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Segunda vuelta

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«Hoy es el día 1.300. Mil policías más trescientos jubilados, y dólar a 1.300» contabiliza un jubilado a lavaca.

Más allá cientos de personas cantan: “Qué vergüenza, qué vergüenza, pegarle a jubilados por 2 pesos con cincuenta”. 

“No se entiende, no se entiende”, le dice luego una jubilada a uno de los alrededor de mil ¿efectivos? que lavaca pudo contabilizar este miércoles en una nueva marcha de jubiladas y jubilados con sus haberes destruidos, que reclaman por su derecho a no ser los que paguen el ajuste que este gobierno prometió aplicarle a “la casta” y no a ellos. Un millar de agentes masculinos y femeninas de negros y verdes y marrones, la gran mayoría sin identificación. Otra jubilada, cerquita, mira al aire y despotrica: “Por qué, por qué tanta policía. ¿Cuál es el sentido?”. El lunes pasado, 24 de marzo, la marcha en la que no hubo ni un policía a la vista fue la demostración de lo que significan los actos pacíficos, que suelen estallar justamente con los shows policiales ordenados por el oficialismo.

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Fotos: Juan Valeiro y lavaca.org.

El despliegue de seguridad fue otra exhibición desproporcionada del gobierno, posiblemente pensando en distraer del dólar más que en los jubilados. La desmesura se notó en cantidad de personal y en cantidad de fuerzas. Policía Federal, Gendarmería Nacional, Policía de la Ciudad, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria. “En los aeropuertos y las fronteras no debe haber nadie ni para tocar el pito” comentó una jubilada. La referencia sobre la PSA y la Gendarmerìa se le puede agregar la Prefectura (en mares con su riqueza arrasada por la depredación pesquera) cumpliendo funciones absurdas en plan policial bullrichista. 

Uno de los policías fue fotografiado por uno de los cronistas de lavaca. No tenía identificación y se negó a decir su nombre. Portaba en su mano derecha un tubo de gas pimienta y amenazó con sarcasmo: “¿Querés que te muestre lo que tiene el gas?”

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Policía sin identificación, con el gas pimienta en su mano derecha y la sonrisa de una amenaza: «¿Querés que te muestre lo que tiene el gas»? Fotos: Juan Valeiro y lavaca.org

En la esquina de Riobamba y Rivadavia un jubilado había hecho un megáfono casero con una botella de plástico. “Este presidente es una vergüenza, no vale nada como persona, es un verdadero ladrón. Estamos siendo una república bananera”. La gente que esperaba el 12 lo escuchaba con atención. Otro jubilado pasaba gritando: “Chorros, chorros, criptomonedas, Milei estafador y chorro”. 

El hombre del megáfono seguía haciendo su ejercicio público de libertad de expresión: “Milei habla en difícil y no lo entienden ni los suyos. Ni Clarín y La Nación, que lo apoyan para que no se vaya a la mierda. Pero igual todo se va a la mierda con semejante pelotudo”. 

Beatriz Blanco, la jubilada que el 12 de marzo se desplomó y cayó de nuca por una agresión policial, llegó hasta MU Trinchera Boutique para de allí volver a marchar con su bastón. “Nunca hay que dejar de movilizarse” comentó sonriendo.

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Beatriz Blanco, la jubilada agredida por la policía el 12 de marzo, con su hija Paula rumbo a la marcha. Con su bastón y con su sonrisa.

Este miércoles no cambió el despliegue de Fuerzas pero sí hubo un cambio en los carteles que sostienen las y los jubilados. Algunos expresan su bronca hacia Milei y Bullrich, pero la mayoría no refieren a la denuncia, ni a la bronca, sino a la lucha y al futuro.

  • “Jubilados resistiendo, carajo”. 
  • “Este gobierno está débil”. 
  • “A la entrega, el saqueo y la represión, la respuesta es la rebelión”.
  • “No pasarán”. 
  • “Paro y plan de lucha”.
  • “Milei Bullrich la violencia es su derrota, la resistencia es nuestra victoria”.
  • “Osvaldo Bayer presente hoy y siempre”. 
  • “El único bastón aceptado es el de la abuela”.
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Julio frente al Congreso y ante la Prefectura.

