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Mapuches acusados en Bariloche: el juicio oral y público que ahora ya no es público

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Las audiencias del juicio por usurpación en Villa Mascardi (Bariloche) contra una comunidad mapuche no se emiten por YouTube como suele ocurrir y estaba previsto. Inesperadamente aparecen testigos con «machetes» que leen lo que tienen que declarar (aunque no se conoce su contenido). La ausencia de razones para la medida del juez Alejandro Silva, de General Roca, lo que dicen la comunidad y quienes la defienden. El punto de contacto del caso con el crimen de Rafael Nahuel cuando la ministra era, como ahora, Patricia Bullrich.

Por Francisco Pandolfi

El juicio oral y público a seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por el delito de usurpación en Villa Mascardi, Bariloche, Río Negro tiene una curiosidad: en la práctica dejó de ser público. Las audiencias comenzaron el martes, pero en las del miércoles y este jueves en el Tribunal Oral Federal de General Roca, el juez Alejandro Silva barrió lo público. El juicio es absolutamente virtual: el juez en General Roca, y abogados, testigos, los propios acusados, intervienen conectados, cada uno desde su lugar. En un proceso que previamente se acordó se hiciera de esta manera virtual, el juez definió este miércoles –sin dar ningún argumento– imposibilitar a la prensa y a cualquier persona que no sea parte (acusados, defensores, querella, fiscalía) conocer el desarrollo de la causa.

En la foto de portada puede verse a cuatro de los acusados en la mañana de este jueves, a punto de participar de las audiencias virtuales desde un sindicato de Bariloche que les abrió las puertas porque allí tienen Internet.

De izquierda a derecha Romina Rosas, la machi Betiana Colhuan, Luciana Jaramillo y Matías Santana, de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu.

Problemas informáticos

El juicio tendrá 132 testigos que, de continuar la decisión del juez, no serán escuchados por la opinión pública. Entre el miércoles y el jueves declararon vecinos de Villa Mascardi y agentes de las fuerzas de seguridad. No se sabe qué dijeron.

El secretario del Tribunal Oral Federal de General Roca, Luis Pérez García, dijo a lavaca sobre el porqué de la decisión y se produjo este diálogo:

–Sigue siendo público, no sé qué problema informático puede estar habiendo.

–No hay ningún problema informático. El juez prohibió su emisión desde la segunda audiencia. ¿Por qué tomó esa decisión?

–Desconozco la información. Ni sé las causas. Sabrá el juez por qué lo hace.

Mapuches acusados en Bariloche: el juicio oral y público que ahora ya no es público

Imagen del juicio obtenida por integrantes de la comunidad acusada que sí pueden participar de las audiencias virtuales. El juez Alejandro Silva no explicó por qué impidió el acceso del periodismo y el público a las audiencias.

El caso

En 2017 la comunidad mapuche inició la recuperación de su territorio y como respuesta, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (que ahora vuelve a ser ministra mercede a su salto del macrismo al mileísmo) ordenó el desalojo en el que el grupo Albatros de Prefectura asesinó el 25 de noviembre a Rafael Nahuel.

El juez Alejandro Silva es el mismo que presidió el juicio por su crimen y condenó a sus responsables con penas ínfimas, entre 4 y 5 años, tras haber matado al joven por la espalda.

Testigos con machete

Gustavo Franquet es uno de los abogados de la lof, que intenta explicar lo inexplicable. “El juez decidió todo sin avisar, de improviso, a pesar de que desde el mismo Tribunal nos habían dado los enlaces de YouTube con los que se deberían poder ver todas las audiencias, incluso las que seguirán en marzo y abril. Determinó que donde haya declaración de testigos no van a ser transmitidas. Pero no explicó la causa. Así son las cosas en este juicio. No permitir la transmisión es propio de las prácticas judiciales de varias democracias de América Latina, con el argumento de combatir a lo que ellos consideran terrorismo. Pero en este caso no hay ninguna razón para que no sean públicos los testimonios”.

Agrega este profesional que integra la Gremial de Abogados: “Hay un artículo del Código Procesal Penal de la Nación que le permite al juez hacer algunas excepciones para que no sea público. Pero acá hay dos problemas. El primero es que el juez no explicó las razones cuando su deber es hacerlo. El segundo es que no existen esas razones. Está claro que buscan dibujar una situación en donde supuestamente la seguridad de los testigos se vería afectada si sus testimonios son públicos, lo cual es un delirio, pero apunta a seguir sembrando la idea del peligro mapuche. Es una cosa increíble”.

Papeles que sí y papeles que no

La no emisión de las audiencias de los testigos es una puerta abierta a que se multipliquen los despropósitos. Los abogados defensores cuentan que el juez les está posibilitando a los testigos leer apuntes.

“Esto es absolutamente irregular. Esos machetes tranquilamente pueden ser instrucciones de cómo declarar. Se lo hicimos notar al juez y dijo que él lo permitía. Si alguien va y declara de memoria, sin ningún papel en la mano, uno puede sospechar, pero una cosa es sospechar y otra es tener la evidencia como en este caso”.

En paralelo a este juicio, la Administración de Parques Nacionales solicitó ayer ante el Juzgado Federal de Bariloche remover el Rewe del territorio del que fue desalojado la comunidad. El Rewe es un sitio sagrado del pueblo mapuche que permanece erigido en el lugar, por decisión de la ex jueza federal Silvina Domínguez. En la audiencia de este jueves, los integrantes de la Lafken Winkul Mapu mostraron un escrito con la leyenda “Devuelvan el Rewe”, hasta que el juez lo vio y exigió retirar “las hojas de papel”. 

