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Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

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La marcha de jubilados en Congreso y el protocolo inútil de Patricia Bullrich: los jubilados se fueron a Plaza de Mayo a acompañar a quienes reclamaban en el Garrahan. La policía los siguió y provocó enfrentamientos, golpes, heridos y una mujer fracturada. Más tarde, un segundo anochecer en San José y Humberto 1º, en apoyo a CFK y rechazo hacia una condena amañada.    

Por Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro y lavaca.org

Son las 18.45 de su segundo día de condena cuando Cristina Fernández de Kirchner sale al balcón de la casa de su hija, en San José y Humberto 1°, en el barrio porteño de Constitución, a saludar a una calle que la ve y enloquece.

«Cristina, aguante todo», grita un hombre barbudo. 

«Cristina, acá estamos», grita una estudiante.

«Cristina, cuando sea grande quiero ser como vos», grita un señor canoso que bordea la jubilación.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

La calle canta el Himno, la Marcha y Che Gorila como hits populares, entre perfume de chori ($7.000), remeras de Néstor y Cristina ($15.000, «a precio bien peronista», dice Aaron), pines de pañuelos de Madres y dedos en V (uno $1.000 y cuatro por $3.000), stickers de Perón (tres por $1000), y un negocio que entendió todo al vender latas de cerveza y pebetes con C5N de fondo: toda una economía que se puso en funcionamiento por miles de personas que hace dos días no abandonan –ni abandonarán– estas calles.

Al lado del negocio de la tele, desde la puerta de su casa, detrás de una reja, asoman los bracitos de Cintia, 11 años, que sostiene un cartel con un corazón que dice «Cristina, te amo», y ve todo lo que pasa en la vereda de su casa con ojos brillosos. 

«Cristina fue nuestra mejor presidenta y a todos los niños nos dio Paka Paka, que nos enseñó mucho de la revolución, de Malvinas, de ciencias sociales, de ciencias naturales, matemáticas y lengua», dice y cuenta que le gusta Zamba, a quien ahora quieren reemplazar con dibujitos que reivindican a econochantas liberales. Pero Cintia habla con orgullo de que todo esto esté pasando ahora nomás en su barrio, en su cuadra, en su vereda. «Gracias Cristina. Por todo», se despide, y sigue mostrando su corazón.

De fondo, como si la calle estuviera escuchando lo que dice esta niña de 11 años, se canta: «No nos han vencido».

El piquete marca Bullrich

El segundo día de la condena a la expresidenta cayó miércoles y eso significa marcha de jubilados.

Policía interrumpiendo el tránsito: el protocolo cada vez más absurdo y caro. Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Algo habrá percibido el Ministerio de Seguridad, al mando de Patricia Bullrich, que realizó el piquete más grande del mundo: valló el Congreso de punta a punta, desde Yrigoyen a Rivadavia, con las calles laterales también valladas, y desde Sáenz Peña hasta Ayacucho (cinco cuadras) interrumpiendo todo tránsito por Rivadavia, Entre Ríos y Callao, entre otras. Todo con el tremendo costo que implica semejante operativo inútil.

Margarita, de Formosa, llegó a la Plaza de los Dos Congresos con una bandera argentina atada al cuello. «Me parece que están presionando mucho para que el pueblo salga a la calle porque esto no se aguanta más», interpreta. «Cristina hizo un sacrificio porque era la única forma de que el Partido Justicialista se junte. Se jugó, como siempre se jugó por nosotros. Me dolió. Porque ella dio mucho. Tengo bronca, porque mientras ella va presa, ¿Macri, Milei y su hermana qué?».

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Estela, 63 años, de Avellaneda, tiene un cartel que dice «Milei estafador» con una firma: «Jubilada en la trinchera». Cuenta que entró en la lucha porque ya no se bancaba más verlo por la tele: «Seguimos sobreviviendo, porque vivimos al día a día, ya no sabemos si comemos como comíamos antes. Es hoy. Es un ensañamiento con nosotros tremendo».

Sorpresa y violencia

En la asamblea de jubilados alguien propuso que el uso de micrófono fuera breve para poder marchar a Plaza de Mayo y unirse con la movilización de profesionales de salud del Hospital Garrahan, que habían convocado a las cuatro de la tarde. «Veremos si vamos por la vereda», dice. «El que no pueda caminar, en transporte».

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Pero la marcha de jubilados tomó un rumbo inesperado. Frente al extraño protocolo que impedía el tránsito en todo Congreso, las organizaciones de jubilados y jubiladas decidieron marchar por Avenida de Mayo. De entrada había quedado claro que el operativo estaría a cargo de la Policía de la Ciudad: no se vieron los efectivos federales habituales de Gendarmería, Prefectura (PNA), Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Un síntoma de no querer provocar una mecha que reaccione contra el protocolo oficial del Gobierno.

De todos modos, la policía antimotines trató de comprimir esa marcha para dejar una vía libre por Avenida de Mayo (cosa absurda, por la cantidad de periodistas que estaban del otro lado que también interrumpían el posible tránsito).

