Sigamos en contacto

Actualidad

La realidad en movimiento

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Concentraciones en Tribunales, en San José y Humberto 1°, en diversas esquinas espontáneamente pobladas, tomas en al menos 15 escuelas porteñas, cortes parciales y totales en Acceso Oeste, Panamericana y Autopista Buenos Aires-La Plata y la convocatoria a una concentración el próximo miércoles 18 de junio: esos fueron algunos de los síntomas y movidas en CABA de un jueves proyectándose hacia la semana próxima. El miércoles 18 tiene dos condimentos: los jubilados lo han transformado en el día de convocatoria de reclamos de cada semana frente al plan económico que sigue empobreciendo y marginando a grandes sectores de la población y que sigue sin resolver problema alguno mientras endeuda al país a cada minuto. Ese día, además, se debería resolver de qué modo se concretará la condena contra Cristina Fernández de Kirchner. Aquí lo ocurrido en Plaza Lavalle, frente a la Corte Suprema de Justicia, en un momento en el que es difícil proyectar el futuro de los próximos días, pero en el que crece la sensación de que, en muchos sentidos, esto recién empieza.

Por Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

La cita era a las cinco de la tarde. 

La convocatoria había circulado el día anterior y proponía una vigilia con acampe en la Plaza Lavalle, frente a la Corte Suprema donde los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti condenaron a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en la causa Vialidad. Si bien muchos no sabían explicar las expectativas respecto de esta movilización, la idea que compartían varias organizaciones era sumar otros focos de lucha y reclamo además de la sede del PJ y la casa de Cristina, en el barrio porteño de Constitución, como forma de descentralizar los puntos neurálgicos de estos días agitados. El combo se completó con cortes de ruta en distintos accesos y autopistas del Área Metropolitana de Buenos Aires.

La realidad en movimiento

La Plaza Lavalle, frente a Tribunales, como otro punto de protesta. Foto: Juan Valeiro.

Pero a las cinco de la tarde, en Plaza Lavalle, todavía no había mucha gente, y por eso sorprendió que, de pronto, un cordón de 30 efectivos de la Policía de la Ciudad rodearan un grupo de 12 personas: siete eran jubilados y uno estaba en situación de calle, a quien la policía le dirigió toda su cortesía. “Tenemos una orden de ver si en su valija hay elementos contundentes”, dijo el oficial.

La situación fue tan absurda que demoró a esas personas, que estaban en la vereda tomando mate, durante más de media hora. 

El contenido de la valija: frutas, pines y algo de ropa. 

Los policías, frustrados, se fueron.

La realidad en movimiento

Foto: Juan Valeiro.

Momento nuevo de la República

Por encima de cualquier valla sobresalía la altura de Horacio Pietragalla –nieto restituido, ex secretario de Derechos Humanos– que transitó estas calles movilizadas como un militante más. “La idea de esta manifestación es señalar a los tres responsables de una de las acciones más violatorias de todas las garantías constitucionales de los últimos tiempos –explicó–. Estamos en un momento nuevo de la República, distinto, que ya vivieron otros países como Brasil, con la detención de Lula, pero acá siempre se dudaba si se iban a animar. Bueno, se animaron, y hay que empezar a mostrar el malestar que generó”.

Ese malestar empieza su tercer día de vigilia, ¿qué percibe? “En el conurbano hay mucha gente enojada, pero que no tiene los recursos para llegar a Capital y protestar. Pero esto va a ir creciendo cada vez más a partir, también, del malestar que genera la política de Milei. Muchos argentinos ven en Cristina la posibilidad real de que cambie su realidad social, pero hoy le sacaron esa herramienta. Yo creo que esto recién empieza”.

Trae su memoria: “Las Abuelas y las Madres siempre nos indicaron que hay que llorar adentro de la casa y que en la calle hay que luchar. La historia es larga, y tenemos mucha historia atrás para darnos cuenta de lo que están haciendo hoy: es parte de lo que ya sufrimos”.

La realidad en movimiento

Foto: Juan Valeiro.

Cartón y arroz hervido

Daniela (37), Teresa (37) y Marina (34) son tres cartoneras del barrio El Roble, de Almirante Brown, sur del conurbano. Trabajan en una cooperativa de reciclado del MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos). “Vinimos a apoyar a Cristina porque, aunque vos no lo creas, vivíamos mejor, teníamos un sueldo digno –empezó Daniela–. Ahora está todo congelado, el municipio quiere privatizar el trabajo, el precio del cartón baja, el del plástico también, y no hay para aguantar”.

