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Derechos humanos hoy: lo que está en juego

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¿Cómo pensar el panorama actual frente a la situación de los derechos humanos? Ana Tauil, de la organización Nietes, Carlos Sueco Lordkipanidse, ex detenido desaparecido y testigo en distintas causas, y Carlos Maco Somigliana, del Equipo de Antropología Forense y la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal, conversaron con lavaca. Dudas versus certidumbres. Las políticas oficiales. El negacionismo. La velocidad y la lentitud de lo judicial. El trasfondo social y las enseñanzas para encarar formas de acción presentes y futuras inscriptas en la genética de una sociedad.

Por Sergio Ciancaglini

Ana Tauil integra Nietes, tiene 28 años, y cuenta cómo se plantan las nuevas generaciones frente a un tema que no es arqueología sino futuro, y cuál creen esos jóvenes que será el rol de las Rondas de Madres. Incluso con tan pocas que van quedando.

Carlos Maco Somigliana es antropólogo, formó parte del grupo de jóvenes que trabajó en la fiscalía durante el Juicio a las Juntas militares que se reflejó en la película 1985, es de los fundadores del Equipo Argentino de Antropología Forense y trabaja en la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad. Habla de cuestiones mal enfocadas y sobredimensionadas por gobiernos anteriores, y brinda algunas hipótesis sobre la práctica de comer vidrio.

El Sueco Carlos Lordkipanidse, ex detenido desaparecido, diferencia lucha contra la impunidad con despidos en el Estado, y propone mirar una fecha tan lejana y tan inminente como el 24 de marzo. 

Los datos que acompañan esas reflexiones provienen del Ministerio Público Fiscal.

En 2024, pese a los oleajes negacionistas o simplemente hostiles hacia las políticas de derechos humanos, hubo 17 juicios que llegaron a sentencia con 55 condenas y 14 absoluciones. 

Para 2025 el panorama es el siguiente.

  • 12 juicios orales y públicos llegarán a sentencia.  
  • Hay al menos 6 causas que deberían iniciar sus audiencias orales y públicas.
  • Otros 254 juicios se encuentran en diversas etapas de instrucción.
Derechos humanos hoy: lo que está en juego

Esta foto y la de la portada, ambas en la Ronda de Madres, de Nora Lezano.

Todo en medio de oleajes de hostilidad o negacionismo oficial, que chocaron esta semana contra un fallo del juez Ariel Lijo (propuesto por el propio gobierno para incorporarse a la Corte Suprema de Justicia).

“Requiérase a la secretaría de Derechos Humanos de la Nación se arbitren los medios necesarios con el objeto de garantizar una dotación de personal capacitado para que los espacios de Memoria que funcionan en los ex CCDT (centros de detención y tortura) ‘Olimpo’, ‘Club Atlético’, ‘Automotores Orletti’ y ‘Virrey Cevallos’ permanezcan en funcionamiento”, ordenó Lijo a la secretaría encabezada por Alberto Baños. Planteó además que «las actividades se encuentren abiertas al público en dichos sitios”, y que se “preserven los acervos y archivos que se han generado a la fecha y que se continúen llevando adelante las tareas de investigación y coordinación pedagógicas”. El reclamo había sido planteado por la legisladora porteña Victoria Montenegro (secuestrada de bebé, hija de desaparecidos, entregada a apropiadores militares y nieta recuperada desde 2001) junto a una denuncia penal contra el ministro Mariano Cúneo Libarona. La demanda se produce en defensa de la ley Nacional N° 26.691 –de 2011– que declaró Sitios de Memoria del terrorismo de Estado a “los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y aquellos en los que sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal en Argentina, hasta el 10 de diciembre de 1983”.

El negacionismo y la hostilidad en colisión con las leyes y el poder judicial.  

La cuestión: ¿cómo interpretar este presente contradictorio?