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Los manifestantes fueron superando los escollos policiales, que seguían empujando y perturbando una marcha totalmente pacífica. Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Al 1400 de Avenida de Mayo una de las manifestantes, Cintia Castellanos, fue golpeada por esa violencia policial y sacada por la gente con su pie casi colgando de su pierna por una brutal luxación o posible fractura. Fue velozmente atendida por una médica y por un grupo de voluntarios de chaleco naranja del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA). 

Foto: lavaca.

Lavaca pudo conversar con Cintia: “Uno de los policías cayó al piso y vinieron sus compañeros como a sacarlo. Ahí me tiran a mí al piso sobre el mismo policía, y se me cae otro policía encima. Cuando me quise levantar, me volví a caer por lo que me habían hecho en la pierna. La policía me quiso agarrar pero por suerte uno de los chicos que estaba ahí me cargó a upa porque me querían hacer parar y yo no podía”.  

Con la pierna rota, los voluntarios del CEPA la llevaron hasta Rivadavia y Sáenz Peña a esperar una ambulancia del SAME que dos horas después aún no había llegado. 

Contó Cintia que llegó a la marcha con compañeros suyos de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), donde estudia la Tecnicatura de Minoridad y Familia: “Me faltan tres materias”. Agregó: “Vine autoconvocada porque esta situación que hay con las jubilaciones, con la salud, con la discapacidad, es insostenible. No se puede más con este gobierno”. Cintia trabaja en un hogar de adultos con discapacidad intelectual. 

Pasó las horas en el piso esperando la ambulancia junto a los afiches con los rostros de los miembros de la Corte Suprema de Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rozenkrantz allí definidos con un solo concepto: “Corruptos”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Diagnóstico del Garrahan

La columna llegó a Plaza de Mayo y un jubilado se reía. “Al final los que marcharon por la vereda fueron ellos”, dijo señalando a los efectivos de la Ciudad. En la Plaza, había otras banderas de las habituales que se ven todos los miércoles: a las de la UTEP y ATE, se sumaban CTA, La Cámpora, Movimiento Evita, El Hormiguero. El arco político iba, además, desde la participación de Myriam Bregman a Victoria Donda. Esa movilización recibió la de profesionales y familias del Hospital Garrahan, ahogado por el ajuste presupuestario con sus trabajadoras y trabajadores con salarios indescriptibles. Un cartel trató de poner palabras a la situación: “Senador: $9.500.000. Tramo técnico hospital: $700.000”.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

La marcha llegó con un camión que ofició de escenario. Desde allí, el actor Osky Guzmán arengaba: “Viva los trabajadores del Garrahan. ¡No tenemos miedo!”, agitaba.

Debajo, frente al Cabildo, escuchaban Guadalupe –48 años, jefa clínica de Epidemiología– y Miriam –57 años, médica hematoncóloga–. “El conflicto salarial repercute en nuestro día a día de múltiples formas –explica Miriam–. Estamos sobrecargados y con salarios de miseria: un médico con seis años, con una especialidad de pediatría de cuatros años más, y con una especialidad como la nuestra que son otros cuatro años, se lleva $1.800.000. Trabajamos de más, porque nunca es tu horario real, y esas horas de más la contraprestás con tu sueldo. Pero la hora de guardia, en un hospital de la Ciudad, la cobran el doble que en el Garrahan. Entonces tenés muchísimos compañeros que se están yendo”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Guadalupe suma: “Se va y la cuestión no es que cae el hospital, sino la salud pediátrica del país. Si el Garrahan no está, no hay otro que lo reemplace: acá derivan muestras para el Laboratorio de todo el país, derivan pacientes. Sentimos que el hospital se está desarmando y no hay nadie que dé una respuesta para sostenerlo. Por eso nos llama la atención el silencio de gobernadores y ministros provinciales, porque recibimos consultas de todos lados. Con el hospital, en realidad, lo que se cae es una red pediátrica armada”.

Cuentan que a los residentes los “apretaron” amenazándolos con que tenían sus telegramas de despido si seguían con las medidas de fuerza. “Somos médicos, nadie quiere este conflicto, queremos poder vivir y trabajar de los que nos gusta –describe Guadalupe el clima “triste” que se vive dentro del hospital–. ¿Qué mensaje le das a un pibe que se está por recibir mostrando que apretás a un residente por querer defender sus derechos?”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Sobre estos días agitados, Miriam mira la plaza y dice que le “dolió” lo de Cristina: “Creo que tiene que haber más gente en las calles. Tanto que cantamos que si la tocaban a Cristina qué quilombo se iba a armar, bueno: le quisieron pegar un tiro en la cabeza, ahora la condenaron. Esto debería estar explotado”, dice y se afirma: “Tenemos que ser más”.

