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Ley Milei entre el palacio y la calle: aprobación en general y lo que se viene

A las 8.50 de hoy, con 142 votos a favor, 106 en contra y 5 abstenciones, se votó en general la Ley Bases, que cercena derechos sociales y busca consolidar beneficios para los sectores de poder. La traducción de quienes votaron: «darle herramientas al gobierno». Pese a los discursos supuestamente opositores, los legisladores le dieron a Javier Milei la delegación de facultades por un año, la posibilidad de privatizar empresas estatales y una reforma laboral, además de los perjuicios para futuros jubilados, entre otras cosas. Paradójicamente, en esos temas el Congreso queda reducido a un elemento de decoración política, que acaba de aprobar normas no solo dictadas sino redactadas en muchos casos por los propios lobbies empresarios. Fueron 20 horas de intervenciones que comenzaron el lunes al mediodía. ¿Qué es lo peor del proyecto? Publicamos el texto completo y algunos intercambios de lavaca con legisladores. Pablo Carro y lo desastroso. Raúl Godoy del FIT y Zanón, lo que perjudica a los jóvenes y lo ambiental. Cristian Ritondo y el rebaño. Daniel Arroyo y la implosión social. Ahora resta el debate en particular, que no se votará artículo por artículo sino por «capítulos» en bloque, para eludir el cuestionamiento de temas específicos. Se calcula otra posible mayoría oficialista, aunque nunca conviene subestimar lo imprevisto. Detalles, imágenes y voces de lo que ocurría en la calle y en el recinto.
Producción de lavaca.org.
Fotos: Juan Valeiro.
Un muñeco de Javier Milei y una leyenda: “La casta son los jubilados”. Una bandera de Jubilados Insurgentes cruza Rivadavia, mientras todavía los efectivos de Gendarmería y Prefectura están adentro de las camionetas, resguardándose del frío.


Foto: lavaca
Otra bandera: “Las centrales nucleares argentinas no se venden”. Una señora escribió a mano: “Si se aprueba la ley bases 9 de cada 10 mujeres no se van a poder jubilar”. Otra: “Jubilada en peligro de extinción”. Un señor escribió en un cartón: “29 de abril, feliz día gatito alcahuete de los empresarios”. Luego aclara a lavaca: “Sin ofender a los animales”.
Entonces llegan los primeros policías para aplicar el Protocolo Bullrich, mientras se suman organizaciones sindicales, asambleas y trabajadoras y trabajadores de distintas empresas estatales, que proponen hacer un semaforazo: llevan en carteles las fotos de diputados de la UCR, fundamentalmente, el sector llamado “dialoguista”, colaboracionista o pseudo opositor que se espera le brinde los votos al gobierno. Le muestran las fotos a todos los vehículos que pasan por Rivadavia. Ese sector incluye a parte de la UCR, pero también a todo el PRO, parte de Hacemos Coalición Federal, los provinciales con obediencia debida a sus gobernadores.


Foto: lavaca
Los diputados deben cruzar Rivadavia (semaforazo mediante) desde el edificio Anexo hacia el recinto, pasar por la pasarela de la resistencia:
-¿Cómo vas a votar?
-Cuidado con lo que votás.
-No traicionen al pueblo.
-¿Vos sos diputado?
Un joven de anteojos agita un ejemplar de la Constitución Nacional como reconociendo a cada diputado. No los conocía, en realidad, pero los detectaba por lo obvio: eran los que venían con custodia. Los gritos del joven de anteojos, acompañados por el resto en cada semaforazo:
-¡Burros!
-¡Ignorantes!
-¡Atorrantes!
“No conocemos a todos, a algunos les preguntamos si son diputados, pero esos son los que más te cagan”, dice Zulema, de Jubilados Insurgentes, agrupación que no distingue entre oficialismos y oposiciones: “Algunos pasan y hacen la señal en V, pero nosotros les reclamamos igual” cuenta justo antes de que pase el sindicalista de la CTA Hugo Yasky.
-Yasky, ¡paro general!– gritan todos al unísono, mientras se arma la canción: “Paro, paro, paro, paro general”.