Lo que importa y lo que se devalúa

Plantea Carlos Maco Somigliana: «En este momento está todo muy matizado por la cantidad de despidos. Es lógico que en este contexto uno piense que está todo mal, para atrás. Este gobierno no tiene un interés por los derechos humanos. Y además estos temas estaban sobredimensionados en gobiernos anteriores». El telón de fondo de sus palabras son los despidos, retiros voluntarios y crisis en ámbitos como el centro cultural Conti.

Aclara velozmente: «Hay personas que trabajaron maravillosamente, con una vida metida en esto, pero también hay un hastío de la gente porque se identificaba con derechos humanos temas que no necesariamente lo eran”. 

Derechos humanos hoy: lo que está en juego

Foto de Alejandra López.

¿Algún ejemplo concreto? «No quiero mencionarlo, pero hay plantas de personal que cualquiera que está al tanto del tema sabe que eran exageradamente grandes. Claro que yo lo digo manteniendo mí trabajo, frente a gente que lo ha perdido. Así que hablo con mucho pudor. Y a la vez quiero ser sincero, porque hay una política de derechos humanos que con todo lo que se puede haber hecho mal, con todo lo que se pueda haber intentado utilizar partidariamente, sigue siendo relevante para la sociedad: importa en serio”.

Pero siempre hay un pero: “Tampoco le gusta a la gente que un tema que valora se agita como una bandera. No hay que sacarlo todos los días porque se desgasta».

¿Se puede devaluar? «Claro, pero sigue siendo importante para la sociedad. Mi esperanza es saber que este gobierno no pueda ir más a fondo contra esta política. Nadie tiene el poder absoluto como para frenar procesos institucionales que están en marcha. Y los tiempos de la justicia, en particular, son exasperantemente lentos pero una vez que se pusieron en marcha son como un tren que es muy difícil de frenar de golpe».

¿Por qué cree que no pueden hacerlo? «Porque tendrían que pagar un costo enorme. Entonces vemos escaramuzas, amenazas, gente muy valiosa que se queda sin trabajo y eso me da mucha bronca y tristeza. Entiendo la injusticia, pero estoy intentando que ese no sea todo el análisis. Una de las pruebas de fuego en derechos humanos es que esas políticas sobrevivan a todos los que creemos haber hecho algo por ellas. Y van a seguir no por bondad de quienes gobiernan, sino por el precio político que tendrían que pagar: esta gente no come vidrio». 

Cree Somigliana que eso de todos modos no frena la intención de fondo que podría tener el gobierno: «La coyuntura es lamentable, es triste. No van a poder cerrar todo, pero tratarán de limitarlo a su expresión mínima. Entonces se tratará de poder demostrar que no es un lujo que una sociedad tenga parámetros básicos de humanidad. Eso significan los derechos humanos. Si no, estamos jodidos».

Diagnóstico: “Creo que eta gente en el gobierno se distingue por la brutalidad. No digo todos, pero es un rasgo distintivo. Lo que me preocupa es que esa brutalidad está teniendo niveles de aceptación para mí sorprendentes en la sociedad. En todo caso el mensaje que creo que hay que transmitir es que es una mierda que se estén perdiendo líneas de trabajo, como pasa también en el ámbito científico, donde se destruye con esa facilidad pueril. Y se pierden inversiones sociales de décadas. Mi apuesta es que nos demos cuenta de que eso que se llama política de derechos humanos no es algo diseñado para mirar el pasado –pensarlo así fue uno de los problemas- sino que sirve para el presente, para que no maten pibes en la calle, para defender nuestros derechos actuales. Es un reaseguro para no volver a comprar las mentiras de que las cosas se arreglan con ‘los argentinos de bien’, mientras pasan cosas terribles en la sociedad. Ese es el desafío actual del que llamamos movimiento de derechos humanos: tiene que servir para ahora, para el presente y el futuro”.

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Foto: Alejandra López.

