Derechos Humanos
Derechos humanos hoy: lo que está en juego

¿Cómo pensar el panorama actual frente a la situación de los derechos humanos? Ana Tauil, de la organización Nietes, Carlos Sueco Lordkipanidse, ex detenido desaparecido y testigo en distintas causas, y Carlos Maco Somigliana, del Equipo de Antropología Forense y la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal, conversaron con lavaca. Dudas versus certidumbres. Las políticas oficiales. El negacionismo. La velocidad y la lentitud de lo judicial. El trasfondo social y las enseñanzas para encarar formas de acción presentes y futuras inscriptas en la genética de una sociedad.
Por Sergio Ciancaglini
Ana Tauil integra Nietes, tiene 28 años, y cuenta cómo se plantan las nuevas generaciones frente a un tema que no es arqueología sino futuro, y cuál creen esos jóvenes que será el rol de las Rondas de Madres. Incluso con tan pocas que van quedando.
Carlos Maco Somigliana es antropólogo, formó parte del grupo de jóvenes que trabajó en la fiscalía durante el Juicio a las Juntas militares que se reflejó en la película 1985, es de los fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense y trabaja en la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad. Habla de cuestiones mal enfocadas y sobredimensionadas por gobiernos anteriores, y brinda algunas hipótesis sobre la práctica de comer vidrio.
El Sueco Carlos Lordkipanidse, ex detenido desaparecido, diferencia lucha contra la impunidad con despidos en el Estado, y propone mirar una fecha tan lejana y tan inminente como el 24 de marzo.
Los datos que acompañan esas reflexiones provienen del Ministerio Público Fiscal.
En 2024, pese a los oleajes negacionistas o simplemente hostiles hacia las políticas de derechos humanos, hubo 17 juicios que llegaron a sentencia con 55 condenas y 14 absoluciones.
Para 2025 el panorama es el siguiente.
- 12 juicios orales y públicos llegarán a sentencia.
- Hay al menos 6 causas que deberían iniciar sus audiencias orales y públicas.
- Otros 254 juicios se encuentran en diversas etapas de instrucción.

Esta foto y la de la portada, ambas en la Ronda de Madres, de Nora Lezano.
Todo en medio de oleajes de hostilidad o negacionismo oficial, que chocaron esta semana contra un fallo del juez Ariel Lijo (propuesto por el propio gobierno para incorporarse a la Corte Suprema de Justicia).
“Requiérase a la secretaría de Derechos Humanos de la Nación se arbitren los medios necesarios con el objeto de garantizar una dotación de personal capacitado para que los espacios de Memoria que funcionan en los ex CCDT (centros de detención y tortura) ‘Olimpo’, ‘Club Atlético’, ‘Automotores Orletti’ y ‘Virrey Cevallos’ permanezcan en funcionamiento”, ordenó Lijo a la secretaría encabezada por Alberto Baños. Planteó además que «las actividades se encuentren abiertas al público en dichos sitios”, y que se “preserven los acervos y archivos que se han generado a la fecha y que se continúen llevando adelante las tareas de investigación y coordinación pedagógicas”. El reclamo había sido planteado por la legisladora porteña Victoria Montenegro (secuestrada de bebé, hija de desaparecidos, entregada a apropiadores militares y nieta recuperada desde 2001) junto a una denuncia penal contra el ministro Mariano Cúneo Libarona. La demanda se produce en defensa de la ley Nacional N° 26.691 –de 2011– que declaró Sitios de Memoria del terrorismo de Estado a “los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y aquellos en los que sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal en Argentina, hasta el 10 de diciembre de 1983”.
El negacionismo y la hostilidad en colisión con las leyes y el poder judicial.
La cuestión: ¿cómo interpretar este presente contradictorio?
Lo que importa y lo que se devalúa
Plantea Carlos Maco Somigliana: «En este momento está todo muy matizado por la cantidad de despidos. Es lógico que en este contexto uno piense que está todo mal, para atrás. Este gobierno no tiene un interés por los derechos humanos. Y además estos temas estaban sobredimensionados en gobiernos anteriores». El telón de fondo de sus palabras son los despidos, retiros voluntarios y crisis en ámbitos como el centro cultural Conti.
Aclara velozmente: «Hay personas que trabajaron maravillosamente, con una vida metida en esto, pero también hay un hastío de la gente porque se identificaba con derechos humanos temas que no necesariamente lo eran”.