Esa necesidad la ve en el barrio no sólo con la ausencia de trabajo, sino con el incremento del consumo de drogas en los más jóvenes: “Mi sobrino está perdido en la droga. Tiene 21 añitos. Pero no es sólo el, son todos los pibes que antes, más o menos, se la rebuscaban, pero ahora no tienen ni con qué”.

Teresa apuntó que ya ni hablan de llegar a fin de mes, sino al final de la semana, con suerte: “Hoy en día está todo caro y no podés hacer ni un guiso. Sólo un arroz hervido”.

Marina dijo, sin vueltas, que hay enojo en los barrios, pero algunos no marchan por el miedo de ver las represiones en las calles. “Algunos se conforman con lo que tienen. Otros, que lo votaron, se enojan porque no llegan a fin de mes, y entonces le digo: organizate”.

Sin embargo, ellas vinieron, con todo lo que cuesta, para esta convocatoria. ¿Qué esperan de acá en adelante?: “Queremos que Milei se vaya. Yo digo que si nos organizamos todos, y salimos todos para un mismo lugar, podemos lograrlo. Pero si se quedan en sus casas, como muchos están haciendo, no creo que podamos hacer mucho. Hay que salir”. 

La realidad en movimiento

Foto: Juan Valeiro.

Apurando jueces por TV

Para Mila –21 años y militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)-, la condena está poniendo en juego el sistema republicano de la democracia. “Más que un fallo judicial, es un fallo político. Se esclarece una falta de división de poderes por la presión que el Poder Judicial recibe tan fácilmente del sistema político, mediático y económico. Si se pueden dar el lujo de apurar a los jueces por TV, estamos ante un sistema totalmente cuajado”.

Sobre las medidas: “Es el momento de salir a militar. No sólo hay que poner el cuerpo, sino poder visibilizar, en todos lados, esta situación. Si este no es el momento, ¿cuál es? Sobre todo si te decís peronista, porque estás ante un hito histórico. Hay un valor muy interesante en lo que hizo Cristina que fue entender que su prisión, o sea su condena, es parte de la historia del peronismo. Y la está escribiendo ella. Es una dirigente que nos está marcando la cancha: asumió las consecuencias para poder volver a reunir al peronismo”.

Mila no duda de que tienen que ser horas de unidad: “Y la tenemos que sostener porque no vaya a ser cosa que esto se planche y empiecen las internas y las disputas, ahora más agraviadas al no estar Cristina en juego. Creo que, muy a su estilo, esta es una medida de ajedrecista para escribir un nuevo capítulo en la historia, una nueva página. Ahora, si el PJ la corre de la presidencia, eso va a ser una vergüenza. Espero que puedan sostenerlo. Porque algo que ella dijo es que tenemos que volver a ser militantes políticos, y esa es una tarea del peronismo: poder interpelar a la época, porque la gente se va a seguir cagando de hambre, los jubilados van a seguir cobrando mal, la economía se va a seguir estancando”.

No es sólo cuestión de urnas: “Hay que interpretar cómo ganar al armado cultural que este proyecto significa”.

Tres gordos

María Eugenia Cassani, 32 años, secretaria de Derechos Humanos del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la República Argentina, gremio dentro de la CGT: “Desde el punto de vista jurídico la sentencia es una aberración: es para disciplinar y castigar a quien logró una redistribución de los ingresos con un 50 por ciento para los trabajadores. Pero no van a disciplinarnos por más que la metan presa a ella o a quien quieran. La historia marca que tarde o temprano el pueblo volvió y se volvió a pensar en otra forma justa de construir y repartir la riqueza”.

No sabe si esto alinea u ordena la situación, aunque arriesgó: “Por ahí esto ordena detrás de la persona por lo que está pasando, pero también atrás de lo que hay que defender y no permitir que pueda volver a pasar. Espero que esto traiga la posibilidad de darnos discusiones, no en plan internas: la diferencia es discutir por cargos por un lado, o tratar de conseguir una síntesis superadora que nos permita representar a un montón de gente”.

Pregunta compleja: ¿por qué no está la CGT? “La CGT está, como estás viendo, pero creo que hay una gran diferencia entre algunos dirigentes: la CGT son los y las trabajadoras, no son tres gordos. Además la CGT somos sindicatos como nosotros, pero también un laburante que su dirigente no dice nada pero está acá y trajo a sus compañeros de laburo”.

¿A quién le hablamos?

Las dos amigas se llaman Giuliana, las dos son arquitectas y las dos forman parte del Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA. “La democracia está en peligro –dijo la primera Giuliana, que tiene 28 años–. Venimos a bancar aunque esto es un día a día de ver para dónde va la cosa”. 