Mirarse el pupo

Maco cree que la actitud para estos tiempos consiste en no dar respuestas automáticas ni obvias. “No podemos quedarnos en la cómoda, hay que buscarle la vuelta a todo lo que se está planteando. Sé que lo que te digo es un discurso complejo y contradictorio a veces, pero banco esa complejidad. No podemos seguir proyectando hacia adelante imágenes que ya fueron, que pudieron ser valiosas o útiles hace 15 años. Si ellos aprenden y nosotros solo repetimos, nos van a reventar. Tenemos que usar la imaginación, trabajar mucho, porque si no, ¿qué estoy haciendo? ¿Me estoy chupando el dedo, me estoy mirando el pupo? No, yo me rompo, como te pasará a vos, trabajando con cosas que me parece que son importantes más allá del resultado, te guste más o menos, pero son cosas serias. Entonces no podemos quedarnos en la cómoda porque es demasiado importante todo lo que está en juego”.

Nietes en ronda

Ana Tauil es socióloga, vive de un trabajo temporario y terminado el home office accede a la charla con lavaca. Se sumó a Nietes en tiempos pandémicos y concretó esa militancia apenas pudo poner los pies y el corazón en la calle. Nietes es una de las más flamantes organizaciones de derechos humanos integrada por nietos y nietas de personas desaparecidas. Reconoce que es tranquila, paciente, y trasunta una especie de juvenil sabiduría. “No creo que haya un ataque específico a los derechos humanos, sino que es un ataque en el marco de una política en la que lo más doloroso son los niveles de empobrecimiento que se ven en la mayor parte de la población, y donde también se atacan las políticas de diversidad, la obra pública, el trabajo, todo lo social. Electoralmente eso es doloroso porque parecería que hay un porcentaje de gente para la cual no es importante la política de memoria, verdad y justicia. No digo que sea un sector que defienda abiertamente a la dictadura,  sino que actúa de modo indiferente frente a estos temas, no le parecen relevantes”.

Derechos humanos hoy: lo que está en juego

Foto: Lina Etchesuri.

El punto que señala Ana marca una época: entre medios y redes, podría pensarse que nada es relevante, ni siquiera las personas indiferentes, ni el clima, ni la ciencia, ni las generaciones futuras, ni las pasadas (y así al infinito). “En medio de esa indiferencia el discurso de que vuelvan los Falcon, la defensa de la dictadura, es algo súper violento. Y viejo. Y se ataca tanto a los derechos humanos como al feminismo, que han sido expresiones de lo que en estos años fue el progresismo”.

¿Cuál es el problema, según Ana? “”hubo una asociación de los derechos humanos con el kirchnerismo que siempre lo hemos visto como un problema en Nietes. Nosotros buscamos la mayor independencia de lo partidario porque creemos que los derechos humanos tienen que ser universales a todas las identidades políticas. Y la otra asociación es con ‘lo zurdo’. Y la realidad es que movimientos como el nuestro son de diversidad ideológica”. Solo hay que recordar que Madres, Abuelas y distintos organismos contuvieron siempre a víctimas y afectados que distintas clases y procedencias, unificadas por lo que estaban sufriendo y lo que decidieron enfrentar juntas.

“Por eso para nosotros tiene que haber un arco amplio contra el fascismo, para que quede expulsado como propuesta política. Y apuntar a un movimiento de derechos humanos que recupere la diversidad y la potencia. Muchas cuestiones nos fueron quitando esa fuerza, porque esa vinculación con lo partidista vuelve más pequeño el universo que uno quiere interpelar” dice Ana, en referencia a un riesgo siempre de moda: quedarse hablando entre quienes ya están de acuerdo.

Para un acto de egreso del secundario, en 2013, varios compañeros de escuela planearon a Ana disfrazarse de militares y hacer bromas en favor de cosas horribles que la propia adolescente conocía y había sufrido familiarmente. Decidió no discutir, simplemente no aceptar. Con eso, sin hablar demasiado, mostró un ejemplo de actitud diferente. La propuesta pro militar se derritió. Algo de aquello trasladó ella a Nietes: “Nosotros creemos que más que bajar línea como ha hecho tanto el progresismo, lo que hay que hacer es escuchar mucho más. Comprender, pensar, trabajar, problematizar. Conectarnos con los demás desde un lugar de igual a igual. Entender que hay muchas interpretaciones de la historia. Y no puedo plantarme desde la visión de que yo tengo el conocimiento y vos sos un ignorante. Vamos mucho a escuelas y aplicamos esa actitud como un modo de intercambiar y generar algo entre todos. De golpe te tenés que bancar cuestionamientos dolorosos y falsos, pero bueno, hay que hacerlo sin subestimar y tratando de hacer entender cómo ocurren las cosas. Pero todo nace de una formación muy intensa que tratamos de hacer para estar lo más preparados que podamos”. Eso se trasunta en encuentros nada burocráticos, y muy conmovedores.