Teoría de lo desastroso
“La última vez que nos vimos, justo cuando estábamos hablando, se vino abajo el anterior proyecto de Ley Ómnibus, pero no creo que ahora tengamos la misma suerte” dice el diputado Pablo Carro (Unión por la Patria) al cronista de lavaca, en el Salón de Pasos Perdidos mientras en el recinto –más que un debate– se producía una sucesión de monólogos.
Explica el diputado: “Lo que se va a aprobar es desastroso, no solo por la cuestión de las delegación de facultades. Se elimina la moratoria previsional para las mujeres, lo que llamamos habitualmente «amas de casa”. En materia laboral es toda una regresión. Se elimina el monotributo social”.
Dato práctico: de los menos de 4.000 pesos actuales, el monotributo “social” pasará a costar unos 25.000. En lugar de ayudar a la formalización, esto promete ser una oda al trabajo en negro. Continúa Carro: “Vuelve el impuesto a las ganancias pero le bajan a los grandes contribuyentes bienes personales Es todo regresivo por donde lo mires. Esto es un desastre, es malísimo, no hay un artículo que le sirva a la mayoría”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
Juzgando caras
¿Y qué ocurrirá? Sostiene Carro: “A juzgar por las caras pareciera que tienen todos los votos para aprobar, no solo en general sino también en particular. Me parece que con el artículo 3 nos vamos a dar cuenta rapidito. Si el artículo 3 pasa, el que dice que pueden intervenir y fusionar organismos del Estado como el INCAA, el Enacom, el CONICET, estaría todo dicho. Aclaran que no se pueden disolver, pueden hacer cualquier cosa, diluírtelos en la práctica”.
-¿Qué otro artículo hay que atender?
-El 4 permite hacer lo mismo con sociedades del Estado, el canal público, Radio Nacional, Arsat, Educar, todos contenidos públicos. El artículo 5 permite echar mano del fondo fiduciario entre varios; el fondo universal es el que pagan las telefónicas, el 1%, y que se ha usado porque subsidian una parte de los emprendimientos de cooperativas o Pymes, para llevar conectividad a los barrios populares. Y después el artículo 7 es el de las privatizaciones; si pasan esos, van a pasar todo.
El diputado se queda pensando: “En el 3, la Coalición Cívica vota en contra o se abstiene; yo creo que se van a abstener. O sea, ni siquiera van a votar en contra. Me parece que están más preocupados por darle todo al gobierno, con el argumento de que necesita las herramientas, y no quedar pegados a nuestra posición que es de rechazo. Lamentablemente me parece que vamos a una sesión de ese tipo”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
¿Quién se moviliza?
Carro habla cree que es difícil saber hoy qué ocurrirá en el Senado, después de la hipotética media sanción en Diputados: “Habría que ver. Hicimos una movilización espectacular el martes pasado. El miércoles llamaron a las comisiones para dictaminar el jueves, dictaminaron en un ratito, y el mismo jueves llamaron para sesionar. Se movieron rápido. De acá al Senado hay más tiempo. Entonces lo que hoy aparece como protesta de la calle, que es relativamente escasa, me parece que va a crecer”.
“En el Senado los números están más ajustados. Si eso ocurre vamos a estar mucho más cerca de voltear el DNU porque en buena medida, esta ley le permite hacer prácticamente todo lo que tenían en el DNU, habiéndose agregado la reforma laboral. Si bien aquí es atenuada, la otra, la del DNU, estaba objetada judicialmente. Ahí quedan algunas cosas afuera, como la ley de alquileres y alguna cosa más, pero en general y en buena medida, quedan validados para hacer prácticamente todo lo que venían haciendo. Por ejemplo el artículo 3 establece que se pueden disolver fusionar, transferir a la provincia, reestructurar todos los organismos del Estado como Conicet, Enacom, INT, INTI, INTA, Incucai, y después hay una lista de los que no pueden ser disueltos, donde está Conicet y demás. Pero después viene otro artículo que dice que pueden ser intervenidos, así que vos fijate, en esa lista de los que no pueden ser disueltos, está el INCAA cuando al INCAA ya lo tienen virtualmente cerrado; que no lo disuelvan es que nos van a dejar el nombre de fantasía, pero está cerrado, no está funcionando. Entonces, con esto, lo que van a tener es la legalización de lo que vienen haciendo”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
La fragmentación y el aceite
-¿Entonces, cómo ver la cuestión hacia adelante?
-Me parece que hay que entender que la pelea que tenemos con Milei es de fondo. Y así como la semana pasada fuimos capaces de construir una gran movilización en defensa del sistema universitario, ahora hay que construir una alternativa. En algunos casos ganaremos –como la semana pasada– y en otros perderemos como perdemos hoy. Son todas batallas y hay que entender que la pelea con Milei es una pelea política de fondo que tiene que dar el conjunto de la sociedad. No la van a ganar ni los estatales, ni los universitarios, ni los aceiteros, ni ningún sector por sí mismo. Hay que entender que necesitamos ganar una mayoría social y para eso hay que construir argumentos, construir nuevos liderazgos y hay que acumular pelea en la calle. Y que todo eso va a llevar tiempo.
Nadie va a ganar por separado, pero todo aporta. El comentario del diputado sobre los aceiteros se refiere al paro por tiempo indeterminado de los que han pasado a ser sindicatos cruciales del país: los del gremio de trabajadores aceiteros. Es el grupo de trabajadores mejor pago del país, y de ellos dependen las exportaciones de soja transgénica que resultan el único modo que ha encontrado la clase política y económica (antes y ahora) de conseguir dólares. El comunicado de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines anunció el paro por tiempo indeterminado junto al Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA) “por salarios y condiciones laborales dignas para toda la clase trabajadora y en rechazo a la Ley Ómnibus, llamada ‘Bases’ por el gobierno nacional, que pretende imponer una regresiva Reforma Laboral con tercerización, fraude laboral, facilidad para despidos discriminatorios, reinstalación del Impuesto a las Ganancias y privatizaciones de empresas del Estado y recursos que son patrimonio de todo el pueblo argentino”. Plantea la Federación que el proyecto favorece la tercerización y la precarización, entre otras cosas. “Amplía el período de prueba de 3 a 6 meses, y en algunos casos puede ser de 8 y hasta 12 meses, para atemorizar y disciplinar a las y los trabajadores. Favorece la discriminación y despidos por causa de origen étnico, racial, religioso, gremial, de salud, condición física, ideología u orientación sexual. Ataca a las mujeres: durante el embarazo se podrá trabajar hasta 10 días antes del parto, lo que ahora sólo es posible si el parto se adelanta. Así, el empleador podrá ‘sugerir’ a las trabajadoras que trabajen casi hasta parir”.
Otro argumento: “Como toda reforma laboral que quita derechos, no va a generar más empleo, ni registración, ni crecimiento económico. Nunca ocurrió en ningún lugar del mundo, no será esta la excepción”.
El rebaño
Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO, dice a lavaca: “El gobierno ha hecho un gran esfuerzo, todos los bloques renunciamos a algo, porque cuando tenés una ley de este tipo y nadie tiene una mayoría automática, todos tenemos que aportar. A veces uno quiere más cosas, en el caso nuestro, queríamos que esté sumado…. lo de jubilaciones de Presidente y vicepresidente, eh… que tengamos, en todo lo que tiene que ver con la modernización laboral, con muchos más artículos… más privatizaciones, sin duda hubo que llegar a consensos y el consenso dio esto… Si se cumple con los consensos que tenemos, creo que se va a votar la ley tal cual vino dictaminada”.
Para ustedes, ¿es una buena ley?
-Es una buena ley, un gran avance, o sea, tener 9 o 10 empresas que podés privatizar, es importante; tener todos los fideicomisos sin poder tocar ninguna, poder tocar en los fideicomisos y rearmarlo, es importante; tener una reforma del Estado, con muchos organismos, es importante; tener una moratoria donde pueden ir las Pymes, es importante; tener una ley de régimen de inversiones, es importante; tener, digamos, un blanqueo que pueda traer con la situación del país, es importante; que la baja inflación, es importante; y acompañarla con una ley que dé garantías es importante.
