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Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

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Plaza de Mayo congregó este viernes un acto al que asistieron dos flamantes liberados: uno en situación de calle que iba rumbo a una iglesia, y otro que perdió la casa. Las reflexiones y sentimientos, el acto, la carta de puño y letra y el comunicado de las personas ex detenidas. El «ejercicio represivo irracional» según parte del poder judicial, y la red de la libertad, cuando quedan aún dos personas presas. Por Lucas Pedulla.  

Hace un día que Cristian Valiente –verdulero, 41 años– y David Sica –desempleado  en situación de calle, 33 años– recuperaron su libertad. Estuvieron presos casi un mes sin pruebas tras la cacería de la Ley Bases pero hoy vinieron a Plaza de Mayo porque todavía quedan dos personas que siguen en el penal de Ezeiza por protestar: Daniela Calarco Arredondo y Roberto de la Cruz Gómez. Vinieron porque saben el valor de ese tejido que se organizó en este afuera este mes, y la solidaridad que propició sus liberaciones.

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

Fotos: Juan Valeiro / lavaca.org

San Expedito y la policía

David vino invitado por Cristian. El 12 de junio, día de la represión, estaba intentando cruzar Callao y Mitre cuando lo paró un vallado policial. Hacía cuatro meses que estaba viviendo en la calle porque lo habían desalojado de su vivienda y ese día no se había enterado de la marcha porque le habían robado el celular. Sólo quería cruzar el vallado para caminar por Mitre hasta la iglesia de San Expedito y buscar algo de ropa y comida. La policía no lo dejó y discutió con una oficial: «Me escribieron (en el acta) que le pegué un cabezazo en el casco, que la escupí y que la patee: no la patee, no la escupí y no la cabecee», dice a lavaca. «A lo sumo hubo un leve empujón, porque ella me maltrató y me agredió».

Por querer ir a una iglesia, un mes de cárcel.

¿Qué espera ahora?: «Que renuncie Milei», dice sin dudar.

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

El Estado presente. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Perder la casa

Cristian, este mes, perdió su casa. Vivía en una pieza de un hotel céntrico donde trabajaba y fue a juicio porque no estaba registrado y la justicia le dio la razón (derecho que la Ley Bases borró ese miércoles en su capítulo de reforma laboral). Hasta que le pagaran su deuda, debía vivir allí. Pero lo desalojaron. El día de la protesta había ido a manifestarse: «Si estoy en contra de las políticas, voy. Es mi derecho», dice, y se ríe cuando le recuerdo que lo acusaban de tener una granada pero, en verdad, era un gas que la policía usa para reprimir. Cuenta: «Me quedé en la Plaza del Congreso cuando ya habían desalojado todo. En el piso encuentro ese aerosol, que decía ‘Ministerio de Seguridad’ y tenía fecha de vencimiento en 2022. Mirá con qué está reprimiendo a la gente, pensé. Quería mostrarlo a la televisión y a los medios. Pero ni bien salgo viene la motorizada, me balean con goma la espalda y las piernas, y me rompen una costilla. Cuando me detienen gritan ‘granada, granada’, cae una brigada de explosivos, cortan la cuadra y me tiran dos horas a una esquina llena de orín sin saber quién me iba a llevar».

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

La red de la libertad

Lo llevaron a la Comisaría 4º, pensó que saldría rápido (“sólo fui a manifestarme, es mi derecho constitucional”), pero un comisario los hizo dormir esposados al aire libre: “Después nos mandaron a Comodoro Py esposados como vacas, y nos decían que nos acusaban que éramos terroristas y queríamos torcer la democracia. 17 horas en un camión esposados, sin darnos nada. Nos bajan, nos llevan a un cuartito y nos decían: ‘Zurdos de mierda, por qué no van a trabajar, esto ya se les acabó’. En ese cuartito, señores de traje y corbata dicen que nos niegan la excarcelación. Ahí dos monos del Servicio Penitenciario nos meten las cabezas en las rodillas, nos suben a un camión, nos escoltan cinco motos y yo, que cuatro horas antes estaba en mi casa, ahora estaba llegando a un penal de máxima seguridad. Les decía que era simple y chequearan las cámaras porque no había hecho nada”. 

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

David Sica y Cristian Valiente, los dos liberados. Quedan aún en prisión Daniela Calarco Arredondo y Roberto De la Cruz Gómez. Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org.

Destaca la red que se armó en el afuera y les permitió estar hoy en libertad, pero también valora y subraya la solidaridad de los presos comunes. ¿Cómo se sale un mes después de la prisión? Responde Cristian: “Me cambió. No pertenezco a ningún partido político, pero ahora quiero poner el cuerpo. Siempre fui un laburante, desde los 14 años. Tuvimos muchas leyes que ganamos con los años, pero ahora los tiempos son otros, y hay que tomar cartas en el asunto. A ellos les conviene sacarte el laburo, que salgas a robar y mandarte a la cárcel para tenerte dormido y sedado. No quieren que crezcan los que laburamos, sino los amigos de los poderosos, mientras pretenden que nos banquemos las migajas”.

De fondo, la Plaza de Mayo se va llenando y Cristian se emociona: “Nos tenemos que dar cuenta de que tenemos que unirnos y dejar las diferencias de lado, porque los de arriba solo quieren dividirnos. El pueblo unido puede ser feliz sin esperar nada de ellos”.

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

El búmeran de Adorni

La organización del festival, motorizada por la Coordinadora por la Libertad de Lxs Presxs de la Ley Bases, es un éxito. Hubo una preocupación en el inicio cuando la policía de la Ciudad y la Federal no dejaban ingresar el camión-escenario: la Ciudad echaba la culpa a Nación y viceversa. El reclamo se viralizó con el correr de los minutos y, a las 15, el camión ya estaba en la plaza. Un primer triunfo que, con el correr de las horas, coronaría la jornada.

El festival también llegaba con un runrún de mensajes reenviados con los dichos del vocero presidencial Manuel Adorni, que amenazó planteando que no hagan el festival en la calle porque, si no, “van a ir presos ellos también, aparte de los que ya están presos, les van a ir a hacer compañía a la prisión”. Además, la banda Sudor Marika, una de las convocantes, había divulgado amenazas que les llegaban por mail y redes sociales, luego de que el propio Adorni viralizara la participación del grupo en el festival. Un extraño búmeran comunicacional que no mermó la participación, sino que la aumentó. 