Desde la comunidad explican a lavaca: “Es muy grave este nuevo atropello. Todo nuestro ser, nuestra existencia y devenir están conectados con el Rewe. Frente a esta adversidad, en la que los poderes políticos, económicos y judiciales criminalizan a nuestro pueblo con mentiras y engaños, provocando odio y violencia contra nosotros, aprendimos del fortalecimiento propio, del regreso a los territorios y de nuestra resistencia en comunidad. Nuestro Rewe es parte fundamental de esos procesos: en él encontramos entendimiento, y lo que hacemos allí se transforma en acciones profundamente sentidas. Nos devuelve nuestra espiritualidad, nuestra lengua, nuestra memoria”.

Y cierran: “Exigimos que se haga efectivo el derecho a la salud que nos reconoce la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Artículo XII de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En cada una de esas legislaciones se establece que los pueblos indígenas tenemos derecho a nuestros propios sistemas y prácticas de salud”.

Mapuches acusados en Bariloche: el juicio oral y público que ahora ya no es público

Un símbolo de la época. Como ocurre en Buenos Aires con las marchas de jubiladas y jubilados, entre tantas, las mujeres mapuche enfrentan el mismo panorama de violencia.

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La realidad en movimiento

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Concentraciones en Tribunales, en San José y Humberto 1°, en diversas esquinas espontáneamente pobladas, tomas en al menos 15 escuelas porteñas, cortes parciales y totales en Acceso Oeste, Panamericana y Autopista Buenos Aires-La Plata y la convocatoria a una concentración el próximo miércoles 18 de junio: esos fueron algunos de los síntomas y movidas en CABA de un jueves proyectándose hacia la semana próxima. El miércoles 18 tiene dos condimentos: los jubilados lo han transformado en el día de convocatoria de reclamos de cada semana frente al plan económico que sigue empobreciendo y marginando a grandes sectores de la población y que sigue sin resolver problema alguno mientras endeuda al país a cada minuto. Ese día, además, se debería resolver de qué modo se concretará la condena contra Cristina Fernández de Kirchner. Aquí lo ocurrido en Plaza Lavalle, frente a la Corte Suprema de Justicia, en un momento en el que es difícil proyectar el futuro de los próximos días, pero en el que crece la sensación de que, en muchos sentidos, esto recién empieza.

Por Lucas Pedulla

Fotos: Juan Valeiro

La cita era a las cinco de la tarde. 

La convocatoria había circulado el día anterior y proponía una vigilia con acampe en la Plaza Lavalle, frente a la Corte Suprema donde los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti condenaron a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en la causa Vialidad. Si bien muchos no sabían explicar las expectativas respecto de esta movilización, la idea que compartían varias organizaciones era sumar otros focos de lucha y reclamo además de la sede del PJ y la casa de Cristina, en el barrio porteño de Constitución, como forma de descentralizar los puntos neurálgicos de estos días agitados. El combo se completó con cortes de ruta en distintos accesos y autopistas del Área Metropolitana de Buenos Aires.

La realidad en movimiento

Pero a las cinco de la tarde, en Plaza Lavalle, todavía no había mucha gente, y por eso sorprendió que, de pronto, un cordón de 30 efectivos de la Policía de la Ciudad rodearan un grupo de 12 personas: siete eran jubilados y uno estaba en situación de calle, a quien la policía le dirigió toda su cortesía. “Tenemos una orden de ver si en su valija hay elementos contundentes”, dijo el oficial.

La situación fue tan absurda que demoró a esas personas, que estaban en la vereda tomando mate, durante más de media hora. 

El contenido de la valija: frutas, pines y algo de ropa. 

Los policías, frustrados, se fueron.

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Momento nuevo de la República

Por encima de cualquier valla sobresalía la altura de Horacio Pietragalla –nieto restituido, ex secretario de Derechos Humanos– que transitó estas calles movilizadas como un militante más. “La idea de esta manifestación es señalar a los tres responsables de una de las acciones más violatorias de todas las garantías constitucionales de los últimos tiempos –explicó–. Estamos en un momento nuevo de la República, distinto, que ya vivieron otros países como Brasil, con la detención de Lula, pero acá siempre se dudaba si se iban a animar. Bueno, se animaron, y hay que empezar a mostrar el malestar que generó”.

Ese malestar empieza su tercer día de vigilia, ¿qué percibe? “En el conurbano hay mucha gente enojada, pero que no tiene los recursos para llegar a Capital y protestar. Pero esto va a ir creciendo cada vez más a partir también del malestar que genera la política de Milei. Muchos argentinos ven en Cristina la posibilidad real de que cambie su realidad social, pero hoy le sacaron esa herramienta. Yo creo que esto recién empieza”.

Trae su memoria: “Las Abuelas y las Madres siempre nos indicaron que hay que llorar adentro de la casa y que en la calle hay que luchar. La historia es larga, y tenemos mucha historia atrás para darnos cuenta de lo que están haciendo hoy: es parte de lo que ya sufrimos”.

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Cartón y arroz hervido

Daniela (37), Teresa (37) y Marina (34) son tres cartoneras del barrio El Roble, de Almirante Brown, sur del conurbano. Trabajan en una cooperativa de reciclado del MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos). “Vinimos a apoyar a Cristina porque, aunque vos no lo creas, vivíamos mejor, teníamos un sueldo digno –empezó Daniela–. Ahora está todo congelado, el municipio quiere privatizar el trabajo, el precio del cartón baja, el del plástico también, y no hay para aguantar”.