Foto de Alejandra López.
¿Algún ejemplo concreto? «No quiero mencionarlo, pero hay plantas de personal que cualquiera que está al tanto del tema sabe que eran exageradamente grandes. Claro que yo lo digo manteniendo mí trabajo, frente a gente que lo ha perdido. Así que hablo con mucho pudor. Y a la vez quiero ser sincero, porque hay una política de derechos humanos que con todo lo que se puede haber hecho mal, con todo lo que se pueda haber intentado utilizar partidariamente, sigue siendo relevante para la sociedad: importa en serio”.
Pero siempre hay un pero: “Tampoco le gusta a la gente que un tema que valora se agita como una bandera. No hay que sacarlo todos los días porque se desgasta».
¿Se puede devaluar? «Claro, pero sigue siendo importante para la sociedad. Mi esperanza es saber que este gobierno no pueda ir más a fondo contra esta política. Nadie tiene el poder absoluto como para frenar procesos institucionales que están en marcha. Y los tiempos de la justicia, en particular, son exasperantemente lentos pero una vez que se pusieron en marcha son como un tren que es muy difícil de frenar de golpe».
¿Por qué cree que no pueden hacerlo? «Porque tendrían que pagar un costo enorme. Entonces vemos escaramuzas, amenazas, gente muy valiosa que se queda sin trabajo y eso me da mucha bronca y tristeza. Entiendo la injusticia, pero estoy intentando que ese no sea todo el análisis. Una de las pruebas de fuego en derechos humanos es que esas políticas sobrevivan a todos los que creemos haber hecho algo por ellas. Y van a seguir no por bondad de quienes gobiernan, sino por el precio político que tendrían que pagar: esta gente no come vidrio».
Cree Somigliana que eso de todos modos no frena la intención de fondo que podría tener el gobierno: «La coyuntura es lamentable, es triste. No van a poder cerrar todo, pero tratarán de limitarlo a su expresión mínima. Entonces se tratará de poder demostrar que no es un lujo que una sociedad tenga parámetros básicos de humanidad. Eso significan los derechos humanos. Si no, estamos jodidos».
Diagnóstico: “Creo que eta gente en el gobierno se distingue por la brutalidad. No digo todos, pero es un rasgo distintivo. Lo que me preocupa es que esa brutalidad está teniendo niveles de aceptación para mí sorprendentes en la sociedad. En todo caso el mensaje que creo que hay que transmitir es que es una mierda que se estén perdiendo líneas de trabajo, como pasa también en el ámbito científico, donde se destruye con esa facilidad pueril. Y se pierden inversiones sociales de décadas. Mi apuesta es que nos demos cuenta de que eso que se llama política de derechos humanos no es algo diseñado para mirar el pasado –pensarlo así fue uno de los problemas- sino que sirve para el presente, para que no maten pibes en la calle, para defender nuestros derechos actuales. Es un reaseguro para no volver a comprar las mentiras de que las cosas se arreglan con ‘los argentinos de bien’, mientras pasan cosas terribles en la sociedad. Ese es el desafío actual del que llamamos movimiento de derechos humanos: tiene que servir para ahora, para el presente y el futuro”.

Foto: Alejandra López.
Mirarse el pupo
Maco cree que la actitud para estos tiempos consiste en no dar respuestas automáticas ni obvias. “No podemos quedarnos en la cómoda, hay que buscarle la vuelta a todo lo que se está planteando. Sé que lo que te digo es un discurso complejo y contradictorio a veces, pero banco esa complejidad. No podemos seguir proyectando hacia adelante imágenes que ya fueron, que pudieron ser valiosas o útiles hace 15 años. Si ellos aprenden y nosotros solo repetimos, nos van a reventar. Tenemos que usar la imaginación, trabajar mucho, porque si no, ¿qué estoy haciendo? ¿Me estoy chupando el dedo, me estoy mirando el pupo? No, yo me rompo, como te pasará a vos, trabajando con cosas que me parece que son importantes más allá del resultado, te guste más o menos, pero son cosas serias. Entonces no podemos quedarnos en la cómoda porque es demasiado importante todo lo que está en juego”.
Nietes en ronda
Ana Tauil es socióloga, vive de un trabajo temporario y terminado el home office accede a la charla con lavaca. Se sumó a Nietes en tiempos pandémicos y concretó esa militancia apenas pudo poner los pies y el corazón en la calle. Nietes es una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos integrada por nietos y nietas de personas desaparecidas. Reconoce que es tranquila, paciente, y trasunta una especie de juvenil sabiduría. “No creo que haya un ataque específico a los derechos humanos, sino que es un ataque en el marco de una política en la que lo más doloroso son los niveles de empobrecimiento que se ven en la mayor parte de la población, y donde también se atacan las políticas de diversidad, la obra pública, el trabajo, todo lo social. Electoralmente eso es doloroso porque parecería que hay un porcentaje de gente para la cual no es importante la política de memoria, verdad y justicia. No digo que sea un sector que defienda abiertamente a la dictadura, sino que actúa de modo indiferente frente a estos temas, no le parecen relevantes”.