Tomas de facultades

Horas después de la condena de la Corte, muchas universidades y facultades votaron la toma de las instituciones en señal de repudio, con apoyos que van desde el Frente de Izquierda hasta Patria Grande. Una de ellas es la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que está a la vuelta de la casa de Cristina, sobre Santiago del Estero al 1000.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Son las 20.30 del miércoles y están en asamblea. Juana, 24 años, estudiante de Sociología, militante de Patria Grande, acepta hablar desde la puerta. “Como conducción del centro de estudiantes tomamos la facultad por una cuestión de seguridad –argumenta–. Estamos a una cuadra y media de la casa de Cristina y sabíamos que íbamos a ser un centro de refugio: abrimos las puertas para que toda la población que quiera movilizarse y tenga frío, hambre o quiera ir al baño, pueda pasar. Es devolver algo de lo que la gente nos da”.

Explica que harán asambleas para discutir los próximos días. Mientras tanto, ¿cómo se sigue? Juana es sincera: “Estoy preocupada por mis sentimientos. Por qué: me enojé mucho más con la Ley Bases que con lo de ayer, pero sé que lo de ayer fue más grave. Desde que asumió, este Gobierno nos está interpelando a naturalizar lo que pasa. Vengo acá, milito, pero lo que a uno lo emociona, se pierde, y si se pierde en alguien que es militante, upa: ¿y al que no milita? Tengo mis convicciones: voy a laburar, vuelvo, milito acá y en el barrio. Pero interpela: el accionar es racional, pero también emocional”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

¿La condena puede encender una mecha? Juana piensa: “Enciende, pero me pregunto a dónde se dirige y cómo podemos dirigirla, racionalmente, a algo mejor. No sé si esta será la situación que promueva una rebelión popular, ojalá que sí, pero sí hay que plantear esta emocionalidad que la derecha impone para evitar naturalizar el terror”.

Construir algo nuevo

De vuelta frente a la casa de Cristina, dos chicas que toman mate también vienen de la marcha de jubilados y el Garrahan. Marina, 32 años, de Parque Chacabuco, desempleada desde diciembre “Este gobierno no se aguanta más. Por eso fui a Plaza de Mayo y vengo acá: Cristina representa un modelo de país”. Su amiga, Paula, 27 años, cajera, de Liniers, cuenta que el alquiler le subió $120.000 y que tuvo que volverse a vivir con su familia: “Ojalá de esta calle salga la unión. Se meten con Cristina porque es una figura femenina y lo más fuerte que tenemos. Todos los derechos que tenemos no son porque salió el sol y a alguien se le ocurrió. Hubo lucha. Corrió sangre. No dejemos que nos lo quiten”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

El flujo de personas no cesa. Las calles de San José y Humberto 1º son dos ríos que confluyen mutuamente, porque la gente que se va es reemplazada por otra que llega. Guadalupe –46 años, de Villa Luro –, Romina –47, de Parque Chacabuco– y Vanesa –47, de Boedo–, son tres amigas que van a quedarse, al menos, unas horas más. “Para bancar –dice Vanesa, bien clarito–. Es el momento en que tenemos que estar nosotros presentes para bancar este proceso tan injusto. Es el momento de que vean que no somos dos gatos, sino muchísimas personas”.

Romina coindice: “Es el momento de mostrar nuestro disgusto con este gobierno. Llevarse a Cristina por delante es llevase todos los derechos ganados. Es lo que faltaba para destruirnos. Todos los días tenemos un drama social. Están tocando todas las fibras. Si la sociedad no se levanta y sólo disfruta de las conquistas ganadas por este movimiento, tenemos un problema. Espero que esto conmueva, que la gente entienda que es grave”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Son horas complejas para encontrar las palabras que expresen qué se siente o qué hay que hacer, ¿qué se animan a arriesgar en esta calle que no para de colmarse?

Vanesa: “Queda la organización del pueblo. Bancamos a la compañera, pero también nos bancamos a nosotros. Es el momento de construir algo nuevo. Hay hacerlo como pudimos hacerlo con Néstor, después con Cristina, y ahora con quien toque. Pero hay que organizarse desde las bases”.

Romina: “Ojalá esto no sea un foco sino algo que se vaya replicando. Hoy escuché una frase que me gustó: que en estos momentos el peronismo se siente como pez en el agua. Confío en eso. Como un deseo”.

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La independencia de los jubilados

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Hubo marcha alrededor del Congreso vigilada por 26 vehículos de Gendarmería y Policía Federal como anticipo de las movilizaciones convocadas para la semana próxima. Sin embargo fue un 9 de Julio sin violencia contra quienes manifiestan, mientras lavaca planteaba una pregunta a jubiladas y jubilados: ¿De qué hay que independizarse?  

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla

Fotos: lavaca.org

“Tengo 48 años de aportes y no llego a 500 mil pesos de jubilación. No puede ser que ni siquiera tenga para un gustito de comprarme un dulce de batata” dice a lavaca Hugo, 74 años, mientras marcha alrededor del Congreso. Tiene una barba blanquísima que le envidiaría Papá Noel. Vino desde Villa Domímico. Su síntesis para un 9 de Julio: “De lo que tenemos que independizarnos es de este gobierno, que no da para más”.

