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La realidad desde los bordes: cómo sobreviven a la crisis en los barrios

Sobre llovido, mojado. La crisis permanente, la crisis autogenerada. Las charlas en las esquinas, y las del súper. Los arrepentidos. El día a día. La auto organización. Y el fantasma del hambre. ¿Cómo impactan las medidas de este gobierno, la «estanflación» que mezcla estancamiento, inflación y tarifazos, entre quienes ya no tienen qué ajustar? Desde Rosario hasta los barrios 21-24 en Capital, pasando por San Juan, la comunidad wichi Misión Chaqueña y el conurbano: miradas y proyecciones de quienes sostienen comedores, reciben ayudas sociales, trabajan de lunes a domingo, en salas de salud, y viven en barrios donde el futuro es la olla de cada día.
Texto: Francisco Pandolfi
“¿Por qué votan leyes para que se siga complicando, lo que ya venía complicado?”, pregunta, simple y concreto, Fabio Jerez, “Suicho”, compositor de hip hop del barrio popular Los Pumitas, de Rosario.
“La Ley Ómnibus viene agudizar aún más los problemas que tenemos, porque acá siempre tuvimos problemas. Siempre estamos en crisis; siempre vivimos peor”, resume Eva Alarcón, vecina de la Villa 21-24, del barrio porteño de Barracas, y una de las precursoras de la asamblea autoconvocada Villa 21-24/Zavaleta.
“Hace unos días fui a comprar y me quedé un rato en la esquina conversando con otros vecinos. Hablábamos que no podíamos creer lo que está pasando en el país, que todo va muy mal, que cada vez alcanza menos, cuando ya no venía alcanzando. En todos lados escuchás comentarios de arrepentimiento por haber votado a Milei; en las colas de los mercados, en las cajas de los kioscos hay personas indignadas. Muchos dicen que lo eligieron porque estaban cansados de los de antes, pero ven que los precios actuales son inaceptables…”, cuenta Noelia Aragón, del barrio popular Aramburu, de San Juan capital.
“Va a ser un desastre esta ley para los jubilados, para los trabajadores, para la gente humilde, para los pobres. Ya viví varias veces esto que va a pasar; estoy curtido, tengo 73 años y ni una moneda, vivo al día con la jubilación y sigo trabajando”, dice Rodolfo Franco, médico clínico de la comunidad wichi Misión Chaqueña, en la ciudad salteña de Embarcación.
Estas voces resuenan desde distintos puntos del país, y que poco se escuchan en el Congreso de la Nación donde se está tratando la Ley sobre “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”. La iniciativa conocida como Ley Ómnibus por los 664 artículos que la componían originalmente, pasó a 382 y obtuvo el jueves pasado la media sanción en general en la Cámara de Diputados. Desde mañana continuará su debate en particular, artículo por artículo.

AUTO ORGANIZARSE
Eva Alarcón, de la Villa 21-24, fue una de las impulsoras de la asamblea de autoconvocados de su barrio: “Desde que Milei dispuso el DNU, sumado a la Ley Ómnibus, vimos con mucha necesidad el poder auto organizarnos, a la par de lo que fue sucediendo en diferentes barrios donde decenas de vecinos y vecinas crearon asambleas en repudio de esas dos medidas, que saca derechos laborales, privatiza empresas públicas, remata bienes comunes naturales. Y lo que siempre se ve en estos gobiernos de derecha: negociados con las corporaciones amigas. El protocolo antipiquete de Bullrich también nos motivó a juntarnos, nos vimos en la necesidad de manifestarnos contra esto, de una manera que sea abierta y participativa porque nosotros concebimos que la lucha se da en conjunto y de forma comunitaria, en pos de una agenda de unidad, sin tanta división interna”.
La asamblea de la Villa 21-24/Zavaleta se movilizó los tres días de protestas a la puerta del Congreso para mostrar el descontento con la ley. “Siempre hay gobiernos que se encargan de vulnerar los derechos de los que menos tienen, precarizando aún más la pobreza, no generando trabajos genuinos para los trabajadores con programas y políticas públicas meramente asistencialistas, que lo único que hacen es sostener una condición de precariedad de las familias; con falta de proyectos, programas y políticas públicas que realmente incluyan a los barrios populares en una agenda política que mejore la calidad de vida con leyes de urbanización que se cumplan”.