La posibilidad de la calle y del hecho de reunirse: “Es un modo de sobrellevar una situación horrible, saber que estamos juntos, que somos un montón, que existimos. Y a la vez saber que tenemos que salir de nuestra burbuja, comprender lo que los demás están diciendo, y entender que no se trata de discutir para ganar esa discusión, sino para comunicarnos y empezar a imaginar otros mundos, otras posibilidades”.

Nietes se ha incorporado con creciente frecuencia a las rondas de las Madres. ¿Cuál es la idea? Ana informa: “Como dice uno de nuestros compañeros y amigos, Lucas, queremos que la ronda sea un dispositivo para la continuidad de las luchas. Vamos a estar ahí”.

Derechos humanos hoy: lo que está en juego

Foto: Alejandro Carmona.

Los archivos secretos

Conoció el infierno. Fue un secuestrado en la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) durante más de dos años. A Carlos Lordkipandise el apodo Sueco se le pegó a la vida tras su exilio en Suecia, a donde pudo huir gracias al apoyo de Carmen Cobo, Madre de Plaza de Mayo, y de Adolfo Pérez Esquivel. Volvió al país en 1987 y ha sido testigo y querellante desde ese rol de ex detenido desaparecido, e integra actualmente el Archivo Popular de la Memoria. Al hablar transmite entusiasmo, intensidad.

«Dentro de la temática de derechos humanos hay incertidumbre, angustia, por lo que significa para mucha gente perder su puesto de trabajo en el Estado. Ahora, en cuanto a la lucha contra la impunidad para ponerlo en términos más amplios, lo que significan los juicios, las investigaciones y demás, bueno, qué decirte: hemos recuperado al nieto 138. Lo que quiero decir es que acá nadie baja las banderas”.

Cree que hay tema crucial entre los reclamos hacia adelante: ”Lo que nos convoca a todos es la apertura de los archivos de la represión. Porque existen, y porque eso permitiría dejar de buscar dónde están los desaparecidos, qué pasó en cada caso, excavando en todas partes y se podría determinar, en los casos que faltan, saber quiénes fueron responsables. Esa es la lucha que empezaron unas viejitas locas que dan vuelta alrededor de la Plaza de Mayo buscando a sus hijos y nietos, y eso no terminó con la dictadura ni con los gobiernos posteriores. Ninguno abrió los archivos secretos de la dictadura. Y por eso tenemos los 8.900 casos de desapariciones denunciadas durante un corto período en la CONADEP (Comisión Nacional para la Desaparición de Personas). Pero hoy podemos asegurar con certeza absoluta que ese número se ve totalmente rebasado solamente con los 5.000 secuestrados en la ESMA, otros 5.000 en Campo de Mayo, y hay que sumar 500 centros clandestinos de detención en todo el país”.

Partidos bajo la cama

¿Qué va a pasar cuando no haya madres? ”Las nuevas generaciones aprendieron lo que significa lo de Madres. Que haya ido tanta gente a apoyar al Haroldo Conti no es tanto por el propio accionar de ese centro, sino por el accionar de Madres de más de 40 años. Así que me parece eso: que hay que acordarse de dónde aprendimos las cosas, para seguir poniéndolas en práctica”.

¿Por ejemplo? “Entendiendo cuáles son las vías de reclamo contra la impunidad, las que han dado resultado. El testimonio del sobreviviente, del vecino, del familiar, y no creyendo que porque vino un gobierno negacionista hay que claudicar. Negacionista fue Menem con los indultos, Alfonsín con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Tuvimos 20 años de impunidad, pero todo lo que hicieron Madres, Abuelas y demás logró que los mismos que levantaron la mano para que hubiera leyes de impunidad, tuvieran que votar derogarlas”.

