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Mapuches acusados en Bariloche: el juicio oral y público que ahora ya no es público

Las audiencias del juicio por usurpación en Villa Mascardi (Bariloche) contra una comunidad mapuche no se emiten por YouTube como suele ocurrir y estaba previsto. Inesperadamente aparecen testigos con «machetes» que leen lo que tienen que declarar (aunque no se conoce su contenido). La ausencia de razones para la medida del juez Alejandro Silva, de General Roca, lo que dicen la comunidad y quienes la defienden. El punto de contacto del caso con el crimen de Rafael Nahuel cuando la ministra era, como ahora, Patricia Bullrich.
Por Francisco Pandolfi
El juicio oral y público a seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu por el delito de usurpación en Villa Mascardi, Bariloche, Río Negro tiene una curiosidad: en la práctica dejó de ser público. Las audiencias comenzaron el martes, pero en las del miércoles y este jueves en el Tribunal Oral Federal de General Roca, el juez Alejandro Silva barrió lo público. El juicio es absolutamente virtual: el juez en General Roca, y abogados, testigos, los propios acusados, intervienen conectados, cada uno desde su lugar. En un proceso que previamente se acordó se hiciera de esta manera virtual, el juez definió este miércoles –sin dar ningún argumento– imposibilitar a la prensa y a cualquier persona que no sea parte (acusados, defensores, querella, fiscalía) conocer el desarrollo de la causa.
En la foto de portada puede verse a cuatro de los acusados en la mañana de este jueves, a punto de participar de las audiencias virtuales desde un sindicato de Bariloche que les abrió las puertas porque allí tienen Internet.
De izquierda a derecha Romina Rosas, la machi Betiana Colhuan, Luciana Jaramillo y Matías Santana, de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu.
Problemas informáticos
El juicio tendrá 132 testigos que, de continuar la decisión del juez, no serán escuchados por la opinión pública. Entre el miércoles y el jueves declararon vecinos de Villa Mascardi y agentes de las fuerzas de seguridad. No se sabe qué dijeron.
El secretario del Tribunal Oral Federal de General Roca, Luis Pérez García, dijo a lavaca sobre el porqué de la decisión y se produjo este diálogo:
–Sigue siendo público, no sé qué problema informático puede estar habiendo.
–No hay ningún problema informático. El juez prohibió su emisión desde la segunda audiencia. ¿Por qué tomó esa decisión?
–Desconozco la información. Ni sé las causas. Sabrá el juez por qué lo hace.