La segunda Giuliana, de 34 años, sobre estas horas complejas donde es difícil separar la ficción de la realidad: “Lo cierto es encontrarnos en la calle, con los compañeros, con el peronismo unido, porque eso también te da fortaleza para poder seguir y profundizar el análisis. Lo que sí nos preocupa es pensar si le estamos llegando a la gente que no es parte de la militancia. Todo está muy polarizado, hay gente que salió a festejar, entonces a mí me queda la duda de si le estamos hablando, realmente, al que no es militancia”. 

Su amiga coincide: “No tenemos que quedarnos ensimismados en nuestras propias conclusiones. Es un momento para salir a convocar y generar espacios de participación sobre lo que significan nuestros derechos y la democracia: a los jubilados les pegan todos los miércoles por ir a manifestarse, a Cristina la meten presa sin ninguna prueba. Son cuestiones muy graves que, de alguna forma, hay que poner en la boca de la sociedad”.

Trotskismo y Cristina

Esta plaza también tuvo sorpresas que algunos celebraron, como la presencia real y concreta de sectores de izquierda históricamente críticos con el peronismo: por allí recorrían militantes del Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) repartiendo volantes que repudian la condena y también había jóvenes con buzos rojos del Partido Obrero.

Uno de ellos era Nacho, presidente del centro de estudiantes del Joaquín V. González, cuyo buzo tenía el rostro de Mariano Ferreyra (militante asesinado por una patota de la Unión Ferroviaria en 2010) y las siglas de la Unión de Jóvenes Socialistas (UJS), rama juvenil del PO dentro del Frente de Izquierda. “Vemos el fallo de la Corte como un avance sobre las libertades democráticas”, explicó, con jóvenes de La Cámpora a metros suyo, una postal que refleja estos días. “Sin reivindicar la figura política de Cristina, vemos una escalada contra el pueblo que empezó el 20 de diciembre de 2023”.

Nacho trazó una cronología represiva que comenzó ese día y nunca se detuvo, con los miércoles de palos y gases a jubilados como mejor ejemplo de esta política libertaria. Sumó el intento de frenar el derecho a huelga, la lucha del Garrahan y la pelea que están llevando a nivel docencia: “No sólo por los salarios, sino porque en la Ciudad están poniendo en marcha una reforma que quita materia específicas y borra mucho contenido de formación de pensamiento crítico, lo cual es una degradación. Más allá de las diferencias que podemos tener con el peronismo, tenemos que unir todas las luchas contra Milei a nivel nacional, contra Macri en la Ciudad, y contra el plan económico que ataca a los trabajadores”.

El miércoles se prevé una movilización masiva a Comodoro Py, ¿van a participar?

Nacho respondió: “Lo charlaremos en asamblea”.

De fondo, una voz confirmó lo que muchas organizaciones venían comentando por lo bajo respecto de las pocas condiciones dadas para sostener la medida: el acampe y la vigilia se levantaban. Pero surgió otra propuesta: “Vamos todos a la casa de Cristina en la calle San José”. 

Algunos se retiraron, como con ganas de algo más.

Otros se quedaron y marcharon.

La voz anunciaba: “Nos estamos preparando para la batalla del miércoles”.

Así, una caravana de cientos de personas partió hacia San José y Humberto 1º. Pese a la noche fría, esa esquina siguió con gente y expectativas en la calle.

Los días, en Argentina, y sobre todo en esta semana, ya no cambian a las veinticuatro horas, sino minuto a minuto. 

Actualidad

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

Por Claudia Acuña

Empecemos por el final, que es el principio de todo.

La mujer lleva una remera blanca con la cara de una de las masacradas encima del pullover y resguardada por un chaleco negro. Sostiene la cabeza con una mano mientras con la otra se frota la mollera donde recibió el golpe de un palo. No está sentada, sino derrumbada en la silla cuando comienza a hablar. Lo que dice y cómo lo dice es lo revelador porque esa mezcla de aturdimiento e información es lo que define esta jornada en la que miles de personas se movilizaron para decir aquello que necesitábamos nombrar en voz alta.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

“No sé cómo terminamos así, pero ahí estamos” arranca.

Su joven hija la observa en silencio.

“Tenía de la mano a los chicos que se subieron al micro… quisieron acompañar, pero son muy chicos… y las madres… bueno: eso no es lo que importa ahora. Son chicos: eso es lo que importa. Y está bien que vengan a la marcha porque es una manera… ya saben, de salir de toda la lógica que quieren imponerles… Siento que sus manos tiemblan… Ellos que siempre se muestran tan… tan como que nada los afecta… y estaban agarraditos a mi mano… siento eso y me doy cuenta que son nenes, que hay que cuidarlos y no sé si puedo… y los chicos se sueltan y ahora… ¿dónde están?