Muchas veces estos temas quedan como atrapados por lo partidario. “Claro, pero imaginate que cuando las Madres empezaron a movilizarse, en plena dictadura, los partidos políticos estaban todos metidos debajo de la cama. Entonces esas Madres nos mostraron un camino. Hasta hoy: el que se tome la molestia de ir un jueves a Plaza de Mayo las verá rondando alrededor de la Pirámide, pese a pérdidas irreparables como la de Nora Cortiñas o Mirta Baravalle, entre tantas. Pero ahí es que aparece el aprendizaje de las nuevas generaciones, la sabiduría para que no vuelvan a cometerse los mismos crímenes”.

Miami, Punta del Este y la comodidad

Comparación del Sueco: “Si se pudo derrotar a la dictadura más feroz que hubo en toda Latinoamérica con mucho esfuerzo y un costo altísimo, ¿cómo no vamos a poder enfrentar a este gobierno que tiene políticas de miseria para el 60 o 70% de la población, mientras el 30% se va de vacaciones a Miami y a Punta del Este?”.

No comparte la teoría del hartazgo: “Una cosa es la política de derechos humanos y de lucha contra la impunidad, y otra cosa la política general de la cultura, la educación y la economía. En el tema de derechos humanos, yo no veo el hartazgo. El punto referencial para mí fue el 2×1 en 2017, cuando el gobierno de Macri intentó consagrar la impunidad y salieron millones de personas a la calle. O la explosión en los cines que generó la película Argentina 1985, sobre el juicio a las Juntas Militares. Lo que sí veo es que hay sectores que están de acuerdo con lo que estamos diciendo, pero se quedan en una situación de comodidad. No salen a pelearla. Entonces ahí empieza a haber un reclamo de parte de la gente hacia su dirigencia”.

El cuerpo y el diluvio

“Salir a pelear no es que vayamos vos y yo, pero no se ve a la CGT, a las CTA, a los partidos. Hace falta ponerse los pantalones sobre lo que significa ser opositor a este gobierno. Los que salieron a enfrentarlo se han comido las corridas, los gases, pero no bajaron las banderas. Entonces ahí está la enseñanza de las Madres que hay que recordar. Las corrieron, las secuestraron, las tiraron vivas al mar”.

Ni siquiera aquellas mujeres tenían un discurso, sino que mostraban un ejemplo: “Claro, los discursos, las palabras, estaban vedadas. Lo que hacían era poner el cuerpo en serio. Me acuerdo cuando hubo un diluvio en Buenos Aires. La Plaza de Mayo estaba inundada. Las viejas fueron igual, con el agua hasta las rodillas, y la ronda no se suspendió ni se postergó. Entonces, muchachos, hay que poner el lomo porque acá lo principal es un plan económico que está poniendo en juego a toda la población, y el futuro de los chicos que son cada vez más pobres y sin comida en un país productor de alimentos”.

Los juicios hacia adelante: “Este año, pese a todo, hubo condenas ejemplares por ejemplo en la causa ESMA. Los juicios siguen y seguirán porque hay una cosa llamada Código Penal que hay que cumplir. Y nosotros no nos vamos a conformar con que se haya condenado a 1.100 represores de los más de 500 centros clandestinos de represión, porque no nos van a decir que cada centro lo manejaban dos tipos. Entonces la vamos a seguir, y aunque estén muertos van a ser juzgados en ausencia. Como te dije antes: acá nadie baja las banderas”.

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Foto: Martina Perosa.