El colectivo creado hace pocas semanas reúne docentes de las escuelas del barrio, trabajadoras comunitarias, de la salud, vecinos y vecinas autoconvocados. “Tenemos una agenda que va de la mano de lo que está sucediendo actualmente con las medidas de Milei, de Bullrich, y por otro lado buscamos generar nuestra propia agenda territorial, con problemáticas históricas como la falta de agua potable, el dengue, el riesgo eléctrico que lleva más de 11 años sin que el Gobierno de la Ciudad tenga un plan integral de obra, sino paliativos que no solucionan el problema de fondo”.
Eva integra el comedor comunitario Ña Emi y comparte su mirada sobre la política alimentaria: “Los comedores ya venían estallados desde la pandemia y ahora se ven aún más explotados, porque las familias que antes no venían, ahora sí por los tarifazos y los aumentos, tanto de los alimentos como de las garrafas. La fila de los comedores son cada día más extensas porque las familias tienen más y más urgencias, y buscan comer al menos dos veces al día; la realidad es que hoy las familias no llegan a cubrir las cuatro comidas”.
Sentencia: “El barrio está en crisis, en emergencia y no vemos esperanzas de que este Gobierno ponga los ojos en querer mejorar la situación. Así que nos queda organizarnos colectivamente, para hacerle frente a lo que recién arranca”.


CAPITAL INHUMANO
Desde el ministerio de Capital Humano liderado por Sandra Pettovello –que hoy engloba entre otras carteras al extinto Desarrollo Social–, se frenaron los fondos a comedores con el argumento de estar organizando otro sistema de entrega de la mercadería. Mientras tanto, ni en diciembre ni enero se enviaron alimentos.
Según el Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios (ReNaCoM) existen en el país 34.782 comedores, en los que trabajan 134.449 personas. El jueves pasado, organizaciones sociales fueron a reclamar al flamante ministerio y fueron reprimidas. ¿Qué dijo la ministra? Que iba a «atender a la gente que tiene hambre, pero no a los referentes de las organizaciones”. Por esto, desde esta mañana, movimientos sociales organizan “la fila contra el hambre” en el edificio de Capital Humano “mediante la cual cada persona pueda ingresar al ministerio a los fines de obtener respuesta a la emergencia alimentaria agravada por la crisis económica”.
Doris, 61 años, de Escobar, es parte de la CCC y es una de las personas que está en la fila esperando que la atienda la ministra Sandra Petrovello: «Somos más de veinte cuadras, pidiendo que nos atienda y nos dé una respuesta. La situación se agravó un montón. Los merenderos y comedores que tenemos ya no los podemos sostener por esta situación. No tenemos nada. Nada».

Fabio Jerez tiene 32 años, es cantante, compositor de hip hop y vive en Los Pumitas, en Rosario. “En mi barrio la gente está moviéndose, yendo a concentraciones, y cuando los vecinos se levantan, es por algo. Es necesario salir a decir que no voten la ley… todos los comedores dijeron basta, porque encima de la situación económica que se vive, les bajan muy poca mercadería para cocinar y hacen lo posible con lo que tienen. Me causa impotencia, mucha bronca”.
Hace una pausa y pide perdón por ponerse a llorar. Traga saliva y continúa: “Es increíble ver cómo los chicos más chicos van con su tupper, con su bolsita, a hacer la cola a los comedores. Con un calorazo insoportable, y ahí van los pibitos, caminando por sus pasillos, con sus hermanitos, esperando, haciendo la cola para la merienda… Nos cuesta comprar hasta un paquete de arroz, es una locura inaceptable. No puede ser que en tan poco tiempo hayan aumentado tanto los precios”. Hace un silencio, un sollozo, y vuelve a pedir perdón.
En el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que estableció Milei para desregular la economía, derogó dos leyes vinculadas a los programas de control de precios:
1–La Ley de Abastecimiento, que habilitaba al Estado a fijar precios máximos y sancionar a empresas que subieran los precios de manera “injustificada”.
2–La Ley de Góndolas, que controlaba que los comercios minoristas ofrecieran una variedad de marcas en los productos.
Fabio está tirado en la cama. Hace cinco días que tiene dengue. “Hay muchísima gente contagiada y los dispensarios no dan abasto. Nos mandan a la casa con cuatro paracetamol y un ‘arréglense’. Falta política pública; años atrás venían a fumigar, o a traer repelentes, o por lo menos a brindar información, pero este año ni siquiera eso”.
Trabajador de la cultura, Fabio no es ajeno al desfinanciamiento que la Ley de Bases (…) traería para su sector: “Es un garrón, yo a través de muchos programas estatales empecé a hacer música; pude comprarme mi primer micrófono, los auriculares, una plaquita de sonido. En los barrios hay miles de pibes que necesitan de esas herramientas, de ese apoyo. Si nos costó conseguirlo cuando había financiamiento, te imaginás ahora…”.
TRABAJAR DE LUNES A DOMINGO
Noelia Aragón vive en Aramburu, un complejo de monoblocks en la ciudad de San Juan. Tiene 36 años y es madre soltera de una hija. Es serigrafista y dice que su estado civil es “cansada”. También se expresa sin ironía: “Como trabajadora independiente y artista, llevo años sacrificando cosas para comprar mis herramientas, mis cositas, soy monotributista social y me ayuda la AUH. Pero no me alcanza. Desde hace años, y sin ninguna exageración, trabajo todos los días, de lunes a domingo. Hace mucho que no me puedo comprar un par de zapatillas”.
Contextualiza lo que pasa a su alrededor: “A cada lugar que voy, o se escuchan puteadas o se comparte cuál es el mercado más barato, así como recetas para gastar menos, si es que existe hoy algo barato. Estos días hablé con varios kiosqueros que están muy mal, porque la gente empezó a ir mucho más a los supermercados grandes en busca de ofertas y se ven afectados”. Agrega: “Antes armabas un almuerzo con mil mangos. Ahora cinco lucas es lo mínimo y te quedás corto. Los insumos para trabajar de forma autogestiva, no solo en mi rubro, se han ido por las nubes”.