Repite:

¿Dónde están?

Suspira:

“No doy más”.

Llora.

La abrazo.

Un vaso de agua, un ibupirac para el golpe, un mate, el silencio que riega sus lágrimas.

Sigue:

“Queríamos llegar al micro y no podíamos: estábamos encerradas por la policía. Tiraban gases. Golpeaban. Y cuando logramos doblar no sé por qué calle (era Solís) aparece un pelotón de motos con policías y ahí es como que me perdí, no sabía para dónde ir… Estaba paralizada… lo único que pensaba era por qué… por qué”.

Su joven hija la ubica:

“Por el periodista que se estaba riendo de nosotras”.

Se refiere al cronista Roberto Funes de La Nación+ que tuvo un gesto de burla hacia las mujeres y fue repudiado por las manfestantes, lo que justificó que la policía comenzara a golpear y arrojar gases a las familias de las víctimas.

La mujer sigue:

“También se ríen de nosotras en las redes, pero bueno: eso no es lo que importa ahora… Lo que importa… (cierra los ojos en un largo silencio) Ya está. Ya estoy en eje otra vez: lo que importa es que tenemos que volver al barrio”.

La mujer llama al chofer del micro: las están esperando en el edificio con la cara de Evita, la ubica.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo que se mueve

Tres chicas muy jóvenes y muy empobrecidas masacradas con crueldad lograron algo imposible: que la marcha la encabecen sus familias. Detrás, miles de nadies. En el cordón de protección, las travas y putas de Constitución, las heroínas anónimas de la economía social, las jóvenes no binaries que protagonizaron la primera rebelión antifascista en aquel febrero que parecía tan lejano. Muy detrás los kioscos –encabezados por el de Ni Una Menos– todavía por delante de los partidos y los sindicatos, pero eso hoy tampoco es lo importante. Lo que suma es el todo porque es lo impredecible para los criminales que ejercen su saña sobre cuerpos que creen socialmente descartables. Que así no lo sea es lo que hace único a este movimiento y a este país, todavía: eso es lo importante.

Hay muchas madres acompañadas por hijas de la edad de las víctimas, aun cuando sin duda no comparten esos destinos sociales. Le pregunto a una –Isabela, 15 años– qué sintió cuando leyó la noticia. “Miedo”. Su madre, Carolina, completa. “Por eso le dije que había que estar hoy acá: lo que saca el miedo es salir a la calle”.

Le pregunto a otra –Dina Sánchez, secretaria general de la UTEP– qué representa esta marcha: “Estamos expresando con mucha contundencia que está pasando algo gravísimo: avanza el narcotráfico y no pasa nada. Desaparecen el Estado y no pasa nada. Matan pibas ¿y no pasa nada? No: acá estamos”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Dina Sánchez, de la UTEP.

Le pregunto a Bianca, militante de izquierda, cómo seguir después de esto: “Para mi tendría que seguir con asambleas en todos los lugares porque esta pelea es muy grande. Tenemos que juntarnos a pensar cómo dar la batalla no sólo a estos femicidios crueles, al narcotráfico y a la pobreza, que es la madre de todas estas batallas. De arriba no va a venir ninguna idea ni mucho menos, una solución”.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Le pregunto a Georgina Orellano –trabajadora sexual y secretaria general de Ammar– qué  expresa esta marea, pero hoy prefiere no hablar. Solo repite por el pequeño megáfono –que es el único lujo de la organización de la marcha– los tres nombres que duelen:

Lara.

Morena.

Brenda.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Georgina lo gritará mil veces a lo largo de las diez cuadras que separan Plaza de Mayo del Congreso y todavía más alto cuando pasa delante de la bandera que sostiene el pequeño grupo de Mujeres Abolicionistas, la vieja cicatriz que divide esas aguas. Y aunque eso no sea hoy lo importante me tienta decirlo: la bandera proclama “Ninguna mujer nace para puta”, frase robada a la activista boliviana María Galindo, quien batalla desde hace añares por terminar con esa grieta apelando al realismo: sin políticas sociales el abolicionismo suena negacionista. ¿Significa afirmar esto estar a favor de la explotación sexual? No: significa Lara, Morena, Brenda, mutiladas en vivo por Instagram. El horror aniquila disputas teóricas. Es cruel realidad: abre preguntas nuevas que hay que comenzar a responder urgente y colectivamente.

Ya está.

