Sigamos en contacto

CABA

El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La Escuela Secundaria 5 de Saladillo lleva el nombre del científico que enfrentó a las multinacionales transgénicas. Fue votado por la comunidad educativa, que cuestiona el agronegocio y apuesta por la agroecología. A cuatro años de su fallecimiento, científicos, docentes y alumnos le rindieron un emotivo homenaje. Crónica de un triunfo.
Por Darío Aranda
   Lejos de homenajes del poder político, jamás en una placa de bronce ni en cementerios de clases acomodadas. Andrés Carrasco, a cuatro años de su fallecimiento, sigue transitando caminos junto a los de abajo. Alumnos de guardapolvos blancos, docentes comprometidos, trabajadores del campo (los de manos en la tierra), activistas socioambientales y académicos críticos fueron protagonistas del acto oficial en la Escuela Secundaria 5 de Saladillo (en plena pampa transgénica bonaerense) que fue bautizada con su nombre.

  La historia

   La Escuela Secundaria 5 está en el margen de la ciudad de Saladillo, en lo que suele llamarse área «periférica». Comparte predio con la escuela primera 3 y el jardín 909. Calle mediante, enfrente, había campos de soja transgénicos y agrotóxicos. El paredón de ingreso es amplío, de blanco perfecto y un stencil gigante con la imagen del científico y, por las dudas, su nombre y apellido. Imágenes similares se repiten en el pasillo que es antesala de las aulas, en carteleras y pizarrones.

El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre

Foto: Mauricio Cornaglia


   Luis Fernández asumió la dirección en 2016. Tan olvidaba estaba la escuela que no tenía ni nombre. Luis propuso que la comunidad lo eligiera. Fue un proceso que implicó una terna (el médico René Favaloro, el músico Luis Alberto Spinetta y Carrasco).
   El 9 de septiembre de 2016 la comunidad votó. 99 votos fueron para Carrasco, 59 para Favaloro y 31 para Spinetta. Gabriel Arisnabarreta, de la organización Ecos de Saladillo, fue quien propuso el nombre y esa votación le fue más importante que cualquiera para elegir presidente, gobernador o legisladores. Había conocido a Carrasco en 2010, cuando visitó la localidad y dio a conocer su estudio de glifosato en embriones anfibios.
   Desde 2009, cuando difundió su investigación, Carrasco se convirtió en el blanco de ataques de las empresas transgénicas, medios de comunicación socios del modelo de agronegocio y de científicos aliados de las compañías. El principal detractor de Carrasco fue el ministro de Ciencia, Lino Barañao, reconocido defensor de las empresas de semillas transgénicas y de agrotóxicos.
   Al mismo tiempo, Carrasco comenzó a recorrer localidades de Argentina en lucha contra el modelo agropecuario. Fue un caso excepcional: un académico reconocido, ex presidente del Conicet (mayor ámbito de ciencia del país), que apoya las luchas contra los agroquímicos y, más aún, denuncia a sus pares académicos por sus silencios cómplices con las multinacionales.
El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre

Foto: Mauricio Cornaglia

   El homenaje

   Mediodía en Saladillo. Patio de la escuela, pasto prolijamente cortado. Sol que abriga. Un pequeño gazebo blanco. Mesa con regalos para invitados. Micrófono de pie, fotógrafos, locutor y medio centenar de sillas. Alumnos de guardapolvos blancos con banderas de ceremonia. Mezcla de clima festivo, pero también emoción, recuerdo y tristeza por la ausencia de Andrés Carrasco.
   Larga lista de oradores. Familiares, amigos, activistas, autoridades. Sus hijos, Luciana y Andrés, agradecen. Recuerdan que les enseñó el valor de la educación, el trabajar para vivir en mundo mejor. Y remarcan la importancia del trabajo en la escuela, «la fuerza que tienen ustedes para luchar en medio de tanta soja y maíz transgénico». Señalan la «realidad áspera» del país. Y la decisión de seguir adelante. Simón, nieto de Carrasco, mira desde primera fila.
   El director de la escuela lee el discurso. Voz entrecortada, emoción. Recuerda que los estudiantes fueron quienes decidieron hacer el stencil con la figura de Carrasco y explica que el elegir el nombre es dar identidad. «Sembró semilla. Este año habrá egresados de la escuela Andrés Carrasco», celebra.
   Gabriel Arisnabarreta, de Ecos de Saladillo, opta por no leer, pero la emoción también le dificulta hablar. Cuenta que Carrasco decidió realizar su investigación cuando estaba en la Patagonia, en un lago rodeado de cerros y en vínculo con la naturaleza. Se le quiebra la voz al recordarlo. «Con su ética puso en jaque a las  corporaciones», afirma.
   Su discurso tuvo componentes extra Carrasco, o quizá no tanto: cuestionó el acuerdo con el FMI, el patriarcado y al capitalismo. Remarca la importancia de que sea una escuela pública la que lleve el nombre de Carrasco. Hace un silencio de segundos, mira al cielo y finaliza: «Andrés, ¡esto es para vos!».