Enumera algunos precios: “Pensando en el inicio de clases, a mi hija le compré unos cuadernos y gasté 20 lucas, y todavía me falta comprarle la mitad. Para mandar a un hijo a la escuela tenés que gastar 100 mil pesos, sin contar la mochila. El azúcar 1000 mangos, la yerba 1500 como mínimo, igual que un kilo de pan”. Completa, pensando en la Ley Ómnibus y en el futuro: “Al que tiene guita le va a ir bien, al que pueda invertir y no optar entre comprar cosas para laburar o para comer…”.
NECESIDADES Y URGENCIAS
Rodolfo Franco está en Buenos Aires por unos trámites y en unas horas se vuelve a Misión Chaqueña, comunidad wichi emplazada en Embarcación, departamento de San Martín, al norte de Salta. “Mi mujer tiene un pequeño bolichito que vende yerba, harina, fideos, arroz. Las ventas han bajado mucho, la gente no tiene plata para comprar”. Recuerda: “Yo tuve un merendero durante la pandemia. Desde Desarrollo Social me mandaban de vez en cuando un camión de mercadería, que traía mucha comida. La repartía y cocinábamos dos veces por semana, que era lo que alcanzaba. Hoy no hay nada de eso”.
Rodolfo se mudó hace más de diez años a la comunidad, donde vive con su esposa wichi. Allí ejerce en la salita como médico clínico: “En lo que respecta a la salud no está habiendo gasas, ni remedios, ni alcohol, no está habiendo inyecciones básicas para los dolores, para la fiebre. Se está poniendo todo muy dramático”. Y cierra esta nota, con una oración de necesidad y urgencia: “Seguro que van a empezar a morirse chicos en otros parajes; seguro que en Misión Chaqueña vamos a tener chicos desnutridos; seguro que vamos a tener que aumentar las instalaciones de la salita. Seguro, segurísimo, que vendrá una escalada de hambre”.

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Acto de la CGT: rápido, caluroso, con amenaza de paro y postergación de la reforma laboral