Esa necesidad la ve en el barrio no sólo con la ausencia de trabajo, sino con el incremento del consumo de drogas en los más jóvenes: “Mi sobrino está perdido en la droga. Tiene 21 añitos. Pero no es sólo el, son todos los pibes que antes, más o menos, se la rebuscaban, pero ahora no tienen ni con qué”.

Teresa apuntó que ya ni hablan de llegar a fin de mes, sino al final de la semana, con suerte: “Hoy en día está todo caro y no podés hacer ni un guiso. Sólo un arroz hervido”.

Marina dijo, sin vueltas, que hay enojo en los barrios, pero algunos no marchan por el miedo de ver las represiones en las calles. “Algunos se conforman con lo que tienen. Otros, que lo votaron, se enojan porque no llegan a fin de mes, y entonces le digo: organizate”.

Sin embargo, ellas vinieron, con todo lo que cuesta, para esta convocatoria. ¿Qué esperan de acá en adelante?: “Queremos que Milei se vaya. Yo digo que si nos organizamos todos, y salimos todos para un mismo lugar, podemos lograrlo. Pero si se quedan en sus casas, como muchos están haciendo, no creo que podamos hacer mucho. Hay que salir”. 

La realidad en movimiento

Apurando jueces por TV

Para Mila –21 años y militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)-, la condena está poniendo en juego el sistema republicano de la democracia. “Más que un fallo judicial, es un fallo político. Se esclarece una falta de división de poderes por la presión que el Poder Judicial recibe tan fácilmente del sistema político, mediático y económico. Si se pueden dar el lujo de apurar a los jueces por TV, estamos ante un sistema totalmente cuajado”.

Sobre las medidas: “Es el momento de salir a militar. No sólo hay que poner el cuerpo, sino poder visibilizar, en todos lados, esta situación. Si este no es el momento, ¿cuál es? Sobre todo si te decís peronista, porque estás ante un hito histórico. Hay un valor muy interesante en lo que hizo Cristina que fue entender que su prisión, o sea su condena, es parte de la historia del peronismo. Y la está escribiendo ella. Es una dirigente que nos está marcando la cancha: asumió las consecuencias para poder volver a reunir al peronismo”.

Mila no duda de que tienen que ser horas de unidad: “Y la tenemos que sostener porque no vaya a ser cosa que esto se planche y empiecen las internas y las disputas, ahora más agraviadas al no estar Cristina en juego. Creo que, muy a su estilo, esta es una medida de ajedrecista para escribir un nuevo capítulo en la historia, una nueva página. Ahora, si el PJ la corre de la presidencia, eso va a ser una vergüenza. Espero que puedan sostenerlo. Porque algo que ella dijo es que tenemos que volver a ser militantes políticos, y esa es una tarea del peronismo: poder interpelar a la época, porque la gente se va a seguir cagando de hambre, los jubilados van a seguir cobrando mal, la economía se va a seguir estancando”.

No es sólo cuestión de urnas: “Hay que interpretar cómo ganar al armado cultural que este proyecto significa”.

Tres gordos

María Eugenia Cassani, 32 años, secretaria de Derechos Humanos del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la República Argentina, gremio dentro de la CGT: “Desde el punto de vista jurídico la sentencia es una aberración: es para disciplinar y castigar a quien logró una redistribución de los ingresos con un 50 por ciento para los trabajadores. Pero no van a disciplinarnos por más que la metan presa a ella o a quien quieran. La historia marca que tarde o temprano el pueblo volvió y se volvió a pensar en otra forma justa de construir y repartir la riqueza”.

No sabe si esto alinea u ordena la situación, aunque arriesgó: “Por ahí esto ordena detrás de la persona por lo que está pasando, pero también atrás de lo que hay que defender y no permitir que pueda volver a pasar. Espero que esto traiga la posibilidad de darnos discusiones, no en plan internas: la diferencia es discutir por cargos por un lado, o tratar de conseguir una síntesis superadora que nos permita representar a un montón de gente”.

Pregunta compleja: ¿por qué no está la CGT? “La CGT está, como estás viendo, pero creo que hay una gran diferencia entre algunos dirigentes: la CGT son los y las trabajadoras, no son tres gordos. Además la CGT somos sindicatos como nosotros, pero también un laburante que su dirigente no dice nada pero está acá y trajo a sus compañeros de laburo”.

¿A quién le hablamos?

Las dos amigas se llaman Giuliana, las dos son arquitectas y las dos forman parte del Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA. “La democracia está en peligro –dijo la primera Giuliana, que tiene 28 años–. Venimos a bancar aunque esto es un día a día de ver para dónde va la cosa”. 

La segunda Giuliana, de 34 años, sobre estas horas complejas donde es difícil separar la ficción de la realidad: “Lo cierto es encontrarnos en la calle, con los compañeros, con el peronismo unido, porque eso también te da fortaleza para poder seguir y profundizar el análisis. Lo que sí nos preocupa es pensar si le estamos llegando a la gente que no es parte de la militancia. Todo está muy polarizado, hay gente que salió a festejar, entonces a mí me queda la duda de si le estamos hablando, realmente, al que no es militancia”. 

Su amiga coincide: “No tenemos que quedarnos ensimismados en nuestras propias conclusiones. Es un momento para salir a convocar y generar espacios de participación sobre lo que significan nuestros derechos y la democracia: a los jubilados les pegan todos los miércoles por ir a manifestarse, a Cristina la meten presa sin ninguna prueba. Son cuestiones muy graves que, de alguna forma, hay que poner en la boca de la sociedad”.

