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Huerta en la puerta: vereda verde

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Carlos Briganti promueve las huertas urbanas con materiales reciclables, y ahora armó una movida en su barrio que ya se empezó a replicar en la Ciudad: plantar alimentos en las veredas. Lo que se cosecha: tejido social, diálogos inesperados, y futuro. Por Anabella Arrascaeta.

Huerta en la puerta: vereda verde
Carlos Briganti. Foto: Ramiro Dominguez

«El tejido social se recompone a partir de que empezamos a cohabitar con los vecinos”, dice Carlos Briganti, 57 años, uruguayo que desde hace casi cuatro décadas vive en Chacarita; profesor de plomería, de electricidad y hacedor e inspirador de huertas. Y señala unas 70 cubiertas de autos que apiladas de a dos hacen de masetas en plena pandemia.

Estamos en la vereda. 

Y las cubiertas, pintadas a mano con colores brillantes, contienen rabanito, apio, tomate, cebolla, acelga, lechuga, pak choi, tabaco, repollo, kale, habas, taco de reina y remolacha. Al igual que en la huerta agroecológica de su terraza de 60 metros cuadrados, el método es el desorden y la mezcla: “Acá hay comida, hay alimento real que se puede producir en las urbanidades”, asegura. 

Además, en esa misma vereda hay dos tachos de 200 litros para compostar comunitariamente, es decir, para que los vecinos tiren ahí yerba, te, café, frutas, verduras y cascaras de huevo. De esa materia orgánica se obtiene un compost, un tipo de abono natural para la tierra y los suelos destinados a cultivo.   

Las cubiertas –elegidas porque no pesan– resisten los rayos de sol y se consiguen en la calle; también sostienen pequeños carteles escritos a mano, que funcionan como síntesis: “El mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión” y “los agricultores cultivamos esperanza y cosechamos futuro”. 

Bomba de semillas

Briganti recorre la ciudad en su bicicleta que lleva colgada un cartel que dice El Reciclador Urbano, un colectivo conformado por 25 personas. Todas ellas salieron el Da de la Primavera con bombas de tierra y semillas, y las arrojaron en espacios improductivos para que en algún momento se conviertan en alimento. Es una forma de dar la batalla desde la ciudad, insiste Briganti, y enmarca por qué: “El 92% de la población vive en las ciudades, entonces ¿dónde vas a pelear?”. 

Otro dato: el 35% de la población argentina vive en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires). “Con esto no cambiamos el mundo pero le advertimos a las autoridades que hay cientos de hectáreas vacías, ¿para qué están? Es un cachetazo para quien no tiene dónde vivir. Es una falta de respeto. Otra planificación de la Ciudad se va a pensar solo desde la ciudadanía”. 

En eso están, pensando y creando. A mediados de año junto a otras organizaciones presentaron en la Legislatura porteña un proyecto de ley para crear un Sistema de Huertas Públicas Agroecológicas. El proyecto ingresó con 17 firmas, y aún no tuvo tratamiento. Briganti: “Veíamos que el problema más grande era que los huerteros y las huerteras –que vienen hace décadas trabajando– intervienen un baldío, producen alimento y cuando el baldío está lindo, lo limpiaron, lo desratizaron, viene la policía y los echa. Entonces entendimos que hay que darles un marco legal, porque estás haciendo algo bueno pero de tan bueno se vuelve peligroso: estás disputando un baldío, un espacio ocioso, un terreno improductivo. Además se plantea la felicidad de la gente huerteando un lunes a la mañana. Se propone otro paradigma, que para algunos es muy peligroso. Entonces te echan y otra vez vuelve el baldío cercado, improductivo. Tenemos que terminar con esa lógica, por eso hicimos una ley que ahí está durmiendo, porque el resto de los legisladores ni siquiera se digna a decir: esto puede ser bueno. Están disociados, no entienden la emergencia alimentaria, ni los espacios verdes”. ¿Y si la ley no sale? “Nosotros presentamos el marco legal, si no lo tratan no es problema nuestro: nosotros seguimos haciendo lo que hacemos siempre: huertas”. 