Foto: Lina Etchesuri.
El punto que señala Ana marca una época: entre medios y redes, podría pensarse que nada es relevante, ni siquiera las personas indiferentes, ni el clima, ni la ciencia, ni las generaciones futuras, ni las pasadas (y así al infinito). “En medio de esa indiferencia el discurso de que vuelvan los Falcon, la defensa de la dictadura, es algo súper violento. Y viejo. Y se ataca tanto a los derechos humanos como al feminismo, que han sido expresiones de lo que en estos años fue el progresismo”.
¿Cuál es el problema, según Ana? “”hubo una asociación de los derechos humanos con el kirchnerismo que siempre lo hemos visto como un problema en Nietes. Nosotros buscamos la mayor independencia de lo partidario porque creemos que los derechos humanos tienen que ser universales a todas las identidades políticas. Y la otra asociación es con ‘lo zurdo’. Y la realidad es que movimientos como el nuestro son de diversidad ideológica”. Solo hay que recordar que Madres, Abuelas y distintos organismos contuvieron siempre a víctimas y afectados que distintas clases y procedencias, unificadas por lo que estaban sufriendo y lo que decidieron enfrentar juntas.
“Por eso para nosotros tiene que haber un arco amplio contra el fascismo, para que quede expulsado como propuesta política. Y apuntar a un movimiento de derechos humanos que recupere la diversidad y la potencia. Muchas cuestiones nos fueron quitando esa fuerza, porque esa vinculación con lo partidista vuelve más pequeño el universo que uno quiere interpelar” dice Ana, en referencia a un riesgo siempre de moda: quedarse hablando entre quienes ya están de acuerdo.
Para un acto de egreso del secundario, en 2013, varios compañeros de escuela planearon a Ana disfrazarse de militares y hacer bromas en favor de cosas horribles que la propia adolescente conocía y había sufrido familiarmente. Decidió no discutir, simplemente no aceptar. Con eso, sin hablar demasiado, mostró un ejemplo de actitud diferente. La propuesta pro militar se derritió. Algo de aquello trasladó ella a Nietes: “Nosotros creemos que más que bajar línea como ha hecho tanto el progresismo, lo que hay que hacer es escuchar mucho más. Comprender, pensar, trabajar, problematizar. Conectarnos con los demás desde un lugar de igual a igual. Entender que hay muchas interpretaciones de la historia. Y no puedo plantarme desde la visión de que yo tengo el conocimiento y vos sos un ignorante. Vamos mucho a escuelas y aplicamos esa actitud como un modo de intercambiar y generar algo entre todos. De golpe te tenés que bancar cuestionamientos dolorosos y falsos, pero bueno, hay que hacerlo sin subestimar y tratando de hacer entender cómo ocurren las cosas. Pero todo nace de una formación muy intensa que tratamos de hacer para estar lo más preparados que podamos”. Eso se trasunta en encuentros nada burocráticos, y muy conmovedores.
La posibilidad de la calle y del hecho de reunirse: “Es un modo de sobrellevar una situación horrible, saber que estamos juntos, que somos un montón, que existimos. Y a la vez saber que tenemos que salir de nuestra burbuja, comprender lo que los demás están diciendo, y entender que no se trata de discutir para ganar esa discusión, sino para comunicarnos y empezar a imaginar otros mundos, otras posibilidades”.
Nietes se ha incorporado con creciente frecuencia a las rondas de las Madres. ¿Cuál es la idea? Ana informa: “Como dice uno de nuestros compañeros y amigos, Lucas, queremos que la ronda sea un dispositivo para la continuidad de las luchas. Vamos a estar ahí”.

Foto: Alejandro Carmona.
Los archivos secretos
Conoció el infierno. Fue un secuestrado en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) durante más de dos años. A Carlos Lordkipandise el apodo Sueco se le pegó a la vida tras su exilio en Suecia, a donde pudo huir gracias al apoyo de Carmen Cobo, Madre de Plaza de Mayo, y de Adolfo Pérez Esquivel. Volvió al país en 1987 y ha sido testigo y querellante desde ese rol de ex detenido desaparecido, e integra actualmente el Archivo Popular de la Memoria. Al hablar transmite entusiasmo, intensidad.
«Dentro de la temática de derechos humanos hay incertidumbre, angustia, por lo que significa para mucha gente perder su puesto de trabajo en el Estado. Ahora, en cuanto a la lucha contra la impunidad para ponerlo en términos más amplios, lo que significan los juicios, las investigaciones y demás, bueno, qué decirte: hemos recuperado al nieto 138. Lo que quiero decir es que acá nadie baja las banderas”.
Cree que hay tema crucial entre los reclamos hacia adelante: ”Lo que nos convoca a todos es la apertura de los archivos de la represión. Porque existen, y porque eso permitiría dejar de buscar dónde están los desaparecidos, qué pasó en cada caso, excavando en todas partes y se podría determinar, en los casos que faltan, saber quiénes fueron responsables. Esa es la lucha que empezaron unas viejitas locas que dan vuelta alrededor de la Plaza de Mayo buscando a sus hijos y nietos, y eso no terminó con la dictadura ni con los gobiernos posteriores. Ninguno abrió los archivos secretos de la dictadura. Y por eso tenemos los 8.900 casos de desapariciones denunciadas durante un corto período en la CONADEP (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas). Pero hoy podemos asegurar con certeza absoluta que ese número se ve totalmente rebasado solamente con los 5.000 secuestrados en la ESMA, otros 5.000 en Campo de Mayo, y hay que sumar 500 centros clandestinos de detención en todo el país”.
Partidos bajo la cama
¿Qué va a pasar cuando no haya madres? ”Las nuevas generaciones aprendieron lo que significa lo de Madres. Que haya ido tanta gente a apoyar al Haroldo Conti no es tanto por el propio accionar de ese centro, sino por el accionar de Madres de más de 40 años. Así que me parece eso: que hay que acordarse de dónde aprendimos las cosas, para seguir poniéndolas en práctica”.
¿Por ejemplo? “Entendiendo cuáles son las vías de reclamo contra la impunidad, las que han dado resultado. El testimonio del sobreviviente, del vecino, del familiar, y no creyendo que porque vino un gobierno negacionista hay que claudicar. Negacionista fue Menem con los indultos, Alfonsín con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tuvimos 20 años de impunidad, pero todo lo que hicieron Madres, Abuelas y demás logró que los mismos que levantaron la mano para que hubiera leyes de impunidad, tuvieran que votar derogarlas”.
Muchas veces estos temas quedan como atrapados por lo partidario. “Claro, pero imaginate que cuando las Madres empezaron a movilizarse, en plena dictadura, los partidos políticos estaban todos metidos debajo de la cama. Entonces esas Madres nos mostraron un camino. Hasta hoy: el que se tome la molestia de ir un jueves a Plaza de Mayo las verá rondando alrededor de la Pirámide, pese a pérdidas irreparables como la de Nora Cortiñas o Mirta Baravalle, entre tantas. Pero ahí es que aparece el aprendizaje de las nuevas generaciones, la sabiduría para que no vuelvan a cometerse los mismos crímenes”.
Miami, Punta del Este y la comodidad
Comparación del Sueco: “Si se pudo derrotar a la dictadura más feroz que hubo en toda Latinoamérica con mucho esfuerzo y un costo altísimo, ¿cómo no vamos a poder enfrentar a este gobierno que tiene políticas de miseria para el 60 o 70% de la población, mientras el 30% se va de vacaciones a Miami y a Punta del Este?”.
No comparte la teoría del hartazgo: “Una cosa es la política de derechos humanos y de lucha contra la impunidad, y otra cosa la política general de la cultura, la educación y la economía. En el tema de derechos humanos, yo no veo el hartazgo. El punto referencial para mí fue el 2×1 en 2017, cuando el gobierno de Macri intentó consagrar la impunidad y salieron millones de personas a la calle. O la explosión en los cines que generó la película Argentina 1985, sobre el juicio a las Juntas Militares. Lo que sí veo es que hay sectores que están de acuerdo con lo que estamos diciendo, pero se quedan en una situación de comodidad. No salen a pelearla. Entonces ahí empieza a haber un reclamo de parte de la gente hacia su dirigencia”.
El cuerpo y el diluvio
“Salir a pelear no es que vayamos vos y yo, pero no se ve a la CGT, a las CTA, a los partidos. Hace falta ponerse los pantalones sobre lo que significa ser opositor a este gobierno. Los que salieron a enfrentarlo se han comido las corridas, los gases, pero no bajaron las banderas. Entonces ahí está la enseñanza de las Madres que hay que recordar. Las corrieron, las secuestraron, las tiraron vivas al mar”.
Ni siquiera aquellas mujeres tenían un discurso, sino que mostraban un ejemplo: “Claro, los discursos, las palabras, estaban vedadas. Lo que hacían era poner el cuerpo en serio. Me acuerdo cuando hubo un diluvio en Buenos Aires. La Plaza de Mayo estaba inundada. Las viejas fueron igual, con el agua hasta las rodillas, y la ronda no se suspendió ni se postergó. Entonces, muchachos, hay que poner el lomo porque acá lo principal es un plan económico que está poniendo en juego a toda la población, y el futuro de los chicos que son cada vez más pobres y sin comida en un país productor de alimentos”.
Los juicios hacia adelante: “Este año, pese a todo, hubo condenas ejemplares por ejemplo en la causa ESMA. Los juicios siguen y seguirán porque hay una cosa llamada Código Penal que hay que cumplir. Y nosotros no nos vamos a conformar con que se haya condenado a 1.100 represores de los más de 500 centros clandestinos de represión, porque no nos van a decir que cada centro lo manejaban dos tipos. Entonces la vamos a seguir, y aunque estén muertos van a ser juzgados en ausencia. Como te dije antes: acá nadie baja las banderas”.