Recuperemos el eje.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar

Lo importante hoy quedó claro cuando en las calles de la ciudad este Ni Una Menos representado –al fin– por los bordes más castigados gritó con voz propia lo que necesitábamos escuchar:

“Yo sabía,

yo sabía

que a los narcos

los protege la policía

¡y la justicia!”.

Luego, vino el final: las familias de las víctimas acorraladas por la policía.

Y esa mujer que, como todas, necesita nuestro abrazo.

Ni Una Menos con voz propia: lo que necesitamos escuchar
Seguir leyendo

Actualidad

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El gobierno montó nuevamente una coreografía de represión buscando imágenes que ensamblen con la del presidente Javier Milei, su hermana Karina y el ministro Luis Caputo en Estados Unidos, alborozados por los tuits de Donald Trump y el nuevo endeudamiento del país. En Congreso pudo verse a lisiados marchando en sillas de ruedas, jubilados atacados y gaseados por la policía, la libertad de expresión en los carteles que dicen mucho más que los exmedios de comunicación. Reflexiones sobre préstamos y deudas y las primeras reacciones en la calle frente al triple femicidio de Lara, Brenda y Morena.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Tadeo Bourbon / lavaca.org

“La timba de la city es la tumba del país”.

Podría ser una síntesis de esta época. Es un cartel que lleva Juan Manuel, jubilado de asistencia perfecta los miércoles. Dice que espera que hoy no haya gases ni represión. Lo dice por un cuidado colectivo, pero también por una necesidad personal. Muestra contento, feliz, una entrada que sacó al teatro (Sala Lugones, del San Martín, $4000) para ver “El gran desfile”, sobre la Primera Guerra Mundial.  Sus carteles, como los de tantas jubiladas y jubilados suelen decir más sobre la actualidad del país que los editoriales y comentarios del experiodismo que fatiga los medios.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Pero sus deseos sobre un miércoles sereno no serán órdenes porque a los 10 minutos, por reloj, la Policía Federal y la Prefectura empiezan a reprimir, en una imagen que pareciera que las Fuerzas vinieron a buscar.

El saldo: varias personas gaseadas, dos demoradas (entre ellas, una mujer embarazada de dos meses) y dos heridas fuera de peligro trasladadas por el SAME: Mabel, jubilada de 64 años, enfermera de Malvinas, a quien le pegaron con un casco y su cabeza dio contra el asfalto; y Diego Gómez, comunicador, al que gasearon y le pegaron con un palo. A ambos los llevaron al Hospital Ramos Mejía y para hacerles estudios. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

La Prefectura gaseando a jubilados.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Mabel golpeada por la policía. Fue enfermera en Malvinas.

Para la foto

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, otra vez montó una coreografía de represión, buscando una imagen de violencia en las calles que dialoga con la del presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, en Estados Unidos. La imagen llega también después de la reunión con Donald Trump, la noticia del swap de miles de millones de dólares de los que nada llega al país ni a su población, sino al esquema de vaciamiento financiero, con el agregado del supuesto pedido/orden de la Casa Blanca de que el gobierno retome el control político del Congreso.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Editorial sobre la actualidad argentina.

Por eso, en la previa de la marcha, algo de la disposición policial callejera olía extraño.

A diferencia de otros miércoles el vallado no cruzaba de punta a punta la plaza. El tránsito tampoco estaba cortado. Y la impronta Bullrich se veía en las fuerzas: el control de la calle estuvo a cargo de Prefectura y Policía Federal. Había gendarmes pero no intervinieron en la represión, que comenzó en Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen, mientras un grupo de jubilados realizaba un semaforazo. Primero avanzó la Prefectura con violencia en el cuerpo a cuerpo con escudos frente al puñado de personas. Luego, cortaron el tránsito y colocaron las vallas, mientras desparramaron su gas tóxico sobre los manifestantes. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Teatro antidisturbio

Durante la marcha Juan Manuel, dudando sobre si ir o no al San Martín, analiza la economía argentina en este teatro antidisturbios: “El nuevo acuerdo con Estados Unidos potencia este circuito de guita en el que nos prestan y nos prestan, y solo nos queda más y más deuda que pagará el pueblo. Por eso siguen prestando. Es simple”.