Los huerteros y las huerteras, dice Briganti, manejan el arte de hablar con los vecinos y vecinas, y de contagiar. Desde ahí es que propone: “Hay que hablar con la otra persona. El sistema crea la grieta y nosotros la alimentamos. Hay que plantarse, hablar, y ponerse de acuerdo, porque el beneficio es mutuo. No estamos acostumbrado al diálogo. Hay que salir, utilizar otras herramientas, porque las que venimos utilizando no funcionan”

 Cree que eesta pandemia es un freno antes de caer al vacío. “Hay que aprender ahora, empezar a organizarnos, a decir basta, a decir que estamos podridos. Creo que si nos asociamos colectivamente no hay como frenarnos. Me han dicho: ‘Con una huertita no cambiamos el mundo’. ¿Qué dice Vandana Shiva? Producir tu alimento es revolucionario”. 

¿Ciudad verde?

En la Ciudad de Buenos Aires se calcula que hay 5,13 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, muy por debajo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud: entre 10 y 15 metros cuadrados por habitante. En algunas comunas una plaza parece ser una utopía. Por ejemplo, en el barrio de Balvanera y San Cristóbal hay 0,04 metros cuadrados de espacio verde por habitante. También faltan árboles: la Organización Mundial de la Salud recomienda 3 árboles por habitante. Briganti calcula que el déficit en la ciudad es de 400 mil árboles.

Otros datos que, solo para Briganti, son complementarios: en Argentina se producen 18 millones de cubiertas de autos por año. Cuando se dejan de usar, solamente se recicla alrededor del 12 por ciento. “Es directamente una locura”, resume Briganti. “Todas las otras cubiertas, ¿dónde van a parar? Por eso las usamos: es un tema complejo y político”. 

Entonces se ve la conexión: en esta vereda las cubiertas están apiladas de a dos, y en algunos casos de a tres, para no estar a la altura que los perros orinan. Algunos vecinos compostan en los tachos comunitarios; otros riegan las plantas; algunos pintan las cubiertas; y otros miran y ven que es posible todo eso y más. La huerta en la vereda de Chacarita ya se planea replicar en otros puntos de la ciudad: el próximo es el barrio de Villa Santa Rita. 

La huerta en la vereda se convierte así también en un punto de encuentro, y en una posibilidad para cambiar la ciudad. Dice Briganti: “Romper el individualismo significa estar en otro lado. Salí de mi zona de confort, de mi huerta en casa, a estar la vereda, con los vecinos, a hablar, a mantenerla. Cuando  ponemos las cubiertas acá estamos diciendo: podes tener alimentos de cercanía, podés tener alimento seguro soberano, podés tener espacio verde, y lo podés generar vos”.

¿Cuál es el costo de ese trabajo?

Cero. 

¿Cuál es la participación? 

Colectiva, yo solo no lo podría hacer nunca. Hay una gran necesidad de empezar a plantar. Ocurre esta pandemia, la gente que no tiene espacio, nuestra vecina que es paciente de riesgo, no puede salir entonces viene hasta la vereda, riega, y cambia. Empezamos a conocernos, a dialogar. 

¿Qué significa recuperar las veredas?  

Es salud y es revolucionario. Porque este espacio quedó abandonado, quedó en manos de personas que no quieren veredas, quieren todo alisado. Y es un espacio hermoso. Una persona que vive en un edificio el único espacio que tiene para interactuar es este. Es un espacio saludable, una práctica del buen vivir. Ojalá que cada vez se hagan más, y distintas, superadoras. De eso se trata: de copiar. Todas las buenas ideas nacieron para copiarse. Esto yo se lo copié a alguien de Puerto Rico, y me imagino kilómetros de estas intervenciones. Es una utopía que tengo. Acá vienen los polinizadores, vienen  pajaritos, y viene la gente. Recuperamos la vereda con esta pandemia. Hablamos de espacios verdes, de compostaje, de presupuesto, de empatía con los vecinos, de seguridad. Se plantea un nuevo paradigma de todo: es una revolución.

Video: Ramiro Domínguez Rubio.

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Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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Artes

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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