El acto programado por la CGT fue tan veloz que mucha gente ni había llegado a la Plaza cuando ya todo se estaba desarmando. Uno de los oradores que actualmente encabeza la central, Octavio Arguello, dijo: “Si no nos escuchan vamos a terminar en un paro nacional”. Un rato después, mientras la gente seguía arribando al acto que ya no existía, Patricia Bullrich confirmó que se posterga la discusión por la reforma laboral a febrero. Síntoma de que los números no le funcionaban al oficialismo para acelerar con una reforma navideña.
El acto fue absolutamente pacífico (muchos cuestionaban que demasiado) pero la Comisión Provincial por la Memoria informó que hubo más de 50 personas atacadas con gas pimienta por la Policía de la Ciudad. Otros agredidos fueron familiares de desaparecidos, pero por parte de “custodios” de la CGT con camisetas de la UOCRA y de su titular Gerardo Martínez. La idea de hacer la ronda chocó con estos custodios, que se envalentonaron con personas indefensas con el mismo entusiasmo que suele hacerlo la policía. Aparte de esos episodios, ¿qué nos dijo la gente que se movilizó? Palabras para entender esta época, entre el aplastamiento de la economía, los sueños del “trading” y la venta ambulante.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi
Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Una hora antes de que la jefa del bloque de La Libertad Avanza (LLA) en el Senado, Patricia Bullrich, confirmara que la discusión por la reforma laboral se patearía a febrero, el joven Gonzalo marchaba con sus compañeros de la secretaría de Educación de La Plata en dirección a Plaza de Mayo. Y después de evaluar que la reforma “le quita al de abajo para darle a los de arriba”, que la quita de horas extras “es una brutalidad porque uno hace horas por necesidad económica y no por descanso”, y que el hecho de que no haya vacaciones “es inhumano”, responde cuáles son sus deseos como trabajador:
“Vivir de trading”, responde. Eso significa vivir de comprar y vender acciones, divisas, criptomonedas, lo que sea, en los mercados, para tener ganancias gracias a fluctuaciones de precios en lapsos cortos.
Entiende Gonzalo el contexto en el que lo dice, las miles de personas que marchan como él, pero también piensa en que un alquiler no baja de 500 mil pesos por mes. “Mis preocupación es de los 20 a los 30 juntar la plata que pueda en una caja de ahorro, invertir y trabajar lo menos posible. Lleva pocas horas y tiene un buen margen de ganancia. En un buen momento podés pagar mil pesos una moneda que, en unos años, puede valer diez mil, pero por ahí perdés: es todo un riesgo”.
–¿Y el que hace Rappi, UBER o no tiene una relación de dependencia?
–Y… La tiene difícil. Cien por cien. Si no buscan invertir a futuro, va mal.
Gonzalo se mete de nuevo a la marcha que, en este momento, canta:
“Luche, luche, luche y que se escuche”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
¿Qué dice la reforma laboral?
El proyecto de ley de modernización laboral enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso el 2 de diciembre, busca reemplazar a la ley de Contrato de Trabajo y a sus modificaciones durante las últimas cuatro décadas.
Algunos de los puntos centrales:
- La ley deja afuera al personal de casas particulares, trabajadores agrarios, independientes y prestadores de plataformas tecnológicas (artículo 2).
- Vacaciones: la fecha de inicio, que hasta ahora debía ser notificada con una antelación no menor a 45 días, pasa a 30. El empleador podrá fraccionarlas mientras no sean tramos inferiores a siete días. El periodo de vacaciones –entre el 1º de octubre y el 30 de abril– el empleador “deberá organizarlas al menos una vez cada tres años durante la temporada de verano”.
- Jornadas laborales de hasta 12 horas: aunque no se explicite en la redacción y busque solaparse, los artículos 42 y 43 estipulan que “el empleador y el trabajador podrán acordar voluntariamente la compensación de horas extraordinarias de trabajo, disponiendo un régimen de horas extras, banco de horas, francos compensatorios (…) siempre y cuando se respeten los descansos mínimos entre jornada y jornada de doce horas”.
- Periodo de prueba: en la norma vigente a quien está a prueba se le informa con 15 días de antelación la extinción del contrato. En la que quieren aprobar “no se requerirá la obligación de preaviso” (capítulo 48).
- Periodo de prueba 2: mientras en la ley actual el periodo de prueba pone el límite en los 30 días, en la que se quiere imponer “se extenderá durante los primeros 6 meses” (capítulo 104).
- Indemnización: el artículo 51 dice que se deberá abonar al trabajador una indemnización equivalente a un mes de sueldo por cada año de servicio o fracción mayor de tres meses, tomando como base la mejor remuneración mensual durante el último año o el tiempo de prestación de servicios si fuera menor. Para esta remuneración no se tendrán en cuenta “los conceptos de pago no mensuales como el Sueldo Anual Complementario, vacaciones, premios que no sean de pago mensual, etcétera”. En la norma vigente, solo se excluye al SAC. Y sí, dice así, literal: “etcétera”.
- Contribución: La iniciativa gubernamental crea el FAL, Fondos de Asistencia Laboral, que se conforma con una contribución mensual obligatoria del 3 % de las remuneraciones que se toman de las contribuciones patronales con destino al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) de cada trabajador. Este 3% hasta ahora va dirigido al ANSES para el pago de las jubilaciones.
- Plataformas tecnológicas: 1) en el capítulo 114 dice que el objeto es establecer reglas adecuadas para el desarrollo de la economía de plataformas tecnológicas. 2) En el 118 pondera un “principio de libertad de formas: las partes podrán acordar libremente los términos del contrato”. 3) El 121 refiere al seguro de accidentes personales: “Los gastos serán objeto de libre acuerdo entre las partes involucradas, sin establecer una responsabilidad exclusiva para ninguna de ellas”.
Sin embargo, el Gobierno olió un panorama desfavorable en el Senado, al menos en esta instancia, y si bien consiguió el dictamen, decidió postergar la discusión a febrero.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Dónde está la pelota
Cecilia, 25 años, no puede parar porque es vendedora ambulante. “Salgo a luchar todos los días porque Jorge Macri nos echó de la vía pública, no nos deja vender los pocos que productos que tenemos, no nos alcanza para comer y a muchos le decomisan la mercadería sin que la puedan retirar de los galpones”, dice esta trabajadora de Luis Guillón, sur conurbano. “Hay gente que se muere de hambre y no lo entienden. Los que tienen un sueldo en blanco no llegan a fin de mes, y encima le quieren pagar la indemnización en cuotas: me gustaría saber si el presidente y los senadores quisieran cobrar en cuotas”.