¿Garantías para quién?
Falta muchísimo, estamos en un momento duro, estamos en un momento durísimo, pero los argentinos en algún momento había que parar el cambio, porque haciendo las mismas políticas, íbamos a tener los mismos resultados.
¿Están los números para la media sanción?
Está alineado el rebaño para que no haya ninguna sorpresa, a ver si todos cumplen con lo que venimos trabajando, y los que dieron la palabra, con su cantidad de diputados, con los problemas que tienen otros bloques, de que no todos votan igual, a lo que hoy tengamos el número hoy mañana, cuando terminó, ojalá tengamos los votos suficientes para la ley de bases, y para el paquete fiscal.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
Lo narco y lo absurdo
El diputado Daniel Arroyo decide algo raro: que espere la televisión, para hablar con lavaca.
¿Cuáles son las principales alarmas de este proyecto? Explica Arroyo que varias cosas lo alarman, pero tres principalmente.
- “Una es el tema del blanqueo, permite la entrada de dinero del narcotráfico, permite que alguien entre 500 000 o un millón de dólares sin preguntarle de dónde viene. Eso va a generar situaciones muy críticas para Argentina en el próximo tiempo. Eso es estructural y es muy complicado”.
- “Segundo el tema: ganancias. Volvemos para atrás con la cuarta categoría de ganancias y una parte importante, casi un millón de trabajadores, van a volver a pagar ese impuesto y volvemos con algo muy atrás y absurdo y es incluir las horas extras y el aguinaldo. Entonces una persona va a trabajar el sábado, hace horas extras y gana menos que si no hubiera ido a trabajar. O un médico hace una guardia más y gana menos plata que si no lo hubiera hecho.
- Y hay varias cuestiones más, pero el tema de la moratoria jubilatoria también lo veo como un retroceso claro. En la práctica la mayor parte de las mujeres no es que se va a jubilar, va a acceder a una pensión a los a los 65 años que es 80% de la jubilación mínima, que de por sí es muy baja”.
Agrega: “Creo que son los tres temas como más críticos en la vida cotidiana, en un proyecto que es absurdo, que es el retiro del Estado, que todo el mercado lo ve. Esto del retiro del Estado, el modelo extractivo y la posibilidad del blanqueo de plata de mercados ilegales: la conjunción de todo eso, abre cuestiones muy críticas”.
Lo bestial y lo extractivo
Arroyo continuó la charla.
-¿Qué modelo de sociedad orienta esta Ley?
-Un país con 2/3 en la población afuera de un modelo de carácter extractivo, que no genera desarrollo local, no genera cadenas de producción, no promueve el desarrollo industrial. No hay ninguna razón para incorporar trabajadores a partir de esta ley en un esquema donde se van perdiendo trabajadores. La orientación es horrible nada de Estado y todo al mercado a lo bestia. Una ley de bases debería sentar las bases para adelante. Esto sienta las bases para atrás esto claramente un retroceso.
¿Y las facultades delegadas?
-El Presidente utiliza muy mal sus facultades. Es cierto que todos los presidentes tuvieron facultades delegadas por el Congreso, pero nadie hizo un decreto tan bestial como el que permitió que las prepagas se fueran al demonio y que no se pudiera regular nada, o que efectivamente las tasas de internet de la tarjeta de crédito no tuvieran regulación. Y después lo otro que a mí me parece que también diferencia con la ley original es que incorporó una reforma laboral que hasta ahí no estaba y que claramente no hace lo que tiene que hacer, una reforma laboral que es promover el empleo joven, que es incentivar la generación de trabajo para pymes y para profesionales. Yo veo realmente que esto es un retroceso. Hay mucho malo, pero lo peor es la delegación de poder. Es un drama con un Presidente que ha hecho cualquier cosa con el DNU.
-¿En qué perjudicaría en este caso?
-Tendría control en lo económico, lo energético, lo administrativo. Va a poder reformar el Estado como quiere, la moneda que quiere y hasta ahora lo ha hecho muy mal: le han recortado 20-30% de personal estatal sin ninguna lógica o racionalidad.
-¿Podrá privatizar, por ejemplo, Aerolíneas?
-Sí, la ley le va a dar mandato para privatizar o concesionar varias empresas. Está también ARSAT, toda la comunicación pública, radio y televisión pública. Y también esa delegación de facultades, que se le da en un contexto donde el tema energético, litio, energía, minerales. Nosotros necesitamos no el carácter extractivo de este esquema, sino el carácter de que eso genere valor agregado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
La implosión social
Calcula Arroyo que la aprobación en general y en particular podría darse. Otro tema.
–Se habla y escribe mucho de las discusiones internas del peronismo: Axel, Máximo, Cristina, el PJ, internas por WhatsApp, en medio de este debate crucial. ¿Influye o puede influir?
-Eso es más chico que el microclima. Ando todo el tiempo por la calle y a mí nadie nunca me preguntó nada de eso: todos preguntan por el precio de la leche, el pan, si llegamos a fin de mes, o no llegamos, qué pasa con el boleto del colectivo, qué pasa ahora con las tarifas. En mi opinión el 2025 es ciencia ficción porque el problema de la sociedad es llegar al fin de semana. Aún quienes creen que este es el rumbo y quieren seguir apoyando al gobierno sienten que están en un vacío grande. Yo no le doy ninguna importancia a las internas: no creo que eso tenga ninguna incidencia hoy sobre el bloque.
-Pero estamos ante un momento de fragmentación política.
-Fragmentación política pero no por cosas chiquititas, sino porque hay un debate grande para dónde va la Argentina: qué políticas hay que ganar, para dónde hay que ir. Qué es el peronismo, cómo el peronismo le habla a la sociedad, una sociedad que estuvo dispuesta a votar cualquier cosa sin saber a dónde iba. Creo que poner el acento ahí. Lo otro de verdad es entretenido para incentivar las broncas. Pero está fuera del juego de lenguaje que no toma la sociedad de verdad. Salgo a la calle y me para un montón de gente que quiere que esto termine rápido. Nunca nadie me habla de la internita, de la chiquitita; eso no lo ve nadie en verdad, yo no le doy importancia verdad y no creo que hoy tenga ningún reflejo en el bloque.
-Y si se aprueba la ley, ¿qué va a pasar en la calle?
-Ahora en términos concretos, no creo que vaya a pasar nada, pero sí la sociedad va a ir viendo, a medida que avancen los efectos de esto, que vamos a estar cada día un poco peor. No creo que haya un conflicto social fuerte en el corto plazo, sí creo que habrá un fenómeno de implosión social porque estamos todos sacados: un partido de fútbol del barrio que debería terminar con un par de cargadas, termina los tiros, o una discusión de tránsito. Se siente esa violencia, pero no es explosión, es una implosión.
Dicho esto, Arroyo marchó hacia la zona en la que iban a hacerle la entrevista televisiva.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
El trabajo y la juventud
Raúl Godoy es un obrero que anda con su gorra de Zanon, fábrica recuperada de Neuquén en la que pidió licencia sin goce de sueldo para sumarse como asesor en el bloque del Frente de Izquierda y Trabajadores (FIT). Algunas ideas sobre el presente y la ley.
“Lo que quieren hacer con lo laboral no va a crear más trabajo, sino precarizar al que ya existe. Las empresas no van a contratar a pibes nuevos sino a los obreros con experiencia, para quitarles derechos y tratarlos como aprendices. Es una degradación del trabajo. Mano de obra barata, para que ganen solo los empresarios”.
“Ponen el ejemplo de UOCRA, la construcción. Te aclaro que trabajé en la construcción, soy oficial albañil y lo conozco de adentro. A vos te van descontando de tu sueldo para el momento en que la obra termine, para que esa sea tu indemnización. Acá eso significa quitarte el derecho, que vos mismo juntes tu indemnización para que te echen cuando quieran”.
“Vos como joven, con esta ley, hoy entrás sin derechos casi en todos lados. A los pibes les quita toda posibilidad de entrar y pensar que van a ascender, que les va a ir bien, salvo en casos muy puntuales. En general, olvídate de toda la historia del ascenso social”.