Julio Ramón Sánchez está a punto de cumplir 70 años y es de La Matanza. Le está hablando a un pelotón de prefectos. Le cuenta su historia, y después se la cuenta a lavaca, con los ojos empañados. Hizo la colimba, obligatoriamente, entre 1976 y 1977. “Tenía 20 años y a los que estábamos haciendo el servicio militar nos usaban como los usan a estos tipos que están acá, a quienes mandan a reprimirnos mientras nos estamos cagando de hambre. Como jubilado no les tengo miedo, prefiero estar acá, morir de pie, que acostado en la cama por falta de medicamentos y alimentos”.

Norma tiene 68 años y vino desde La Plata. “Cobro 248 mil pesos, ¿a vos te parece que no voy a venir?”.

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Norma, con 248 mil pesos mensuales: «Prefiero mil veces venir acá y no estar en mi casa sin hacer nada”. La imagen de los bastones de jubiladxs frente a los bastones de la violencia institucional. Fotos: Juan Valeiro y lavaca.org.

Relata su historia: “Trabajé toda la vida y ahora lo tengo que seguir haciendo en casas de familia. Siento vergüenza porque tendría que estar disfrutando de mis nietos y no mendigando un sueldito. Y porque alquilaba y ya no puedo; me tuve que ir a vivir con mi hija”. Norma cuenta que fue sobreviviente del Centro Clandestino de Detención La Cacha en la dictadura. “Prefiero mil veces venir acá y no estar en mi casa sin hacer nada”. Y hace un llamado a los más jóvenes: “Que vengan acá, a poner el cuerpo; hay noches que solo como un pedazo de pan, no aguanto más”. 

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Jubilada gaseada ayer por la policía.

El gobierno nacional determinó el fin de la moratoria previsional desde el pasado domingo 23 de marzo. De esta manera, quienes no tengan 30 años de aportes al sistema previsional argentino no podrán acceder a una jubilación: se estima que 7 de cada 10 personas accedieron a su jubilación mediante la moratoria vigente. Y en el caso de las mujeres, 9 de cada 10. 

Remata Norma: “Con este gobierno todo lo que venga va a ser peor”. 

Mario integra el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados. “Estamos ante un gobierno que es muy duro con los jubilados y con todos los trabajadores, pero es muy blando con los banqueros. Lo único que nos queda es parar el país y detener este criminal ajuste”. Mario dice que vive “malísimamente mal” y que sin la ayuda de su hija no podría subsistir. “La canasta básica del adulto mayor está en el millón cien mil pesos cuando la gran mayoría de los jubilados, que percibimos la mínima, no llegamos ni a la tercera parte”.

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Las escenas de cada miércoles. La manifestación de libertad frente a la amenaza de represión. Fotos: Juan Valeiro y lavaca.org.

Con todos los focos de atención puesta sobre la esquina de Rivadavia y Callao, inesperadamente se organizó una segunda vuelta alrededor del Congreso, comenzando por Riobamba en la que no había ni un solo policía. Cuando la segunda ronda culminó en Rivadavia y Callao, la Policía volvió a aplicar el protocolo y la Prefectura se decidió a gasear a grupos de manifestantes y trabajadores de prensa. Otra vez la dosis de gas pimienta lanzada por policías pertrechados como para una guerra contra la gente. Al finalizar esta nueva ronda los gendarmes se dispusieron para evitar que la manifestación se desplazara hacia la calle. 

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Fotos: Juan Valeiro y lavaca.org.

Los gendarmes se pusieron hombro contra hombro, en actitud de ataque. 

Fue un momento impresionante: ante esa muralla de violencia, una jubilada frágil de cuerpo y entusiasta de voz, comenzó a cantar el Himno Nacional, seguida por la manifestación, y mirando a los gendarmes que seguían en posición de combate hacia la nada. 