La diputada Natalia Zaracho (Frente Patria Grande) también era de las que no podían parar: “Soy hija del 2001, me tuve que inventar mi propio trabajo para comer y darle algo a mi familia, me organicé y me puse a pelear por la dignidad de los cartoneros”, cuenta desde Avenida de Mayo.
¿Qué pasó para que esta marcha esté corriendo una discusión clave desde atrás? “Lamentablemente se está dando una discusión que teníamos que haber dado antes. Ahora estamos con los términos y la pelota del lado de ellos, pero no podemos dejar de decir que no beneficia a los trabajadores. Tampoco va a generar puestos de trabajo. Necesitamos que el salario mínimo garantice que la gente pueda vivir. La economía popular se inventó su trabajo y necesitamos derechos para ese mundo, el más perjudicado. Todos los días se cierran pymes, dejando a trabajadores fuera del sistema, en el descarte. Vengo de ahí. Acá no va a venir ningún salvador a salvar al pueblo, es la comunidad organizada lo que va a frenar este modelo”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Voces laborales
Omar está parado arriba de un banco sobre Avenida de Mayo. Sus manos en V, sus bigotes y sobre todo el cartel que cuelga del cuello “Paro general ya, pongan la fecha, traidores”, lo hace resaltar ante una marea de gente que copa las seis cuadras que separan la 9 de Julio y la Casa Rosada. Sin bajarse del banco, dice: “La CGT no tuvo otra que hacer esta movilización porque se le venía la noche por la presión popular; una reforma laboral no puede nacer así, comprando a gobernadores, es peor que la ley Banelco (escándalo de sobrinos en la reforma laboral del año 2000)”.
Diego sostiene una cartulina rosa: “No es libertad, es esclavitud”. Tiene 44 años, es de González Catán y labura en la construcción. Plantea: “Es esclavizante este momento. Aumentó todo 15 veces en estos últimos años, menos nuestro salario”. Cuenta que trabaja de manera informal y que ya no sabe cómo hacer. “No llego, no llegamos”, se despide, yéndose rápido ni bien culmina un acto precoz de la CGT.
44 años también tiene Oscar y es empleado del Correo Argentino desde hace 22, la mitad de su vida. Una vida con obstáculos. “Nunca estuvimos tan mal. Los sueldos son bajísimos. Si hoy hubiese retiro voluntarios, nos vamos todos, estamos desesperados. Y encima ahora esta reforma, que en vez de dar derechos nos lo quita. Les vamos a salir re baratos a la empresa si la aprueban”. Oscar mira a sus compañeros de trabajo y reflexiona: “A los que votaron esto, que son muchos, no los entiendo. Conocieron la historia del Correo, de cómo estaba la empresa privatizada y sin embargo siguen acompañando a este gobierno”.
Aníbal escucha la charla con Oscar y se acerca. Se pone a llorar porque tiene 68 años y, después de trabajar “toda la vida de ferroviario y de empleado del correo”, cobra “la mínima”. Dice que este presente también es consecuencia del pasado. “Los gobiernos más populares no hicieron reformas laborales a favor del pueblo y acá estamos, sufriendo esta entrega”. Alejandra, de Morón, sintetiza: “Es una reforma laboral que tiene una particularidad clara: quitan muchos derechos y no hay ningún beneficio; en vez de achicar las jornadas, van en sentido contrario”.
Florencia, 52 años, de Temperley, es científica del Conicet y docente de la UBA. “Es necesaria una reforma laboral”, piensa. Lo resume en su cartulina blanca: “Modernización es jornada laboral de 6 horas”. Y agrega: “Pero no sólo a favor de los empresarios como es esta, que debería tener una licencia de paternidad de 3 meses, que incluya derechos para el teletrabajo y los nuevos empleos por los avances tecnológicos”.
Romina, 33 años, vive en la Villa 20 de Lugano. Es auxiliar de portería y vino con SUTECBA (Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires). “Estoy en contra de toda esta reforma, en vez de que sea a favor de la gente, con paritarias sin techo y acordes a la inflación y a las necesidades, buscan aumentarnos las horas de trabajo y fraccionarnos las vacaciones”. ¿En qué está pensando hoy un laburante? “En llegar al 15 del mes”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Madres, curas & UOCRA
En Plaza de Mayo, el escenario de la CGT está emplazado exactamente en la Pirámide de Mayo, sitio en el que las Madres de Plaza de Mayo hacen su ronda todos los jueves, a las 15.30, hace 48 años. “Saludamos a las Madres que están presentes”, dice Jorge Sola, uno de los tres secretarios generales de la CGT. “Les ocupamos su jueves por un reclamo justo”, agrega, aunque ese gesto no se traducirá en los hechos. Tampoco tuvieron la sensibilidad de enlazar luchas: en 2001, por ejemplo, el 19 de diciembre cayó jueves de ronda, y mucha gente salió a la calle cuando vio por tele cómo le pegaban a las Madres.
El acto, sin embargo, se esfuma rápido. Sorprende lo escueto y que arriba del escenario no se trazara un plan a futuro. “Terminaremos en un paro general”, esbozaron, en caso de que la reforma prospere. “¿Ya terminó?”, se preguntan algunos manifestantes que recién ingresan a la Plaza. La mayoría desconcentra rápido. Algunos se quedan cantando contra la CGT: “Poné la fecha”, exigen sobre el paro, pero a destiempo porque en el escenario ya no hay nadie.
Muy pocos se quedaron a la ronda de las Madres, que tuvo una escena violenta y desagradable. El grupo que acompaña todos los jueves a las Madres Línea Fundadora –entre los que hay familiares de desaparecidos y sobrevivientes de centros clandestinos– quiso ingresar al sector de la pirámide para hacer la ceremonia habitual. Sin embargo, un grupo de seguridad de la CGT, con pecheras de la UOCRA, no quiso dejarlos pasar. Comenzó una discusión que derivó en que uno de los gremialistas le pegó a uno de los militantes que acompaña cada jueves. El golpe lo dejó con un corte en el ojo y con sangrado en la nariz.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org
Carlos, el célebre jubilado hincha de Chacarita, no podía creer la escena: “Yo peleo por vos, maleducado”, les dijo. También intentó mediar el padre Paco Olveira, pero el matón casi lo golpea también a él: “No me toqués”, le gritó al párroco.
La actitud era de amenazar democráticamente, tanto a un jubilado, a un cura o a familiares de desaparecidos, lo cual refleja en parte el estado de las cosas.
El grupo de Línea Fundadora dio la vuelta al escenario e ingresó, de todas formas, por otro sector hasta la Pirámide. Hizo la ronda en un círculo cercado por los fierros de un escenario gigante, una mesa con decenas de sanguchitos que sobraron, y hasta sillones para los sindicalistas. Héctor Daer, ex triunviro de la CGT miraba la ronda y aplaudía. “Recién nos golpearon”, le gritaron. Daer se terminó yendo. La empresa productora del evento, al menos, tuvo la gentileza de darles botellas de agua.
Mientras tanto, entre los ruidos de un escenario que empezaba a ser desarmado por otros trabajadores, en la Plaza resonaba el eco de cada jueves, al escuchar el nombre de cada persona desaparecida: “Presente”.
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La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