La independencia de los jubilados

El 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán, integrado por representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, proclamó la Independencia de estas tierras. Ese día, las manifestaciones populares se concentraron en los alrededores de la Casa de Tucumán, coreando el grito de «Viva la Patria». 

209 años después, este 9 de julio de 2025, afuera de ese Congreso de la Nación integrado por diputados y senadores, jubiladas y jubilados proclaman de qué falta todavía independizarse en un contexto de jubilaciones licuadas (el haber mínimo a $379 mil), de barrida de la moratoria previsional y de la gratuidad los remedios.

Hugo sigue describiendo la situación tras sus 48 años de aportes, a través de un montón de preguntas: “¿Dónde está lo que pagué durante tantos años? ¿Cómo como? ¿Cómo vivo? ¿Quién me explica eso?”. Agrega otro elemento: “Soy epiléptico, tomo un remedio que me sale 200 mil pesos. Con mi señora ya no comemos a la noche. Esto es una esclavitud”.

La independencia de los jubilados

Un dolor en el pecho

Graciela, 78 años, es de Libertad, Merlo: “Tenemos que independizarnos de esta mierda de gobierno y de todo lo que nos explotan día a día. Estoy viviendo mal, no me puedo comprar los remedios que necesito. Nos han quitado todo a los jubilados. Este es un gobierno democrático, elegido por una votación, pero tremendamente dictatorial”. 

Un poco más joven, Osvaldo tiene 72 julios. Llegó desde Claypole donde vive. Dice que hay que independizarse de lo que define del siguiente modo: “Es una mafia que está regalando el país, todos los bienes naturales. Volvimos a depender de Estados Unidos, nos endeudan cada vez más, es un desastre”. Cuenta que cobra la mínima y que tiene un dolor en el pecho cada vez que lo visita alguno de sus seis nietos: “Me piden un yogur y no se los puedo comprar. Mis hijos no me ayudan aunque quieran, porque están peor”. Hace una pausa. Confiesa. “Te digo la verdad: ya no ceno, me tomo un té, no me da para otra cosa”.

La independencia de los jubilados

Lo que quiere Milei

Alrededor del Congreso, esta vez sin vallas, dos ejércitos desproporcionados están apostados para evitar vaya a saber qué: Gendarmería Nacional (15 vehículos) y Policía Federal (11 vehículos). Pero no pueden impedir que los y las jubiladas marchen alrededor del palacio legislativo, al grito de “qué vergüenza, pegarle a un jubilado por dos pesos con cincuenta”, aunque evidentemente los haberes de los llamados efectivos son otros.

Surgen algunas preguntas entre los manifestantes:

¿Cuánto cuesta un operativo así de desmedido?

¿Por feriado se les paga doble a ese montón de uniformados?

¿Qué sentido tiene tanta parafernalia de seguridad?

La independencia de los jubilados

Este jueves está prevista la sesión en el Senado para tratar el aumento de jubilaciones. Opina Hugo: “Milei ya dijo que lo volverá a vetar. Y eso que sería un miserable aumento, es una vergüenza, es un desalmado, una mala persona”. Argumenta Graciela: “No tengo expectativas, porque aunque el Congreso apruebe todo, el señorito que tenemos por presidente lo veta. Él quiere a los jubilados sin nada, muertos”.

La independencia de los jubilados

Señalando la corrupción

Teresa dice que pasó los ochenta y que es de un territorio innombrable: La Matanza. Se presenta como militante comunitaria en Laferrere, con acción en la casa de salud barrial, y cuando se le pregunta por el día patrio, se enciende: “Hay que independizarse de la corrupción”, dice y señala al Congreso: “Si pueden tirarlo abajo, tírenlo, porque no me representa a mí ni a ninguno de los que estamos acá. Nosotros hacemos la patria grande, con este bastoncito que ves hice mucho por esta Patria, la amo y me la están robando. Luché mucho por ella, hijo. Mucho”. Nos pide que escuchemos un tema de Horacio Guarany,

“Qué te ha pasado justicia”. Lo que se cantaba en el siglo pasado:

A ver, señor diputado,

¿qué le ha pasado que se olvidó

del bendito pueblo obrero

que usted en campaña siempre nombró?

Tengo mis hijos pidiendo,

que por la calle siempre se ven

y usted se aumentó la dieta, 

y yo a la dieta la hago muy bien.

Alicia, 80 años, es otra de las jubiladas con esa dieta (cobra la mínima, $304.723,90 más el bono de $70.000), y dice que hay que independizarse de todo: “Somos una colonia. Se han posesionado de nuestros recursos naturales, el agua, el litio, el petróleo, están regalando las mineras, la educación, la salud, la jubilación. En realidad, no tenemos nada”. 

La independencia de los jubilados

¿Qué necesitamos?: “Otra independencia”, sintetiza Alicia, que integra Jubilados Insurgentes.

Mónica, 72 años, de la Asamblea de Vecinos de Boedo, viene siempre los miércoles sin importar si llueve o hace frío, y la hace corta: “Hay que independizarnos del presidente cipayo que tenemos, de Estados Unidos y de Israel”.