Foto: Martina Perosa.
Nota
Encuentro a la hora del té: Hebe de Bonafini, Chicha Mariani y una reunión para hacer historia

Tiempo, emoción y galletitas. Memoria, humor y lucidez. Esos fueron algunos ingredientes de una reunión histórica y nutritiva ocurrida en 2010 entre Hebe de Bonafini y María Isabel Chicha Mariani. Una charla para recordar un día como hoy, 4 de diciembre, en el que Hebe cumpliría años, porque cuenta parte del nacimiento de un inédito tipo de movimiento social conformado por mujeres desesperadas ante la desaparición de sus hijas e hijos, nietas y nietos, tras el golpe del 24 de marzo de 1976. ¿Por qué recordar? Porque quienes olvidan todo o tienen amnesia, no saben quienes son hoy, en este momento.
Este encuentro de 2010 ocurrió en La Plata entre dos vecinas: Hebe (fallecida en 2022, quien era presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo) y Chicha (quien fallecería en 2018, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo). Estaban distanciadas desde hacía 29 años, y la propuesta de nota en MU permitió reunirlas. ¿Qué nos dicen sobre el presente los primeros tiempos en la historia de lucha por la aparición de sus hijos y nietos? Los viajes, las gestiones, las anécdotas, la causa de la pelea, sus reflexiones e intercambios, en los principales tramos de esta conversación inolvidable.
Por Sergio Ciancaglini
A las 6 de la tarde sonó el timbre, con una puntualidad de los tiempos en que vida o muerte podían depender de la exactitud de las citas de madres, abuelas y familiares de desaparecidos. En la casa de la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, Chicha, había una mesa con tetera, tazas y medialunas, que por un rato desplazaron expedientes judiciales, recortes de diarios y denuncias de su creación más cercana, la Asociación Anahí. A esa casa de la calle 47 de La Plata, llegó Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con masas, un huevo de Pascua (enviado por Alejandra, su hija) y galletas dietéticas.
Besos, abrazos. Chicha ha perdido casi totalmente la vista. Por eso es Hebe la que dice: “Nos vestimos igual. Estamos en la misma murga”. Las risas ayudaron a sobrellevar la emoción de este encuentro en el que cada palabra y cada silencio tuvieron una carga que mejor que adjetivar, es conocer.
Chicha tiene 86 años, Hebe 81, y ambas una lucidez sin edad.
Se habían distanciado hace 29 años. Se volvieron a ver en marzo, en una exposición sobre Clara Anahí, la nieta que Chicha busca desde noviembre de 1976. Hebe fue a esa muestra en Canal 7, y del reencuentro fugaz nació la idea de una charla con MU. Con tiempo, té y galletitas.