Lo que más se escucha y se lee en la movilización de hoy está vinculado a la relación cada día más carnal con los Estados Unidos. Un señor espigado camina al grito de “vendepatria, Milei vende patria”. Otro hace lo mismo golpeando un jarrito de lata. Abundan los carteles alusivos: “cipayo”, “no faltan recursos, nos sobran ladrones”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

En la radio abierta, no van con vueltas: “Esta semana volvió a quedar claro que es un gobierno de transnacionales, que le sacaron las retenciones al campo mientras a nosotros nos tienen acá, dando vueltas en este marchódromo”. También hay carteles por el triple femicidio de las chicas de La Matanza: “Justicia por Lara, Brenda y Morena”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Sin palabras

Una de las que vino a movilizarse es Amanda, que dice ser “barra y patotera”. Lo dice en el dorso de su guardapolvo blanco. Tiene 86 años y llega en bastón con un mantra que suelta al aire: “No nos han vencido; no nos han vencido”. Amanda dice que repite esto porque ya no tiene palabras para describir lo que ve. Que ya no quiere ni mencionar el apellido del presidente porque le hace mal a la salud. Señala su garganta y señala que le quedan atragantadas justo ahí. “A mi edad, pensé que ya había visto todo”. 

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

Amanda cuenta que le gusta usar el diccionario y conocer palabras nuevas y que desde hace semanas tiene un pasatiempo: encontrar un adjetivo que encaje para describir a Javier Milei. “Pero ya se acabaron, no hay palabra que describa a este sinvergüenza que vino a sacarnos lo que no teníamos a los jubilados”. Amanda tiene 4 hijos. Uno de ellos está ahora en Hamburgo, Alemania, “puchereando”. Su hijo es músico, dice, y que se llama Ariel Prat. “Ambos estamos puchereando, él allá; y yo acá”.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

El Himno al sol

Sobre avenida Rivadavia, tres jubilados y una jubilada en silla de ruedas van por el medio de la calle. Se detienen al sol y cantan el himno. Se emocionan. La Plaza, que había comenzado sin cortes de tránsito ni vallas, ahora está cercada y sin tránsito.

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva

En otra postal del epílogo del miércoles, Zulema, de Jubilados Insurgentes, agarra el megáfono y dice a todos los vientos: «Ante la deuda externa que crece más y más, la única que nos queda es organizarnos cada vez más y más, no solo contra este gobierno sino contra todos los poderes que lo sostienen. Esto va a seguir, sea el gobierno que esté, y nos tiene que encontrar organizados y dispuestos a hacernos oir para que las cosas cambien».

Marcha de jubilados: volvió la “coreo” represiva
Seguir leyendo

Actualidad

La multitud y el palacio

Publicada

el

Con poquito aportás muchísimo ¡Sumate!

El gobierno de Javier Milei siguió cosechando derrotas en un miércoles en el que la Cámara de Diputados tuvo bastante más que los dos tercios de votos necesarios para desactivar los vetos presidenciales a la Ley de Financiamiento Universitario (174 a 67) y a la de Emergencia Pediátrica (181 a 60). Una clave del día estuvo otra vez en la calle, en una manifestación masiva y con muchísima gente joven. El símbolo que siguen representando los jubilados y el camino que muestran. El cerco sobre el Congreso, aunque esta vez la policía quedó prudentemente al margen. Y detalles sobre los alcances del número 3.

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro

Si el domingo 7 de septiembre el gobierno nacional tuvo un freno en las urnas, este miércoles lo tuvo en la calle primero, y en la Cámara de Diputados después, donde se rechazaron los vetos del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario y de Emergencia Pediátrica, pasándole la posta al Senado.

Tres frenos en sólo 10 días, a los que hay que sumar el rechazo total en el Senado al veto de la Ley de Emergencia en Discapacidad.

La multitud y el palacio

Cerco al gordo

El pueblo ya se había anticipado a los congresistas pariendo un marco imponente. La convocatoria era a las 17, pero una hora y media antes ya no se podía caminar por los alrededores de un Congreso cada vez más cercado, todo un símbolo de época. No es una exageración: a diferencia de marchas anteriores, donde el vallado abarcaba todo el tramo de la avenida Entre Ríos frente al Congreso, hoy la disposición fue doble, porque al cerco habitual el Gobierno le agregó uno complementario, a media cuadra de Rodríguez Peña, sobre la plazoleta.

En el medio, un enorme vacío apenas era habitado por un grupo de efectivos de la Policía Federal. Desde adentro del Congreso, una fuente informaba a lavaca: “Afuera es una fiesta y acá sólo hay tensión”.   

Carlos, 72 años, jubilado de la mínima, vino desde Lanús, y se pregunta ante tal despliegue: “¿Por qué no vallan al Gordo Dan?”. Sigue haciendo changas pese a su edad –“soy chapista”– y tiene una hija de cuya leucemia la salvó el Garrahan: “Sintetizo dos luchas”, dice y arriesga su proyección para lo que viene: “Si las provincias se ponen los pantalones largos, van a tener una paliza peor”.