El Congreso decorativo
Lo que negociaron, según Godoy. “Todos los días estaban cambiando cosas. Una locura. Y en medio de las bombas de humo y las bombas de estruendo, no podés ver lo que hay detrás de todo esto. Hasta que la gente caiga, van a pasar dos o tres semanas. Hay además un rol pérfido de las conducciones políticas”.
Facultades delegadas: “Firmarle un cheque en blanco a este tipo (Milei) es peligrosísimo”.
El propio Milei dijo que no le importa que voten esta ley. “Creo que es cierto. Él quiere un estado policial, plenos poderes, que el congreso sea una cuestión decorativa”. Aclaración: decorado con aumentos salariales que no reciben los jubilados.
“Pero aunque a Milei no le importe nada más que seguir destruyendo, los del gobierno que no son psiquiátricos necesitan un marco de legalidad para mostrarle al FMI, al establishment, a los propios Estados Unidos, que hay algún viso institucional en todo esto. Milei capaz que ni se da cuenta, pero los vivos que están alrededor suyo sí”.
Sobre lo ambiental: “Hay 61 artículos de este proyecto relacionados con la energía. Ahí también le delegan facultades al Presidente, a medida de las exigencias de las petroleras. En ese rubro, en Neuquén lo sabemos muy bien, además de desabastecer al mercado interno para exportar, además del ataque al bolsillo con el encarecimiento de los combustibles, hay un piedra libre para seguir reventando los territorios con modelos como el del fracking. Paolo Rocca y las demás empresas, felices”.
De madrugada continuaban las exposiciones infinitas, esperando llegar a la aprobación en general. El resto de esta saga aún está por escribirse.
Los cuero-duro
En la calle, frente al anexo del Congreso hay una carpa con jubilados y jubiladas. Noelia Guzmán es una de ellas, preside el Centro Nacional de Pensionados y Jubilados de ATE, tiene su pechera verde, y afirma que se van a quedar toda la noche: “Siempre en la lista de ajuste los primeros somos nosotros. El gobierno quiere elevar la edad jubilatoria de las mujeres a 65 años. Quiere bajarnos la ley de moratoria. No le alcanzó con el 34% que le pusimos para que su déficit fiscal quede en cero. Nos quiere terminar de matar. Pero no lo va a conseguir porque vamos a seguir luchando. No nos va a vencer. Tenemos cuero duro, venimos de luchas muy difíciles como la dictadura militar. Lo único que puedo decir, compañeros, es que salgan a la calle, porque esta lucha no es solamente pedir aumento de sueldo sino que en el futuro ustedes sean felices, y no como estamos viviendo nosotros”.
Sobre la plaza, mientras tanto, el panorama es similar a las jornadas de debate de la Ley Ómnibus: hay banderas de Polo Obrero, MST, PTS, AGD-UBA, MTL. Hay un escenario y las voces van pasando. Un detalle es que todas las voces son de jubilados y jubiladas. Una jubilada de una asamblea porteña (“El 65% de las mujeres que se jubilan son por moratoria”, advierte), otra del sindicato docente Ademys, otro de la CTA, otro de Jubilados Clasistas, otra del Plenario de Trabajadores Jubilados: “Esta ley es antiobrera y antijubilatoria”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
De frente escucha atento Juan Manuel, arquitecto de 60 años, vecino de la Ciudad, que tiene un cartel provocador: “¡Agarrá la pala, zurdo! Para enterrar las Bases”. No vino con ningún partido ni agrupación, está por su cuenta: “Esto es una estafa al pueblo. Es saqueo. Van a dejarnos en pelotas. No entiendo cómo no hay nadie, más gente, porque afecta a todos. Recién vi un ferroviario, pero la privatización de los ferrocarriles ya sabemos cómo terminó: cierre de ramales, muerte de pueblos y así con todo”. Conla luz roja del semáforo grupos de trabajadores se instalan frente a los autos con un cartel: “Todos somos Aerolíneas Argentinas”.
Se sumaron banderas de la UTEP (Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular) y del MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos), dos que suman otras siglas, personas y color al paisaje de agrupaciones y organizaciones de izquierda. Hay asambleas de barrios porteños y también algunos gremios como Satsaid (televisión y servicios audiovisuales), SUTEP (Sindicato Unido de Trabajadores de Espectáculo Público) y SICA (Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina). Hay cordón de fuerzas de seguridad y enfrente, un policía federal mira la plaza con binoculares.
Una columna de jubilados y jubiladas, sin dudas el sector más enérgico durante este día, comienza una caminata que da una primera vuelta a la manzana del Congreso. Cantan “Milei, basura, vos sos la dictadura” cuando pasan por la puerta de Diputados y “Ju-bi-lados, carajo”, con la entonación de “piqueteros”, al pasar frente a la puerta del Senado. María del Carmen es una de ellas y tiene uno de los carteles más significativos: “Jubilada en peligro de extinción”. Cuenta muy seria qué significa: “Vine para no morirnos de hambre. ¿Qué te parece que puede hacer un jubilado con la mínima? Me mantiene mi hijo”.
Un policía de la Ciudad se le acerca y dice que caminen más despacio porque no le puede seguir el ritmo. Cuando la columna pasa enfrente de las banderas ubicadas en la Plazoleta del Congreso, cercadas por la policía, ambas se unen en un canto: “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode”. Un jubilado se para enfrente de los policías y les muestra en la cara un cartel escrito a mano:
“Diputados: los estamos viendo. No disparen contra el pueblo”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca
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Marcha de jubilados: guerra, paz y fernet