El himno es un tema que incluye una referencia que los jubilados esperan prenda cada vez en mayor medida. Se trata apenas de dos palabras que la señora cantó como se canta una esperanza, o un proyecto que está detrás de cada uno de sus miércoles: oíd mortales. 

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Prefectura arrinconando jubilados, que de todos modos hacen lo suyo en el semáforo verde.

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Cascos diferentes. Uno en homenaje a Pablo Grillo, el fotógrafo que continúa en estado crítico en el hospital Ramos Mejía tras el ataque policial que sufrió el 12 de marzo.

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Un día que hizo historia

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¿Cómo se combinan lágrimas, risas, emoción, desahogo, abrazos, música, compañerismo, alegría, confraternidad, creatividad, justicia, en tiempos oscuros? La plaza de los Dos Congresos fue el escenario de un evento histórico, un símbolo de capacidad. Allí se bailó, se jugó y se cantó durante toda la tarde, hasta que llegó el momento en el que el Senado hizo lo que tenía que hacer: volteó por 63 a 7 el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Como el veto ya había sido rechazado en Diputados, la Ley pasa a estar vigente. El gobierno ha amenazado con llevarla a la justicia, lo cual provocará (como es habitual) mayor conflictividad. Detalles, retratos y asombros de lo que se propuso que a partir de ahora cada 4 de septiembre se celebre como Día del Orgullo Disca.

Por Sergio Ciancaglini

Fotos Juan Valeiro / lavaca.org

Cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo. Fue un grito y un llanto de alegría. Bailaban chicos y chicas con síndrome de Down, saltaban en una pata personas a las que literalmente les falta una pierna, quienes estaban en sillas de ruedas sacudían los brazos y los hombros y seguían el ritmo con sus sillas, un ciego levantaba su bastón con una sonrisa antológica, los andadores se sacudían haciendo percusión, llegaron jubilados que se sumergieron en ese volcán de afecto que no siempre encuentran los miércoles, la gente se abrazaba como solo ocurre cuando se gana un Mundial, los profesionales de la salud, choferes, acompañantes periodistas, miraban azorados a esos chicos y chicas y adultos que estiraban los brazos al cielo, las madres y padres y abuelos y hermanas gritaban de placer, de dignidad recuperada, y una nena de las que insulta el gobierno y usa como insulto, se acercó a un viejo periodista que lloraba como hace mucho no le pasaba,  le tomó la mano y le dijo “hola”.

Un día que hizo historia

Ritmo de la tarde.

Después se armó un gran pogo de toda esa gente ofendida, humillada, atacada, discriminada, amenazada, basureada, hundida, que de golpe se sintió resurgir y armó una especie de fiesta con música popular caribeña y risotadas: “Alta coimera, Karina es alta coimera”. (El hit llegó desde Catamarca, creado por la cantante y música tucumana María Paula Godoy en base a la música que el cubano Joseíto Fernández compuso hace casi un siglo a partir de unos versos de otro cubano, José Martí). Otro éxito fue «Devolvé la coima», reversionando a Bersuit. La última vez que el Congreso logró rechazar un veto presidencial fue en 2003, cuando estos extraños territorios eran presididos por Eduardo Duhalde.

Todo eso ocurrió hacia el final de una tarde helada signada por una calidez que un joven en silla de ruedas, Jony, editorializó así: “Los discas le torcimos el brazo a Milei”. Es difícil saber cómo continuará la historia en estos tiempos un tanto estrambóticos, pero se confirmó que si hay zonas sociales de resignación, hay otras con una capacidad (no discapacidad) de resistencia que no se sabe hasta dónde puede llegar.

Un día que hizo historia

Postal de una tarde de resistencia, diversión y triunfo.

La botella y la vida

Un grupo de niños con síndrome de Down jugaban sentados en el asfalto con una botella de plástico. El juego consistía en tratar de hacerla caer parada. Eso ocurría muy poco, como pasa a veces con la vida, pero cuando lo lograban estallaban toda clase de aplausos y risas. Y a medida que el juego avanzaba, lo lograban cada vez más.