Trotskismo y Cristina

Esta plaza también tuvo sorpresas que algunos celebraron, como la presencia real y concreta de sectores de izquierda históricamente críticos con el peronismo: por allí recorrían militantes del Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) repartiendo volantes que repudian la condena y también había jóvenes con buzos rojos del Partido Obrero.

Uno de ellos era Nacho, presidente del centro de estudiantes del Joaquín V. González, cuyo buzo tenía el rostro de Mariano Ferreyra (militante asesinado por una patota de la Unión Ferroviaria en 2010) y las siglas de la Unión de Jóvenes Socialistas (UJS), rama juvenil del PO dentro del Frente de Izquierda. “Vemos el fallo de la Corte como un avance sobre las libertades democráticas”, explicó, con jóvenes de La Cámpora a metros suyo, una postal que refleja estos días. “Sin reivindicar la figura política de Cristina, vemos una escalada contra el pueblo que empezó el 20 de diciembre de 2023”.

Nacho trazó una cronología represiva que comenzó ese día y nunca se detuvo, con los miércoles de palos y gases a jubilados como mejor ejemplo de esta política libertaria. Sumó el intento de frenar el derecho al huelga, la lucha del Garrahan y la pelea que están llevando a nivel docencia: “No sólo por los salarios, sino porque en la Ciudad están poniendo en marcha una reforma que quita materia específicas y borra mucho contenido de formación de pensamiento crítico, lo cual es una degradación. Más allá de las diferencias que podemos tener con el peronismo, tenemos que unir todas las luchas contra Milei a nivel nacional, contra Macri en la Ciudad, y contra el plan económico que ataca a los trabajadores”.

El miércoles se prevé una movilización masiva a Comodoro Py, ¿van a participar?

Nacho respondió: “Lo charlaremos en asamblea”.

De fondo, una voz confirmó lo que muchas organizaciones venían comentando por lo bajo respecto de las pocas condiciones dadas para sostener la medida: el acampe y la vigilia se levantaban. Pero surgió otra propuesta: “Vamos todos a la casa de Cristina en la calle San José”. 

Algunos se retiraron, como con ganas de algo más.

Otros se quedaron y marcharon.

La voz anunciaba: “Nos estamos preparando para la batalla del miércoles”.

Así, una caravana de cientos de personas partió hacia San José y Humberto 1º. Pese a la noche fría, esa esquina siguió con gente y expectativas en la calle.

Los días, en Argentina, y sobre todo en esta semana, ya no cambian a las veinticuatro horas, sino minuto a minuto. 

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Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

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La marcha de jubilados en Congreso y el protocolo inútil de Patricia Bullrich: los jubilados se fueron a Plaza de Mayo a acompañar a quienes reclamaban en el Garrahan. La policía los siguió y provocó enfrentamientos, golpes, heridos y una mujer fracturada. Más tarde, un segundo anochecer en San José y Humberto 1º, en apoyo a CFK y rechazo hacia una condena amañada.    

Por Lucas Pedulla

Fotos Juan Valeiro y lavaca.org

Son las 18.45 de su segundo día de condena cuando Cristina Fernández de Kirchner sale al balcón de la casa de su hija, en San José y Humberto 1°, en el barrio porteño de Constitución, a saludar a una calle que la ve y enloquece.

«Cristina, aguante todo», grita un hombre barbudo. 

«Cristina, acá estamos», grita una estudiante.

«Cristina, cuando sea grande quiero ser como vos», grita un señor canoso que bordea la jubilación.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

La calle canta el Himno, la Marcha y Che Gorila como hits populares, entre perfume de chori ($7.000), remeras de Néstor y Cristina ($15.000, «a precio bien peronista», dice Aaron), pines de pañuelos de Madres y dedos en V (uno $1.000 y cuatro por $3.000), stickers de Perón (tres por $1000), y un negocio que entendió todo al vender latas de cerveza y pebetes con C5N de fondo: toda una economía que se puso en funcionamiento por miles de personas que hace dos días no abandonan –ni abandonarán– estas calles.

Al lado del negocio de la tele, desde la puerta de su casa, detrás de una reja, asoman los bracitos de Cintia, 11 años, que sostiene un cartel con un corazón que dice «Cristina, te amo», y ve todo lo que pasa en la vereda de su casa con ojos brillosos. 

«Cristina fue nuestra mejor presidenta y a todos los niños nos dio Paka Paka, que nos enseñó mucho de la revolución, de Malvinas, de ciencias sociales, de ciencias naturales, matemáticas y lengua», dice y cuenta que le gusta Zamba, a quien ahora quieren reemplazar con dibujitos que reivindican a econochantas liberales. Pero Cintia habla con orgullo de que todo esto esté pasando ahora nomás en su barrio, en su cuadra, en su vereda. «Gracias Cristina. Por todo», se despide, y sigue mostrando su corazón.

De fondo, como si la calle estuviera escuchando lo que dice esta niña de 11 años, se canta: «No nos han vencido».

El piquete marca Bullrich

El segundo día de la condena a la expresidenta cayó miércoles y eso significa marcha de jubilados.

Policía interrumpiendo el tránsito: el protocolo cada vez más absurdo y caro. Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Algo habrá percibido el Ministerio de Seguridad, al mando de Patricia Bullrich, que realizó el piquete más grande del mundo: valló el Congreso de punta a punta, desde Yrigoyen a Rivadavia, con las calles laterales también valladas, y desde Sáenz Peña hasta Ayacucho (cinco cuadras) interrumpiendo todo tránsito por Rivadavia, Entre Ríos y Callao, entre otras. Todo con el tremendo costo que implica semejante operativo inútil.