A su lado está Ricardo, 84, de Lanús, conurbano sur: “Llegamos al 9 de Julio con despidos masivos, garrote y gaseo a trabajadores del INTI, de Vialidad Nacional, con una CGT traidora. Esto, con huelga y un plan de lucha se termina. En 1919, los trabajadores de la Semana Trágica luchaban por trabajar ocho horas en lugar de doce y se cargaron 700 cuerpos. Hoy la clase argentina trabaja por salarios de hambre y no se para de manos”.

Pertenece a una agrupación llamada Bastones en rebeldía y dice que viene por quienes no pueden estar por razones de salud. “Acá tiene que venir más gente, somos seis millones de jubilados…”. Se enoja, mueve la cabeza y cuenta que tiene siete categorías para englobar a quienes no vienen cada semana a lo que se transformó en el epicentro de la resistencia a este gobierno: 1) Los indiferentes 2) Los indecisos 3) Los adormecidos 4) Los que naturalizan todo 5) Los resignados 6) Los mesiánicos 7) Los hiperindividualistas. Dice que no tiene necesidad económica, pero que prefiere seguir marchando.

La independencia de los jubilados

Las 14 organizaciones que integran la Mesa de jubiladas y jubilados en lucha convocan para el próximo miércoles 16 de julio, desde las 15, a una “gran marcha antirrepresiva entre todos los sectores que hoy padecen la crueldad de este gobierno”.

Llaman a marchar el jueves 17 con los trabajadores del Hospital Garrahan.

El 9 de julio de 1816 marcó la independencia política “de España y de toda dominación extranjera”, pero siguieron existiendo muchas formas de dependencia: económica, cultural, productiva, mental. Toda relación entre aquellos eventos de Tucumán y las cosas que ocurren 209 años después, ¿serán pura coincidencia? A más tardar la semana próxima las calles volverán a decir lo suyo.

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Otro ataque a la salud pública y al Garrahan: las movilizaciones que se vienen

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No solo no soluciona el problema, sino que lo empeora: el gobierno difundió un reglamento que degrada las condiciones laborales de los profesionales de la salud residentes en hospitales nacionales al buscar convertirlos en “becarios”. Asambleas y la decisión: paro y un abrazo al Garrahan el próximo jueves 10, y la convocatoria a una gran marcha federal por la salud el jueves 17 de julio.

Por Francisco Pandolfi

Residentes sí, becarios no. Ese es el nuevo lema que hoy levantan (y denuncian) residentes de los hospitales nacionales del país, ante el nuevo reglamento que dictaminó el 2 de julio el ministerio de Salud de la Nación para las residencias médicas.

¿Qué son las residencias? Tienen como objetivo capacitar y especializar a egresados de carreras como medicina, enfermería, psicología y bioquímica, entre otras, en el marco del trabajo asistencial y académico. 

¿Qué aduce el gobierno nacional para la formulación del nuevo reglamento? “Recuperar su rol formativo y permitir que los residentes puedan elegir bajo qué modalidad realizar este tramo de su formación y cómo administrar el monto de las becas percibidas. A fin de jerarquizar el carácter formativo de esta etapa, el nuevo reglamento recupera el concepto de beca (excluyendo cualquier encuadre como empleo público, relación laboral o contratación de obra o servicio) y ofrece a los residentes la posibilidad de elegir entre dos modalidades diferentes: Beca Institución (el hospital otorga la beca) o Beca Ministerio (contrato con el Ministerio de Salud). No es empleo público, no es una relación laboral. Es una etapa formativa con financiamiento estatal”.

Ante la Resolución 2109/2025, las y los residentes del Hospital Garrahan a la cabeza, y todos los profesionales de la salud del sistema de residencias nacionales realizaron ayer una conferencia de prensa en Plaza de Mayo, donde denunciaron: “Este modelo de residencias, ampliamente utilizado a nivel global y que rige en Argentina desde hace más de 30 años y que fue perfeccionándose en el tiempo, garantizó profesional altamente capacitado en cada rincón del sistema de salud. La nueva normativa desmantela las bases fundamentales del sistema, se nos atribuye libertad de elección ante dos opciones de las cuales ninguna resuelve la problemática salarial de base, y además ambas implican la pérdida de múltiples derechos laborales adquiridos; pretende transformar lo que hasta ahora era un régimen formativo en servicio, remunerado y con derechos reconocidos, en un esquema de becas sin vínculo laboral claro, ni aporte y con importantes recortes en licencia, descanso y condiciones de trabajo”.

Entre los puntos “más alarmantes”, destacaron: 

  1. Aumento de la carga horaria y del número de guardias (de 70 horas semanales a 93).
  2. Eliminación del descanso post guardia (lo que implica pasar de 24 horas de corrido a 30).
  3. Reducción del valor de la hora trabajada: en caso de la Beca Institución, $3.200 de cobrarse un bono hospitalario. En Beca Ministerio: $2.200. 
  4. En la Beca Institución, mayor dinero en mano, pero a expensas de la pérdida del aguinaldo, aportes previsionales y obra social.
  5. En la Beca Ministerio, menos dinero en mano, obra social estatal y sin posibilidad de cobrar bonos institucionales. 
  6. En caso de rescisión de contrato, no se contará con indemnización. 
  7. Renovación de contrato de forma anual a pesar de concursarse por formación de 3 a 4 años.