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

En el plano judicial, la liberación de Cristian y David (que siguen procesados por atentado a la autoridad simple y agravado, respectivamente) llegó el jueves tras un nuevo fallo de la Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones, que confirmó, con los votos de los jueces Martín Irurzun y Eduardo Farah, los procesamientos con prisión preventiva de Daniela Calarco Arredondo y Roberto de la Cruz Gómez. A Daniela le imputan el incendio y daño agravado de las bicicletas del Gobierno de la Ciudad. A Roberto, atentado a la autoridad agravada y daño agravado. Además, el fallo le hace constar que tiene antecedentes. Un dato es que los jueces, sin embargo, desestimaron el delito de intimidación pública. 

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

El «ejercicio represivo irracional»

El tercer juez es Roberto Boico, cuyo voto a favor de las excarcelaciones quedó en disidencia, pero realizó una interesante lectura de la protesta social como derecho constitucional: “La violencia como conducto del ejercicio de la protesta excede lo jurídicamente tolerable, como también lo excede el ejercicio represivo irracional de parte de las autoridades públicas. Ambos extremos empalidecen la calidad democrática. Es indudable que resulta difícil precisar límites jurídicos estandarizados de las prácticas sociales de protesta, pero lo claro es que el ‘manifestante’, a secas y en contexto pacífico, no puede categorizarse como un ‘enemigo’, ni tampoco, livianamente, con calificativos e imputaciones adjudicables a quienes procuran desestabilizar el sistema democrático. Que los puede haber, ¡pues claro!, pero la estigmatización anticipada del colectivo que protesta, sin distinciones ni pruebas contundentes, no se corresponde con una actuación enlazada a los cánones de derechos humanos que nuestra Constitución reconoce y protege”.

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

Un párrafo que apunta contra la acusación del fiscal federal Carlos Stornelli, cuya denuncia quedó desarticulada casi por completo, aunque siga insistiendo con siete encarcelaciones.

Ahora, la decisión queda en manos de la Cámara de Casación Federal.

Puño y letra

A la Plaza ingresa una enorme columna del Frente Piquetero. En el escenario, además de denunciar los allanamientos a organizaciones sociales y las detenciones de 10 compañeras en Neuquén, militantes del Movimiento Teresa Rodríguez-Votemos Luchar leen una carta que Daniela, su compañera, escribió desde la cárcel, a puño y letra. 

Lavaca la transcribió íntegra para que, también, ayude a su difusión:

“Compas:

Debido a mi falta de talento literario, caeré seguro en todos los lugares comunes a lo largo de estas líneas. Pido disculpas adelantadas por eso.

No tengo más que palabras de agradecimiento hacia ustedes. Estoy al tanto del laburo enorme que están haciendo para conseguir la libertad de quienes aún siguen detenides. 

Ya hace un mes que estamos en esta situación. Quienes decidimos entregar nuestras vidas a dar pelea en pos de un mundo sin explotación, sabemos que estas injusticias son las armas que usará el capitalismo para doblegarnos. Pero lo peor que puede pasarnos no es perder la libertad física; sino que nos dejemos arrebatar la libertad de pensar, de sentir y de soñar (y mucho cuidado!! porque eso pueden conseguirlo mientras paseamos distraídamente por Parque Lezama, sin enterarnos que ya dejamos de ser libres). Es por esto que necesitamos entender el tamaño del enemigo. Dejar de lado mezquindades e individualismos y abonar cada une, desde nuestro lugar, la mayor unidad a la clase trabajadora. Este mes de encierro no ha conseguido hacerme dudar ni un solo momento de que el camino ES Y SEGUIRÁ SIENDO LA LUCHA Y LA ORGANIZACIÓN.

Somos hijes de un pueblo que sobradamente sabe de ganar y defender sus derechos con lucha. Somos hijes y nietes de la plaza, y si las madres y las abuelas siguen en ella; lo mínimo que tenemos que hacer es honrar su lucha luchando!!

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

No quiero extenderme mucho más para no aburrirles. Solo volver a agradecer a todes, a cada organismo de DDHH, orgas políticas y sociales, mis abogades no sólo por la labor técnica (sino y sobre todo), por el acompañamiento humano, particularmente a mi familia y compás de organización por la incondicionalidad y el amor. Gracias a mi cuna que es mi amado movimiento piquetero.

Somos más y mejores quienes entendemos que un mundo más justo, sin explotadores ni explotades es tan posible como necesario, y debemos pelear para lograrlo. Porque como ya nos enseñó alguien infinitamente más sabio que yo: ES MEJOR MORIR DE PIE QUE VIVIR ARRODILLADES!!!

-BASTA DE CRIMINALIZAR LA PROTESTA SOCiAL

– Ni UN AJUSTE MÁS, Ni UN DERECHO MENOS

– HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE… VENCEREMOS

Dani”.

Los aplausos son masivos. Algunes ex detenides lloran, la emoción es mucha. Por el escenario pasan las bandas y les artistes que se acercaron para masificar el reclamo: Flopa Lestani, Paula Maffia, Saga.hfk, Sudor Marika, La piba berreta, Julio y Agosto (banda de Santiago Adano, uno de los exdetenidos) y La perra que los parió. Por abajo se ven diputados, diputadas y referentes del Frente de Izquierda y de Unión por la Patria: un arco que va desde Miryam Bregman y Celeste Fierro a Sergio Palazzo y Juan Marino. 