Margarita, de Formosa, llegó a la Plaza de los Dos Congresos con una bandera argentina atada al cuello. «Me parece que están presionando mucho para que el pueblo salga a la calle porque esto no se aguanta más», interpreta. «Cristina hizo un sacrificio porque era la única forma de que el Partido Justicialista se junte. Se jugó, como siempre se jugó por nosotros. Me dolió. Porque ella dio mucho. Tengo bronca, porque mientras ella va presa, ¿Macri, Milei y su hermana qué?».

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Estela, 63 años, de Avellaneda, tiene un cartel que dice «Milei estafador» con una firma: «Jubilada en la trinchera». Cuenta que entró en la lucha porque ya no se bancaba más verlo por la tele: «Seguimos sobreviviendo, porque vivimos al día a día, ya no sabemos si comemos como comíamos antes. Es hoy. Es un ensañamiento con nosotros tremendo».

Sorpresa y violencia

En la asamblea de jubilados alguien propuso que el uso de micrófono fuera breve para poder marchar a Plaza de Mayo y unirse con la movilización de profesionales de salud del Hospital Garrahan, que habían convocado a las cuatro de la tarde. «Veremos si vamos por la vereda», dice. «El que no pueda caminar, en transporte».

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Pero la marcha de jubilados tomó un rumbo inesperado. Frente al extraño protocolo que impedía el tránsito en todo Congreso, las organizaciones de jubilados y jubiladas decidieron marchar por Avenida de Mayo. De entrada había quedado claro que el operativo estaría a cargo de la Policía de la Ciudad: no se vieron los efectivos federales habituales de Gendarmería, Prefectura (PNA), Policía Federal y de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Un síntoma de no querer provocar una mecha que reaccione contra el protocolo oficial del Gobierno.

De todos modos, la policía antimotines trató de comprimir esa marcha para dejar una vía libre por Avenida de Mayo (cosa absurda, por la cantidad de periodistas que estaban del otro lado que también interrumpían el posible tránsito).

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Los manifestantes fueron superando los escollos policiales, que seguían empujando y perturbando una marcha totalmente pacífica. Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Al 1400 de Avenida de Mayo una de las manifestantes, Cintia Castellanos, fue golpeada por esa violencia policial y sacada por la gente con su pie casi colgando de su pierna por una brutal luxación o posible fractura. Fue velozmente atendida por una médica y por un grupo de voluntarios de chaleco naranja del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA). 

Foto: lavaca.

Lavaca pudo conversar con Cintia: “Uno de los policías cayó al piso y vinieron sus compañeros como a sacarlo. Ahí me tiran a mí al piso sobre el mismo policía, y se me cae otro policía encima. Cuando me quise levantar, me volví a caer por lo que me habían hecho en la pierna. La policía me quiso agarrar pero por suerte uno de los chicos que estaba ahí me cargó a upa porque me querían hacer parar y yo no podía”.  

Con la pierna rota, los voluntarios del CEPA la llevaron hasta Rivadavia y Sáenz Peña a esperar una ambulancia del SAME que dos horas después aún no había llegado. 

Contó Cintia que llegó a la marcha con compañeros suyos de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), donde estudia la Tecnicatura de Minoridad y Familia: “Me faltan tres materias”. Agregó: “Vine autoconvocada porque esta situación que hay con las jubilaciones, con la salud, con la discapacidad, es insostenible. No se puede más con este gobierno”. Cintia trabaja en un hogar de adultos con discapacidad intelectual. 

Pasó las horas en el piso esperando la ambulancia junto a los afiches con los rostros de los miembros de la Corte Suprema de Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rozenkrantz allí definidos con un solo concepto: “Corruptos”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Diagnóstico del Garrahan

La columna llegó a Plaza de Mayo y un jubilado se reía. “Al final los que marcharon por la vereda fueron ellos”, dijo señalando a los efectivos de la Ciudad. En la Plaza, había otras banderas de las habituales que se ven todos los miércoles: a las de la UTEP y ATE, se sumaban CTA, La Cámpora, Movimiento Evita, El Hormiguero. El arco político iba, además, desde la participación de Myriam Bregman a Victoria Donda. Esa movilización recibió la de profesionales y familias del Hospital Garrahan, ahogado por el ajuste presupuestario con sus trabajadoras y trabajadores con salarios indescriptibles. Un cartel trató de poner palabras a la situación: “Senador: $9.500.000. Tramo técnico hospital: $700.000”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

La marcha llegó con un camión que ofició de escenario. Desde allí, el actor Osky Guzmán arengaba: “Viva los trabajadores del Garrahan. ¡No tenemos miedo!”, agitaba.

Debajo, frente al Cabildo, escuchaban Guadalupe –48 años, jefa clínica de Epidemiología– y Miriam –57 años, médica hematoncóloga–. “El conflicto salarial repercute en nuestro día a día de múltiples formas –explica Miriam–. Estamos sobrecargados y con salarios de miseria: un médico con seis años, con una especialidad de pediatría de cuatros años más, y con una especialidad como la nuestra que son otros cuatro años, se lleva $1.800.000. Trabajamos de más, porque nunca es tu horario real, y esas horas de más la contraprestás con tu sueldo. Pero la hora de guardia, en un hospital de la Ciudad, la cobran el doble que en el Garrahan. Entonces tenés muchísimos compañeros que se están yendo”.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Guadalupe suma: “Se va y la cuestión no es que cae el hospital, sino la salud pediátrica del país. Si el Garrahan no está, no hay otro que lo reemplace: acá derivan muestras para el Laboratorio de todo el país, derivan pacientes. Sentimos que el hospital se está desarmando y no hay nadie que dé una respuesta para sostenerlo. Por eso nos llama la atención el silencio de gobernadores y ministros provinciales, porque recibimos consultas de todos lados. Con el hospital, en realidad, lo que se cae es una red pediátrica armada”.