La reunión en casa de Chicha, después de 29 años distanciadas. Foto: lavaca.org
Sonrisas junto al paraíso
Hebe tiene dos hijos desaparecidos, Jorge y Raúl. A Enrique Mariani, el hijo de Chicha, lo mataron en 1977. En noviembre de 1976, un ataque de la Bonaerense bajo órdenes de Ramón Camps reventó literalmente la casa donde había al menos cinco personas que fueron acribilladas, entre ellas la nuera de Chicha, Diana Teruggi. Allí estaba Clara Anahí, tres meses de edad.
Hebe y Chicha se conocieron en noviembre de 1977, con la llegada a Buenos Aires de Cyrus Vance, enviado del presidente norteamericano James Carter, que iba a participar en un acto en Plaza San Martín. Chicha: “Yo había conocido a Licha (Alicia De la Cuadra, un hijo y una hija embarazada desaparecidos) y me dijo que podíamos ir a darle un ‘testimonio’ a Vance. Yo era una bruta, daba clases de Artes Visuales en el Liceo de La Plata pero no sabía viajar a Buenos Aires. Aprendí que un testimonio era un papel con mi caso. Cuando llegué me quedé paralizada. Estaban los funcionarios, todo lleno de milicos armados, los perros, en otro lugar había mujeres. Todas empezaron a gritar. Y se pusieron los pañuelos que tenían escondidos. Y yo sin saber qué hacer, con el papelito apretado contra el pecho. Vino una mujer corriendo, me dijo: ‘Dame el testimonio’, y se lo llevó a Cyrus Vance. Era Azucena Villaflor, la fundadora de Madres”.
Con Licha ya habían resuelto encontrarse allí mismo con otras mujeres que buscaban a sus nietos. “Nos juntamos abajo de un paraíso, frente al Colegio Militar. Nos debían estar filmando desde adentro. Conocí a Ketty (Beatriz Neuhaus) y me llevé una sorpresa: me saludó con una sonrisa. Y Eva Castillo, lo mismo. Pensé que no tenía que andar con esa cara de desgraciada, si ellas intentaban que el encuentro no fuera tan ingrato”.
Así, el 21 de noviembre, nacía Abuelas. Hebe, intencionadamente: “¿No era el 22 de octubre, entonces?” La diferencia de fechas es parte tal vez de las distancias nacidas con la salida de Chicha de Abuelas, en 1989. “Hubo cosas que no me gustaron y siguen sin gustarme, pero no quiero hablar de eso. No quiero que nada demore el trabajo de buscar a mi nieta”. Hebe: “Pero tu trabajo fue fundamental, y en los momentos más difíciles con vos al frente, fue que lograron recuperar a los primeros 60 chicos. Todos lo sabemos. Y por eso te quiero decir que todas las Madres te mandan un beso grande, te apoyamos totalmente en lo que necesites”.
Chicha se emociona, y me cuenta: “Pero aquel día, cuando me iba a volver, la veo a Hebe que dice: ¿quién va para La Plata? Cuando me acerqué, no me preguntó si quería que fuéramos juntas. Directamente me dijo: ¡vamos!” Se ríen y Hebe agrega datos no descartables: “Los pañuelos eran en realidad los viejos pañales que guardábamos para nuestros nietos. Los habíamos usado primero en octubre, para poder reconocernos en una marcha a Luján. Las que nunca los usaron fueron Azucena, y Esther Careaga, porque decían que parecíamos monjas”. Azucena, Esther y Mary Bianco desaparecieron poco después, en diciembre de 1977, operativo de la ESMA alrededor de la Iglesia de la Santa Cruz, merced a la infiltración de un falso hermano de desaparecidos, que en realidad era Alfredo Astiz.
Madre de la bombacha roja
Los viajes de estas dos mujeres recién comenzaban. Chicha empieza a reírse, recordando uno de sus regresos en colectivo, desde Quilmes.
Hebe: Yo iba con la carpeta de denuncias, paraguas, piloto, fiambres y chorizos.
Chicha: Y yo llevaba salamines, lo hacíamos medio para disimular, y para hacer algún mandado de paso.
H: Cuando llegamos, me paro, se me cae la pollera, y quedo en bombacha.
C: Escuché la risotada de Hebe, que para no largar los chorizos no se subía la pollera. No la veía bien porque yo iba agarrada a los salamines. Pensé que tenías combinación.
H: ¡No! Para mi las enaguas eran cosa de vieja, y para colmo me habían regalado una bombacha roja y era justo la que llevaba puesta. Más trola imposible.
Otra ronda de té. Chicha toca la mano de Hebe.
C: Pero te quiero recordar algo más, también por el 77 o 78. Un día apareciste con vestido celeste, planchadito. La noche anterior se había escuchado un tiroteo. Viniste a avisarme que ibas a ver qué pasaba. Y llevabas una canastita con comida por si había alguien que necesitara algo. Te pregunté si querías que fuera con vos, dijiste que no. Fue una prueba de coraje. Yo no me atrevía a ir.
H: Esas cosas nacen pensando en que si tu hijo está en esa situación…
C: El tema es cómo superar el miedo sin paralizarse.
H: Las mujeres lo sabemos. Es como parir. No pensás en vos, ni en quedarte quietita, pensás que tenés que hacer fuerza para que nazca y sea sano. Pero además, se llevan a tu hijo ¿Hay algo peor, más horrible? Así que nada: hay que seguir.
C: Yo pensaba que si me llevaban no iba a aguantar ni dos minutos en la mesa de torturas. Soy muy sensible al dolor. Mi ilusión era morirme enseguida. Qué tonta, ¿no?
H: Una piensa estupideces. Yo andaba siempre con cepillo de dientes, calzoncillos y pañuelitos en una bolsita, por si encontraba a mis hijos. Todos éramos muy inocentes. Hasta los chicos. Un día entro al cuarto del mayor y estaba con unos amigos, todos atándose. ¿Qué hacen? “Practicamos cómo desatarnos por si nos agarran”. Creían que les iban a dar tiempo.
C: Nunca imaginaron la perversión.
H: Habían preparado todo para saltar a lo del vecino. Pobres. A uno de mis hijos lo encontraron por mi vecina, que dijo que había reuniones en la casa y pasaba algo raro.
C: Pensar que tanta gente pudo ayudar, pero se calló. No sé qué tenemos adentro. El enano fascista.
H: Pero fijate al revés: otro vecino salió a avisarle a mi hijo que lo esperaba la policía, y entonces se lo llevaron a ese vecino. Después lo soltaron, pero el tipo no quería ni verme. Es difícil juzgar.
