de espiritualidad Santa María celebra una misa.
Fernet Branca reparte vasitos gratis.
El sindicato UATRE, de trabajadores rurales líder del trabajo en negro, reparte volantes promocionando sus hoteles.
Una pantalla exhibe el programa: poco más tarde, en otro pabellón ofrece la charla llamada “Buenas prácticas agrícolas”, a cargo del ingeniero agrónomo Pablo Grosso. Según revela
su perfil de Linkedin, Grosso trabaja en la empresa de agroquímicos Xinachem y fue gerente de ventas de Monsanto durante diez años.
Del otro lado, el palco principal está ocupado por gente que aprovecha los rayitos de sol de un día frío.
El predio central está vacío y rodeado de los banners publicitarios: Clarín, La Nación, Canal Rural, Chacra TV, Radio Mitre, Ford, New Holland, Banco Nación y Galicia.
Arriba, la leyenda conocida proclama bien grande: “Cultivar el suelo es servir a la patria”.
El perfume también es concocido: mezcla humo de parilla con bosta.
El sonido es alborotado: Radio Mitre, nacional y AM950 trasladaron sus estudios y transmiten por altoparlante.
Detrás de una de las peceras que simulan el estudio radial está ahora mismo Miguel Del Sel, invitado al programa de Fernando Bravo.
Última pregunta de Bravo:
“¿Cómo ve al gobierno?”
Respuesta del cómico:
“Los desastres se arreglan de a poco, no hay nada mágico. Pero le tengo confianza a la gente, al país y a este gobierno, por supuesto”.
El saludo final del conductor suena cariñoso:
“Chau, Miguelito”.
Alguien de este lado del vidrio le pide una foto al Midachi.
Del Sel asiente con la cabeza.
La mujer le da la cámara a la amiga y manotea a su hija, que no entiende qué sucede.
Se paran juntos y sonrientes.
Por detrás asoma el nombre de uno de los salones: “José Alfredo Martínez de Hoz”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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