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La justicia en el cuerpo

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El Equipo Argentino de Antropología Forense es una referencia internacional en la búsqueda y reconocimiento de personas desaparecidas. En este 2025 se están cumpliendo 40 años del Juicio a las Juntas que tuvo entre sus testimonios cruciales al del científico norteamericano Clyde Snow. El trabajo forense fue el que permitió identificar restos de víctimas de la dictadura, que así pudieron ser juzgados como homicidios cuando el delito de desaparición no existía. Aquella declaración de Snow fue uno de los espaldarazos para este grupo. Cómo nació, qué descubre, cómo es su trabajo cotidiano, y por qué se convirtió en un símbolo en el mundo. En tiempos complejos en los que parecería que faltan ejemplos e inspiraciones, aquí hay uno de tantos: un equipo en movimiento, que reúne la ciencia y lo social -pese a los frenos libertarios- para sostener un modelo que rompe al negacionismo y revela la verdad.

Por Lucas Pedulla.

(Publicada originalmente en la revista MU)

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Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina

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Nueve relatores especiales de Naciones Unidas expresaron en una carta remitida al gobierno argentino su “seria preocupación” ante “el deterioro grave de las libertades fundamentales y del espacio cívico en la República Argentina desde diciembre del 2023”. La carta fue enviada el 12 de mayo, pero los representantes de Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos de la ONU la difundieron recién el viernes 11 de julio, tras dos meses de indiferencia por parte del Gobierno nacional. Recién entonces, a través del ministerio de Relaciones Exteriores, se solicitó “una prórroga con el fin de dar respuesta”.

Los expertos han requerido al gobierno argentino información sobre once puntos, entre ellos:

Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina

El foto reportero Pablo Grillo, tras el ataque policial sufrido el 12 de marzo.

  • “Explicar la racionalidad de los operativos policiales” y “especialmente en relación a la proporcionalidad”, es decir, la relación entre la fuerza policial desplegada y la cantidad de participantes de la manifestación.
  • También solicitan “el detalle de la cantidad del armamento usado” y el número de personas afectadas por su uso, discriminando número de mujeres, niños y niñas afectadas”.
  • Otro requerimiento: “información detallada sobre las acciones implementadas para prevenir y sancionar los actos de intimidación y estigmatización contra manifestantes, periodistas y personas defensoras de derechos humanos, incluyendo: a) las investigaciones iniciadas sobre estos actos; b) las medidas de protección ofrecidas a las víctimas y, c) las sanciones impuestas a los responsables, si las hubiera.”
Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina
  • Piden, además, información sobre “ la situación de los jueces que han sido objeto de agresiones verbales por parte de funcionarios del Poder Ejecutivo” y” las medidas adoptadas para garantizar que todos los jueces de Argentina puedan ejercer sus funciones profesionales sin temor a represalias, intimidación o interferencias indebidas, de conformidad con los estándares internacionales y regionales”. Este punto está especialmente motivado por las situaciones denunciadas ante la CIDH en relación a los agravios y persecuciones que sufrieron los jueces que no convalidaron las detenciones arbitrarias ni los operativos policiales, como el caso de la jueza Karina Andrade y el juez Roberto Gallardo.
Nueve relatores de Naciones Unidas ante “el grave deterioro de las libertades fundamentales” en Argentina

La carta suscritpa por los nueve relatores especiales tiene 25 carillas. Las primeras 16 resumen los informes recibidos sobre criminalización de manifestaciones pacíficas, ataques a la prensa, uso desmedido y desproporcional de la fuerza policial, ataques a jueces y denuncias sobre personas heridas –como el caso del fotógrafo Pablo Grillo- o detenidas arbitrariamente. Luego de puntualizar la información requerida en once puntos, le adjunta al gobierno argentino el marco legal que está obligado a cumplir, entre ellos el derecho a libertad de reunión, de opinión y expresión, a la libertad y seguridad personal y a la independencia del Poder Judicial. Ese marco legal desarrollado en extenso tiene la siguiente frase introductoria: “En relación con las alegaciones anteriormente expuestas y, sin implicar, de antemano, una conclusión sobre los hechos, nos gustaría llamar la atención del Gobierno de su Excelencia sobre los estándares y normas internacionales aplicables”.

Aquí el texto completo de la carta.