Imagen del juicio obtenida por integrantes de la comunidad acusada que sí pueden participar de las audiencias virtuales. El juez Alejandro Silva no explicó por qué impidió el acceso del periodismo y el público a las audiencias.
El caso
En 2017 la comunidad mapuche inició la recuperación de su territorio y como respuesta, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich (que ahora vuelve a ser ministra mercede a su salto del macrismo al mileísmo) ordenó el desalojo en el que el grupo Albatros de Prefectura asesinó el 25 de noviembre a Rafael Nahuel.
El juez Alejandro Silva es el mismo que presidió el juicio por su crimen y condenó a sus responsables con penas ínfimas, entre 4 y 5 años, tras haber matado al joven por la espalda.
Testigos con machete
Gustavo Franquet es uno de los abogados de la lof, que intenta explicar lo inexplicable. “El juez decidió todo sin avisar, de improviso, a pesar de que desde el mismo Tribunal nos habían dado los enlaces de YouTube con los que se deberían poder ver todas las audiencias, incluso las que seguirán en marzo y abril. Determinó que donde haya declaración de testigos no van a ser transmitidas. Pero no explicó la causa. Así son las cosas en este juicio. No permitir la transmisión es propio de las prácticas judiciales de varias democracias de América Latina, con el argumento de combatir a lo que ellos consideran terrorismo. Pero en este caso no hay ninguna razón para que no sean públicos los testimonios”.
Agrega este profesional que integra la Gremial de Abogados: “Hay un artículo del Código Procesal Penal de la Nación que le permite al juez hacer algunas excepciones para que no sea público. Pero acá hay dos problemas. El primero es que el juez no explicó las razones cuando su deber es hacerlo. El segundo es que no existen esas razones. Está claro que buscan dibujar una situación en donde supuestamente la seguridad de los testigos se vería afectada si sus testimonios son públicos, lo cual es un delirio, pero apunta a seguir sembrando la idea del peligro mapuche. Es una cosa increíble”.
Papeles que sí y papeles que no
La no emisión de las audiencias de los testigos es una puerta abierta a que se multipliquen los despropósitos. Los abogados defensores cuentan que el juez les está posibilitando a los testigos leer apuntes.
“Esto es absolutamente irregular. Esos machetes tranquilamente pueden ser instrucciones de cómo declarar. Se lo hicimos notar al juez y dijo que él lo permitía. Si alguien va y declara de memoria, sin ningún papel en la mano, uno puede sospechar, pero una cosa es sospechar y otra es tener la evidencia como en este caso”.
En paralelo a este juicio, la Administración de Parques Nacionales solicitó ayer ante el Juzgado Federal de Bariloche remover el Rewe del territorio del que fue desalojado la comunidad. El Rewe es un sitio sagrado del pueblo mapuche que permanece erigido en el lugar, por decisión de la ex jueza federal Silvina Domínguez. En la audiencia de este jueves, los integrantes de la Lafken Winkul Mapu mostraron un escrito con la leyenda “Devuelvan el Rewe”, hasta que el juez lo vio y exigió retirar “las hojas de papel”.
Desde la comunidad explican a lavaca: “Es muy grave este nuevo atropello. Todo nuestro ser, nuestra existencia y devenir están conectados con el Rewe. Frente a esta adversidad, en la que los poderes políticos, económicos y judiciales criminalizan a nuestro pueblo con mentiras y engaños, provocando odio y violencia contra nosotros, aprendimos del fortalecimiento propio, del regreso a los territorios y de nuestra resistencia en comunidad. Nuestro Rewe es parte fundamental de esos procesos: en él encontramos entendimiento, y lo que hacemos allí se transforma en acciones profundamente sentidas. Nos devuelve nuestra espiritualidad, nuestra lengua, nuestra memoria”.
Y cierran: “Exigimos que se haga efectivo el derecho a la salud que nos reconoce la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la OIT, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Artículo XII de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En cada una de esas legislaciones se establece que los pueblos indígenas tenemos derecho a nuestros propios sistemas y prácticas de salud”.

Un símbolo de la época. Como ocurre en Buenos Aires con las marchas de jubiladas y jubilados, entre tantas, las mujeres mapuche enfrentan el mismo panorama de violencia.
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Marcha de jubilados: los cantos, los fixtures y el pronóstico de antorchas

Mientras el país sigue endeudándose, crece el desempleo, las industrias cierran, suben todos los servicios entre el 234 y el 846% y se aplastan los salarios (de los que tienen trabajo) pasan al menos dos cosas: 1) el gobierno celebra y 2) jubiladas y jubilados vuelven a marchar como cada miércoles en reclamo por sus haberes amputados y toda una situación nacional de recesión y destrucción. Un recuerdo a 42 años del regreso de la democracia y mucho sobre el presente: las canciones, los mensajes, el secreto de unas medialunas y lo que dice la gente que sigue movilizándose pese a todo.
Por María del Carmen Varela
Fotos: Sebastián Smok

Sobre Rodríguez Peña, una jubilada camina con los brazos en alto. Su pelo negro, cortito y con patillas recuerda al de la cantante de tangos Virginia Luque. La jubilada canta un tango y mira a los transeúntes compenetrada con la letra: “Mientras que una pebeta / linda como una flor / Espera coqueta / Bajo la quieta luz de un farol”.Dos chicas la escuchan, aplauden y siguen su camino. Dos mujeres charlan en una mesa del bar “Fulano y Mengano” y detrás del vidrio puede verse el cartel: “Sin pensiones no hay Navidad. Resistencia disca”. Otra jubilada sostiene su pancarta bajo el sol intenso de otra tarde de miércoles de marcha frente al Congreso. Allí sintetiza con precisión digna de economista una realidad insostenible para muchxs: “Milei aumentó: Bondi 600%, Tren 520%, Subte 846%, Luz 581%, Gas 234%. Salarios 79%”.