En otro lado armaron un concurso de chistes. El primero: “¿Por qué una vaca compra una radio?” Nadie atinaba a contestar. Solución del enigma: “Para escuchar muuuuuuusica”. Hubo también concursos de baile, en el que intervenían chicos y chicas discas, como usan decir cada vez más, acompañantes, e incluso un hombre sin piernas, en silla de ruedas.

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Niñez jugando mientras parlamentarios decidían sobre su futuro.

Mientras se esperaba la votación, la plaza hablaba. En una silla de ruedas estaba Francisco, 13 años, junto a un cartón manuscrito: “No veten mi futuro”.

 Su mamá Estefanía explicó a lavaca: “Francisco tiene un síndrome congénito, requiere terapias de apoyo desde siempre, pero el sector de discapacidad está en crisis, no se actualiza el nomenclador. Entonces los centros las escuelas especiales los transportes y los prestadores ya no puedan sostenerse, ya no puedan seguir de pie ya muchos cerraron las puertas. Nos dice el gobierno: ‘si tenés unhijo con discapacidad jodete, no es problema del Estado’. Están pisoteando los derechos. Es súper angustiante. Yo entiendo que estamos en un sistema capitalista que se mueve por la plata, pero él tiene derecho a una vida digna. No pedimos asistencialismo sino ayuda, y que no dejen tirados a chicos como él. El centro al que va Fran es muy importante para él, y también para nosotros, porque te ayuda a sostenerte ante la enfermedad y los cuidados que hay que darle”.

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Francisco y su mamá Estefanía. El proyecto de una vida plena.

La pesadilla descripta por Estefanía tiene otro concepto: “Al quitar pensiones vienen a destruir las vidas de las personas, todo lo que armamos las familias, eso están robando, nuestros vínculos nuestros afectos, nos están quitando a nuestros hijos”.

¿Y qué buscan? “El derecho a una vida plena”.

Efecto pandemia

Paula anda junto a un cartel que dice “Dale alegría, alegría, a mi corazón, es lo único que le pido al Senado hoy”. “Soy profesional de la salud, acompañante terapéutica y esposa de Cristian, que es una persona con discapacidad, así que me toca el tema por todos lados”. Están juntos hace 32 años, pero a Cristian, que está en su silla de ruedas, la discapacidad le llegó con la pandemia como consecuencia de un ACV. “El tiene internación domiciliaria, y ya van cinco médicos que renuncian por fala de pago. Lo veo todos los días en mis propios trabajos, por los recortes. Pero bueno, hoy esperamos que voten. El gobierno va a querer judicializarlo. Así que hay que juntar fuerza de esto que logramos hoy, para seguir peleándola. Siempre”. Andrea además de sus tres trabajos hace feria los fines de semana para venderle cosas a las 12 millones de personas que salieron de la pobreza.

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Paula con el cartel, su marido Cristian en la silla de ruedas. Ella es profesional de la salud. Cristian sufrió un ACV en la pandemia.

Superhéroes

Andrea y Rober son choferes de una pequeña empresa llamada El transporte de los superhéroes. Andrea: “Es una experiencia única. No se condice con la normalidad de los que mucha gente cree que es normal. Pero ellos son normales, ¿se entiende? Solo que son diferentes. Acá tenés una relación, porque tenés incluso un idioma diferente. Hay chicos que no hablan. Te entendés con una mirada, con un gesto, una sonrisa. En uno de nuestros vehículos hay muchísimos idiomas, y es muy fuerte”. Rober: “Es un mundo invisible. A nosotros  nos da una fuerza muy grande. Pero si sacan el apoyo, dejás a cantidad de chicos a la deriva, sin tratamiento, sin posibilidades. Y las familias no tienen paz. O hay casos como el de Jony, un chiquito que quedó huérfano y lo vamos a buscar al orfanato. La idea al sacar el apoyo, es que un chico como él quede totalmente desamparado, sin tratamiento. La empresa banca igual seguir yéndolo a buscar para que lo atiendan, pero eso ¿hasta cuándo te da?”