Como cierre de la conferencia, sentenciaron: “No se puede aludir a la libertad cuando se nos acorrala entre dos opciones de precarización extrema. La residencia sí es un trabajo. Exigimos la inmediata derogación de la resolución y la apertura urgente de instancias de diálogo con las y los residentes de todo el país. Sin residencia como fuente de personal capacitado, no hay futuro posible para la salud de Argentina”. 

Abrazo y marcha federal 

Josmar Flores Arnéz es licenciado en bioimágenes, tiene 37 años recién cumplidos y hace 16 que trabaja en el servicio de neurointervencionismo del hospital. Además, es delegado de la junta interna de ATE. Habla con lavaca: “La modificación en las residencias no sólo es una degradación de las condiciones laborales de las y los residentes, sino también implica la degradación del sistema de salud completo, porque cambian la forma de contratación quitando derechos laborales. Lo que decretan es que dejan de ser trabajadores, para hacer las tareas por una especie de bono, a través de una metodología de becas”.

Esta nueva medida se enmarca en una política de ajuste a la salud pública en general, y al hospital Garrahan en particular. El miércoles pasado, en la Cámara de Diputados se estaba tratando la emergencia para el Garrahan, pero la sesión se levantó por discusiones entre el bloque oficialista de La Libertad Avanza, y el peronismo. La emergencia quedó sin tratar…

¿Cuál es la emergencia? Josmar Flores plantea cuatro puntos clave:

  1. Una recomposición salarial del 100%.
  2. Que la persona que recién ingresa cobre lo mismo que estipula la canasta básica familiar: un millón ochocientos mil pesos. 
  3. El aumento del presupuesto del hospital.
  4. Mejora en las condiciones de trabajo: que se reconozca un régimen de insalubridad especial para el hospital.

¿Cómo sigue la cuestión? “Todos los trabajadores del hospital, incluidos los residentes, hacemos asambleas conjuntas y acabamos de decidir ir a paro los próximos dos jueves –cuenta Josmar–. El 10 llamamos a un abrazo solidario al hospital, en la puerta sobre Combate de los Pozos; y 17 convocamos a toda la población a una gran marcha federal, que en la Ciudad Buenas Aires irá desde Congreso a Plaza de Mayo”.

Cierra: “Este gobierno nos ataca por muchos ángulos y la única manera de cambiar la realidad es seguir por este camino”.

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Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

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Otro miércoles novedoso, como siempre. Se realizó la marcha alrededor de la Plaza de los Dos Congresos, y además algunos grupos zarparon luego hacia el Obelisco, con la policía corriéndolos para evitar que bajaran de la vereda. En Diputados, mientras tanto, los papelones del oficialismo para impedir el debate sobre el financiamiento universitario, y el otro gran símbolo de estos días: el Garrahan. Las nuevas modalidades entre jubiladas y jubilados, los refuerzos de la prensa y del teatro, y la convocatoria para el miércoles 16 a una gran marcha unificada de Congreso a Plaza de Mayo. 

Por Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro, Tadeo Bourbon y lavaca.org

Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Una vez culminada la marcha de este miércoles (en el que hubo más gente que el anterior, en el que hubo más gente que el que lo antecedió) uno de los grupos, Jubilados Insurgentes, siguió caminando –inesperadamente– por Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Allí, pese al bloqueo policial, fueron por la vereda para evitar el “protocolo” y llegaron hasta el Obelisco para hacer un acto complementario al habitual. 

De ese modo lograron hacer visible el conflicto fuera del corralito (o “marchódromo”) que impuso la ministra de Seguridad Patricia Bullrich para blindar el Congreso, incumpliendo su propio protocolo de no entorpecer las calles y fomentando caos de tránsito en esa zona del centro porteño. 

Zulema, de Jubilados/as Insurgentes, cuenta a lavaca: “Cuando Bullrich cierra todo con vallas no tenemos quién nos vea y a quién hacerle el semaforazo que muestre cómo estamos viviendo. Hoy estuvimos en la radio abierta que siempre hacemos todos los grupos, marchamos con el resto de los sectores para sostener la unidad, y una vez terminado, decidimos venirnos vinimos al Obelisco donde hicimos el cierre de la jornada”.

No fue el único hecho creativo.

Tampoco el único hecho distinto o nuevo. La lógica de estos tiempos invita a enlazar, conectar, unir reclamos y luchas, crear lo diferente, inesperado y operativo. 

Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

El “hecho fortuito”

En el “palacio” legislativo la sesión para tratar el financiamiento universitario y la situación del Garrahan tuvo quórum pero finalmente cayó en medio de otro papelón generalizado, del que siempre suele resultar que las medidas que serían positivas para la sociedad, quedan relegadas. 