Entre medialunas y cadenas
Una mujer reparte medialunas de manteca recién compradas y explica: “Para que tengan fuerza”. En su remera negra se ve dibujado en blanco el contorno de la imagen de Norma Pla con gorra policial en mano. Un jubilado con la bandera argentina colgada de su espalda saborea una medialuna. “Este es mi almuerzo”. Pegados sobre las vallas que últimamente suelen separar a la gente de sus gobernantes, una veintena de retratos en blanco y negro de jubiladas y jubilados forma parte de una muestra fotográfica a cielo abierto realizada por Azul Vivas y Miguel Caamaño, titulada “La disputa por el espacio público. Las vallas y sus protagonistas”
Mientras se canta a viva voz “Karina es alta coimera”, Raquel Disenfeld está al lado de la valla observando las fotos. Raquel es feminista, anarquista y es la psicóloga que acompañó durante el juicio a Higui (Eva Analía de Jesús, que mató al hombre que intentaba violarla). “Soy jubilada, vivo en un hotel y como no hay ninguna legislación cada dos meses me aumentan, porque todo aumenta. Vine porque esto me da vida”. En el día en que se conmemora el retorno de la democracia y el día internacional de los Derechos Humanos, algunos jubilados se encadenaron frente al Congreso: otro gesto para repudiar un presente que los tiene encadenados en muchos sentidos.
Papá Noel canta
Se movilizaron luego Pablo y Carlos. Trabajaban juntos, son amigos, +70 y vienen todos los miércoles a la Plaza de los Dos Congresos. Recuerdan el día del retorno de la democracia, un 10 de diciembre de 1983, hace 42 años. Carlos se lamenta: “Está ganando el individualismo, eso le está ganando a lo colectivo y este gobierno tiene ese estilo”. Pablo es ingeniero ambiental y cuenta “La democracia fue un momento muy importante. De la represión, de la muerte, poder volver a expresarse libremente y tener derechos de nuevo fue increíble. Yo milito desde el año 1972, para el retorno de Perón”. Un jubilado pasa con una cartulina amarilla en la que escribió “No a la reforma laboral”. Otro está vestido de Papá Noel, agita unas campanitas, posa para las fotos y canta “Traigan al gorila de Milei para que vea, que este pueblo no cambia de idea y pelea por la liberación”. La vuelta a la plaza arranca.
Otro tema navideño: “Ya se acerca Noche Buena, ya se acerca Navidad. Los viejos estamos en la calle. No paramos de luchar”.
A la altura de la Biblioteca del Congreso, las voces se acallan y hacen un minuto de silencio por la reciente muerte de Alfredo, jubilado que marchaba todos los miércoles. Al llegar a Sáenz Peña, la marcha encuentra al cordón policial. Un jubilado toma con sus dos manos un pañuelo que tiene escrita la frase que dijera Diego Maradona en 1992 durante el gobierno menemista y que en esta época cobra actualidad: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”. Pasa el pañuelo a unos veinte centímetros de las caras impasibles de los policías. Luego la marcha regresa al Congreso, se suma La Bancaria y pone ritmo con el pulso de los redoblantes.

El fixture de Cecilia y las antorchas
Cecilia tiene 72 años, trabajó como médica veterinaria y asegura que vino porque quiere luchar por sus derechos. Sostiene un cartel que dice; “Soy jubilada con la mínima. Sobrevivo diez días al mes. Me siento pisoteada y humillada”. Cuenta que está atenta a las ofertas de supermercados para obtener descuentos, se armó el fixture para no olvidarse de las promociones y que el mes se le haga un poquito más amable. “Esto es muy cruel, no solo por los jubilados, hay gente a la que no se le dio la medicación, enfermos de cáncer, discapacitados que no tienen lo que necesitan. Gente sin trabajo”. Y esboza una teoría: “Esta gente insensible que gobierna parece extraterrestre. Hablaban de unos extraterrestres malos, los reptilianos, para mí son estos”.
Desde el megáfono se anuncia un Festival para el próximo miércoles, de 18 a 20 hs, con música en vivo y luego marcha de antorchas. Hasta el momento confirmaron su presencia el Chino Laborde, Federico Mizrahi, el Cabra de Las Manos de Filippi, Invisibles y Club Artístico Libertad.
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Mendoza en caravana hacia la capital provincial contra el proyecto minero San Jorge

Este lunes miles de personas salieron a las rutas mendocinas a pie, a caballo y en toda clase de vehículos. Un “caravanazo” para llegar a la capital provincial este martes manifestándose contra la posible votación en el Senado del informe ambiental que daría piedra libre a un emprendimiento megaminero rechazado desde hace años. Se manifestó en contra el CONICET (en un documento luego censurado) y hay llamamientos de iglesias católicas y evangélicas, comunidades y pueblos originarios para evitar este avance. Detalles de la marcha y lo que está ocurriendo.
Por Francisco Pandolfi
Fotos: Archivo por el Agua de Mendoza
El pueblo de Mendoza empezó este lunes la “Nueva gesta libertadora por el agua”. Una caminata que partió a las 8 desde la localidad de Uspallata, al norte de la provincia y llegará este martes alrededor de las 10 de la mañana a la puerta de la Legislatura en Mendoza Capital, donde la Cámara de Senadores votará la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto minero San Jorge. De aprobarse, según se presume que ocurrirá, autorizará un proyecto rechazado desde 2007 que no cuenta con la llamada “licencia social” por parte de las comunidades y cuyos estudios de impacto ambiental ya fueron rechazados.