Antes del cierre, quienes se suben al escenario son les ex detenides a leer el comunicado que consensuaron. También es emocionante porque cristalizan el trabajo que vienen sosteniendo hace un mes, cuando sus vidas cambiaron para siempre y cuyas familias armaron esta red que permitió sus liberaciones, que ahora buscan continuar y sostener por las dos personas que faltan. También compartimos el comunicado completo: 

Un mes después de la represión por la Ley Bases: dos nuevos liberados, y dos que siguen en prisión

Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

“Queremos agradecerles a cada uno de los que hoy se acercó al festival, a un mes de las detenciones del día de la movilización contra la ley bases. Para quienes no saben, somos un grupo de los 33 detenides que hoy nos encontramos en libertad, pero aún faltan Daniela Calarco y Roberto Gómez. Ayer a la noche liberaron a David y Cristian porque el armado judicial del fiscal Stornelli se cae a pedazos. El día 12, fuimos detenides ilegalmente por un operativo represivo llevado a cabo por Javier Milei, Patricia Bullrich, y Jorge Macri. Decidimos movilizarnos ese día porque lo que se votaba era una ley vergonzosa de ajuste y entrega, una ley que va contra los derechos de la inmensa mayoría del pueblo argentino. Reivindicamos el derecho a manifestarnos contra todas las políticas que afectan directamente a la vida de todo el pueblo trabajador. 

Con un operativo policial descomunal de todas las fuerzas de seguridad federales y de la Policía de la Ciudad, el gobierno fue decidido a reprimir y acusar a los manifestantes de terroristas que quieren hacer un golpe de estado. Nuestras detenciones fueron arbitrarias y violentas, la mayoría nos estábamos retirando cuando salieron a cazarnos, en muchos casos entre golpes, patadas, palazos y balas de goma. 

Fuimos detenides por la Policía de la Ciudad, que nos llevó a comisarías y alcaidías hasta el viernes 13 que nuestra causa pasó a la justicia federal, y por la Policía Federal, por lo que fuimos ingresados al sistema penitenciario desde el primer momento, cuando la justicia penal tiene un pedido de cupo con una lista de espera de más de 4500 personas para su ingreso. 

A algunas de nosotras nos hicieron pasar 17 horas adentro de un camión celular, esposadas, sin poder ver a un abogado, a un médico ni poder hacer una llamada telefónica. Cuando fuimos a la comisaría 15 de Chacarita nos dejaron tiradas en un pasillo, esposadas, sin agua, con amenazas constantes de la policía y donde tuvimos que dormir en el piso con frazadas que nos mandaron nuestros familiares. En Comodoro Py nos desnudaron una por una en un cuarto a puertas abiertas. Otros fuimos llevados a cárceles federales de máxima seguridad (Devoto, Ezeiza y Marcos Paz), donde agentes del Servicio Penitenciario Federal nos recibieron con pasamontañas y nos rociaron con gas pimienta en la cara. Nos verdugueaban e interrogaban en todo momento. Convivimos con el frío, ratas y cables pelados de electricidad donde había zonas con agua, corriendo riesgo de quedar electrocutados. Hostigaban a nuestros familiares que querían visitarnos y ponían trabas para el ingreso de comida y ropa. Somos víctimas de la violencia institucional habilitada por los discursos de odio de aquellos que ejercen el poder. Lo repetimos para que no se olvide que todavía Roberto y Daniela siguen presos por ejercer el derecho a la protesta. EXIGIMOS SU INMEDIATA LIBERTAD. 

También queremos agradecer a todes les que se fueron movilizando por las diferentes alcaldías y comisarias, a quienes estuvieron en Comodoro Py el viernes 14, cuando excarcelaron a 17, y a los que estuvieron el martes 18 en la concentración en esta misma plaza, la Plaza de nuestras Madres y Abuelas, que posibilitó la liberación de 11 más. Ese día se dictaron 28 faltas de mérito por ausencia de pruebas e irregularidades en el procedimiento. Escuchar sus gritos, cánticos y bombos nos llenaron el corazón ahí adentro donde la cosa se volvia desesperante al ver nuestros derechos pisoteados. Esas concentraciones y esa Plaza de Mayo repleta el martes 18, son producto de la más amplia unidad de que quienes defendemos los derechos humanos y las libertades democráticas, de la más amplia unidad del arco político, sindical, de organizaciones sociales, estudiantiles, asambleas barriales y de personas autoconvocadas que se acercaron. Esa unidad que seguimos necesitando hasta que salgan en libertad Roberto y Daniela y se cierren todas las causas. 

A todos y a cada uno de ustedes les debemos, nada más que la conquista de nuestra libertad, pero tenemos que pedirles algo más. Que nos sigan acompañando hasta que liberen a Daniela y Roberto, que se rechacen las apelaciones que hizo la Fiscalía a la falta de mérito dictada sobre siete compañeres y sobre todo hasta que se cierren las causas.

Durante el último mes vivimos una persecución desmesurada por parte del Estado, no solo durante nuestras detenciones, donde pasamos por penales de máxima seguridad sin siquiera estar procesades. Sino también afuera, siendo hostigados en las redes sociales, estigmatizados por el gobierno y la prensa oficial, incluso ayer el vocero presidencial Manuel Adorni publicó un tweet en contra de sudormarika por tocar acá, habilitando discursos de odio y amenazas. Nuestra solidaridad con Sudormarika. Hoy, el mismo Adorni en la conferencia de prensa nos amenaza con mandarnos a la cárcel. QUE SEPA QUE NO LES VAN A ALCANZAR LOS PENALES PARA LLEVAR A ESTA MULTITUD QUE DEFIENDE LA DEMOCRACIA.

Lo que nos pasó es una muestra del avance represivo de este gobierno, porque las detenciones siguen. En las últimas semanas en distintas movilizaciones fueron detenidos dos trabajadores del INTI, tres personas en Tucumán, allanamientos y detenciones a organizaciones sociales, o la policía en las puertas de los sitios de memoria decidiendo quién entra o no a sus puestos de trabajo de manera intimidante. Porque esta misma gestión que nos reprime avanza sobre nuestros derechos desmantelando la Secretaría de Derechos Humanos y sus políticas públicas. Despidiendo trabajadores y trabajadoras del Estado que son quienes garantizan derechos. Detrás de un supuesto ahorro presupuestario están queriendo avanzar sobre políticas y consensos alcanzados por nuestra sociedad en los últimos 40 años. 

Tenemos claro cuál es el rumbo que nos quieren imponer. Juegan con nuestros miedos, con nuestras vidas y el mensaje intimidante que quieren dejar es que, si protestas, podes terminar en un penal. No es contra nosotros, es contra todes. Porque entendemos que la protesta es un derecho y buscamos vivir en libertad y democracia. 