Carlos saluda y se sumerge en esa marcha gigantesca.

Un dato: la multitud.

Otro: la alegría de esta multitud, aún en el espanto.

Un hecho: no hubo policía reprimiendo ni intimidando.

Y uno más: la cantidad innumerable de jóvenes y adolescentes. Un mensaje de unidad, que conlleva un límite: el gobierno no podrá seguir avanzando contra la educación ni contra la salud. Y ese triunfo es en gran medida el que comenzó con la sostenibilidad que los jubilados y las jubiladas ponen a disposición cada miércoles.

La multitud y el palacio

Reflexiones sobre el 3

Una de esas miles de adolescentes se llama Tiziana. Tiene 18 años, estudia en la UBA y está descubriendo un mundo nuevo que le hace brillar los ojos. “Estoy encantada”, comparte con una fusión de palabras y sonrisas. “No entiendo cómo pueden meterse con una  de las cosas más hermosas que tenemos como país”.

Mira al pasado y analiza el presente: “Mucha juventud votó a Milei y hoy está arrepentida. Conozco a muchos que están pagando las consecuencias y no van a repetirlo”.

En una Argentina donde está de moda el número 3, desde que impuso la tendencia el ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, la tercera Marcha Federal Universitaria llegó en el momento justo para darle otro golpe a un gobierno nacional cada semana más desorientado. Esta vez, las calles no sólo las llenó la comunidad educativa: las rebalsaron junto a las y los trabajadores de la salud, además de sindicatos y organizaciones de derechos humanos, políticas, sociales, de jubilados. Y la invasión fue con música y batucada. Se bailó mientras se caminaba y hasta arriba de los kioscos de diarios.

La multitud y el palacio

El ya famoso 3% de Karina Milei no sólo entró en la escena pública para delatar un posible caso de corrupción. También irrumpió para cambiar la historia. O por lo menos, para hacerla un poco más llevadera.

Así lo cuentan algunos de los cientos de carteles que acompañan la marea humana:

Con el 3% de la pastelera, financiamos la educación.

Educación pública sí, negocios del 3% no.

Milei, auditá a la coimera de tu hermana.

Que el equilibrio fiscal lo devuelva Karina. 

La multitud y el palacio

Ideología sin remedio

Camila (25) y Milagros (27) llevan otra pancarta dedicada al gobierno: “Quieren 3% de futuro; 97 de miseria”.

Son estudiantes de Medicina en el Hospital de Clínicas que depende de la UBA. En un puñado de oraciones sintetizan lo que pasa: “No hay medicamentos para los pacientes. Faltan muchísimos insumos. Ya no pueden sostener tanta cantidad de alumnos. Nos tienen que recortar los días de cursada: en vez de hacerlo de lunes a viernes como en otros hospitales, cursamos tres días a la semana. Y muchos docentes trabajan ad honoren”.

Creen saber el porqué: “El desfinanciamiento que plantea es exclusivamente ideológico y exclusivamente sin sentido”.

La mayoría de la gente marcha en grupo. Iván no. Está solo y callado. Está parado observando, atentamente. De la mochila que tiene en su espalda le cuelga un cartel. “No somos 1, 2, somos millones”.

Iván habla bajito. Casi que no se le escucha. Tiene 37 años y llegó hace pocos meses de su Perú natal a estudiar derecho en la universidad pública argentina. “Este es mi primer cuatrimestre”, dice. Y cuenta que está ahí, tan tímido como convencido, “porque la educación es la fortaleza de cualquier ciudad, de cualquier sociedad. No es justo lo que está haciendo este gobierno. Quien se queda en casa un día como hoy, no es consciente de lo que está pasando”.

Traza un paralelismo: “La calidad de la educación en Argentina es mejor que en mi país, por eso hay que defenderla. Para mí, como para muchos otros extranjeros, la universidad de acá es una oportunidad para nuestras vidas”.

Abrumados por la tecnología

Victoria (22), Camila (25) y Lucía (22) son estudiantes de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Nacional de La Matanza. A diferencia de la marcha multitudinaria del año pasado, las tres coinciden en que si bien hay un ambiente “más pesado”, también es “más esperanzador”, gracias a los resultados de las últimas elecciones, más acá o más allá de cualquier filiación partidaria.

Victoria: “Todavía hay incertidumbre, queda un largo camino de este gobierno y sus políticas que vienen a arrasar, pero en la calle se contagia el sentimiento de comunidad”. Lucía: “Cuesta volver a recuperar la calle porque el gobierno lleva todo a las redes. Estamos abrumados por la tecnología. Tenemos que ver cómo modificarlo para comunicar genuinamente lo que está pasando”. Camila responde: “Estoy convencida que es por acá, generando lazos y que por más malos momentos que haya, hay que seguir la marcha porque la salida la vamos a encontrar en el camino”. 