El mapa del caravanazo.
A pie, a caballo, en autos y toda clase de vehículos la provincia salió a las rutas y calles. Lo que está en juego es una explotación de la minería metalífera a gran escala, de oro y cobre, que atraviesa la cuenca del Río Mendoza y abastece a una población de 1,5 millones de habitantes, a más de 9.000 industrias y riega 250 mil hectáreas de cultivos.
La marcha hacia la capital
La marcha va bajando de norte a sur, pasó por Rocas Amarillas a las 13, Curva de Guido a las 15.30, Puente Anderson este atardecer para llegar cerca de las 21 a Potrerillos, a Cacheuta a la medianoche, a Luján de Cuyo al amanecer del martes hasta plantarse en la puerta de la Legislatura para exigir lo que le dicen a lavaca desde la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Uspallata: “Demandamos a los poderes del Estado provincial el rechazo de la DIA y el archivo definitivo del expediente”.

La movilización en ruta hacia la capital mendocina.
Cuando hablan del archivo definitivo del expediente es porque la historia no es nueva y ya tuvo varios capítulos.
El gobierno mendocino junto a la empresa multinacional Solway Holding insiste en imponer el Proyecto San Jorge desde hace 18 años. En 2011 la Legislatura ya rechazó por unanimidad un estudio de impacto ambiental similar al que se votará en pocas horas; en 2019 se generó una movilización histórica contra la derogación de la Ley 7722 de defensa del agua, que obligó a que la Legislatura repusiera esa norma; y ahora, en 2025, el gobernador Alfredo Cornejo –con la venia del gobierno nacional– profundizó la avanzada con el Poder Legislativo a su favor. El miércoles 26 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó la DIA, junto a otros tres proyectos pro mineros y todo parece allanado para que se repita el mismo resultado.

Los llamados de las religiones
En la antesala de la votación en Diputados, el Conicet Mendoza se había expedido en contra de la megaminería por identificarse “importantes deficiencias en el Informe de Impacto Ambiental del proyecto PSJ Cobre Mendocino. La falta de datos actualizados, de líneas de base completas y de estudios adecuados sobre agua, biodiversidad, patrimonio arqueológico y aspectos sociales impide una evaluación confiable de los impactos que el emprendimiento podría generar en la cuenca del río Mendoza”. Sin embargo, el documento fue censurado un día después (https://lavaca.org/actualidad/mendoza-el-consenso-de-la-rosca-y-la-inmediata-movilizacion-contra-el-proyecto-san-jorge/).
Esta vez, a horas de la votación en el Senado hubo una seguidilla de pronunciamientos desde comunidades indígenas, organizaciones sociales, académicas y hasta eclesiásticas a favor del cuidado del agua y el ambiente. Se construyó un frente ecuménico, conformado por iglesias católicas, protestantes, evangélicas y ortodoxas, para decir no a la megaminería. “El agua que abastece al 75% de la población de la provincia está en grave riesgo con la vida y la producción de Mendoza”, expresó la Red del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y la Red de Fe por la Justicia Climática en una carta dirigida a los senadores, que denuncia “cuestionados procesos de evaluación ambiental, de participación ciudadana y de respeto por las leyes vigentes”.

El paisaje natural y el paisaje humano.
Se realizó también una Mesa de Diálogo integrada por laPastoral Social de Mendoza, la Comunidad Huarpe Guaytamari, asambleas vecinales y organizaciones civiles, que publicó el documento “Por el Bien Común del Pueblo Mendocino”, que cuestiona la declaración ambiental: “Una DIA condicionada, con vacíos y vicios, elementos mal consignados, observaciones no contestadas y promesas a futuro, es ilegal e ilegítima”. Rechazan allí la violación del Principio Precautorio y de Equidad Intergeneracional, y denuncian que se ignoraron informes de instituciones como CONICET, UNCUYO y el Departamento General de Irrigación. Además, se señala la persecución de voces críticas y la judicialización de la protesta social a través de detenciones arbitrarias por las que intervino el arzobispo mendocino.
Tras el clásico “el agua vale más que el oro” La Mesa de Diálogo propone un horizonte alternativo: la creación del Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas, como símbolo de un modelo de desarrollo basado en el cuidado de la casa común.