C: Sí, pero yo veo que tenemos raíces. Hace mucho quiero hacer un libro, la Historia de la Infancia Argentina. Desde los españoles que llevaban chicos y chicas indígenas como esclavos y sirvientes, después los terratenientes con derecho a hacerles hijos a las mujeres campesinas y apropiarse de ellos. El derecho de pernada, que todavía existe, del patrón sobre la primera noche de cada niña. Hagamos un salto: llegan los militares, se llevan a los chicos, y mucha gente lo ve bien. Yo creo que es todo ese residuo ancestral, que produjo la enorme vergüenza de un pueblo que se supone culto, pero no abrió la boca, no tomó la defensa de ningún niño. Me atrevo a decirlo porque es mi pueblo. Pero no puede ser que haya parecido normal que los chicos sean secuestrados y apropiados.
H: Hacé el libro. Nosotras lo podemos imprimir.
C: Te cuento algo más. El secretario de Pío Laghi, monseñor Celli, les dijo a dos abuelas, Elba Ford y Delia Penela: “Dejen de molestar, imagínense los chicos están con familias que pagaron 4.000 pesos por cada uno, eso les dice que los van a cuidar bien”.
Hebe da un respingo. “Tengo una información muy importante que contarte cuando estemos solas”.
Les propongo apagar el grabador. “No, totalmente solas. Encerradas en el baño”, dice Hebe, entre las carcajadas de Chicha. ¿El baño es un lugar para intercambiar datos? Hebe: “Claro. Hay cagadas, pero de otra clase”. Chicha: “Me estoy divirtiendo. Mirá, cada una habrá hecho o dicho cosas. Pero somos leales”. En una época engañaron a Chicha diciéndole que podría recuperar a su nieta. “Le hice a Hebe un poder para que cuidase a mis padres por si yo tenía que irme al exterior. Todavía lo tengo guardado”.
El día que se distanciaron
Siguen las cataratas de diálogos:
C: ¿Te acordás cuando estuvimos con Sandro Pertini? (Presidente de Italia)
H: Estábamos en un departamentito vacío, con dos camas y dos colchones. Como éramos cuatro (con Elida Galetti y María Del Rosario Cerrutti) nos turnábamos: cama sin colchón, o colchón en el piso. Calentábamos agua en una jarrita para poder bañarnos.
C: Salimos de compras y vos llevabas la comida en una bolsita.
H: Comprar era un lío, como no sabíamos italiano, tenía que hacer el gesto de limpiarme el que te dije para que entendieran de queríamos papel higiénico.
C: Y de repente nos avisan que vayamos urgente al Quirinale, que Pertini nos iba a recibir. Salieron los del protocolo, agarraron nuestros tapados pero Hebe no quería darles el tapadito ni la bolsa de comida.
H: ¡Con lo que nos costaba la comida, mirá si se las voy a dar! Además yo había salido así nomás, con ropa medio feona, no quería sacarme el tapado. Pertini lloró con nosotras, denunció a la dictadura. No lo reconoció a Videla. Fue de los pocos.
C: Pero cuando salimos, en esos salones principescos, había un sillón de terciopelo con la bolsita de nuestra comida.
¿Cuándo se distanciaron?
C: Capaz que ni te diste cuenta. Yo me enojé con vos en la Catedral de Quilmes. Las Madres la habían tomado. Yo las acompañaba. Seríamos 20 entre todas. Hiciste un comentario de esos que hacés vos, fuerte. Yo dije: “No podemos seguir discutiendo”, y me abrí.
H: Ya me acuerdo, fue en 1981, después de la primera Marcha de la Resistencia. Claro, lo querían mucho al obispo (Jorge Novak) y yo le decía de todo. Fue así: terminó la Marcha y nos fuimos para Quilmes. Teníamos termos, frazadas, hasta walkie talkie (en la era pre-celulares y pre-Internet). Estábamos comiendo heladito en la plaza, todas separadas para que nadie se diera cuenta. Juanita Pergament se encargaba de la prensa. Pero llegó antes de tiempo con los periodistas, tiramos los helados y nos metimos corriendo antes de que nos cerraran la Catedral. Se armó un quilombo padre. Y ya ni sé qué le habré dicho al viejo ese. Me decían: “Claro, tomás la Catedral del que sabés que no te va a echar”. Y claro, no iba a ir a una donde nos rajaran. El ayuno duró 12 días, hasta Navidad. Pero es cierto, siempre fui una desbocada. Ella no (señalando a Chicha). Ella lo que tuvo es el rigor, la prolijidad para investigar todo. Impresionante.
C: Mi desesperación era encontrar a Clara Anahí. Todo lo que fuera distraer esa búsqueda para discutir, me sacaba de quicio. Pelear con Hebe no tenía sentido. Además, te acordás que una vez en tu casa te dije: mi hijo está muerto. Mi búsqueda es diferente. Las Abuelas tenemos que recurrir a la justicia. Las Madres tienen otro reclamo. Fue bueno que cada una fuera por su lado.
La hora del secreto
Hebe cuenta que a pedido de su hijo Raúl una vez sacó a una mujer y a un chiquito al Brasil, todos con documentos falsos, en plena dictadura. “Lo llevaba en brazos yo, porque si agarraban a la mamá, por lo menos se salvaba la criatura”. Chicha tuvo lo suyo, pero en democracia: “Con Mirta Baravalle, una valiente, llevamos a un chiquito a Brasil, donde tenía familia. La mamá había muerto ese día en el ataque a La Tablada (enero de 1989). Lo hicimos en secreto. Nunca supe de él”.
¿Cuáles son las claves para actuar en estas situaciones donde todo parece en contra?
C: Hay que aprender a mirar para afuera de uno, de la casa, captar todo lo que hay alrededor. Aprender todo lo que quepa en el cerebro, en el cuerpo y en la memoria.
H: Es cierto. No pensar en uno. El otro soy yo. Lo que le pasa al otro me pasa a mí. Y no parar. Como hizo Chicha. Lo que está haciendo ahora es muy importante con la Asociación Anahí. Hay que conocer eso. Porque ella tiene un modo especial que le llega mucho a la gente. Hoy como funciona la política, no sirve. Hay que cambiar el estilo. A nadie le interesa hablar de marxismo, trotskismo ni peronismo. No te dan bola. Funciona que haya gente como Chicha, o las cosas que hacemos nosotros con el Ecunhi (Espacio Cultural Nuestros Hijos, en la ex ESMA), con la Universidad, la radio y todo lo demás”.
Sobre el presente, Chicha dice: “El gobierno hizo avances, pero para mí falta que apuren a las fuerzas militares para que digan qué pasó con los desaparecidos y los chicos apropiados. Lo saben, tienen el material. Entonces, que digan la verdad”.
Hebe: “¿Te digo lo que te tengo que contar”. Chicha le responde “vamos” y zarpan las dos tras una puerta vaivén. La reunión no fue en el baño, sino en la cocina de la casa de Chicha. Vuelven, sin apiadarse del cronista.
Hebe: No sabés lo que te perdiste.
Chicha: Ya lo sabrás alguna vez.
Hebe: Ella sabe unas cosas. Yo sé otras. Es lo que hicimos siempre. Juntar lo que cada una sabe, y armar el mapa, para saber dónde estamos paradas.
Derechos Humanos
Andalgalá: intimación de la CIDH al Estado argentino por violaciones a los derechos humanos