Cuentan que a los residentes los “apretaron” amenazándolos con que tenían sus telegramas de despido si seguían con las medidas de fuerza. “Somos médicos, nadie quiere este conflicto, queremos poder vivir y trabajar de los que nos gusta –describe Guadalupe el clima “triste” que se vive dentro del hospital–. ¿Qué mensaje le das a un pibe que se está por recibir mostrando que apretás a un residente por querer defender sus derechos?”.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Sobre estos días agitados, Miriam mira la plaza y dice que le “dolió” lo de Cristina: “Creo que tiene que haber más gente en las calles. Tanto que cantamos que si la tocaban a Cristina qué quilombo se iba a armar, bueno: le quisieron pegar un tiro en la cabeza, ahora la condenaron. Esto debería estar explotado”, dice y se afirma: “Tenemos que ser más”.

Tomas de facultades

Horas después de la condena de la Corte, muchas universidades y facultades votaron la toma de las instituciones en señal de repudio, con apoyos que van desde el Frente de Izquierda hasta Patria Grande. Una de ellas es la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, que está a la vuelta de la casa de Cristina, sobre Santiago del Estero al 1000.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Son las 20.30 del miércoles y están en asamblea. Juana, 24 años, estudiante de Sociología, militante de Patria Grande, acepta hablar desde la puerta. “Como conducción del centro de estudiantes tomamos la facultad por una cuestión de seguridad –argumenta–. Estamos a una cuadra y media de la casa de Cristina y sabíamos que íbamos a ser un centro de refugio: abrimos las puertas para que toda la población que quiera movilizarse y tenga frío, hambre o quiera ir al baño, pueda pasar. Es devolver algo de lo que la gente nos da”.

Explica que harán asambleas para discutir los próximos días. Mientras tanto, ¿cómo se sigue? Juana es sincera: “Estoy preocupada por mis sentimientos. Por qué: me enojé mucho más con la Ley Bases que con lo de ayer, pero sé que lo de ayer fue más grave. Desde que asumió, este Gobierno nos está interpelando a naturalizar lo que pasa. Vengo acá, milito, pero lo que a uno lo emociona, se pierde, y si se pierde en alguien que es militante, upa: ¿y al que no milita? Tengo mis convicciones: voy a laburar, vuelvo, milito acá y en el barrio. Pero interpela: el accionar es racional, pero también emocional”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

¿La condena puede encender una mecha? Juana piensa: “Enciende, pero me pregunto a dónde se dirige y cómo podemos dirigirla, racionalmente, a algo mejor. No sé si esta será la situación que promueva una rebelión popular, ojalá que sí, pero sí hay que plantear esta emocionalidad que la derecha impone para evitar naturalizar el terror”.

Construir algo nuevo

De vuelta frente a la casa de Cristina, dos chicas que toman mate también vienen de la marcha de jubilados y el Garrahan. Marina, 32 años, de Parque Chacabuco, desempleada desde diciembre “Este gobierno no se aguanta más. Por eso fui a Plaza de Mayo y vengo acá: Cristina representa un modelo de país”. Su amiga, Paula, 27 años, cajera, de Liniers, cuenta que el alquiler le subió $120.000 y que tuvo que volverse a vivir con su familia: “Ojalá de esta calle salga la unión. Se meten con Cristina porque es una figura femenina y lo más fuerte que tenemos. Todos los derechos que tenemos no son porque salió el sol y a alguien se le ocurrió. Hubo lucha. Corrió sangre. No dejemos que nos lo quiten”.

Miércoles en las calles: Congreso, Plaza de Mayo, Constitución

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

El flujo de personas no cesa. Las calles de San José y Humberto 1º son dos ríos que confluyen mutuamente, porque la gente que se va es reemplazada por otra que llega. Guadalupe –46 años, de Villa Luro –, Romina –47, de Parque Chacabuco– y Vanesa –47, de Boedo–, son tres amigas que van a quedarse, al menos, unas horas más. “Para bancar –dice Vanesa, bien clarito–. Es el momento en que tenemos que estar nosotros presentes para bancar este proceso tan injusto. Es el momento de que vean que no somos dos gatos, sino muchísimas personas”.

Romina coindice: “Es el momento de mostrar nuestro disgusto con este gobierno. Llevarse a Cristina por delante es llevase todos los derechos ganados. Es lo que faltaba para destruirnos. Todos los días tenemos un drama social. Están tocando todas las fibras. Si la sociedad no se levanta y sólo disfruta de las conquistas ganadas por este movimiento, tenemos un problema. Espero que esto conmueva, que la gente entienda que es grave”.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.

Son horas complejas para encontrar las palabras que expresen qué se siente o qué hay que hacer, ¿qué se animan a arriesgar en esta calle que no para de colmarse?

Vanesa: “Queda la organización del pueblo. Bancamos a la compañera, pero también nos bancamos a nosotros. Es el momento de construir algo nuevo. Hay hacerlo como pudimos hacerlo con Néstor, después con Cristina, y ahora con quien toque. Pero hay que organizarse desde las bases”.