Tortitas y traiciones
Desde las rutas mendocinas, le cuentan a lavaca sobre cosas que los impactaron en esta marcha: las cerezas que donó una señora, las tortitas (los criollos en otras partes del país) que amasó otra; los carteles que se escriben, la gente que se va sumando en cada pueblo y ciudad, las canciones que se inventan, el agua que alcanzan desde las casas. Existe un carácter movimentista, cada uno hace y da lo que puede, durante todo el recorrido.
Nora Moyano integra la Asamblea de las Heras por el Agua Pura de Mendoza y sus 74 años la impulsan a seguir caminando. “Esta verdadera peregrinación es para salvar el bien más preciado que tenemos: el agua. Nos quieren destruir también los glaciares que es donde se origina el agua que bebemos, con la que cultivamos. Además, destrozarán la cordillera de los Andes a través de una sopa química”.
El saldo según Nora: “¿Qué nos queda? Basura tóxica a perpetuidad. Esto ya lo intentaron varias veces. En 2019 en trece días logramos revertir la ley cianuro que buscaba lo mismo que ahora, y ese es el ejemplo más reciente que hoy nos inspira a caminar desde Uspallata, San Carlos, San Rafael, Malargüe, desde cada lugar de la provincia. Es un hecho histórico. Los diputados ya nos traicionaron y esperamos que no hagan lo mismo los senadores. Somos muchísimos exigiendo que no avance y se archive para siempre esta locura”.

Otra histórica movilización mendocina.

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Marcha de jubilados: el papelón vs. la solidaridad

La calle volvió a dar una respuesta de movilización, encuentro y solidaridad frente a un Congreso en el que Milei –presidente del país– se dedicó a dirigir el griterío de sus barras contra opositores. Y un radical (si es que tal identidad existe) que cobra millonadas como diputado, se dedicó a balbuceos acaso onanistas con respecto a las diputadas, defendiéndose luego con una teoría delirante. La presencia en la plaza de Fabián, el padre de Pablo Grillo, el fotógrafo agredido por las fuerzas de seguridad del oficialismo. La idea sobre lo que hay que organizar. Una marcha de la Gorra que denuncia la violencia institucional, historias sobre cómo recuperar el humor y la ironía, un “Rappi” que cuenta su día y la teoría sobre Luis Caputo en plan verdulero.
Por Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
La Cámara de Diputados se renovó con la presencia en el recinto del presidente Javier Milei y su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia, festejando a viva voz que el resultado de las últimas elecciones, más el movimiento de algunos diputados que se autoperciben peronistas, transforman a La Libertad Avanza en la primera minoría, lo que le facilitaría el tratamiento de las reformas que el gobierno quiere imponer, como la laboral. Todo esto con barras comandadas por Milei hostigando con cantitos a los opositores.