El Estado argentino deberá responder por las sistemáticas violaciones contra los derechos humanos de las vecinas y vecinos de Andalgalá ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el marco del rechazo y la movilización que genera en la comunidad el proyecto de megaminería a cielo abierto denominado MARA (Minera Agua Rica-Alumbrera). El organismo internacional ya notificó al Estado nacional y le otorgó un plazo de tres meses para que presente sus observaciones en el marco de la denuncia impulsada por la Asamblea El Algarrobo. Se trata de un logro de la movilización del pueblo de Andalgalá que desde lavaca.org y MU venimos siguiendo desde hace más de 15 años. Llevan 821 caminatas, una por semana, los sábados a las 19, en rechazo a la megaminería. Una resistencia que no bajó los brazos pese al hostigamiento y la violencia institucional del Estado durante todos estos años.
(Fuentes: Asamblea El Algarrobo – Andalgalá, página No a la Mina y lavaca.org)
Fotos: Susi Maresca para la Asamblea El Algarrobo y para lavaca.org

La causa contra el Estado por violaciones a los derechos humanos fue presentada en abril del año 2024 por vecinos y vecinas de Andalgalá. Luego de ser estudiada por la CIDH, se les notificó de esta decisión. El Estado argentino deberá rendir cuenta por las acciones que ha adoptado la provincia de Catamarca durante todos estos años, como ser la vigilancia, judicialización, represiones, detenciones arbitrarias, criminalización de la protesta social, persecución e intimidación.
Sin embargo, estas son apenas algunas de las vulneraciones que han sufrido por defender el agua, el territorio y la vida, pero además por la sistemática denegación de sus derechos constitucionales de vivir en ambiente sano por parte del Poder Judicial provincial y la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), con el único objetivo de avanzar con la explotación del proyecto Agua Rica, hoy denominado MARA (Minera Agua Rica Alumbrera). Se trata del yacimiento de oro, cobre y molibdeno Agua Rica que utilizaría la infraestructura de la mina Alumbrera, es decir, sus instalaciones para el procesamiento del mineral.
248 víctimas
La presentación fue efectuada por la abogada de la Asamblea, la doctora Mariana Katz en representación de más de 100 vecinos y vecinas, acompañada por el Colectivo Yopoy (los abogados Juan Pablo Vismara, Gabriel Bicinskas y Marcos Filardi), denunciando que 248 andalgalenses han sido víctimas del accionar violento y violatorio de derechos humanos por parte del Estado Argentino y ante el accionar del Estado catamarqueño, que se encuentra probado en 44 causas judiciales. Entre éstas, están las iniciadas por los vecinos y vecinas para defender sus derechos humanos, y que no han tenido respuestas. Además, se está denunciando el accionar persecutorio a través del Poder Judicial, con el armado de causas en contra de los defensores y defensoras del ambiente, a las que la justicia local aún no ha dado respuesta alguna, ignorando así derechos constitucionales.

