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Alerta Salta, otra vez
La UTD de Mosconi. La organización pionera en construir futuro para desocupados vuelve a ser referente de los desafíos de esta época. Qué se ve donde nadie mira. ▶ CLAUDIA ACUÑA
El sábado 17 de enero de 2004 lavaca escribió el primer reporter de la campaña Alerta Salta. Fue emitido desde un locutorio de Tartagal y daba cuenta del inicio de un viaje por tres casos testigo de los problemas que representaban el huevo de la serpiente de esa época: el violento desalojo de la comunidad ava guaraní de El Tabacal por parte de la corporación Seabord; las enfermedades producidas por la contaminación del modelo sojero en Banda Norte, Orán, y la criminalización de los reclamos de los ex trabajadores petroleros de Mosconi, organizados en la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD). La campaña se extendió por un año durante el cual se organizaron charlas, exposiciones, intervenciones callejeras y una marcha hasta la secretaría de Derechos Humanos, la primera de la flamante gestión de Néstor Kirchner. La memoria de todo lo que representó ese trabajo está ahora tan caliente como las sabrosas empanadas de pollo que compartimos en la mesa del galpón de la UTD con las mujeres y jóvenes del movimiento. Pepino Fernández, referente y emblema de esa organización, pide que les contemos a los más jóvenes los detalles de aquella movida. Se queja porque dudan de que los mapas con los proyectos productivos que la UTD llevaba a cada reunión –grandes hojas de papel calco, coloreadas con pinturitas, que olían a gas lacrimógeno porque esas reuniones se lograban tras piquetes y represiones- terminaron colgados como obras de arte en el Palais de Glace. ¿Cómo llegaron hasta allí? Gabriela Massuh, hoy escritora y entonces ejecutiva del Goethe Institute, había asistido a una de las charlas de Alerta Salta y quedó impactada al ver esos mapas que representaban, nada menos, que un proyecto productivo integral, ideado por desocupados e ignorado por todos los representantes del Estado.
No es anécdota hoy. Es un ejercicio de memoria que es necesario realizar para pensar cómo enfrentar los desafíos que tiene la UTD en el presente: con su organización intervenida, le han cortado el flujo de recursos para sostener todo aquello que pudo concretar en estos años de aquel mapa. Tarifazos y falta de trabajo le dan al momento una nefasta sincronía: cuando más se necesita, menos puede esperarse de arriba. Solo queda lo que hay: experiencia. Por eso la charla comienza por la memoria.
Territorio clave
Mosconi nació con YPF estatal y su privatización sentenció a muerte a sus pobladores. Rodeados de las grandes corporaciones petroleras dedicadas a succionar las riquezas de esa tierra, los reclamos de futuro se hicieron oír en la calle. La UTD fue la primera organización que logró que la respuesta estatal fuera algo más que gases y gendarmes cuando obtuvo, tras duras batallas, los primeros planes sociales del país.
Ahora, la postal es la misma que la de cualquier provincia entregada a la voracidad extractiva: soja en tierras fértiles, petróleo en subsuelos ricos y enormes extensiones de campos privados, de cuyos dueños se conoce poco y lo poco es notable: los Macri dedicados al cultivo de ¡porotos! es uno de los ejemplos que citan para explicar que en zona de triple frontera los controles sobre la propiedad de la tierra deben ser férreos y transparentes.
Las rutas de la zona están militarizadas. Entre Tartagal y Salta, Gendarmería tiene montados entre 4 y 5 retenes destinados a controlar pasajeros y equipaje de autos y micros. Sin embargo, la preocupación es el tráfico aéreo y clandestino. No hay radar que los controle y eso dice mucho acerca de la labor de Gendarmería: controlar el movimiento de personas parece ser la prioritaria.
El dato que completa el desafío actual es la violencia institucional. Cada primer viernes de mes familiares de personas víctimas de crímenes no esclarecidos en toda la provincia dan la vuelta a la plaza central de Salta Capital. La llaman Marcha contra la Impunidad y la última fue la número 203. Dato: en Salta -asegura la comisión que organiza esta marcha- hay una denuncia de violencia por día contra las fuerzas de seguridad.
La marcha reúne a familias y amigos de “casos” que esperan justicia. En total, suman más de 150. La mayoría son de mujeres. Muchos repiten el patrón de impunidad del más conocido: el de las estudiantes francesas Cassandre Bouvier y Houria Moumni.
Chanchos y crochet
Pepino Fernández fue distinguido con más de 80 causas por diversos delitos que le atribuyen haber cometido en sus reclamos al Estado. No cree que sea un tema del cual hablar ahora. “Nosotros siempre decimos: en momentos así primero que hay que cuidar es a la gente, después a la organización y por último, a los nombres”. No hablará de él, entonces, sino de las personas que siguen trabajando en la UTD. Esto es: de cómo han logrado sostener, a pesar del abrupto cambio de política estatal, los proyectos productivos en marcha. Entendamos algo: no se trata de sostener un ideario político o social. Lo que tuvieron que resolver es, nada menos, cómo comer con o sin ayuda del Estado. Entonces, primero lo primero: actualmente mantienen 100 huertas agroecológicas de 2 hectáreas cada una. La variedad de vegetales les permite asegurar una dieta sana y equilibrada. Además, cada una tiene su nutrido gallinero. Las vedettes son los chanchos, consagración que originó el alto precio de la carne vacuna.
Los talleres de carpintería se nutren de la madera caída. En uno de los 5 galpones hay ahora un acoplado repleto de puertas y ventanas, listo para salir rumbo a Maderera Córdoba, de Buenos Aires, recuperada por sus trabajadores. En otro, está montada la línea de clasificación de semillas y más allá, el taller de soldado, en el cual capacitan de acuerdo a las exigencias de la industria petrolera. Las mujeres reciclan envases de plástico que recubren con crochet: los convierten así en los coquetos cubos sobre las cuales estamos sentados.
En los viveros mantienen el tesoro de la flora nativa, una obsesión que siempre ha caracterizado a la UTD: en los tiempos de represiones más bravas se dedicaron –además del pogo los gendarmes- a inventariar el bosque de Mosconi, amenazado por la tala de la soja corporativa y transgénica. Así, esos viveros alimentan desde las plazas hasta los montes, manteniendo un ecosistema que la UTD entiende que es parte de su tarea. Recuperar trabajo, recuperar el cultivo sin tóxicos, recuperar espacios públicos y recuperar bosque nativo forma parte de un mismo objetivo: hacer crecer vida.
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Todo y nada
En zona de triple frontera hay un solo policía y un único médico, sin matrícula. Por dictamen de la CIDH el Estado argentino tuvo que reconocer la propiedad comunitaria de la tierra de wichis y criollos. Abandonados y obligados a convivir sin nada, recién fueron noticia cuando ocho muchachos criollos fueron acusados de violar a una niña wichi discapacitada. Por primera vez, hablan todos, de todo. ▶ CLAUDIA ACUÑA
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Tierras VIP
Caputo, los ex compañeros del Cardenal Newman, Elsztain y, por supuesto, la familia Macri comparten inversiones en una zona de pobreza y frontera. ▶ FRANCO CIANCAGLINI
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Economía antipolítica
El rompecabezas del modelo. ¿Cómo entender lo que está pasando? ¿Qué tipo de país se vislumbra a partir de las medidas económicas? Algunas pistas sobre políticas y corporaciones frente a una sociedad que empieza a rechazar que le den más de lo mismo. ▶ SERGIO CIANCAGLINI
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