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Abrazos al conocerse el resultado.

Adrián es el dueño de la empresa y está conmovido con lo que pasa. “Para mí son superhéroes. Tienen que enfrentar y superar cantidad de cuestiones. Tienen convulsiones, comen  por traqueotomía, miles de cosas, y cada vez que vas a buscarlos te dan una sonrisa, te devuelven paz. No tienen maldad. Entonces acá, en este tema, te encontrás con la corrupción, y no se puede entender. Entonces acá la única coherencia que tiene el gobierno es causar daño. Me pone muy triste. Pero no se puede gobernar contra los débiles”.

El actual presidente plantea que los héroes son los que contaminan, evaden impuestos y fugan capitales. Adrián me mira extrañado y levemente asqueado: “No, no se puede creer. Los verdaderos héroes son estos chicos, no los que roban a estos chicos”.

Se van Ignacio y Valentina con sus choferes. Son adolescentes. Ella en silla de ruedas, él caminando con dificultad desacompasada. Al pasar sonríen. Mueven las manos para saludar, pero las manos no hacen el movimiento que uno espera (“lo normal” me diría Andrea). Sin embargo todo el gesto es una expresión de puro afecto, de verdaderos superhéroes.  

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Ailén no es un fantasma

Andrea está con su hija Ailén, que tiene 11 años y está en silla de ruedas. “Soy de Santiago del Estero, a mi nena la operaron del corazón a los 8 meses, hizo un paro,  y el paro le provocó esto. Pude venir a Buenos Aires hace cuatro años. Ahora nos quieren cerrar todo el tratamiento y que nos volvamos. Eso es matar a Ailén. Mi nena no es un fantasma. Con su discapacidad y todo, es una nena. Y peleadora, salió delante de muchas operaciones. Si ella peleó, la mamá también, para que tenga la mayor calidad de vida”.

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Andrea y Ailén.

Andrea llora. Nadie que la escuche puede evitar contagiarse de esa angustia. Cambiamos de tema, o no, y me cuenta que sale cuando puede con su hermana y con la propia Ailén, a vender empanadas, empanadillas (rellenas de dulce de batata) y rosquete, que es una masa dulce que afuera lleva merengue. Nada alcanza, obviamente, para una nena que debe comer con una bomba porque tiene un botón gástrico, y esa bomba para alimentarla implica un alquiler que Andrea ni quiere saber por lo inalcanzable y porque se calcula en dólares. Andrea no es como Caputo y el JP Morgan, no tiene registro de lo barato que está el dólar.

“La nena pesaba 11 kilos, hoy 22 kilos. Antes, era una nena que vivía cautiva de una puerta para adentro y no salía, hoy con todos los tratamientos y los médicos la pudieron sacar adelante. Que pueda salir, hacer una vida social. Yo no voy a permitir que le quiten eso a mi hija”.

¿Dónde está la fuerza?

Yanina es la mamá de Dante, que tiene síndrome de Down. ¿El hecho de estar en la plaza es también un gesto de poder, de sanación, teniendo en cuenta esa emoción y esa alegría que se nota en el ambiente? Dice Yanina: “Hay mucha mala sangre, mucha maldad y cosa inhumana en todo lo que está pasando. Entonces estar aquí juntos es una fortaleza. Se meten con los jubilados, con los chicos del Garrahan, con nuestras familias y nuestros hijos. Yo me quedé sin palabras: brutos, salvajes, animales… ¡no! Los animales no tienen maldad. No hacen las cosa que hace esta gente disfrutando causar dolor y problemas”.

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Yanina y Dante.

Yanina toma ambos brazos del cronista y dice: «Te juro que no entiendo por qué hacen esto. Si la vida es una sola, ¿entendés? ¿Por qué este maltrato, si lo que queremos todos es vivir tranquilos? ¿Y a estos chicos? -dice señalando a Dante, que nos mira de reojo-. No lo entiendo».