Siempre sentimos la solidaridad de ustedes, de nuestras familias, que pasaron de ser desconocidas a hermanarse en la lucha y de las personas privadas de libertad que siempre supieron la injusticia que se estaba cometiendo. Mientras tanto en el SERPAJ se alcanzaba una unidad de distintos sectores de todo el arco político, organismos de DDHH, sindicatos, organizaciones sociales y asambleas: así nace la Coordinadora por la Libertad de los Presxs de la ley Bases. A quienes también agradecemos. 

Por último, sigamos tejiendo redes, forjando la más amplia unidad necesaria para no permitir que pasen por encima de nuestros derechos. Porque somos un país de vanguardia reconocido a nivel mundial en materia de DD.HH. Hace más de 40 años gritamos NUNCA MÁS y NUNCA MÁS ES CON MEMORIA Y SIN PRESOS POLÍTICOS. 

Protestar es un derecho, no un delito! 

Libertad a Roberto Gómez y Daniela Calarco y todos los presos políticos! 

Cierre de todas las causas! 

Basta de despidos y persecuciones!”.

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Fotos: Juan Valeiro /lavaca.org

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Pablo Grillo: el retrato que más duele

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(Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla, desde la guardia del Hospital Ramos Mejía)

–Un loco hermoso. Solidario. Cabrón al mango. Militante. 

Jorge lo cuenta sentado este sábado en las escalinatas del Hospital Ramos Mejía, armándose un cigarro, tomando un breve respiro. Desde el miércoles, como tantas personas, espera. Novedades, partes médicos, intervenciones. Allí está internado, en terapia intensiva, su amigo Pablo Grillo, herido por una granada de gas lacrimógeno disparada por un gendarme durante las protestas contra el ajuste a jubilados y jubiladas en el Congreso. Y en esa espera Jorge describe entonces a su amigo, con una sonrisa y un brillo que le iluminan los ojos.

El mismo día de la marcha habían hablado para encontrarse y movilizarse juntos. Pablo llegó antes, y cuando Jorge lo ubicó en la esquina de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, ya tenía la cara roja por los efectos de los gases. “En un momento se me perdió, y cuando lo vuelvo a ubicar es cuando lo veo caer”, recuerda.

Al verle la herida –brutal, tremenda, cuyas imágenes ya recorrieron el mundo– lo primero que pensó es que las Fuerzas estaban disparando con balas de plomo. Corrió en búsqueda de una ambulancia. Mientras tanto, fue la acción rápida y precisa de un militante que no lo conocía, lo que posibilitó que Pablo hoy siga luchando por su vida: con su mano detuvo la hemorragia de la herida –brutal, tremenda–, ordenó la disposición de la calle para hacer de escudo ante posibles nuevos ataques, y le indicó a los operadores de salud cómo atenderlo.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Jorge se subió con él y su amigo a la ambulancia. 

Así llegaron al Hospital Ramos Mejía, en el barrio porteño de Balvanera.

Allí el amor solidario de la gente dejó carteles pegados. 

Uno de ellos, sujeto con una estampita de Evita, es una síntesis: “Acá pelea por su vida Pablo, víctima del fascismo”.

Acá también, como tantas personas en todo el país, Jorge espera.

Fútbol, militancia & fotear

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Primero fue el fútbol, esa energía que se puso en movimiento con el acompañamiento masivo y en dominó de los clubes más diversos a la marcha de los jubilados: Jorge y Pablo se conocieron en la cancha de Independiente, en Avellaneda.

Segundo fue la militancia, esa energía sensible de personas que saben que las cosas pueden ser distintas: ambos empezaron a militar en el peronismo de ese sur conurbano. “Compartíamos charlas políticas y él me dijo venite”, dice Jorge, que fue y se metió. Vuelve el brillo en los ojos al recordar a su amigo, capaz de tener discusiones larguísimas por esos matices que conforman las paletas de colores en un mismo espacio político.

La amistad los llevó a México, en 2016, cuando a Jorge lo despidieron de su trabajo durante el gobierno de Mauricio Macri. Jorge sólo tenía su indemnización. “No teníamos un peso”, se ríe. Fueron con la perspectiva de trabajar, pero los pocos ahorros previstos para cubrir tres meses se fueron en una semana al tirar carne a la parrilla todas las noches. Tiempo después, Pablo encontró una changa: “Participó de una película independiente yankee haciendo detrás de escena foteando. No le pagaban nada, pero teníamos comida y bebida”.

Fotear es una de las pasiones que Pablo ofreció al Hospital Interzonal de Agudos de Evita, en Lanús, cuando se acercó en búsqueda de trabajo en 2020, plena pandemia. El doctor Javier Moroni, exdirector ejecutivo de la institución, viralizó un audio que emociona por su tono, su calidez y su amor: “Él es sangre de nuestra sangre. Es hijo de una exjefa del Laboratorio Central del Evita. Nació a través del parto de nuestros médicos. Estuvo en el jardín maternal hasta los 3 años, ese que cuando entramos no funcionaba y ahora funciona. Hacia abril del 2020 golpean la puerta de la dirección y se presenta Pablo diciendo que era alguien del barrio, quería ayudar de cualquier manera y tenía doble pie: uno en jardinería y otro en fotografía. Estaban los pastos largos en ese tiempo. El hospital, abandonado”.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Pablo ayudó con sus propias herramientas porque el hospital no tenía. Cuando llegó el nombramiento de personal en ese año pandémico, fue uno de los primeros seleccionados. “Gratitud que llega hasta hoy”, dice Moroni, y lo ubica como parte de una familia de militantes: “No hubo nunca una actividad donde no estuviera, desde inauguraciones, conversatorios, declamaciones, actos del 24 de Marzo, cuando trajimos el vestido de Evita, cuando hicimos los cuadros de mosaico de Evita y los del Diego”.

Moroni se despide en el audio hablando del dolor que siente: “Estamos frente a un gobierno de asesinos. Eso queda claro y hay que cuidarse, sin dejar de luchar”.