El acto de jubiladas y jubilados volvió a exhibir este miércoles la absurda represión contra personas que trabajaron toda la vida y se manifiestan pacíficamente ante la licuación brutal de sus ingresos. Tras los golpes, las fuerzas de Gendarmería, Prefectura y Policía Federal (que no parecen estar donde deberían), recibieron orden de retirada, mientras la gente celebraba otra batalla ganada. El acompañamiento de personas discapacitadas, la creatividad de los carteles, las estampitas de la Virgen y las teorías sobre el fernet para describir parte de la actualidad.
Por Lucas Pedulla y Sergio Ciancaglini
Fotos: Juan Valeiro/ lavaca.org
El horario de marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles es a las 15 horas: a la hora señalada ya había un jubilado detenido –Julio Vargas, luego liberado– y una decena de heridos entre gases, palos y escudos. Por ejemplo Carlos, más conocido como Chaca, el mítico hincha de Chacarita Juniors, en un día en el que el gobierno había anunciado descuentos en supermercados: “Ni enterado, pero ya nadie les cree nada. Mirá”, dice y muestra sus brazos golpeados, su codo ensangrentado, el labio partido por un golpe. “Hoy de vuelta nos fajaron. Pero que hagan todo lo que quieran hacer, ya se van”.

Golpes en los brazos, el labio partido y la sonrisa de Carlos Chaca: las fuerzas de Bullrich terminaron yéndose mientras la gente celebraba.
Tapar a Espert
Las agresiones incluyeron a la Prefectura Naval y a la Gendarmería, ubicadas en Rivadavia y Callao para castigar a personas ancianas mientras las fronteras siguen siendo un colador por el que entran y escapan narcos, según se informa cada día.

Un total de 20 heridos, según mencionó el Centro Provincial por la Memoria.
Después de la represión, la escenografía del Congreso volvió a evidenciar su irracionalidad: el cordón de policías federales, prefectos y gendarmes circundaba la plazoleta y abarcaba dos cuadras. Es la segunda semana consecutiva en la que el despliegue del operativo queda a cargo de las fuerzas federales, luego de varios miércoles donde la única fuerza que se veía era la Policía de la Ciudad.
“Esto se llama Operativo No Rompan Las Pelotas”, define Lorenzo, 73 años, vecino del partido bonaerense de San Martín. “No quieren mostrar debilidad y quieren tapar a Espert. Tienen mil quilombos, y creen que esto a Bullrich le suma puntos para su campaña”.