El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre

Foto: Mauricio Cornaglia


    Carlos Manessi y Mauricio Cornaglia, de la campaña Paren de Fumigar, viajaron desde Santa Fe para estar presentes en el homenaje. Cuatro minutos de discurso en el que Manessi habla de Carrasco en presente, celebra el nombre de la escuela y también se acuerda de los enemigos con nombre y apellido. Cuestiona al ministro de Ciencia del kirchnerismo y del gobierno actual, Lino Barañao.
   Recuerda que el científico presentó su investigación en Santa Fe, en un teatro con 400 personas. Más de la mitad de su discurso Manessi lo hace hablándole a Carrasco, como si estuviera presente. «Andrés acá estamos. Es fundamental una escuela pública que lleva tu nombre. Te conocimos, toda tu lucha en el Conicet, junto con comunidades… Carrasco está presente entre nosotros».
   Lágrimas. Aplausos. Y emoción.
   La inspectora escolar, Cecilia Bustamante, y el intendente, José Luis Salomón, suman sus voces. Bustamante remarca que se trataba de un día de fiesta para las escuelas públicas, como también lo había sido el día de la votación. «Los docentes dejan huella. La escuela, con el nombre, buscó su identidad. Este acto hace historia. Carrasco se hace legado», afirma.
   Alicia Massarini, científica y compañera de Carrasco, cuenta  la historia de un alumno de Carrasco, en una escuela primaria porteña: luego de décadas de no estar en contacto, el alumno ya adulto le escribió un correo electrónico en 2013. Le recordaba la pasión docente al explicar las partes de las células y lo grato que fue saber que, décadas después, Carrasco seguía con su pasión por la ciencia y enfrentando injusticias. Terminaba el correo destacando cómo lo marcó el Carrasco maestro, que dejó huella en alumnos de cuarto grado. Massarini señala que Carrasco se conmovió con ese correo, lo tomó como uno de los mayores reconocimientos de su vida.
   «Los chicos que asisten a esta escuela están involucrados en otros mundos posibles. Esos mundos que estamos construyendo», celebra Massarini. Remarca el valor de la tarea docente: «Es enorme lo que ustedes hacen, practican la docencia de una forma muy valiosa». Y no escapa a una lectura de la situación política: «Es muy valioso lo que se hace en esta escuela. Aún más en momentos en el que el Presidente habla de ‘caer en la escuela pública’ y que la Gobernadora dice que las universidades públicas del conurbano no tienen sentido».

   Hacer escuela

   Hubo dos votaciones en la Escuela 5. La primera fue para decidir el nombre de la biblioteca. La elegida: Mafalda. Se observa la plaqueta que da cuenta del hecho, con el nombre y el dibujo de la rebelde niña.
El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre   Las carteleras de los pasillos y los murales del patio están cargados de sentido. Canciones de Luis Alberto Spinetta, la necesidad de cuidar la naturaleza, los riesgos del agronegocio, «ni una menos». La escuela tiene una huerta escolar (allí trabaja la docente de matemática, con las formas geométricas y cultivos), talleres de conservas, cocina latinoamericana, educación  ambiental, y jornadas de «jóvenes y memoria», donde se a abordan las violaciones de derechos humanos del pasado y presente.
   La escuela fue creada en 2006. Fernández asumió la dirección en febrero de 2016, tuvo su primera reunión con la inspectora escolar y avanzó en la idea de definir colectivamente la identidad de la escuela y aumentar la matrícula (apenas superaba los cien estudiantes). El definir el nombre tuvo que ver con esa búsqueda.
   En la actualidad tiene 210 estudiantes, de primero a sexto año.  La orientación es en ciencias naturales, pero están comenzando el cambio a «agroambiente».
   En marzo pasado, docentes y alumnos de la escuela participaron del Noveno Encuentro de Pueblos Fumigados de Buenos Aires y Segundo Encuentro de Agroecología. Terminó con una marcha de tres cuadras por las calles de Saladillo, pocas veces visto en la localidad (e inédita respecto a la crítica al agronegocio). También realizaron un corto documental que participó del último Festival Internacional de Cine Ambiental (Finca).
   Aunque la votación fue en 2016, la burocracia implicó una serie de trámites y justificaciones para que la provincia de Buenos Aires aprobara el nombre. Una objeción fue que debían pasar al menos diez años del fallecimiento para que un establecimiento educativo lleve el nombre. Desde la Escuela 5 se justificó la importancia del científico, la forma en que fue elegido. Finalmente fue aprobado: la resolución 250/2018 de la Dirección General de Cultura y Educación de Buenos Aires tiene dos páginas y es la oficialización del nombre. 
   El director, Luis Fernández, celebra que en diciembre de 2018 egresarán los primeros alumnos de la Escuela Andrés Carrasco. «Andrés sembró semillas de libertad», resume en su discurso. Y recuerda el grito que se hizo canción en los encuentros de pueblos fumigados: «Se siente, se siente, Carrasco está presente».