Los ojos de un padre

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Si algo sabe la familia Grillo es luchar. Las primeras palabras de Fabián, su papá, el mismo miércoles a la noche y mientras Pablo está siendo sometido a la primera operación de las dos que ya tuvo, no dejan dudas: “Somos una familia de militantes y con orgullo lo decimos. La militancia no es mala”. Describe a su hijo, lo sintetiza, lo humaniza: “Solidario, creativo, inteligente, bueno y cabrón. Una maravilla de persona, es mi ídolo”. Los ojos llorosos lo dicen casi todo. Lo que cuenta complementa: “Me enteré de la bazofia que dijo la ministra (de Inseguridad, Patricia Bullrich); ser militante es un orgullo y él es un militante, pero también es fotógrafo y estaba trabajando, haciendo fotografías de forma independiente, porque él siempre documenta cuando hay este tipo de actividades”.

La “bazofia” con la que mintió Bullrich, también ese mismo miércoles a la noche mientras los médicos intentaban salvarle la vida a Pablo tras haber perdido masa encefálica y sufrir fractura de cráneo, tampoco dejaron dudas: “Trabajaba en el ministerio de Justicia y era candidato en Lanús de Julián Álvarez. Este es uno de los periodistas que dicen que está preso y que se llama Pablo Grillo, un militante kirchnerista que hoy trabaja en la Municipalidad de Lanús”. Mientras la ministra mentía, el “periodista” Luis Majul asentía, servil, con su cabeza.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

La organización Mapa de la Policía, con la ayuda de un perito científico, reconstruyó el momento en que Pablo fue herido por un agente de Gendarmería y demostró en este video cómo se disparó a quemarropa con armas lanza gases que apuntaban a la altura del cuerpo, cuando el reglamento sobre este armamento establece que los disparos deben hacerse con un ángulo de 45º hacia arriba. “Lanzaron el gas lacrimógeno como si fuera una bala. Grillo no fue herido por una mala fortuna, le tiraron a matar”, afirman. Desde el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), agregaron: “Se usó un arma que dispara un tipo de cartucho que ya había matado en 2007 al docente Carlos Fuentealba. Por ese hecho y otros donde en distintas partes del mundo hubo muertos por estos cartuchos de gas, esta arma había quedado prohibida. La prohibición la derogó Patricia Bullrich cuando asumió este gobierno y permitió el uso de un arma que es potencialmente letal”.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Hermanados

Pablo tiene un hermano que se llama Emiliano, dos años mayor que él (37 y 35). Emiliano está en la puerta del hospital y lleva puesto un buzo de Independiente, con el que quizá hoy hubiese ido (con Pablo) a ver el clásico de Avellaneda ante Racing. Emiliano admite que por dentro “está destrozado”. Su cuerpo cansado y sus ojos tristes lo refuerzan. Cuando habla de Pablo, lo hace con una sensibilidad abrazadora: “Es un pibe laburador, que le gustan mucho las plantas y los perros. Es jardinero del hospital Evita y fue quien lo puso en valor, porque antes estaba abandonado. Mi hermano es una persona que no habla demasiado, porque lo que piensa lo demuestra en sus acciones solidarias que hace cotidianamente. Por eso no es casualidad que tanta gente nos esté acompañando. Esto es fruto de ser una gran persona, que para el otro da todo, sin medir. Desde chiquito fue así. Si hay un amigo que está en la lona, él está acompañándolo, preguntándole si necesita algo, pagándole la SUBE. Una cualidad muy importante de Pablo es la empatía, el estar, el pensar y el intentar ponerse en el lugar del otro”.

Emiliano abre el corazón cuando comparte que siempre fueron muy unidos: “Al llevarnos tan poca diferencia de edad, siempre nos criamos juntos; compartimos el mismo grupo de amigos, las mismas salidas, los mismos clubes. El recorrido de nuestras vidas lo hicimos a la par. Nos une todo”.

Comunidad mata fake

Es sábado y ya pasaron tres días. En la puerta del Ramos Mejía hay integrantes de Jubilados Insurgentes, que vinieron a visitarlo. También pasan vecinos y vecinas del barrio, preguntando si hay noticias del último parte médico; cómo está, cómo puede ser lo que le hicieron, que fuerza, que gracias, y que por favor dejale un saludo enorme a la familia. 

Las muestras de amor son infinitas, y así lo muestran los carteles:

  • “Fuerza Pablo. Milei asesino”.
  • “Fuerza Pablo. Estamos con vos”. 
  • “Fuerza Pablo. Estabas trabajando. Qué injusticia!!!”. Firma: Marcela y familia.
  • Una foto de perfil hermosa, con Pablo sosteniendo su cámara, su arma tan temida, impresa por la Asociación del Personal Superior de Empresas de Energía (APSEE): “#TodosSomosPabloGrillo”.
  • “… Y los libres del pueblo pedimos para Pablo justicia y salud”. Debajo de la P hay una V, símbolo peronista.
  • “Fuerza Pablo, los jubilados de los miércoles”.

Las muestras de amor conmovedoras también se vieron el jueves cuando el hospital colapsó por las personas que se acercaron a donar sangre. El lunes, a partir de las ocho de la mañana, la familia solicitó nuevas donaciones, luego de la última operación del viernes. En los balcones que dan al patio del enorme hospital –hay que decirlo: un ícono de la salud pública que atendió a Pablo con un cuadro gravísimo– hay familiares y amigues.

Uno de ellos se lo encontró a Pablo el miércoles, donde bromearon por esas coincidencias de marchas, militancias y calles. “Siempre nos encontramos en estos líos”, se rieron. Y no era para menos: una de las últimas veces que se vieron fue en medio de la represión durante el velorio de Diego Maradona, en noviembre del 2020. Su amigo es hincha de Boca y anuncia: “Por lo que pasó, el miércoles quieren sumarse muchos hinchas más a marchar”. 

A una de sus primas se le dibuja una sonrisa. “Pablo es mi personaje favorito”, dice, recordando su humor. “Un pibe que además se anima, sin miedo, y por eso estaba ahí”.