La marcha pacífica después de otra represión absurda. Gendarmería y Prefectura, ¿no deberían estar en otra parte?
Esa sumatoria todavía está por verse: alguien debió pensar algo distinto si hoy desistieron repentinamente de agredir a jubilados. El razonamiento de Lorenzo emparenta el despliegue policial con la candidatura de la ministra de Seguridad a una banca en el Senado, un lugar donde tendrá fueros que la podrían proteger ante un eventual avance en las causas por las diversas represiones que la tienen como la máxima responsable política, entre ellas el balazo que dejó al borde de la muerte al fotógrafo Pablo Grillo, hoy en rehabilitación.

Retenciones y fin de mes
A Lorenzo lo escucha Juan Manuel, uno de los tantos jubilados que redacta carteles que van marcando el ritmo de la época: lleva 115 frases anotadas en una libretita, ordenadas por fecha de creación.
Hoy exhibe dos, que aquí registramos:


Sobre esta última hipótesis, Juan Manuel hace un gesto con su mano derecha, como quien describe a algo que está rumbo a otra parte.
Despidiendo policías
Los que primero parten, en este caso, son los efectivos (?) federales. La gente de a poco fue sobrepasando al cordón policial, empujándolos hacia la vereda, hasta que de alguna parte llegó la orden de abandonar el lugar.
La manifestación los despide cantando: “Son todos narcos”. Lo pesado de los trajes policiales, sus escudos, armas y tonfas, hace cada movimiento más robótico, y en muchos sentidos más absurdo. El vallado que separa el punto de fuga de la plaza es tan grande que solo por un pequeño pasillo los cientos de efectivos se escabullen a un ritmo que permite que el estribillo que no cesa –“son todos narcos”– sea capturado por cientos de cámaras.

Una imagen resulta conmovedora. Alberto, un hombre ciego, camina con un bastón en la mano derecha y la izquierda la lleva apoyada –para guiarse– en el hombro de Sergio, que avanza en silla de ruedas.

Alberto y Sergio.
Forman parte de un pequeño grupo que incluye a Ariel, que tiene síndrome de Down, Remigia en su andador eléctrico, integrante de la CTA, Julito, también ciego, Sol, Daniel. Marcela y Leonor los acompañan y llevan una pequeña bandera que dice “Unidos por la especial”, en referencia a la educación especial eliminada, calcula Leonor, en más de 20 escuelas porteñas. Alguien que ve a ese pequeño grupo manifestarse plantea una posibilidad: “Este pueblo es invencible”.

Alberto dice: “No podemos dejar que nos quiten los derechos, nos pisoteen como un trapo sucio en el fondo de una casa”. Sergio agrega: “Hoy encima, como vienen las elecciones, te dicen que te van a dar descuentos en los supermercados. Nos toman de idiotas. Pero así les va a ir”.
Sobre las estampas y el fernet
Cuando se va el último policía, la plaza celebra. Entonces empieza la marcha, como cada miércoles. Aparece una tercera fuerza –Policía de la Ciudad– que sólo armará un cordón sobre Sáenz Peña para que la marcha no siga hasta Plaza de Mayo.
Allí está Patricia, 68 años, de zona norte del conurbano, que le reparte estampitas de la Virgen María a los policías.

La sonrisa de Patricia, observada por la policía y por un «eternauta» de prensa.
Algunos se ríen, otros permanecen inmutables, y ella dice: “Necesitamos bendiciones. Prefiero confiar en la misericordia. Es una forma de decirle al Presidente que se está equivocando. Confiemos en que puede escuchar, ¿no? Escuchó el resultado de las elecciones, pero no está escuchando la calle. Hay que seguir viniendo. Y pedir por los derechos del pueblo”.
La insistencia sonriente de Patricia genera lo inesperado: varios policías aceptan la estampa de la Virgen y le agradecen. Nadie sabe muy bien cómo interpretar eso. Ella arquea las cejas: “No se pueden conocer los caminos de la misericordia”.
Un poco más allá hay una celebración de cumpleaños, con orquesta de bombos y trompetas, con baile de jubiladas y jubilados al ritmo de «como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar».
Selva, 65 años, vecina del barrio porteño de Floresta tiene una bandera argentina atada como capa, gorrito celeste y blanco, y un cartel que ranquea entre los más llamativos de la jornada:

Su situación –dice– es como la de cualquier otra jubilada: “Tengo la suerte de tener mi casa, un baño con agua caliente, mi comida calentita, pero la veo feo para mis hijos”. Por eso no se pierde un miércoles. Tampoco pierde el humor: “Toda mi vida traté de ser respetuosa. No me gusta venir y pelear con la policía. Pero no nos vamos a dejar asustar. A mi hermana y a mí nos tiraron con el hidrante en el invierno pero seguimos luchando”.
¿Cómo seguimos? “Hay que ir a votar. Cada uno sabe en qué momento estuvo mejor. Hay que luchar. Siempre con esto”, dice y señala su obra de arte sobre el fernet: “Con la palabra y la sonrisa”.


Actualidad
Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Por Claudia Acuña
Empecemos por el final, que es el principio de todo.
La mujer lleva una remera blanca con la cara de una de las masacradas encima del pullover y resguardada por un chaleco negro. Sostiene la cabeza con una mano mientras con la otra se frota la mollera donde recibió el golpe de un palo. No está sentada, sino derrumbada en la silla cuando comienza a hablar. Lo que dice y cómo lo dice es lo revelador porque esa mezcla de aturdimiento e información es lo que define esta jornada en la que miles de personas se movilizaron para decir aquello que necesitábamos nombrar en voz alta.