Dice Yanina algo que debería trascender muchos tímpanos: “Lo que no podés hacer es resignarte, encerrarte, quedarte en tu casa. Porque te morís. Aquí entendimos que ninguno de nosotros está solo. Así que estar aquí es abrirnos una posibilidad en esta única vida que tenemos. Para mí hay que estar juntos, y sobre todo ser muy creativos”.

Llaman para avisar que está por producirse la votación en el Senado. Yanina cierra los ojos y los puños con fuerza. Cada persona de las que estamos allí llenamos la plaza de rezos, cábalas, supersticiones, manos aferradas, ilusiones, adrenalina al infinito y más allá.

Los chicos y las chicas miran y comparten la ansiedad de sus mayores, todos esperan. Se cantó el himno con mucho énfasis en lo de jurar con gloria morir, aunque en esta plaza de lo que todos hablaron fue de vida con dignidad. Luego hubo un silencio.

Y cuando llegó la noticia desde los parlantes estalló todo.  

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Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

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La creatividad de jubiladas y jubilados en Congreso fue un signo de ingenio que generó un clima de alegría en toda la zona, mientras la policía esta vez cumplía rol de adorno y no de provocación. Antes del patético cierre de campaña libertaria en Moreno, otra marcha de quienes siempre la vieron, y las imágenes y planteos en los carteles que explican mucho sobre lo que está ocurriendo en el país

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi

Fotos: Juan Valeiro / lavaca.org

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Taxista elocuente y anti prejuicio: «No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya».

El acto de cierre de campaña del presidente Javier Milei que con todo el aparato convocó apenas a unas 1.000 personas en el barrio Trujui de Moreno. Su entrevista a un medio francés en el que dijo que la oposición intenta matarlo. El riesgo país en los 900 puntos. La intervención del Tesoro para frenar la disparada de un dólar que no conoce de bandas. El intento de censura previa a los audios con información sobre coimas, dictado por un juez con denuncias de acoso sexual, entre otras. Los acontecimientos se atropellan en una Argentina que transita los días previos a la elección de medio término en la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, el próximo domingo, en un escenario tan intenso como imprevisible.

Todo esto parece no molestarlo mucho a Carlos, 68 años, taxista, que conducía por Rivadavia y tuvo que doblar obligado sobre Rodríguez Peña por la marcha de jubilados y jubiladas de todos los miércoles. Carlos no puede moverse, como tantos autos cuyos conductores transportan caras largas, pero este hincha de Boca tiene otra estrategia.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Queremos preguntar.

“¡Andate a cagar, Milei!”, grita por la ventana, y con su mano izquierda muestra tres dedos: “¡El 3 por ciento a Karina, pá! ¡A Karina el 3!”. Carlos parece tirar por esta ventana, también, un prejuicio sobre su gremio: “No soy facho, solo espero que este gobierno se vaya”, dice y redobla su apuesta al mostrar una foto con Cristina Fernández de Kirchner, la expresidenta que cumple una condena de seis años en su domicilio: “Los chorros son ellos”.

La democracia y los locos

A su alrededor la marcha comienza, con una mirada reverdecida por los escándalos gubernamentales de las últimas semanas que parecen encender la creatividad del sector más ajustado por el gobierno.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Homenaje al brócoli.

Al hit de la semana pasada –”Alta coimera, Karina es alta coimera”, con melodía de Guantanamera– este miércoles le suman la melodía de Comadre Compadre, de Los Fatales: “El 3 por ciento, la coima, la coima, la coima de tu hermana”.

Y gran renovación de carteles. Algunos ejemplos:

  • “La corrupción avanza. Tu voto tiene poder”.
  • “Voto contra las coimas”.
  • “Voto contra la represión”.
  • “Voto por la democracia verdadera”.
  • “Cada vez que votes como el culo, nos vamos a encontrar en la calle. El nono de Boedo”.
  • “Somos más votos que vetos”.
  • “¿Espertpento huyó con la moto de su amigo narco?”. El subrayado es del propio cartel.
  • “No al ataque a la libre expresión, a la destrucción del país, a la represión, al autoritarismo, a la corrupción, a la mentira, al odio, etc, etc. Sí a que se vayan”.
  • “Karina coimera”.
  • “Milei sos trucho”.
Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Fiscalización electoral suizo argentina.