Sus amigas Tamara (35), Nadia (35) y Johana (37) coinciden. “Siempre tiraba chistes, muy alegre”, relata Johana, con quien compartió clases de inglés. Nadia remarca su compromiso: “En la pandemia, cuando sitiaron villa Azul, estuvo ayudando, poniendo el cuerpo. En esas situaciones donde es bisagra estar, ahí estaba Pablo”. Como el miércoles en el Congreso.

Pablo es peronista, “contemporáneo de Néstor y de Cristina”, como las amigas dicen que se describe en redes sociales, enamorado del barrio, de la cancha y fanático de Divididos. Tamara es amiga de la infancia y la trayectoria es bien de barrio: jardín de infantes, primaria y el amado Club Villegas, que además de deportes tenía piletas donde iban a pasar las temporadas todos los veranos. Allí Pablo también jugó a la pelota, categoría 89. Luego vino la adolescencia, las fiestas de 15, los bailes del club, los festivales. “Compartir cada etapa de la vida”, rememora Tamara, nostálgica. Ese mismo barrio que el jueves y el viernes se movilizó por Pablo en las calles, en la plaza, y sigue activo porque no hay fake que rompa tejido social.

Tamara lo expresa bien claro: “Estoy segura que si esto nos hubiera pasado a una de nosotras o a cualquier persona, él habría estado ahí, es más, convocando. Él siempre tira para adelante: es el que empuja”.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Cocinar, pintar y dibujar

Otro amigo es Sebastián, además de compañero de trabajo en el Hospital Evita, y desmiente en todo a Bullrich y compañía: “No saben lo que es como persona. Y lo que hizo por el hospital. Empezó como voluntario y así se ganó su puesto de trabajo. Es jardinero, y es impresionante el trabajo que hizo, solo. Hay dos perros dentro del hospital que lo siguen a todos lados. No van con nadie, solo con él”. Dice, con los ojos empapados: “Lo extraño y lo necesito”.

Andrea, su tía, lo describe en un posteo en sus redes como “un joven lleno de sueños, de proyectos, de amigos que lo quieren. Un apasionado de la fotografía al que le gusta cocinar. Un pibe como tantos, que hoy lucha por su vida”.

Juampi es uno de esos tantos amigos que lo quieren. Cuenta que a Pablo también le encanta dibujar y pintar. Recuerda una anécdota: “Para un 2 de Abril, hizo una bandera en homenaje a los combatientes de Malvinas con la que salieron los jugadores de Talleres de Remedios de Escalada. Siempre estaba disponible para todo lo que el barrio necesitara”. Este club del ascenso salió a la cancha el sábado con una bandera conmovedora: “Fuerza Pablo. Talleres está con vos”.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Juampi lo conoce desde la adolescencia y los puntos que los conectan siguen siendo varios: el barrio, los dos clubes de fútbol de sus amores (Independiente, cuyos jugadores también posaron con una bandera en su nombre, y Talleres de Remedios de Escalada), los mates compartidos, el truco, el tute y el jodete, y el jugar a la pelota. “Pablo es un chico común, pero a eso le sumaba ser una persona solidaria, que te daba lo que no tenía; cuando había que ayudar a alguien, siempre estaba ahí. Y cuando había que prender el fuego para hacer un asado, también”. A Juampi se le quiebra la voz cuando enfoca en el detalle: “Las mejores pizzas a la parrilla que comí en mi vida las hizo Pablito”. Hace una pausa, y con lo que le queda de voz, completa: “Y las va a seguir haciendo, las pizzas y el sacar fotos, que era su pasión. Va a salir de esta, porque es muy fuerte. Y porque es una genialidad de ser humano, muy chispa, una persona que con solo verlo te genera alegría”.

Pablo estudió en la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), y también Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Lanús (UNL), carrera que no terminó. Tenía sus críticas, que se las compartía a su papá: “Está lleno de chetos que quieren aprender a diseñar la Ferrari argentina. Yo quiero hacer cosas más útiles para el común de la gente”. De hecho, un día mientras ayudaba en la villa Azul, en Quilmes, vio una jubilada que arrastraba una garrafa por una calle de tierra, tratando de llevarla a su casa. Así le surgió la idea, para un trabajo práctico, de un vehículo que transportara garrafas.

Su esencia, además de la impotencia por lo cruel, llevó a familiares, amigos y vecinos a organizar una manifestación para exigir justicia, el viernes por la tarde en Remedios de Escalada. Allí, Federico, otro de sus amigos, lo retrató en C5N: “Pablo es de las personas que más hay que cuidar en este mundo, de las mejores personas que hay, el tipo que le cortaba el pasto a los vecinos viejitos de su cuadra que no podían salir, el que repartía juguetes el Día del Niño a quien le faltaba. Esa era su militancia, y era su militancia todos los días. La de la olla popular, la del estar con quien menos tiene”.

Pablo Grillo: el retrato que más duele

Fuera Bullrich

El parte médico del sábado es que Pablo sigue estable, en estado crítico, pero los glóbulos blancos bajaron. “Eso es bueno porque no hay infección”, cuentan los familiares a la salida del hospital. “Es un día a día”, dicen, y agradecen cada presencia, cada saludo.

Jorge, que desde el miércoles sigue presente, piensa: “Siento nervios y tristeza. Impotencia. No es algo que nos sea raro sentir cuando pasamos este tipo de represiones entre 2016 y 2020. Con Pablo recibimos balazos de goma en la Ley Bases. Lo que sí me da bronca es que, aun así, cierta parte de la sociedad siga teniendo una visión completamente inhumana. Si en cualquier gobierno peronista hubiera sido al revés, yo habría sido muy crítico. No puede pasar, por más que no coincida en nada. No corresponde que suceda”.

Esa actitud inhumana le jode más que los dichos de Bullrich: “Porque no esperás otra cosa. Claramente no tiene ningún prurito en decir cualquier cosa ni de participar en cualquier espacio político. La única coherencia que tiene en su vida es la violencia, no hay nada más en su vida que pueda dar. Después de tantos años, ni siquiera se formó en la mentira”.