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Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria

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La comunidad kolla Cueva del Inca de Tilcara, Jujuy, fue desalojada aplicando un apagón eléctrico en la zona, al estilo de lo ocurrido en 1976 en el Ingenio Ledesma. La policía local destruyó las casas que están en una zona considerada Patrimonio de la Humanidad y agredió a los pobladores, que decidieron volver a sus tierras para recuperarlas. El trasfondo de los negocios inmobiliarios y mineros, el rol del poder judicial y la reflexión de la gente de Cueva del Inca.  

Por Francisco Pandolfi

Fotos: Uma Nielsen

Los desalojos de las comunidades originarias se volvieron una característica más en esta gestión del gobierno nacional. El terreno para esto lo allanó el decreto que puso fin a la Ley de Emergencia para la concreción del reconocimiento a la posesión comunitaria de tierras, que mantenía la suspensión de los despojos. Ese decreto fue firmado por Javier Milei a un año de asumir su mandato, el 10 de diciembre de 2024. La fecha no fue elegida por casualidad: se trata del Día Internacional de los Derechos Humanos.

Con esa dinámica, la comunidad kolla Cueva del Inca de Tilcara, Jujuy, fue desalojada en medio de violencia y varias irregularidades este lunes 7 de julio: 

1) No fue notificada del desalojo. 

2) El despojo ocurrió a la madrugada, incumpliendo toda legalidad.

3) La policía encargada del operativo ejerció violencia física y cortó la luz eléctrica en la zona.

4) La comunidad cuenta con personería jurídica.

5) Cueva del Inca es parte de la Quebrada de Humahuaca, territorio considerado Patrimonio de la Humanidad desde 2003 por la UNESCO, por lo que está prohibido cualquier desalojo.

Este lunes a la madrugada, todo eso no importó.

Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria

La reconstrucción en Tilcara, después del desalojo.

La jueza, el hotelero y la violencia

Miriam Alfaro tiene 39 años, hace artesanías y es la presidenta de la comunidad Cueva del Inca, emplazada en la Quebrada de Sarahuaico, a pocos metros del acceso por ruta nacional 9 a Tilcara. Con el viento de fondo, algunas whipalas flameando y su casa destruida, habla con lavaca: “Sin ser notificados, la jueza Liz Valdecantos Bernal ordenó al juez de paz de Tilcara, Pedro Apaza desalojarnos de nuestro territorio comunitario, que ya habían intentado desalojar en abril. Alrededor de 50 efectivos de la Policía de Jujuy, sin identificación, entraron a nuestra comunidad antes de las 6.30, todavía de noche, al grito de ‘váyanse usurpadores’ y nos desalojaron de forma muy violenta”.

Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria

Miriam cuenta que la Policía cortó la luz y que la comunidad se quedó sin señal de comunicación. Y que luego entró a su casa derribando la puerta, insultándolos, diciéndoles narcotraficantes. “Ni bien entraron tiraron un gas lacrimógeno que cayó en mi cabeza. A un hermano lo tiraron al piso y lo golpearon, a otra hermana lo mismo. Yo tengo una discapacidad motora y cuando estaba intentando salir por voluntad propia de mi casa, un policía me jaló, me tiró al piso y se tiró encima mío. Todo fue brutal y violento, más que un desalojo parecía un allanamiento por la magnitud que ha tenido. De hecho, detuvieron a doce integrantes de la comunidad, que ya fueron liberados”. Agrega: “Fue totalmente ilegal, no solo por ser en plena oscuridad y sin notificación, sino porque tenemos todo en regla”.

La técnica utilizada para concretar el desalojo retrotrae al histórico Apagón de 1976, en plena dictadura, en el ingenio Ledesma de Libertador General San Martín, cuando se utilizó el corte masivo de luz para perseguir a trabajadores, con un saldo total de tal metodología represiva de 400 personas secuestradas, 55 de las cuales siguen desaparecidas.

Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria

Miriam: ¿qué intereses hay detrás de este desalojo?