La jueza María Servini de Cubría, titular del juzgado Criminal y Correccional Federal 1, identificó y procesó al integrante de la Policía Federal que golpeó a la jubilada Beatriz Blanco el 12 de marzo de este año.
Se trata del inspector Nicolás Emanuel Céspedez y fue imputado por lesiones agravadas.
La jueza le impuso un embargo de 40 millones de pesos y, sin bien lo eximió de prisión preventiva, le ordenó que informe sus movimientos y lo citó el lunes próximo para notificarlo. Servini consideró que el uso desmedido de la fuerza ejercida contra una anciana de 82 años fue evidente: «No hace falta ver su documento de identidad para notar su fragilidad».

Beatriz Blanco tras ser golpeada por el inspector Nicolás Céspedez.
Céspedez golpeó a la jubilada haciéndola caer de nuca, y además ni él ni ninguno de los otros policías intentaron ayudarla, por lo que tuvo que ser inmediatamente evacuada y hospitalizada.
La jueza Servini describe Beatriz fue rociada con gas pimienta y luego empujada “sufriendo un traumatismo cefálico en la región de la nuca (occipito -parietal derecha/izquierda) que derivó en el diagnóstico de Traumatismo encefalocraneano sin pérdida de la conciencia con herida cortante en región occipital”
Plantea el procesamiento: “…el imputado hizo uso desmedido, desproporcionado y exagerado de la fuerza contra una mujer mayor de 82 años de edad, indefensa que no presentaba peligro para la autoridad, lesionándola y apartándose así de la normativa vigente que rige en la materia”.
Agrega: “… se encuentra probado que existió por parte de Nicolás Emanuel Céspedez, dolo directo, o sea éste tuvo la voluntad de atacar físicamente a la Sra. Beatriz Blanco, y habiendo tenido tiempo para reaccionar con otra conducta no lo hizo”. El delito se agrava cuando el hecho se comete «Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales, o del servicio Penitenciario».
Otro párrafo crucial: «Sobre la especial calidad del sujeto activo que prevé la fórmula legal, corresponde indicar que: ‘El fundamento es que no solo se atenta contra la vida humana, sino que además el autor omite cumplir con el deber de otorgar seguridad y protección a los ciudadanos, defraudando así las expectativas depositadas en el correcto desempeño de su cargo o función»
Concluye la jueza: “Todo ello me permite concluir que las lesiones sufridas por Beatriz Blanco, derivadas de la conducta del imputado que se juzga en este acápite, efectivamente implicó una acción totalmente arbitraria por parte de Céspedez y en un claro abuso de su función, en carácter de miembro de una fuerza de seguridad”.
El próximo lunes 22 Céspedez deberá presentarse en el juzgado para ser notificado de su procesamiento.
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Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Otra marcha de jubilados, reprimida con camiones hidrantes y atacada por un presidente que aseguró: “Estamos bañando gente”. Lo que sigue planteando la gente que no se resigna a las cloacas del presente.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: Juan Valeiro
Un día antes de la marcha convocada por la CGT y las CTA a Plaza de Mayo contra la reforma laboral, la nueva ministra de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, tuvo su bautismo en los miércoles de jubilados y jubiladas al rociar a jubilados, jubiladas y reporteros gráficos con violentos chorros de camión hidrante. La escena asombró al fotorreportero Rodrigo Abd, premio Pulitzer y World Press Photo, que desde agosto no cubría la manifestación de jubilados porque un hidrante, precisamente, le perforó el tímpano al golpearlo con el chorro.
“Por suerte no me tuvieron que operar”, suspira el profesional de Associated Press (AP). “El tímpano se recuperó bien, pero el oído quedó débil”. Hoy pasó a saludar y lo que vio fue más violencia: “Me entristece que el sistema no haya encontrado soluciones integrales a los jubilados, a los profesionales del Garrahan. Pasan los meses y seguimos igual”.