“No sé cómo terminamos así, pero ahí estamos” arranca.
Su joven hija la observa en silencio.
“Tenía de la mano a los chicos que se subieron al micro… quisieron acompañar, pero son muy chicos… y las madres… bueno: eso no es lo que importa ahora. Son chicos: eso es lo que importa. Y está bien que vengan a la marcha porque es una manera… ya saben, de salir de toda la lógica que quieren imponerles… Siento que sus manos tiemblan… Ellos que siempre se muestran tan… tan como que nada los afecta… y estaban agarraditos a mi mano… siento eso y me doy cuenta que son nenes, que hay que cuidarlos y no sé si puedo… y los chicos se sueltan y ahora… ¿dónde están?
Repite:
¿Dónde están?
Suspira:
“No doy más”.
Llora.
La abrazo.
Un vaso de agua, un ibupirac para el golpe, un mate, el silencio que riega sus lágrimas.
Sigue:
“Queríamos llegar al micro y no podíamos: estábamos encerradas por la policía. Tiraban gases. Golpeaban. Y cuando logramos doblar no sé por qué calle (era Solís) aparece un pelotón de motos con policías y ahí es como que me perdí, no sabía para dónde ir… Estaba paralizada… lo único que pensaba era por qué… por qué”.
Su joven hija la ubica:
“Por el periodista que se estaba riendo de nosotras”.
Se refiere a un cronista de La Nación+ que tuvo un gesto hacia las mujeres y fue repudiado por las manifestantes, lo que justificó que la policía comenzara a golpear y arrojar gases a las familias de las víctimas.
La mujer sigue:
“También se ríen de nosotras en las redes, pero bueno: eso no es lo que importa ahora… Lo que importa… (cierra los ojos en un largo silencio) Ya está. Ya estoy en eje otra vez: lo que importa es que tenemos que volver al barrio”.
La mujer llama al chofer del micro: las están esperando en el edificio con la cara de Evita, la ubica.

Lo que se mueve
Tres chicas muy jóvenes y muy empobrecidas masacradas con crueldad lograron algo imposible: que la marcha la encabecen sus familias. Detrás, miles de nadies. En el cordón de protección, las travas y putas de Constitución, las heroínas anónimas de la economía social, las jóvenes no binaries que protagonizaron la primera rebelión antifascista en aquel febrero que parecía tan lejano. Muy detrás los kioscos –encabezados por el de Ni Una Menos– todavía por delante de los partidos y los sindicatos, pero eso hoy tampoco es lo importante. Lo que suma es el todo porque es lo impredecible para los criminales que ejercen su saña sobre cuerpos que creen socialmente descartables. Que así no lo sea es lo que hace único a este movimiento y a este país, todavía: eso es lo importante.
Hay muchas madres acompañadas por hijas de la edad de las víctimas, aun cuando sin duda no comparten esos destinos sociales. Le pregunto a una –Isabela, 15 años– qué sintió cuando leyó la noticia. “Miedo”. Su madre, Carolina, completa. “Por eso le dije que había que estar hoy acá: lo que saca el miedo es salir a la calle”.
Le pregunto a otra –Dina Sánchez, secretaria general de la UTEP– qué representa esta marcha: “Estamos expresando con mucha contundencia que está pasando algo gravísimo: avanza el narcotráfico y no pasa nada. Desaparecen el Estado y no pasa nada. Matan pibas ¿y no pasa nada? No: acá estamos”.

Dina Sánchez, de la UTEP.
Le pregunto a Bianca, militante de izquierda, cómo seguir después de esto: “Para mi tendría que seguir con asambleas en todos los lugares porque esta pelea es muy grande. Tenemos que juntarnos a pensar cómo dar la batalla no sólo a estos femicidios crueles, al narcotráfico y a la pobreza, que es la madre de todas estas batallas. De arriba no va a venir ninguna idea ni mucho menos, una solución”.

Le pregunto a Georgina Orellano –trabajadora sexual y secretaria general de Ammar– qué expresa esta marea, pero hoy prefiere no hablar. Solo repite por el pequeño megáfono –que es el único lujo de la organización de la marcha– los tres nombres que duelen:
Lara.
Morena.
Brenda.

Georgina lo gritará mil veces a lo largo de las diez cuadras que separan Plaza de Mayo del Congreso y todavía más alto cuando pasa delante de la bandera que sostiene el pequeño grupo de Mujeres Abolicionistas, la vieja cicatriz que divide esas aguas. Y aunque eso no sea hoy lo importante me tienta decirlo: la bandera proclama “Ninguna mujer nace para puta”, frase robada a la activista boliviana María Galindo, quien batalla desde hace añares por terminar con esa grieta apelando al realismo: sin políticas sociales el abolicionismo suena negacionista. ¿Significa afirmar esto estar a favor de la explotación sexual? No: significa Lara, Morena, Brenda, mutiladas en vivo por Instagram. El horror aniquila disputas teóricas. Es cruel realidad: abre preguntas nuevas que hay que comenzar a responder urgente y colectivamente.
Ya está.
Recuperemos el eje.

Lo importante hoy quedó claro cuando en las calles de la ciudad este Ni Una Menos representado –al fin– por los bordes más castigados gritó con voz propia lo que necesitábamos escuchar:
“Yo sabía,
yo sabía
que a los narcos
los protege la policía
¡y la justicia!”.
Luego, vino el final: las familias de las víctimas acorraladas por la policía.
Y esa mujer que, como todas, necesita nuestro abrazo.