Brócoli a la CGT

Frente al Congreso, una serie de cinco carteles de cartón sobre las vallas: “Por más que corran, el pueblo prepara el vuelto. Nos estamos muriendo pero sin remedios. Nuestro muro de hierro, saqueo, hambre, represión. Gobierno de locos, borrachos y chorros destruyendo todo. Defienden la libertad de ellos. La nuestra es morir en la calle”.

Frente a ese muro de hierro, otra vez el humor. Sobre el asfalto, en el centro de un círculo perfectamente dibujado, como un árbol que sigue en pie en un campo arrasado, se erige una brassica oleracea var. italica, mejor conocida como brócoli, vegetal altamente nutritivo y convertido esta semana en una pieza de lucha, cuando las hortalizas volaron en Lomas de Zamora haciendo que el diputado José Luis Espert tuviera que huir en moto, entre otras cosas. Debajo de ese círculo, una leyenda le rinde el mejor homenaje:

  • “El brócoli hizo más que la CGT”.

Arriba, una olla destapada tiene escrito “3%”, y debajo hay un cassette que dice: “Audios. Ruta del dinero Karina”.

Durante la marcha, los jubilados también recordaron a Jonathan, el hincha de Chacarita que perdió un ojo por el disparo de un prefecto, y al fotógrafo Pablo Grillo, que sigue en terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Un posible anticipo: este jueves se prevé acto en Congreso en apoyo del posible rechazo del Senado al veto de Milei contra la emergencia en discapacidad.

Este miércoles el juzgado de María Servini incorporó el informe de la reconstrucción balística que la Policía de la Ciudad realizó el 11 agosto: “La conclusión más importante es que se descartó por completo que el disparo de Guerrero (Héctor, cabo de Gendarmería) hacia Pablo haya sido en 45 grados hacia arriba o entre los 30 y 45 grados hacia abajo, como obliga el manual de las pistolas lanza gases aportados por Gendarmería a la causa”. La querella explica por qué es importante: “La prueba demostró que si el gendarme hubiese disparado en cualquiera de esas dos formas, el cartucho de gas lacrimógeno jamás hubiera alcanzado a Pablo del modo en que lo hizo”.

El juzgado le tomará declaración indagatoria a Guerrero el 17 de septiembre. La duda de siempre: ¿habrá justicia?

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

A mano y sobre cartones puestos sobre las vallas de acero con las que quieren contener a los jubilados.

Gandhi, Mandela y el problema de los buenos

Norberto Palla tiene 79 años y es de Saavedra. Habla por un megáfono, sin parar. Le habla a este gobierno y también a la oposición. Le habla a sus pares jubilados y a los jóvenes. Y a lavaca: “Es vergonzoso este gobierno, pero también es vergonzosa la oposición, a la que tampoco le importa la gente. Milei vino a mejorar al gobierno pasado, del que también estábamos cansados, contó con el 56% de la esperanza de la gente pero lo que está haciendo es una barbaridad, buscando el equilibrio fiscal eliminando a los individuos”. 

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

De algún lado saca la ironía Norberto, combustible para afrontar el día a día: “Milei en vez de una motosierra tiene que empezar a mostrar una motoniveladora, que es lo que necesitamos para nivelar los niveles de inequidad que está profundizando. En el Congreso ganan 25 veces más que un jubilado. Estoy espantado y muy dolido”.

Deja la ironía para otro momento y hace toda una definición filosófica política del momento: “No estamos mal por los malos, sino por los buenos que no se involucran. Martin Luther King, Gandhi y Mandela hablaban del silencio de los buenos. Pero acá, entre los indiferentes, los cobardes y los mezquinos, quedan muy pocos buenos”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Aprovechando el semáforo en rojo, unas informaciones sobre la actualidad.