Dentro del Congreso, el día había arrancado movido con la flamante senadora por La Libertad Avanza (LLA), Patricia Bullrich, cruzándose con el senador de Fuerza Patria, José Mayans, por la presidencia de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que quedó en manos de la exministra de Seguridad, quien quiere conseguir dictamen para empezar cuanto antes el debate por reforma laboral en la Cámara alta. Mientras tanto, en Diputados, la nueva composición de LLA, sumados a los aliados, les permitió conseguir quórum para discutir el Presupuesto 2026. Uno de los puntos más calientes es el artículo 75, que busca derogar las leyes referidas a la emergencia en discapacidad y a los presupuestos universitarios. También elimina los fondos destinados para el Hospital Garrahan. (El final de la historia, durante la madrugada, determinó que el gobierno no pudo lograr apoyo para esos brotes de motosierra, que ya habían sido descartados por el parlamento y además por el Poder Judicial. Por lo tanto dejaba trascender que vetaría el nuevo presupuesto).

Afuera, la imagen parece idéntica al resto de los miércoles: un Congreso separado de la gente por una larga hilera de vallas que atraviesa todo el ancho de la Plaza. Sin embargo, esta vez un detalle cambia: hay un resquicio que la Policía Federal y Gendarmería ¿adrede? deja abierto entre dos vallas, y la gente empieza a pasar, de a una; tardan ¿adrede? más de veinte minutos hasta que las Fuerzas unen las estructuras con alambre.
La gente insulta. Mueve las vallas.
Uno de los policías federales habla en handy y pide refuerzos. Los refuerzos son:
- un camión hidrante de bomberos de la Policía Federal,
- dos camiones hidrantes de la Policía Federal,
- un camión hidrante de Gendarmería Nacional,
- la policía motorizada con más de una decena de motos,
- una centena de gendarmes y federales detrás de una valla.