Tamara: “Al menos esperamos que Pablo no sea una noticia más. No tiene que pasar desapercibido. No es sólo la responsabilidad del gendarme que disparó sino que hay una responsabilidad del Gobierno. El contrarrelato se les cae porque las evidencias son firmes. Es muy claro. Y muy terrible. Pensaba en las veces que salimos a la calle por Maxi y Darío, por Fuentealba, por Santiago Maldonado, y no puedo creer que estoy hablando de Pablo en este contexto. Que quede claro: hay una responsabilidad del Gobierno, del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich. La prioridad es su salud, pero no perdamos de vista eso”.

Johana: “Quiero que esté con nosotros, es lo único que me importa. Que se levante”.

Jorge: “Tengo una certeza, algo instintivo por así decirlo, y es que no lo veo saliendo de acá al cementerio. Lo veo saliendo de acá, en el tiempo que tenga que ser. Pero bien”.

Dicen que los grillos cantan para defender su territorio. Este Grillo, Pablo, el miércoles por la tarde estaba haciendo eso: defendiendo su territorio, a través de la fotografía. Ahora sigue luchando, sostenido por la salúd pública y por la fuerza de sus familiares y amigos que no lo dejan un segundo solo. Sigue luchando, con leves mejorías día a día pero aún en estado crítico, todavía en etapa de sobrevivencia.

Sigue luchando, Pablo, con esa garra inclaudicable a la que ya estaba acostumbrado. 

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La moto regalada

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Crónica sobre la violencia del miércoles de una de las suscriptoras de la revista MU, participante en nuestros diplomados, madre y muchas otras cosas, que estuvo en la marcha de jubilados y jubiladas viviendo en primera persona los enfrentamientos provocados por las fuerzas de seguridad. Su relato del miedo, las imágenes que le provocaron terror. Los gestos de solidaridad y convivencia entre los manifestantes. Y un detalle del relato que explica cómo la propia policía creó situaciones para justificar la continuidad de la cacería y la represión, en las calles con el alma rota.

Por Ludmila Goldsztejn para lavaca.org

Me tiembla la mano cuando quiero escribir lo que temo.

Terror.

La mirada llorosa asomando del trapo que cubría esa cara de ese cuerpo que escapaba…

Ahora tiemblo porque puedo moverme.

Mientras, tomo un rico mate y trato de sacar esto que me aterra cuando en vano quiero pensar en otra cosa o cuando cierro los ojos buscando evadirme.

No hay cómo.

Entonces vuelven esos ojos envueltos en lágrimas y en esa sirena/bocina que salían de las motos policías con tanta fuerza que aturde y los disparos.

Solo veo los ojos y su mano extendida que llegué a rozar pero no pude tocar el miedo me paralizó lo persiguen a él y no pudo escapar.

Llegando a Alsina por Bernardo de Irigoyen se subieron cuatro o cinco motos a la vereda y lo encerraron y nunca apagaron ese ruido y se bajaron de la moto y lo sacudieron hasta que lo aplastaron contra el piso, lo agarraron como si fuera una cosa y lo aplastaron y ni rebotó lo aplastaron contra el piso y no se movió más…

Unas manos me rodearon firmes y escuché: andate de acá, un cartonero con chaleco me trataba de sacar de la escena y ahí me di cuenta de mí y de mi quietud, estaba petrificada tapándome los oídos y viendo ese cuerpo que no se movía, quise gritar, pero no tenía voz y casi me dolió moverme unos pasos atrás de un árbol, me vi moverme sin voluntad, presa de un terror que no conocía.

Andate me seguía diciendo un señor de ojos muy negros y grandes y preocupados,

vení me dice otro señor mucho mayor que venía con otro con un bastón por el medio de Nueve de Julio. Nos vamos, vení, y yo que se me vencían las rodillas, yo joven ellos re viejos. No, no te quedes, ¿querés agua? No pares, no te detengas, nos tenemos que ir, me decía, unos pasos después, me dijo: vamos por el medio.

Lo aplastaron repetía yo. Están cazando me dijo, nos tenemos que ir.

Cruzamos Belgrano por el medio entre piedras y persecuciones y gente corriendo esquivando bondis que avanzaban lento por sus carriles, los policías tiraban a las piernas para que no corran y se abalanzaron sobre quienes creían que tiraban piedras o sobre quienes las tiraban que no eran pocos, cuando agarraban a alguien y lo arrastraban por el asfalto llovían piedras, esto fueron ¿dos cuadras, tres minutos? y el señor me convenció de tomar agua y decirle mi nombre, él se llama Julio y con su señora tienen un centro cultural en Ranelagh, me invitó a que vaya cualquier fin de semana me dio un abrazo y me deseó mucha suerte cuando doblé por Independencia a tomarme el subte sin poder parar de llorar.

Pero antes ¿qué pasó? antes cuando ya nos habían barrido como mierda del Congreso, cuando nos habían gaseado sin asco como a una plaga fumigada, cuando el Congreso ardía aquí y allá y una columna de humo negro se visualizaba desde Nueve de Julio, cuando nos sentamos a descansar y llorar en la fuente a mirarnos las caras y preguntarnos cómo estábamos y ayudarnos y pasarnos agua y limón y óleo para los ojos, cuando casi pudimos descansar tres minutos vino el hidrante y las motos y siguieron los gases y la gente furiosa, frustrada con más o menos miedo siguió para Plaza de Mayo, se iba para uno u otro lado por las avenidas y ahí pasan dos motoyutas y uno se baja y se suba a la otra moto y se van y dejan ahí la moto regalada, en segundos la dieron vuelta y la rompieron como pudieron ahogados de odio o de lo que sea, ¿Por qué? no sé, la furia no es amiga de la sensatez ¿no? y así otra vez, gas y persecución y cacería. Esto se repitió con similitudes y diferencias a lo largo de las calles tristes y avenidas heridas de una ciudad rota, rota dentro de su alma pero, aunque rota, resistiendo.

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La sociedad en movimiento versus el Estado barrabrava

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Jubilados e hinchadas generaron una movilización en Congreso que recibió como respuesta un feroz operativo represivo. Al cierre de esta nota el fotógrafo Pablo Griillo (35 años) peleaba por su vida tras ser herido por un ataque policial; había al menos 108 personas detenidas, pero no una lista ni confirmación oficial y en las  esquinas de  Buenos Aires sonaban las cacerolas mientras vecinas y vecinas marchaban espontáneamente hacia Plaza de Mayo.