En 2017, el empresario hotelero Carlos Vázquez denunció por usurpación a uno de los integrantes de la comunidad, Javier Mamani. O sea, individualizaron el proceso. Javier siempre fue uno de los miembros más luchadores y ya no vive en nuestro territorio, pero igual vinieron a desalojarnos, en otra irregularidad del proceso. Vázquez, dueño del hotel El Canto del Viento, quiere quedarse con nuestras tierras en complicidad con el gobierno de turno, que busca hacer acá un negocio inmobiliario. Nosotros como comunidad tenemos personería jurídica, la carpeta técnica que nos exigen así como el relevamiento territorial indígena (ReTeCI, Registro Territorial de Comunidades Indígenas). Cumplimos con todos los requisitos. Y además tenemos una sentencia judicial de 2006 a nuestro favor para que el gobierno jujeño nos entregue el título comunitario. Si aun así debemos enfrentar estas situaciones es porque detrás no sólo hay intereses inmobiliarios y turísticos, sino también mineros. En los cerros de la Quebrada de Humahuaca hay muchos minerales, que no nos pertenecen a nosotros, sino a la Pachamama.

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¿Cómo entender la orden de la justicia?

Porque hay una mafia judicial. Es de la única manera en que se explica que un hotelero mueva tantos policías para sacarnos del foco a nosotros. Los emprendimientos privados siempre llegan a un acuerdo con el sistema judicial y con todo el gobierno provincial para quedarse con los territorios comunitarios. Acá está todo confabulado, son todos cómplices. Un ejemplo: para demoler mi casa el lunes, trajeron a los bomberos de la provincia.

La pueblada y 100 familias

El 20 de junio pasado se cumplieron dos años de que el entonces gobierno de Gerardo Morales aprobó una reforma constitucional viciada de todo tipo de irregularidades (sin consulta previa a las comunidades; debatida y votada de manera express, sin licencia de la sociedad), que derivó en el levantamiento popular más grande de la historia de la provincia, con 100 mil personas en las calles. Y en una feroz represión policial (disparos a la cabeza –4 personas perdieron la vista en uno de sus ojos–; persecución a periodistas y fotógrafos; hostigamiento a dirigentes sociales; amenazas de despidos a manifestantes; allanamientos ilegales, entre varios etcéteras).

“Esto es una consecuencia de haber estado en contra de la reforma. Quisieron avasallarnos en ese momento y siguen ahora en el gobierno de Carlos Sadir, maltratándonos, porque este no es el primer desalojo. Ya hubo otro en la localidad de Guerrero, hace unas horas quisieron desalojar una comunidad en la finca El Pongo y así muchos otros”.

En la comunidad Cuenca del Inca viven alrededor de 100 familias y hay un sitio arqueológico y cultural donde descansan los ancestros. Hay animales: llamas, cabras, ovejas, chivos. Hay plantas: cardones, churquis, sumalaguas, molles. La mayor parte de la comunidad vive de la artesanía, ganadería, albañilería y de administrar un circuito turístico que está dentro del territorio. Este miércoles, 48 horas después del desalojo, la comunidad organizada resolvió en asamblea retornar al territorio y comenzar la reconstrucción de lo destruido y en vigilia permanente. Por ahora, la Policía no volvió. 

Tilcara: violencia, desalojo y recuperación de tierras de una comunidad originaria

Al lado de los escombros, y junto a las paredes que poco a poco vuelven a levantarse, concluye Miriam: “Volvimos porque este es nuestro lugar y de acá no nos iremos. Vivimos dentro de una zona declarada Patrimonio de Humanidad, pero la otra cara de la moneda es la realidad que vivimos: un constante hostigamiento y persecución. La codicia del empresario Vázquez, la complicidad del poder judicial y todo un gobierno. Destruyeron mi casa y todas mis pertenencias. Ahora mismo, mientras estamos hablando, están en un depósito judicial que está dentro del hotel de este empresario. Ese hotel, hoy es un búnker donde salen y entran policías. Es una incoherencia total, que ya no nos sorprende, pero que no nos hará dejar de resistir. No vamos a permitir que nos vengan a sacar, ni nos vengan a atropellar, ni nos vengan a maltratar, ya fue suficiente todo lo que hemos pasado. Es hora de decir basta”.

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