La multitud y el palacio

El like o la plaza

Natalia tiene 29 años, es profesora de Geografía y está estudiando la licenciatura en la Universidad Nacional de Luján. Su amiga Noelia, 27 años, es licenciada de Biología por la Facultad de Exactas de la UBA. Ambas viven en Tigre, zona norte del conurbano. A comparación con el año pasado, notan “más bronca” en esta marcha: “Muchos tienen tres trabajos para bancar sus estudios. Pero al menos veo gente que votó el gobierno y hoy se está arrepintiendo”, dice Natalia. Noelia vio el ajuste en su carrera: “Se notó mucho la falta de insumos, sobre todo con los tips, que son las puntitas de las micropipetas. Trabajamos con las herramientas contadas porque todo es plata y no tenemos ingresos”. 

Golpazo electoral y golpazo en Diputados: ¿qué ven hacia adelante? Natalia agarra el guante: “Siento que estamos en un proceso de reflexión y que hay gente que está siendo muy tibia. El año pasado estaba muy en la negación y muchos no querían hablar. Ahora hablan, pero espero que se pongan en situación de tomar acciones. Veo mucha tibieza de subir fotos en las redes y eso no vale una mierda: vení con los jubilados, con los del Garrahan, con los profesores. En vez de hacer marketing por un like, vení a la plaza”. 

La multitud y el palacio

Lo que ganó

¿Qué establece la ley universitaria? La actualización mensual por inflación de los sueldos y los gastos de funcionamiento de las universidades públicas. También la recomposición salarial de docentes y no docentes retroactiva a diciembre de 2023.

¿Qué establece la Emergencia Pediátrica? Otorgaría un gasto adicional de $65.573 millones entre julio-diciembre.

Ahora, el Senado definirá el destino de ambas leyes. 

En Congreso la gente exhibió sus mensajes:

  • “Se cursa, se rinde, pero sobre todo se defiende”.
  • “La universidad pública es más de lo que imaginás”.
  • “La conquista más grande fue que la universidad se llenó de hijxs de obrerxs”.
  • “Estudiá para no ser alta coimera”.
  • “Estudiá, no seas Adorni”.
  • “Qué libertad de mierda que vendiste, Milei”.
  • “Ahorrar en educación enriquece la ignorancia”.
  • “Buscado: Mario Lugones, ministro de Salud. Roba la salud pública para negocios privados”.
  • “Los cadáveres vamos por los amos”.
  • “Las fuerzas del aula contra las fuerzas del cielo”.

Álvaro Pérez, 32 años, abogado de la UBA recibido en diciembre. “Primera generación universitaria”, es lo primero que dice, orgulloso. No da vueltas: “Milei se mete con las universidades porque viene a cambiar la matriz del estado nacional, ni más ni menos”.

¿Un antes y un después tras las últimas elecciones? “Fueron un voto castigo hacia el gobierno, así que Axel no debería subirse al barco de la victoria. Debemos estar todos juntos para derrotar a este gobierno que es totalmente antipatria, antinacional, oligárquico aristocrático, y que se maneja siempre al margen de la ley”. 

Milei presentó el lunes por la noche en cadena nacional el Presupuesto 2026, que le asigna 4.8 billones de pesos a las universidades nacionales, con un aumento para Educación de un 8% y de Salud de un 17% por encima de la inflación.

Opina Álvaro: “La suba es paupérrima y para lo único que serviría es para equiparar los gastos del año anterior y del anterior también, porque no nos olvidemos que hace dos años que gobiernan sin ley de presupuesto”. 

Hay muchas banderas argentinas. Grandes y chiquitas. Muchas remeras de la Selección Nacional. Hay un solazo impresionante que presagia un día sin nubarrones. Y hay dos votaciones en la Cámara de Diputados.

De nuevo, un cartón escrito con fibrón expresa mucho de lo que pasa:

“La motosierra no piensa, la universidad pública sí”.

La multitud y el palacio
Seguir leyendo

Lo más leido

Anticopyright lavaca. Todas nuestras notas pueden ser reproducidas libremente. Agradecemos la mención de la fuente. ©2025 Agencia lavaca.org. Riobamba 143, Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina - Editor responsable: Cooperativa de Trabajo Lavaca ltda. Número de propiedad intelectual: 50682265 - [email protected] | Tel.: +54 9 11 2632-0383

Vistas el día de hoy: 37.041