La convocatoria de las y los jubilados, con el respaldo de las hinchadas de todo el fútbol argentino, entre otros sectores, tenía hora y lugar: 5 de la tarde en la puerta del Congreso de la Nación. Desde las 14 ya había gente, y a las 16, una masividad suficiente para que las distintas Fuerzas de Seguridad cumplieran la orden de reprimir a mansalva y sin excusa. El objetivo era impedir la concentración de manifestantes para evitar la foto más temida por el gobierno: la de una multitud unida y con camisetas de todos los colores. 

La sociedad en movimiento versus el Estado barrabrava

Beatriz Blanco, 87 años, golpeada por la policía, cayó golpeando la nuca contra el asfalto. La segunda agresión: ningún efectivo se acercó a ayudarla mientras ella estaba desmayada en el piso. Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

Los efectivos de la Policía Federal, la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval y la Policía Aeroportuaria no estuvieron hoy en Bahía Blanca ayudando a la comunidad devastada por la inundación, ni vigilando las valijas que ingresan al país con sospechosa carga, sino dedicadas a tirar balas de goma y gases a diestra y siniestra, a activar hidrantes y -con infiltrados- destruir  sus  propios patrulleros, hasta transformar la calle en  un infierno. En tanto, dentro del Congreso Nacional  el oficialismo –conformado por la alianza LLA/PRO que permitió a Javier Milei ser Presidente- protagonizó una pelea a las  trompadas cuando se disponía a votar las autoridades de  la Comisión de Juicio Político. Martín Menem aprovecho el caos para levantar la sesión.

En tanto, durante el resto de la  tarde,  se detuvo al menos a unas 108 personas –a  la hora de cierre de esta nota no hay listado ni cifra oficial de las y los detenidos-, culpándolas de los hechos que las propias fuerzas de seguridad provocaron para justificar lo injustificable: la brutal represión que dejó decenas de heridos. El caso más  dramático: el fotógrafo Pablo Grillo. El impacto de  una descarga de gas le produjo una herida en la frente,  con derrame cerebral y dejó su vida al borde del abismo.

La sociedad en movimiento versus el Estado barrabrava

Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

En el mismo momento en que Grillo estaba siendo intervenido  de urgencia en el hospital Ramos Mejía, la ministra Patricia  Bullrich, responsable del operativo, pronunciaba su nombre en la pantalla del  canal La Nación+, presentándolo como un militante kirchnerista detenido. Los periodistas que la escuchaban no corrigieron la (des) información. El conductor, Luis Majul, prefirió expresar su “vergüenza”, pero por el  desorden.

Los jubilados y las hinchadas –que los medios oficialistas trataron de presentar como barras bravas- seguían en las calles del Congreso, pese a todo. “Este gobierno hizo lo que pocas cosas logran: unirnos”, dirá un hincha de Huracán al posar para una foto -inédita  en la Historia argentina- abrazado a otro con la camiseta  de San Lorenzo, y al lado de la de Morón, a otra  de Almirante Brown, a otra de Boca, y de River, y  de Tigre, y de Ferro, y de Los Andes, y etcétera, etcétera, etcétera.

La sociedad en movimiento versus el Estado barrabrava

Pablo Grillo estaba sacando fotos cuando fue víctima de un proyectil de gas policial. Una vida en riesgo, por la violencia institucional contra un comunicador. Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

Dos horas después de las declaraciones de Bullrich, mientras Grillo seguía peleando por su vida en  el quirófano, su papá, Fabián, sintetizaba así  a lavaca, la realidad que la prensa oficial deformaba: “Somos una familia de militantes y lo decimos con orgullo porque la militancia no es mala. Y lo digo porque me enteré  lo que está declarando esa bazofia de la  ministra.  Mi hijo es un militante, pero también es fotógrafo y hoy estaba  ahí trabajando. Y ahora por culpa de  una  ministra  y  un presidente que mandan a matar, la vida de  mi hijo está corriendo peligro. Su situación es  muy grave, muy grave”, dice entre lágrimas.

La sociedad en movimiento versus el Estado barrabrava

Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

La otra  imagen inédita es la que registra el video en el momento en el que un policía derriba a la jubilada Beatriz Blanco, de 87 años, con un golpe artero, que produce un estremecedor  estruendo: es la cabeza con canas golpeando en la vereda, mientras el policía se esconde detrás de otros uniformados.

Hay más: cuando la protesta  se trasladó a Plaza de Mayo las fuerzas de seguridad reavivó su show  represivo, que esta vez incluyó el registro en video de cómo plantaban un arma en el pasto y, algo quizá peor: chorros saliendo de la Casa Rosada, aunque eran  de agua.

La cacería siguió por el Obelisco e incluyó la fugaz detención del  Padre Paco Oliveira –ataviado con una camiseta de Boca y referente de Curas en Opción por los pobres- quien fue rápidamente liberado al ser reconocido por un comisario: “Soltalo que es cura”, dijo. Eligieron entonces encarcelar al monaguillo que lo acompañaba.

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Carlos, el jubilado que impulsó la llegada de hinchas de Chacarita y luego del resto de los equipos. Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

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River y Boca, esta vez unidos (y unidas). Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

A las diez de la noche, en Diagonal Norte  una veintena de personas esposadas y tiradas  en  el piso esperaba que su destino se definiera de acuerdo al resultado  de una disputa abierta entre el intendente Macri, Jorge –a cargo de la Policía de la Ciudad- y Bullrich, Patricia, con las fuerza federales a sus órdenes.  En tanto, en varias esquinas porteñas comenzaba a escucharse la característica  música del descontento: la de las cacerolas vacías. Y su clásica consecuencia: la marcha espontánea de vecinas y vecinos hacia Plaza de Mayo.

Al momento de escribir esta nota hay mucha información todavía por  definirse y al  menos una vida en juego, pero  tal como  lo define Carlos, el jubilado que logró convocar a las hinchadas, lo único certero es que esta historia continuará.

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El Estado desparramando personas en el piso, para que no se manifiesten. Fotos Juan Valeiro y Lina Etchesuri para lavaca.

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