Un fuego que no se apaga

Una señora marcha entre la multitud con su hijo al lado. Lleva en sus manos un pedazo de cartón chiquito, con letras negras, también chiquitas. Lo que dice llama la atención: “Tierra del Fuego”. A Marta Aguilera le dicen “Kika” y es de Río Grande, ciudad de la provincia argentina más austral. Viajó para celebrar a su nieta, que se acaba de recibir de coreógrafa en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Es jubilada docente y ahora hace artesanías, para sumar monedas a este presente que describe así: “Es una necesidad, un deseo que se vaya este gobierno para poder vivir de nuevo. No veo alegría en la gente, hemos pasado momentos de hambre, pero se luchaba con otra energía; con todos los años que tengo, que son muchos (se resiste a decir cuántos) jamás viví esto”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Para el mes de septiembre, las jubilaciones reciben el módico aumento del 1.90%, al regirse por el índice de inflación. “Menos del 3% de las coimas que recibe Karina Milei”, dice, riendo para no llorar. Con ese incremento, la jubilación mínima será de 390.277,17. “Nada, nada, no alcanza para nada –mueve la cabeza–. Un jubilado debe vivir bien, descansar bien. Y no es culpa nuestra, sino de este hombre que encima está vendiendo el país. En Tierra del Fuego no dejan de cerrarse fábricas mientras se llevan nuestros bienes naturales”.

Marcha de jubilados: el arte de la rebeldía

Una nueva marcha termina. Las y los jubilados siguen cobrando una migaja, a la que se le suma un bono de 70 mil pesos congelado desde hace un año. Pero algo cambió en las marchas desde la semana pasada. Esa alegría que no venía percibiendo Kika, este miércoles parece no ser tan así. Se ve en los semblantes, en las sonrisas, y en una movilización que empieza y termina cantando una guajira cubana con letra coimeramente argentina, hasta el miércoles que viene.

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Las denuncias al juez que censura

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Informe agosto 2025 del Observatorio de Violencia Patriarcal Lucía Pérez.

El juez Alejandro Patricio Maraniello –responsable de censurar los audios con información sobre presuntas coimas que involucran al gobierno nacional– es  uno de los 649 funcionarios que registramos en nuestro padrón de denuncias por violencia de género que involucran a miembros de los poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo, y de las Fuerzas de Seguridad. La denuncia contra el juez del fuero Civil y Comercial Federal fue presentada por la Asociación de Empleados y Funcionarios del Poder Judicial, involucra nueve casos, cinco por acoso sexual, y originó que en ese juzgado se impusiera una consigna policial durante el horario laboral para “garantizar la integridad de las y los empleados”. Hace apenas una semana el Consejo de la Magistratura lo notificó del expediente abierto por la Comisión de Disciplina y lo intimó a presentar su descargo en el plazo de 20 días. Además tiene en proceso una causa penal por acoso sexual que quedó en manos de la jueza María Servini y el fiscal Carlos Stornelli. 

En total son 120 los funcionarios judiciales registrados en nuestro padrón, ocupando el segundo lugar, precedido por el Poder Ejecutivo, con 161 casos.

Otras cifras alarmantes: durante este 2025 ya sufrimos 178 femicidios que dejaron un saldo de 82 infancias huérfanas. Una de las provincias más afectadas fue Mendoza con 5 femicidios en lo que va del año.

Este agosto fue notable el incremento de intentos de femicidios: uno cada dos días. También se han incrementado las denuncias:

  • La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) dependiente de la Corte Suprema de la Nación informó que en apenas 18 días se atendieron en CABA 627 personas, casi 45 por día.
  • En Chubut suman 3.534 desde que se inició este año
  • En Entre Ríos, 9.421.
  • En Neuquén se triplicaron: 800 en el primer semestre.
  • En Mar del Plata el promedio se elevó a 22 denuncias diarias.      

En tanto este año en todo el país ya se organizaron 139 marchas para exigir justicia.

En la web de nuestro observatorio podés acceder a toda la información de cada caso, incluida la fuente, de nuestros doce padrones que se actualizan diariamente.

https://observatorioluciaperez.org/
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