Romina: “Ojalá esto no sea un foco sino algo que se vaya replicando. Hoy escuché una frase que me gustó: que en estos momentos el peronismo se siente como pez en el agua. Confío en eso. Como un deseo”.

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El día del fraude

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

Cristina Kirchner condenada. Sus palabras en la calle, ante la sede del PJ, las reacciones de la gente, algunos silencios, y reflexiones sobre lo que se viene.   

“El partido judicial le agrega el cepo al voto popular” dijo Cristina Fernández de Kirchner ayer en Matheu al 100, CABA, al hablar en la calle, en la entrada del Partido Justicialista a unas tres mil personas reunidas en la calle.

El día del fraude

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Poco antes había ocurrido lo que ya los medios comerciales habían anunciado que iba a pasar, en una extraña primicia periodística: la Corte Suprema confirmó el fallo contra la ex presidenta y candidata en la llamada causa Vialidad. Eso significa que deberá cumplir una condena de seis años, que incluye la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. Además quedará eliminada del padrón electoral: no podrá ni votar ni postularse, tal como había anunciado, en una elección legislativa donde las encuestas la anunciaban ganadora.

Tampoco se sabe aún cómo, cuándo ni dónde se llevará a cabo la condena, pero deberá presentarse ante el Tribunal Oral Nª 2 que la juzgó dentro de los próximos cinco días hábiles y será la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien defina el lugar de detención, quien deberá informarlo al tribunal en las próximas 24 horas. Aunque Cristina Fernández ha presentado el pedido de que la prisión sea domiciliaria, no es seguro que el trámite sea expeditivo: por lo pronto los jueces destacaron que debe ser un lugar seguro, debido a la importancia de su figura y por haber sufrido un atentado contra su vida. 

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La Corte Suprema confirmó con este fallo, en una causa intoxicada de sospechas, que se puede dar crédito a la idea planteada sobre un “partido judicial” asentado en la justicia federal. Un partido judicial implacable y expeditivo con respecto a un lado de la “grieta”, pero ciego y lento frente a la otra. Al incidir directamente el proceso electoral y condicionar el ejercicio democrático, la condena emana el aroma de una maniobra suprema de fraude electoral.

Impresentables y poder económico

En su intervención de la calle Matheu, la ex Presidenta planteó: “En realidad, a este cepo no lo pone este triunvirato de impresentables que funge como una ficción de la Corte Suprema. No se confundan: son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos. Tampoco es la oposición. Es el poder económico concentrado de la República Argentina, compañeros y compañeras. Ese que cuando se produjo el intento de magnicidio aquel 1º de septiembre, a los pocos días tituló ‘La bala que no salió, pero el fallo que sí saldrá’. En tapa. Más clarito echale agua”, dijo en referencia a una nota publicada por el diario Clarín. 

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Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

En la calle quien recibió tantos o más insultos que el Presidente Milei fue Mauricio Macri, uno de los ingenieros de la actual arquitectura judicial. La idea de los “tres monigotes” tiene un punto clave: que sean tres. La Corte sigue sin conformarse, dos de los jueces (Horacio Rosatti y Carlos Rozenkratz, quien fue abogado de Clarín) fueron parte de la maniobra –durante la presidencia macrista– de consagrarlos “en comisión” hasta que logró convalidarlos vía el Congreso. El tercero es Ricardo Lorenzetti, propuesto por Néstor Kirchner.    

Cristina Fernández, obviamente, relacionó el fallo al proceso electoral: “¿Saben por qué este cepo? Porque no van a cometer el mismo error que cometieron en el año 2019 cuando creyeron que, después de haber perdido las elecciones en el 2017, y después de esa campaña de estigmatización y vandalismo sobre mi persona, estaba acabada”.

Para cerrar su discurso en la puerta de la sede del Partido Justicialista, Cristina Fernández dejó un mensaje a los propios: “A militar, a organizarse, a estar junto a la gente que lo necesita, a profundizar el acercamiento y la empatía con la gente. Es fundamental que vean una dirigencia comprometida con la gente y no con los problemas que tienen las dirigencias entre ellos. Dejemos de lado eso y dediquémonos todos con muchas fuerzas y mucha convicción a ayudar a los que necesitan ser ayudados y organizados”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

El clima en la calle

El ambiente era extraño. La calle Matheu al 100, colmada. La gente cantando la marcha peronista, el Himno, rimas partidarias, o dedicatorias a Javier Milei y Mauricio Macri, pero a la vez esperando. Una especie de entusiasmo condicionado. Cuando se confirmó el fallo de la Corte, inesperadamente nada pareció cambiar. Gente expectante. Muy pronto salió la propia Cristina Fernández a la calle, a hablar ante la gente, acompañada por su hijo Máximo y su cuñada Alicia. Fue el momento de más fervor en esa calle helada.  

Al terminar, Marina estaba conmovida: “Estamos a un paso de perder institucionalidad. Las instituciones están al borde de quebrarse, y hay una fragmentación de la sociedad. Se viene una debacle bastante jodida”. Es de San Telmo. ¿Cómo vive el barrio una situación como la de hoy?: “Ves una situación de pobreza, de delincuencia, de falta de Estado. Pero hoy se suma esta desilusión de las instituciones y también del gobierno. No sé qué va a pasar”. Prefiere pensar en otra cosa: “Cristina es una estratega, todo lo que hizo fue de puño y letra”. Mira los drones que nos sobrevuelan tal vez filmando y cambia de tema: “Me atrevo a decirte que el Congreso no creo que funcione de ahora en más. Todo lo que Cristina comanda va a perder un gran caudal, el peronismo no va a actuar. Y el riesgo es que nosotros vamos a seguir perdiendo más y más derechos”. Mira el celular como para distraerse de lo que está pensando, pero retoma algo que quiere decir: “Es un panorama desolador. No veo luz al amanecer. Y mientras hablamos esto hoy el gobierno nos volvió a endeudar y a hipotecar en 7.000 millones de dólares más”. Marina me cuenta que es empleada del Estado y se pierde en el caudal de gente, enfilando hacia San Telmo.