En la calle, previo a la convocatoria de las organizaciones de jubilados, hubo dos movidas para seguir haciendo ruido: trabajadorxs de prensa, por un lado; y de las artes escénicas, por el otro; que luego se enlazaron dándole mayor músculo a la movilización tradicional de los miércoles.

“El momento es ahora”. Eso decía la convocatoria de trabajadorxs de prensa, fotógrafxs y comunicadorxs que realizaron en la Plaza Congreso una acción performática colectiva, autoconvocada y apartidaria para denunciar el cierre de la investigación interna de Gendarmería Nacional sobre el ataque al fotorreportero Pablo Grillo, herido por un proyectil de gas lacrimógeno disparado a su cabeza por el cabo Héctor Guerrero que lo dejó al borde de la muerte. 

Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Gendarmería determinó que fue un «hecho fortuito» y responsabilizó al joven por estar parado en la línea de fuego. Según esta lógica, el responsable del casi homicidio de Pablo Grillo sería… Pablo Grillo.

«Basta de ataques a la prensa», fue el grito de una ronda gigante reunida alrededor de una pintada con la consigna «FUE BULLRICH», entre cámaras, cascos y máscaras desparramadas, para reflejar que la prensa está siendo silenciada a golpes. Tadeo tiene 32 años, es fotógrafo desde los 20 y fue uno de los que participó del encuentro. “Cerraron el caso sin investigar, cuando hay pruebas contundentes de que hubo alevosía y un intento de dañar de las fuerzas de Bullrich. Por eso entendimos que más allá de replicar en las redes, debíamos estar en la calle haciendo acciones concretas. Hay que unirnos, enlazarnos distintos actores sociales para construir una alternativa a la realidad actual”.

Marchas de jubilados: Congreso + Obelisco para hacer cada vez más visible el reclamo

Entre la caca y el crimen

Emiliano es el hermano de Pablo Grillo y le dice a lavaca: “No sorprende para nada la decisión de Gendarmería, de hecho era algo que estaba esperando. Tuvo que haber un allanamiento en la GNA para incautar lo que el juzgado ya venía pidiendo hace rato, entonces si se tuvo que llegar a esa instancia es porque algo estaban encubriendo. Da muestra de que construyeron un relato, el mismo relato que dijo Bullrich, Adorni, que el cabo Guerrero actuó en forma a lo que le ordenaron y que Pablo estaba ahí porque tenía ganas. Obviamente que da bronca e impotencia, pero tengo la certeza de que más tarde o más temprano habrá justicia y la van a terminar pagando, aunque no creo que Bulrrich, porque es difícil que lleguemos tan alto y ella tiene varios cadáveres encima”. 

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Agrega: “Esta semana quedó clara la distinta vara de la Justicia. Mandan a la cárcel a una piba por una contravención municipal (en referencia a la concejala del kirchnerismo Eva Mieri, por participar en el ataque con caca a la casa del diputado libertario José Luis Espert), para eso la Justicia actúa rapidísimo pero al cabo Guerrero ni siquiera lo llamaron a indagatoria”.

Actor frustrado en presidencia

Trabajadorxs de las artes escénicas se juntaron en la puerta del cine Gaumont a las dos de la tarde para marchar hacia el Congreso, pedir que se trate la derogación del decreto 345/25 que le quita autarquía al Instituto Nacional del Teatro y provocaría su desmantelamiento si sigue vigente. “Es nuestra escena, es nacional, la defendemos porque es nuestra identidad”, cantaron mientras avanzaban a puro golpe de redoblante hacia un Congreso vallado en plena sesión. Al llegar el canto fue: “Qué vergüenza, qué vergüenza, ser un actor frustrado y ocupar la presidencia”.

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Con el edificio legislativo de fondo y detrás de la bandera del Festival Teatral ENTRÁ —que se llevará a cabo del 3 al 9 de julio para visibilizar la crisis del sector de la cultura y defender al INT— leyeron al unísono un texto escrito por el dramaturgo Mauricio Kartun:

“Vení, mirá, discutí, escuchá. La Ley Nacional de Teatro le cambió la cara a la escena nacional, la hizo crecer. Se hizo escuchar. Asombrosa, preciosa Escena Nacional. Vení. Escuchá. Nuestra escena reclama la derogación ya. Somos muchos, somos miles que encontramos allí nuestra vocación, nuestra profesión, nuestro medio de expresión. Hoy, esta camándula siniestra que tenemos de gobierno lo desmantela. Son 70 años de lucha. Somos muchas generaciones solicitando, pensando, proponiendo, peleando. Del libre mercado no nos sorprende. De Sturzenegger tampoco; de Milei, menos. Es propio de su naturaleza fanática. Pero que haya allí gente de teatro que ponga la cara, que lo sostenga con su acción o con su falta de reacción, es deplorable. Leonardo Cifelli (secretario de Cultura) y cada uno de los funcionarios cómplices”. 

Y termina con: “Te lo digo yo. La asombrosa y preciosa Escena Nacional”.