Pedro en la silla
Resultados: la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) informó que hubo al menos tres heridos por gas pimienta.
Entre los chorros hidrantes y el gas pimienta, Pedro cruza la calle inundada en su silla de ruedas. Tiene 70 años, es vecino del barrio porteño de Caballito, y tiene una discapacidad por las secuelas de la polio que lo afectó en 1956. “Sobreviví a la polio, sobreviví al Covid y vengo a poner el cuerpo todos los miércoles acá”, dice, alejándose de la lluvia de Gendarmería y la Policía Federal.
Su interpretación: “Esta ministra (por Monteoliva) tiene que demostrar que no es menos que Bullrich. Bueno, hoy fue el estreno. De alguna manera tienen que frenar la protesta. Lo hacen con agua, pero también con las mentiras de la prensa. Pero seguimos adelante porque acá se nos va la vida. Vivo de mi jubilación, patrocino gratis a personas con discapacidad, y hay que seguir esta lucha”.

Dato: Más tarde Milei contó en uno de los streamings bancados por el gobierno, lo que pasó durante la represión: «Todos los genios de la defensa de los trabajadores ninguno laburó en su vida, como los de ahora. No saben lo que es trabajar, bañarse tampoco, por eso cuando aparece la caprichosa… Hoy hablé con la ministro (de Seguridad, Alejandra Monteoliva) y me dijo ‘ya hicimos una descarga’, y dije: ah bueno, estamos bañando gente». Esto provocó las carcajadas de sus fans.
Traducción: la represión a manifestantes jubilados, periodistas, fotógrafos y personas con discapacidad es tomada como un baño de gente. La frase posiblemente refleja mucho más sobre la pulcritud de quien la emite que sobre las personas a las que agrede.

Pensando en (el) mañana
Tras el momento represivo, las y los jubilados marchan alrededor de la plaza de los Dos Congresos. A diferencia de otros miércoles, cuando hubo varias rondas, esta vez se moviliza de forma unificada. “Igual tenemos que ser muchos más”, cuenta a lavaca Ana María Tapia, de la agrupación Jubilados Insurgentes. Mira al palacio legislativo y dice que no puede creer que ya se esté discutiendo esta reforma laboral: “En vez de bajar las horas y hacer turnos de 6, formando más turnos y generando más trabajo, se sube a 12 horas. Más esclavos, imposible. Retrocedemos 60 años como mínimo. Es terrible, pero vamos a seguir luchándola, no lo vamos a permitir”.
Mario y Rubén integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados y acaban de terminar de marchar. Dice Mario, al lado de su nieta que lo acompaña la mayoría de los miércoles: “Una reforma laboral que nos hace volver a los viejos tiempos de la esclavitud. Si llegamos hasta acá es porque hasta hoy, las direcciones sindicales se borraron de la escena. Recién aparecen mañana convocando una movilización, cuando acá se necesita parar el país, no hay otra”.

Dice Rubén: “Es una estrategia que tiene este gobierno de llevarnos al siglo XIX, lo que representa una apabullante derrota de la clase trabajadora. Yo te puedo hablar una hora seguida, pero todas las penurias que estamos viviendo se resumen en sólo tres letras: “FMI”.
Se va otro miércoles, distinto, particular, con vistas al día de mañana, literal. Ana Valverde, de la Unión de Trabajadores Jubilados (UTJ), reparte volantes invitando a marchar este jueves a la marcha a Plaza de Mayo, concentrándose en 9 de Julio a las 14 horas. Dice que la CGT, en verdad, tendría que haber convocado un paro. “Un plan de lucha. vos pensá que allá adentro están entregando nuestras jubilaciones, el financiamiento del Garrahan, y la emergencia de discapacidad, pero ninguno de los trabajadores puede venir porque les descuentan el día, con riesgo a que los echen. Sin plan de lucha, es difícil”.
La foto

La foto que publicamos aquí fue tomada por el fotógrafo de lavaca Juan Valeiro. Sobre esa imagen realizó un posteo en instagram Cora Gamarnik, licenciada en Comunicación Social, doctora en Ciencias Sociales, Docente e investigadora del fotoperiodismo, coordinadora del área de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA, e investigadora adjunta de Conicet. Plantea Cora:
«Reprimir una imagen
Reprimir a quien la sostiene
Reprimir a quien la produce
Reprimir una imagen que habla a su vez de una represión anterior
Represión al cuadrado
Foto de @juan.valeiro para @mu.lavaca
represión a la marcha de los y las jubiladas
17 de diciembre de 2025. Ciudad Autónoma de Buenos Aires».

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