Imagen de la 9º Marcha de la Gorra en Congreso, acompañando a los jubilados, contra la violencia institucional y policial. Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
La transmisión osciló entre esas imágenes y otras perlitas, como el micrófono abierto de un diputado por donde se escabulleron ciertos comentarios desagradables respecto de la apariencia de algunas diputadas. Sus pares señalaron al radical chaqueño Gerardo Cipolini como el responsable, aunque se defendió con un argumento tan extraño como esa Cámara, en la frontera del delirio: “La tecnología ha avanzado a límites irreconocibles. Tal vez uno sale diciendo cosas que no ha dicho”.
Pablo: la recuperación del humor
El devenir de ese palacio, entre cantos, saludos y gestos que acaparan la atención de los portales supuestamente periodísticos sigue diferenciándose mucho de la calle que todos los miércoles separa la valla que cruza de punta a punta la plaza.
“El Congreso vallado a espaldas del pueblo es más que una metáfora”, define a la perfección Fabián Grillo, papá de Pablo, el fotógrafo herido en su cabeza por una granada de gas lacrimógeno el 12 de marzo, brutal ataque que lo mantiene internado desde entonces, y del cual sigue recuperándose.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
El domingo Pablo cumplió 36 años, y por eso jubilados y jubiladas se acercan a Fabián a saludarlo saludarlo y preguntarle cómo está Pablo.
“Está bien, está mejorando, y lo volvieron a trasladar del Hospital Ramos Mejía al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca. También habla, discute y putea”. Para Fabián esos son grandes indicadores de mejora de su hijo.
Además, está manejando humor e ironía. Cuenta que un médico cubano, tras una charla de ocasión, le dijo: “Amigo, entre bomberos no nos pisamos la manguera”. Y Pablo le respondió: “Yo no soy bombero”.
Fabián se ríe. En minutos tiene que irse a una muestra fotográfica en la Asociación Madres de Plaza de Mayo, frente a la plaza de Congreso, pero antes lo invitan a la asamblea de la Mesa Coordinadora de Jubilados. “Soy el papá de Pablo, pero no quiero hablar en nombre de él, porque Pablo habla y habla bien”, dice, lo que despierta emociones y aplausos. Fabián cuenta que a partir de octubre es un jubilado más y por eso viene también a marchar: “Esto es lo que nos va a levantar. Es por lo cual le pegaron a Pablo, porque él iba a mostrar la lucha de los jubilados unida con las hinchadas y los gremios. Esa imagen no podía pasar: ¿cómo puede ser que haya solidaridad?”.
Pero la hay, dice Fabián: “Acá estamos”.
La hincha que trabaja para el barrio
Gabriela, hincha y vecina de Dock Sud (y la imagen que encabeza esta nota), es una de las tantas que organiza esa solidaridad. Sobre una mesa tiene desplegados paquetes de fideos, arroz, polenta, azúcar, salsas, botellas de aceite, latas de arvejas, bolsas con cebollas. Con otros cómplices junta donaciones para que jubilados, personas en situación de calle, o con alguna discapacidad –hoy es el Día Internacional que los conmemora– se lleven después de la marcha. “Es para hacer algo, porque en el barrio está todo complicado. Tengo tres hijos, soy mamá soltera, y sé lo complicado que es, así que imaginate para un jubilado de la mínima. Incluso en el barrio se ve que alguno se quiere hacer el vivo subiendo los precios en la verdulería, por lo que un vieji se tiene que caminar diez cuadras para conseguir precio. Es horrible lo que está pasando, porque de repente Caputo es el verdulero”.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Gabriela se interrumpe porque llega un chico con la mochila de Rappi, en su bici, a dejar donaciones. “¿Ves? Por esto lo hacemos, esto es la solidaridad”, dice Gabi, emocionada.
¿Cuánto hay que pedalear?
El trabajador de Rappi se llama Gastón, tiene 31 años y vive en Isidro Casanova, partido de La Matanza. Su vida laboral es una síntesis de este momento. Trabaja en una empresa logística, pero solo cuando lo llaman: para eso tiene que estar atento a las notificaciones que le llegan al celular. “Es cuando abren la convocatoria”, dice. Y después agrega la descripción de buena parte del presente: “Son las formas en las que hoy se está precarizando el trabajo”.

Testimonio arriba de la bicicleta sobre la situación laboral: el pedaleo infinito. Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Por eso en los días libres se pone el casco, se sube a la bici y pedalea como Rappi, desde las dos de la tarde hasta las doce de la noche.
–¿Cuánto llegás a hacer por día?
–Treinta lucas.
Hace una mueca al ser consultado sobre el prejuicio de que muchos trabajadores de Rappi son afines al gobierno. “Muchos trabajadores de muchos rubros lo votaron, pero sí, hoy prima un individualismo muy fuerte”, define. La reforma laboral le parece “horrible”, pero reconoce que su generación es parte de una época que no conoció casi ninguno de los derechos que la Ley de Contrato del Trabajo consagra: “Es cierto. Y ese es el problema”.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org
Delante de sus ojos avanza la movilización de jubiladas y jubilados, hoy acompañada por la novena Marcha de la Gorra, cara a cara con la policía, pero sin incidentes, salvo por los picos de calor que descompensan a algunas personas. “Siempre que puedo, vengo a acompañar a los jubilados”, se despide Gastón, en un pedaleo que seguirá hasta la medianoche.
Tal vez haya que dejar de mirar lo horrible, de prestarle atención y darle importancia –como todo lo que ocurrió dentro del Congreso. Y convenga pensar la organización de la solidaridad de la que hablan Fabián, Gabriela y Gastón, como una de las tantas claves para pensar esta época y lo que se viene.

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

Fotos Juan Valeiro /lavaca.org

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