El grupo, unido y entusiasta, llegó frente al Congreso y una vez finalizada la acción, dijo en el altavoz: “Nos sumamos a lxs Jubiladxs, escuchemos la radio abierta”.

Lo mismo hicieron lxs trabajadores de prensa.

Y las luchas quedaron imbricadas.

Hasta ser solo una. 

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El poder a la imaginación

Lo creativo no estuvo solo en la acción colectiva, sino también en la imaginación individual. 

Juan Manuel tiene 64 años y una inventiva sin techo. Cada miércoles camina solo, por toda la manifestación, mostrando carteles distintos, según los temas de cada semana. Esta vez redactó prolijamente:

“Tirarle soretes a Espert no es delito, sólo es redundante”. 

E incluso una frase de Macbeth: “Te colocaremos, como a los monstruos raros, ante una barraca y debajo escribiremos, ¡aquí puede verse el tirano!”.

Sobre su proceso de creación, dirá: “El cerebro rumia aún dormido y así salen las frases”. 

Otro ejemplo: “Estamos viviendo una distopía sin sentido, vivimos en un delirio con un presidente cómico; el problema es que no es chiste”.

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¿Quién es responsable del casi asesinato de Pablo Grillo, fotógrafo que sigue recuperándose tras haber sido atacado por un proyectil de gas disparado a su cabeza? La respuesta desde el aire, en esta acción colectiva organizada para no olvidar.

Otro que trajo varios carteles es “El nono de Boedo”, como firma cada uno de las decenas que tiene. Algunos están colgados en su bicicleta:

–¿Sabés cómo se saca el óxido de la parrilla? No votando gobiernos de mierda. 

–Que hoy no seas jubilado es cuestión de tiempo; que no me entiendas es cuestión de empatía.     

–Cuando te digan que bajaron las ventas, no les creas. En menos de una semana se vendieron muchos diputados. 

–Si el presidente que vos votaste te dice que el peso ($) es un excremento; tu salario es una cagada. 

Clarín hace más daño que el paco.

 Jorge, el Nono de Boedo, cuenta que se despierta seguido a la madrugada con una idea para el cartel y no puede esperar a la mañana; se levanta, va a la cocina y escribe: “Es un estado de ánimo. A veces son carteles que muestran más bronca, otros de más esperanzas, aun en este momento donde gana la desilusión y en el que hay tanto odio. Por eso yo hice el cartel de Clarín, y se lo discuto a cualquiera. El paco hace mucho daño, incluso me toca familiarmente, pero con asistencia podés recuperarte; del odio no te recuperás más, el odio labura permanentemente, y entra a tu casa todos los días”.

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Panorama junto al Obelisco, por la marcha de jubilados hacia allí.

Verónica como Tarzán

Acaba de empezar julio, y las jubiladas y jubilados fueron homenajeados con el aumento de 1,5% (menos de 5 mil pesos), que lleva el haber mínimo a $379.295. Verónica es pensionada y viene “del barrio más olvidado de la ciudad de Buenos Aires”; hace un respiro, y suelta: “De Constitución”. Explica que viene “a pata” y que está cansada, pero no de caminar. 

Lleva un cartel: “El aumento es una burla; traidores”. Explica la bronca, y la burla: “No me alcanza ni para ir a comprar a la Salada. Cobro y a los pocos días me quedo como Tarzán, en bolas y a los gritos”, cuenta en criollo.  

No llega a los 300 mil pesos, y una sola medicación para una afección a los pulmones le cuesta 120 mil. Se pregunta, nos pregunta, te pregunta: “¿Qué hago? Si me compro el remedio, me cago de hambre; y si compro comida, me agarra un ataque de asma que me manda al cementerio. No se puede concebir la vida así”.

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Rubén conforma el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados, una de las 14 organizaciones que hoy integran la Mesa que lucha por un aumento en el haber mínimo, la suba del bono congelado de 70 mil pesos, el retorno de la moratoria previsional y la gratuidad de todos los remedios. Analiza los pro y los contra de haber ganado la plaza y marchar libremente ahí, pero al mismo tiempo estar vallados, sin que la gente los vea: “Nos encierran y nos impiden estar en la puerta del Anexo del Congreso, sobre Avenida Rivadavia. Pero no sólo podemos verlo de una forma negativa: nos dejan afuera porque tienen miedo de que sigamos haciendo lo mismo y saben que ya no nos pueden reprimir, porque aumentan nuestra capacidad de visibilización, transformando nuestro espacio en algo mucho más grande, y hoy se vio reflejado en muchos sectores que vinieron a acompañarnos”. 

–¿Cómo sigue la historia? 

–Hasta ahora, todas estas luchas están atomizadas, pero empiezan a darse cuenta de que no pueden resolver el problema por separado. Por eso, apuntamos a hacer una gran marcha el 16 de julio, de Congreso a Plaza de Mayo, entre todos los sectores en lucha. Las 14 organizaciones de jubilados aspiramos a constituir un organismo más dinámico, completo, con muchas más creatividades, que logre una verdadera marcha masiva y de unidad. Si lo logramos, siento que puede representar una bisagra”.

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