Actualidad
Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

El gobierno montó nuevamente una coreografía de represión buscando imágenes que ensamblen con la del presidente Javier Milei, su hermana Karina y el ministro Luis Caputo en Estados Unidos, alborozados por los tuits de Donald Trump y el nuevo endeudamiento del país. En Congreso pudo verse a lisiados marchando en sillas de ruedas, jubilados atacados y gaseados por la policía, la libertad de expresión en los carteles que dicen mucho más que los exmedios de comunicación. Reflexiones sobre préstamos y deudas y las primeras reacciones en la calle frente al triple femicidio de Lara, Brenda y Morena.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Tadeo Bourbon / lavaca.org
“La timba de la city es la tumba del país”.
Podría ser una síntesis de esta época. Es un cartel que lleva Juan Manuel, jubilado de asistencia perfecta los miércoles. Dice que espera que hoy no haya gases ni represión. Lo dice por un cuidado colectivo, pero también por una necesidad personal. Muestra contento, feliz, una entrada que sacó al teatro (Sala Lugones, del San Martín, $4000) para ver “El gran desfile”, sobre la Primera Guerra Mundial. Sus carteles, como los de tantas jubiladas y jubilados suelen decir más sobre la actualidad del país que los editoriales y comentarios del experiodismo que fatiga los medios.

Pero sus deseos sobre un miércoles sereno no serán órdenes porque a los 10 minutos, por reloj, la Policía Federal y la Prefectura empiezan a reprimir, en una imagen que pareciera que las Fuerzas vinieron a buscar.
El saldo: varias personas gaseadas, dos demoradas (entre ellas, una mujer embarazada de dos meses) y dos heridas fuera de peligro trasladadas por el SAME: Mabel, jubilada de 64 años, enfermera de Malvinas, a quien le pegaron con un casco y su cabeza dio contra el asfalto; y Diego Gómez, comunicador, al que gasearon y le pegaron con un palo. A ambos los llevaron al Hospital Ramos Mejía y para hacerles estudios.

La Prefectura gaseando a jubilados.


Mabel golpeada por la policía. Fue enfermera en Malvinas.
Para la foto
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, otra vez montó una coreografía de represión, buscando una imagen de violencia en las calles que dialoga con la del presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en Estados Unidos. La imagen llega también después de la reunión con Donald Trump, la noticia del swap de miles de millones de dólares de los que nada llega al país ni a su población, sino al esquema de vaciamiento financiero, con el agregado del supuesto pedido/orden de la Casa Blanca de que el gobierno retome el control político del Congreso.

Editorial sobre la actualidad argentina.
Por eso, en la previa de la marcha, algo de la disposición policial callejera olía extraño.
A diferencia de otros miércoles el vallado no cruzaba de punta a punta la plaza. El tránsito tampoco estaba cortado. Y la impronta Bullrich se veía en las fuerzas: el control de la calle estuvo a cargo de Prefectura y Policía Federal. Había gendarmes pero no intervinieron en la represión, que comenzó en Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen, mientras un grupo de jubilados realizaba un semaforazo. Primero avanzó la Prefectura con violencia en el cuerpo a cuerpo con escudos frente al puñado de personas. Luego, cortaron el tránsito y colocaron las vallas, mientras desparramaron su gas tóxico sobre los manifestantes.




Teatro antidisturbio
Durante la marcha Juan Manuel, dudando sobre si ir o no al San Martín, analiza la economía argentina en este teatro antidisturbios: “El nuevo acuerdo con Estados Unidos potencia este circuito de guita en el que nos prestan y nos prestan, y solo nos queda más y más deuda que pagará el pueblo. Por eso siguen prestando. Es simple”.
Lo que más se escucha y se lee en la movilización de hoy está vinculado a la relación cada día más carnal con los Estados Unidos. Un señor espigado camina al grito de “vendepatria, Milei vende patria”. Otro hace lo mismo golpeando un jarrito de lata. Abundan los carteles alusivos: “cipayo”, “no faltan recursos, nos sobran ladrones”.

En la radio abierta, no van con vueltas: “Esta semana volvió a quedar claro que es un gobierno de transnacionales, que le sacaron las retenciones al campo mientras a nosotros nos tienen acá, dando vueltas en este marchódromo”. También hay carteles por el triple femicidio de las chicas de La Matanza: “Justicia por Lara, Brenda y Morena”.

Sin palabras
Una de las que vino a movilizarse es Amanda, que dice ser “barra y patotera”. Lo dice en el dorso de su guardapolvo blanco. Tiene 86 años y llega en bastón con un mantra que suelta al aire: “No nos han vencido; no nos han vencido”. Amanda dice que repite esto porque ya no tiene palabras para describir lo que ve. Que ya no quiere ni mencionar el apellido del presidente porque le hace mal a la salud. Señala su garganta y señala que le quedan atragantadas justo ahí. “A mi edad, pensé que ya había visto todo”.

Amanda cuenta que le gusta usar el diccionario y conocer palabras nuevas y que desde hace semanas tiene un pasatiempo: encontrar un adjetivo que encaje para describir a Javier Milei. “Pero ya se acabaron, no hay palabra que describa a este sinvergüenza que vino a sacarnos lo que no teníamos a los jubilados”. Amanda tiene 4 hijos. Uno de ellos está ahora en Hamburgo, Alemania, “puchereando”. Su hijo es músico, dice, y que se llama Ariel Prat. “Ambos estamos puchereando, él allá; y yo acá”.

El Himno al sol
Sobre avenida Rivadavia, tres jubilados y una jubilada en silla de ruedas van por el medio de la calle. Se detienen al sol y cantan el himno. Se emocionan. La Plaza, que había comenzado sin cortes de tránsito ni vallas, ahora está cercada y sin tránsito.

En otra postal del epílogo del miércoles, Zulema, de Jubilados Insurgentes, agarra el megáfono y dice a todos los vientos: «Ante la deuda externa que crece más y más, la única que nos queda es organizarnos cada vez más y más, no solo contra este gobierno sino contra todos los poderes que lo sostienen. Esto va a seguir, sea el gobierno que esté, y nos tiene que encontrar organizados y dispuestos a hacernos oir para que las cosas cambien».

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