   Ciencia digna vs. Ciencia del mercado

   En junio de 2014, días después del fallecimiento de Carrasco, la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario eligió el 16 de junio (fecha de su nacimiento) como el Día de la Ciencia Digna. Alicia Massarini enfatiza que hay muchas maneras  de hacer ciencia. «La ciencia hegemónica es mercenaria, financiada por empresas y por organismos internacionales que marcan las tendencias impuestas por países ricos. Muchos científcos trabajan en esa linea. Andrés enfrentó eso, trabajó junto a las organizaciones sociales, interpeló a sus pares. Por eso las reacciones fueron tan fuertes», explica.
   Destaca que otros científicos tomaron (y toman) la bandera de Carrasco, caminan junto a los vecinos, saber científico como uno más, al servicio de la sociedad. Pide no debatir sólo el financiamiento de las universidad y ámbitos científicos, sino qué ciencia se quiere y para quién, para las multinacionales o para el pueblo. «Andrés planteó estos temas, cómo científico, como médico, como maestro. Y cuestionó a la ciencia hegemónica», relata Massarini.
   El establishment científico, con Barañao a la cabeza, no se lo perdonó.
   El acto en la Escuela Secundaria 5 incluyó una plaqueta con una cita de Carrasco. Dice: «La adopción de tecnologías es tan poderosa y poca inocente como la espada colonial. Con ellas se condicionan irreversiblemente modos de producción y el uso de recursos naturales. Y para ello la tecnología es diseñada a medida de las formas productiva hegemónicas de las corporaciones (…) El conocimiento entonces pasa a ser no solo propiedad del demandante sino el instrumento que permite subordinar modos y estrategias para satisfacer el consumo de las sociedad centrales sin detenerse en los cambios, exclusiones, saqueos, que generan a su alrededor».

El legado de Carrasco: homenaje al científico en la escuela que lleva su nombre

Foto: Mauricio Cornaglia

   Voces del futuro

   Lucas tiene 13 años y llegó a Saladillo en enero de 2018. Se inscribió en otra escuela pero no consiguió vacante. Comenzó en la 5, conoció la historia de Carrasco, participó del encuentro de pueblos fumigados, hizo grupo de amigos y ya no se quiere irse de la escuela. «Aprendí de agrotóxicos, que se puede tener mejor vida sin tantos venenos, sin tanta contaminación», explica.
   Camila está en segundo año y participó del proyecto de corto documental sobre fumigaciones y agrotóxicos. «Conocí muchas cosas, no sabíamos qué comíamos, no sabía de venenos», señala. Lo compartió en su casa. Su mamá le explicó que por eso lavaba bien las verduras y también le contaron que su abuelo, que tenía campo en Saladillo, fumigaba en la chacra familiar.
   Priscila tiene 14 años y se comunica con lenguaje de señas. «Me gustó mucho participar hoy, ver tanta gente que vino de afuera, conocer la familia de Carrasco. Fue una persona muy importante, que ayudó que se conozcan lo que producen los venenos», comparte.
   Su familia siempre vivió en el campo. Priscila no sabía que utilizaban venenos. Compartió con su familia lo aprendido en la escuela. Sonríe y sincera: «Ellos piensan distinto, aún fumigan».
   Laura Cabral es profesora de sordos y hipoacúsicos (la Escuela 5 articula con la escuela especial y cuenta con alumnos con dificultades de escucha/habla). Participó en la realización del documental sobre agrotóxicos (que incluye lenguaje de señas y subtitulados). «Me emociona ser parte de este proyecto», avisa al inicio de la charla.
   Hasta hace dos años no conocía casi nada de agronegocio ni de agrotóxicos, muchos menos sabía de Andrés Carrasco.  «Es impresionante que la escuela lleve su nombre, tanto por la modalidad (ciencias naturales) como por el lugar, rodeado de cultivos y fumigaciones», reconoce.   
   Elina, también alumna de la escuela, escribió un poema que resume pasado y presente, lo local y global, la injusticia y la lucha. Así dice:

   «Los árboles duermen, sueñan.

   los pájaros trinan, vuelan.

   Entre los rayos de luz,

   la naturaleza canta

   esperanzada en el hombre,

   pero estos con su indiferencia,

   silencian acciones que matan.

 

   Que no se callen las voces,

   que no se apague el reclamo,

   que no mueran más lo pueblos,

   esos pueblos fumigados.

   Que no se callen las voces,

   que suene fuerte el reclamo,

   que es por nuestro futuro

   por lo que luchó Carrasco».

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
Seguir leyendo

CABA

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Seguir leyendo

CABA

La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.068