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Ningún integrante de La Cámpora aceptó hablar con la prensa. Uno solo tuvo la gentileza de emitir cuatro palabras: “Por línea, no hablamos”. No pudo saberse qué harán ante el pedido de Cristina de “empatía” y “acercarse a la gente”.

Quiénes festejan

Estaba allí Horacio Pietragalla, que fue secretario de Derechos Humanos en el gobierno de Alberto Fernández, antes diputado nacional, y antes el nieto número 75 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. Comentó a lavaca: «La situación es complejísima. Hoy se puso en riesgo el pacto democrático. Estamos  en manos de un gobierno que no respeta ninguna de las garantías constitucionales, si vemos el atropello que llevan adelante el Ejecutivo y el Poder Judicial. La condena es netamente lawfare (guerra y abuso jurídico utilizando la justicia como herramienta política). Es totalmente política. Cristina visibilizó a los enemigos del pueblo, al poder real, a los Blaquier y los Magnettos de la vida. Ahora deben estar festejando los genocidas adentro de la prisión, y todo ese sector de poder que Cristina combatió para poder redistribuir la riqueza, que es para lo el único objetivo que lo hizo. Son los que presionaron para que suceda esto y hoy están festejando».

¿Tenía que llegarse a esto para que haya una reacción política? «Lamentablemente perdimos oportunidades únicas. Fuimos gobierno, los últimos cuatro años tendríamos que haber hecho cambios estructurales, pero quien llevaba adelante la conducción de ese gobierno no se animó. Hoy estamos sufriendo las consecuencias, pero bueno, Lula sufrió lo mismo. Es una embestida orquestada por Estados Unidos en todos los poderes judiciales de Latinoamérica, antes era el Plan Cóndor para reprimir, ahora es el lawfare para proscribir».

Paloma, Vicky y Valentina llegaron juntas, 28, 26 y 23 años: “Vinimos porque Cristina es la figura más importante de la política en las últimas décadas en el país, incluso en la región. Representa la lucha y la conquista de un montón de derechos. Esto es un escenario que pronto dejaría de ser democrático. Cambia el paradigma”, dice Paloma. ¿Cómo se llegó a esta situación? “Es un fenómeno mundial, que va y viene. Creo que es como el péndulo, de derecha a izquierda, o en este caso a centro izquierda” plantea Valentina. “Esta causa es una guasada, un retroceso, me preocupa la capacidad lectora de la gente: como que las palabras ya no tienen sentido”. Frente a mi falta de comprensión, agrega: “Si Cristina es tan responsable de la causa Vialidad, Milei es responsable de la causa Libra. Pero lo más preocupante es que frente todo lo que pasa en el país no hay una lectura crítica”. Vicky: “Siento que estamos descabezados, abandonados. La dirigencia no hace nada. La única que tenemos es a Cristina, pero tampoco puede hacer todo. Hay que volver a la potencia de la marcha antifascista, la universitaria, lo que hacen siempre los jubilados. Ese es el camino”.

Fotos: Juan Valeiro/lavaca.org

En otro grupo las jóvenes mujeres también se niegan a hablar. Miguel en cambio explica: “Hay un desconcierto total: no está muy claro cómo seguir la lucha. Hay un atropello a la democracia, a la posibilidad de expresarse. Para mí se viene un escenario de mayor violencia en la calle, más hostilidad”. Es funcionario judicial y está junto a un joven integrante del Banco Mundial que camina hacia Rivadavia cantando la marcha peronista.   

Andrés informa que es comunicador social, streamer en La Resistencia, Andy Crush en X: “Es injusto y triste todo esto, pero ojalá sirva para encender la llama en el campo nacional-popular dentro del peronismo. Espero que mañana se empiecen a organizar las bases, pero me parece necesario que también se organicen arriba, que limen asperezas, que hagan algo concreto que las bases puedan acompañar. La gente sufre mucho esa realidad como para encima tener que pensar en construir una alternativa”. Opina, también, que el peronismo debe reinventarse. “Y construir una alternativa electoral para el 2027. Es muy difícil militar o defender algo haciendo a referencia a lo que fue hace 10 o 15 años atrás. Me parece que falta una agenda más actualizada de los problemas que tiene la sociedad, que tienen los jóvenes, los mayores y articular algo. Cristina decía que hay que salir a hablar con la gente, pero cuando no hay una propuesta clara y concreta, podés ir a hablar con un vecino y contarle qué querés, pero cuando el vecino va a votar se da cuenta de que están todos peleando por un puesto en lugar de armar un frente lo más amplio posible”. Andy anticipa: se viene una crisis. “Cristina seguirá siendo la persona que marque la agenda política, pero hay caras nuevas que van a tener que salir. Al gobierno de Milei no le conviene esto porque le servía la polarización con Cristina y porque tienen un plan económico que empieza a fracasar. Es el efecto dominó, se van a ir cayendo todas las fichas.    

La jornada seguiría luego en la calle San José al 1200, el domicilio de Cristina Fernández de Kirchner. En estos días será allí donde se seguirá esperando saber hacia dónde se enfilan el desconcierto y el futuro.   

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