El reclamo trasladado a los tribunales de Buenos Aires.
El proyecto MARA , que busca producir cobre, oro, plata y molibdeno en pleno cerro Aconquija, está comandado por tres empresas: la canadiense Yamana Gold, la suiza Glencore Internacional y la estadounidense Newmont Corporation. También son tres las normas jurídicas que debieran imposibilitar su realización: la Ley General del Ambiente, la prohibición de la explotación minera a cielo abierto que rige para la cuenca del Río Andalgalá y la Ley Nacional de Glaciares. “Sin embargo, vino la pandemia y en medio del aislamiento autorizaron la exploración avanzada en el Cerro Aconquija, que afecta también a la cuenca del río Choya. Ahí piensan hacer una escombrera, donde volcarán la explotación que realicen en la montaña, o sea, la cobertura vegetal y lo que ellos llaman la roca estéril, que para nosotros es nuestra biodiversidad”, dice a lavaca Sergio Martínez, uno de los antiguos vecinos de la asamblea El Algarrobo”.
Parte de las acciones de Glencore pertenecen a Blackrock, el fondo «buitre» de finanzas comandado el norteamericano por Larry Fink. Ese fondo tiene intereses en múltiples empresas, los principales bancos argentinos, yacimientos mineros en San Juan, y posee -a través de la propia Glencore- la propiedad de Viterra que, asociada al grupo Bunge, es una de las principales corporaciones del agro negocio a nivel mundial.

Las marchas en Andalgalá: todas las generaciones.
La Corte Suprema desoye el reclamo
Esta notificación de la CIDH da inicio al proceso de verificación de todas las violaciones de Derechos Humanos que la Asamblea El Algarrobo viene denunciando desde hace más de 15 años, pese a la violencia institucional de la que suele ser víctima.
Con la apertura del proceso ante la CIDH, de ahora en más la población de Andalgalá litigará con el Estado argentino: la respuesta a sus reclamos tendrá que ser brindada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Dirección de Derechos Humanos de la Cancillería de la Nación, y esto implica que el Ministerio de Minería de la provincia no podrá emitir nuevas autorizaciones sobre la “etapa de exploración avanzada”, que implica un inicio de explotación de manera encubierta.
Esta decisión de la CIDH contrasta nítidamente con la tomada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que días atrás rechazó el recurso extraordinario federal que interpuso la Asamblea para que no se cierre el amparo judicial iniciado en enero del 2010, y que tenía por objetivo que se impida la explotación del yacimiento Agua Rica, y que también ayer ratificó esa decisión, dejando abstracto este reclamo.
El fallo de la CSJN es apenas una muestra de cómo el Estado argentino en su conjunto desoye el reclamo y vulnera el derecho a vivir en un ambiente sano y apto para la vida digna.

La causa para rechazar el RIGI
La Asamblea El Algarrobo fue notificada además sobre la apertura de un expediente para evaluar la solicitud realizada ante el Ministerio de Economía, para que se rechace el pedido de adhesión al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), solicitado por Glencore. Ese es otro trámite que muestra las múltiples vías de resistencia encaradas por la comunidad, tanto en la calle, marchando todas las semanas, como en el ámbito judicial. Reconocen los vecinos y vecinas el apoyo que han recibido de diversas organizaciones, especialmente el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y a Amigos de la Tierra.
La Asamblea hizo saber a todos los funcionarios y empresarios que Andalgalá «no va a bajar los brazos», que van a continuar en esta lucha. Plantean: «Lo está en juego es la vida, el presente y el futuro». Y exigen que se cumplan las leyes y se respeten sus derechos: «Ese es el deber del Estado que el pueblo demanda».

El Aconquija: parte de lo que defiende la Asamblea El Algarrobo.
Derechos Humanos
Estela, 95 años y 140 nietos recuperados: ¡que los cumplas feliz!
Hoy cumple 95 años Estela Barnes de Carlotto, actual presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Su utopía era la de una vida normal. No pudo ser: la directora de escuela “antiperonista y aburguesada” sufrió el secuestro de su marido primero (liberado tras el pago de un rescate a los grupos de tareas) y más tarde el de su hija Laura, que parió en cautiverio y luego fue fusilada por la espalda. Para Estela comenzaba otra historia. Desde los gritos ante la Rosada, los cumpleaños simulados y las búsquedas insólitas, hasta el hallazgo de 140 vidas e identidades. ¿Qué simbolizan Abuelas? Modos posibles de ser y de hacer, frente a lo peor, y sin odio. Acción más que los discursos. Carácter, eficiencia y alegría. El efecto Milei y un consejo abuelístico. La nota publicada en MU, como humilde homenaje a una mujer. Y al Estilo Estela. Por Sergio Ciancaglini.
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